Cómo reducir tu huella ecológica

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El **consumo como medio para alcanzar el bienestar, es uno de los postulados máximos del capitalismo. Sin embargo, este consumo, que al principio tiende a ser consumo básico suele transformarse, muchas veces, en consumismo desmedido si no se tiene cuidado. Desde la aparición del capitalismo en Europa, la adquisición de la riqueza fue el criterio fundamental para alcanzar el estatus de gran hombre dentro de la sociedad.

La huella ecológica es un indicador para medir el impacto de nuestras acciones sobre el medio ambiente.

En nuestra sociedad actual, el desarrollo tecnológico es la principal causa de consumo desmedido. En él se invierten grandes sumas de dinero y se le da prioridad por sobre otras cosas, como la alimentación o la salud; es decir, se le da más importancia al tener que al ser. El problema radica en comprar cosas que no necesitamos. Lo que está directamente relacionado con el impacto al ambiente, o mejor dicho con la huella ecológica que dejamos.

La huella ecológica es un indicador de sostenibilidad para medir el impacto de nuestra vida en el entorno. En otras palabras, todas las decisiones que tomamos en torno a lo que compramos, comemos, usamos o vestimos, incluidos los procesos para hacerlos posibles, tienen un impacto directo en el medio ambiente del cual somos responsables.

Cómo reducir tu huella ecológica
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Cuando pensamos en la instalación de paneles solares, electrodomésticos eficientes o coches eléctricos, a menudo nos desanimamos por el impacto económico en nuestras carteras. Sin embargo, hay cosas muy sencillas y económicas que puedes hacer desde casa día a día que te permitirán reducir el impacto ambiental.

1. Evita usar el automóvil

Los vehículos motorizados son la principal fuente de emisión de CO2. Estas emisiones son las causantes de los gases de efecto invernadero que, a su vez, producen un incremento en la temperatura de la tierra. Si necesitas cubrir distancias largas utiliza el transporte público, de esta manera también reducirás el número de autos circulando dentro de la ciudad. Para las distancias medias utiliza la bicicleta y para las distancias cortas camina, esto además ayudará a mejorar tu salud física.

En caso de que sea imposible utilizar alguna de estas alternativas, prueba compartir tu automóvil con vecinos o amigos que puedas dejar cerca de sus destinos durante tu trayecto a la oficina.

2. Cuida el agua

Muchos países tienen reservas limitadas para el consumo de agua y en algunos lugares, el desperdicio de este vital líquido es hasta multado. Algunas acciones que puedes implementar para cuidar el agua son: utilizar la regadera en lugar de la bañera; arreglar las fugas de agua de los grifos; usar un vaso de agua mientras nos cepillamos los dientes; reutilizar el agua de la lavadora para lavar el patio; y aprovecharla en la medida de lo posible.

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3. Come más sano

El abastecimiento de alimentos es otro de los grandes problemas ambientales hoy en día, no sólo por el desperdicio de comida sino por el costo que involucra producirla, envasarla y distribuirla. La solución está en consumir productos locales y de temporada porque, además de fomentar la economía local, estaremos consumiendo alimentos más frescos y libres de conservadores —sobretodo si son orgánicos. Trata de reducir tu consumo de alimentos procesados: en lugar de comprar una botella de jugo, come un trozo de fruta; utiliza envases para transportar agua desde tu casa en lugar de comprar botellas de agua. Compra alimentos a granel o lleva tus propios recipientes, también puedes optar por utilizar bolsas de tela o de papel para transportar tus compras del supermercado.

Otra opción es tener un pequeño huerto en casa que bien puedes instalar en macetas ubicadas en el patio o el balcón. Con los desperdicios orgánicos que se producen en la cocina es posible elaborar abono que podemos utilizar para cosechar hortalizas de manera sana para nuestro propio consumo.

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4. Cuida tu consumo de energía eléctrica

Es posible que en casa tengamos aparatos electrónicos que nos ahorran bastante esfuerzo en realizar algunas actividades cotidianas. Sin embargo, este ahorro de esfuerzo es a costa de un alto consumo de energía eléctrica y su invariable impacto al ambiente. Colgar la ropa al sol en lugar de utilizar la secadora o lavar los platos a mano para no utilizar el lava vajillas son acciones muy sencillas que puedes comenzar a hacer. Otra medida de ahorro de energía es utilizar focos ahorradores o lámparas de LED en lugar de las luces amarillas tradicionales; sólo recuerda apagarlas cuando no las necesites.

5. Dale más vida a tus cosas

Ser conscientes de nuestro propio consumo es una solución más efectiva que el reciclaje y la reducción de la huella ecológica, pues representa una acción preventiva. Muchas veces tiramos o guardamos aparatos que funcionan perfectamente sólo porque salió a la venta uno más nuevo. Podemos alargar fácilmente la vida útil de muchos aparatos si los reciclamos o donamos. Pero sobretodo, evita comprar lo que no necesitas. Al final verás que no hay nada más gratificante que una vida sencilla.

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