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La lección del zar

Autor: Esteban Soní Rico

Fiódor Dostoyevski


A sus 24 años Fiódor Dostoyevski publicó su primera novela, Pobres gente; con ella sorprendió al mundo de la literatura rusa y le dio una gran fama, la cual lo llevó a simpatizar con la política de izquierda, asistiendo a algunos grupos socialistas y radicales.



Pocos años después, en 1848, estalló la revolución en Europa, lo que llevó a los grupos radicales rusos a buscar también su propia rebelión. No obstante, previendo que se dieran las rebeliones, el zar Nicolás I infiltró a fieles zaristas entre los grupos socialistas, procurando así estar al pendiente de sus planes. De esta manera, el zar se enteró cómo un grupo radical, al cual Dostoyevski pertenecía, pretendía incitar revueltas entre los campesinos, por lo que, el 23 de abril de 1849, Nicolás mandó arrestar a todo el grupo, integrado por 24 miembros.



Fueron todos llevados a prisión, y después de ocho meses en la cárcel, los despertaron por la madrugada asegurándoles que ese día conocerían su sentencia ―usualmente, a crímenes semejantes se le condenaba al exilio por algunos meses, por lo que creían que se pasaría pronto. Mientras los prisioneros guardaban esta esperanza, los subieron a todos en carruajes y los llevaron por las calles de San Petersburgo hasta la Plaza Semyonovsky, donde los recibió un sacerdote y, detrás de él, una serie de soldados armados y multitudes de espectadores.



En este escenario, fueron llevados hasta el centro de la plaza, donde había tres postes y carretas cargadas de ataúdes. En este momento, Dostoyevski y sus compañeros no podían creer lo que veían, no serían exiliados, sino que serían ejecutados en la plaza pública. De inmediato, una vez que llegaron los prisioneros al centro de la plaza, un oficial les leyó su sentencia a muerte por fusilamiento de pelotón, lo que dejó atónitos a todos.



Después, se le repartieron a cada uno de los sentenciados una camisa con capuchas y se les ordenó que se la pusieran. Se les separaron en grupos de tres, y el primer grupo pasó a los postes que se encontraban al centro de la plaza. Dostoyevski se encontraba al inicio del segundo grupo, por lo que debería pasar al centro tan pronto sus tres compañeros hubieran muerto. En ese momento, la plaza quedó en silencio, los soldados alzaron sus rifles, apuntaron y, súbitamente, un carruaje con un mensajero del zar entró a la plaza a toda prisa. Tan pronto como se detuvo el carruaje, se bajó el mensajero y entregó una carta, en la que venía una nueva sentencia, la cual se les leyó de inmediato: cuatro años de trabajos forzados en Siberia, seguidos por una estancia en el ejército.



Ese mismo día, Dostoyevski escribió a su hermano contándole no sólo su nueva sentencia, sino también su experiencia al haber estado tan cerca de la muerte y que ahora tenía el sentimiento de haber vuelto a nacer.



Días después, fue llevado a Siberia, donde cumplió sus años de prisionero en condiciones totalmente desagradables y, además, sin privilegio alguno para escribir, por lo que solo podía imaginar sus novelas y memorizarlas. En 1857, mientras aún cumplía su estancia en el ejército, se le permitió publicar su obra, por lo que empezó a escribir y no paró de hacerlo. Se cuenta que se le veía caminar por las calles de San Petersburgo mascullando diálogos para sí mismo.



Desde ese momento en que empezó a escribir, hasta su muerte en 1881, Dostoyevski escribió de un modo frenético, escribiendo una novela tras otra, como si no le quedara tiempo de sobra y no pudiera desperdiciar ni un segundo más de su vida, tal y como lo había hecho antes de su abrupto encarcelamiento.



Se dice que Nicolás I había decidido la sentencia de trabajos forzados para los prisioneros pocos días después de que éstos fueran arrestados, pero el zar no sólo quería castigarlos, sino que quería darles una lección, una que les hiciera reflexionar claramente sobre su vida y lo que habían hecho con ella, por lo que planeó todo el escenario de la pena de muerte, desde el cura y los ataúdes, hasta el ser salvados al último momento por una milagrosa carta con una nueva sentencia.



¿Qué es lo que harías si sabes que en cualquier momento puedes morir?, ¿tú qué harías si sabes que la muerte te dio otra oportunidad?



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Zar Nicolás I

 

Aprende más:

Fuentes:
  • Greene, R. (2019). Las 33 estrategias de la guerra. Océano.

  • Zweig, S. (2012). Momentos estelares de la humanidad. Acantilado.



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