Prácticas vernáculas de lectura y escritura

Concepto

La palabra práctica es definida por Barton y Hamilton como “la relación entre las actividades de lectura y escritura y las estructuras sociales en que ellas están inmersas” (1998: 6). Estas prácticas no son observables directamente, pues son configuradas a partir de las reglas sociales de uso y difusión de los textos. De ahí que se definan como prácticas sociales (en un grupo o comunidad) y no como prácticas individuales de lectura y escritura, con sus rasgos particulares. Por esta razón, debemos distinguir la noción prácticas de la noción eventos y textos. Los eventos hacen referencia a una actividad donde el texto escrito tiene un papel central y “son episodios observables que surgen desde las prácticas y son formados por ellas” (Barton y Hamilton, 1998: 7). Las prácticas letradas pueden ser eventuales o, por el contrario, constituir parte de una rutina, pero siempre tienen al texto como eje, tanto en su producción como en su contexto de uso. Nuestro análisis parte de la noción de las prácticas sociales para llegar a los eventos singulares de lectura y escritura contextualizados y entender el rol de los textos escritos en su contexto de producción y comprensión.

Por otro lado, el término vernáculo nace en el ámbito de la antropología con el sentido “nativo de un lugar o país”. Dicha cultura vernácula se desarrolla en torno a la vida cotidiana local, siendo ajena a las prácticas culturales pertenecientes a la alta cultura (o formales) y aquellas otras con carácter comercial. Del mismo modo, este concepto incorpora aspectos relacionados con las prácticas culturales creativas e innovadoras de desarrollo específicamente local, ajenas a procesos de formación o dependientes de cualquier institución. En el contexto actual, los estudios relacionados con las TIC evidencian un amplio desarrollo de estas prácticas culturales vernáculas, donde el carácter privado inicial de éstas puede transformarse en la red en algo público.

El paradigma investigador de los Nuevos Estudios de Literacidad (New Literacy Studies) ha proporcionado una nueva perspectiva sobre la lectura y la escritura desde los principios de la etnografía de la comunicación. La finalidad de este nuevo paradigma investigador es la descripción y comprensión de las diversas prácticas lectoescritoras actuales en el contexto comunicativo de grupos humanos concretos. En este sentido, los discursos que se abordan y estudian en este paradigma investigador han de pertenecer a intercambios comunicativos reales y pertenecientes a distintos rangos de edad, sexo y grupo social.

A partir de esta perspectiva, Miriam Camitta (1993) y Barton y Hamilton (1998) han acuñado el término “escritura vernácula” (vernacular writing) en oposición a las “prácticas dominantes” (dominant practices) de escritura y lectura. La segunda remite a las formas de lectura y escritura institucionalizadas que deben desarrollar las personas tanto en el ámbito escolar como en el ámbito institucional y son socialmente reconocidas. Por el contrario, la primera hace referencia a nuevas formas de lectura y escritura surgidas al margen de la instrucción académica u oficial y pertenecientes a las nuevas generaciones de lectores y escritores (Lea and Street, 2006; Carlino, 2006). Por esta razón, cuando abordamos el término “prácticas vernáculas” hacemos referencia a distintas formas de lectura y escritura que han sido generadas por los propios lectores y escritores en un entorno propio con una finalidad distinta a las que definen las “prácticas dominantes”. A diferencias de estas últimas, las “prácticas vernáculas” pueden ser tanto públicas (blogs, Facebook o Twiter, entre otros) como privadas (diario, chat o WhatsApp), pero se separarán de la finalidad social y eminentemente comunicativa de las formas lectoescritoras con una finalidad institucional. En este sentido, el desarrollo de Internet y las TIC ha permitido una amplia difusión de estos discursos que comenzaron siendo privados, pero a los que la red les ha posibilitado una difusión extraordinaria a pesar de su carácter personal e íntimo. Por esta razón, Barton y Lee han señalado que “We are interested in revisiting the notion of vernacular literacies at this point because technologies are changing the ways people can act in their everyday lives” (2012: 284).

En consecuencia, las prácticas vernáculas no poseen reglas formales impuestas por las instituciones sociales externas, y su origen debe buscarse en la rutina de la vida diaria (Barton & Hamilton, 1998). Por ello, no debemos identificarlas actualmente con los usos de una baja cultura en oposición de otra alta, propia de las élites culturales o de códigos restringidos. Por el contrario, dichas formas de lectura y escritura tienen en el entorno cotidiano finalidades distintas y contextos de desarrollo diferentes al estrato social y cultural al que pertenezca un sujeto concreto. Las prácticas vernáculas tienen un carácter informal que posibilita que el artefacto de la escritura y la lectura resultante sea híbrida, donde predomina la multimodalidad y la multiliteracidad. Con estas características marcadamente individuales se configuran unas prácticas de lectura y escritura que la sociedad devalúa por no estar reguladas por alguna institución social.

Análisis

Las prácticas vernáculas de lectura y escritura actuales advierten cómo son transformadas por los nuevos usos y generaciones, cuyas prácticas ligadas a Internet tienen como resultado nuevos hábitos lectoescritores que responden a las formas de vida recientes (Barton & Lee, 2012). Si partimos de las áreas claves de la vida donde la escritura tiene un papel central (Barton y Hamilton, 1998), las prácticas vernáculas de escritura y lectura están presentes en cada una de ellas. No obstante, debemos identificar varias de ellas que son especialmente relevantes en su carácter renovador y dinámico. Nos referimos a las áreas de comunicación personal (Personal communication), actividades de ocio (Leisure activities), la organización de la vida (Organising life) y, en alguna ocasión, documentos de vida (Documenting of life). Éstos poseen rasgos singulares como su carácter voluntario y auto-generado, y son ajenos a las necesidades de escritura requeridas por las instituciones sociales (Barton & Lee, 2012).

Un buen ejemplo de las prácticas vernáculas de lectura y escritura lo encontramos en la aplicación de mensajería multiplaforma WhatsApp Messenger. El uso de esta aplicación en teléfonos móviles ha permitido una comunicación entre personas (individual o en grupo) de carácter multimodal (con el envío de textos, imágenes, mensajes de audio y vídeos) sin un coste adicional. Del mismo modo esta aplicación ha generado nuevas posibilidades comunicativas vernáculas como ejemplifican más abajo las ilustraciones.

Ilustración 1. Escritura poética colectiva entre adolescentes (17 años) a través de la aplicación WhatsApp Messenger.

Ilustración 1. Escritura poética colectiva entre adolescentes (17 años) a través de la aplicación WhatsApp Messenger.

Ilustración 2. Escritura poética colectiva entre adolescentes (17 años) a través de la aplicación WhatsApp Messenger.

Ilustración 2. Escritura poética colectiva entre adolescentes (17 años) a través de la aplicación WhatsApp Messenger.

 

Este ejemplo se convierte en un caso concreto de evento letrado vernáculo si seguimos las características que Barton y Hamilton describieron en su libro Local literacies. Reading and writing in one community (1998:247-262). En un sentido amplio, estas prácticas vernáculas de escritura y lectura son, por naturaleza, diversas; y dicha diversidad se debe tanto a sus usuarios como a los propósitos y contextos en los que se desarrolla. De hecho, la mezcla de una expresión literaria se entrelaza con los comentarios coloquiales y el contexto (y medio) en el que se realizan son singulares en un grupo concreto de adolescentes. El texto del ejemplo también muestra la escritura multimodal (a través de la palabra escrita y símbolos) y la mezcla de distintas variedades diafásicas de la lengua, donde son integrados en un mismo discurso los rasgos lingüísticos de la expresión oral y escrita, y el tono formal y su parodia.

El texto resultante presenta entre sus rasgos más evidentes el carácter informal, voluntario y privado de este intercambio comunicativo. Esto lo transforma en un discurso nuevo, aunque no está exento de numerosos hipertextos que lo relaciona también con la educación escritora y lectora formal. Del mismo modo, su invención no persigue ningún reconocimiento de índole social y no permite su clasificación en formas de la alta o baja cultura. Las formas vernáculas son autogeneradas y asistemáticas, dado que entremezclan diversos elementos de índole y procedencia dispar. Por tanto, su flexibilidad tanto en el medio usado como en el resultado obtenido contrasta en gran medida con las prácticas dominantes asociadas a diversas organizaciones.

Por último, estas prácticas vernáculas de escritura y lectura no encuentran un lugar social en el que sean valorados. Ni la escuela ni otra institución dan cabida a los textos vernáculos. Del mismo modo, su mestizaje incomoda también su identificación con otros textos pertenecientes a la cultura popular. La circulación de dichos textos tiene siempre un carácter local y, aunque éstos fueran accesibles a un gran público, difícilmente un lector no avisado contaría con las herramientas necesarias para realizar una completa comprensión del mismo debido a su irregularidad y originalidad como nueva práctica de lectura y escritura (Barton y Lee, 2012).

Implicaciones

Desde la perspectiva de los Nuevos Estudios de Literacidad, el análisis de las prácticas vernáculas de lectura y escritura es de vital importancia. La escasa consideración social de los mismos no resta un ápice de interés para quien considera estas formas como elemento generador de una nueva cultura arraigada en la vida cotidiana y personal, nacida en torno a determinadas actividades cotidianas y cuya difusión posee un carácter local y perteneciente a la esfera privada. Del mismo modo, estas prácticas vernáculas interaccionan y contaminan a través del diálogo inevitable aquellas otras prácticas dominantes.

Estas características dibujan un perfil contemporáneo de un escritor/lector nuevo, cuya formación escolar dialoga con la escritura y naturaleza informal. Del mismo modo, dicho individuo ha de generar formas de lectura dinámicas donde pueda adaptarse a géneros literarios novedosos con diversas finalidades (relaciones sociales, configuración de la identidad, etc.). El constante cambio de los constructos textuales genera también nuevas formas de lectura y de escritura a las que se han de adaptar con agilidad los individuos, a riesgo de que pudieran quedarse fuera de un entorno social. De ahí el desarrollo de numerosas comunidades de práctica con escrituras singulares de carácter ideofonemática, multimodal y plurilingüística, donde lo más llamativo es su particular manera de entender la autoría y su forma de interpretar la intertextualidad de la escritura.

En las últimas dos décadas, los nuevos medios de comunicación social han permitido una visibilidad de las prácticas vernáculas desconocida hasta hoy. Esta circunstancia ha posibilitado el desarrollo y la difusión en la Web 2.0 de estas formas autogeneradas, originales y creativas, que cambian regularmente y que encuentran una valoración positiva (a pesar de su aprendizaje informal) en Internet. El carácter local de las prácticas vernáculas posee en la Web 2.0 un público lector, donde intencionalmente se relata a cualquier internauta interesado algo relacionado con la propia experiencia de vivir y de pensar en el mundo (Barton y Lee, 2012). En efecto, las nuevas prácticas vernáculas de lectura y escritura en la Web 2.0 han deslegitimado las líneas divisorias entre las oposiciones dominante/vernáculo y global/local, pues los nuevos géneros de escritura en la Web no parecen ser ni tan locales ni tan privados como disponían las clásicas prácticas vernáculas (como el dietario o la carta personal). La lectura y la escritura se enfrentan en el siglo XXI a nuevos retos desde la perspectiva educativa de la enseñanza de la lengua escrita (Yus, 2010; Crystal, 2011; Barton y Lee, 2013; Perrin, 2013), pues la influencia de estas prácticas vernáculas y su capacidad de crear nuevos géneros y difundirlos ha modificado el equilibrio de poder institucional y su control en los procesos de enseñanza-aprendizaje de la escritura (Davies y Merchant, 2009).

Referencias

Barton, D. (2007). Literacy. An Introduction to the Ecology of Written Language. Oxford: Blackwell.

Barton, D. & Hamilton, M. (1998). Vernacular literacies (pp. 247-262). En Local literacies. Reading and writing in one community. London/New York: Routledge.

Barton, D & Lee, C. (2012). Redefining Vernacular Literacies in the Age of Web 2.0. Applied Linguistics, 33(3), 282-298.

Barton, D. & Lee, C. (2013). Language Online. Investigating Digital Texts and Practices. London/New York: Routledge.

Camitta, M. (1993). Vernacular writing: Varieties of Literacy among Philadelphia High School Student. In B. Street (Ed.). Cross-Cultural Approaches to Literacy. Cambridge: Cambridge University Press, 228-246.

Cassany, D., Sala Quer, J. & Henàndez, C. (2008). Escribir “al margen de la ley”: prácticas letradas vernáculas de adolescentes catalanes (pp. 446-465). En A. Moreno Sandoval (coor.), El valor de la diversidad (meta)lingüística. Disponible en www.lllf.uam.es/clg8/actas/ActasCLG8.pdf (Última consulta: 01/05/2014).

Crystal, D. (2011). Internet Linguistics: A Student Guide. London/New York: Routledge.

Davies, J. y Merchant, G. (2009). Web 2.0 for Schools. Learning and Social Participation. New York: Peter Lang.

Lea & Street (2006). The "Academic Literacies" Model: Theory and Applications. Theory Into Practice, 45(4), 368-377.

Perrin, D. (2013). The linguistics of Newswriting. Amsterdam/Philadelphia: John Benjamins Publishing Company.

Yus, F. (2010). Ciberpragmática. El uso del lenguaje en Internet. Barcelona: Ariel.

Fecha de ultima modificación: 2014-09-10