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Osvaldo Rodríguez Borunda

2016-02-24

Conserva la tenacidad que lo llevó a tomar las riendas de una empresa que poco conocía. Siempre estuvo convencido de que su ‘terquedad’ lo llevaría a profesionalizar, lo que hace tres décadas era simplemente un oficio: El periodismo. Por las venas de Osvaldo Rodríguez Borunda, director general de El Diario, corre la sangre de un hombre perfeccionista  

A los 30 años de edad, cuando comenzó a publicar el Diario de Juárez y se vio inmerso en el fascinante mundo de la información, Osvaldo Rodríguez Borunda supo que al periodismo le iba a dedicar el resto de su vida.

Y asumió su destino con pasión, con “terquedad”, con una nueva idea de cómo deberían hacerse las cosas.

Hoy, con 30 años continuos en ese esfuerzo, Rodríguez Borunda habla de la segunda mitad de su vida, de la que ha quedado en El Diario y de cuánto en ese lapso ha cambiado el quehacer periodístico en el norte del país.

Sostiene que el periodismo mexicano se profesionalizó, se volvió crítico e independiente, mientras que el estadunidense se estancó y, peor aun, “se metió en la cama” con los círculos de poder y con los intereses comerciales.

Está convencido, además, de que la falta de capacitación de los periodistas puede generar injusticias en el manejo de la información, por ello puso en marcha ya una segunda maestría en beneficio de sus reporteros y editores de Ciudad Juárez y El Paso.

Sin embargo, a pesar de los avances que han tenido El Diario y su personal, dice estar solamente conforme, incluso orgulloso, pero no satisfecho, pues aún falta mucho por hacer para que este medio informativo sea un mejor periódico.

Habla Osvaldo Rodríguez Borunda, propietario y director general de El Diario, periódico que lleva ya una generación con sus lectores y en cuyas páginas ha quedado plasmada, para siempre, la historia de Juárez y su evolución como ciudad.

Durante los últimos 30 años, El Diario y Ciudad Juárez han ido de la mano.

 

Osvaldo Rodríguez de carne y hueso

 

Osvaldo Rodríguez Borunda nació el 31 de marzo de 1945. Está casado con Ana María Fierro de Rodríguez desde hace 25 años; tiene ocho hijos y varios nietos.

Su padre, ya finado, fue Ramón Rodríguez Franco, y su mamá es Consuelo Borunda de Rodríguez, ambos nacidos en la ciudad de Chihuahua, quienes procrearon cinco hijos: tres hombres y dos mujeres. Cuatro nacieron en El Paso y solamente Osvaldo en Ciudad Juárez.

Osvaldo Rodríguez tiene 60 años, la mitad de ellos ofrendados al periodismo. De hecho, es un hombre austero en su atuendo: durante la entrevista viste traje gris con rayas, camisa blanca, corbata café con líneas blancas, zapatos cafés y un sobretodo crema.

No usa joyas, excepto su argolla matrimonial y el mismo reloj marca Rolex que compró hace 36 años, en 1970.

Su trayectoria académica indica que cursó hasta sexto grado de primaria en Ciudad Juárez, y de allí pasó a estudiar la secundaria y la preparatoria en la escuela Lydia Patterson, de El Paso, para luego ingresar en el Texas Western College, es decir, lo que hoy es la Universidad de Texas en El Paso (UTEP).

En esa institución estudió ingeniería civil, de donde pasó a crear en Ciudad Juárez una empresa constructora que hasta la fecha, luego de 40 años, sigue en operación.

 

¿Cómo nació El Diario?

 

Recuerda que fue invitado a participar cuando se hallaba desempeñándose en otro ramo empresarial. Lo invitó un amigo, compañero de primaria, Guillermo Terrazas Villanueva, quien tenía planeado arrancar con un diario.

“Yo, más por la aventura que por otra cosa, decidí apoyarlo, aunque no necesariamente iba a participar directamente con ese periódico, sino que le hice un préstamo. A los tres días me habló para decirme que estaba quebrado con el proyecto y de esta manera fue mi ingreso”, menciona.

Entonces “empecé con la aventura y como a los seis meses me di cuenta de que esto iba a ser a lo que me iba a dedicar para siempre. Fue cuando decidí dedicarme de tiempo completo y deshacerme de los otros negocios”.

Así, el primer ejemplar del Diario de Juárez, hoy El Diario, salió el 17 de febrero de 1976, es decir, hace 30 años.

 

¿Cómo era el periodismo hace 30 años?

 

Rodríguez Borunda rememora: “Me di cuenta de que al periodismo en Juárez le faltaba mucho profesionalismo. No existía el periodista profesional: estaban el periodista subsidiado por el gobierno y el periodista impreparado, que no hacía más que llenar espacios, pero realmente no aportaba nada”.

“El periodismo –agrega-- era oficialista al 100 por ciento”.

Así que “lo primero que hice fue preparar un grupo de gente, porque con lo que había era imposible relatar lo que sucedía en la ciudad. Además, contratar periodistas profesionales si los había, y si no, hacerlos”, continúa.

Refiere que desde su concepto más primario, o sea, la idea de periodismo que puede tener un hombre de 30 años que empieza a publicar un diario, él visualizaba un periodismo nuevo, “totalmente independiente”.

Aunque fue atrapado por el periodismo a los 30 años, Rodríguez Borunda recuerda que ya desde muy joven admiraba periódicos norteamericanos, como The New York Times, “que decían lo que realmente sucedía, mientras que en México yo veía que la cobertura era incorrecta. Los periódicos nos decían todo menos lo que ocurría en las entidades”.

“Me llenaba con periódicos norteamericanos porque en México no había nada que realmente me interesara. Me llenaba de información con periódicos norteamericanos porque a los mexicanos no les creía nada. Ni me interesaba el tipo de periodismo que hacían”, señala.

 

¿Cuál es ahora su percepción?

 

Treinta años después, Rodríguez Borunda manifiesta que lo que observa hoy en el ámbito periodístico “es todo lo contrario a lo que vi hace 30 años: el periodismo mexicano es actualmente mucho mejor que el periodismo norteamericano, porque el mexicano con la apertura democrática se ha profesionalizado, y se ha hecho muy crítico y cada vez más profesional”.

Y es que, comenta, “por la falta de profesionalismo de los periodistas, a veces se cometían injusticias, pero en la medida en que se han ido capacitando los periodistas mexicanos, ha surgido un periodismo independiente, muy valioso”.

En cambio, el periodismo norteamericano “se ha encamado -lo que en el inglés se traduce como embedded- con los círculos de poder, con los intereses comerciales”, advierte.

Ante esas condiciones, el ejercicio periodístico en Estados Unidos “ha ido disminuyendo terriblemente, a tal grado que no existen periódicos independientes, con excepción de unos cuantos, entre ellos The New York Times que sigue siendo prácticamente la excepción, pero los llamados periódicos comunitarios en Estados Unidos están totalmente dominados por los intereses comerciales”, agrega.

Sin embargo, en México ha sido a la inversa, menciona, “lo que nosotros empezamos hace 30 años hoy es el estilo de los periódicos mexicanos: la crítica, el cuestionamiento al gobierno y a los círculos de poder”.

Osvaldo Rodríguez dice que su concepto de periodismo, si bien es cierto que ha cambiado luego de tres décadas de ejercicio profesional, no se ha vuelto muy sofisticado sino que “es muy sencillo, totalmente sencillo”.

“El periodismo tiene que decir la verdad y probarla, porque cada quien tiene su verdad, y si no se prueba no deja de ser una teoría. Cualquier cosa que no se pruebe es una teoría. Por tanto, hay que decir la verdad y probarla en lo posible”, explica.

Acorde con esos postulados, señala que por ello “ahora estamos capacitando al personal, para que aparte de decir la verdad y probarla, puedan hacerlo de una forma más profesional”.

Rodríguez Borunda considera que la capacitación ayuda a prevenir las injusticias mencionadas párrafos atrás y, de hecho, de allí nació el interés por capacitar a sus colaboradores, todos con nivel de licenciatura, habiéndoles impartido ya dos maestrías (una actualmente en curso).

La primera fue impartida por la Universidad Internacional de Florida en 2001-2002 a 24 periodistas, con un costo de 250 mil dólares, y la segunda inició el día 11 de este mes, en la Universidad de Texas en El Paso (UTEP), con una asistencia de 27 diaristas de Juárez y de El Paso, y tendrá un costo de 216 mil dólares.

Ambas maestrías fueron organizadas y financiadas por la empresa.

“Además, a lo largo de los años hemos tenido maestros dentro del periódico. Asimismo, hemos tenido los mejores periodistas que ha producido este medio capacitando a los demás, algunos de ellos ya finados, quienes en su momento han adiestrado a los periodistas nuevos. Ahora llegó tiempo de hacerlo con instituciones reconocidas”, agrega.

 

¿Cómo era el entorno social hace 30 años?

 

El entorno en el que nació y comenzó a desarrollarse El Diario hace 30 años, era muy distinto al que hoy se vive en esta ciudad: “La industria maquiladora apenas empezaba, no se conocían realmente sus alcances. Juárez era una ciudad muy tranquila, no había las ejecuciones, los índices de violencia eran casi inexistentes. La mayor parte de la economía fluía hacia El Paso y el que no tenía alguna relación económica con El Paso quedaba marginado”, recuerda.

En ese entonces “ya comenzaban los centros comerciales y las tiendas de conveniencia. Aun así, mucha gente que podía se iba a comprar a El Paso”.

En ese contexto, comenta Rodríguez Borunda, “El Diario surge justamente con la transformación de Ciudad Juárez, es decir, con la entrada hacia una ciudad maquiladora, pues de una ciudad turística con algo de agricultura, cambia a una ciudad manufacturera”.

Con esa nueva ciudad que despuntaba, “llegaron nuevos retos de cómo darles a conocer a los lectores lo que acontecía en esta frontera, desde un punto de vista objetivo y profesional", explica.

“Nuestros periodistas entendieron estas circunstancias, porque empezaron a decir lo que sucedía sin miedo a las autoridades, y al mismo tiempo principiaba a visualizarse lo que sería la entrada al pluripartidismo, al principio de la democracia”, expresa.

Frente a estos retos, El Diario practicó un periodismo muy diferente al que se acostumbraba hacer en México, pues trabajó investigando, criticando a las autoridades y la gente premió esta labor con su confianza, puesto que “de 200 ejemplares con los que empezamos, en cinco años se fue a 30 mil, 40 mil ejemplares, los lectores se volcaron, y ahora andamos por arriba de 60 mil”, precisa.

Osvaldo Rodríguez sostiene que el periódico permitió, con su apertura, que empezara la democracia en Chihuahua, pues sin un diario independiente hubiera sido imposible el triunfo del PAN en 1983 en Ciudad Juárez.

“Fue el principio de la alternancia en el estado, porque fue la primera ciudad grande de México donde ganó un partido de oposición”, recuerda.

 

Treinta años después, ¿cómo ve a Ciudad Juárez?

 

Sin duda, expone Rodríguez Borunda, hoy es “una ciudad muy violenta, pero no más violenta que las otras ciudades fronterizas, y realmente con índices de violencia muy de todo México, muy normales en México”.

Es una ciudad con muchas carencias y, sin embargo, “es pujante y con un futuro que los mismos juarenses le darán”.

Esta frontera, señala, es una ciudad con muchas oportunidades desperdiciadas, “pues hace 30 años se hablaba de que la maquila iba a ser una industria transitoria, que iba a ser exclusivamente una industria de transición y que después se iba a convertir en una industria mexicana”.

Sin embargo, “sigue exactamente igual que hace treinta y tantos años, ni siquiera insumos producimos para la maquila. En cambio, los chinos no nada más están haciendo maquila, sino que ya están pasando a la industrialización total”, indica.

“La amenaza de que los chinos saquen un carro de seis mil dólares nuevo dice mucho de lo que pudimos haber hecho los mexicanos hace tantos años y no hicimos”, expresa.

El director general de El Diario dice que la china es una mano de obra mucho más barata, que tiene a los círculos financieros de Estados Unidos temblando, y la industrialización china se ha hecho precisamente con ella.

La industrialización en Ciudad Juárez “pudiera haber sido mucho mejor, pero ha sido explotada por empresarios sin escrúpulos, que han visto sus ganancias a corto plazo y que han dejado comprometido el futuro de sus hijos, si es que piensan que sus hijos van a vivir en esta área”, comenta.

Han sido también políticos que han aprovechado la necesidad de vivienda, de terreno, de espacio, para manejar el crecimiento de la ciudad de acuerdo con sus intereses, agrega.

“Juárez es una ciudad muy sufrida que podría estar mucho mejor si esos empresarios y esos políticos hubieran pensado en el futuro de la misma”, expresa.

Esta situación, “el periódico se la ha pasado denunciando durante 30 años, y como no tenemos poderes más que para denunciar, pues realmente no hemos podido hacer mucho en ese sentido”, indica.

 

¿Cuáles fueron los problemas

más fuertes que enfrentó El Diario?

 

El propietario y director general de El Diario hace memoria: primero, el desconocimiento del periodismo profesional e independiente, porque la gente no estaba acostumbrada por la tónica oficialista de los medios en ese entonces, mientras que los diferentes actores del poder no sabían lo que era un periodismo independiente y crítico.

Esta nueva visión periodística tuvo repercusiones muy pronto: “Tuvimos el primer boicot al periódico, aproximadamente en 1980, que vino de un grupo empresarial liderado por Francisco Barrio. Lograron quitarnos más de la mitad de la publicidad”.

El boicot publicitario se organizó porque “decían que éramos un periódico hecho por “rábanos”, que era peligroso para el desarrollo económico correcto de la ciudad”, indica. Con “rábanos” se referían a que los periodistas eran comunistas o rojos.

Sin embargo, “creo que es el único problema fuerte que hemos tenido, de grupos que se sienten afectados en determinado momento, de grupos de poder que se han sentido lesionados de alguna manera y que han tratado de influir en la política editorial del periódico”, expresa.

Asimismo, “de empresas periodísticas con una envidia que raya en lo enfermizo y que no han podido levantar su circulación. Por tanto, por un lado se han dedicado a inventarnos mentiras y por otro a levantarle infundios a la imagen de la ciudad en el exterior”.

El Diario hubo de enfrentar otros problemas, pero fueron de diferente tipo, como las devaluaciones del peso, que no permitían la estabilidad económica para las empresas.

Otras situaciones menores, recuerda, han surgido cuando algunas personas tratan de utilizar la publicidad para condicionar la línea del periódico, pues hay empresarios o políticos en el poder que usan los anuncios en el periódico para querer interferir en su política editorial, comenta.

“Afortunadamente, el periódico ha resistido y con el tiempo ha logrado todas las cuentas con base en el convencimiento y de un periodismo serio, objetivo, profesional, independiente y valiente”, agrega.

 

¿Cómo surgieron los diarios hermanos?

 

Los nuevos tiempos trajeron nuevos retos, por lo que la idea de un periódico hermano en la ciudad de Chihuahua surgió del propósito de tener una red informativa en la capital del estado, “porque muy seguido perdíamos información y los corresponsales no entendían lo que era noticia para Juárez. Era imposible poder cubrir el estado con un periódico en Ciudad Juárez”, menciona el director general de El Diario.

Es así que se pensó en el Diario de Chihuahua con la idea fundamental de cubrir el reto informativo de la capital del estado. El 10 de agosto de 1985 arrancó el periódico hermano en aquella ciudad.

Empero, precisa que los proyectos de los demás periódicos que se fueron abriendo en la entidad, no tienen nada qué ver con una perspectiva de mera ganancia económica, “porque en realidad nos han costado mucho. Por ejemplo, El Diario de Chihuahua, antes de que se sostuviera, por 10 años tuvimos que subsidiarlo”, da a conocer.

Y es que, reitera, “no era un proyecto económico, lo era informativo, porque tuvimos que sostenerlo por 10 años, y si se piensa en el Diario de El Paso, pues es lo mismo, porque se ve que lo vamos a tener que subvencionar por algunos años más todavía”.

El proyecto se planeó para una red informativa que abarcara el estado, habiendo surgido los periódicos hermanos Diario de Chihuahua, Diario de Nuevo Casas Grandes y Diario de Delicias, además de las oficinas de corresponsalía que la empresa tiene en Parral y Cuauhtémoc, dice.

Además, el 16 de mayo del 2005 nació El Diario de El Paso, siendo ya cinco los medios hermanos.

Osvaldo Rodríguez agrega que el nacimiento de este último periódico tuvo su origen en uno de sus conceptos personales: “La frontera es muy diferente al resto de México y al resto de Estados Unidos”.

“Primero cubrimos el estado –cita--, después comenzamos a ver hacia Estados Unidos, porque finalmente el eje Chihuahua-Juárez-El Paso es una misma entidad económica y cultural”.

La idea de publicar El Diario de El Paso surgió también de la necesidad de tener una cobertura informativa más profunda, “y creo que lo hemos logrado y seguimos mejorando”, indica.

Rodríguez Borunda menciona que insiste en que Chihuahua-Juárez-El Paso son un eje económico y cultural, porque es la razón de la existencia de los demás periódicos. “Para informar correctamente se requiere la cobertura hacia el norte y hacia el sur”, comenta.

 

¿Qué sigue para El Diario de Juárez?

 

Después del crecimiento que ha tenido esta empresa periodística en 30 años, lo que sigue es la consecución de un mejor diario. “Ya el posterior crecimiento se lo dejo a mi familia. Yo estoy un poco cansado y conozco mis limitaciones físicas que, por mi edad, sé que vendrán, si no actualmente, sí a mediano plazo”, dice.

Lo siguiente “ya depende de mis hijos, de si ellos tienen la capacidad para continuar esta empresa, para hacerla mejor, para crecer”, agrega.

En lo personal, Rodríguez Borunda subraya que a él le interesa mucho la frontera: “Pienso que la frontera es como un país diferente a México y Estados Unidos”, indica.

Y como fronterizo, “porque yo nací en Ciudad Juárez y he vivido en ella toda mi vida, por lo que ambas culturas las he experimentado desde niño, para mí el reto es que mi familia pueda tener un campo fronterizo, más que mexicano o norteamericano”, expresa.

Y precisamente con esa óptica, “desde hace algunos años he visualizado una cobertura fronteriza completa, me refiero a la línea divisoria entre Estados Unidos y México, que es lo que quisiera”, continúa.

El director general de El Diario expone que “si no tenemos la capacidad para producir periódicos en otras zonas de la frontera, sí debemos tener una cobertura editorial de toda la línea fronteriza entre Estados Unidos y México, con corresponsales de calidad, y ¿por qué no?, pensar en una agencia que cubriera la frontera”.

De tal manera que “si pudiera, yo o mi familia, lograr ese objetivo, me sentiría muy satisfecho”, porque las agencias norteamericanas cubren más el norte de Estados Unidos y las mexicanas más el sur y el centro de México.

 

¿Se siente satisfecho?

 

Es preciso en su respuesta: “No, yo nunca me he sentido satisfecho, creo que todavía hay mucho camino por recorrer, que se puede lograr todavía bastante, que se puede mejorar más aún. Yo soy el crítico más marcado del periódico, soy el crítico más crítico de mis propias empresas”.

Presente en todo el proceso de confección del periódico, Rodríguez Borunda explica que lo supervisa “desde cómo se produce la información hasta cómo se entrega a los lectores; desde la forma en que son escritas las notas hasta la capacidad de impresión de nuestras rotativas; el día que hay alguna imperfección en las fotos, soy el primero en criticarlas, todos los días”.

Con los avances tecnológicos los procesos del periódico han cambiado tanto “que nos han permitido mejorar muchísimo toda la impresión, pero todavía hay bastantes mejoras que se pueden hacer”, indica.

Reitera: “Estoy conforme con lo que he hecho, pero satisfecho no”.

En ese contexto, todos los días toma varias horas para hablar con sus colaboradores, principalmente con los editores, para tratar los problemas que se hayan registrado.

 

¿Ha valido la pena?

 

“Claro que sí, por supuesto que sí. Con ocho hijos que se han desarrollado en una comunidad llena de droga, de violencia, traer y formar una familia ha sido algo sumamente difícil pero el periódico me ha ayudado mucho para la formación de mis hijos. Creo que sin el periódico no hubiera logrado lo que estoy logrando: una familia como la que tengo actualmente”, dice.

Entonces, “claro que sí vale la pena. Me siento orgulloso, no satisfecho pero sí orgulloso de lo que he hecho. Sobre todo que he fincado las bases para un periodismo independiente en el área, y con calidad, para muchos años”, agrega.

El empresario de la comunicación se define: “Soy una persona que dice lo que piensa, que actúa conforme a su criterio y es capaz de llegar hasta las últimas consecuencias en la defensa de lo que creo es mi verdad”.

“Así tenga que trabajar al doble o al triple, cuando creo en una cosa la defiendo en forma abierta. Y si es necesario arriesgar mi vida, pues siempre lo he hecho. No veo por qué a mis 60 años vaya a cambiar ya, al contrario”, expresa.

“Miedo no he tenido, soy muy terco, y la terquedad me quitó el miedo. Soy cauto, pero desde chico aprendí a luchar y mi espíritu de lucha me hace sobreponerme a cualquier pensamiento negativo en cuanto a cualquier aprensión que pudiera tener”, dice.

Comenta que vive en El Paso desde hace 10 años porque le sale más barato. “Al ser líder de una empresa que toca muy seguido temas que pueden ser peligrosos para mí y para mi familia, conformar un equipo de vigilancia que cuide de mí y de mis ocho hijos requeriría un ejército. Entonces se puede vivir mejor, económicamente hablando, en El Paso, porque es más segura que Juárez”.

 

Su reloj, ¿qué marca es?

 

“Es un Rolex, me costó 800 dólares, me parece que en 1970”, informa, por lo que tiene 36 años con él.

“En ese tiempo no había tarjetas de crédito y varias veces me salvó de notas en restaurantes que superaban el monto de efectivo que traía. Era una especie de crédito al instante para cualquier emergencia”, recuerda.

 

¿Hay algo que desee agregar?

 

Sí, subraya: que El Diario no ha sido hecho por una sola persona.

“He tenido grandes colaboradores, hombres que creyeron en mí y en el periódico, y espero que mis hijos tengan a su vez la visión de conformar un equipo que pueda ayudar a la expansión de este medio. Sobre todo, que lo sepan reconocer como lo he hecho yo, de tal manera que no sea labor de una sola persona, sino de un grupo que cree en un proyecto y que trabaja exhaustivamente en él”, dice.

Por ello, externa un reconocimiento a todas las personas que en su momento contribuyeron con él y con este proyecto, porque menciona que por El Diario han pasado periodistas que incluso han sido reconocidos a nivel mundial, como Elías Montañez, y lo hace extensivo a otros colaboradores que, como éste, ya fallecieron, entre quienes se hallan David Pérez López, Juvenal Aragón, Jaime Martínez, Francisco Tarango, Carlos Montoya, Eladio Tiscareño.

El agradecimiento, señala Rodríguez Borunda, va también para quienes “aún permanecen con nosotros haciendo posible que este periódico salga cada día con nuevos bríos, con información más objetiva y profesional”.

Una gratitud más especial es la que dirige a su compañera de 25 años, su esposa Anita Fierro de Rodríguez, por el valioso soporte que ha sido durante este cuarto de siglo en los momentos más duros que ha tenido que enfrentar. A su manera, indica, ella ha sido una presencia constante en esta historia de El Diario.

Asimismo, extiende el reconocimiento a sus hijos, por la comprensión, por el apoyo que le han otorgado, y por el hecho de que varios de ellos se han ido integrando en estos 30 años al proyecto que es El Diario para reforzarlo.

Por último, aunque sólo en cuestión de espacios porque en realidad es quien ocupa el primer lugar en los agradecimientos, el director general de El Diario, como creyente confeso, finaliza dando las gracias a Dios, por todos los favores que le ha otorgado en estos 30 años, por haberle permitido sacar adelante este proyecto periodístico.

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