Una viajera por la educación especial

Maestra y viajera de La Puebla del Río, Pilar dedica sus vacaciones a continuar la labor que realiza todo el año con su profesión: trabajar por y para los niños de educación especial. Recién llegada de Senegal, acumula varios viajes a los que ha ido cargada de material escolar, juguetes y medicinas

10 sep 2016 / 20:15 h - Actualizado: 11 sep 2016 / 10:30 h.
"Educación","Solidaridad"
  • Pilar llena de confeticidad a los pequeños de Senegal. / El Correo
    Pilar llena de confeticidad a los pequeños de Senegal. / El Correo

Ella es una mujer llena de confeticidad: felicidad y alegría. Esta palabra inventada por sí misma, es lo que trae de su reciente viaje a Senegal y de las escuelas andaluzas por las que ha pasado. Maestra de educación especial de La Puebla del Río, Pilar López, o Pili como la llaman en todos sitios, ha encontrado su felicidad en los viajes solidarios. «Los cambios se hacen realidad, y lo más importante es contagiar a los demás que es posible, que los sueños se cumplen», resume breve su filosofía de vida.

Esta vecina cigarrera ha viajado a distintos países y zonas desfavorecidas para mejorar la educación, en concreto, la destinada a niños con diversidades funcionales y necesidades diferentes. Su vocación está en la enseñanza y en los niños de educación especial, y le llena «ser ese vehículo para que una persona pueda tener contacto con el mundo real».

Llegó de Senegal a finales del mes de agosto, pero ha realizado voluntariado también en Finlandia, Bolivia y Perú. «Mi compañera Elena y yo nos inspiramos en los resultados del informe PISA para viajar a Helsinki y observar por qué allí había tan buenos resultados». Dicho y hecho: «Volamos». Pilar aprovecha todas las oportunidades que «la vida me ofrece», por lo que en 2012, no dudó en apuntarse a un programa de intercambio solidario con Bolivia, junto a la asociación Aepect. Allí, su grupo compuesto por «Andrea, Juan y Carmen» realizaron intercambios de conocimientos con profesores de la zona. «En una de las localidades que visitamos no había aula de educación especial, lo que nos afectó mucho. Así que cuando llegamos de vuelta a casa, transmitimos esa situación, y muchos colegios y personas se sumaron a la causa», explica. Con su inseparable compañera, Carmen, volvió en 2014, esta vez iban cargadas con más de 6.000 euros y materiales recaudados en los colegios, con los que montaron el aula de educación especial. «Es doblemente enriquecedor porque la transformación se da también en los niños de aquí, que conocen otras realidades», recalcando una anécdota: «Los niños daban el dinero de sus chuches para la hucha de Bolivia».

Su próxima estación fue Perú, donde consiguieron «montar un aula multisensorial, con los materiales necesarios para trabajar los problemas psicomotrices», dice.

Y por último, Senegal. «Un proyecto más personal, donde un grupo de cuatro amigos Isra, Mariluz, Nuria y ella «hemos estado recorriendo el país en furgoneta, conociendo sus aldeas, niños y necesidades», explica. Acompañados de la ONG Yakaar África, «que significa esperanza en su dialecto», Pilar ha vuelto enamorada de Senegal, «de su naturaleza y colores, las telas de las mujeres, las sonrisas de los niños y la grandísima hospitalidad de su gente». Allí han acudido con sus maletas cargadas de material escolar, medicinas, chanclas... «Algo que tengo que agradecer a mi familia, amigos y conocidos, que se han volcado aportando material. El año que viene volveremos con más», anuncia.

Tras tanto viaje internacional, Pilar acumula también un buen bagaje «por Andalucía y sus pueblos». Ha enseñado en múltiples localidades como Jauja, Algeciras, Martos, Jódar, Dos Hermanas, Rus, Ventorros de Balerma o Las Navas de la Concepción, consiguiendo este año una plaza en su marismeña La Puebla del Río. La ilusión la abruma de poder pasar un curso en el colegio Antonio Machado «en un aula de educación especial nueva». Cuando conoció la noticia, esta amante del confeti expresó sus sentimientos a sus amigos con la palabra confeticidad. Y lo que comenzó siendo una broma, ha llegado ya como petición a la RAE. Ella la define como «ese estado de alegría en el que sientes que miles de millones de confetis inundan tu alma y tu corazón».

Esta humilde maestra no cree que su experiencia sea un ejemplo, pero sí un impulso a los sueños, ya que «yo soñaba con realizar viajes solidarios». Tras las experiencias vividas, destaca que «no te puedes quedar con la pena. Hay que asimilar la vida e intentar cambiarla». Su ilusión sólo aumenta ante la perspectiva de nuevas acciones solidarias. «Querer es poder y de nosotros depende. Lo que no avanza es quedarse de brazos cruzados. Y hay mucha gente, en muchos sitios, haciendo muchas cosas», sentencia.