En informes previos de la Cátedra para el análisis de la innovación se estudiaron una serie de indicadores generales que han permitido evaluar el estado de la Investigación, Desarrollo e innovación (I+D+i) en los países de la Unión y en las regiones españolas. Además de constatar diferencias relevantes en diversos indicadores, tanto entre países de la Unión como entre regiones españolas, se pudo observar como algunos territorios presentan contextos que les dan mas oportunidades para desarrollar y explotar económicamente proyectos científicos y tecnológicos.
Existe, por lo tanto, la posibilidad de que haya regiones que no sean capaces de aprovechar sus propios esfuerzos en ciencia, tecnología e innovación. Por ello en este cuarto informe se plamtean cuatro preguntas que tratan de evaluar esta posibilidad en profundidad: primero, ¿es la inversión en I+D+i un instrumento realmente valioso para mejorar la productividad e impulsar el crecimiento de los territorios con independencia de su nivel de desarrollo o circunstancias?; segundo, ¿cuánto tarda en notarse el efecto de la I+D+i sobre la productividad y cómo varia con el paso del tiempo dependiendo de las características de cada región?; tercero, ¿cómo afecta específicamente el desarrollo económico de cada territorio al efecto que tiene su inversión en I+D+i?; y, cuarto, ¿produce el mismo efecto la inversión en I+D+i pública y privada?, ¿cambia ese efecto dependiendo del nivel de desarrollo? Estas preguntas se han convertido en los cuatro objetivos a través de los que se articula el presente informe. Las respuestas a las preguntas planteadas permitirán deducir una serie de conclusiones que creemos que pueden ser relevantes en el diseño y evaluación de las políticas públicas de I+D+i.
La primera conclusión que se deduce del análisis realizado es que, con claridad, la inversión en I+D+i es uno de los motores fundamentales del crecimiento económico de los territorios gracias a su poder para incrementar la productividad. La I+D+i es, por lo tanto, un extraordinario instrumento para fomentar el desarrollo. Esta conclusión ayuda a entender la importancia que posee la inversión en ciencia, tecnología e innovación en una región como Asturias que necesita, de una manera especial, mejorar su ratio de productividad y crecer de manera continuada para conseguir converger con las regiones que muestran un mayor desarrollo económico en su entorno nacional y europeo.
Una segunda conclusión que se deriva del análisis realizado es la importancia de mantener el esfuerzo inversor en I+D+i a lo largo del tiempo. Podría pensarse erróneamente que si un territorio hace esfuerzos superiores pero puntuales en I+D+i podría relajar en periodos posteriores esas partidas destinadas a ciencia, tecnología e innovación. Sin embargo, los resultados obtenidos muestran que el efecto de la inversión en I+D+i sobre la productividad tarda en observarse y se prolonga en el tiempo. La mejor manera de maximizar el impacto sobre el crecimiento de las inversiones en ciencia, tecnología e innovación es prolongarlas de modo consistente y continuado en el tiempo. Si se quiere garantizar un crecimiento económico de Asturias basado en la I+D+i se necesita un consenso político que garantice que se mantendrán los esfuerzos inversores a lo largo del tiempo.
En tercer lugar, observamos que tanto la inversión en I+D+i pública como privada son fundamentales, pero su papel cambia dependiendo del nivel de desarrollo de la región. En las regiones más desarrolladas la inversión privada juega un papel clave. Por el contrario, en las regiones menos desarrolladas es la inversión pública la que tiene un papel más relevante. Cuanto mayor es el desarrollo de la región, mayor es la presencia de actividades intensivas en tecnología y/o conocimientos, por ello, estos territorios se muestran más capaces de generar y aprovechar inversión privada en ciencia, tecnología e innovación. Sin embargo, los tejidos empresariales de las regiones que presentan menores niveles de desarrollo tienen menor capacidad de generar proyectos y actividades innovadoras desde la inversión privada. En estos casos la inversión pública en I+D+i es fundamental para orientar e impulsar cambios en sus sistemas productivos. Los resultados obtenidos en este análisis aconsejan que a medida que las regiones caminan por una senda de desarrollo económico se vaya impulsando un proceso de aceleración de la inversión privada. Sin embargo, no se deberían reducir la I+D+i pública hasta no estar completamente seguros de que la inversión privada tendrá los resultados esperados sobre la productividad. Por ello los modelos de colaboración público-privada, en torno a los que se integren organismos públicos y empresas privadas creando conexiones y redes entre ellos, son una herramienta muy apropiada en regiones en un nivel de desarrollo intermedio como Asturias.
Finalmente, cabe destacar que las potencialidades que presenta la inversión en I+D+i como instrumento capaz de incrementar la productividad de los territorios y, en consecuencia, su crecimiento, no solo depende de la cuantía que se invierta, sino de la capacidad de los territorios para hacer un uso eficiente de los mismos. En este sentido, una amplia literatura económica justifica que el contexto socioeconómico y, particularmente, factores ligados a las dotaciones de capital humano juegan un papel fundamental en la capacidad de los territorios para absorber los recursos que se invierten. Por ello, las inversiones en I+D+i deben ir acompañadas de otras acciones y políticas que permitan mejorar las condiciones socioeconómicas generales de la región. Fomentar estrategias de mejora de la formación, atracción de talento y generación de actividad económica son fundamentales para impulsar el desarrollo de los sistemas científicos e innovadores de las regiones, especialmente de aquellas que presentan menor desarrollo.