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El vellocino de oro

Lope de Vega



FIGURAS DE LA COMEDIA
 

 
HELENIA.
FINEO.
Soldados.
FRISO.
MEDEA.
FENISA.
DORICLEA.
JASÓN.
EL REY DE COLCOS.
MARTE.
TESEO.
Ninfas.
MÚSICA.





Loa famosa

 

Tocando un clarín primero, salga una DAMA a caballo en el Pegaso, que ha de traer unas alas a los lados, y ella un tocado de plumas altas, y un manto de velo de plata, bordado de ojos y lenguas, preso en los hombros.

 
[DAMA 1.ª]
   Yo llego a buena ocasión,
si no me engaña el deseo;
los mismos que dijo son
hoy en su templo Febeo,
el gran padre de Faetón. 5
   Aquí dijo que hallaría,
en las siestas de este día,
el Sol y Luna de España:
¡qué gloria los campos baña!
¡Qué resplandor! ¡Qué alegría! 10
   Diome el caballo Pegaso,
de varias plumas vestido,
que estampa en el aire el paso,
cuyas alas me han traído
de las cumbres del Parnaso. 15
   Puesto que la tierra y cielo
puedo penetrar de un vuelo,
porque toda plumas soy,
ciega de mirar estoy
tantos cielos en el suelo. 20
   Con haberme fabricado
¡oh, tú que el cielo gobiernas,
alto Júpiter sagrado!
Toda de lenguas eternas,
aquí todas me han faltado. 25
   Pues para ver sin enojos
tan soberanos despojos,
pocas las estrellas son
del esmaltado pavón
a quien Argos dio los ojos. 30
   Ya mi propósito muda
el resplandor de su llama:
de hablar he quedado en duda;
¿quién dijera que la Fama
jamás estuviera muda? 35
   Pero podré disculparme,
aunque el callar es mudarme
en otra naturaleza;
que sólo vuestra grandeza
pudo a silencio obligarme. 40
   Yo vi a Alejandro, y hablé
de Alejandro, aunque señor
de toda la tierra fue,
y a César, cuyo valor
sobre Roma puso el pie. 45
   Pero aunque tantas parecen
mis lenguas, hoy enmudecen
viendo con tanto valor
un Alejandro mayor,
pues dos mundos le obedecen. 50
   Yo vi reinas, cuya historia
osé escribir, y dejar
para siempre a la memoria;
y aquí me viene a faltar
pluma para tanta gloria. 55
   Pero ¡qué desconfianza
hace de quien soy, mudanza!
Hablar quiero; que pues soy
la Fama, obligada estoy
a vuestra eterna alabanza. 60
 

(Sale por otra parte, tocándose chirimías, otra DAMA a caballo, con un tocado de palmas de oro enlazadas, y un manto de plata en los hombros, bordado de palmas.)

 
DAMA 2.ª
   El sitio lo manifiesta:
él es, que a la vista ofrece
tan esmaltada floresta:
no he tardado, pues parece
que dan principio a la fiesta. 65
   Todo lo alcanza el deseo;
retratos del cielo veo
con tan altas majestades,
que pienso que en sus deidades
la turbada vista empleo. 70
   Y como su perfección
apenas la diferencio,
y de igual belleza son,
la lengua han puesto en silencio,
la vista en admiración. 75
   Luego que el sonoro fin
del animado clarín
de la Fama hirió mi oído,
vine a este jardín, que ha sido
ya cielo, que no jardín. 80
   Lejos de las señas voy:
errar el sitio podía,
¡oh, qué venturosa soy!
pues a este jardín venía.
y dentro del cielo estoy. 85
   Presumo, deidades bellas,
que estoy en él, pues por ellas
es fácil de conocer
que tierra no puede ser
donde hay sol, luna y estrellas. 90
   Aquí se turbara Apeles
viendo sus luces mayores,
y dejara los pinceles,
aunque le dieran colores
los jazmines y claveles. 95
   Aquí Virgilio dejara
la pluma, en el mundo rara,
pues para miraros sólo,
todos sus rayos Apolo
en medio del cielo para. 100
   No es alabaros mi intento;
que si tanta perfección
fiara a mi entendimiento,
cayera, como Faetón,
al mar de mi atrevimiento. 105
   Por eso, claras estrellas,
angélicas luces bellas,
daré al silencio mis faltas;
que ofende las cosas altas
quien no sabe encarecellas. 110
   Quisiera tener lugar
desde donde ver pudiera
la fiesta; quiero mirar
el sitio. ¿Quién me pudiera
mejor de todo informar, 115
   que aquella dama que llama
a su vista mi deseo?
¿Quién sois, generosa dama?
Aunque las señas que veo
me dicen que sois la Fama. 120
DAMA 1.ª
    La Fama soy.
DAMA 2.ª
Este día
llevaréis bien qué contar.
DAMA 1.ª
    Lo que no acierto a mirar,
acertar después querría
a encarecer y pintar. 125
    Vos, ¿quién sois?
ENVIDIA
La Envidia soy.
DAMA 1.ª
¿La Envidia? Pues ¿tan gallarda?
No la pintaron ansí
tantas edades pasadas:
poetas e historiadores. 130
de manera la retratan,
que no hay furia, no hay arpía
con quien tenga semejanza;
vos disfrazada venís.
DAMA 2.ª
El nombre, Fama, os engaña; 135
que yo no soy esa Envidia
que las historias infaman.
Soy aquella Envidia noble,
que es virtud heroica y santa;
no la que es vicio, que aquí, 140
como hay tanto sol, no entrara.
¿No veis lleno mi vestido
de laureles y de palmas?
Pues por envidia las tengo
en las letras y en las armas. 145
Lloró Alejandro de envidia
que su padre no dejaba
más tierra que conquistase,
que fue de excederle causa.
Con envidia de Platón 150
estudió cosas tan raras
Aristóteles, que pudo
merecer más nombre y fama.
Aquesta Envidia soy yo;
porque si yo no animara 155
los ingenios de los hombres,
las plumas y las espadas,
ni hubiera libros famosos
de tantas ciencias, ni hallaras,
Fama, a quién dar tus laureles. 160
DAMA 1.ª
Altamente desengañas
la que tu nombre promete;
pero ¿a qué vienes, qué aguardas
de esta fiesta?
DAMA 2.ª
Quien la emprende,
a que pretenda me llama, 165
con envidia de otra fiesta,
puesto que ninguna basta
animar a lo imposible
las fuerzas de su esperanza.
Yo le dije que advirtiese 170
que era la empresa tan alta,
que a la misma Envidia noble,
con ser tan noble, desmaya,
y que habiendo precedido
tan rara invención, que basta 175
a ocupar eternamente
fama por naciones varias,
todo el bronce de tus lenguas,
todo el vuelo de tus alas,
no hallaba camino alguno, 180
porque la desconfianza
es ya mayor que la Envidia.
DAMA 1.ª
¿Tú, por quien tantas hazañas
se han hecho en el mundo, dices
ahora tales palabras? 185
¿Qué invención pretende hacer?
DAMA 2.ª
Aquella historia que canta
Ovidio, de donde tuvo
principio el Tusón de España.
DAMA 1.ª
¿Es la de Frixo y Helenia? 190
DAMA 2.ª
Esos trujeron al Asia
el vellocino de oro,
a quien Marte puso en guarda,
con dos toros, un dragón,
por cuya empresa las aguas 195
vieron la primera nave
abrir sus campos de plata.
DAMA 1.ª
¿Quién le conquistó?
DAMA 2.ª
Jasón,
dando favor a sus armas
los encantos de Medea. 200
DAMA 1.ª
¿Quién viene?
DAMA 2.ª
Volando baja.
 

(Venga por lo alto, en una invención, la POESÍA, vestida de dama, con un laurel en las manos y en la cabeza.)

 
POESÍA
   Envidia noble, prosigue:
no tengas temor, que ya
la Fama oyéndole está,
y tus pensamientos sigue: 205
   aunque la desconfianza
buenos sucesos prometa,
siempre fue cosa discreta
desconfiar con templanza.
DAMA 2.ª
   Tu opinión quiero seguir: 210
¿quién eres?
POESÍA
Soy la Poesía,
que a los Reyes este día
vengo a alabar y servir.
DAMA 2.ª
   Vienes a buena ocasión;
diles lo que yo no puedo. 215
POESÍA
A mi pluma tengo miedo:
tan altas deidades son;
   pero llamaré a mi hermana.
DAMA 2.ª
¿Quién?
POESÍA
La Música.
DAMA 2.ª
Pues di
que los alabe por ti, 220
y que lo escriba la Fama.
 

(Váyanse la ENVIDIA y la FAMA y diga la POESÍA:)

 
POESÍA
¿Oyes Música?
 

(Responda una voz de adentro cantando.)

 
MÚSICA
¿Quién es?
POESÍA
Tu hermana: soy la Poesía.
MÚSICA
¿Qué quieres?
POESÍA
Loar querría
las dos estrellas que ves. 225
MÚSICA
Vete a tu fiesta, y verás
cómo celebran las Musas
su valor, pues tú te excusas.
POESÍA
Música, no puedo más.
 

(Vuélvase a subir, y cante la MÚSICA este villancico.)

 
MÚSICA
Ya son mundos las almas, 230
de gloria llenas;
que Isabel y Felipe
reinan en ellas.
en los reinos reinan
todos los reyes, 235
en las almas sólo
quien los merece;
pero amor les tienen.
 

(Salen por el mar HELENIA y FRIXO, sentados un carnero de oro, diciendo así:)

 
FRIXO
   ¡Favor, Neptuno divino,
si te obliga la inocencia! 240
HELENIA
¿Quién ha de hacer resistencia
al furor de su destino?
FRIXO
A tu centro cristalino
lleguen, deidad soberana.
las lágrimas de mi hermana; 245
pero dejásla llorar
porque enriquezca tu mar
la mayor riqueza humana.
   Alza los ojos al cielo,
hermosa Helenia, si está 250
el mar tan airado ya,
que se ha convertido en hielo:
obliga el piadoso celo
de las supremas deidades;
que si no las persüades 255
con ver llorar dos estrellas,
temo por sus perlas bellas
mayores adversidades.
HELENIA
   Este dorado animal
debéis haber codiciado, 260
ninfas de Neptuno airado,
por el precioso metal:
por los campos de cristal
no sabrá pacer corales
entre ramas desiguales; 265
dejalde, que ya le espera
coronada la ribera
de jacintos orientales.
FRIXO
   Mientras más, Helenia, lloras,
más enriqueces el mar, 270
que en conchas, sale a buscar
tus dos divinas auroras:
guarda el valor que atesoras,
hermana querida, en ellas,
que pues con perlas tan bellas 275
permiten que las respondas,
codiciosas son las ondas
y envidiosas las estrellas.
HELENIA
   Loca de verse pisar
por donde más se dilata. 280
encrespa lazos de plata
la superficie del mar;
¡ondas, dejadnos pasar!
FRIXO
¡Ondas, tened compasión!
HELENIA
¡Ninfas, piedad, si es razón! 285
FRIXO
El mar sus montes allana;
que aquellos bultos, hermana,
celajes de tierra son.
HELENIA
   Las nubes celajes nombras,
pero en el temor consiste; 290
que siempre engañan a un triste
las esperanzas con sombras.
FRIXO
¡Ay, Dios! Con razón asombras
de la aspereza del mar,
si nos salen a matar 295
sus ninfas.
HELENIA
   No puede ser,
porque con tanto placer
a nadie se dio pesar.
 

(Ábrase un peñasco y salga de él DORICLEA, ninfa, sentada en un delfín de plata.)

 
DORICLEA
   En los palacios, sobre blanda arena, 300
de perlas y corales fabricados,
al Rey que el proceloso mar enfrena.
¡oh, hermanos, cuanto hermosos, desdichados!
Envidiosa propuso una sirena,
y a los marinos dioses convocados, 305
que os diese el agua eterna sepultura;
así trata la envidia a la hermosura.
   Ese animal dorado pretendía
que fuese a su deidad sacrificado
sobre fuego del ámbar que el mar cría, 310
por atrevido a su cristal sagrado:
no se calificó por osadía,
sino desdicha, haber su campo arado;
que puesto que hay desdichas atrevidas,
las perdona el peligro de las vidas. 315
   Varios fueron los votos; mas venciendo
las ninfas, que a piedad habéis movido,
tres veces el Tridente reprimiendo
las voces del Consejo dividido,
manda que os guíe a la ribera, haciendo 320
camino este delfín al atrevido
bello animal, que de su gran tesoro
bordó las aguas con guedejas de oro;
   y que ninguna ninfa osada sea
a hurtar sutil de su dorada lana, 325
hasta que en tierra algunas hebras vea,
en que ensarte su aljófar la mañana:
Friso, yo soy la ninfa Doriclea,
sigue mis pasos con tu bella hermana;
que ya, como a marítimas deidades, 330
en la orilla os reciben las náyades.
 

(Salen la MÚSICA y las ninfas que puedan, coronadas de corales y perlas, con velos de plata sobre vestidos azules, y ramos de coral y perlas en las manos, y FRIXO y HELENIA desciendan del carnero de oro.)

 
MÚSICA
   A quien el mar perdona.
recíbale la tierra;
así piadoso el cielo
defiende la inocencia. 335
Náyades de las fuentes,
y de la mar sirenas,
rendid vuestras envidias
a la Idëal belleza.
Cantemos dulces coros, 340
sembrando por la arena
en ramos de corales
los racimos de perlas,
pues lo quieren los dioses,
¡vivan Frixo y Helenia! 345
hermanos perseguidos
de su madrastra fiera.
Y a quien el mar perdona
recíbela la tierra;
así piadoso el cielo 350
defiende la inocencia.
FRIXO
    Sagradas ninfas del mar,
tú, hermosa Doriclea,
parto de las claras ondas,
gloria y honor de las selvas; 355
tú, como Venus, nacida
de las espumas que besan,
de las peinadas orillas
la blanca y lustrosa arena,
oíd la historia que pudo 360
ser por desdichas tragedia,
si faltara la piedad,
atributo a la nobleza:
adonde la blanca aurora
compone la cuna tierna, 365
Fénix de su misma luz,
al sol que renace en ella,
sabio, aunque no venturoso,
el rey Atamante reina,
depuesta la blanca espada 370
de mil gloriosas empresas.
Casóse en sus tiernos años
con la bellísima Celia,
de quien los dos somos hijos
con desdichadas estrellas. 375
Mi nombre, ninfas, es Frixo,
mi hermana se llama Helenia,
gran sujeto a la Fortuna
para ejercitar sus fuerzas.
Los dos nos criamos juntos 380
hasta que la primavera
de nuestra edad dividió
la vida por la sospecha.
Atamante, con los años,
que todas las cosas truecan, 385
puso el dolor en olvido,
sombra de memorias muertas.
juntó consejeros sabios,
todos pienso que lo eran,
mas la voluntad de un rey 390
fue siempre la ley primera.
Dijo que quería casarse,
todos convienen que acierta;
que pretensiones y aumentos
abonan cuanto se yerra. 395
Casóse con Erifile,
más hermosa que discreta,
aunque era bien entendida,
pero con poca prudencia.
Quísola con pocos años; 400
que la edad que a muchos llega,
ama con mayor lealtad
y agradece que le quieran.
Ganóle el alma Erifile
que no es mucho que esto pueda 405
el artificio en los brazos
cuando nieva en las cabezas.
Comenzó a olvidar sus hijos,
¿quién pensara que pudiera?
Pero ¿quién no lo pensara 410
entrando la envidia en ella?
Yo, en la caza divertido,
le presentaba las fieras,
pero nunca con ninguna
pude aplacar su fiereza. 415
Como vi que la cansaba,
seguí animoso la guerra,
o para que me matasen,
o agradarla con mi ausencia.
Dábame el cielo victorias 420
como si yo las pidiera;
pero rasgábanle el alma
las cajas y las trompetas.
Cuando vía tremolando
las victoriosas banderas 425
entrar al son de las cajas.
se desmayaba en las rejas.
Mi hermana, por otra parte,
procuraba entretenerla,
ya con labores que hacía, 430
ya con inventarle fiestas.
Llegó a su extremo la envidia,
creció con lo que otros menguan,
porque, al revés de otros vicios,
con buenas obras se aumenta. 435
En fin, supo hacer de modo
que, de mi padre en la ausencia,
nos mandó echar en el mar
en un arca sin cubierta.
Al retirarse las ondas 440
de las opuestas riberas,
obedientes al imperio
que puso la luna en ellas,
vimos el golfo cantando
tan lastimosas endechas, 445
que gimieron los delfines
y lloraron las sirenas.
Mil veces vimos el arca
de las estrellas tan cerca,
que a poderse desclavar, 450
alcanzáramos estrellas;
y mil veces al abismo
descender con tal violencia,
que nos pareció que ya
pasaba de las arenas, 455
cual suelen de los pintados
arcos, para que desciendan
con la violencia que suelen,
los indios tirar las flechas.
En medio de estas desdichas, 460
sobre las ondas se muestra,
en un sepulcro de espumas,
sombra nuestra madre Celia.
«Hijos, nos dice llorando,
¿adónde a morir os lleva 465
la envidia de una madrastra?»
Lloramos juntos con ella,
y ella, a Júpiter moviendo,
de quien tuvo descendencia
su sangre, miró piadosa 470
las márgenes de la tierra,
de donde aqueste animal
rompe las ondas soberbias,
y para fe del milagro
doradas las rubias hebras. 475
Subimos en él los dos,
y aunque a costa de perderlas,
por altas montañas de agua
hallamos sendas estrechas.
Pero como por envidia 480
salimos de nuestra tierra,
también quiso airada el agua
que muriéramos en ella;
hasta que con tu favor,
bellísima Doriclea, 485
pisamos los verdes campos
destas enramadas selvas.
Contra quien ayuda Dios,
cánsase la envidia necia;
que cuando hubiera fortuna, 490
Dios gobernará su rueda.
DORICLEA
    ¿A quién, con vuestros cuidados,
príncipes, no les daréis,
si inocentes padecéis,
y hermosos sois envidiados? 495
Pero vivid confiados
de que saldréis con victoria;
que el cielo tiene memoria
de que estáis en tierra ajena,
y que ha de ser vuestra pena 500
para más descanso y gloria.
   Donde la vista termina
deste horizonte la cumbre,
su dorada pesadumbre,
que con las nubes confina, 505
consagrado a la divina
deidad de Marte, levanta
un templo, por cuya planta
los délficos diferencio,
donde en respeto y silencio 510
veneran su imagen santa.
   Aquí nereidas hermosas,
conduciréis a los dos,
porque el armígero dios,
en sus aras belicosas, 515
lleno de purpúreas rosas,
ofrezcan este animal,
preciosa víctima igual
a su divino decoro,
pues al estrellado Toro 520
vence la luz celestial;
que yo vuelvo en mi delfín
a los centros del Nereo,
porque ya el vario Proteo
toca el sonoro clarín: 525
tendrán vuestros males fin
con este holocausto santo;
y luego que en negro manto
suba el humo al quinto cielo,
bajará vuestro consuelo, 530
y cesará vuestro llanto.
 

(Mientras van las ninfas guiando al carnero de oro, que irá sobre sus ruedas, vuelva a cantar la MÚSICA:)

 
[MÚSICA]
   Apacibles prados,
creced las hierbas;
que ganado de oro
pasa por ellas. 535
 

(Aquí suenan trompetas y cajas, tiros, arcabuces y fuegos, y se abra el templo del dios MARTE, donde, sobre otras tantas columnas, se vean nueve retratos de los nueve de la FAMA, y en la décima el emperador Carlos V, a caballo, entre diversas armas y despojos, que por todo el templo estén pendientes de velos de plata y lazos de colores; MARTE en medio, armado, con plumas, lanza y rodela.)

 
FRIXO
   Sacro armipotente Marte,
Dios de las batallas fuerte,
que de no temer la muerte
sangriento enseñas el arte;
si tuve en tus glorias parte 540
por tantas victorias claras,
recibe, pues siempre amparas
a los que tu amor merecen,
los que esta víctima ofrecen
a los jaspes de tus aras. 545
   Dos desterrados hermanos,
de ajena ofensa inocentes,
tienes a tus pies presentes,
favor pidiendo a tus manos;
así los brazos humanos 550
veas de tu blanca diosa
en tu esfera luminosa,
sin que el sol, que en medio vive,
de tanta gloria te prive,
lleno de envidia celosa; 555
   y así Vulcano, jamás
forme red, del cielo risa,
a quien de tu amor avisa
por los celos que le das;
y así no te cuente más 560
de Adonis, Venus, la historia,
ni despierte la memoria
el lirio azul de su amor;
pues dar a un triste favor,
aun es en los hombres, gloria. 565
MARTE
   Hijos del noble Rey del claro Oriente
felicísima sangre de Atamante,
a quien la envidia trujo el mal presente
y envidia de mujer siempre arrogante;
el cielo os mira ya piadosamente; 570
ningún temor vuestra inocencia espante,
que presto volveréis al patrio suelo;
así lo dice ya présago el cielo.
   El templo adonde estáis os asegura
de todo cuanto la Fortuna intenta; 575
así la ofrenda recibir procura
quien la estrellada máquina sustenta;
la Fama, que al igual del tiempo dura,
de los preceptos del olvido exenta,
aquí tiene su centro, aquí reside, 580
aquí favor para las letras pide.
   Aquél de la celada que remata
un sol entre suspensos paralelos,
al valeroso Josué retrata,
que le detuvo, y admiró los cielos: 585
aquél del peto de luciente plata,
que el manto cubre de listados velos,
es el pastor que derribó el Gigante
a los cercos del cáñamo tronante;
   aquél de la casaca azul celeste, 590
es el gran defensor de los hebreos,
a quien la Fama eternos siglos preste
bronce inmortal, elogios y trofeos;
éste de la encarnada sobreveste,
que con presteza igual a sus deseos 595
bebió de polo a polo el mar profundo,
es Alejandro, vencedor del mundo;
   Héctor, aquél del morrión dorado,
invicto, aunque en el griego desafío,
entre la roja púrpura bañado, 600
aró la arena del troyano río;
éstos que no han nacido, aunque han llegado
por el valor futuro al templo mío
Júpiter manda que su imagen sea
copiada aquí de su divina idea; 605
   aquél, es César, ínclito romano,
que ha de obrar y escribir tantas historias;
éste es Carlos, francés, llamado el Mano
coronado de palmas y victorias;
aquél, Arturo, el ínclito britano, 610
y éste Bernardo, que a mayores glorias
llegara si le viera edad alguna
con menos sangre o con mejor fortuna.
   Décimo destos que la Fama nombra,
manda poner sobre esta basa y plinto, 615
con la ferocidad que al Cita asombra,
al Marte de la tierra, a Carlos quinto;
la reina de las aves hará sombra
de suerte a España en término sucinto,
que dando envidia a las demás naciones 620
penetren los dos polos sus pendones.
   El vellocino que hoy me sacrificas,
de tanto honor le haré que ilustre el pecho
de los reyes de España, entre las ricas
piedras que el fuego esmaltarán deshecho; 625
mira a qué cielo su valor aplicas,
después de estar de treinta estrellas hecho,
cuando le bañe el sol en su alta esfera,
al paso de la verde primavera.
   La venturosa edad que está esperando 630
dorado el siglo de mayor tesoro,
de tres Filipos le verá adornando
el católico pecho entre aspas de oro:
yo, en tanto, a un árbol le pondré, formando
para custodia de mayor decoro, 635
dos toros y un dragón, linces de fuego,
a cuyas armas su riqueza entrego.
   Y ojalá que llegara a la dichosa
del gran Felipe cuarto el vellocino;
que destos animales la espantosa 640
furia domara su valor divino;
que del bridón rigiendo la espumosa
boca, y vibrando el temple diamantino,
los deshiciera con valor profundo,
que en años diez y siete asombra el mundo. 645
   No me permite Júpiter que cuente
los grandes hechos deste gran Monarca
mas que le ponga en el lugar decente
que libra del olvido y de la parca.
Tú, Frixo, en tanto, de tu patria ausente, 650
con tosca piel y con grosera abarca,
vive estos montes con tu hermana bella;
que aun tiene rayos tu enemiga estrella.
 

(Ciérrese el templo, y salga, después de haberse tocado las trompetas, el príncipe FINEO en hábito de caza, con un venablo.)

 
FINEO
   Monte que al cielo subes,
cuyos ásperos riscos 655
apenas retratar el mar se atreve,
penetrando las nubes
tus altos obeliscos,
ya vestidos de hierba, ya de nieve,
por donde el paso mueve, 660
la fiera más hermosa
que a vuestros valles pasa,
la nieve que me abrasa,
la hermosa imagen de jazmín y rosa,
la bella ninfa altiva, 665
más que vuestros arroyos fugitiva.
 

(Sale MEDEA en hábito de caza por otra parte, con arco y flechas.)

 
MEDEA
   Montes que en aspereza
de peñas elevadas,
silvestres fieras, bárbaros pastores,
excedéis la fiereza 670
y selvas encantadas
de Arcadia, faltos de aves y de flores,
por no escuchar amores,
por no entender suspiros,
a vuestras soledades 675
ofrezco libertades,
al viento voces y a las fieras tiros;
que quien de amor se ofende,
huyendo de quien ama se defiende.
FINEO
   Amor, duro castigo 680
de nuestros pensamientos,
que a tantas humildades nos obligas;
pacífico enemigo,
que los entendimientos
dulce enloqueces, y áspero fatigas; 685
así jamás persigas
a quien no te merece,
pues tu poder ignora
quien mata a quien le adora,
que me digas, amor, ¿cómo padece 690
tus penas sin mudanza
quien no supo jamás qué es esperanza?
MEDEA
   Desdén que me defiendes
de los atrevimientos
en que suelen caer las voluntades, 695
y victorioso emprendes
con altos pensamientos
castigar las ajenas libertades;
pues tú me persuades
que amor es todo engaños, 700
prosigue en tus extremos;
juntos los dos pasemos
la verde primavera de mis años;
que es insufrible pena
querer vivir por voluntad ajena. 705
FINEO
   Bellísima homicida
del alma que desdeñas,
dulce cuidado generoso mío,
que me cuestas la vida,
¿en cuál de aquestas peñas 710
tu retrato verá mi desvarío?
Pues vengarme confía
en los piadosos cielos
de tu cruel belleza;
que por ser tu aspereza 715
sujeta un hora, aunque me maten celos,
quiero pedir que quieras,
y morirme de amor porque tú mueras.
MEDEA
   Aborrecido amante,
que conquistas en vano 720
el hielo de mi pecho, ¿cómo emprendes
deshacer un diamante,
pues ya como tirano
la dulce libertad del alma ofendes?
Imposibles pretendes, 725
los rayos del sol miras,
siembras en el arena,
pues mientras con más pena
loco de amor por mi desdén suspiras,
con más libre deseo 730
mi libertad en tu desprecio empleo.
FINEO
   ¡Ay, dulce imaginación,
poderosa a hacer efeto!
¡Ay, imposible sujeto
de mi loca pretensión! 735
   ¡Ay, sombra del pensamiento!
Mas, pues no puede abrasar
la sombra, os haré pensar
que es verdad mi atrevimiento.
   Llegad, corazón turbado, 740
y tanta dicha gozad;
que alguna vez es verdad
lo que piensa un desdichado.
   Si pudieran esconderme
de tu luz tantos enojos, 745
te conocieran mis ojos
en que te pesa de verme.
   Yo sé que no me ha engañado,
prima, el pensamiento mío,
pues que me muestras desvío 750
aun antes de haberme hablado.
   Excusas palabras breves
por mostrar largos enojos,
pues remites a los ojos
la respuesta que me debes. 755
   Tú no vas a matar fieras,
porque, si fueras, sospecho
que a la crueldad de tu pecho
volver el arco pudieras.
   Irás a matarme a mí: 760
¡ojalá lo fuera yo,
no para matarme, no,
para no esperarte, sí!
   Yo espero; tira, procura
mi muerte, si ya la esperas, 765
porque solamente fieras
huyeran de tu hermosura.
   Que puesto que me aborreces,
podré tener por favor
matarme amor, que al amar 770
en arco y flechas pareces.
MEDEA
   Gallardo primo Fineo,
pésame de verte triste,
si tu tristeza consiste
en tu amoroso deseo. 775
   Tanta desesperación
es indigna de hombre sabio,
ni querer formar agravio
que no se funde en razón.
   No sé yo que esté obligada 780
a amar una dama a quien
dice que la quiere bien;
porque no ha de amar forzada.
   Voluntad que no responde
a quien muestra voluntad, 785
a mayor dificultad
que la de amor corresponde.
   Es definición de amor
correspondencia de estrellas;
que donde no quieren ellas, 790
pierden servicios valor.
   Fuera destos, en cortesía
te estima mi voluntad.
FINEO
Agradezco tu piedad,
ingrata enemiga mía; 795
   porque es tenerla de mí
el darte prisa a matarme;
que deberte el engañarme.
fuera más crueldad en ti.
   El Rey, tu padre, Medea, 800
desde la muerte de Albano,
mi amado padre y su hermano,
mi aumento y vida desea.
   Él me ha criado: ¡ay de mí!
que de criarme contigo 805
nació este amor, mi enemigo,
pues que nunca nace en ti.
   ¡Caso extraño que se aumente
amor sin amor! Pues mira
no llegue de amor la ira 810
a que la venganza intente.
   Que podrá ser que algún día
te arrepientas de mis daños
vencida de otros engaños,
ya que no de mi porfía. 815
   Falten las luces serenas
de tus estrellas crueles,
para tu boca claveles,
para tu frente azucenas.
   Eclipse la nieve pura 820
su divino resplandor.
porque el tiempo es el mayor
contrario de la hermosura.
   Y entonces, amor lo quiera,
que no te aborrezca, no, 825
pero que me vengue yo
de tu hermosura siquiera.
MEDEA
Fineo, yo escucho mal
a quien habla en querer bien.
FINEO
Detente, hermoso desdén. 830
para mí muerte inmortal;
   que aunque el respeto perdone,
amor licencia me da.
MEDEA
Mira, Fineo, que ya
parece que el sol se pone. 835
   ¿No lo ves en su arrebol?
FINEO
Detén las plantas crueles
porque no haya dos laureles,
pues no hay más de un solo sol.
   Ama un hombre que te adora 840
a ejemplo de cuanto vive,
que vida de amor recibe,
y por vivir se enamora.
   No viene la primavera
con verdes pasos al prado, 845
cuando de amor esmaltado,
de sus flores fruto espera.
   Apenas las libres aves
ven la risa de la aurora,
cuando amor las enamora 850
y enseña amores suaves,
   las palomas se requiebran
y las tórtolas se casan:
hasta las aguas que pasan,
en las pizarras se quiebran; 855
   que amor junta hasta las piedras,
y en los árboles de Alcides
suben las fértiles vides,
y por los muros las yedras.
   Deja un león el rigor, 860
brama por su amada ausente;
no hay sirena en mar, ni en fuente
ninfa, que no tenga amor.
   No hay pez en el mar profundo
que no tenga sentimiento: 865
amor es un elemento
en que se conserva el mundo.
   Pues ¿sola no ha de querer
obedecer tu belleza
la ley de naturaleza? 870
¿Eres montaña o mujer?
MEDEA
   Mientras más me persuades.
más me enojas; primo, adiós;
que de estar solos los dos
murmuran las soledades. 875
    En palacio me dirás
lo que no te escucho aquí.
FINEO
¿Oirásme en palacio?
MEDEA
Sí.
FINEO
Falsa esperanza me das.
MEDEA
   En fin, ¿esperanza es ya? 880
FINEO
Ni dice el alma que es mucha,
porque quien sola no escucha,
acompañada ¿qué hará?
    Dame un favor.
MEDEA
¿Qué favor?
FINEO
Una flor; que si la alcanza, 885
será en mi alma esperanza
lo que en tu cabello es flor.
MEDEA
    Hartas, primo, tiene el prado;
cógelas, y adiós, que suena
gente.

 (Vase.) 

FINEO
Detente, sirena
890
del mar de mi amor turbado.
Detente; tenedla, cielos;
creced en forma de ríos,
agua os dan los ojos míos;
poneos delante, arroyuelos. 895
   Zarzas, en besar dichosas
sus pies, detened sus pies;
pero si es Venus, después
volveréis a tener rosas.
   Detened su ligereza, 900
peñas; pero no querréis,
por lo que della tenéis,
que aunque no es sangre, es dureza.
   ¡Ay de mi corta ventura,
que de mis méritos no; 905
que el cielo nos igualó
en lo que no es hermosura!
   ¿Cómo es posible culparme
de ser tan indigno? Hoy muero;
en vuestros cristales quiero 910
¡oh, puras fuentes! mirarme.
   No soy el loco Narciso;
pero ¿cómo me aborrece
Medea, si aquí parece
que naturaleza quiso 915
   favorecerme en no ser
tan desigual a Medea?
¡Cielos, mi muerte desea!
Amar es obedecer.
   Yo me quiero dar la muerte; 920
vengaréme de mi amor,
y della, si su rigor
de tanta crueldad le advierte.
   Vuelve, Medea, a mirarme
morir, no a verme querer, 925
pues no quisiste volver
a darme vida y matarme.
   Mas echarme quiero en ti;
ondas, abrid vuestro centro:
voces oigo; si son dentro, 930
deben de salir por mí.
 

(Dentro digan JASÓN y TESEO:)

 
JASÓN
   Tierra, y tierra deseada.
TESEO
Llega a tierra.
TODOS
Tierra, tierra!
FINEO
Parece gente de guerra:
pero la vista, engañada, 935
   no conoce que en el mar
es imposible haber gente,
porque el húmedo Tridente
no se ha dejado pisar.
   Gente viene. ¡Hola, pastor, 940
que habitas estas cabañas,
que de neas y espadañas
compone tosca labor!
   ¿Sabes de qué se ha causado
en la mar este rüido? 945
 

(Sale FRIXO en traje de pastor.)

 
FRIXO
Señor, yo estaba dormido
en las sombras deste prado,
   cuando el confuso alboroto
del agua me despertó,
y vi que el ganado huyó 950
desde su ribera al soto.
   Dila silbos, rasgué el viento
con la honda, y a la fe,
que ignorante le llamé
de tan extraño portento; 955
   que volviendo, al mar los ojos,
vi por sus campañas rasas
unas portátiles casas
llenas de varios despojos,
   con más cuerdas que se mira 960
un instrumento ordenado,
y asiento un lienzo pintado
decir: «Bota, amaina y vira»,
   gente que dentro se esconde:
en fin, el furor del viento 965
con seguro movimiento
templadamente responde;
   que cortando las espumas
que forma el azul cristal,
entre los campos de sal 970
parece flecha con plumas.
   Al principio imaginé
que fuese ballena o foca,
isla movediza o roca;
pero engañado quedé, 975
   que dejando la mar fiera,
de la alta casa trasladan,
en tablas que asidas nadan,
a la mojada ribera
   cajas, armas, gente fuerte, 980
galas, espadas y lanzas.
FINEO
Tened paciencia, esperanzas,
que hay mayor mal que la muerte.
   Guerra es ésta; no es razón
que no ayudéis a Medea, 985
puesto que ingrata desea
vuestra injusta perdición.
   Pastor, si galán pastor
lo puede ser deste valle,
de tu discreción y talle 990
me prometo igual valor.
   Vente a la corte conmigo.
FRIXO
Señor, tengo aquí una hermana,
y no es para cortesana.
FINEO
¿Por qué si viene contigo? 995
   Que yo, no puedo creer
que digna de estar no sea
con la divina Medea,
ángel, peñasco y mujer;
pues es forzoso que a ti 1000
se parezca.
FRIXO
Pues allá,
si ella con la Reina está,
¿qué pensáis hacer de mí?
FINEO
   ¿Tú no serás jardinero
del Rey mi tío?
FRIXO
Sí, a fe,
1005
porque es oficio que sé.
FINEO
Llevarte a la corte quiero.
FRIXO
   Estoy diestro en saber bien
lo que las flores requieren,
unas que poca agua quieren. 1010
y otras que mucha también.
   Los claveles, azucenas,
clavellinas, carmesíes,
anémonas, alelíes,
lirios de moradas venas; 1015
   rosas, mayas, valerianas,
manutistas y mosquetas,
tornasoles y violetas,
narcisos y mejicanas;
   de artemisas y jacintos, 1020
campanillas, cidronelas,
junquillos y pimpinelas
entre verdes laberintos,
   haré un jardín tan perfeto,
que pueda envidiarle Apolo. 1025
FINEO
Si te llevo, es porque sólo
has de saber un secreto.
FRIXO
   ¿Es de negocios de amor?
FINEO
¿Tan presto lo has conocido?
FRIXO
Sí, señor, que enfermo he sido, 1030
y os conozco en la color.
FINEO
   Cajas vuelven a sonar:
¿cómo te llamas?
FRIXO
Lisardo.
FINEO
Aquí lo que fuere aguardo.
FRIXO
Mi hermana voy a llamar: 1035
   griegos son: no hay que me asombre,
pues tengo el nombre mudado;
que de quien muda el estado,
aun apenas queda el nombre.
 

(Salen cajas, banderas y soldados, JASÓN y TESEO.)

 
JASÓN
   Aquí hay un hombre, Teseo. 1040
TESEO
Llega de paz, que la guerra
por donde habemos venido
no es posible que la teman.
JASÓN
Caballero, si lo sois
como el semblante lo muestra 1045
que naturaleza escribe
en la frente la nobleza,
¿podemos llegar de paz?
FINEO
Capitanes, vuestra lengua
dice quien sois, y esta hazaña 1050
digna de las armas griegas.
Soy el príncipe Fineo,
sobrino del rey Oeta,
rey de Colcos, padre ilustre
de la divina Medea; 1055
Medea, cuya hermosura
es de aqueste reino Elena,
no para incendios de Troya,
ni para infamias de Grecia,
hoy anda en aqueste monte 1060
cazando silvestres fieras,
seguro que diese el mar
a vuestras armas licencia.
y por quien sois os suplico,
que con el milagro sepa 1065
la intención con que venís.
JASÓN
Tu cortesía y nobleza
obligan, Príncipe ilustre,
a que Jasón te agradezca
el alma con que le escuchas, 1070
la voluntad que le muestras.
Y, pues ya te he dicho el nombre,
sabrás que reinaba en Grecia
Pelias con Esón, mi padre:
murió Esón, y quedó Pelias; 1075
No teniendo sucesión,
dábale notable pena
el ver que yo le heredase;
que está la envidia más cerca
que la amistad y la sangre; 1080
aquella víbora fiera,
a quien mata el bien ajeno,
y el mal del amigo alegra,
y con no haber heredero
que en el reino le suceda, 1085
trató mi muerte conmigo,
o por lo menos mi ausencia.
Díjome Pelias un día:
«Hijo, si en la primavera
de tus años no ejercitas 1090
las armas, ¿qué honor profesas?
Entra por el ocio amor,
tirano de las potencias,
y muere un hombre sin fama,
vida de memorias muertas. 1095
Tú tienes alto valor,
que de nuestra sangre heredas,
raro ingenio, salud firme,
pocos años, muchas fuerzas.
Adquiere nombre que a todos 1100
nos dé honor, y harás que sea
nuestra sangre tu corona,
y tu victoria la nuestra.
Hércules tiene vencidas
las difíciles empresas 1105
del mundo, en Europa y Asia;
como la sierpe Lernea,
el fiero león de Arcadia,
y la calidonia fiera.
Mató al gigante Aqueloo; 1110
y así, no queda que emprendas
sino el vellocino de oro,
que Marte puso en la huerta,
pendiente de un lauro verde,
del Rey de Colcos, Oeta. 1115
Si éste conquistas, Jasón,
heroica fama te espera,
bronces y jaspes te aguardan
con epigramas eternas.»
Y puesto que vi su envidia, 1120
no quise que conociera,
ni en mi valor cobardía,
ni en sus intentos bajeza.
Hablé al gallardo Teseo,
honor y gloria de Tebas, 1125
y porque pasar a Colcos
por alta mar era fuerza,
pensamos los dos un día
la mayor cosa y más nueva
que imaginaron los hombres; 1130
porque estando en una selva,
se cayó un nido de un árbol
de manera en la ribera
del mar, que con padres e hijos,
las mimbres y pajas secas 1135
conducidas de las ondas,
que como ves salen y entran,
fueron caminando al golfo
sin que el agua las ofenda.
Atravesóse una pluma 1140
entre dos pajas y en ella
daba el viento, que movía
el nido con blanda fuerza.
Luego fabriqué una nave
y puse en un árbol velas, 1145
a imitación de la pluma,
para moverlas por ellas.
Diéronme pinos las faldas
del Pegaso, y por hacerla
de su monte su apellido, 1150
fue la nave Pegasea,
aunque otros la llaman Argos,
porque ejecutó mi idea
un griego de aqueste nombre,
que al diestro Dédalo afrenta. 1155
Echéla al mar, adornada
de blandas jarcias y cuerdas,
con que he tocado el abismo
y espantado las estrellas.
Los peligros que he pasado 1160
no es razón que los refiera,
por acercarse la noche
cubierta de sombras negras.
Yo vengo de paz a Colcos,
y así es razón que precedas 1165
mi embajada, dando al Rey
de mi pensamiento cuenta.
Que si tiene por casar,
como yo pienso, a Medea,
y en esta empresa me ayuda, 1170
yo me casaré con ella.
FINEO
¡Notable hazaña la tuya!
No me admira lo que intentas,
mas la de pasar el mar
a pesar de su soberbia... 1175
yo te quiero conducir
al Rey, pero no pretendas
casamiento con su hija,
por ciertas cosas secretas
que yo te diré después. 1180
JASÓN
No quiera Dios que le ofenda,
que sólo servirle quiero.
FINEO
Sígueme, para que veas
al Rey de mayor valor,
y a la más hermosa Reina. 1185
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