El director regional de Salud, Óscar Galdós, señala que los casos aún siguen en aumento y estima que lo peor podría llegar en la segunda quincena o fines de febrero, para luego pasar a una “meseta” (Foto: cortesía)
El director regional de Salud, Óscar Galdós, señala que los casos aún siguen en aumento y estima que lo peor podría llegar en la segunda quincena o fines de febrero, para luego pasar a una “meseta” (Foto: cortesía)
Redacción EC

El aumento acelerado y casi vertical de la mortalidad asociada al causa alarma en . En lo que va del año, los decesos diarios casi se quintuplicaron en la región, según el Sistema Informático Nacional de Defunciones ().

El aumento más significativo se dio en enero, cuando el número de víctimas por COVID-19 y otras enfermedades no tratadas subió de cinco hasta 24, cifra similar al máximo reportado a fines de agosto, en la primera ola [ver gráfico].

La segunda ola del golpea a la región luego de tres meses de haber experimentado una breve pero letal primera curva. Al igual que en otras zonas del sur, agosto y setiembre fueron los meses más duros de la pandemia. Según estadísticas de la Dirección Regional de Salud (Diresa), el virus ha dejado a la fecha 911 fallecidos y más de 28 mil contagiados.

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En expansión

El aumento de los decesos fue precedido por un peligroso repunte de los contagios y la positividad. Desde mediados de diciembre, ambos indicadores aumentaron vertiginosamente en la región. El porcentaje de positivos aumentó de 13% a inicios de diciembre hasta 45% en la tercera semana de enero.

El director regional de Salud, Óscar Galdós, señaló a este Diario que los casos aún siguen en aumento y estima que lo peor podría llegar en la segunda quincena o fines de febrero, para luego pasar a una “meseta”.

“El desorden de la ciudad, las fiestas de fin de año y las variantes han hecho que el virus sea más agresivo. Vemos pacientes más graves que se automedican en su domicilio”, refiere.

(Elaboración: EC)
(Elaboración: EC)

Recursos al límite

Al aumento en los diagnósticos se suma la rápida saturación de las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI). A la fecha, de las 37 camas totales solo queda una disponible. Lo mismo sucede con las camas de hospitalización, cuya ocupación creció de 45 a fines de diciembre a más de 240 hacia febrero, según información de la Superintendencia Nacional de Salud (Susalud).

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Sin embargo, un aspecto esencial corresponde a la creciente demanda de oxígeno, elemento indispensable para atender a los pacientes graves. Si bien actualmente operan cuatro plantas, también se acercan al tope de capacidad.

“Hemos aprendido de la primera ola, ahora tenemos cuatro plantas, una de ellas portátil, pero nos están logrando abastecer. Cuando hay mucha necesidad logramos comprar entre 40 a 50 balones. El Gobierno se comprometío en enviarnos los kit de UCI en compromiso de devolución de 28 equipos, pero se ha comprometido en mandarnos cinco o seis equipos más, que en el transcurso de esta semana nos van a hacer llegar”, señala Galdós.


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