Sociedad

Sin agua caliente y sin medicinas, así son tratados los solicitantes de asilo en Barajas

El Defensor del Pueblo ha realizado una inspección sorpresa a la sala de solicitantes de asilo y de inadmitidos del aeropuerto madrileño. Este organismo alerta de las pésimas condiciones en las que son atendidas las personas que pasan por allí

Agencias

Madrid

El Defensor del Pueblo vuelve a alertar de las deplorables condiciones en las que son tratadas las personas que tienen derecho a solicitar asilo en España, cuando son recibidas en el aeropuerto madrileño de Barajas. Lo mismo ocurre con las familias, mujeres, hombres y niños que pasan por esas instalaciones antes de ser expulsadas de España.

“La sala de solicitantes de protección internacional no cumple los estándares mínimos exigibles”. Esa es la conclusión que figura en el informe del Defensor del Pueblo fechado del 3 de abril, al que ha tenido acceso la SER.

En ese documento se detalla todo tipo de deficiencias. Por ejemplo, “el sistema de agua caliente en el aseo de mujeres no funciona”. La ropa de cama “está deteriorada”, ni siquiera les dan una “toalla por persona”. Las personas que pasan varios días (incluso más de una semana) en esas instalaciones “no tienen contacto con la luz natural, ni el sol”. Esas dependencias tampoco tienen “un servicio sanitario propio”. Es más, “no existe servicio de dispensación de la medicación que puedan necesitar las personas que se encuentran en la sala de protección internacional”. Y no solo eso, “la zona de juegos para niños y niñas es utilizada como almacén”. En la sala de ‘inadmitidos’ también han detectado la presencia de “posibles víctimas de trata de seres humanos”.

Otro extremo muy grave es la “falta de cumplimentación del libro de registro de menores solicitantes de protección internacional”, que impide llevar un control actualizado del número de menores que llegan a esas dependencias.

Ese diagnóstico lo ha hecho el Mecanismo Nacional de Prevención de la Tortura (MNP), que depende del Defensor del Pueblo. Este organismo visitó el pasado 18 de marzo de este año, las salas de asilo (instalada en la T1) y la de rechazados (de la T4) del Aeropuerto Madrid-Barajas Adolfo Suárez. La inspección la realizaron – sin previo aviso- un técnico del MNP y dos técnicos del Área de Migraciones e Igualdad de Trato del Defensor del Pueblo. Estas personas inspeccionaron las instalaciones, revisaron los libros de registro, mantuvieron entrevistas con los agentes encargados de la custodia de los detenidos, así como con las personas que iban a ser expulsadas y con los solicitantes de asilo.

El objetivo de la visita era comprobar si la Dirección General de la Policía – que dependen de la Secretaría de Estado de Seguridad- ha subsanado las deficiencias que ya detectaron en julio de 2017. Pero no se ha hecho. Ponen más ejemplos.

Tanto en la sala de solicitantes de asilos, como en la que se encierra a las personas que van a ser rechazas – porque su entrada a España ha sido denegada-, “no existe separación por sexo en las habitaciones”. Tampoco les dejan tener encima sus teléfonos móviles, un extremo excesivo para el Defensor del Pueblo que pide a los responsables que “se abstengan de imponer condiciones de privación de libertad más gravosas de las expresamente previstas en las leyes”. El equipo del Defensor del Pueblo también alerta que a estas personas ni siquiera se les “facilita una alimentación equilibrada y saludable”, por eso reclaman que al menos les den verdura fresca, fruta y productos lácteos, de forma periódica. En sala de personas inadmitidas “el televisor no funciona correctamente”.

Tanto los solicitantes de asilo, como las personas que van a ser expulsadas, “tampoco pueden acceder al equipaje facturado”. El propio Defensor del Pueblo recuerda que esa situación se arrastra de forma reiterada desde el año 2010, “sin que hasta la fecha se haya corregido”

En líneas generales, el Defensor del Pueblo alerta que esas dependencias de la Policía Nacional “se encuentran en un mal estado de conservación”. Por eso propone un mantenimiento que “permita una estancia digna de las personas que allí se encuentren”. Eso se conseguiría con algo tan básico “como sustituir las sábanas y mantas que se entregan a las personas solicitantes de protección internacional”, que “al menos durante una hora al día, todos los días, puedan salir salida al exterior” y que con “carácter inmediato, las habitaciones sean ocupadas exclusivamente por personas del mismo sexo, con la única excepción de que se trate de familias nucleares”.

 
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