/ jueves 13 de mayo de 2021

Disruptores | Blackbox Startup: Apoyo legal para las startups

El despacho legal Blackbox Startup Law es el primero en México enfocado en ayudar a las startups


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Donde hay negocios y nueva riqueza, siempre habrán conflictos, platican los abogados especializados en startups, Victor Aguirre y Carlos Aguerrebere.

Por eso era de esperarse que la llegada y creación de nuevas empresas disruptivas a México estuviera acompañada de querellas en juzgados y despachos legales.

De acuerdo con ellos, la pandemia, el crecimiento del ambiente emprendedor en México y el interés del gobierno por regularlos aseguran que serán unos años ocupados para el despacho legal que han creado: Blackbox Startup Law.

Según explican Victor y Carlos, Blackbox es el primer despacho legal en México con el único propósito de servir a startups.

Los servicios de Blackbox pasan por todas las áreas legales que una startup pueda necesitar: constitución legal, asesoría en recursos humanos, respaldo legal de modelos de negocio, acompañamiento para levantamiento de capital, resolución de conflictos y defensa legal ante disposiciones gubernamentales.

Por su estructura y objetivos, las startups requieren de atención legal especializada que conozcan sobre los nuevos paradigmas que estas han traído a la mesa, como las nuevas relaciones entre empresas y clientes, la normativa vigente de derecho mercantil y cómo choca con los modelos de negocio o el surgimiento de las nuevas relaciones obrero-patronales entre los llamados "jornaleros digitales" y las plataformas que los habilitan para trabajar.

Foto: Especial

Este trabajo se materializa por ejemplo en la construcción de los andamiajes legales que le permiten a fintechs el manejo de datos personales, a un servicio digital de limpieza a domicilio el poder tercerizar de manera legal a la fuerza de trabajo, o habilitar a un consumidor para hacer valer sus derechos frente a una tienda en línea.

Asimismo, para atender legalmente a startups se necesita de un despacho de abogados que entienda de la importancia de la inmediatez en los nuevos modelos de negocio, y que las soluciones legales no pueden esperar a terminada la hora de la comida o el asueto de días feriados.

Por ejemplo, tradicionalmente una empresa tarda en ser constituida legalmente en un periodo que va desde uno a tres meses, pero el equipo de Blackbox busca reducir esto a un par de semanas.

"Las startups normalmente acaban trabajando con el despacho de algún conocido o con el señor con práctica de un laboralista tradicional. Si la respuesta de un despacho tradicional es resolverles en tres meses estás hablando de que es una cuarta parte del año. Para una startup el tiempo es esencial de una manera que no la habíamos visto antes".

Los socios se detienen en la importancia que representa para su actividad el ayudar a startups en el área de recursos humanos, pues estas necesitan flexibilidad para contratar rápidamente al talento necesario así como para terminar relaciones laborales sin problemas.

"Las startups tienen un componente digital que es el conducto que permite potenciar las cosas, hacerlas escalables, (...) tienen una vocación desde el inicio que es la de crecer muy rápido. Veíamos que muchos despachos legales no tenían esta comprensión para conceptualizar qué les hace distintas y por qué pueden ser tan exitosas como Uber".

En tanto, la praxis litigiosa de Blackbox se enfoca en defender a sus clientes de acciones gubernamentales que tratan de regularles, arriesgando la viabilidad de sus modelos de negocio.

"Cuando no hay algo regulado lo que busca la autoridad es ponerle el traje que más o menos se le parezca a este nuevo modelo de negocio. Para que esto esté regulado debe estar en concordancia con la Constitución y los derechos fundamentales, y en caso contrario promovemos juicios administrativos y de amparo y la verdad es que hemos tenido muy buenos resultados para quitarles a las autoridades abusivas de encima".

De acuerdo con los socios, la falta de especialización en el mercado de abogacía tradicional es la que ha ayudado para que Blackbox se vaya haciendo de un espacio propio, pues generalmente la actividad se decanta por atender a pymes o grandes corporaciones.

"Las startups no cuadran en ninguno de los dos tipos de empresa tradicional. ¿Por qué no lo puede comprender tan fácil un abogado? Pues porque la formación tradicional que te dan en leyes es estudiar el Código Mercantil de 1890 emitido por Porfirio Diaz. No todos tienen esta ductilidad mental para evolucionar rápido.

"Lo que hemos hecho es desarrollar, no solamente una comprensión muy grande de los auténticos requerimientos de una startup, sino sobre muchos procesos legales enfocados en ser ágiles y adaptados a ellas. El derecho es lento, se tiene que adaptar a los nuevos negocios y no al revés".

INNOVACIÓN Y ASOCIADOS

Antes de fundar Blackbox, Victor Aguirre habían trabajado durante cinco años para el reconocido despacho Creel García-Cuéllar sirviendo de cerca en la parte mercantil las necesidades de grandes corporaciones trabajando en México, para luego migrar a otro despacho en el que se dedicaron a derecho financiero y a relacionarse con los principales bancos, fondos y calificadoras del país.

Luego de esta experiencia legal, Victor junto con otro socio lanzaron Bólido Lab, una de las primeras empresas desarrolladoras de apps en México en 2012, misma que evolucionó en una agencia de marketing digital.

"Desarrollando apps y luego de ser abogado durante ocho años me di cuenta de que todas las necesidades que realmente tienes cuando eres un emprendedor pues nadie las estaba cubriendo con lo que se trabajaba en un despacho grande, nadie que dijera 'sólo atiendo startups'", cuenta.

Con este maridaje de conocimientos legales y tecnológicos Victor llamó a su nuevo despacho Blackbox Startup Law en referencia a la caja negra que representan los conocimientos legales y mercantiles para el grueso de emprendedores.

Carlos Aguerrebere, un abogado con vasta práctica legal-contenciosa en derecho corporativo y camarada universitario de Victor en la Escuela Libre de Derecho, se unió rápidamente al proyecto.

Consideran que la búsqueda de servicios legales para startups se multiplicará / Foto: Omar Flores

"Victor me buscó para brindar este servicio integral a las startups, que no fuera únicamente desde el punto de vista corporativo y financiero, sino que también fuera un brazo para la resolución de controversias y afortunadamente hemos tenido la confianza de varios clientes con modelos de negocio innovadores.

"Me encantó el enfoque fresco, no del despacho tradicional, porque si bien estamos trajeados sí tenemos puntos de vista más modernos y mucho más compatibles con esa industria que por allá del 2014 se veía que iba a crecer bastante", recuerda Carlos.

Por el portafolio de clientes de Blackbox han pasado nombres de grueso calibre en el ambiente tecnológico de México en prácticamente todas sus parcelas, desde el retail, el ride hailing, la movilidad, el healthtech, la logística o el fintech.

Por ejemplo, para el supermercado virtual Jüsto el equipo de Victor y Carlos ayudaron durante el due diligence y cierre de una ronda de capital reciente por mil 300 millones de pesos.

Asimismo ayudaron en los amparos tramitados por los monopatines Grin para recuperar equipo resguardado por autoridades capitalinas tras la legislación aprobada en 2020 que limitó sus operaciones, así como los tramitados por Didi e EasyTaxi cuando el gobierno de la CDMX intentó obligarles a poner taxímetros en sus unidades.

"Hubo una regulación bastante agresiva por parte del gobierno de la Ciudad de México para limitarlos de una forma que estimamos era inconstitucional y parte de lo que hemos hecho ha sido abrirles camino a los nuevos modelos de negocio".

Doctoralia, Skydrop, Nelo, Clara, Lalamove, Oyster, Mobo y el extinto Sin Delantal son otros de los clientes con los que Victor y Carlos han trabajado, así como diversas empresas ya establecidas con áreas de innovación o incubación de negocios que les buscan para asesoría.

Según los socios una de las áreas de mayor trabajo reciente para Blackbox ha sido el acompañar a startups en la búsqueda de capital venture al construir planes legales para recibir inversión. Esta práctica les ha aportado sensibilidad sobre lo que fondos internacionales están buscando.

A diferencia de una pyme que se financia con préstamos de familiares u ahorros, o una gran corporación que obtiene dinero con vehículos financieros sofisticados como salidas a bolsa, los inversionistas de startups se rigen por una máxima, que es la de la posibilidad del crecimiento exponencial.

"Lo que el ideal del venture capital busca es obtener rendimientos en el corto plazo, en los próximos dos a cinco años, y literalmente diez veces lo que se invirtió, y un alto nivel de diligencia en cuanto al cumplimiento del marco legal en cada país.

"También buscan reglas muy claras para invertir y muy sencillas al mismo tiempo de cómo entra y sale su dinero. Un problema que hemos visto es que a muchas startups abogados de empresas más grandes les hacen estatutos sociales muy sofisticados".

Para ellos la llegada a México de empresas tecnológicas de todas partes del mundo da cuenta de la confianza que existe en el país para invertir, así como del marco constitucional que permite hacer negocios.

Esto, a pesar de las acciones aisladas de legisladores y gobernantes que han intensificado su interés en regular la actividad de startups. Pero sobretodo, en establecer marcos tributarios para que éstas paguen más impuestos, como ya ha sucedido en el caso de las fintechs, los servicios de hospedaje independientes o de streaming.

Asimismo la pandemia ha disparado el uso de servicios digitales, lo que multiplica las posibilidades de fricción entre empresas tecnológicas, consumidores y gobiernos.

De esta manera, las startups deben ser especialmente cuidadosas y tener bien armado todo su plan para recibir dinero, cobrarle a sus usuarios y finalmente pagarle al Fisco.

En este contexto, aseguran que la búsqueda de servicios legales para startups nacidas en México o de otras partes del mundo que quieren hacer negocios en el país no hará más que mutiplicarse.

"Hay mucha confianza por parte de los inversionistas de venture capital en México, en su potencial como país y en sus emprendedores y están ahorita cayendo muchas inversiones o se están viniendo muchas empresas.

"En la medida que va llegando más inversión, esta va jalando la atención del Estado hacia estas actividades y su reacción natural es regularlas y acotarlas, (...) de esta manera si prevemos que haya un aumento de juicios y necesidades legales. Y en ese sentido donde hay negocios siempre van a haber conflictos".

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Donde hay negocios y nueva riqueza, siempre habrán conflictos, platican los abogados especializados en startups, Victor Aguirre y Carlos Aguerrebere.

Por eso era de esperarse que la llegada y creación de nuevas empresas disruptivas a México estuviera acompañada de querellas en juzgados y despachos legales.

De acuerdo con ellos, la pandemia, el crecimiento del ambiente emprendedor en México y el interés del gobierno por regularlos aseguran que serán unos años ocupados para el despacho legal que han creado: Blackbox Startup Law.

Según explican Victor y Carlos, Blackbox es el primer despacho legal en México con el único propósito de servir a startups.

Los servicios de Blackbox pasan por todas las áreas legales que una startup pueda necesitar: constitución legal, asesoría en recursos humanos, respaldo legal de modelos de negocio, acompañamiento para levantamiento de capital, resolución de conflictos y defensa legal ante disposiciones gubernamentales.

Por su estructura y objetivos, las startups requieren de atención legal especializada que conozcan sobre los nuevos paradigmas que estas han traído a la mesa, como las nuevas relaciones entre empresas y clientes, la normativa vigente de derecho mercantil y cómo choca con los modelos de negocio o el surgimiento de las nuevas relaciones obrero-patronales entre los llamados "jornaleros digitales" y las plataformas que los habilitan para trabajar.

Foto: Especial

Este trabajo se materializa por ejemplo en la construcción de los andamiajes legales que le permiten a fintechs el manejo de datos personales, a un servicio digital de limpieza a domicilio el poder tercerizar de manera legal a la fuerza de trabajo, o habilitar a un consumidor para hacer valer sus derechos frente a una tienda en línea.

Asimismo, para atender legalmente a startups se necesita de un despacho de abogados que entienda de la importancia de la inmediatez en los nuevos modelos de negocio, y que las soluciones legales no pueden esperar a terminada la hora de la comida o el asueto de días feriados.

Por ejemplo, tradicionalmente una empresa tarda en ser constituida legalmente en un periodo que va desde uno a tres meses, pero el equipo de Blackbox busca reducir esto a un par de semanas.

"Las startups normalmente acaban trabajando con el despacho de algún conocido o con el señor con práctica de un laboralista tradicional. Si la respuesta de un despacho tradicional es resolverles en tres meses estás hablando de que es una cuarta parte del año. Para una startup el tiempo es esencial de una manera que no la habíamos visto antes".

Los socios se detienen en la importancia que representa para su actividad el ayudar a startups en el área de recursos humanos, pues estas necesitan flexibilidad para contratar rápidamente al talento necesario así como para terminar relaciones laborales sin problemas.

"Las startups tienen un componente digital que es el conducto que permite potenciar las cosas, hacerlas escalables, (...) tienen una vocación desde el inicio que es la de crecer muy rápido. Veíamos que muchos despachos legales no tenían esta comprensión para conceptualizar qué les hace distintas y por qué pueden ser tan exitosas como Uber".

En tanto, la praxis litigiosa de Blackbox se enfoca en defender a sus clientes de acciones gubernamentales que tratan de regularles, arriesgando la viabilidad de sus modelos de negocio.

"Cuando no hay algo regulado lo que busca la autoridad es ponerle el traje que más o menos se le parezca a este nuevo modelo de negocio. Para que esto esté regulado debe estar en concordancia con la Constitución y los derechos fundamentales, y en caso contrario promovemos juicios administrativos y de amparo y la verdad es que hemos tenido muy buenos resultados para quitarles a las autoridades abusivas de encima".

De acuerdo con los socios, la falta de especialización en el mercado de abogacía tradicional es la que ha ayudado para que Blackbox se vaya haciendo de un espacio propio, pues generalmente la actividad se decanta por atender a pymes o grandes corporaciones.

"Las startups no cuadran en ninguno de los dos tipos de empresa tradicional. ¿Por qué no lo puede comprender tan fácil un abogado? Pues porque la formación tradicional que te dan en leyes es estudiar el Código Mercantil de 1890 emitido por Porfirio Diaz. No todos tienen esta ductilidad mental para evolucionar rápido.

"Lo que hemos hecho es desarrollar, no solamente una comprensión muy grande de los auténticos requerimientos de una startup, sino sobre muchos procesos legales enfocados en ser ágiles y adaptados a ellas. El derecho es lento, se tiene que adaptar a los nuevos negocios y no al revés".

INNOVACIÓN Y ASOCIADOS

Antes de fundar Blackbox, Victor Aguirre habían trabajado durante cinco años para el reconocido despacho Creel García-Cuéllar sirviendo de cerca en la parte mercantil las necesidades de grandes corporaciones trabajando en México, para luego migrar a otro despacho en el que se dedicaron a derecho financiero y a relacionarse con los principales bancos, fondos y calificadoras del país.

Luego de esta experiencia legal, Victor junto con otro socio lanzaron Bólido Lab, una de las primeras empresas desarrolladoras de apps en México en 2012, misma que evolucionó en una agencia de marketing digital.

"Desarrollando apps y luego de ser abogado durante ocho años me di cuenta de que todas las necesidades que realmente tienes cuando eres un emprendedor pues nadie las estaba cubriendo con lo que se trabajaba en un despacho grande, nadie que dijera 'sólo atiendo startups'", cuenta.

Con este maridaje de conocimientos legales y tecnológicos Victor llamó a su nuevo despacho Blackbox Startup Law en referencia a la caja negra que representan los conocimientos legales y mercantiles para el grueso de emprendedores.

Carlos Aguerrebere, un abogado con vasta práctica legal-contenciosa en derecho corporativo y camarada universitario de Victor en la Escuela Libre de Derecho, se unió rápidamente al proyecto.

Consideran que la búsqueda de servicios legales para startups se multiplicará / Foto: Omar Flores

"Victor me buscó para brindar este servicio integral a las startups, que no fuera únicamente desde el punto de vista corporativo y financiero, sino que también fuera un brazo para la resolución de controversias y afortunadamente hemos tenido la confianza de varios clientes con modelos de negocio innovadores.

"Me encantó el enfoque fresco, no del despacho tradicional, porque si bien estamos trajeados sí tenemos puntos de vista más modernos y mucho más compatibles con esa industria que por allá del 2014 se veía que iba a crecer bastante", recuerda Carlos.

Por el portafolio de clientes de Blackbox han pasado nombres de grueso calibre en el ambiente tecnológico de México en prácticamente todas sus parcelas, desde el retail, el ride hailing, la movilidad, el healthtech, la logística o el fintech.

Por ejemplo, para el supermercado virtual Jüsto el equipo de Victor y Carlos ayudaron durante el due diligence y cierre de una ronda de capital reciente por mil 300 millones de pesos.

Asimismo ayudaron en los amparos tramitados por los monopatines Grin para recuperar equipo resguardado por autoridades capitalinas tras la legislación aprobada en 2020 que limitó sus operaciones, así como los tramitados por Didi e EasyTaxi cuando el gobierno de la CDMX intentó obligarles a poner taxímetros en sus unidades.

"Hubo una regulación bastante agresiva por parte del gobierno de la Ciudad de México para limitarlos de una forma que estimamos era inconstitucional y parte de lo que hemos hecho ha sido abrirles camino a los nuevos modelos de negocio".

Doctoralia, Skydrop, Nelo, Clara, Lalamove, Oyster, Mobo y el extinto Sin Delantal son otros de los clientes con los que Victor y Carlos han trabajado, así como diversas empresas ya establecidas con áreas de innovación o incubación de negocios que les buscan para asesoría.

Según los socios una de las áreas de mayor trabajo reciente para Blackbox ha sido el acompañar a startups en la búsqueda de capital venture al construir planes legales para recibir inversión. Esta práctica les ha aportado sensibilidad sobre lo que fondos internacionales están buscando.

A diferencia de una pyme que se financia con préstamos de familiares u ahorros, o una gran corporación que obtiene dinero con vehículos financieros sofisticados como salidas a bolsa, los inversionistas de startups se rigen por una máxima, que es la de la posibilidad del crecimiento exponencial.

"Lo que el ideal del venture capital busca es obtener rendimientos en el corto plazo, en los próximos dos a cinco años, y literalmente diez veces lo que se invirtió, y un alto nivel de diligencia en cuanto al cumplimiento del marco legal en cada país.

"También buscan reglas muy claras para invertir y muy sencillas al mismo tiempo de cómo entra y sale su dinero. Un problema que hemos visto es que a muchas startups abogados de empresas más grandes les hacen estatutos sociales muy sofisticados".

Para ellos la llegada a México de empresas tecnológicas de todas partes del mundo da cuenta de la confianza que existe en el país para invertir, así como del marco constitucional que permite hacer negocios.

Esto, a pesar de las acciones aisladas de legisladores y gobernantes que han intensificado su interés en regular la actividad de startups. Pero sobretodo, en establecer marcos tributarios para que éstas paguen más impuestos, como ya ha sucedido en el caso de las fintechs, los servicios de hospedaje independientes o de streaming.

Asimismo la pandemia ha disparado el uso de servicios digitales, lo que multiplica las posibilidades de fricción entre empresas tecnológicas, consumidores y gobiernos.

De esta manera, las startups deben ser especialmente cuidadosas y tener bien armado todo su plan para recibir dinero, cobrarle a sus usuarios y finalmente pagarle al Fisco.

En este contexto, aseguran que la búsqueda de servicios legales para startups nacidas en México o de otras partes del mundo que quieren hacer negocios en el país no hará más que mutiplicarse.

"Hay mucha confianza por parte de los inversionistas de venture capital en México, en su potencial como país y en sus emprendedores y están ahorita cayendo muchas inversiones o se están viniendo muchas empresas.

"En la medida que va llegando más inversión, esta va jalando la atención del Estado hacia estas actividades y su reacción natural es regularlas y acotarlas, (...) de esta manera si prevemos que haya un aumento de juicios y necesidades legales. Y en ese sentido donde hay negocios siempre van a haber conflictos".

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