Según las estimaciones de la UNESCO, más de 1.500 millones de estudiantes de 165 países no pueden asistir a los centros de enseñanza debido a la COVID-19. La pandemia ha obligado a la comunidad académica internacional a explorar nuevas formas de enseñar y aprender, incluida la educación a distancia y en línea. Esta situación ha resultado difícil tanto para los estudiantes como para los docentes, que tienen que enfrentarse a los problemas emocionales, físicos y económicos provocados por la enfermedad al tiempo que cumplen la parte que les corresponde para contribuir a frenar la propagación del virus. El futuro es incierto para todos, y en particular para los millones de estudiantes que tenían que graduarse este año, los cuales se van a enfrentar a un mundo con la economía paralizada por la pandemia. 

En la serie de articulos sobre la COVID-19 y la educación superior, la iniciativa Impacto Académico de las Naciones Unidas (UNAI, por sus siglas en inglés) habla con estudiantes, profesores e investigadores de diferentes partes del mundo para averiguar qué efectos ha tenido en sus vidas la COVID-19 y cómo están haciendo frente a los cambios. La serie también hace hincapié en las lecciones aprendidas y en los resultados positivos que puede tener el confinamiento mundial para la educación superior.

Artículo escrito por Shiv K. Tripathi, Director Ejecutivo en la Universidad Chandigarh, India, y Wolfgang C. Amann, Profesor de Estrategia y Director del Programa Académico en la sede de la Escuela de Estudios Superiores de Comercio (HEC París) en Qatar.

El pasado mes de noviembre, cuando se discutieron las Oportunidades y estrategias para el impacto de la educación superior colaborativa en las economías emergentes en el marco de la Conferencia 10.o Aniversario de la Iniciativa Impacto Académico de las Naciones Unidas en India, nadie imaginó que los cambios por la calidad y sostenibilidad de una educación superior colaborativa resultarían tan urgentes. Pero la pandemia global de COVID-19  ha creado turbulencias e incertidumbre en todos los aspectos de nuestras vidas, incluida la educación.   

El nuevo coronavirus ha afectado el empleo, la educación, la energía, la agricultura y otras áreas de la economía mundial, así como la salud emocional de los ciudadanos. Las Instituciones de Educación Superior (IES), incluidas las universidades, institutos universitarios y otros centros de educación terciaria, no son una excepción. Un artículo reciente apunta que esta crisis ha impedido que cerca de 1.300 millones de estudiantes de educación secundaria y terciaria en todo el mundo pudieran asistir a sus centros educativos, lo cual posiblemente tendrá un enorme impacto en la educación a nivel mundial. Estadísticas actualizadas de la UNESCO sitúan esta figura por encima de los 1.500 millones.

El Informe de ICEF Monitor , publicado el 15 de abril de 2020, destaca el impacto económico de la pandemia en la educación superior. Si esta se prolongase durante tres meses más podría tener severas consecuencias a corto y largo plazo, como el declive en el número de estudiantes que se matriculen y la reducción en el cobro de tasas académicas.

El impacto económico de esta crisis es importante. El Departamento de Asuntos Económicos y Sociales (DAES) de Naciones Unidas estima que la COVID-19 puede provocar una reducción en la economía global del 1 % a finales de 2020, mientras que la Organización Internacional del Trabajo (OIT) calcula un incremento en el desempleo a nivel mundial de entre 5.3 millones y 24.7 millones. La Organización Mundial del Comercio (OMC) calcula un declive en el comercio mundial de entre 13 % y 32 %. Una recesión económica afectaría a las IES de diversas maneras: la reducción en las oportunidades de empleo para aquellos graduados que accedan al mercado de trabajo en los próximos meses; retrasos en el pago de las tasas académicas, o incapacidad absoluta de pagarlas; incapacidad de los gobiernos de cumplir sus compromisos con las instituciones de financiación pública al nivel necesario; y, fundamentalmente, los cambios en la actitud de los estudiantes hacia el modo en que se imparten y la preferencia por ciertos programas de titulación. Aunque el impacto en la educación superior podría variar de un contexto a otro, en general su alcance será destacado.   

Un Informe EAIE basado en 805 encuestados que trabajan en educación superior en 38 países europeos ha destacado la preocupación por el impacto a corto y largo plazo de la crisis en distintas áreas, incluida la respuesta ante las crisis, planificación a largo plazo, gestión de las alianzas, movilidad de los estudiantes, gestión de la tecnología, y los procesos de comunicación efectiva con las partes interesadas relevantes. Es muy posible que esta crisis tenga un impacto significativo en la movilidad internacional de los estudiantes en muchos países.  Por ejemplo, un sondeo reciente del Instituto de Educación Internacional (IEI) acerca de la movilidad estudiantil entre Estados Unidos y China concluye que los intercambios internacionales en educación superior posiblemente sufrirán consecuencias a largo plazo, como la reducción tanto en el número de estudiantes que se marchen a estudiar al extranjero como en los que lleguen a cada país, así como en las alianzas con universidades de otros países. Esta tendencia afectaría también a las IES en países con economías emergentes, que ofrecen opciones educativas atractivas en términos de coste/beneficio a numerosos estudiantes de países con un menor nivel de ingresos. Esta crisis provocará cambios permanentes en el modo en el que las instituciones piensan y actúan acerca de la educación en el extranjero. En el caso de Australia, KPMG anticipa cambios profundos en las IES, incluida la transición de la docencia convencional a la educación en línea, un foco en la reducción de costes, la búsqueda de nuevos mercados, y un mayor énfasis en la experiencia de los estudiantes en el proceso de educación..

En su análisis del impacto de la pandemia en el sector de la educación superior en África, que incluye más de 2.000 instituciones, University World News apunta que la financiación pública de las universidades e institutos universitarios podría verse afectada debido a las crecientes demandas financieras de la sanidad, el sector empresarial y otros. Además, los retos para lograr el pago de las tasas académicas y de los préstamos a estudiantes podrían complicar aún más el problema.

Un artículo reciente destaca la preocupación acerca de cómo la reducción del empleo y los ingresos podrían afectar a la educación superior en India, donde las tasas de desempleo podrían alcanzar el 30 % a finales de abril de 2020. Muchos graduados recientes ya temen que sus ofertas de empleo sean retiradas, mientras que, a largo plazo, la capacidad de los padres y los estudiantes para pagar las tasas académicas también sufrirá un impacto. KPMG India afirma que cerca de 37.5 millones de estudiantes y 1.4 millones de profesorado y personal de administración y servicios podrían verse afectados por la crisis. Esto afectaría la futura matriculación y admisión en universidades indias, mientras hasta 5 millones de aspirantes consideran la posibilidad de matricularse en las condiciones de incertidumbre actuales.

Los cambios que se anticipan pueden clasificarse en cinco categorías: (1) los cambios que deben hacerse de inmediato para garantizar la continuidad de la enseñanza y la investigación; (2) los cambios necesarios para mantener el empleo de estudiantes que ya hayan recibido una oferta de trabajo, o que pudieran recibirla en los próximos meses; (3) los cambios a largo plazo causados por el cambio imprevisto en el proceso, comportamiento y desarrollo de nuevos recursos; (4) los cambios en el modelo actual de las IES en cuanto a la capacidad de los padres y estudiantes para pagar por la educación superior; y (5), los cambios a nivel macro necesarios para regular y facilitar la calidad de la educación superior en este momento de cambio.

Se necesitan modelos innovativos transectoriales y transnacionales para hacer frente a los retos que supone esta crisis, que sigue evolucionando. Por ejemplo, la Coalición Educación Global de la UNESCO pretende facilitar oportunidades educativas inclusivas para niños y jóvenes durante este momento de disrupción educativa. Se necesitan colaboraciones a nivel nacional e internacional para promover sistemas educativos abiertos, flexibles y relevantes durante estos tiempos de crisis. Aunque el Sistema de Naciones Unidas y otras agencias internacionales podrían contribuir como un agregador o intermediario, el mundo necesita el liderazgo activo de los gobiernos para financiar la educación superior, así como la participación del sector privado para ofrecer empleo a los graduados recientes.    

Para asegurar respuestas adecuadas a los retos que surgen las IES deben ofrecer calidad, relevancia y agilidad. Para ello, los agentes aislados y las instituciones independientes deben desaprender el modo convencional de desarrollar e implementar los programas educativos. Un análisis de McKinsey sugiere un sistema más coordinado y colaborativo, mediante lo que denominan un centro neurálgico integrado. Es interesante destacar que la colaboración propuesta no se limitaría a los administradores, profesorado, estudiantes y empleadores, sino que también requeriría la participación de los proveedores de servicios financieros, los gobiernos, y otras instituciones internacionales.

Sin embargo, estos retos también tienen aspectos positivos. Un reciente artículo en el suplemento educativo Times Higher Education , basado en la comparación del impacto de otras recesiones en el desempleo y el nivel de las matriculaciones en el Reino Unido, presenta un escenario futuro en el que dichas matriculaciones podrían aumentar debido a las oportunidades surgidas tras la recesión. Es importante tener en cuenta, sin embargo, que la crisis actual no es como otras crisis económicas anteriores debido a su naturaleza, así como por la disponibilidad de modelos educativos alternativos, basados en la tecnología, con un coste relativamente bajo. Hay tres motivos por los que la crisis actual podría conducir a distintos escenarios: (1) puesto que existe un riesgo para la salud, muchos de los sectores e industrias convencionales pueden experimentar cambios destacados en el comportamiento de los consumidores, con alteraciones en la naturaleza y cantidad de lo que se demanda; (2) los estudiantes pueden mostrar reticencia a volver a modelos de educación tradicionales tras haber experimentado modelos alternativos con un coste más reducido; y (3), los cambios en el mercado de trabajo pueden hacer que las personas usen sus capacidades transversales para optar a una industria diferente (por ejemplo, el personal de aviación y hostelería podría solicitar empleos en sectores que requiriesen conocimientos, habilidades y actitudes similares). Estas posibilidades podrían crear cambios tanto en el programa educativo en educación superior como en el modo en que este se implementa.

Para poder superar esta crisis, las IES deben actuar con rapidez, pensar de forma innovadora, y trabajar de forma colaborativa para mitigar el impacto de este reto. Esto requiere un compromiso para cambiar nuestras estructuras mentales acerca de cómo planificar e implementar la educación, y usar soluciones novedosas para que su impacto sea mayor. Las IES pueden usar esta crisis como una oportunidad para el Impacto Académico, mediante la colaboración como un mundo, una familia (Vasudhaiv Kutumbkam) en estos tiempos de adversidad.

Recursos adicionales: