Enseñanza

Educación neoliberal (y 2)

Jorge Lora Cam

Desnaturalizar y desinteriorizar el orden neoliberal, llevar a cabo una operación de extrañamiento, alimentar la toma de conciencia, es una forma de hacer contrahegemonía; supone marchar hacia la reconciliación con el principio de realidad cambiante, no inmutable, sin dejar la dignidad en el camino. El intelectual precarizado no puede seguir buscando la fuga mediante su integración en una lógica que le resulta insana, perversa, de acuerdo con la ética del capitalismo, pues ésta es una ética sin moral, cínica: su concepto de hombre es el de una bestia insaciable e insensible, individualista y consumista; su concepto de sociedad es el de un mercado en el cual el individuo es un cliente o una commodity más.

En el campo educativo el pensamiento crítico es urgente, porque la ideología del capitalismo se ha vuelto hegemónica, aun en sectores académicos e intelectuales que deberían dar la batalla para desnudar los mitos, engañifas y trampas del relato capitalista. No se puede, no se debe proponer una nueva reforma educativa que repita valores, conceptos y lenguaje de la reforma educativa neoliberal —individualismo, estímulos dinerarios, calidad, excelencia, pragmatismo— y que carezca por completo de alguna idea para rescatar la tradición educativa humanista y social.

Se ha impulsado un proyecto que tiene como objetivo central desmantelar los avances en el sistema público de la educación, aprovechando sus deficiencias, como ocurrió con las privatizaciones. La meta de las reformas liberales y de la posrevolución fue inculcar en la población una serie de valores, símbolos y creencias que sirvieran como núcleo de la identidad nacional, pero además conformar un sector de trabajadores de la educación que tuviera la misión de proteger y promover los valores de la educación como un bien público. La educación pública sirvió como punta de lanza para acabar con la hegemonía de la iglesia en la educación y para homogenizar contenidos y fines educativos despojados de religiosidades. Pero también, su carácter público, estuvo orientado a definir la educación pública como una inversión social y no solamente individual (véase este artículo de Rafael Cuevas Molina).

Las universidades, sin embargo, ya no preparan a sus alumnos para el pensamiento crítico; no les enseñan a analizar y criticar los sistemas de poder y sus presupuestos culturales y políticos. Se han convertido en escuelas profesionales, en criaderos de gestores de sistemas preparados para servir al estado empresarial. Firmando un pacto con éste, el gobierno parece esperar que muchas de esas universidades vean incrementarse las donaciones y los presupuestos de sus departamentos con dinero procedente de empresas y del gobierno. A cambio, esos centros universitarios, al igual que los medios de comunicación y las instituciones religiosas, no sólo guardan silencio sobre el poder empresarial, sino que también silencian a todo aquél que cuestiona los desmanes empresariales y los excesos del capitalismo sin trabas. El capitalismo ha hecho de las universidades y demás instituciones de enseñanza superior ejes de trasmisión del comercio en el área y de ideologización de su cultura dominante. Las elites universitarias se entrelazan con los fines y negocios del capital, transformándose en capas aristocratizadas que detentan presupuestos y constriñen toda posibilidad de cambio democrático (véase este otro texto de Felipe Cuevas).

Educación privada y privatizante. (Foto tomada de aquí.)

Abordar la llamada reforma educativa en clave crítica implica desnudar las operaciones que desde hace casi treinta años fueron puestas en marcha para la desposesión del sistema de educación pública. Desde los organismos internacionales, las fundaciones y las ONG se despliega la conversión de la educación en mercancía. Se han impuesto conceptos como “servicios educativos”, “capital humano” o “recursos humanos” —que obviamente se corresponden con un mercado donde existen bienes y servicios, es decir productos intercambiables— y se transforman así las subjetividades sociales. La reforma neoliberal se monta en una dinámica de desposesión y acumulación: la desposesión de derechos, de saberes, de pensamiento, y la acumulación de capital y la concentración del poder de las minorías empresariales. El neoliberalismo implica un proceso de mayor enajenación social donde aparecen nuevas formas de obediencia, nunca abandonadas del todo por la colonialidad del poder; existe una madeja de sujeción colonial que la educación neoliberal impone veladamente.

Las industrias más rentables en el mundo capitalista son las armas, los medicamentos, la pornografía y la educación. La “financierización” de la economía obligó a una reconfiguración global que viene produciéndose desde los años setenta del siglo pasado. Las investigaciones político-económicas en regiones recolonizadas sirven para vincular esta nueva expoliación con la era del extractivismo y la apropiación de territorios, el nuevo avasallamiento de las comunidades y los pueblos originarios, la gentrificación y los movimientos poblacionales, así como la transformación alimentaria y los modos de producción agraria con sus obvias consecuencias para la salud. Aceptar el saqueo va de la mano con la creación de una nueva subjetividad —necesaria para aceptar el “despojo educativo por acumulación”—, que a su vez alimenta una idea de la formación escolar destinada a producir sujetos sin historia ni geografía, sin derechos laborales ni colectivos, y en cambio produce individuos funcionales, y descartables a modo, para las necesidades de la economía del mercado.

Para que este sistema neoliberal sea viable, son necesarias tres condiciones: que haya un robusto sector de educación privada, que los centros de educación pública sean autónomos para competir entre ellos, y que existan sistemas de evaluación estandarizados para que se puedan hacer rankings que ayuden a los clientes. El objetivo de esta educación es dotar a las personas de capital humano, supone que son todas portadoras de un capital en renta: conocimientos, contactos y habilidades. Ese capital les dará una ganancia mayor cuanto más hayan invertido en él, y esa inversión es la educación. Porque si la sociedad va a ser un gran mercado, el papel de la educación es que las personas sean capaces de competir en él con las artes de la empresa. El sistema educativo que logre eso de la mejor manera va a ser un sistema de empresas, una educación segmentada, de emprendedores, gerentes y trabajadores precarios (véase este ensayo de Gabriel Delacoste y Agustín Cano).

Basta analizar el glosario de la “nueva gestión pública”, que es el ABC del neoliberalismo pedagógico: no sólo se procura instalar en la esfera pública y en el conjunto de las relaciones humanas los términos del pensamiento empresarial (competencias, eficiencia, recursos humanos, gobernanza, etcétera), sino que también se busca resignificar aquellos que pertenecían a discursos opuestos (como autonomía, pensamiento crítico y participación). Este lenguaje se despliega siempre desde una posición reformista y tecnocrática, como si no fuera parte de un proyecto ideológico: “innovación educativa”, “tecnologías de la información y la comunicación”, “aprendizaje por proyectos colaborativo-significativos”, “pensamiento computacional”, programación, robótica y neurociencia, entre otras.

La acumulación, la apropiación, control y despliegue del conocimiento estratégico por la burguesía, implica pérdida de la soberanía estatal, cambio en la configuración espacial de la territorialidad, vinculada al proceso de financierización de la economía. Las grandes corporaciones determinan dónde y cómo invertir el ahorro interno, lo que subordina a los poderes políticos estatales al lobby empresarial y a la presión de estas al determinar las políticas educativas. De este modo, los sistemas educativos son empujados a la obsolescencia, las universidades públicas desfinanciadas o financiadas bajo las pautas de las grandes corporaciones. Las plataformas virtuales aparentan formar sujetos a medida de las necesidades del capital, adoptan la educación a distancia, pauperizan el trabajo docente y transfieren la formación y la investigación científico-tecnológica desde lo público-estatal a lo privado-supranacional, mientras las empresas forman a sus propios trabajadores de forma directa sin necesidad de formación universitaria. Los posgrados, los únicos que valen, son aquellos de Europa occidental y Estados Unidos.

Los trabajadores del conocimiento, tendencialmente, empiezan a jugar un papel fundamental como creadores de riqueza. Las transformaciones en este ámbito están ligadas con la base material de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación. Cada vez son más los contratistas y empleados que trabajan de forma remota. La venta de conocimientos, de servicios, de datos, de la fuerza de trabajo, es cada vez más internacional. El capitalismo trasnacional construye una pequeña burguesía “ilustrada” cada vez más atomizada y desvinculada de sus realidades.

La universidad tendría más bien que reorganizase para circular saberes y prácticas que entreguen fundamentos, estructuras, bases sólidas para que seres humanos concretos y contextualizados aprendan a pensar y a actuar responsablemente conforme a los estatutos de cada saber, en equilibrio con el humanismo, la ética y la verdad; saberes y prácticas útiles para convivir tanto en el ámbito de la ciencia y la cultura como en su condición de actores en medio de la adversidad de la realidad material.

2 comments on “Educación neoliberal (y 2)

  1. Mahayana

    Excelente análisis sobre la educación bajo el desahuciado sistema capitalista.

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  2. Armando Baleón Portillo.

    En verdad es un excelente análisis de la y la filosofía capitalista que prevalece en el sistema educativo actual en México. Considero que la gran mayoría de los análisis al respecto, incluso que priva en las aulas académicas (estudio la maestría en Educación Básica en la UPN) , parten, tienen su base, en la idea de que nuestro país es autónomo, independiente, reflejo propio de su política internacional de la autodeterminación de los pueblos y no es así.

    Desde su inscripción en 1994 a la OCDE, México quedo sujeto, amarrado, supeditado a todos los dictados, principios y acuerdos educativos de la globalización educativa que desde ese año a través de la UNESCO se han impuesto a los países miembros. Una revisión de las conferencias internacionales sobre educación nos devela los principios y la filosofía educativa que sigue México desde esa año. Solo así se explica porque nos hallamos inmersos en una política educativa neoliberal que tanto medios de comunicación y analistas consideran una polítca educativa propia y de iniciativa mexicana.

    ¿Donde se observa la verdadera autonomía educativa de México ? Hay que estudiar y analizar desde esa perspectiva nacionalista las reformas educativas previas a ese año de 1994 considerando que la Reforma Educativa de 1993 a la Educación Básica es el preámbulo a la educación neoliberal en nuestro país.

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