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      La educación en tiempos de pandemia: no les propongamos a los chicos el camino de Anna Frank

      ¿Les decimos que sigan encerrados y se olviden de lo que pasa afuera? No parece el mejor camino como sociedad.

      Mientras en las calles todo era horror por el nazismo, Anna Frank escribía cuentos fantásticos oculta en sótanos.

      Anna Frank nació en junio de 1929 en Alemania. A los 13 años, el avance los nazis la llevó a esconderse, junto a su familia, en un sótano de Amsterdam.

      Sus padres le regalaron un diario para su cumpleaños y esa fue su ventana a la vida lejos del horror. Contaba cuentos, historias, imaginaba, creaba, y ese texto le permitió construir otra vida.

      Lo cierto es que mientras por las calles caminaba el horror, Anna escribía cuentos fantásticos en los sótanos, donde se ocultaba.

      ¿Es la salida? ¿Les proponemos a nuestros chicos que sigan encerrados y se olviden de lo que pasa afuera? ¿Los invitamos a olvidarse de la escuela y del horror de la pandemia?

      No parece el mejor camino como sociedad, ni como propuesta a ellos; me parece que los adultos deberíamos hacer algo.

      ¿Nos sentamos a esperar la vacuna? ¿Aguardamos algún otro tratamiento? No parece que sea un buen mensaje a los chicos, pareciera que los “adultos debemos hacer de adultos” y proponerles un camino de salida, al menos mostrando el esfuerzo.

      Con el coronavirus, se impuso la enseñanza remota. ¿Hasta cuándo? Foto Juano TesoneCon el coronavirus, se impuso la enseñanza remota. ¿Hasta cuándo? Foto Juano Tesone

      La Ciudad propone ir a buscar a los que tienen más dificultades, los directores de las escuelas parecen dispuestos a buscar un protocolo institucional para sus alumnos, pero alguien se ha puesto en evaluador y les dice que no, que no conforma sus criterios.

      Les proponemos seguir escribiendo el diario de Anna Frank o vamos por intentos de un camino positivo, de búsqueda, de prueba de mejores caminos.

      Hay modelos de reinserción en la escuela, separando grados por día, dividiéndolos en mitades, reduciendo las horas, todos ellos con el tapabocas y lavándose las manos todo el tiempo. Lo importante, recuperar a sus docentes y compañeros y recuperar un camino de mejora de la vida en sociedad.

      Estoy convencido de que los alumnos pueden cuidarse, que sus docentes y directores podrán contenerlos y darles pautas. Estoy convencido que la escuela puede y que debemos intentarlo.

      Los chicos pueden, los maestros también, todos podemos ayudarlos a buscar un camino razonable de salida. 

      El autor de esta columna es director de la Escuela de Gestión Educativa – ESEADE.


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      LP


      Sobre la firma

      Gustavo Iaies
      Gustavo Iaies

      Experto en educación, docente y director de la Escuela de Gestión Educativa del instituto universitario ESEADE