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Nacional

Pandemia no paró lucha; la violencia contra las mujeres no cesa, pero no callan

Grupos feministas, ONG y madres trabajadoras, entre otros, hacen frente común en su lucha para terminar con la violencia de género

Abraham Nava | 25-11-2020

CIUDAD DE MÉXICO.

Ni las 37 mil 294 mujeres muertas por coronavirus ni la violencia machista que ha asesinado al menos a 704 mexicanas ni las detenciones arbitrarias ni el acoso callejero ni los encapsulamientos policiales han logrado detener el movimiento feminista que se ha vuelto a reinventar en tiempos de la covid-19, citando la canción de Vivir Quintana, les sembraron miedo, les crecieron alas.

El SARS-CoV-2 trastocó todas las esferas de la sociedad mundial, para muchos implicó retos de salud, laborales, económicos y emocionales, pero para las 63.9 millones de mujeres que habitan en México (51.1% de la población nacional) ha significado también el reto de sortear la violencia de género y machista que las ha aquejado históricamente.

Tan sólo de marzo a julio, el periodo de la Jornada Nacional de Sana Distancia y el inicio de la nueva normalidad, la Red Nacional de Refugios brindó acompañamiento, atención integral y protección a 23 mil 303 personas a través de los Refugios Integrantes, Centros de Atención Externa, Casas de Emergencia, Casas de Transición, vía telefónica y a través de las redes sociales. Esto significa un incremento del 71 por ciento de atenciones en comparación con el mismo periodo de 2019. 

De enero a septiembre, el número 911 registró 531 mil llamadas de emergencia por violencia familiar, ocupando el tercer lugar de las llamadas procedentes por incidentes de seguridad, detrás de las denuncias por personas agresivas (644,144) y de personas sospechosas (575,249).

Por su parte, el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública reporta de enero a septiembre 704 feminicidios y dos mil 150 homicidios dolosos contra mujeres.

Grupos feministas, organizaciones civiles y madres trabajadoras, entre otras víctimas, hacen frente común en su lucha para acabar con la violencia de género y cuentan a Excélsior sus experiencias.

SIN PISTA DEL ASESINO DE PAMELA

Maicha Pamela González Matilde cumplió 16 años el 5 de mayo, pero su cumpleaños lo celebró dos días antes, el domingo 3. Por el trabajo de Eleocadia, su mamá, no hubiera podido celebrarlo entre semana. Recibió como regalo una bocina bluetooth para que escuchara su música en un puesto de dulces que su mamá le abrió en su casa.

Seis días después, el 9 de mayo, fue normal la rutina de la casa ubicada en la comunidad otomí de San Diego Alcalá, municipio de Temoaya, Estado de México. Eleocadia salió a trabajar y Pamela se quedó a atender el puesto en el que su mamá había invertido sus ahorros de dos mil pesos para que no se arriesgara a ir a trabajar en tiempos de pandemia.

“Yo me despedí de ella, me dijo que regresara pronto porque ella vendía sus hot dogs y sus chicharrones preparados, pero ya no tenía las cosas que iba ocupar más tarde y me dijo: ‘mamá trata de apurarte, es más vete con mi hermano, para que te apures pronto y regreses pronto porque voy a ocupar las cosas que te encargué’”.

“Me dice un compañero que le había hablado mi patrón, que cerrara pronto, en cuanto él fuera por mí que ya estuviera cerrado el negocio. ¿qué le pasó a Pame?’, le pregunté a mi patrón —quien fue avisado del hecho por la prima de Eleocadia—; me dice:’ es que la mataron, no estoy seguro, mataron a tu niña’. Yo me impresioné tanto, me enojé mucho, me dio mucha tristeza, no lo podía creer”, contó.

Eleocadia regresó a su casa para confirmar la terrible noticia; el hallazgo lo hizo una prima suya que llegó de visita a la casa, empezó a buscar a Pamela, que pensó se estaba escondiendo de ella; encontró a la pequeña dentro de un tambo en el cuarto de baño.

“Me siento desesperada, quisiera ser maga para adivinar quién fue el que le hizo daño a mi hija, igual para estar tranquila con el niño porque nada más nos estamos cuidando de qué puede pasar, porque no sabemos quién realmente lo hizo, a lo mejor hasta puede pasar a comprar, sospechamos de todo mundo, o sea, no podemos estar tranquilos”, dice angustiada.

“Canción sin miedo nos conecta”

Del 7 de marzo al 24 de noviembre el video oficial de Canción sin miedo sumaba seis millones 810 mil 936 reproducciones en el canal oficial de la cantautora, compositora y maestra normalista Vivir Quintana. El tema fue interpretado por primera vez en el Zócalo capitalino, acompañado del coro de mujeres El Palomar y la chilena Mon Laferte.

“Es un parteaguas en mi carrera, a mí me llena de mucha emoción que haya cada vez más mujeres y más hombres acercándose a mi música, lamento mucho que sea por este tema, pero también creo que es un tema que nos conecta muchísimo con hermanas de otros países, porque es un problema que tenemos a nivel mundial”, dijo Vivir en entrevista con Excélsior, quien en sólo nueve horas escribió la letra.

“Significa para mí un cambio radical en mi forma, incluso de ver las cosas, del 7 de marzo hacia ahorita yo ya no soy la misma mujer que se paró en el Zócalo a cantar con Mon Laferte y El Palomar.

“Ha sido un momento súper crucial en mi carrera, pero también ha sido un momento de mucho crecimiento emocional, de mucho crecimiento personal, porque no es lanzar solamente una canción al mundo y ya quedarte de brazos cruzados en tu casa a ver qué sucede, es estar respaldando todos los días el discurso y estar respaldando todos los días lo que dice la canción”, señala.

Hasta ahora Vivir sólo ha recibido buenos comentarios por su canción.

Considera que las formas de protesta de cada mujer no debieran ser cuestionadas o insultadas. “Siempre dicen: no son las formas y no son las formas y no son las formas... y bueno, le pregunto yo a la gente, ¿entonces cuáles son las formas de manifestarse?, yo realmente estoy con todas esas mujeres y las apoyo totalmente; cuando te dicen, sabes qué, acaban de matar a tu mejor amiga, a tu mamá, acaban de asesinar a tu hermana, acaban de encontrar descuartizada tu hija, ¿tú crees que en ese momento vas a pensar: déjame ver si éstas son las formas de manifestarme?

Arussi Unda: nos veíamos imparables

“Este año ha sido una locura, lo empezamos desde el movimiento feminista con muchísima fuerza el 8 de marzo que fue el Día Internacional de la Mujer se hicieron marchas históricas, al día siguiente paramos, nos veíamos imparables, poco después del paro de mujeres se viene la pandemia. Desde los colectivos y las organizaciones eso nos agarró un poco como en curva, porque tuvimos que empezar a idear nuevas formas de organizarnos, nuevas formas de hacer llegar ayuda, de manifestarnos, cada quien en lo que milita y en las actividades que hace, tener que reducirlas a un plano digital, hay veces que es muy difícil, sino es que casi imposible”, recuerda Arussi Unda, vocera de la colectiva Las Brujas del Mar.

“Entre compañeras de otras colectivas platicamos que justamente como estuvimos limitadas muchísimo tiempo al plano digital, había veces que se sentía que no estábamos haciendo nada, justamente porque no podías como tocar, ver, todo quedaba como en el espacio digital; pero al mismo tiempo toda esta articulación, todo este nuevo espacio a conquistar, por así decirlo, nos ayudó, por ejemplo, en el tema de la represión de Ecatepec, o de Cancún, en donde rápidamente sabíamos todo lo que está pasando y justamente por estas redes que estamos creando, orilladas básicamente a hacerlas, porque no había cómo activar de otra manera”, añade.

“Lo más difícil para el movimiento es como no hay recursos, como no hay refugios, y realmente que el gobierno ni siquiera lo reconoce, que la persecución básicamente es a las feministas y no a los feminicidas, que siguen asesinando mujeres”, lamentó.

Mujeres trans, las otras víctimas

“Uno de los momentos más complicados fue cuando el gobierno de la Ciudad de México decidió cerrar todos los establecimientos no esenciales y esto obligó a que muchas mujeres trans que ejercen el trabajo sexual en calle fueran desalojadas de hoteles, de las pensiones, de las casas habitación donde vivían, y eso generó obviamente una situación de vulnerabilidad para ellas”, lamenta Natalia Lane, activista por los derechos de las personas transgénero.

“Es importante reconocer que la pandemia vino a reforzar el sistema de desigualdad que constantemente determina que las mujeres trans no tengan las mismas condiciones, ni que gocen del mismo ejercicio de sus derechos humanos en el campo educativo, laboral. Con la iniciativa Haciendo Calle el Centro de Apoyo a las Identidades Trans salimos a las calles a acompañar a estas hermanas, a través de despensas, de víveres, de productos de higiene personal, para cubrir las necesidades más inmediatas”, recuerda.

“Muchas también tuvieron que regresar al clóset y destransicionar:  me refiero a que muchas empezaron a vivir situación desde violencia transfóbica”, lamentó.

María Elena Ríos espera justicia aún

Habían transcurrido 14 días de la Jornada Nacional de Sana Distancia (6 de abril), cuando se dio a conocer la captura de Juan Vera Carrizal, exdiputado y empresario, señalado como autor intelectual del ataque con ácido contra María Elena Ríos. La joven saxofonista oaxaqueña dice que fuera de eso su caso se encuentra estancado por la pandemia.

“El proceso legal prácticamente está parado ya que los juzgados siguen sin laborar de la manera en que suelen hacerlo, ha sido muy tedioso ver cómo afecta esta enfermedad al proceso, porque sigue alguien afuera, sigue alguien como si nada, que es el último agresor y que pues al parecer no lo buscan, no sé qué sucede, si se les olvida, si definitivamente no tiene la capacidad la fiscalía de Oaxaca para poder detenerlo”, lamenta.

“Lo terrible es que no soy la única, día con día hay más casos; y yo estoy de acuerdo con que es importante el sector salud, pero creo que también es muy importante que se le siga dando seguimiento a los procesos legales que han quedado afectados a raíz de la pandemia.

“Me da mucha impotencia saber que el quinto agresor está libre”, dice.

UNIDAS PODEMOS, DICE ERIKA

“Para nosotras, quienes hicimos la toma y quienes seguimos permaneciendo aquí adentro, pues significa mucho: una es un icono para todas las mujeres, para toda el movimiento feminista; dos, es una casa refugio; y tres, también es algo que queremos demostrarle a todas estas instituciones y al gobierno que las mujeres unidas podemos hacer muchas cosas para bienestar de este país y más que nada también para bienestar de nuestras mujeres que hemos sido violentadas”, señala Erika Martínez, mamá de una niña víctima de abuso sexual.

“Nunca van a ser las formas porque no estamos dentro de los lineamientos que existen, pero quiero decirles que nosotros llegamos hasta estos puntos porque nosotros ya seguimos los lineamientos; el siguiente proceso puede ser pintar, rayar, quemar y aún así no se visibiliza lo que estamos exigiendo”, agrega.

“Lo que estamos exigiendo, el único punto que nosotros estamos pidiendo para entregar este edificio —Okupa Cuba, Casa de Refugio (sede nacional de la CNDH)— , si así lo quisieran, es la erradicación de la violencia hacia las mujeres y los niños.

“Pero estamos viendo que es más fácil para el gobierno callar a un grupo de mujeres, proponiendo una negociación, por ejemplo, que yo entregue este edificio a cambio de un crédito de vivienda y un trabajo para que pueda pagar.”

Huérfanos a causa de feminicidios

En abril, la asociación Los Machos nos Matan en México inició una campaña para visibilizar a otros afectados por la pandemia y por la violencia machista: los huérfanos por feminicidio.

“Buscamos la forma, hubo una mamá que dijo ‘ni la pandemia nos callará’ y es verdad, buscamos la forma para que podamos seguir reclamando el grito de justicia y así también la sociedad se entere de lo que está pasando”, dijo a Excélsior Gabriela Amores, integrante de la asociación.

“El proyecto fue sensibilizar, frases de lo que no podríamos hablar, sí podríamos decirlas por letra, la letra fue lo que cada una de las compañeras plasmó lo que quería decir, lo que sintió, lo que quería reclamar: decidimos ponernos las frases en nuestros cubrebocas que nos vieran, que a la mejor nuestra voz estaba silenciada por el covid-19, pero nuestro activismo nunca”, señala.

El Protocolo Nacional de Atención Integral a Niñas, Niños y Adolescentes en Condición de Orfandad por Feminicidio contabilizó 796 niñas, niños y adolescentes de 26 estados.

VIOLENCIA DIGITAL, EN LA AGENDA

El jueves 5 de noviembre fue aprobada la Ley Olimpia en el Senado. Olimpia Coral Melo, su creadora, espera sea ratificada en la Cámara de Diputados para que sea una realidad convertirla en ley federal. Por eso ante todo para ella el 2020 es esperanza.

“Cambio y esperanza, porque hace algunos años decirle violencia digital era sinónimo de locura, era sinónimo de que nosotras no teníamos razones, éramos las culpables, éramos revictimizadas y al menos que hoy en México se le diga a esta violencia por su nombre violencia digital, y además se le dé una pena a quien ejerza la violencia sexual en internet pues es mucho, y más cuando uno lo vive y cuando uno lo siente y que cuando una intentó buscar justicia o que intentó buscarle una identidad a esta violencia fue negada”, dijo.

“La Ley Olimpia no es la panacea; venimos a poner en la agenda justamente eso, que las violencias digitales no solamente son las violencias sexuales, que son todas aquellas violencias relacionadas con las nuevas tecnologías de la información”, señaló.

 

 

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