UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE SINALOA
FACULTAD DE HISTORIA
MAESTRÍA EN HISTORIA
re
LOS SINALOENSES: ENTRE GUSTOS MUSICALES,
GOZOS Y REPRESENTACIONES. DE LOS CORRIDOS
SOBRE NARCOTRÁFICO Y TRAFICANTES A LOS
NARCOCORRIDOS (1970 – 2000)
TESIS QUE PRESENTA
JUAN ANTONIO FERNÁNDEZ VELÁZQUEZ
PARA OBTENER EL GRADO DE
MAESTRO EN HISTORIA
DIRECTOR DE TESIS
DR. EDUARDO FRÍAS SARMIENTO
CULIACÁN ROSALES, JULIO, 2011
INDICE
AGRADECIMIENTOS
INTRODUCCIÓN.
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CAPÍTULO I: DE MÚSICAS, CORRIDOS Y NARCOCORRIDOS
1.- Músicas.
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1.1. - Corridos .
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. . .21
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27
1.2.- Los Corridos del periodo Revolucionario. . . . . . . . .
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35
1.3 De los Corridos de Narcotráfico a los Narcocorridos . .
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39
1.4.- Entre Hierba, Polvo y Plomo: narcocorridos. . . . . .
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44
CAPÍTULO II: El NARCOCORRIDO, VISIONES MULTIDISCIPLINARIAS
2.1- Los estudios del Narcocorrido vistos desde la Sociología.
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47
2.2.- Los estudios del narcocorrido vistos desde la Etnomusicología
2.3.- Los Narcocorridos desde la perspectiva de Género.
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57
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64
2.4. Los estudios del Narcocorrido abordados desde la Psicología Social
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2.5.- Los estudios de Narcocorrido vistos desde la Historiografía.
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66
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69
2.6.- De las músicas de narcotráfico hacia los narcocorridos: un acercamiento
desde la historia cultural.
.....
.
75
2
CAPÍTULO III: CIRCULACIÓN DE LAS MÚSICAS DE NARCOTRAFICO,
NARCOTRAFICANTES Y NARCOCORRIDOS.
3.1.- Distribución discográfica en Culiacán de las músicas de narcotráfico a los
narcocorridos.
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92
3.2.- La difusión de las músicas de narcotráfico y narcotraficantes en la radio
sinaloense
....... .......... ..... . .
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107
3.3.- Otras formas de circulación musical: el caso de los corridos “anónimos” y la
huipa.
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3.4.- Intérpretes y sus espacios de actuación: de las músicas de narcotráfico a los
narcocorridos. . .
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3.5.- Circulación de las músicas de narcotráfico a los narcocorridos: el caso de los
sinaloenses de Tijuana a California. .
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. . 135
CAPÍTULO IV: ENTRE LA FESTIVIDAD EL OCIO Y LA VIDA COTIDIANA DE
LOS SINALOENSES
4.1.-
Consumos y gustos musicales de los sinaloenses: de las músicas de
narcotráfico al narcocorrido. .
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. 155
4.2.- De las músicas de narcotráfico a los narcocorridos: consumos de los
sinaloenses en los Ángeles California... ... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .168
4.3.-Consumos y gustos musicales de los sinaloenses en Tijuana. . . . 191
4.4.- Consumos y gustos musicales de los sinaloenses en Culiacán. . . 203
3
CONCLUSIONES . .
ANEXOS.
FUENTES
...
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232
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241
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244
4
DEDICATORIAS.
El presente trabajo es resultado de dos años esfuerzo y mucho sacrificio, de una
aventura que inició en febrero del 2009 y que culmina hoy, mas debo reconocer
que durante ese tiempo no estuve solo, muchas personas me apoyaron para que
esta investigación concluyera satisfactoriamente:
Agradezco a mi familia, en especial a mis padres Ricardo y Rita, este trabajo es
gracias a ellos, lleva impresa la ilusión y confianza que depositaron en mí desde el
día que decidí superarme de manera académica y personal al cursar mis estudios
de maestría; también debo agradecer a mi hermano Jesús, por el apoyo brindado,
este trabajo es dedicado a ellos con mucho cariño.
Debo agradecer el apoyo incondicional de Denisse mi compañera, por siempre
tener para mí palabras de aliento cuando aparecían esos momentos de
desesperanza; a quien por gracias del destino y de esta noble profesión tuve la
dicha de conocer y ahora comparte conmigo este importante logro en mi vida.
AGRACECIMIENTOS.
Al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT) ya que sin el
financiamiento otorgado durante dos años consecutivos y la extensión de beca
que me permitió realizar una estancia de investigación al extranjero, el resultado
de este trabajo no hubiera sido posible y con ello aprovecho para agradecer al Dr.
James Wilkie, asesor durante mi estancia, por el apoyo brindado.
A los maestros de la Facultad de Historia que me impartieron clase durante los
cursos de maestría gracias a todos, por que de cada uno me llevo un aprendizaje
importante no solo en mi desempeño académico sino también personal.
Sin duda debo agradecer a quien fuera coordinador de esta maestría durante la
primera etapa de mi generación. Dr. Samuel Octavio Ojeda Gastélum, gracias por
su confianza, apoyo y don de enseñanza.
Mi sincero agradecimiento al actual coordinador Dr. Rigoberto Arturo Román
Alarcón, por el apoyo institucional otorgado.
Al Dr. Eduardo Frías Sarmiento. asesor; Dr. Samuel Ojeda Gastélum, Dr.
Rigoberto Rodríguez Benítez quienes se desempeñan como lectores de este
trabajo, gracias por sus comentarios y observaciones, sin duda útiles e
indispensables para el mejoramiento de mi investigación.
5
A las jóvenes que se desempeñan como apoyo académico en dicha dependencia:
Sandra Luz Gaxiola Valdovinos, Sara Nohemy Velarde Sarabia, gracias por su
eficiente labor administrativa y sus dotes de paciencia hacia los alumnos, en
especial hacia mí que les di tanta lata.
A mis compañeros de clase y amigos: Cruz Armando, Gerardo, Jesús Antonio,
Josafath, Julieta, Nuvia, Paulina, Reyna, Talía, Yesica, con quienes compartí
momentos inolvidables, muchas gracias a todos, este trabajo también es gracias a
ustedes.
No debe faltar mi agradecimiento a: Omar Hernández, Roberto Millán, Miguel
Higuera, Jorge Luis Urias Herrera, David Alanís Longoria, Héctor Castro
Ahumada, Antonio Santiago León, Yuneiry Ramírez Topete, mis compañeros de
licenciatura, y ahora grandes amigos, gracias por los consejos, las risas y las
muestras de afecto hacia mi persona.
A mi amigo, Guadalupe Zamora Medina, con quien comparto el gusto por la
temática, gracias por las charlas y las observaciones hacia mi trabajo.
A mi amigo Luis Omar Montoya, con quien compartí eventos y logros académicos
importantes para mi formación, mi más sincero agradecimiento para él.
A todas las familias y personajes del ámbito musical y la radiodifusión que
amablemente me compartieron sus anécdotas y experiencias expuestas en este
trabajo.
Culiacán Rosales, Julio 2011
6
INTRODUCCIÓN
Los corridos mexicanos nacen y funcionan en un contexto social determinado a
partir de una necesidad trasmitiéndose de una generación a otra; forman parte de
la cultura de una sociedad en la cual los protagonistas, eventos y temas,
representan los acontecimientos, valores, creencias e historias dignas de ser
contadas, que reflejan de forma concreta y sencilla la cotidianeidad y los eventos
extraordinarios, que proporcionan identidad.
Es precisamente esa sencillez en su conformación musical lo que privilegia la
posibilidad de desarrollar aspectos que involucran la memoria, preservando la
tradición oral como forma de conocimiento, instrumento que facilita su arraigo
entre la sociedad mexicana.
El tema de las drogas en la música popular mexicana está presente desde
mediados del siglo XIX, es por ello que consideramos importante estudiarlo en sus
múltiples acepciones, desarrollándose en conjunto con el devenir histórico de la
sociedad; un ejemplo seria durante la Revolución Mexicana donde los corridos
funcionaban no solo para transmitir información sino como medio de diversión y
entretenimiento, tanto para la tropa revolucionaria, como los habitantes de las
ciudades.
Durante el movimiento armado revolucionario gozarían de su momento cúspide
reapareciendo esta temática con objeto de denostar la figura de Victoriano Huerta,
de quien era conocida su afición por la marihuana, siendo protagonista de
melodías que aún perduran en la memoria colectiva de los mexicanos1.
Cabe decir que estas composiciones no eran presa de los juicios morales, como lo
son en la actualidad, por el contrario, en ese entonces gozaban del reconocimiento
y aceptación popular, a tal grado que canciones como La Cucaracha, gracias a la
creatividad de Manuel M. Ponce, fueran interpretadas en piano y llevada a los
teatros de revista como una forma de parodiar la situación política y social del
1
Ricardo, Pérez Montfort, Yerba, goma y polvo. Drogas, ambientes y policías en México 1900 –
1940, México, Ediciones ERA, CONACULTA, INAH, 1999, pp. 13 – 14
7
México Revolucionario, siendo parte del disfrute de públicos diversos, quienes
gustaban de escuchar estas músicas.
Esto nos habla también del arraigo de un género cuyos alcances llegarían a tal
grado que después de haber surgido entre las masas populares buscaba su
reivindicación social, lo cual es una muestra de la disolución entre las divisiones
de la alta y la baja cultura y un claro antecedente de la proyección del corrido
como portavoz de la cotidianidad tendría en años posteriores.
En este sentido, continuando con la vigencia de dicha expresión musical durante
finales de la década de los veintes y ya entrados los treinta las músicas de
narcotráfico y narcotraficantes reflejaban el acontecer social e histórico derivado
de la actividad ilícita de las drogas teniendo como escenario principal la frontera
norte de México2, es así como aparecen los temas Carga Blanca interpretada por
“Los Alegres de Terán” que además de convertirse en un clásico del género ha
impregnado en la memoria colectiva de los habitantes del norte y noroeste de
México.
La característica principal de los corridos en este periodo (1930 – 1960) es relatar
eventos que tienen que ver con el trasiego de droga hacia la frontera, en la
mayoría de los casos el mensaje que proyectan es de carácter moralista,
aleccionando y previniendo sobre las consecuencias que implica dedicarse al
negocio de las drogas.
Es hacia la década de los setenta cuando reaparecen composiciones bajo la
temática del contrabando de drogas, entre las mas conocidas se encuentran
“Contrabando y Traición” (1973), “La Banda del Carro Rojo” (1975) interpretadas
por los Tigres del Norte,
agrupación que se caracterizó por obtener
reconocimiento a partir de entonces pues aunque sus integrantes son oriundos de
Sinaloa, gran parte de su popularidad inicia sobre los límites del río grande3.
2
De acuerdo a lo dicho por Ramírez-Pimienta, en relación a los temas “El Pablote” y “Por Morfina y
Cocaína” sobre los cuales mencionaremos en páginas posteriores.
3
Rigoberto Rodríguez Benítez, “Poblando el imaginario cultural: Los tigres del norte” en ARENAS,
Revista sinaloense de Ciencias Sociales, publicación trimestral, Facultad de Ciencias Sociales y
Humanidades, Universidad Autónoma de Sinaloa, Mazatlán, Verano, 2007, pp. 100 – 102.
8
Sin embargo, si bien estos temas son mediaticamente los mas conocidos4,
existieron composiciones que también fueron parte del gusto de la población local,
nos referimos específicamente a los habitantes de Culiacán y aquellos temas que
fueron grabadas por agrupaciones cuyo rango de influencia se concentraba en
dicha capital sinaloense.
De este modo aparecerían temas como Rubén Cabada (1971) y Tanito Martínez
(1972), los cuales fueron sacados al mercado incluso antes que “Camelia la
Texana”, mas sin embargo, debido a que se encontraban bajo el amparo de
disqueras locales con poca o nula proyección nacional no les fue posible extender
su éxito e influencia, incluso solo el primero de estos temas fue regrabado en
décadas mas recientes, mientras que del segundo se conservan pocos ejemplares
de su producción, uno de estos lo presentamos en este trabajo.
Otro de los aspectos que se abordan en este trabajo es que, contrario a lo que han
apuntado otros investigadores5, el auge del narcotráfico y la promoción de sus
músicas son dos fenómenos que no se dan de manera recíproca, de ahí que
exista un contraste entre su producción y su asimilación por parte de quienes
gustan de escucharlas.
Si bien durante la época de auge del narcotráfico, marcada dentro de los años
setenta, existan pocas composiciones en torno al tráfico de drogas sacadas a la
luz pública en formato comercial, otras composiciones se convirtieron en
representativas de una comunidad, a pesar de que nunca estarían bajo un estudio
de grabación.
No es sino hasta la década de los ochentas, cuando el narcotráfico y la entidad
sinaloense acaparan los medios de información que las composiciones en torno a
esta actividad ilícita, sus actores y sus excesos, llaman la atención de disqueras
4
La versión de “Contrabando y Traición” fue grabada en 1992 por el grupo de rock mexicano, “La
Lupita” en su primer disco titulado “Pa servirle a Ud”, esto demuestra, además de los alcances
mediáticos de la melodía que las formas de ejecución instrumentista, implican el acceso y
aceptación por parte de públicos diversos, al respecto véase Cesar Jesús Burgos Dávila, “Música y
narcotráfico en México. Una aproximación a los narcocorridos desde la noción de mediador,
Athenea Digital, nº20, Universitat, Autónoma, de Barcelona, Marzo, 2011, pp. 105 – 106.
5
Entre los que se encuentra el sociólogo Luis Astorga, trabajo que analizamos paginas mas
adelante.
9
de impacto nacional y de esta forma se masifica su producción y circulación,
llegando hacia otros espacios donde encuentra igualmente popularidad.
Cabe mencionar que la interpretación de las músicas de narcotráfico y
narcotraficantes con tambora sinaloense y conjunto norteño facilitan su asimilación
y consumo por parte de aquellos que gustan de escucharlos, convirtiéndose en un
recurso utilizado por diversas agrupaciones y compañías disqueras durante la
década de los ochenta con el fin de ampliar su popularidad entre el publico
sinaloense.
De esta forma los consumos y gustos de las músicas de narcotráfico y
narcotraficantes a los narcocorridos van de la mano con el gusto por los géneros
musicales tradicionales en la región, es decir, las músicas de tambora y bajo sexto
sinaloenses adaptaron los temas sobre el narcotráfico, sus personajes y sus
excesos al repertorio musical, en este sentido, las apropiaciones que los
sinaloenses realizan se relacionan con la nostalgia al terruño y los orígenes, el
recuerdo hacia situaciones ligadas a la cotidianidad.
Es así como surge la configuración de gustos musicales en otros espacios donde
los sinaloenses se hacen presentes, de ahí la inquietud de ampliar nuestro
espacio de estudio, planteando a estas músicas como vehículos que conservan
elementos de los cuales el individuo se apropia y trasladan consigo a donde
vayan, en este caso nos referimos a la ciudades de Tijuana y Los Ángeles,
California misma que se caracteriza por albergar población sinaloense, todo esto
tiene cabida durante la temporalidad en la cual comprende nuestro estudio.
Con ello se daría la libre circulación de los corridos de narcotráfico,
narcotraficantes y narcocorridos hacia un público más amplio ahora desde la
frontera con Estados Unidos hasta Sinaloa incrementando entonces la producción
discográfica y de igual forma
su presentación tanto en eventos masivos,
organizados por empresas publicitarias y de espectáculos, como en fiestas
privadas.
Es en esta época donde se discute sobre la apología del narcotráfico a través de
sus músicas; el 2 de marzo de 1987, el entonces gobernador de Sinaloa Francisco
10
Labastida Ochoa presentó un programa estatal de justicia y seguridad pública. En
el convocó a la radio al cambio de programación, suprimiendo la exaltación de la
violencia que según el promovía el corrido de traficantes, la petición se extendió
también a la televisión y la prensa escrita, en todo el estado, años después, Baja
California Norte, haría lo propio, estas dos entidades sirvieron como punto de
partida para que en otros lugares de la república, se tomara la misma medida.6
Por ello nuestro estudio se centra en analizar el desarrollo del fenómeno
particularmente en Culiacán, Tijuana y el condado de Los Ángeles, estas últimas,
se caracterizan por concentrar gran afluencia de población de origen sinaloense,
todo esto con el objetivo de encontrar elementos que nos lleven a explicar los
consumos que los sinaloenses gustosos de las músicas de narcotráfico al
narcocorrido realizan y con ello no nos referimos al consumo desde el plano
mercantil sino como parte de una apropiación y asimilación cultural de las familias
sinaloenses radicadas en aquella ciudad fronteriza, entendiendo esto como un
conjunto de prácticas donde se desprenden emociones, sentimientos, en torno a
los cuales los individuos interpretan su propia realidad.
En cuanto a datos concretos sobre migración diremos que la tasa de crecimiento
promedio en el estado de Baja California en las décadas de 1970 -1990 fue de
3.6%; para Tijuana fue de 5.1%, intensificando su ritmo en el período 1990-1995
hasta alcanzar el 6.75%. Sin embargo, para el quinquenio 1995-2000 disminuyó al
5.9%. De acuerdo con los datos anteriores, el crecimiento demográfico en Baja
California ha estado sujeto a una influencia importante en cuanto a movilidad de
población pues la mayor parte proviene de otros estados (41.24%). Los principales
estados de inmigración a Baja California son: Sinaloa (17.59%), Jalisco (12.91%),
Michoacán (9.31%), Distrito Federal (7.76%), Nayarit (5.62%) y Oaxaca (4.0%)7
Por otro lado, de acuerdo al territorio que comprende el estado de California, la
región de los Ángeles se compone de cinco condados: Los Ángeles, Orange,
6
Luis Astorga, “Notas criticas, corridos de traficantes y censura”, en Región y sociedad, volumen
XVII, nº32, El Colegio de Sonora, 2005, pp. 146 – 147
7
Datos oficiales obtenidos a través del H. Ayuntamiento de Tijuana, consultados en
http://www.tijuana.gob.mx/Dependencias/COPLADEM/demografia.asp [fecha de consulta, martes,
15 de junio de 2010]
11
Riverside, San Bernardino y Ventura de los cuales, el primero es considerado
como principal concentrador de mexicanos en Estados Unidos, donde los
sinaloenses actualmente representan (3.9%) del total. En cuanto al tejido urbano
del condado de Los Ángeles durante la década de los ochentas, era notoriamente
multicultural, la población latina se concentraba mayoritariamente en la ciudad de
Huntington Park representando el 85% del total en 1980 y superando el 90% en
los noventa, esto como consecuencia de la IRSA, en 1987, lo cual revela cual era
el territorio de mayor concentración de mexicanos en Los Ángeles, durante ese
periodo. En años recientes, de las 160 ciudades que comprenden el condado de
Los Ángeles, seis son las más importantes en cuanto a concentración de
sinaloenses de acuerdo al siguiente orden: Los Ángeles (28.1%), Long Beach
(4.8%), South Gate (4.8%), Huntington Park (3.6%), Lynwood (3.5%).8
Las cifras anteriores, nos dieron pauta para desarrollar la investigación que
presentamos en estas páginas, en el entendido de los desplazamientos
poblacionales contribuyen también a la confluencia de elementos culturales,
aquellos individuos que deciden emigrar hacia otros espacios, lo hacen
trasladándose también con su cultura, manifiesta en diversos aspectos, uno de
ellos las músicas, parte esencial de este trabajo.
Anteriormente se han realizado trabajos relacionados con la temática, sin
embargo, solo se limitan a dar explicación al desarrollo de dichas músicas a la par
con el fenómeno del narcotráfico, y haciendo un recuento meramente biográfico de
intérpretes y agrupaciones que interpretan o interpretaron estos temas, dejando de
lado los factores culturales que permiten su arraigo hacia otras regiones que a su
vez fomentan los consumos y gustos por este tipo de composiciones.
Por otra parte, refiriéndonos a Culiacán como espacio de estudio podemos decir
que el arraigo de las músicas de narcotráfico, narcotraficantes y narcocorridos,
entre quienes gustan de consumirlas se da a consecuencia de esta hibridación
cultural rural-urbano de la cual la capital sinaloense forma parte, es decir, estas
8
Guillermo Ibarra Escobar, Migrantes en mercados globales. Mexicanos y Sinaloenses en los
Ángeles, México, UAS-DIFOCUR, 2005, pp. 106 – 118.
12
músicas expresan al igual que aquellas que ya por tradición se interpretan en las
notas de tambora y conjunto norteño, aspectos que el sinaloense apropia a su
entorno, atributos que asocia con su sensibilidad, recuerdos y emociones.
Por otro lado, a pesar de las contrastantes opiniones generadas en cuanto a la
censura y difusión de los mismos, de lo cual toma parte tanto la sociedad como los
medios de comunicación y la industria musical, su producción y distribución
persiste, lo cual indica la existencia de un gusto musical y un público consumidor;
todos estos elementos ayudan a que las músicas de narcotráfico, narcotraficantes
y narcocorridos continúen vigentes dentro de la región y temporalidad en la cual
centramos nuestro estudio. Cabe mencionar que dicha temática ha sido del interés
de diversos investigadores, antropólogos, etnomusicólogos, y en menor medida
historiadores.
Sobre el interés de estudiar la problemática de las músicas del narcotráfico al
narcocorrido desde la óptica historiográfica, se desprenden muchos elementos a
considerar. En primera instancia diremos que este fenómeno, como parte de las
músicas existentes en el entorno social de los seres humanos corresponde al
reflejo de una problemática que por sí misma tiene un antecedente histórico. Pero
además de ello, las músicas, en este caso, bajo la temática de las drogas, no
solamente expresan sucesos ni comunican eventos versados entre la violencia y
la trasgresión, estos también forman parte de un hibrido que expresa el sentir de
una región, retomando aspectos culturales.
Estos aspectos que transcurren entre memoria, sensaciones, recuerdos y deseos
crean, en el receptor, formas de subjetividad que son en sí mismas adaptadas a
sus realidades sociales conformando gustos y consumos diferenciados en torno a
dichas músicas evocando situaciones ligadas a la cotidianidad de los individuos,
de ahí que se tome en cuenta tres entidades en específico, Culiacán, Los Ángeles
y Tijuana, estas últimas teniendo en común, - como ya mencionamos – la
importante presencia de población sinaloense.
De acuerdo a lo anterior, se plantearon los siguientes cuestionamientos que
sirvieron como guía de problematización en este trabajo. ¿Cómo se desarrolló el
13
consumo de estas músicas dentro de las décadas 1970 – 2000, por parte de la
población sinaloense radicada en Culiacán, Los Ángeles y Tijuana? ¿Existen
factores de orden cultural que lleven a la población sinaloense radicada en otros
estados, tomarlos como elementos
de identidad? ¿Existe un consumo
diferenciado por parte de la sociedad sinaloense? ¿Qué papel jugaron los medios
de comunicación y las compañías disqueras en cuanto a la difusión y percepción
de los estas músicas?
De acuerdo a las preguntas anteriores se desprendieron una serie de objetivos de
investigación:
Analizar
las
músicas
de
narcotráfico,
narcotraficantes
y
narcocorridos como parte del consumo cultural dentro de tres entidades
especificas donde la población sinaloense posee gustos musicales compartidos y
diferenciados; destacar las formas y medios de circulación y apropiación de estas
músicas en los diversos grupos de población sinaloense radicada en las ciudades
de Culiacán, Los Ángeles y Tijuana; contrastar las pautas de consumo que
existieron en cada uno de los espacios, tomando en cuenta sus semejanzas y
diferencias; analizar el papel que jugó la industria musical y demás medios en la
difusión de estas producciones musicales; contribuir al desarrollo y tratamiento del
tema considerando que este sea una aportación historiográfica.
A partir de los objetivos anteriores se desarrolló la siguiente hipótesis a resolver.
Entre 1970 y el 2000, en la región del noroeste, particularmente las entidades de
Los Ángeles, California, Tijuana y Culiacán las músicas de narcotráfico,
narcotraficantes y narcocorridos cobraron una importante difusión y con ello hubo
una evolución en cuanto al consumo y la oferta de dichas expresiones musicales,
trasmitiéndose tanto en eventos masivos en sus diferentes espacios, como en
fiestas privadas; todo esto facilita la libre circulación y apropiación de valores,
iconos, figuras y conceptos compartidos por los grupos de familias sinaloenses
que habitan en dichas ciudades en base a realidades sociales y culturales
comunes que conformaron todo un gusto musical.
Para poder explicar el arraigo de estas músicas, en espacios como son Culiacán,
Los Ángeles y Tijuana lo interesante a destacar es que generan distintas
14
representaciones por parte de quien los consume, si bien para algunos se trata de
un “mal musical”, para otros pueden significar un vehículo que funcione como
elemento de identificación.
Debido a ello, en toda esta región, se generó un amplio mercado en torno a estas
músicas del cual se adjudicaron empresas discográficas y de espectáculos, que
propiciaron el arraigo del mismo. Las autoridades gubernamentales y la cultura
oficial, fueron de la indiferencia a la censura con respecto al contenido de dichos
temas, aspectos que surtieron poco efecto entre aquellos que gustan de estas
melodías.
Para un óptimo desarrollo del tema, es indispensable contar con un aparato
conceptual con el cual desentrañar elementos importantes
que doten de
fundamento teórico a nuestra investigación. En este trabajo se utilizaron
planteamientos de autores como Roger Chartier, Paúl Ricoeur, Paúl Thompson,
Michel De Certeau, Peter Burke, Gilberto Giménez, además de conceptos desde
el plano de la musicología, con autores como Christopher Small, Elie Siegmeister,
Robin Maconie, Henry Raynor, Isabel Aretz, entre otros, esto nos permitió un
mejor entendimiento de la problemática y a la vez poder contar con los elementos
necesarios para realizar nuestro ejercicio investigativo.
Este trabajo se compone esencialmente a partir conceptos como: consumo
cultural, región sociocultural, gusto musical, identidad, imaginario, representación,
memoria, entre otros, los cuales fueron de gran utilidad como categoría de análisis
para la interpretación y comprensión de nuestro trabajo.
De acuerdo a la metodología utilizada, consideramos la oralidad, pues con ella se
pretende encontrar los elementos necesarios para llevar a cabo gran parte de
nuestra investigación. La oralidad es sin duda fundamental para el análisis de la
época contemporánea cuando el investigador busca testimonios e información que
las fuentes escritas no proporcionan; en este caso
habrá que destacar las
opiniones de todos aquellos que participan en la difusión, apropiación y arraigo de
las músicas del narcotráfico al narcocorrido y sobre todo los grupos de personas
15
de origen sinaloense dentro de las entidades en las que centraremos nuestro
estudio.
Sobre los elementos de la historia oral, recurrimos a la obra de Paul Thompson, La
voz del pasado, quien destaca la importancia de la historia oral en la
reconstrucción histórica. Insiste en el valor de la historia oral se ocupa,
especialmente, de problemas contemporáneos asociados con la memoria
colectiva o individual, con las tradiciones, con el estudio de las ideologías o de la
presencia política o social de los grupos sociales e individuos “sin voz” y ausentes
en las fuentes documentales. La fuente oral es única y necesaria y responde a un
viejo anhelo: las mayorías salen del silencio y entran en lo escrito de la historia.9
El autor remarca la necesidad de establecer un dialogo entre las fuentes escritas,
acabadas y limitadas y las fuentes orales abiertas y vivas, porque unas y otras dan
versiones diferentes, potenciándose y diferenciándose entre sí, ante esto afirma
que La palabras hablada ilumina la escrita, revitalizándola y dándole la perspectiva
y el contorno humano adecuado.10
Es decir que las pruebas básicas de fiabilidad de las fuentes orales son las
mismas que para otras fuentes: investigar la coherencia interna, contrastar y
comprobar los detalles con otras fuentes, comparar la evidencia con un contexto
más amplio. Todas están sujetas al sesgo y al valor de cada una de ellas el cual
fluctúa según las diferentes situaciones. Tanto así que en algunos casos la
evidencia oral es la mejor y en otros es complementaria de las otras fuentes.
Tras el rescate de algunos de los postulados de Paul Thompson sobre la oralidad,
es de destacarse que este tipo de discursos están invariablemente repletos de
subjetividad;
pero eso, lejos de constituir un obstáculo, representa la mayor
riqueza de este género de historia que se fundamenta, necesariamente, en
fuentes subjetivas11
9
Paul Thompson, La voz del pasado, Valencia, Institució Valenciana D`Estudis I Investigació,
Edicions Alfons El Magnànim, 1988, p. XVII.
10
Ibíd., p. X.
11
Ibíd., p. 151.
16
En el caso que nos ocupa, analizaremos los resultados obtenidos a partir de
diversos testimonios en torno de las músicas que corresponden a nuestro estudio
esto para destacar la existencia de opiniones diferenciadas en cuanto a la
aceptación y rechazo de dichas músicas, desarrollándose de igual forma
consumos diferenciados en nuestros informantes, a partir de estos elementos
desarrollamos una mejor comprensión del fenómeno estudiado, en sus diferentes
espacios ya mencionados
Esto último relacionado con los criterios para precisar la selección de nuestros
entrevistados tomando en cuenta las variables de género, edad y lugar de origen
de familias sinaloenses, en el siguiente orden: cinco familias en el condado de los
Ángeles y cinco familias en la ciudad de Tijuana, mismas que cuentan entre diez y
veinte años de residencia, es decir que se trasladaron a dichos lugares entre la
décadas de (1980 – 2000), otra parte de las entrevistas se realizó en Culiacán a
personas que acuden de manera constante a estos lugares. Todo ello con la
finalidad de comprobar la vigencia y el arraigo de esta expresión musical, así
como rastrear las formas de consumo y los gustos musicales que se generan a
partir de las experiencias y anécdotas expresadas por nuestros entrevistados.
Por otra parte, en cuanto al trabajo de campo realizado en Culiacán se tomaron en
cuenta ocho familias que habitan tanto en el medio rural y el medio urbano, esto
para determinar los contrastes en cuanto a los consumos que los sinaloenses
realizan en cada uno de los espacios así como su arraigo entre la población, todo
esto tomando en cuenta la temporalidad correspondiente a nuestro periodo de
estudio.
Otra de las fuentes utilizadas fue la prensa; consultando los acervos
hemerográficos de acuerdo a la temporalidad y objeto de estudio, a partir de las
notas informativas, se analizaron las distintas opiniones que se generen en torno
de las músicas de narcotráfico a los narcocorridos, así como también la
propaganda en torno a estos y a las presentaciones de los grupos que los
interpretan.
17
La discografía significó un punto importante para explicar no solamente la
producción sino también la circulación de estas músicas, pero además del disco
existieron otras formas de circulación musical como lo fue la radiodifusión hasta
1987, y de igual forma la tradición oral, manifestándose en los pobladores de las
comunidades sinaloenses, donde existen personas dedicadas a la composición de
corridos de narcotraficantes, que si bien no llegaron nunca a un estudio de
grabación impregnaron en la memoria y cotidianidad de sus habitantes, de todo
ello hablamos en nuestro trabajo.
Es por ello que otra herramienta que utilizada son las reproducciones en formato
de cassete, grabadas por sus mismos compositores, mismas que no circularon
comercialmente con la finalidad de analizar a detalle el contenido de la melodía
interpretando el contexto en el que fueron realizadas y de igual forma destacar el
papel de los consumidores buscando elementos que nos lleven a mostrar las
formas en que quienes gustan de escuchar estas melodías las consumen y se
apropian de las mismas.
En torno a ello, se consultaron diversos acervos tras la búsqueda de dicha
información: en primer plano se revisó el Archivo Historico General del Estado de
Sinaloa, donde se cuenta con una especie de fondos documentales respecto a la
temática, así como el Centro Regional de Documentación Histórica y Científica
(CREDHyC) y la Hemeroteca de la Universidad Autónoma de Sinaloa, donde se
localizó el material de prensa utilizado para este trabajo.
En cuanto al trabajo realizado fuera de la entidad, se utilizó material localizado en
Chicano Studies Research Center, en forma impresa y digital, consultando la
biblioteca especializada en torno a la temática, esto ubicado en la Universidad de
California, campus Los Ángeles; de igual forma se consultó la Biblioteca Municipal
“Benito Juárez”, la biblioteca ubicada en el Colegio de la Frontera Norte y los
acervos localizados en el Instituto Municipal de Arte y Cultura, todo esto en la
ciudad de Tijuana Baja California.
18
De acuerdo a la información recopilada y detallada anteriormente se construyó la
presente investigación, misma que consta de cuatro capítulos que describo a
continuación.
El primero lleva por título De músicas, corridos y narcocorridos, donde discute el
concepto de músicas, en sentido amplio del término a partir de construir una
categoría de análisis, que la determine como una práctica social y cultural, con
estilos, ejecuciones, pero sobre todo apropiaciones diversas por parte del público
consumidor, otro de los objetivos de este capítulo es demostrar la presencia de los
corridos en diferentes momentos de la historia mexicana, esto para dar cuenta de
los consumos, formas y funciones del mismo, dentro de estos se encuentran las
músicas de narcotráfico, narcotraficantes y narcocorridos, con ello discutimos la
utilización del término, el cual varía de acuerdo a la temporalidad que corresponde
nuestro estudio.
En un segundo capítulo, titulado El narcocorrido: Visiones Multidisciplinarias
realizamos un estado de la cuestión a partir de los trabajos localizados que
abordan la temática, destacando puntos importantes de cada investigación desde
diversas disciplinas, sociología, musicología, psicología social e historiografía,
donde hacemos mayor énfasis, con el fin de argumentar los aspectos primordiales
de nuestra propuesta investigativa.
De igual forma incorporamos el apartado titulado De las músicas de narcotráfico
hacia los narcocorridos: un acercamiento desde la historia cultural, con el cual
pretendimos exponer nuestra propuesta de investigación, al fin de marcar los
lineamientos que nos llevaron a desarrollar las inquietudes plasmadas en el
presente trabajo, a medida que de acuerdo con la revisión en torno a los estudios
sobre dichas músicas realizados anteriormente en el campo de la historiografía
detectamos que estos presentaban una ausencia de elementos teóricos.
En el mencionado inciso discutimos sobre conceptos como mentalidad, imaginario
y representación, tres elementos que consideramos de suma importancia para
entender las músicas que corresponden nuestro estudio y su vinculación hacia
aquellos individuos que participan y se apropian de los gustos musicales.
19
Por otra parte, en un tercer capítulo titulado, Circulación de las músicas de
narcotráfico, narcotraficantes y narcocorridos, tomamos como referencia la
existencia de discografía de las músicas de narcotráfico, narcotraficantes y
narcocorridos y sus diferentes formas de circulación, tanto por la participación de
las empresas discográficas y de espectáculos, como sus formas de acceso, a
partir de los medios electrónicos, virtuales, esto para demostrar que al igual como
circulan las músicas, del mismo modo se expanden los gustos musicales, de
manera que estos no son exclusivos de una entidad en particular, sino que se
involucran a través de aspectos identitarios y migratorios, donde estas músicas
satisfacen una demanda adaptándose a las realidades sociales de los individuos;
de igual forma en este capítulo se hablo de la existencia de otras formas de
circulación como la huipa y el compositor “anonimo”.
En un cuarto capítulo titulado, Entre la festividad el ocio y la vida cotidiana de los
sinaloenses, abordamos elementos relacionados, con el papel simbólico que
adquieren las músicas de narcotráfico, narcotraficantes y narcocorridos,
rompiendo con los límites entre lo rural y lo urbano, que además tienen presencia
en otros espacios donde los sinaloenses se hacen presentes, contribuyendo a una
hibridación donde no solo la letra de las músicas toma importancia en el público
consumidor de dichos corridos sino el conjunto de sentimientos que genera, pues
al
escucharlos
su
asimilación
oscila
entre
imaginario
y
representación
contribuyendo al desarrollo y remembranza de sus experiencias y emociones y
con ello consumos diferenciados. Para ello nos fue de gran utilidad el trabajo de
campo realizado a base de entrevistas con los cuales se buscó interpretar las
formas de consumo por parte de la población sinaloense que comparte este gusto
musical.
Por ultimo invitamos al lector a que se adentre a las páginas que presentamos a
continuación.
20
CAPÍTULO I
DE MÚSICAS, CORRIDOS Y NARCOCORRIDOS
I.- MÚSICAS
Estamos rodeados de músicas en tanto juegan un papel en nuestras vidas, forman
plenamente parte del mundo social, insertándose en el campo de las culturas
musicales; dicho campo se caracteriza por haber conservado la atención a las
formas sonoras y al contexto social cambiando a la par de las sucesivas
definiciones de su objeto en tanto que es la expresión de los diversos grupos
humanos. Al adentrarse al conjunto de relaciones que las músicas mantienen en el
ámbito sociocultural, nos permite una forma particular de entender el mundo a
través del espacio sonoro y su apropiación en la sociedad.
Sin embargo, las músicas operan no solo con sonidos sino con la escucha, esto
refleja aspectos diferenciados del hecho musical, por un lado el sonido como señal
acústica y el sonido como fuente cultural de percepciones, sensaciones, con lo
que habría que poner especial atención a las diversas maneras y disposiciones del
escuchar, así en el ámbito musical los estímulos sonoros viven, siempre ya
reinterpretados por ejecutantes y oyentes en relación con valores sonoros, esto
remite de diversas formas a otro universo de experiencias que colabora en las
maneras de recepción en las culturas musicales12
De esta forma, las músicas son consideradas también como artículos de consumo
cultural, organizadas dinámicamente con la Historia de la que no puede separarse,
teniendo en todos los tiempos funciones muy variadas. Esta lista de funciones se
puede extender de manera casi indefinida, tan variadas son las circunstancias en
las que los hombres de todas partes del mundo han descubierto las músicas como
un elemento de valor positivo para llevar a cabo las tareas de la vida diaria en
correspondencia con las necesidades objetivas de la sociedad, entre estas se
12
Francisco Cruces (Coord.), El Sonido de la Cultura, Textos de antropología de la Música,
Antropología, Revista de pensamiento antropológico y estudios etnográficos, Madrid, España, nº 15
– 16, Marzo – Octubre, 1998, pp. 5 – 47.
21
encuentra el entretener, elevar, proveer satisfacción, emoción y ser a la vez un
producto inmerso en la vida cotidiana de los individuos.
Por tanto, tenemos que valorar el lugar y las potencialidades de las músicas, para
ello es necesario examinarla objetivamente conforme fue apareciendo en
diferentes momentos de la historia, considerar su relación con la vida y la sociedad
y como esa relación fue evolucionando hasta nuestros días.13
La función de las músicas a la larga, determina su forma y su estilo, cuando la
función cambia, nuevas formas y nuevos estilos surgen y tienen a modificarse de
acuerdo a las necesidades sociales, en esto influyen tanto las condiciones de
interpretación como los adelantos tecnológicos en cuanto al desarrollo y utilización
de instrumentos.
Por ello, primer lugar habrá que hacer unas distinciones básicas: Música: La idea
que hay detrás o más allá del sonido. Composición musical: La idea en sonido,
imaginada habitualmente en relación con unos instrumentos musicales. Ejecución
Musical: el sonido real producido por la interpretación de las instrucciones del
compositor y cuya posible aspiración es transmitir su idea original. El sonido de las
músicas14: percepción por parte del oyente de la idea transmitida por la ejecución
musical o expresada en una característica del entorno sonoro15.
Las músicas establecen formas de análisis y construcción de la memoria colectiva,
su función consiste en recuperar el vínculo entre la manera de entender el mundo
de los individuos a través de la tradición oral con un pasado vivido dentro de un
tiempo y espacio determinados. En este sentido, nos referimos a una dinámica,
donde entendemos las músicas como un campo de la expresión humana, en la
que están involucrados distintos niveles emisor, transmisor y receptor, este último,
generando una serie de respuestas diferenciadas
13
Elie, Siegmeister, Música y Sociedad, México, Siglo XXI editores, tercera edición, 1999, pp. 3 –
21.
14
Se toma el concepto músicas, a partir de construir una categoría de análisis que nos lleve a
demostrar la función de la música como una práctica social y cultural, con estilos, ejecuciones, pero
sobre todo apropiaciones diversas por parte del público consumidor.
15
Robin Maconie, La Música como concepto, Barcelona, ACANTILADO, 2004, p. 26.
22
Músicas, por lo tanto, no son solo lenguaje, sino todo un conjunto de elementos
que conforman una actividad significante, esto no se debe entender como un
predominio de lo individual, de lo "personal". Se trata, más bien, de una actividad
colectiva. Sin embargo, la unión que establecen las músicas entre imágenes,
sonidos, memoria, sensaciones, recuerdos y deseos crean, en el receptor, formas
de subjetividad que son en sí mismas adaptadas a sus realidades sociales.
Una aproximación al estudio de las músicas debe comprender la producción,
circulación y consumo de ésta. Las músicas ha sido siempre una forma de
expresión de los pueblos y de las personas, las manifestaciones musicales van
unidas a las condiciones culturales, económicas, sociales e históricas dentro de un
tiempo y espacio determinados
Para poder comprender un tipo de músicas
concreto es necesario situarlo dentro del contexto cultural en el que ha sido
creado, ya que las músicas no solo están constituidas por un agregado de
elementos, sino por procesos comunicativos que emergen de la propia cultura.
No es lo mismo sonidos que músicas. Ni siquiera los sonidos de una ejecución
musical se perciben siempre como músicas, Los sonidos son el suceso físico que
activa la experiencia de todos los oyentes, pero para que los sonidos sean
percibidos como músicas requiere un acto de decisión individual. Lo que para un
oyente son músicas pueden ser ruidos para otro. Lo que se percibe como músicas
en unas circunstancias puede provocar una reacción diferente en un lugar y un
tiempo diferentes16
Todo esto nos lleva a analizar a las músicas como una práctica social cargada de
una amplia gama de
códigos o de convenciones, un depósito de reglas y
significados, no obstante existe una multitud de formas de entenderla, como un
conjunto de actitudes y valores compartidos, así como de formas simbólicas a
través de las cuales se expresa y se encarna.
Las músicas son entonces utilizadas para crear espacios culturales expresando
formas colectivas de identidad incluso, en una misma localidad, estas músicas,
16
Ibíd., p. 29.
23
puede generar ciertas respuestas diferenciadas hacia la melodía, mismas que
podrían revelarnos aspectos en la relación entre músicas, individuos y espacios,
como parte de las interacciones sociales que se desarrollan en torno al consumo.
Para poder averiguar que son las músicas y que tan musical es el hombre,
necesitamos preguntar ¿Quién toca, canta y escucha?, en una sociedad dada y
preguntarnos ¿Por qué? Lo que desmotiva a un hombre puede “emocionar” a otro
y esto no se debe a ninguna calidad absoluta en las músicas en sí, esto tiene que
ver con el significado que han alcanzado dentro de una cultura o un grupo social
en particular. Lo que realmente “conmueve” a las personas es el contenido de las
músicas como un entramado de elementos que van más allá de la interpretación
musical, buena o mala, en cuantos a los criterios musicológicos de su ejecución.
Sobre todo, las músicas parecen ser más importante para los escuchas que la
complejidad o simplicidad interior. No podemos explicar los principios de la
composición y los efectos de las músicas hasta que hayamos entendido mejor la
interacción entre la experiencia musical y la sociedad. La clasificación que le dan
las personas a las canciones por su forma o su función puede ser evidencia
importante para desarrollar la valoración de los efectos de las músicas, el valor de
las músicas en sociedad y sus efectos pueden representar las características de
una región, es por ello que las músicas desencadenan una serie de apropiaciones
diversas.
Todas las músicas crecen a partir de experiencias humanas y tiene función directa
en la vida social. En la medida en que las músicas son uno de los principales
vínculos del ser humano y sus prácticas cotidianas, la historia de las músicas tiene
por oficio reflejar estos aspectos dentro de la sociedad y la cultura, este debe ser
descrito en términos de las actitudes y los procesos involucrados en su creación y
de las funciones y los efectos del producto musical en la sociedad. De aquí se
desprende que deban existir relaciones estructurales cercanas entre la función, el
contenido y la forma de las músicas.17
17
John, Blacking, “¿Qué tan musical es el hombre?”, en Desacatos, nº12, CIESAS, otoño 2003,
pp.149 -162.
24
Esta solo puede surgir a la vida dentro de la sociedad; no puede existir, tan solo
como un impreso, porque supone tanto intérpretes como oyentes, nos referimos
pues a que se encuentra abierta a todas las influencias que puedan ejercer a la
sociedad y los cambios en las creencias hábitos y costumbres sociales; de tal
manera que las músicas no pueden existir aislada del curso normal de la historia y
la evolución de la vida social, existe para ser interpretada u oída no como sonidos
en la cabeza de su creador, ni como símbolos escritos o impresos en papel, sino
como un verdadero sonido físico, hecho por y para aquellos que desean obtener
una satisfacción de lo que el compositor les ofrece18
Los momentos son importantes para dar cuenta de la relevancia de las músicas
para crear ambientes, pues cada estilo musical se adecua al lugar y al entorno en
el que se encuentre el escucha; de esta manera ciertos tipos de músicas son
consumidos para complementar un acontecimiento, o simple compañía para el
escucha, estableciendo atmósferas emocionales.
Muchos eventos de la vida cotidiana incluyen las músicas como elemento
trascendente de la convivencia. En una fiesta se canta y se baila para compartir
un tiempo y un espacio importantes. En lo que respecta a las músicas mexicanas
son un factor sociocultural establecido a lo largo de todo el territorio nacional con
géneros, creadores, ejecutantes, y públicos diversos.
Una comprensión de las músicas debe incluir un reconocimiento del hecho de que
estas no son solo músicas
cuando se interpreta en traje y etiqueta sobre el
escenario de una sala cara de espectáculos, de que las músicas que nos son
agradables son solo una parte de la vasta experiencia humana, que no hay
normas rígidas en cuanto a las músicas de arte, popular, folclórica, mismas que
se entremezclan constantemente y se originan unas de otras; desde el punto de
vista científico, es igualmente importante, considerar y valorar las músicas de otras
naciones y culturas, pues existe una cantidad enorme de músicas no hecha para
18
Henry Raynor, Una Historia Social de la Música, Desde la Edad Media hasta Bethoven, México,
Siglo XXI, Tercera edición, 2007, pp. 2 – 17.
25
concierto, que incluso toma mayor significación que las músicas interpretadas en
una sala de conciertos para un auditorio19
En la experiencia natural, en la percepción instintiva y en la respuesta espontánea
reside fundamentalmente la habilidad con la que el consumidor logra captar el
curso cambiante y a la vez continuado de las músicas, la capacidad de
entenderlas es materia de hábitos correctamente adquiridos en nuestra propia
experiencia. Los gustos musicales son parte de un proceso de autodefinición, las
músicas han sido una manera importante a través de la cual hemos aprendido a
comprendernos a nosotros mismos como sujetos históricos, étnicos, de clase y de
género.
Las razones por las cuales los sujetos eligen cierto tipo de músicas se ligan
estrechamente con los sentimientos y emociones que les causaba el escucharla,
las experiencias humanas contribuyen a la construcción de sus gustos musicales,
no elegimos nuestros gustos musicales libremente; tampoco nuestros gustos
musicales reflejan nuestra “experiencia” de manera sencilla.
El interés de los sujetos por ciertos placeres musicales específicos debe ser
construido, dicha construcción es una parte esencial de la producción de
subjetividad, en este proceso los sujetos mismos tienen un papel que desempeñar
(reconocimiento, aceptación, rechazo, comparación, modificación); esto toma
partes especificas en el área de las prácticas culturales.
De esta forma, las músicas han estado involucradas de manera medular en la
producción y manipulación de la subjetividad, preocupada por reflejar la realidad
social, pero además ofrecer maneras con las cuales la gente pudiera disfrutar y
valorizar las identidades que anhelan o creen poseer. Las músicas emiten
mensajes dirigidos a aspectos de la vida cotidiana, las canciones asumen
contenidos expresados entre ficción y realidad encontraran en el escucha
aceptación o rechazo, según el contexto histórico y los parámetros de referencia
19
Elie Siegmeister, Música y sociedad, Op, cit. pp. 22 – 26.
26
generacionales, es así como las músicas contribuyen en la construcción de una
identidad.20
Estos hábitos adquiridos no son universales, son reflejo de épocas y regiones
diferentes que requieren ser aprendidos para poderlos entender. En este proceso
de aprendizaje de una cultura por parte de los miembros de otra se produce la
transculturación, que conduce al establecimiento de nuevos desarrollos.
Ninguna modificación trascendental de las músicas cultas traída de Europa por los
colonos se hizo posible en América mientras la clase pudiente permaneció aislada
del patrimonio popular, surtiéndose exclusivamente del repertorio importado del
viejo mundo. Posteriormente surgieron especies musicales hibridas de señalada
originalidad y valor regional21
El corrido mexicano es uno de estos géneros que ha permanecido en la memoria
colectiva del pueblo, producto de esta mezcla de culturas musicales, de ahí la
gran variedad de vertientes en cuanto a su origen. El corrido es encargado de dar
a conocer, hazañas y acontecimientos que han formado parte de la historia
mexicana; pero no solo eso, sino que además se convierte en un vehículo
generador de identidades, que cuenta con usos y consumos diversos.
En el siguiente apartado discutimos sobre esta expresión musical, su
funcionalidad, apropiación y significación, en sus diferentes momentos, por parte
de públicos igualmente variados, todo esto con el fin de dejar sobre la mesa
elementos que sean útiles para un mejor entendimiento de esta problemática.
1.1. - Corridos
Es común encontrarse con la idea que considera a los corridos mexicanos como
una evolución de los cantares de gesta y del romance español. Vistos como
discurso, tanto las canciones de gesta como los romances tienen un proceso
20
Hugo Armando Brito Rivera, Felipe Quezada, La Radio y la Construcción cultural de gustos
musicales e identidades juveniles, un ejercicio de investigación cualitativa, México, Universidad
Autónoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa, División Ciencias Sociales y Humanidades, 2008, pp.
38 – 61.
21
Isabel Aretz, América Latina en su música, México, Siglo XXI editores, séptima edición, 1993, pp.
174, 175.
.
27
propio, son géneros que surgen en distintos momentos de la historia universal. Las
primeras tienen su inicio en el siglo XI, asentándose en distintos países, pero
sobre todo en Francia y España. El Romance en cambio emergió un tiempo
después, durante los siglos XIV y XV.
La mayoría de los trovadores fueron nobles, aristócratas y hasta reyes y
componían canciones como una manifestación del ideal caballeresco. Cuando
comenzaron los trovadores cantaban sus poemas en la corte, después contrataron
a los juglares para que fueran ellos los intérpretes. Estos se encontraban al
servicio de un aristócrata, debían atender a su amo y a los invitados de su amo de
la forma que ellos desearan como un artista ambulante para ganarse la vida, debía
ser narrador, cantante e instrumentista.
La canción que se difundió en Europa era primordialmente aristócrata, trataba de
temas cortesanos y nobles. Siempre existieron plebeyos en las filas de los
trovadores y de sus equivalentes, con los que el nacimiento aristocrático, aunque
fuera habitual entre sus miembros, no fue nunca un requisito para su ingreso.22
Sin embargo, a diferencia del cantar de gesta, en el corrido mexicano los héroes
no son caballeros, su origen no se encuentra en la aristocracia, esto nos
compromete a buscar otra vertiente que nos brinde herramientas de similitud; uno
de estos serían los romances de ciego, llamados de esta forma ya que era
principalmente un invidente quien los cantaba de pueblo en pueblo para que la
gente pudiera seguir mejor el suceso narrado, se trata de una literatura popular,
una narración cantada de los eventos más llamativos del día, es decir, en lugar de
ilustrar al pueblo con ejemplos, estaban más preocupados por difundir un
acontecimiento versado en la trasgresión.
Estos romances comenzaron desde finales del siglo XVII a difundirse por todo
España convirtiéndose en uno de los géneros más populares de entonces,
trataron sobre bandoleros y matones andaluces. Podemos considerar incluso que
22
Henry Raynor, Una Historia Social de la Música, Ibíd., pp. 58 – 60; véase también, René Jiménez
Ayala, “De los cantares de gesta y los juglares al narcocorrido”, en Arenas, Revista Sinaloense de
Ciencias Sociales, nº12, Facultad de Ciencias Sociales, Mazatlán Universidad Autónoma de
Sinaloa, 2007 pp. 114 – 135.
28
algunos de los personajes, de hecho, reflejaban rasgos caballerescos a la manera
clásica, - de gesta - pero ahora, en no pocas ocasiones “el joven noble o hidalgo
cuando menos se lanza, guiado por sentido de orgullo y prepotencia, a cometer
desafueros y fechorías, digno de ser sus hazañas cantadas, exaltando a hombres
que viven toda su vida fuera de la ley”.23
No es el objetivo señalar las diversas posturas sobre el origen del corrido
mexicano, simplemente poner sobre la mesa su vinculación con las tradiciones
musicales europeas, ya que tomando en cuenta que las músicas han estado
siempre ligada a la cotidianidad del individuo, el corrido mexicano entonces es
producto de una interacción de culturas y resultado de un devenir histórico, así
como del desarrollo de una tradición oral que poco a poco se fue convirtiendo en
prácticas culturales por parte de una sociedad que se envolvía en diferentes
momentos y contextos de la historia mexicana.
Antes de comenzar a hablar sobre la importancia del corrido dentro de la música
mexicana, mencionaremos la significación y función que realizó el jarabe, esto
debido a que durante la época colonial e independentista fueron parte de toda una
polémica en torno a su ejecución y difusión, de igual forma como una práctica que
en un principio fue propia de los grupos que comandaban el movimiento
insurgente y que poco a poco fue entrando en el tejido de la población en general.
Estos mismos elementos tendrían cabida en el corrido en años posteriores, es por
esa razón que creemos pertinente mencionarlos y hacer hincapié en como las
músicas, en este caso, jarabes y corridos, tomaron fuerza posicionándose y
conformando todo un gusto musical a partir de cumplir una función específica,
informar y entretener.
Durante la época Colonial, las músicas proveniente de las costumbres españolas,
se vieron amenazadas por una incontenible ola de músicas mestizas. Las
seguidillas, fandangos y zapateados se convirtieron en gustados jarabes, jaranas,
23
Miguel Ángel Berlanga, “Romances y corridos, un genero multiforme de constante recreación”,
ponencia presentada en el 5ºto Congreso Internacional del Corrido, Culiacán Sinaloa, Mayo 2003,
pp. 1 – 9
29
huapangos y corridos. Con el correr del tiempo, aquellas danzas y canciones de
mestizos, negros y mulatos, generaron desconfianza, sospecha y finalmente la
abierta persecución.
La iglesia condenó todos aquellos cantos provocadores de transgresoras actitudes
Para evitar la temida corrupción de costumbres, se negó sistemáticamente el
permiso para organizar danzas y fiestas, pero a pesar de las prohibiciones, “las
impudicias de los cantos populares” llegaron hasta los mismos templos; un
sacerdote se quejó de cómo al estar oficiando “el organista ataco con estruendo
en plena elevación, “el son de pan de manteca”24; tal parece que la excesiva
vitalidad y sensualidad de las producciones musicales propiciaron su mala fama.
Aun así, perseguida y prohibida, las músicas mestizas lograron posicionarse en
los distintos rangos de la sociedad
A principios del siglo XIX las músicas en la Nueva España, dependían mucho de
músicos amateur y amantes de las músicas que pertenecían a las clases sociales
altas, quienes tenían como meta imitar los modelos de la alta sociedad europea;
esto sufriría un giro importante iniciarse la guerra de independencia, momento
idóneo para que los jarabes, se convirtieran en verdaderos símbolos del espíritu
nacional. Incluso el jarabe llego a ser adoptado como himno de las tropas
insurgentes. Una vez consumada la independencia, los bailes y cantos se
escuchaban por todo el país, lo mismo en fiestas pueblerinas, reuniones de salón
que conciertos de categoría. Los jarabes antes perseguidos, ahora se bailaban y
cantaban con el beneplácito de todos
En este sentido, las músicas se convierten en un vehículo de expresión no solo
de las clases populares, sino también de la clase alta, generando prácticas, usos y
consumos distintos, los jarabes cumplían con una mayor aceptación entre los
públicos convirtiéndose por excelencia en aquellos “títulos prohibidos”, de los
cuales fue imposible censurar.
24
Yolanda Moreno Rivas, Historia de la Música Popular Mexicana, México, Editorial Océano,
2008, pp. 16, 17.
30
Así al igual como lo fueran los jarabes en la época independentista, el corrido,
tiempo después, pasaría de ser parte de las músicas marginadas, catalogada
como inculta y propia de las clases populares a convertirse en un género
representativo del sentir nacionalista. Poco a poco el corrido mexicano conoció
una época de expansión y de gran aceptación popular durante la segunda mitad
del siglo XIX, como digno heredero de aquellas formas narrativas y épicas el
corrido se fortaleció combinándose con la producción de coplas satíricas, políticas
y religiosas, durante la guerra con Estados Unidos (1846-1848) y de Reforma
(1857-1861).
Utilizado en muchas ocasiones como forma juguetona e incisiva, tanto
conservadores como liberales encontraron en el corrido una manera de acceder a
la población que debía convertirse en apoyo sustancial de sus ideologías políticas,
se narraron pues acontecimientos y situaciones nacionales con el afán de retratar
e identificar a los mexicanos entre sí, de esta manera, los corridos contribuyeron a
la forja de cierto nacionalismo liberal decimonónico. La intervención anónima, la
inspiración de lo popular, fueron acogidas sin el menor rasgo de desprecio por los
compositores de salón. La interacción entre lo popular y lo culto era absolutamente
normal25
Aquellos años que abarcan la derrota del gobierno conservador en 1860 hasta el
inicio de la República Restaurada, una vez vencido el imperio en 1867, muestran
una riqueza en materia lírica y musical. Una gran cantidad de versos, coplas y
canciones, la mayoría de carácter satírico, muestran como diversas vertientes de
la cultura popular transitaron entre poetas, literatos y académicos al mismo tiempo
que estas piezas cantables y bailables se volvían accesibles para los sectores
populares, la necesidad de una integración nacional en después de la defensa del
territorio había permitido una constante penetración de múltiples expresiones
culturales.
Desde épocas anteriores, como ya mencionamos, bailes y formas musicales como
el Pan de Jarabe, Los Panderos, y la Tirana, que en su momento fueron
25
Ibíd., pp. 18, 19.
31
perseguidos y prohibidos por la Nueva España, habían surgido del ámbito popular
y ahora formaban parte del repertorio nacional, tanto en la calle como en los
teatros se repetían sones, jarabes, valonas y corridos con versos chuscos que
comentaban el acontecer que afectaba al país.26
Aunado a este fomento del nacionalismo la población tanto del centro como de
algunas ciudades de provincia se empezaban a reconocer con versos de origen
popular como el que mostramos a continuación.
Amapolita morada
del campo donde nací
si no estás enamorada
enamórate de mí27
Aun cuando existían expresiones líricas populares que acusaban muy poca
presencia de aires culteranos, había otras que mostraban el uso de palabras y
nociones poco comunes entre las mayorías aunque la intención de la pieza
denotaban un fuerte sabor popular, un ejemplo de esto podría ser La Pelona pieza
lírico-musical, que se puso de moda entre la tropa desde los años cincuenta del
siglo XIX, una de las estrofas a las que pondremos especial atención es la
siguiente.
Ya no te quiero pelona
porque no me da la gana
porque me quieres tener
borracho de mariguana28
Tanto en el presente verso como en el anterior se puede mostrar la forma de
expresión hacia los enervantes, en primera instancia, “la amapola”, como símbolo
de la belleza femenina y en referencia hacia un constante amorío, mientras que en
la segunda estrofa se hace referencia a la “mariguana” relacionando a esta como
efectos de un desamor.
26
Ricardo Pérez Montfort, Cotidianidades, Imaginarios y contextos: Ensayos de Historia y Cultura
en México, 1850 - 1950, México, Centro de Investigaciones y Estudios Superiores de Antropología
Social, 2008, p. 17,18
27
Ibíd., p. 20
28
Ibíd., p. 19
32
Más allá de las connotaciones afectivas hacia estos aspectos, lo interesante a
destacar en este caso es la marcada tolerancia hacia las letras de origen popular
en cuyo léxico se encuentra cierta alusión a las drogas, esto se repetiría durante
décadas posteriores, haciendo referencia a ciertos personajes de la política
mexicana, sabedores de su gusto por el consumo de drogas, de esto hablaremos
más adelante.
Por otro lado, durante la época porfirista, la cual se caracterizó por fomentar
ideales de modernidad y con ello aparecen las músicas de ópera y
clásica,
formándose la primera generación homogénea de autores de canciones mismos
que formaban parte de la clase media y habían tenido una formación musical
influenciada por las costumbres europeas.
El Porfirismo no sólo ofreció todo el país a la inversión extranjera [...],
sino que en el ramo artístico, nos convertimos en la calca de los
modelos europeos. Es bien sabido que Porfirio Díaz amaba todo lo
francés, que era en ese entonces el prototipo de la moda y el arte;
pero es irónico que el avance musical francés no se arraigara en
nuestro país, los esfuerzos del Grupo de los Seis, que no fueron
pocos, chocaron ante la tradición de la escuela italiana, seguida por
muchos maestros del Conservatorio29.
Ese gusto por las músicas se puede demostrar, entre otras cosas, porque en las
casas de familias pudientes y de clase media se dedicaba un espacio destinado a
tocarse las músicas y desde luego a escucharse; en tal lugar, no podía faltar el
piano y su taburete, por lo cual se puede decir que durante la época porfirista, las
músicas fueron parte de la vida cotidiana de los seres que habitaron ese espacio
histórico, aunque sin unificar las clases sociales, pues el tipo de músicas que
consumía y practicaba cada sector de la sociedad, reflejaba con exactitud la clase
29
Edelmira Ramírez Leyva, “Afición y música durante el siglo XIX en México”, en Tiempo y
Escritura, publicación semestral, nº 13, Universidad Metropolitana, Unidad Azcapotzalco,
Diciembre, 2007, consultado en http://www.azc.uam.mx/ [fecha de consulta, 31 de marzo 2010].
33
de dónde provenía, de modo que, en este caso, las músicas no pudieron borrar la
división de clases que imperó durante el Porfiriato.
En relación a esto, ya encaminados hacia el último cuarto del siglo XIX mexicano
el corrido entró como aleccionador y noticiero musical cantó las glorias de los
rebeldes al régimen porfiriano. Impresos en papel de china la mayoría de los
corridos se referían a acontecimientos que despertaban el interés popular sino es
que el morbo y el asombro de todo aquello que alteraba la cotidianidad.
Seguir el transito del siglo XIX al siglo XX mediante aquellas hojas sueltas con
grabados y corridos bien podría servir de guía para conocer tanto el sentir como el
lenguaje y los imaginarios de ciertos sectores que poco a poco ingresaban al
mundo de los consumidores de noticias, aun cuando el analfabetismo se
prodigaba en los espacios populares, no parecía faltar quien leyera estos versos y
se prestara a difundirlos en plazas, talleres, fabricas, mercados y calles, así a
través de las músicas se buscó impactar en la sensibilidad de la memoria
inmediata.
De esto nos habla Roger Chartier cuando hace alusión a las distintas formas en
que es aprehendida la lectura, por parte de una sociedad hasta entonces
considerada analfabeta, por lo cual no está exenta de realizar sus propios
consumos a partir de sus maneras de leer.
Debemos recordar que hay otros accesos al libro además de la
posesión privada; que los textos impresos no son todos libros leídos
en el espacio privado, que la lectura no tiene que ser necesariamente
solitaria y silenciosa y que no es necesario estar alfabetizado para
“leer”, si por leer se puede entender “escuchar lo que otro lee”30.
Damos cuenta de cómo se diversifican las formas de acceso a la lectura de estos
textos impresos en “hojas sueltas”, otorgándole igualmente funciones y
apropiaciones diversas, de acuerdo a la época porfirista, los consumos que el
individuo hace de los corridos y las músicas son influenciados por las condiciones
30
Roger Chartier, Las revoluciones de la cultura escrita, Barcelona, Gedisa, 2000, p.159.
34
de clase - como ya mencionamos - sin embargo, no siempre ocurrió de la misma
forma ya que las prácticas y gustos musicales se adaptaron a las necesidades y
cotidianidades de un pueblo que ahora se apuntaba hacia la revolución, tomando
como vehículo principal esta narración hecha músicas aprehendida por la
sociedad mexicana.
1. 2.- Los Corridos en el periodo Revolucionario
Así resulta casi natural que los corridos adquirieran puntual relevancia durante el
movimiento revolucionario, es en esta etapa donde el corrido logra mantenerse y
toma auge gracias a la participación de la incipiente industria editorial musical en
el país; los artesanos editores de las músicas realizaron los textos en las “hojas
sueltas”.
Esta fue la vía por la cual el corrido viajó por todo el país, portado por los
cantantes de corridos, conocidos como cantores en el norte y como publicistas en
el sur. Los cantantes se instalaban en las plazas, mercados y ferias, comenzando
a entonar el nuevo corrido, resultando también un elemento importante para el
fomento de la tradición oral y la comunicación entre las comunidades más
apartadas de la provincia mexicana, respecto a las formas de ejecución e
interpretación musical, encontramos la siguiente nota.
El corrido, generalmente escrito en tono mayor, alegre, y juguetón,
contrasta con la tragedia escrita en tono menor que se canta
lentamente y arrastrando las notas. Aunque el corrido es alegre, su
ejecución es simple hasta llegar a la monotonía, la que no importa al
público que escucha el canto, ansiosa siempre de saber cuál es el fin
del héroe cuya vida se está relatando.31
Aquella serie de hechos conflictivos que cimbraron la vida nacional tenía que
verse reflejada en la expresión popular de una manera u otra. Su condición de
crónica
cantada
encontró
en
la
revolución
una
fuente
inagotable
de
acontecimientos dignos de relatarse y cantarse. Así pues, Revolución y corrido se
31
Amalia Millán, “El Corrido Mexicano”, en El DIARIO de Culiacán, 3 de Abril de 1956, p. 2
35
fueron convirtiendo en dos elementos prácticamente inseparables, en una especie
de síntesis que contribuiría a conformar una imagen del movimiento armado, es
aquí donde se encuentra la raíz de la vigencia de esta expresión musical32.
Como parte del quehacer popular, el corrido solía quedarse en la anécdota
localista, cuya referencia directa solo era identificable por un reducido número de
revolucionarios. Sin embargo, no cabe duda que hubo una gran cantidad de
corridos que seguía contribuyendo a la formación de mitos y héroes nacionales,
sintetizando los anhelos de una mayoría analfabeta y desprotegida, el corrido le
cantaba a sus representantes y caudillos narrando sus hazañas con toda clase de
evocaciones y detalles.
El corrido de aquella época nos habla de esperanzas de vida mejor,
con la milpa que volverá a florecer, con la cabaña que será
reconstruida y, entre ansiedades y angustias, en el fragor de los
combates, la voz melancólica del cancionero de esperanza y valor al
soldado valiente. Y así la lírica de la canción, atraviesa triunfal la
Rep. Mexicana enjugando lágrimas, consolando al triste corazón del
campesino y prometiendo lo que aún está en duda, si se habrá
cumplido.33
Se ajustó a las necesidades informativas y de recreo en la tropa en guerra y de los
ámbitos civiles refugiados en las principales ciudades. Además de requerir muy
pocos elementos para su interpretación, el corrido cumplía con dos funciones
básicas de aquel ejército, comunicaba y divertía.
Por las noches a la luz mortecina de la hoguera, los rebeldes
formaban pequeños grupos entre los nopales y mezquites y tirados
en el suelo junto a la botella de mezcal, que siempre hacia su
aparición oportunamente, hacían recuerdos de sus aventuras
32
Ricardo Pérez Montfort, Expresiones populares y estereotipos culturales en México, XIX y XX,
México, CIESAS, 2007, pp. 53, 54; véase también Mario Arturo Ramos, Cien Corridos, Alma de la
Canción Mexicana, Editorial Océano, México, 2002, p. 17
33
Amalia Millán, “El Corrido Mexicano”, Op, cit.
36
revolucionarias, eran canciones sencillas con las que se entretenían
largas horas, y como para salir del ensimismamiento en que los
sumergían los acordes de la guitarra, de pronto hacían vibrar los
compases bulliciosos y burlones de “La Cucaracha”.34
Sin embargo, los corridos de tema revolucionario no solamente se cultivaron en
los ambientes militares y rurales. También hubo presencia importante en los
espacios urbanos, principalmente en la Ciudad de México, donde contó con
entusiastas asistentes al teatro de revista. Durante el periodo de 1910 a 1920 este
teatro vivió momentos muy creativos que constantemente tocaron el tema
revolucionario popular y sus expresiones musicales. Criticando e informando,
ironizando y burlándose de todo cuanto acontecía en el México Revolucionario.
Estas imágenes y representaciones se repetían hasta el cansancio en piezas
teatrales, en poemas de evocación y no se diga en el propio cine sonoro con la
temática de la revolución, que empezaría a manifestar su popularidad, asimismo,
los corridos, durante la Revolución, también hicieron a veces de agentes dobles,
informando a las distintas facciones de los avances, logros y fracasos de sus
correligionarios o de sus enemigos, el corrido entonces siguió con un carácter
testimonial.
Las músicas populares – como los corridos - se cultivaron ampliamente en los
ambientes rurales de la guerra y la tragedia; aunque también encontró muchos
entusiastas entre aquellos que se refugiaron en las ciudades. Siguiendo la
capilaridad que unían a los mundos de la academia con los del pueblo, varios
compositores se dieron a la tarea de componer “canciones revolucionarias”,
abonando con sus creaciones al repertorio musical popular.35
Uno de ellos fue Manuel M. Ponce quien pasó parte del año 1912 y todo el
siguiente componiendo sus canciones revolucionarias, de las cuales realizó
34
Agustín Vera, La Revancha, México, Instituto Nacional de Estudios Históricos de las
Revoluciones en México, en Biblioteca Digital Bicentenario, Colección La Matraca, pp. 38, 39
consultado en www.bicentenario.gob.mx, [fecha de consulta 9 de abril, 2010]
35
Ricardo Pérez Montfort, Expresiones populares y estereotipos culturales en México, XIX y XX,
Op, cit. pp. 58 – 67
37
arreglos en piano, conquistando una rápida aceptación, estos fueron un paso
importante hacia un estilo musical nacionalista, esto por la popularidad que
llegaron a gozar y porque algunas de ellas llegaron a ser consideradas
verdaderamente revolucionarias, como ejemplo tenemos: La Valentina, la Adelita,
junto con la Cucaracha, esta probablemente fue una de los corridos de la
Revolución más frecuentemente tocados y cantados; aun hoy se les conoce y se
les toca dentro y fuera de México36
De esto último cabe mencionar, el hecho de que esta melodía haya sido adaptada
por compositores surgidos en la clase alta e interpretada en piano, y al mismo
tiempo se convirtiera en corrido, además de ser un himno revolucionario entonado
por las tropas al calor de los combates nos muestra que tanto en las ciudades
como los campos de batalla de aquel México revolucionario, la creatividad musical
siguió el rumbo que le marcaba la Revolución.
Esta melodía ha tenido diversos cambios en cuanto a sus interpretaciones, ya que
durante el movimiento revolucionario, se adaptó de acuerdo a las posturas de los
diferentes grupos armados, elaborando cada uno su versión de La Cucaracha, así
surgieron cucarachas, villistas, carrancistas, zapatistas y huertistas, a este último –
victoriano – es a quien se le atribuye el apodo, por su supuesta adicción a la
marihuana.
Tenemos entonces que la temática sobre drogas ha estado presente dentro de
las músicas mexicanas, desde mucho antes de que apareciera el término
“narcocorrido”.Hablaremos líneas más adelante sobre esto, discutiendo sobre la
utilización del término así como la concepción que existe de esta expresión
musical, tanto aquella que es construida partir del juicio de las instituciones
gubernamentales y el desarrollo de un gusto musical en torno a estas músicas.
Por otro lado habría que afirmar que durante y después del periodo revolucionario
el corrido se consolidó no solo como factor imprescindible en el repertorio musical
popular mexicano, sino como vehículo para
cantarle a personajes y
36
Dan Malmstrom, Introducción a la música Mexicana del Siglo XX, México, Fondo de Cultura
Económica, 1977, p. 54
38
acontecimientos locales, de esta manera, el corrido avanzó entrelazado con el
quehacer político durante las décadas de los años veinte y treinta, y en las
campañas de proselitismo, nuevas rebeliones y resistencias populares subsistió lo
mismo entre revolucionarios que entre reaccionarios.
Bandoleros, asesinos, presos, fanáticos, y en fin, toda una clase de transgresores
a la ley continuaron como personajes recurrentes de los corridos, dentro de todo
esto se encuentra el corrido de narcotráfico, como parte de la músicas populares,
específicamente de la región del norte y noroeste del país, donde el acontecer
histórico del tráfico de drogas se hace presente y es representado a partir de esta
expresión musical.
1.3.- De los Corridos de Narcotráfico a los Narcocorridos.
Para efectuar o acumular experiencias, es decir para integrarlas en la vida de
individual y colectiva de los seres humanos, se necesitan conceptos, pues los
conceptos permiten guardar o retener experiencias incluso cuando estas ya se
han desvanecido. Se necesitan conceptos para saber lo que sucedió, en un
tiempo y espacio determinados, precisamente porque cada palabra puede tener
una multiplicidad de significados que se van adecuando a realidades igualmente
diversas.
En este apartado nos atrevemos a proponer una categorización sobre las diversas
formas de interpretar o clasificar las melodías que hacen alusión a las drogas,
como un elemento igualmente adaptable a circunstancias y realidades cambiantes
y relacionadas con un contexto histórico en particular. Todo esto debido a que
como ya mencionamos, la temática sobre las drogas tiene una marcada presencia
en las músicas populares mexicanas, mucho antes que apareciera el término
conocido como “narcocorrido”.
Para
realizar este análisis, partimos de la discusión que plantea Reinhart
Koselleck, cuando refiere a la utilidad de los conceptos y su relación entre el
espacio y tiempo. Hablando específicamente de Narcocorrido, el significado de la
palabra parece permanecer constantemente, sin embargo, las circunstancias
cambian, al igual que las realidades.
39
Es por ello que conforme avanza el fenómeno de las drogas, en este caso, se
transforma también su expresión musical distanciándose del antiguo significado;
de tal manera que, esta realidad histórica, en constante cambio, debe ser
nuevamente conceptualizada, a partir de entonces, y una vez insertada la
problemática dentro de un contexto histórico determinado, el significado de la
palabra cambia, es ahí cuando la semántica debe encontrar una nueva forma de
expresión con el fin de ajustarse de nuevo fielmente a dicha realidad.37
Es así como encontramos un antecedente de estas melodías, su aparición se da
en la década de los años veinte y principios de los treinta como consecuencia de
la “ley Volstead”, la llamada “Ley Seca”. Me refiero a los corridos de contrabando
de alcohol; la primera composición en torno a esta temática se titula “Contrabando
del Paso” grabado en Texas hacia el año de 192838más de acuerdo a la temática
que nos ocupa estos son corridos de contrabando mas no son corridos de
narcotráfico. No es sino a partir de la abolición de esta ley que se hace obsoleto el
tráfico de licores y los contrabandistas cambian el alcohol por las drogas.
Según uno de los investigadores de la temática, Juan Carlos Ramírez Pimienta,
establece que entre los primeros corridos de narcotraficantes sería “El Pablote”39,
interpretado por el dueto entre Norberto González y José Rosales. La grabación
fue hecha el ocho de septiembre de1931 en El Paso, Texas40 dicha producción se
hizo para el sello Vocalion que pertenecía a la Brunswick Radio Corporation, a su
vez una subsidiaria de Warner Bros Pictures, a continuación mostramos la portada
original del disco, en su versión 78 rpm.
37
Reinhart Koselleck, “Historia de los conceptos y concepto de historia”, en Ayer. Revista de
Historia Contemporánea, Madrid, Asociación de Historia. Contemporánea Marcial Pons, Ediciones
de Historia, S. A., Nº 53, 2004, p. 27 – 29.
38
Guillermo E. Hernández, En busca del autor de contrabando del paso, Aztlán, University of
California Regents, 2005, pp. 139 – 140.
39
La versión original de la melodía puede consultare en [http://frontera.library.ucla.edu/] fecha de
consulta 20 de diciembre de 2010.
40
Juan Carlos Ramírez-Pimenta “En torno al primer narcocorrido: arqueología del cancionero de las
drogas”, a Jorurnal on Social History and Literature in Latin América, Spring, 2010, pp. 81 – 83.
40
“El Pablote” Jose Rosales(Compositor), Vocalion 8450, frontera collection of Mexican American Music,
University of California, Los Angeles Library.
Respecto al tema, dicho investigador agrega que en cuanto a los corridos de
narcotráfico se encuentra aquel que lleva por nombre “Por Morfina y Cocaína”,
grabado en San Antonio, Texas en 1934, la melodía cuenta de manera nostálgica
las consecuencias que implican dedicarse al negocio de las drogas, la historia de
un contrabandista al ser aprehendido por las autoridades. Pocos meses después,
en octubre del mismo año bajo la misma temática ante la añoranza de ser liberado
tras cumplir una pena por tráfico de drogas aparece “El Contrabandista”, mientras
que “Carga Blanca”, un corrido de los años cuarenta, continúa con la misma
temática a diferencia de los antes mencionados, este es el único que permanece
en el tejido popular, a su vez ha sido grabado en numerosas ocasiones por
agrupaciones diversas de las regiones del noreste y noroeste del país.41
41
Juan Carlos Ramírez-Pimienta, “Del corrido de narcotráfico al narcocorrido:
Orígenes y desarrollo del canto a los traficantes”, Studies in Latin American Popular Culture,
volumen 23, University of Texas Press, 2004 pp. 21 – 41
41
Los Alegres de Terán, Los Contrabandistas, sus corridos y sus leyendas, dirección general: José
Vaca Flores, fotografía (Luis Omar Montoya Arias)
Esta sería una constante en décadas posteriores, durante 1940 a 1960 la
característica principal del corrido de narcotráfico, es la narración de sucesos
relacionados con el ilícito de las drogas, donde se manejan posturas imparciales
sobre lo ocurrido. Otras composiciones de estos años critican a los agentes
sociales que se dedican a dicha actividad aquí es más importante destacar el
hecho y la moraleja42no el personaje, como ocurriría años más tarde.
Es hacia la década de los setenta cuando reaparecen composiciones bajo la
temática del contrabando de drogas, esto a la par de la participación de la mujer
en dichas actividades ilícitas, pues estas eran empleadas para transportar la droga
hacia la frontera con Estados Unidos, convirtiéndose en las llamadas “burreras”,
es en este contexto cuando surgen temas como: mujeres contrabandistas, pollitas
de cuenta y la historia de “camelia la texana” en (1973).43 Así pues, esta temática
42
Dentro de las composiciones que destacan la moraleja como mensaje principal se encuentran
aquellas que plantean la problemática de la drogadicción y sus consecuencias dentro del ámbito
familiar, esto en la obra musical de Los Tigres del Norte, como ejemplo tenemos el tema ¿En que
fallé?, incluido en el álbum, La Reina del Sur, (2004), al respecto véase, Rigoberto Rodríguez
Benítez, Op. cit, p. 111 – 112.
43
Ibíd.
42
continuaría en la línea de lo que llamamos corrido de narcotráfico, con la variante
de que ahora es la mujer quien protagoniza las acciones delictivas44.
“Contrabando y Traición” es quizá una de las melodías más conocidas
mediáticamente debido a la popularidad que se les adjudicaría sus intérpretes
oriundos de Rosa Morada, Mocorito, años más tarde, esta fue una de las tantas
melodías que los identificó e identifica entre los gustosos de las músicas de
narcotráfico. Sin embargo, en aquellos años setenta, donde el narcotráfico
emergía en ciudades como Culiacán, como nuestro espacio de estudio, eran
pocos los corridos que había en circulación, incluso antes de “la camelia” existían
un par de composiciones grabadas por disqueras locales que si bien no
alcanzaron a difundirse masivamente, aun impregnan en la memoria de no pocos
habitantes culichis.
Es aquí donde se abre otra de las clasificaciones que proponemos en este trabajo,
pues ya no solo se habla de tráfico de drogas, además de ello se hace hincapié en
los personajes, hazañas, logros y desventuras, damos paso pues al corrido de
narcotraficantes, son ellos los protagonistas de estos mini-relatos de vida donde
gracias a la contribución e ingenio de los compositores, encargados de construir
figuras emblemáticas que contribuyen a recrear todo un imaginario, donde son
proyectados como hombres, humildes, valientes, exitosos, caritativos y con una
audacia considerable, suficiente para enfrentar o burlar las leyes, o en el peor de
los casos, “morir en la raya”, teniendo como destino final, el hospital, la cárcel o el
panteón.
Estas melodías toman mayor presencia hacia la década de los 80’s misma en donde
los traficantes en su mayoría sinaloenses, dejan de ser personajes ficticios, para
convertirse en individuos identificados por la sociedad, en muchos de los casos, las
44
Sin embargo, la participación de las mujeres en el trafico de drogas no era algo nuevo, existen
estudios que señalan la presencia de este fenómeno desde principios del siglo XX en ambos lados
de la frontera sin importar la clase social de la que provenían, donde destacan los nombres de
María Wendt e Ignacia Jasso, alias “La Nacha”, al respecto véase, Elaine Carey, “Mujeres de
armas doradas: “el narcotráfico en Norteamérica (1900 – 1970) en Jorge Trujillo Bretón (coord.), En
la encrucijada Historia, marginalidad y delito en America Latina y los Estados Unidos de
Norteamérica (Siglos XIX y XX), Guadalajara, Universidad de Guadalajara, Editorial CUCSH, 2010,
pp. 379 – 403
43
composiciones dedicadas a ellos funciona como una biografía en la cual se dan a
conocer, de igual forma esto sucede gracias a los medios de comunicación. Pero no
solo se conocieron por sus andanzas en el mundo de la droga, muchos de ellos se
hicieron notar gracias a las acciones realizadas por ellos, en beneficio a sus
comunidades de origen.
1.4 .- “ Entre Hierba, Polvo y Plomo”: Narcocorridos
Hacia la década de los 90’s es más común encontrar melodías que no sólo tratan
sobre el contrabando de drogas sino que presentan a los protagonistas como
consumidores de las mismas, en ese espacio en el que se da la transformación
del corrido de narcotráfico y narcotraficantes al narcocorrido. Existe pues un
desplazamiento del individuo – el narcotraficante - protagonista de un suceso
como centro del corrido, hacia el gocé, las celebraciones y los gustos que le
otorga la actividad del tráfico de drogas.
Es decir, la temática ya no trata solo de valientes duelos entre traficantes y
autoridades sino de fiestas cargadas de drogas, ostentación y excesos, el objeto
principal pasa de ser el narcotráfico, sus riesgos y aventuras para convertirse en
un corrido que enfatiza una vida llena de lujos y placeres del narcotraficante,
además de denotar la forma en la cual la droga le ofrece una sensación de euforia
y valentía, como un camino para alcanzar el éxito y poder donde el objetivo
principal es transgredir la ley para posteriormente disfrutar de las ganancias
obtenidas, esto es a lo que finalmente llamamos como “narcocorrido”.45
Más recientemente hacen presencia los temas que aquí llamamos “Murder
corridos” (corridos de asesinato). Muy similares a las los mensajes que expresa el
Rap en Inglés o “Gasgsta Rap Chicano”, donde se narra de manera explícita –y
hasta cierto punto escalofriante - asesinatos vinculados a los cárteles o plazas de
las drogas en México. Se les ha denominado de esta manera, pues es en Estados
Unidos donde comenzaron a tener aceptación, esto debido a que algunas
agrupaciones e intérpretes de estos corridos realizaron sus producciones
45
Juan Carlos Ramírez-Pimienta, “Del corrido de narcotráfico
Orígenes y desarrollo del canto a los traficantes, Op, cit., pp. 21 – 44
al
narcocorrido:
44
discográficas en
territorio norteamericano, caso particular de Los Ángeles,
California, donde se encuentran una gran cantidad de estudios grabación, sin
embargo, han llegado hasta que hoy comprende el noroeste de México, en
especial Tijuana y Culiacán, no solo por su distribución llevada a cabo por las
compañías disqueras, sino también debido a aspectos como la migración, es decir
la gran afluencia de sinaloenses en Estados Unidos, y sobre todo gracias a la
tecnología, utilizando recursos como la piratería, los medios electrónicos
e
Internet, donde se desarrollan diversas “comunidades virtuales”, cuyo objetivo es
intercambiar información, relacionada con estas expresiones musicales, como una
manera de evadir la censura expuesta a través de la prensa y la radio.
Hemos expuesto aquí las diferentes etapas por las que se ha desarrollado esta
expresión musical, de la cual se ha utilizado una terminología consideramos un
tanto peyorativa al llamarla por sí misma “narcocorrido”, homogeneizando un
fenómeno que siendo propio de un devenir histórico, debe tener por tanto
diferentes acepciones.
Todo esto lo traemos a relación para dar cuenta de que la temática de las drogas
ha estado presente en el corrido mexicano desde hace ya varias décadas, por
tanto la forma en que se le juzga actualmente a las músicas que versan entre el
narcotráfico, narcotraficantes y sus excesos, se ha hecho desde una concepción
moralmente construida catalogándolo como un mal musical que pervierte las
conductas, propiciando a la violencia,
bajo la percepción de las instituciones
gubernamentales y los medios de comunicación masivos, quienes a la par se han
encargado de promover su censura.
Sin embargo, estas opiniones surten poco efecto entre los habitantes sinaloenses
que gustan de estas músicas. En este caso nos referimos a aquellos radicados en
Los Ángeles California46, Tijuana y Culiacán donde el narcocorrido cobra una
importante difusión y con ello se presenta una evolución en cuanto a su consumo
trasmitiéndose tanto en eventos sociales, en sus diferentes espacios, todo esto
46
Tomando en cuenta cinco familias sinaloenses radicadas en la ciudad de Huntington Park,
correspondiente al condado de Los Ángeles.
45
facilita la libre circulación y apropiación, conformada a partir de realidades sociales
y culturales comunes.
Pasamos ahora a un segundo capítulo, cuyo objetivo es realizar una revisión
bibliográfica, desde un enfoque multidisciplinario desde el cual ha sido abordada la
temática. La mayor parte de los estudios localizados, hacen énfasis desde el plano
sociológico, mismos que han estado íntimamente ligados a la construcción de
imágenes
y demás ejemplificaciones con las cuales se busca llegar a la
explicación de una realidad, sin embargo en esta solo se consigue representar una
parte de este escenario cargado de ficción, construido desde la perspectiva de los
compositores, de igual forma, se ha planteado esta temática desde el ramo de la
etnomusicología, psicología y desde la historiografía, en donde su enfoque recae
en la importancia de la escritura del corrido
a partir de una serie de
acontecimientos relacionados con el negocio ilícito de las drogas.
46
CAPÍTULO II
EL NARCOCORRIDO: VISIONES MULTIDISCIPLINARIAS
2.1-
LOS
ESTUDIOS
DEL
NARCOCORRIDO
VISTOS
DESDE
LA
SOCIOLOGIA.
La distinción entre practica y teoría no coincide con la distinción entre historia y
sociología o entre la historia y otras disciplinas, como la antropología social, la
psicología, y la musicología, pues en este caso se trata de analizar el fenómeno
del corrido de traficantes como una práctica social cargada de símbolos y
significaciones, pero que de igual manera se encuentra inmersa dentro de un
contexto histórico determinado.
Ahora bien, estudiosos de estas disciplinas producen estudios de caso en el cual
algunos elementos como la teoría, desempeñan un papel a destacar, a partir de
ello podemos definir Sociología como un estudio de la sociedad humana, con
énfasis en generalizaciones sobre su estructura y desarrollo, los sociólogos por
ejemplo se preparan para anotar o formular reglas generales a menudo haciendo
a un lado las singularidades mientras que la Historia se define mejor como un
estudio de las sociedades humanas – en plural -, destacando sus diferencias y
también los cambios que han tenido lugar en cada una de ellas a lo largo del
tiempo, y con ello una de sus principales características es poner atención a
detalles concretos más allá de conclusiones generales.47
Sobre la utilización del método sociológico, Emile Durkheim, nos comenta, que
ante los hechos sociales se debe mantener una actitud mental determinada, es
decir, abordar su estudio partiendo del principio de que ignoramos por completo lo
que son, es así como la sociología estudia todos los fenómenos que se
desarrollan al interior de la sociedad, siempre que presenten con cierta
generalización, algún interés social, he aquí un orden de hechos que presentan
características muy especiales; consisten en modos de actuar, pensar y sentir
exteriores al individuo, es decir, nos llegan a cada uno de nosotros desde fuera y
47
Peter Burke, Historia y Teoría Social, México, Instituto Mora, Colección Itinerarios, 2000, pp.12 –
13.
47
solo pueden penetrar en la sociedad tomando en cuenta las creencias, las
tendencias y las prácticas de un grupo considerado colectivamente. Algunos de
estos modos de actuar o de pensar adquieren mediante su repetición, una especie
de consistencia que los precipita por decirlo así y los aísla de los acontecimientos
particulares que los reflejan.48
Esta tendencia a las generalizaciones es pues una de las críticas que se le hacen
a la sociología, por otra parte es indispensable también apuntar que los hechos
históricos, son construidos por el historiador, éste los selecciona, otorgando por sí
mismo una significación, influenciado por un conocimiento previo de la
problemática a resolver ante esa búsqueda de indicios, mismos que lo llevan a
poner énfasis en las particularidades.
En lo que respecta al tema de las músicas, trabajados desde la sociología, - los
narcocorridos – en particular, ha sido abordado, desde una perspectiva muy
general, pues a pesar de que los trabajos hasta ahora publicados han sido
reconocidos por organismos de carácter nacional e internacional, ninguna
investigación está exenta ser analizada de manera más profunda, buscando
elementos que nos lleven a realizar distintos enfoques de acuerdo a la temática en
cuestión, el primer caso es la investigación de Luís Alejandro Astorga Almanza,
cuya obra titulada Mitología de un Narcotraficante en México49. En primera
instancia, el título de la obra proyecta una investigación más ambiciosa pues en
este caso, el autor poco a poco va tejiendo parte de la historia del narcotráfico en
“México”, sin embargo centra gran parte de su estudio en analizar el desarrollo del
contrabando de drogas en un espacio, Sinaloa, para ello utiliza una gran variedad
de fuentes bibliográficas y hemerográficas con el fin de hacer una construcción y
narración de una serie de acontecimientos que dieron pie al fenómeno del
narcotráfico, sin embargo, el hecho de señalar o estigmatizar a una entidad del
país como la responsable de la actividad ilícita significa una limitante en cuanto al
objeto de estudio con respecto al universo de análisis.
48
Emile, Durkheim Las Reglas del Método Sociológico, México, Fondo de Cultura Económica,
Segunda reimpresión, 2001, pp. 42 – 52.
49
Luís Astorga, Mitología de un Narcotraficante en México, México, Plaza y Valdés, 2004.
48
De manera tal que se encarga de darle factores explicativos a un fenómeno que a
su vez se desarrolla según el autor, como consecuencia – el narcocorrido – con el
cual pretende acercarse al “mundo de los narcotraficantes”, donde los principales
protagonistas son sinaloenses – de esta manera va tejiendo la historia del
narcotráfico vinculada a esta expresión musical. Astorga Almanza da a conocer a
su vez la situación que se le presenta cuando analiza el tema de tráfico de
fármacos prohibidos y traficantes: observa la producción simbólica pertinente para
el objeto trazado, sintetiza lo consultado ve los límites de lo acumulado y recurre a
los corridos.
Así las cosas, el material con el que se trabaja consiste generalmente, por no
decir totalmente, en imágenes mediatizadas – arquetipos construidos socialmente
analizando en sus letras elementos que describen las etapas evolutivas del
narcocorrido, marcando la década de los setenta como el parteaguas y auge de
estas composiciones musicales, en donde llevarían como temática el contrabando
de droga hacia la frontera, por su parte, en la década de los ochenta los traficantes
saldrían del anonimato, fungiendo ahora como protagonistas, queridos, pero
también temidos en sus zonas de influencia, menciona algunas composiciones
sobre estos personajes que marcarían época en el ambiente del tráfico de drogas
haciendo una pequeña semblanza de cada uno de ellos, en todo ello estarían
involucrados tanto medios de comunicación y el gobierno, estos últimos, bajo la
insistencia de prohibir la difusión de los corridos de traficantes, argumentando ser
un “mal musical” que afecta la moral de la sociedad.
En palabras de Luís Astorga, la producción de sentido a cerca del tráfico de
drogas y de los traficantes se hace fundamentalmente desde el punto de vista que
es el dominante y legitimo: el gubernamental este nos proporciona ya un objeto
pre construido. Según el autor, los corridos de traficantes como sublimación de los
enfrentamientos físicos, éticos y estéticos y el mismo estilo de vida de los
traficantes, vienen a romper esa uniformidad en la producción del sentido, de ahí
seguramente el éxito en ciertos grupos sociales y regionales y su estimación en
otros y otras. Sin embargo, contrario a esta opinión, nos parece pertinente
argumentar que más allá de su popularidad a partir de romper con lo establecido
49
por la cultura oficial, el gusto musical se construye a base de la relación estrecha
con el origen, las experiencias y trayectoria sociales.
Según el autor, dentro de estas composiciones existe todo un “universo simbólico”,
donde se destacan las hazañas del narcotraficante y es el compositor quien se
encarga de transmitir estos elementos simbólicos, sobre ello cabria aclarar
algunos detalles pues el compositor solamente cumple con una de las etapas de
este proceso dinámico en el cual va inmerso el simbolismo que encierra el corrido
de traficantes, esta etapa es la de producción (composición de las temáticas)
misma que conlleva una intención meramente económica, poner dentro de un
mercado existente un producto del cual se espera que genere ganancias, a su vez
cumplir con una exigencia de parte de un organismo encargado de difundir estos
productos musicales – las compañías disqueras -
esto es algo de lo que se
abordara en apartados posteriores.
Esta investigación parece girar entonces en torno a un estudio de caso, donde los
actores principales son Sinaloa, el narcotráfico, y junto a ello los sinaloenses y el
narcocorrido como un emblema que embona a los otros dos elementos bajo la
premisa de que “si hay narcotráfico hay narcocorridos, y si hay narcocorridos es
porque hay narcotráfico”; en realidad la temática sobre drogas dentro del corrido
mexicano – como ya mencionamos – ha estado presente desde hace algunos
años, entonces no se le catalogaba de esa manera, ni se le estigmatizaba como el
mayor promotor de violencia en medios como la prensa y la radio.
Este es pues un concepto construido a partir del punto de vista gubernamental y
de la cultura oficial, el cual ha estado mal fundamentado, pues no se trata aquí de
establecer juicios de valor, entre lo tolerado y lo condenado, lo bueno y lo malo,
más bien habría que determinar hasta qué punto el corrido de traficantes es
verdaderamente una apología a la violencia o es una expresión musical que es
apropiada por los sinaloenses que gustan de esta como parte de sus realidades
cotidianas.
Esto analizando la problemática desde una perspectiva más amplia, pues la
respuesta no la otorgan las instituciones gubernamentales, los medios de
50
comunicación, tampoco se encuentra intrínseca en sus letras; de acuerdo con la
propuesta de investigación que ofrecemos, son los consumidores50 quienes se
encargan de darle una interpretación propia a estas músicas; en este sentido, el
gusto musical se extiende hacia otros espacios donde encuentra de igual manera
popularidad.
Astorga Almanza realiza una investigación pionera en la temática, utilizando
herramientas poco utilizadas anteriormente para el caso, trabajos como éste
inspiran a continuar con el desarrollo investigativo en el ámbito de las músicas de
narcotráfico y narcotraficantes, como el que comentamos a continuación, también
abordado desde el plano sociológico.
Por su parte, José Manuel Valenzuela Arce, con su investigación titulada: “Jefe de
Jefes, Corridos y Narcocultura en México”. Para el autor las músicas son un
elemento indispensable de la cotidianidad del individuo, la cual cumple una función
en la cual se involucran ideologías, sentimientos de resistencia, alegría, tristeza,
júbilo, dolor, o bien como un recurso lúdico donde confluyen toda esta serie de
sentimientos encaminados en la construcción y recreación de los grupos
populares.
Debido a que la investigación se realiza en torno a la visión del fenómeno del
corrido “desde la frontera” el autor adhiere su origen al espacio demarcado entre el
territorio México- Estados Unidos como un elemento de diferenciación y
configuración de los límites de identidad derivados de la pertenencia territorial
frente a la cultura dominante de la población anglosajona, citando a Américo
Paredes51, Valenzuela Arce, destaca el surgimiento del corrido México-Americano
en la década de los cincuenta del siglo pasado cuyo espacio de acción fue la
frontera noreste de México y Texas sitio donde surgió una importante tradición
corridistica regional que contribuyó a formar el “caldo de cultivo”
del corrido
relacionado con el conflicto social y cultural con lo anglosajón, refutando a Vicente
50
En referencia a aquellos que gustan de estas músicas y a través de las mismas realizan
apropiaciones diversas, adaptando a sus prácticas cotidianas.
51
Americo Paredes, with his pistol in his hand: a border ballad and its hero, Austin, University of
Texas Press, 2004, 262p.
51
T. Mendoza, quien afirmo que el Corrido Mexicano comenzó en el último cuarto
del siglo XIX.52
Para el autor entonces el corrido funciona como un elemento de expresión de los
grupos populares el cual refiere a múltiples historias orales que, cantadas o
recitadas, propician la exaltación de los actos o hazañas todo esto dentro de una
delimitación geográfica y temporal, asimismo, a través del corrido se ha visto
retratados los anhelos, pasiones, frustraciones y simpatías y han servido como
creador de héroes, antihéroes, mitos y leyendas.
Así la importancia del corrido se deriva en el contexto específico que produce,
poseedor de raíces profundamente integradas en la cultura popular ha sido
importante medio de difusión que ha asumido su verdadera dimensión informativa
y cohesionadora durante los cambios y acontecimientos suscitados a nivel
nacional y regional.
Según el autor a partir de la segunda mitad de los años setenta, el corrido que se
escucha en los discos inicia con una relativa independencia del corrido “anónimo”
del pueblo, ahora los temas recurrentes serán la violencia, el narcotráfico y la
frontera como escenario indispensable de operaciones. Ante esto,
Valenzuela
Arce asegura que con la sobre valoración del contrabando de drogas presenta una
imagen sesgada de la realidad fronteriza, cediendo el paso a nuevas producciones
marcadas por la creciente presencia del narcotráfico expresadas en el entorno
musical, como es el caso de “contrabando y traición”, “la banda del carro rojo”,
etc., sin embargo, es en los años veinte cuando se populariza los primeros
corridos de contrabando hacia la frontera, con temas como “Carga Blanca”.
A partir de ello el autor cataloga “nuevos usos del corrido”, para dar cuenta de la
aparición temática del narcotráfico en el corrido y los diferentes aspectos dentro
del narcotráfico que en él se representan, donde confluyen una serie de
situaciones generadas a partir de esta actividad ilícita, como las condiciones de
entrada y salida al narcotráfico, y aspectos como la lealtad, el valor honestidad,
52
José Manuel Valenzuela, Jefe de Jefes, Corridos y Narcocultura en México, Mexico, Plaza y
Janes, 2002, p.12.
52
humildad, que son plasmados en las letras de los narcocorridos como puntos
clave para entender algo que él llama “narcomundo”, y los actores sociales que
actúan en el: los narcotraficantes.
El autor entonces da cuenta de las diferentes representaciones que se generan a
través de los narcocorridos, los cuales son su objeto de análisis poniendo un
énfasis muy especial en el exploración de contenido encontrado en sus versos y
letras, a partir de una muy exacta clasificación de las temáticas La droga, El poder,
La ostentación, Las Relaciones de Genero, El Machismo, El Regionalismo,
categorías de análisis con las que construye todo un panorama simbólico
intrínseco en las letras de los corridos donde se plasma la vida y obra de sus
protagonistas, sin embargo, estos aspectos, no son del todo suficientes para lograr
un estudio que nos lleve a configurar todos los elementos que provocan o incitan
que este tipo de composiciones se conviertan en vehículos útiles para la
construcción de una identidad.
Por tanto, la riqueza simbólica de estas expresiones musicales no se encuentra
solamente en sus letras ni en sus rimas, ni en los personajes que figuran en estos,
pues solamente se trata de figuras míticas expresadas a partir del punto de vista
de un artífice en la construcción de estas imágenes: los compositores quienes
están limitados a plasmar solamente en estas letras las ideas que convergen en
su imaginación y en aquello que intentan lograr transmitir con el fin de plasmar lo
que para ellos significa la creación de un escenario, que sin embargo solamente
refleja una parte que intenta acercarse a una realidad social.
Otro de los trabajos analizados desde la disciplina sociológica corresponde a
Gilberto Giménez y Catherine Heau Lambert. La representación de la violencia en
la trova popular mexicana: de los corridos de valientes a los narcocorridos, dicho
texto es parte de una compilación de trabajos pertenecientes a la obra titulada
Estudios sobre Cultura y las Identidades Sociales. Dicho trabajo propone construir
la representación de la violencia dentro de la cultura popular del centro y norte de
México a partir de la distinción de los corridos “norteños” y “abajeños” mismos que
utiliza para ejemplificar su análisis. Al respecto los autores comentan que estos
53
dos tipos de corridos se asemejan a los romances españoles – definición que ha
sido objeto de diversas opiniones – en tanto que los corridos surianos parecen
más cercanos a la poética musical indígena53, ante esta diferenciación destaca
que aún no ha desaparecido el corrido como expresión inmersa dentro de la
cultura
popular,
simplemente
ha
cambiado
de
forma,
ahora
54
como,“narcocorrido ”,del cual realiza la lectura del contenido temático de algunos
de estos con relación a diversas modalidades de distinguir la violencia, a partir de
lo que denominan “socio gramas”55, de “valentía” y del “honor”, planteando sus
similitudes y diferencias.
Para los autores el honor se representa como un atributo grupal inscrito en un
campo semántico más amplio donde figuran términos como la castidad, la pureza,
la genealogía, coraje, venganza, generosidad, protección hospitalidad nobleza y
prestigio56.Mientras que en el caso del valiente, este no figura dentro de la
característica el bandolero común, pues no trabaja o actúa esencialmente por un
interés personal ni un trasgresor criminal, el valiente representa más bien como un
desobediente civil frente al gobierno, en nombre y a favor de la comunidad.
Por tanto, se establecen una serie de diferencias en torno a la relación de estas
figuras construidas a partir de los corridos tradicionales y los “narcocorridos”, de
esta forma, el valiente tradicional persigue como objetivo central la justicia social,
esta búsqueda tiene que ver no solo con el beneficio personal, sino sobre todo con
un beneficio colectivo, en cambio – según la opinión de los autores – los
protagonistas de los narcocorridos persiguen como objetivo principal el
53
Catherine Heau Lambert, y Gilberto Gimenez, La Representación de la Violencia en la Trova
popular mexicana, en Revista Mexicana de Sociología, año 66, nº4, octubre-diciembre, 2004, p.629
54
Se resalta entre comillas de acuerdo a lo dicho por los autores, pues en páginas anteriores
expresamos la tipificación propuesta en relación a las distintas temporalidades en las que se
desarrolla esta expresión musical. De esta forma, aquello que los referidos autores toman por
narcocorrido, se inserta en lo que nosotros llamamos corrido de narcotraficantes.
55
“Los sociogramas son racimos de representaciones de contorno variable, aunque reconocibles
en los contextos de la cultura por su configuración característica y por su núcleo condensador. Por
lo tanto el análisis de la representación de la violencia tiene que pasar obligatoriamente por las
configuraciones socio gramáticas que la envuelven”, un ejemplo de la construcción de estos
modelos encontrarlo en el cine clásico mexicano, elaborado desde la figura del “charro cantor” esta
definición se puede encontrar en Gilberto Gimenez, Estudios sobre la cultura y las identidades
sociales, México, CONACULTA, 2007, p. 393.
56
La Representación de la violencia en la trova popular, Op, cit. p. 633.
54
enriquecimiento individual
“exclusivo y excluyente”, sin la menor connotación
política y social.
Ante esto cabria precisar algunas cuestiones, tomando como escenario la serranía
sinaloense, pues al consolidarse el narcotráfico como empresa, con rasgos de
industrialización y con la mirada hacia el exterior, la bonanza económica comenzó
a reflejarse en las zonas rurales, siendo común encontrar en medio de la sierra
casas ostentosas y de grandes extensiones territoriales y con ello, es el
narcotraficante quien se encargaba – en algunos casos – de
labores de
infraestructura y labor social en estas comunidades, tareas que correspondían a
las dependencias gubernamentales.
Otro caso que especifica una entidad en particular es el trabajo titulado La Cultura
popular en Hermosillo, Sonora: el caso del narcocorrido57 de María Suhei Lara
López donde hace referencia de cómo el narcocorrido o corrido de narcos se ha
convertido en el instrumento integrador de procesos culturales del denominado
grupo social de los "narcos" y opera en el ámbito musical a través de los medios
de comunicación, principalmente la radio .En Hermosillo, la controversia se hace
presente y despierta una discusión interesante acerca de la participación, cada
vez más significativa, dentro del gusto musical de la población, y sobre todo, su
participación en la radio. Esta intervención genera puntos de vista encontrados
entre los que participan en los medios de comunicación en relación a su
programación, la influencia negativa o positiva del narcocorrido en los
radioescuchas es bastante discutible.
Esta investigación
presenta una visión panorámica de la situación del
“narcocorrido” en la radio hermosillense, bajo los preceptos teóricos de Pierre
Bourdieu argumentando que las relaciones fuertes de las estructuras sociales con
el comportamiento de los individuos, se producen a través de un largo proceso de
hábitos y gustos, en este sentido, los habitus58 programan el consumo de los
María Suhei Lara López, “La Cultura popular en Hermosillo, Sonora: el caso del narcocorrido”, tesis
de licenciatura en ciencias de la comunicación Universidad de Sonora, División de Ciencias
Sociales. Departamento de Psicología y Ciencias de la Comunicación, 2001.
58
Este concepto es definido como el sistema de esquemas generadores de prácticas que expresa
de forma sistemática la necesidad y las libertades inherentes a la condición de clase y a la
55
individuos y las clases participan en el proceso de construcción e interpretación
selectiva que difunden los aparatos, permiten reorganizar las disposiciones
adquiridas y producen prácticas trasformadas.
Cabe aclarar que este trabajo solo se centra en analizar un solo año de estudio en
cuanto al consumo de narcocorridos, utilizando un muestreo tipo encuesta, para
llegar a conclusiones muy generales respecto al tema, tal vez debido a que este
trabajo no exige un análisis histórico muy riguroso sino que más bien su finalidad
es cubrir elementos que cumplan con la formación de un comunicólogo o
especialista en ciencias de la comunicación
*
Vemos entonces como los estudios sobre las músicas que corresponden nuestro
estudio abordados desde el plano sociológico han estado íntimamente ligados a la
construcción de modelos, sociogramas, estereotipos y demás ejemplificaciones
con las cuales se busca llegar a la explicación de una realidad, de la cual se
consigue representar solo una parte del escenario del narcotráfico y sus actores
sociales, así como los elementos que los configuran.
Analizar las letras de los corridos como parte de una elaboración simbólica es un
buen aporte, si lo que se quiere recrear es el “narcomundo”. Las obras que
anteriormente se comentaron forman parte de una variedad de estudios realizados
a partir de los alcances que les otorgaban las melodías dedicadas a los
narcotraficantes, en las líneas que siguen analizaremos algunas obras, ahora
desde el plano musicológico, con las que se abre una brecha a partir de destacar
elementos como la esencia del “ser sinaloense” y la creación de una imagen a
partir de su representación a través de la letra de los corridos.
diferencia constitutiva de la posición, el habitus aprehende las diferencias de condición. Por tanto,
Los diversos usos de los bienes culturales, no solo se explican por la posibilidad económica de
adquirirlos, sino también y sobre todo por la posesión de un capital cultural, al respecto véase,
Patricia Safa Barraza, “El Concepto de habitus de Pierre Bourdieu y el estudio de las culturas
populares en México”, en Pierre Bourdieu en ocho perspectivas. Un homenaje, Revista Universidad
de Guadalajara, Numero 24, Guadalajara, Verano de 2002
56
2.2.-
LOS
ESTUDIOS
DEL
NARCOCORRIDO
VISTOS
DESDE
LA
ETNOMUSICOLOGIA
La Etnomusicología se definió en sus orígenes como el estudio de las músicas de
las sociedades de tradición oral, esta definición marcó la diferencia entre la
musicología histórica de carácter principalmente diacrónico – que estudia las
músicas a partir de un cambio evolutivo en un contexto temporal – con el estudio
de lo sincrónico. Esta disciplina apunta a entender las músicas como un rasgo
inherente del ser humano, enfatizar a las músicas por sí misma y referirla a su
función social sin dejar de considerarla parte de la cultura de los individuos, pero a
la vez deja de lado el antecedente histórico, teniendo como objeto principal el
estudio de los aspectos teórico musicales, bajo la influencia del folclor de
ascendencia antropológica y por otro lado, la inspiración enraizada de la literatura
popular59
Esto último es característica del texto que comentamos a continuación como parte
de la investigación titulada, en Sinaloa Nací, Historia de la Música de Banda, de
Helena Simonnet, la autora relaciona tambora sinaloense con lo que ella llama
“narcomusica”, a base de una serie de insinuaciones con el fin de dar a entender
la marcada popularidad que existe entre los narcotraficantes y su gusto por
amenizar sus fiestas con esta expresión musical propia de la cultura regional.
El punto central de la autora en este capítulo es demostrar la popularidad de los
narcocorridos a pesar de – según su punto de vista – ser parte de la expresión
hacia un subgrupo de carácter negativo, es decir, los narcotraficantes, basándose
en la explicación de que existen ciertos aspectos del sinaloense que se ven
perpetuados en las canciones y que facilitan la aceptación de valores
subculturales
Aunque en lo particular su aseveración me parece acertada, el trabajo que expone
no refleja la demostración de tal hipótesis, pues más allá de cargar el texto de
letras de canciones y reflexiones superficiales sobre el contexto de la época, el
59
Miguel Olmos Aguilera, “La Etnomusicólogia y El Noroeste de México”, Revista Desacatos,
Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, México, pp. 45 – 61
57
narcotráfico y los sinaloenses como tal, culmina su reflexiones en determinar una
representación basada en estereotipo de animales, como lo son “el gallo”,
sinaloense, como una metáfora referente a aquel individuo que se muestra
luchador, valiente y agresivo, frente al peligro, este mismo calificativo se utiliza en
la década de los noventa para ejemplificar a las drogas, como la mariguana, el
perico, cocaína, o la chiva, heroína”, por lo cual la autora habla de una
degeneración de la imagen idealizada del mundo rural y con ello del corrido
tradicional; líneas más adelante la misma autora contradice su hipótesis una vez
más, argumentando lo siguiente:
Si bien el estilo de vida que se narra en los narcocorridos es un
hecho cotidiano para muchos habitantes de diferentes ciudades y
regiones de México, no pueden ser ya considerados como una
expresión musical en las que “el hombre común” expresa sus
sentimientos y puntos de vista respecto a una realidad social60.
De este modo, no queda claro entonces cuales son aquellos elementos que
propician la aceptación de lo que ella llama “valores subculturales”, como si el
narcocorrido continuara siendo exclusivo del ámbito rural, y estos mismos
individuos estuvieran fuera de las formas de conducta de lo que llama “hombre
común”, lo que hay que entender aquí es que el público consumidor del
narcocorrido no se limita solamente a la población rural o a alguna clase social
específica, rompiendo con los limites sociales y regionales, la popularidad del
corrido involucra una industria cultural desde el plano musical que genera un
público muy variado con elementos de identidad igualmente heterogéneos.
Por otra parte comentamos la investigación de Elijah Wald, Narcocorrido, un viaje
al mundo de la música armas y guerrilleros, en el cual nos presenta una narración
de lo que fue su trabajo de campo durante el curso de su investigación, poniendo
énfasis al más mínimo detalle, apuntando hacia la vida y personalidad de los
compositores e intérpretes, más que profundizar sobre las composiciones y su
60
Helena, Simonnet, En Sinaloa Nací, Historia de la Música de Banda ,Mazatlán, Asociación de
Gestores del Patrimonio Histórico y Cultural de Mazatlán, A.C., 2004, p. 239,240
58
impacto. El primer caso es el de Ángel Gonzáles, quien narra la forma en cómo se
convirtió en compositor desde muy pequeño pero además deja entrever el interés
comercial que conlleva dedicarse a ese oficio, aunque argumenta que nunca tuvo
la esperanza de hacerse de riqueza gracias a las composiciones, pues lo hacía
“por gusto”, posteriormente comenta que comenzó a aventurar por varios lugares
de la república buscando sobrevivir a través de sus canciones.
A mediados de los años setenta vivía en Nogales y decidió intentar a ver si tenía
suerte en Los Ángeles. Por fin llegó el sitio correcto en el momento debido. El gran
éxito de Ángel – según Wald - se debe a que no era compositor de corridos, por su
parte, González asegura que, “Contrabando y Traición”, lo realizó casi
inconscientemente, sin imaginar el éxito que provocaría después, durante una
época en la cual este fenómeno cobraría auge, donde además, la mujer era
mayormente utilizada como “gancho” o “burrera” para el transporte del enervante.
Era pues el momento idóneo para sacar a la luz al personaje de “Camelia”.
Otro de los compositores entrevistados es Paulino Vargas Jiménez, quien es más
explícito al abordar el tema de lo redituable que puede ser la composición de
dichas músicas, argumentando lo siguiente en referencia al tema “La Banda del
Carro Rojo”:
Lo que está escrito es, “yo lo siento Sheriff, pero yo no sé cantar,
quiso decir que tenía mucho valor, pero eso lo invente yo, ¿me
entiendes? ese pequeño morbo que tengo a veces sale comercial.
Yo no soy compositor, soy un mentirosillo”, pero funciona, es
comercial”61
El testimonio de Mario Quintero Lara, manifiesta lo mismo cuando lo cuestionan
sobre la razón por la que gusta de componer narcocorridos, además de haber
creado una iconografía pintoresca y nueva de los estupefacientes. Usa una jerga
61
Elijah Wald, Narcocorrido, Un viaje al mundo de la Música, Armas y Guerrilleros, Estados
Unidos, Rayo, 2001, p.37
59
callejera cotidiana pero desconocida para personas que no conocen el mundo de
las drogas.
Los periodistas siempre me dicen, ¿por qué les escribes corridos al
Güero palma, Chapo Guzmán, Caro Quintero si son los que están
envenenando el mundo?, pues yo veo la noticia y veo que es una
persona que tiene acaparada la prensa, entonces yo también lo veo
como negocio62.
Otro de los recursos explotados por los compositores y abordado por Wald, es el
lenguaje, utilizado como elemento para destacar la nostalgia por la región y la
pertenencia territorial, este es el caso de Francisco Quintero, compositor del tema
“Los Dos Plebes”:
Yo oía mucho a la gente de Sinaloa que para todo decían plebe, eso
es lo curioso, que en un corrido con una palabra o dos hacían la
atracción de la gente. No es todo el corrido, yo creo que lo que hizo
que un corrido se hiciera grande “algo de un lazo amistoso”63.
Cabe decir que Wald aborda el contexto histórico a lo largo de la obra de manera
muy general, enfatizando su trabajo en un sentido biográfico y abocándose a
ciertas zonas y espacios definidos, sin seguir el curso del impacto de las
composiciones. Por tanto, según los argumentos de Wald tenemos que, la
intención de los compositores por difundir sus temas obedece más a interés
económicos, finalmente el consumo del narcocorrido no se refleja solo en las
ventas de los discos, eso sería solamente una parte del proceso donde se
involucra la circulación de estos temas, los consumos culturales – de acuerdo a la
propuesta que ofrecemos – nos indican que existen diversas formas de acceder a
estas músicas, así como una gran variedad de formas de entenderla, donde se
involucran un conjunto de iconos, figuras y significaciones compartidas y
apropiaciones diversas por parte de quienes gustan de escucharlos.
62
63
Ibíd., p. 118.
Ibíd., pp.127, 128.
60
Otro de los trabajos a comentar es de Rubén Tinajero Medina, titulado,
Narcocorrido, ¿Tradición o Mercado?64 Este trabajo se especialista en cuestiones
musicológicas, como la armonía, la ejecución instrumental y el timbre de voz, en
este caso, del intérprete de corridos. Así, de acuerdo a las propuestas del autor,
nos dice que el corrido norteño65 aparenta ser simple, porque las músicas están
subordinada al texto66, sin embargo su riqueza va estar dada por la relación de la
estabilidad y variabilidad que guardan los planos sonoros y las características
tímbricas en ello radica gran parte de su esencia además del elemento homófonoacordal67 hacen de este género una expresión musical accesible a cualquier oído.
Sumado a esto, según las reflexiones del autor,
el tratamiento de las letras
ligadas a la tradición y las problemáticas sociales, convierten el corrido en una
expresión enajenante de las clases marginales en la cual se subliman deseos de
progreso. La relación que guarda la melodía con el texto subrayada por aspectos
tímbricos hacen que sus letras penetren en el gusto del público.
Dentro de los elementos que se destacan en este estudio, se encuentra la
importancia en la caracterización de los aspectos musicales y extramusicales que
le dan vigencia al corrido y con ello contrastar la tradición corridistica con las obras
actuales que abordan la temática; de igual manera se habla de la generación de
un nuevo léxico dentro de la escritura del corrido, derivado de las actividades del
narcotráfico, esto es lo que el autor llama “corridos del nuevo milenio”.
Respecto a esto el autor argumenta, que el corrido alusivo al narcotraficante es
creador de mitos, como lo fue en la revolución, por su puesto las condiciones y las
circunstancias no son las mismas. Los medios masivos y de comunicación se
entrelazan e influyen de manera determinante en ello.
64
Rubén Tinajero Medina, María del Rosario Hernández. El narcocorrido: ¿Tradición o Mercado?,
Universidad de Chihuahua, 2004.
65
Avitia Hernández, define el corrido norteño a aquel que tiene cabida en los estados de Baja
California, Sinaloa, Durango, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas, este cuenta con
características musicales entre las que destacan su forma “juguetona, alegre, inquieta y viva”, al
respecto véase, Antonio Avitia Hernández, El Corrido Mexicano, Tomo I, Editorial Purrúa, 1997, p.
17.
66
En referencia a las partituras.
67
Con esta expresión se refiere a la ejecución de los instrumentos, esto en relación a que todos
deben tocarse en el mismo tono musical.
61
Tinajero Medina, hace referencia a una encuesta realizada por una televisora de
cobertura nacional68.Respecto a la opinión pública acerca del narcotráfico, sobre
sus expresiones musicales y la prohibición de los mismos, los resultados de este
sondeo, mostraron a los mexicanos muy preocupados por las implicaciones del
narcotráfico, pero no están dispuestos a prescindir del producto musical derivado
de ello; según el autor, esto se explica por el indudable arraigo que tiene y ha
tenido el corrido como medio de expresión y diversión del pueblo, paradigma de la
mexicanidad.69 Lo cual confirma de igual forma la existencia de un gusto musical
entre la población.
Asimismo comentamos trabajos que mencionan la región del noroeste de manera
muy general, como el de Miguel Olmos Aguilera, El Corrido de narcotráfico y la
música populesca en el Noroeste de México70en él se hace referencia de cómo el
narcocorrido ha cobrado cada vez mayor importancia en el Noroeste de México,
alcanzando dimensiones ideológicas, culturales y además, fomentando una
imagen dentro del contexto nacional. Para el autor, el corrido de narcotráfico no
tiene su origen en la cultura popular sino es producto de la cultura de masas, en
relación a un mundo globalizado en el cual ha impregnado el gusto por este tipo
de producciones musicales; además de esta reflexión sin duda interesante, y
hacer una definición sobre el corrido y su transformación al corrido de narcotráfico,
en donde destaca a exaltación de figuras y símbolos, hace mayor énfasis a los
intérpretes, la entonación y los instrumentos, utilizando conceptos, quizá propios
de un musicólogo, mas no de un historiador.
Otro de los trabajos analizados corresponde a Tracy Arwari71. El narcocorrido:
Cantando de la frontera, el planteamiento central de la autora se basa en explicar
cómo es que las músicas se convierte en un elemento clave para la formación de
identidades en este caso en el lado de la frontera donde – según la autora - el
68
Según los datos que proporciona el autor, la encuesta fue realizada el 28 de febrero de 2001
Rubén Tinajero Medina, María del Rosario Hernández, El Narcocorrido, ¿Tradición o Mercado?,
Op, cit, pp. 132 – 134.
70
Miguel Olmos Aguilera, “El Corrido de narcotráfico y la música populesca en el Noroeste de
México”, Actas del IV congreso latinoamericano de la asociación internacional para el estudio de la
música popular, Tijuana, Baja California, Abril, 2002, pp. 1 – 11.
71
Tracy Arwari, El narcocorrido: Cantando de la frontera, en Divergencias, Revista de Estudios
Lingüísticos y Literarios, Volumen 2, nº 2, otoño, 2004.
69
62
narcocorrido refleja elementos que forman parte de la cotidianidad de la región,
también funciona como la representación de la vida de la frontera y su contacto
íntimo con Estados Unidos
Por su parte, nos habla acerca de
los compositores e intérpretes, los cuales en
sus espectáculos, presentaciones y discos, representan una imagen con la cual
buscan llegar al gusto de determinado público utilizando estilos y formas de
vestimenta propios del ciudadano fronterizo, modificándolos con ciertos aspectos
que incitan a la ostentación y el lujo otorgado por el negocio de las drogas, es ahí
donde la industria discográfica y de espectáculos juega un papel primordial,
respecto al énfasis que presenta en torno a la definición de lo fronterizo y sus
ciudadanos, estos últimos, tras la búsqueda de una identidad.
*
Haciendo un balance en relación a los trabajos tratados desde la etnomusicóloga,
primeramente encontramos una deficiencia en cuanto a la forma de abordar el
contexto histórico de las diferentes épocas y acontecimientos a los que aluden
cada uno de los trabajos, este es un punto crucial en la elaboración de trabajos
investigativos, y conlleva lo que conocemos como multidisciplinariedad, esto lo
llevamos a colación hablando del caso de Simonnet, pues utiliza conceptos como
subcultura, del cual no especifica una definición concreta enfocada hacia alguna
disciplina en particular, y se limita a establecer juicios de valor, argumentando que
se trata de elementos de carácter negativo.
Sin embargo su planteamiento es por demás interesante, si se habla que a través
de estas expresiones musicales se encuentran elementos que coinciden para
articular aspectos identitarios entre aquellos que gustan de escucharlos, esto es
algo de lo que pretendemos abordar en nuestra investigación retomando la idea
de Roger Chartier, cuando nos habla sobre la historia de la lectura y sus diversas
apropiaciones, según este autor cada lector en cada una de las lecturas, en cada
circunstancia, es singular, pero esta singularidad se le atribuye el hecho de que
ese lector se asemeja a todos aquellos que pertenecen a una misma comunidad
63
cultural.72Por ello tomamos como referentes a Culiacán, Tijuana y Los Ángeles
California destacando el gusto musical con todo aquello que involucra la relación
entre individuos y espacio.
Por otra parte, Wald y Tracy Awary, coinciden en la importancia comercial que
representa la participación de los compositores e intérpretes en la recreación de
imágenes plasmadas en sus discos y presentaciones con las cuales buscan llegar
al público; mientras que, Tinajero y Olmos realizan un análisis más apegado al
plano instrumentista, haciendo énfasis en las notas de las melodías acordes y
demás elementos, de igual forma sin tanto énfasis en el análisis histórico.
2.3.- LOS NARCOCORRIDOS DESDE LA PERSPECTIVA DE GÉNERO.
En su acepción más reciente género parece tomarse como sinónimo de mujeres,
bajo esta idea de que la masculinidad y la feminidad son construidas
socialmente73, el siguiente trabajo titulado Las Mujeres también pueden, Género y
Narcocorrido, de Anajilda Mondaca Cota se mueve en este plano, analizando el
género como una construcción social, empleando una diferenciación entre
hombres y mujeres y en ocasiones, reduciendo la teoría de género a solo uno de
sus actores, vinculando el concepto únicamente a ellas y excluyendo a ellos. De
acuerdo con el planteamiento de la autora, la idea de tomar como objeto de
estudio las relaciones de género en especial el papel de las mujeres, en los
corridos resulta significativa, pues en este rol femenino se expresan distintos
elementos que destacan la construcción de figuras a través de diversas
composiciones musicales, que han penetrado en la memoria colectiva de los
mexicanos”, de este modo encontramos, La “Adelita”, La Valentina, y más
recientemente “Camelia la Texana”, esta última, gracias a su carácter mediático,
72
Roger Chartier, Las revoluciones de la cultura escrita, Barcelona, Gedisa, 2000, p. 58
Sin embargo, esta argumentación no se limita solamente a la asignación de un rol en sociedad,
sino como una construcción cultural adaptada a sus prácticas cotidianas, de esta forma podremos
encontrar las reglas o convenciones para ser “mujer” o “hombre” de determinado grupo de edad o
grupo social en una región o un grupo determinados, al respecto véase, Peter Burke, Historia y
Teoría Social, Op, cit, pp. 64- 66
73
64
ha sido considerada una de las más representativas dentro del ámbito de los
llamados “narcocorridos”74.
Para desarrollar su investigación, analiza los corridos, retomando un esquema
enfocado a ciertas categorías, empleadas para describir estas expresiones como
discursos musicales. Las categorías utilizadas fueron, el sexo, el cuerpo, el poder,
desigualdad, autonomía, feminidad, masculinidad, equidad, violencia de género y
simbólica.
De acuerdo a su metodología realiza una elaboración de datos en relación a sus
unidades de análisis: Los Narcocorridos, en base a temáticas sobre mujeres,
estrofas frases y palabras, haciendo una interpretación y explicación de las
mismas, teniendo como resultado unidades de muestreo.
Respecto a las conclusiones y valoraciones a las que llega la autora, existe una
clara persistencia a mostrar desde el punto de vista masculino, - en referencia a
los compositores,
una marcada discriminación: la protagonista es objeto de
conflictos y sentimientos encontrados, representada en dicotomías: hermosa-fiera,
bonita-corrupta, jefa-perrona. De esta manera los narcocorridos pretenden
proyectar la imagen de subordinación de las mujeres, hacia los hombres.
De acuerdo a su enfoque podremos catalogarlo como un estudio de corte
feminista75, por la marcada dicotomía que expresa en sus reflexiones, a pesar de
ello consideramos que se trata de una buena propuesta de investigación, más allá
de que las clasificaciones que realiza se inclinan en gran parte al análisis de las
letras de estas expresiones musicales.
74
Anajilda Mondaca Cota, Las Mujeres también pueden, Género y Narcocorrido Universidad de
Occidente, noviembre, 2004.
75
El feminismo es un conjunto de teorías sociales y de prácticas políticas en abierta oposición a
concepciones del mundo que excluyen la experiencia femenina de su horizonte epistemológico y
político. El feminismo revela y critica la desigualdad entre los sexos y entre los géneros a la vez
que reclama y promueve los derechos e intereses de las mujeres. El movimiento feminista surge
como consecuencia de la conciencia de las mujeres respecto de su estatus subordinado en la
sociedad.
65
2.4.-
LOS ESTUDIOS DEL NARCOCORRIDO ABORDADOS DESDE LA
PSICOLOGIA SOCIAL.
En este apartado abordamos el trabajo titulado, Y otros también del gobierno,
objetivizacion que sobre el gobierno mexicano se produce en los narcocorridos, de
Eric Lara76, en este texto se toma en cuenta a la representación del gobierno
mexicano y todas aquellas referencias que se hagan en relación a las
instituciones, individuos, acciones en torno al tráfico de drogas, esto apoyándose
en la Teoría de las Representaciones Sociales de Serge Moscovici
Moscovici toma de Durkheim el concepto de Representación Colectiva, asimismo,
se sirve de la intuición Durkheimiana, para iniciar la elaboración más precisa de un
cuerpo teórico con especificidad propia.
La
Representación
social
es
una
modalidad
particular
del
conocimiento, cuya función es la elaboración de los comportamientos
y la comunicación entre los individuos. La representación es un
corpus organizado de conocimientos y una de las actividades
psíquicas gracias a las cuales los hombres hacen inteligible la
realidad física y social, se integran en un grupo o en una relación
cotidiana de intercambios77.
Todo esto se realiza a partir de la utilización de la objetivación, como una de las
facetas en las Representaciones Sociales, la cual corresponde a la tarea la captar
un abundante número de significados que transitan en el desarrollo del
pensamiento social y así utilizarlos para el entendimiento de los grupos sociales;
una de las funciones que se le ha dado a esta teoría es la de un conocimiento
cuyo objetivo es crear una realidad, de este modo, el autor analiza la forma en la
que se representa dicha realidad en torno al gobierno de México a partir de los
narcocorridos, enfocándose en las letras de los mismos.
76
Eric Lara, Teoría de las representaciones sociales: Y otros también del gobierno, objetivación que
sobre el gobierno mexicano se produce en los narcocorridos, Nómadas, Revista Critica de Ciencias
Sociales y Jurídicas, Enero-Junio, nº9, Madrid España, Universidad Complutense de Madrid, 2004
77
Serge, Moscovici y M I. Billig, Psicología social II. España, Paidós, 1986, p. 472
66
Así, de acuerdo a las conclusiones a las que llega el autor, mediante la letra se
dejan entrever temas y vicios añejos de nuestro país como la corrupción, la
inoperancia de las autoridades, los vínculos entre autoridades y narcotraficantes,
por tanto la manera en la que se objetiviza, o se representa al gobierno mexicano
lleva una tendencia a denigrarlo, como un elemento que se encuentra subordinado
a los grupos delictivos o carteles de la mafia, son estos últimos los que la mayoría
de las veces salen victoriosos evadiendo todas las acciones tomadas por el
gobierno para combatir el narcotráfico.
El siguiente trabajo que comentamos se titula Entre la Indiferencia y la
Satanización. Representaciones sociales del narcotráfico en los universitarios de
Tijuana, de Lilian Paola Ovalle78, de acuerdo con el argumento de la autora,
Tijuana es una de las ciudades reconocidas a nivel mundial, como epicentro de la
actividad del narcotráfico esto influye no solo en el deterioro de su sistema de
seguridad pública, sino que tiene implicaciones sociales y culturales. En este
sentido, en su trabajo se aborda el estudio de las representaciones sociales del
narcotráfico tomando como unidad de análisis los jóvenes universitarios radicados
en la mencionada ciudad fronteriza.
De acuerdo con la autora, en la metodología utilizada en esta investigación se
llevó a cabo en una selección de jóvenes de ambos sexos con residencia mínima
de dos años en la ciudad, datos que fueron recopilados en algunos centros de
esparcimiento como los son, antros, centros culturales y recreativos, conciertos o
eventos masivos etc., realizando entrevistas tipo encuesta con resultados de
orden cuantitativo.
Al analizar los resultados, según las conclusiones de la autora, se encontró que
entre los jóvenes universitarios que fueron entrevistados existen dos tipos de
representación social del narcotráfico: la indiferencia y la satanización, el núcleo
central de la investigación define la homogeneidad del grupo, en general los
jóvenes reconocen que el narcotráfico es un delito, al tiempo que lo catalogan
como una actividad muy rentable.
78
Lilian Paola Ovalle, Entre la Indiferencia y la Satanización. Representaciones sociales del
narcotráfico en los universitarios de Tijuana, México, Universidad de Baja California, 2007
67
Al respecto agrega Ovalle, que en general, estos jóvenes consideran al
narcotráfico una actividad con la que conviven a diario. Los sujetos entrevistados
identifican la cercanía del fenómeno en sus expresiones sociales y culturales, sin
embargo, las expresiones delictivas parecen ser percibidas como pertenecientes a
un submundo ajeno y paralelo que solamente afecta a quienes deciden entrar al
narcotráfico.
Por otra parte, los jóvenes entrevistados consideran al narcotráfico como uno de
los principales problemas en Tijuana, imposible de acabar, debido a la complicidad
de las autoridades, teniendo conciencia de la corrupción que existe dentro de las
corporaciones policíacas.
En otras palabras, los jóvenes entrevistados y encuestados coinciden en entender
que el narcotráfico es un problema en el que no aparecen como actores, pero
conviven con una imagen que cataloga a su ciudad inmersa en este problema,
como parte de su cotidianidad, en un escenario que ha sido fomentado a su vez
por los medios de comunicación.79
Esta investigación aborda un inciso sobre la percepción en cuanto a la difusión y
prohibición de los narcocorridos, donde se emitieron opiniones encontradas,
insertando a las músicas de narcocorridos como parte de las representaciones del
narcotráfico y sus actividades.
Aunque el objeto de estudio en la investigación antes mencionada es
particularmente el narcotráfico, consideramos importante incorporarlo a la revisión,
en la medida que aborda las percepciones de la sociedad respecto a este
fenómeno, en la ciudad fronteriza que también corresponde a nuestro espacio de
estudio. Cabe mencionar que en esta investigación no se toma en cuenta el origen
de los encuestados, reduciéndose a conclusiones en torno a los resultados
numéricos porcentuales.
79
Ibíd., pp. 13 – 23
68
Después de analizar los trabajos en torno a la psicología social, pasamos al
siguiente apartado donde abordaremos los estudios realizados desde el plano
historiográfico.
2.5.-LOS
ESTUDIOS
DE
NARCOCORRIDO
VISTOS
DESDE
LA
HISTORIOGRAFIA.
Las músicas pueden considerarse un elemento fundamental de una sociedad,
donde se encuentran entrelazadas sus experiencias y emociones, las cuales
representan una gran variedad de símbolos y significaciones, fomentando así una
parte esencial de sus tradiciones y costumbres. En este terreno entra el corrido
como parte de la expresión de un pueblo cuya función dar a conocer
acontecimientos relevantes, portador de una cultura la cual no se ha extinguido y
la muestra de que aún se conserva vigente es que continua alimentando la
memoria colectiva, en caso particular, de la sociedad mexicana. De ahí que surjan
investigaciones desde la disciplina de la Historia, como las que comentaremos a
continuación, las cuales se centran en la importancia de la escritura del corrido
ligada al desarrollo del contexto histórico en un espacio y tiempo determinados.
El siguiente trabajo es de Mario Sánchez Aguirre, Una Mirada Histórica al
narcocorrido en Sinaloa: Apología, Censura y Tragedia Social80, de acuerdo con el
planteamiento central del autor, durante la década de los setentas y ochentas,
ocurrieron una serie de acontecimientos relacionados con el narcotráfico que de
alguna manera influyeron para que se diera un incremento de estas
composiciones musicales en el estado.
Atribuye el desarrollo del narcotráfico, a la migración de los habitantes de
comunidades rurales, en específico el territorio de los altos de Sinaloa – quienes
habían adquirido la habilidad del cultivo de amapola - hacia las ciudades, pues a
partir de entonces se desataría un sinnúmero de acontecimientos violentos a
causa del contrabando de drogas, los cuales servirían de inspiración de los
compositores para la creación de este tipo de corridos, asimismo Sinaloa dejaría
80
Mario Sánchez Aguirre, “Una Mirada Histórica al narcocorrido en Sinaloa: Apología, Censura y
Tragedia Social”, Tesis de Licenciatura en Historia, Facultad de Historia, Culiacán Sinaloa,
Universidad Autónoma de Sinaloa, Junio, 2003.
69
de ser un lugar de siembra, para convertirse en centro de distribución y tránsito de
drogas hacia la frontera con los Estados Unidos.
En cuanto a la evolución temática, y el paso del corrido al narcocorrido, el autor se
apoya en la postura de Vicente Mendoza81, quien argumenta su origen en el
romance español, y con ello marca tres etapas importantes en su desarrollo
musical ligado al contexto histórico mexicano destacando, Corridos de Bandoleros,
de la Revolución, apartado en el cual realiza un buen esbozo sobre los corridos
revolucionarios destacando diversos acontecimientos sucedidos durante esta
etapa, haciendo énfasis en pasajes sucedidos en el estado sinaloense, que dieron
pie a la composición de numerosas piezas musicales, como es el caso del
conflicto entre el Mayor Martín Elenes y Valente Quintero, así como las letras
compuestas al Gral. Macario Gaxiola.
Por otra parte también, destaca, movimiento Cristero y el corrido sobre migrantes.
Así partiendo desde estos puntos, Sánchez Aguirre, destaca una cuarta etapa, el
narcocorrido, objeto de estudio del cual marca su temporalidad de 1972, fecha
marcada por el autor hacia la composición del primer corrido de traficantes,
destacando Contrabando y Traición y etapa de auge en cuanto a la popularidad de
dichas composiciones, a 1987, fecha en la que se prohíbe la difusión de los
narcocorridos en las estaciones de radio, prensa y televisión a nivel estatal.
Sin embargo, si bien la temporalidad marcada por el autor es justificable,
consideramos que una de sus limitaciones para este trabajo es no haber tomado
en cuenta a los corridos de narcotráfico, anteriores a los años 70’s donde ya
hacían presencia los temas como “Carga Blanca”, “Contrabando del Paso”, entre
otros. Sánchez Aguirre hace mención a estos argumentando que no gozaban de
una marcada difusión;
por lo cual les resta importancia, sin embargo, no
podríamos saber a ciencia cierta si este argumento es correcto, sin antes destacar
81
Quien define al corrido como un “genero épico lírico narrativo, en cuartetos de rima variable, ya
asonante o consonante en versos pares, es también la forma literaria sobre la que se apoya la
base musical compuesta generalmente de cuatro miembros, que relata aquellos sucesos que
hieren poderosamente la sensibilidad de las multitudes”. Sobre el particular, véase, Vicente
Mendoza, El Corrido Mexicano, México, Fondo de Cultura Económica, 2003 pp. 9 – 44
70
su apropiación por parte de la gente que convivió en esa época, para esto habría
que destacar un elemento importante como los testimonios orales, de esa manera
encontraremos elementos que destaquen la apropiación de estas composiciones
por parte de sus consumidores.
Se limita a hablar de los corridos de los ochentas a través de elementos
biográficos, basándose en argumentos de Luís Astorga, donde describe la vida y
obra de narcotraficantes como Rafael Caro Quintero, Miguel Ángel Félix Gallardo,
Manuel Salcido Auzeta, Pedro Aviles, entre otros, quienes fueron participes de
diversos acontecimientos delictivos funcionando como caldo de cultivo para
diversas composiciones en su honor, varios de estos individuos se convirtieron en
personajes públicos, gracias a dichas composiciones y a su difusión en los medios
informativos.
De tal manera que, le da mayor importancia a fechas, nombres y sucesos donde
estos personajes se vieron involucrados sin destacar la popularidad de las
composiciones en su honor y su apropiación por parte de los habitantes
sinaloenses, de acuerdo al contexto de la época, en el entendido de que las
composiciones a las que el autor hace mención no son las únicas que existieron
en esa época, pues se podrá demostrar que existen muchas más, alusivas a
narcotraficantes, compuestas por compositores “anónimos” y grupos musicales de
la localidad, los cuales fueron mucho más populares dentro de la sociedad
sinaloense, sin necesidad de tener presencia en los medios de comunicación.
Todo gracias al desarrollo de la memoria colectiva y la tradición oral.
Destaca diferentes opiniones en cuanto a la censura y difusión de los corridos,
algunos a favor, otros en contra, argumentando que escuchar un “narcocorrido” no
te hace más violento ni menos pacifico, sino que responde a una demanda que se
surge de una cultura regional, de tal manera que el gusto por los corridos de
traficantes no conduce necesariamente a la aprobación de las conductas de los
protagonistas, ni a su exaltación y apología por parte de aquellos que los
71
escuchan, de tal manera que tienda a convertirlo en narcotraficante o asesino
potencial.82
De acuerdo al apartado de los compositores, si bien representan parte la
popularidad de las músicas de narcotráfico y narcotraficantes que circulaban en
Culiacán durante los años 70´s y 80´s
a pesar de iniciar su fama en otros
espacios del noreste de México como Monterrey y Tamaulipas, Sánchez Aguirre
se centra en destacar sus biografías sin demostrar el éxito de los temas
relacionados con las músicas de narcotráfico.
Asimismo defiende al “narcocorrido” como una expresión propia de las
comunidades rurales, y consumida por sus pobladores, sin embargo, habría que
tomar en cuenta que el impacto del estas músicas va mucho más allá del ámbito
rural; si bien es cierto que recrea situaciones y vínculos pertenecientes al
habitante de la zona serrana, de igual forma éstos lazos tienen cabida en el ámbito
urbano, de ahí que su difusión llegue hasta las masas populares, en gran medida
gracias a los medios de comunicación y compañías disqueras, encargadas de
difundirlo.
Otro trabajo es el de Luís Omar Montoya Arias, Corrido de Gomeros en Culiacán
(1940-1990),
Explicación
Histórica
de
sus
cambios
generacionales83esta
investigación nos ofrece una explicación sobre los cambios que sufrió el corrido de
gomeros, como el mismo autor los llama, en cuanto a su escritura, influido por un
antecedente histórico, asimismo relacionado con aspectos de orden político,
económico y social.
De acuerdo con la delimitación temporal del objeto de estudio, inicia en 1940,
dando una explicación sobre el contexto histórico en cuanto al cultivo de opio en
Badiraguato y Culiacán, motivo de arraigo del corrido de gomeros en la región, sin
embargo existen fuentes que demuestran el dinamismo que cobró la actividad del
narcotráfico en la entidad, presentándose en gran parte del territorio sinaloense,
82
Mario Sánchez Aguirre, Una mirada histórica al narcocorrido en Sinaloa: Apología, Censura y
Tragedia Social, Op, cit, pp. 118, 119.
83
Luís Omar Montoya Arias, Corrido de Gomeros en Culiacán (1940-1990) Filosofía y Letras,
Escuela de Historia, Universidad de Guanajuato, Guanajuato, Diciembre 2006.
72
de tal manera que para 1950, Badiraguato ya no es el único lugar en donde se
produce el enervante84, el fenómeno se extiende de norte a sur cubriendo gran
parte del estado. En la prensa local figuran también Mocorito y Cósala.
Guadalajara funciona como centro de distribución, de carácter industrial,
encontrándose laboratorios especializados para el procesamiento de la droga, de
igual forma el contrabando se hacía presente en la Capital de la República.85
Explica entonces como es que el corrido, desde sus orígenes86 cumple con una
función social, la de informar, es ahí donde recae su importancia y motivo para
que el “corrido de gomeros”, cumpla esa misma función en Culiacán y continúe
vigente. Intenta en repetidas ocasiones, relacionar las acciones gubernamentales
con el desarrollo del narcotráfico en la entidad, poniendo casi con letras
mayúsculas el grado de corrupción y aquella doble moral que experimentaban las
autoridades, en relación al negocio de las drogas.
Esta investigación sitúa Culiacán, como su espacio de estudio, utilizándolo como
un calificativo para englobar el fenómeno en todo el estado, por lo cual, durante el
recorrido del texto parece caer en confusión en cuanto a la utilización del término,
quizá por su desconocimiento geográfico, no tuvo el atrevimiento de analizar el
desarrollo de la problemática en otros espacios de Sinaloa.
Otro de los elementos de este trabajo es la incorporación de la oralidad, realizando
una entrevista a Los Tigres del Norte, dando a conocer la vida y obra de los
músicos que conforman este grupo musical característico por su interpretación de
corridos de gomeros, sin embargo, en la entrevista realizada, Montoya Arias, se
limita a destacar detalles que involucran la escritura y difusión de los estas
músicas, como es el caso de Contrabando y Traición, en el que hace mayor
84
Los efectos del narcotráfico se hacían sentir de igual forma en el estado de Guerrero, donde una
gran cantidad de individuos que habitaban en las distintas rancherías de la sierra sinaloense
emigraban con el propósito de trabajar en la siembra y cosecha del enervante, propagando
enseñanza de la técnica y el tratamiento de la goma.
85
El DIARIO de Culiacán, 18 de mayo de 1951, p. 1; para aundar más sobre el discurso manejado
por la prensa local ante la problemática de las drogas y sus traficantes, véase: Luis Martín Padilla
Ordoñes, Drogas y traficantes en la prensa de Culiacán (1940 – 1950), tesis de Maestría en
Historia, Universidad Autónoma de Sinaloa, Enero, 2010, 114p.
86
El autor dedica un capítulo para dar explicación desde un panorama más amplio, sobre el origen
del corrido mexicano, relacionándolo con los cantares de gesta.
73
referencia por ubicarse en la etapa donde según este autor, dichas composiciones
cobraron mayor auge, de esta manera narra la historia del surgimiento desarrollo y
popularidad del conjunto musical de Rosa Morada, Sinaloa.
Sin la intención de demeritar la ardua labor que significa realizar trabajo
investigativo a través de fuentes orales, el testimonio de Jorge Olegario
Hernández, no representa ni genera factores explicativos que nos lleven a
desarrollar elementos de cohesión con la cultura regional sinaloense, pues si bien
los integrantes del grupo son oriundos de Sinaloa, gran parte de su popularidad
rindió frutos en los límites del Río Bravo.
Continuando con el análisis del trabajo de Montoya Arias, de igual forma destaca a
personajes como, Paulino Vargas, Jesús Malverde, Enrique Camarena, Chalino
Sánchez, como elementos primordiales para explicar la escritura, auge e
interpretación del corrido de gomeros, de todos ellos realiza una biografía,
vinculándolos con el desarrollo de la escritura del narcocorrido.
Sin embargo, reiteramos, no es suficiente destacar elementos biográficos para
llegar a una explicación donde se ven involucrados el gusto musical, la
popularidad y las músicas como un elemento de identidad, destacando la
herramienta de oralidad, bien se pudo haber realizado entrevistas en cuanto a la
percepción de las composiciones de estos personajes y su impacto dentro de la
sociedad sinaloense y con ello demostrar la forma en que aquellos que gustan de
escuchar “corridos de gomeros”, lo consumen, no solo desde el plano musical,
sino sensitivo, identificados con una pertenecía territorial.
*
Tenemos entonces que los trabajos comentados anteriormente, los cuales giran
en torno al quehacer historiográfico, cuentan con ciertos elementos dignos de ser
analizados, en primer plano, con el fin de resaltar sus bondades el trabajo de
Sánchez Aguirre, destaca la trayectoria y recuento histórico del corrido marcando
distintas etapas, utilizando referencias bibliográficas y hemerografía como sus
fuentes principales; mientras que, Montoya Arias, además de realizar un
74
cuidadoso tratamiento de fuentes, lo destacable de su trabajo es la utilización de la
oralidad como herramienta de análisis para el desarrollo de su investigación.
*
Después de analizar cada una de las obras consultadas y con el fin de plantear
elementos que nos lleven a hacer un recuento de lo existente sobre la temática y
establecer sus fortalezas y debilidades podemos dar cuenta de que la dinámica de
las investigaciones gira alrededor de una parte de este proceso “la producción”
haciendo énfasis en la vida y obra de compositores así como la creación de
figuras sobre los actores que forman parte de esta actividad ilícita: los
narcotraficantes, a través de las letras de los corridos.
Por otro lado, de acuerdo a los trabajos anteriores, hemos detectado en ellos una
ausencia de categorías analíticas en torno a la temática de las músicas de
narcotráfico, narcotraficantes y narcocorridos, ante esto nos proponemos formular
y exponer las herramientas teóricas que nos fueron útiles para desarrollar la
presente investigación, esto en el apartado que presentamos a continuación.
2.6.- DE LAS MÙSICAS DE NARCOTRAFICO A LOS NARCOCORRIDOS: UN
ACERCAMIENTO DESDE LA HISTORIA CULTURAL.
Las músicas de narcotráfico, narcotraficantes y narcocorridos, expresiones
musicales que corresponden a nuestro estudio, forman parte de un entramado
cultural, donde a partir de estas, es la sociedad quien interpreta su realidad
generando apropiaciones en las cuales se destacan aspectos de mentalidad,
imaginario y representación, elementos de suma importancia para entender las
formas en que estas músicas son consumidas entre sensibilidad, emotividad,
racionalidad, pero también irracionalidad
Así iniciamos nuestro apartado insertando el concepto de mentalidad, el cual
pretende satisfacer las curiosidades de historiadores decididos a ir más lejos, al
encuentro de otras ciencias humanas; por otro lado, el historiador de las
mentalidades se aproxima pues al etnólogo, intentando alcanzar el nivel más
75
estable, mas inmóvil de las sociedades, de igual forma debe acercarse al
sociólogo, ya que su objeto es colectivo pues la mentalidad de un individuo es
justamente lo que tiene en común con otros hombres de su tiempo.87
Según, Francios Dosse, el concepto mentalidades corresponde a un término vago,
el cual “contiene muchas dimensiones diferentes”, a los que relegan la historia a
una simple descripción de fenómenos consientes, Annales responde con la
constitución de esta historia de las mentalidades que tiene por fundamento el nivel
inconsciente de las prácticas sociales, el pensamiento colectivo y automático de
una época o de un grupo social. Este concepto de mentalidad de Annales, está
más próximo a lo psicológico, propio de la primera generación “annalista”. La
cuestión del investigador es entonces, el como del fundamento más que el porqué
del cambio, el acento se pone en las continuidades.88
Es así como aparece el concepto de Representaciones Colectivas, utilizado en la
historiografía por Marc Bloch, pero estrechamente vinculado con el sociólogo
Emile Durkheim, mismo que la expresión “hechos sociales” que también puede
encontrarse en páginas de Bloch en realidad, todo este enfoque debía no poco a
Durkheim y su escuela89.Lucien Febvre acuñaría el término“ utillaje mental” como
una estructura de pensamiento correspondiente a cada civilización de determinada
época, sin embargo, no debe entenderse estas “estructuras” como formas lineales
y estáticas que influyen en los modos de pensar de los individuos en colectividad.
Más aun, la historia de las mentalidades no puede hacerse sin estar
estrechamente ligada a la historia de los sistemas culturales, sistemas de
creencias, de valores, en las cuales se elaboran, han vivido y evolucionado.90 Este
territorio se ha extendido a todo lo que es perceptible por el observador social, sin
excepción, en la búsqueda de una ampliación de la historia más allá de sus
antiguos márgenes y al mismo tiempo, retorno a su antiguo dominio, ahí es pues
87
Jacques Le Goff, "Las mentalidades: una historia ambigua”, en Jacques Le Goff, Pierre Nora,
(Coords.) Hacer la Historia. Nuevos Temas, Barcelona, Editorial Laia, 1976, Vol. 111, pp. 81 – 83
88
François, Dosse, La historia en migajas, México, Universidad Iberoamericana, 2006, p.164
89
Peter Burke, La Revolución Historiográfica Francesa, La Escuela de los Annales, 1929-1989,
Barcelona, Gedisa, 1993, p. 25 – 26
90
Jacques Le Goff, "Las mentalidades: una historia ambigua”, Op, cit. pp. 83 – 98
76
donde el historiador relee hoy los documentos utilizados por sus predecesores,
pero con una mirada nueva y otra clave.
La investigación de las diferencias supera, por el contrario a la de las semejanzas,
por eso, la transformación de la historiografía, resulta una reflexión del hombre
sobre el tiempo en el que vive. Podemos hablar de una historia de las
mentalidades como un fenómeno significativo de nuestra cultura contemporánea,
esta historia penetra en los medios de comunicación, a través de amplias tomas
de conciencia que ponen en tela de juicio los modos de pensar y de sentir, las
estructuras mentales, visiones del mundo heredadas por un lejano pasado y
reconocidas por ciertos grupos, incluso por la sociedad global.91
En este sentido, los medios de comunicación pueden llegar a tener influencia en la
mentalidad de los individuos, en torno a que contribuyen a construir una imagen y
emitir juicios de valor hacia lo que las músicas de narcotráfico y narcotraficantes
provocan en la sociedad de ahí que se prohibieran en las estaciones radiofónicas
en nuestro país, no así en Estados Unidos, donde de acuerdo al caso que nos
ocupa, Los Ángeles California, su transmisión en los medios masivos persiste.
Por otro lado, respecto a la importancia y vinculación de las músicas con la
mentalidad de los individuos en colectividad, Robert Mandrou, argumenta lo
siguiente:
Música polifónica que expresa de un modo tan directo la alegría y el
lamento, el dolor y la dicha, debe de arrastrar de un modo irresistible
a aquellos hombres y mujeres que siguen siendo ante todo auditivos,
lejos de sus preocupaciones y de su marco acostumbrado.92
Retomando este ejemplo en relación a las músicas que comprenden nuestro
estudio, estas generan una serie de expresiones, mismas que involucran
sentimientos que se surgen de procesos racionales pero también irracionales,
91
Philippe Ariès,” La historia de las mentalidades”, en Jacques Le Goff, Roger Chartier y Jacques
Revel, La Nueva historia, Bilbao, Ediciones Mensajero, s/f, pp. 459 – 481
92
Robert Mandrou, Introducción a la Francia Moderna (1500 -1640). Ensayo de Psicología
Histórica, México, Editorial UTEHA, 1962, p. 234.
77
escuchar, cantar, bailar, las músicas del narcotráfico, narcotraficantes y
narcocorridos, obedece también a cambios de mentalidad, adaptados a las
experiencias y prácticas cotidianas, los mensajes que en estas se expresan,
conviven entre permanencias y cambios, creando gustos musicales igualmente
diversos construidos generacionalmente.
Las mentalidades no son entonces un sistema cerrado de signos que producen un
sentido único, bajo la tendencia de considerar que los pensamientos y las
prácticas sociales están determinadas por una mentalidad o “estructura mental”
asignando a un grupo social un conjunto estable de ideas y creencias. Otro de los
cuestionamientos se relacionan con el problema de tomar las mentalidades para
explicar el paso de una nueva mentalidad a otra, pues se dejan de lado los
factores de transición que implican estos cambios93
Esto indica entonces que no existe una mentalidad homogénea en los individuos,
lo que influye en la construcción de gustos musicales, más que hablar de
“mentalidades colectivas”, sería preciso señalar, que no existen significaciones
dadas como estructura, sino diversas representaciones, donde es la misma
sociedad quien realiza los consumos e interpretaciones de la realidad en la que se
encuentra inmersa.
Es por ello que trasladamos el ejemplo de las mercancías culturales al plano de
las músicas que versan sobre el narcotráfico, narcotraficantes y sus excesos,
como un proceso que cumple con las tres etapas, producción, circulación y
consumo, o en forma más precisa, consumos, es decir, las formas en las que
aquel que gusta de escuchar estas músicas se apropia de las mismas
adaptándolas a sus experiencias cotidianas.
En relación a esto, de acuerdo a la etapa de producción de mercancías culturales,
Chartier – en referencia a los textos – plantea que tanto como en la pluma del
autor o las prensas del librero editor, el texto es producido por la imaginación y la
interpretación del lector que a partir de sus capacidades, expectativas y de las
93
Roger Chartier, El mundo como representación, Op, cit. pp. 13 – 44
78
prácticas propias de la comunidad a la que pertenece construye un sentido
particular.94
Con ello pasamos a una segunda fase del proceso articulador de las mercancías
culturales
– circulación –. De acuerdo con Roger Chartier, es
gracias a la
invención de Gutenberg, que más textos fueron puestos a circulación, pues de
esa manera, cada lector ha podido encontrar un número mayor de productos, de
modo que la imprenta vuelve familiares objetos desconocidos o marginales en la
edad del manuscrito.
De esta forma, los escritos impresos se apropian de los muros, se pueden leer en
los espacios públicos, transformando las prácticas administrativas y comerciales,
convirtiéndose esto en una acción colectiva, de manera que el libro no está
confeccionado solamente por el autor, sino que recibe su forma de todos ellos:
maestro, impresor, cajistas y correctores, que cuidan la puntuación, la ortografía y
la puesta en página, tenemos entonces que los
autores no escriben libros,
escriben textos que otros transforman en objetos impresos.
Esta separación es justamente el espacio en el que se construye el sentido, de tal
forma que, “el efecto producido”, no depende solo de las formas materiales que
contiene el texto. Sin embargo ellas también contribuyen plenamente a moldear
las anticipaciones del lector con respecto al texto y a atraer nuevos públicos o
usos inéditos.
En cuanto a la lectura de los textos y sus formas de circulación tomando en cuenta
la dicotomía popular/letrado, expuesta por Ginzburg, existe una preocupación por
recuperar los conflictos de las clases en una dimensión sociocultural globalizante,
de tal manera que la cultura popular se define, según este autor, también por las
relaciones que mantiene con la cultura dominante. Es a propósito de esta
dinámica entre los niveles culturales popular y erudito - ya que también la cultura
94
Ibíd. p.114
79
letrada filtra a su manera los elementos de la cultura popular, que Ginzburg
propone el concepto de circularidad cultural95
En este mismo sentido Chartier habla de que en las elites letradas, ciudadanos
importantes compraban los libros azules. El catalogo azul organiza una lectura que
es mas reconocimiento que verdadero descubrimiento en las particularidades
formales de las ediciones azules y en las modificaciones que estas imponen a los
textos de los que se apoderan96
De acuerdo a las músicas que comprenden nuestro estudio, su circulación se
desarrolla, para el caso de Culiacán en entonos urbanos-rurales, esta hibridación
influye también en las formas de consumo por parte de quienes gustan escuchar
dichas músicas. Para el caso de Los Ángeles California, la circulación de las
músicas se da por agrupaciones y espacios de actuación propios del entorno rural
mas dirigido a un público también diverso, en su mayoría paisanos, quienes tras
haber emigrado encuentran en las músicas un elemento que los conecta con la
nostalgia al terruño.
En el caso de Tijuana, las estas músicas y su circulación se daba en espacios
donde los sinaloenses pretendían satisfacer sus formas de convivencia mas en el
desarrollo de la circulación musical, estos eventos van dirigidos a jóvenes
sinaloenses y tijuanenses, que han crecido en los espacios urbanos y de igual
forma las agrupaciones que amenizan dichas presentaciones en su mayoría son
ahora agrupaciones formadas por bajacalifornianos.
La presencia de esta dicotomía rural/urbana y su interrelación se expresa de igual
forma en las portadas de los discos, elemento importante para la circulación
musical. En la discografía, agrupaciones e interpretes buscan entablar relaciones
con su público, fomentando una atracción hacia éstos a que adquieran los
productos, mismos que deben ser parte de una demanda no solamente desde el
plano mercantil, sino también desde el ámbito del consumo cultural, donde estas
95
Ronaldo Vainfas, “De la Historia Social a la Historia de las Mentalidades”, Anuario colombiano
de la Historia Social y de la Cultura Volumen, 23, 1996, pp. 226 – 227
96
Roger Chartier, El mundo como representación, Op, cit., p. 114
80
músicas se adapten al público que en este caso, los grupos musicales e
intérpretes, influenciados por sus casas disqueras, desean alcanzar.
El trabajo de adaptación depende de la forma en que los librerosimpresores
especializados
en
este
mercado
representen
la
capacidad de sus compradores, contribuyendo a que las estructuras
mismas del libro estén gobernadas por la forma de lectura que los
editores creen ser aquella que la clientela busca conquistar.97
Esta circulación toma parte de las modificaciones de todos aquellos que
contribuyen en la articulación de la actividad musical es decir, aquel que compone,
interpreta edita, adapta, y realiza cada una de las actividades que hacen posible
que el producto musical llegue a los consumidores, estas transformaciones toman
vital importancia tanto para la atracción de nuevos públicos, como la expectación
de aquellos que buscan adquirir los productos musicales.
Un ejemplo de esto son las imágenes que se proyectan en las portadas de los
discos, elemento con el que se busca atraer al público consumidor, donde los
intérpretes presentan una peculiar vestimenta, vinculándose como individuos de
extracción rural, portando armas de alto calibre, todo esto contribuye a la
formación del imaginario en la figura del narcotraficante de mediados de la década
de los ochenta, para muestra tenemos la siguiente ilustración en la persona del
interprete Rosalino “Chalino” Sánchez Félix.
97
Ibíd., p.113
81
Estableciendo elementos mezclados entre tradición y modernidad, esta hibridación
da como resultado la proyección de la figura del narcotraficante de la década de
los noventas, donde, continua conservando aspectos de extracción rural, ahora
acompañado de actividades de ocio, excesos y ostentación los cuales son la
característica principal, en relación a un consumo suntuario98mediante el cual
buscan llegar a un estatus que no corresponde al origen social que éstos
pertenecen, aprovechándose de las facilidades que le permite su condición
económica gracias al negocio de las drogas. Lo anterior se muestra en la siguiente
ilustración.
Por otro lado, la portada de la ilustración anterior corresponde a un disco en vivo
en la ciudad de Tijuana, por parte un intérprete surgido durante la oleada de
músicas de narcotráfico y narcotraficantes, que se desarrolló a raíz de la muerte
de Rosalino “Chalino” Sánchez. Apodado “El apomeño de Sinaloa”, al iniciar su
presentación se dirigía al público con estas palabras.
Buenas noches Tijuana, agradecemos a los organizadores de este
magno evento desde el Rodeo Santa fe, de esta ciudad por el
98
Un medio de acenso social en Europa en los comienzos de la modernidad era imitar el estilo de
vida de un grupo situado mas arriba en la escala social, dedicándose al consumo suntuario, los
individuos que lo practicaban se caracterizaban no por el ahorro, sino en un ingreso constante que
pudieran gastar en lujos, con el objetivo de mostrarse ante otros como habidos de riquezas. Para
conocer mas sobre este concepto véase, Peter Burke, Historia y Teoría Social, Op. cit, p. 82 – 84
82
reconocimiento como el intérprete del año 1998 al rey de los corridos
“El apomeño de Sinaloa”, agradecidos, a toda la gente de Tijuana y
la raza de Sinaloa que por acá radican”.99
Lo anterior demuestra la vinculación entre las compañías discográficas y de
espectáculos en la realización y promoción de eventos donde se interpretan
dichas músicas, llevándose a cabo en diversos espacios de actuación en este
caso de la mencionada ciudad fronteriza, con el objetivo de llegar hasta el público
sinaloense, contribuyendo a la circulación de estas producciones musicales.
Dentro de estas comunidades – como es el caso de Los Ángeles California,
Tijuana y Culiacán – las músicas de narcotraficantes, narcotráfico y narcocorridos
tienden a generar en el consumidor aspectos que involucran al imaginario
colectivo, tomando en cuenta que una de sus características, es sublimar y alterar
la imagen de sus personajes protagónicos, de esto nos habla Hugo Francisco
Bauzá, haciendo referencia a las figuras de las canciones en la sociedad
contemporánea.
Un hecho sugestivo respecto al mito del héroe en los tiempos
modernos es que este exalta preferentemente a figuras de la
canción, las circunstancias que determinan el porqué de estos gustos
son variados y en ellas los mass-media desempeñan un roll
importante, provocando que dichas figuras alcancen una proyección
universal.100
En otra de las definiciones de acuerdo con Ricardo Pérez Montfort, en el
imaginario caben fantasías o las voluntades de ciertos individuos o sectores
sociales, generando creencias y estereotipos, aquí entran en juego la memoria y el
99
El Apomeño de Sinaloa, Dedicado a mi pueblo, canción, “El Arremangado”, Pricy Records, 1998
Hugo Francisco Bauzá, El Mito del Héroe, Morfología y Semántica de la Figura Heroica, Buenos
Aires, Fondo de Cultura Económica, 2007. p.163
100
83
carácter de cada grupo o persona así como las características anímicas de ciertas
épocas o de momentos históricos y sus expresiones manifiestas101
Tenemos pues que el imaginario entremezcla de esta manera, ídolos con
antihéroes creando sus historias de acuerdo al tiempo y espacio en que se
encuentran insertos, son aquellos que por medio de la trasgresión, ponen de
manifiesto su acción dirigida a cancelar los límites y fronteras y salirse, en
consecuencia, del orden establecido; es precisamente por este accionar que estos
personajes llegan a alcanzar la categoría de ídolos, bajo la característica de que
tanto más crece la veneración por ellos, cuanto más humildes hayan sido sus
orígenes.102
Estos elementos son plasmados en las músicas de narcotraficantes ante una
interconexión
entre
ficción
y
realidad,
aspectos
que
se
desarrollaron
particularmente a partir de la década de los ochenta donde estas melodías fueron
parte importante para construir una imagen de los narcotraficantes, apoyados por
los medios de comunicación masivos.
Así en lo que se refiere a la exaltación de éstos personajes, han adquirido en las
músicas de narcotraficantes, un vehículo que los proyecta como seres admirados
y queridos, quienes a pesar de trasgredir la ley utilizan su recursos económicos
para realizar acciones que involucran a toda una comunidad, identificados con su
territorio y su gente se convierten en benefactores, contribuyendo a contrarrestar
todo aquello que argumentan en sus melodías haber carecido debido a su
condición humilde.
Sin embargo, las imágenes son entonces reinterpretadas y representadas por los
consumidores en el entendido que todas las formas de consumo cultural implican
otra producción en sí mismas, y en este sentido, en palabras de Roger Chartier.
El desciframiento común de los textos, mensajes, valores y creencias
e incluso una visión del mundo correspondiente a una época y una
101
Ricardo Pérez Monfort, Cotidianidades, Imaginarios y contextos: Ensayos de Historia y Cultura
en México, 1850 – 1950, Op, cit. p. 10
102
Hugo Francisco Bauzá, Op, cit. p.162
84
sociedad está sujeto a la reapropiación, considerando que no hay
práctica ni estructura que no sea producida por las representaciones,
por las cuales los individuos dan sentido a un mundo que les es
propio.103
En cuanto al concepto de representación, este autor lo define como la vinculación
entre las modalidades de apropiación de los textos y los procedimientos de
interpretación que sufren, como es que los textos convertidos en objetos impresos
son utilizados, descifrados, apropiados por aquellos que los leen, o escuchan a
otros que leen.
Es
gracias a la mediación de esta lectura que los individuos construyen una
representación de ellos mismos una comprensión de lo social, una interpretación
con el mundo natural, lo cual exige en primer lugar que el consumo cultural sea
considerado como un proceso que no fabrica ningún objeto concreto pero
constituye representaciones, mismas que nunca son idénticas a aquellas que el
productor, el autor, o el artista ha empleado en su obra; este tipo de
representaciones crea un público numeroso que participa activamente en el
proceso por medio de sus emociones y reacciones.104
Estas categorías pueden tomarse como referencia para analizar la problemática
de la apropiación que existe hacia las músicas de narcotráfico, narcotraficantes y
narcocorridos, enmarcando sus distintas temporalidades, en los que contribuyen a
construir en el consumidor formas para interpretar una realidad que les es propia,
dicha apropiación es totalmente independiente del punto de vista del compositor y
editor, en este caso, las compañías disqueras, quienes forman parte importante en
la modificación de estos productos.
Por tanto los consumidores no necesariamente buscaran identificarse con los
personajes transgresores, tratando de imitar sus acciones, argumento utilizado por
las autoridades gubernamentales de ahí radica uno de los elementos que
provocaron el veto de su transmisión en las radiodifusoras. Existen entonces
103
104
Roger Chartier, El Mundo como Representación, Op, cit. p. 49
Ibíd. p. 37
85
formas de consumos diversos en torno a estas músicas, entre estos, los que
proponemos a continuación.
Una de las formas de consumo se vincula en torno a los espacios de experiencia,
definido esto en palabras de, Reinhart Koselleck, como un pasado que se hace
presente, cuyos acontecimientos han sido incorporados y pueden ser recordados.
El espacio de experiencia constituye un pasado sedimentado, con posibilidad de
fecharlo a partir de indicadores temporales de acontecimientos pasados, en torno
a los cuales se organizan las experiencias, estos indicadores temporales
constituyen núcleos de sentido que resinifican las experiencias vividas.105
De esta forma, las músicas de narcotráfico, narcotraficantes y narcocorridos
funcionan como un elemento que recrea y trae a la memoria situaciones ligadas a
un espacio que se construye en la experiencia cotidiana del mundo personal; en la
forma en que el sujeto lo experimenta, se relaciona con él y le da significado, este
se configura por valores, sentimientos, afectos e intenciones humanas, genera
recuerdos ligados a la melodía, que se escucha, o las frases que están insertas en
esta, las cuales son resinificadas por el consumidor apropiándolo a sus vivencias
cotidianas, siendo común entonces que en estas músicas se haga referencia a
situaciones que relacionan a los consumidores con sus lugares de origen, su lazo
con este escenario va más allá del aspecto geográfico, satisfacen la memoria en el
entendido de que esta supone la asimilación subjetiva de la experiencia individual
y colectiva.
Cuando se habla de memoria, regularmente se piensa en la representación de un
pasado que gracias esta significamos y resignificamos, la memoria se convierte en
un recurso sobre las referencias al espacio vivido106. Esta especie de
escenificación del pasado supone conducir a la memoria al terreno de la
imaginación sin embargo la memoria tiene relación, en palabras de Paul Ricoeur,
“con aquello que ya no es, pero que fue antes, la imaginación está autorizada para
ser creativa e inventora, en tanto la memoria le pedimos que se muestre con
105
Reinhart Koselleck, Futuro pasado. Para una semántica de los tiempos Históricos, Barcelona,
Paidós, 1993, p. 332
106
Paúl Ricoeur, La memoria, la historia, el olvido, Buenos Aires, FCE, 2004, pp. 198 – 208
86
fidelidad”107, en este sentido, como otra de las formas de consumo que
proponemos en este trabajo hacia las músicas que comprenden nuestro estudio,
al ser reapropiadas por los consumidores, activan los sentimientos transcurridos a
través de recuerdos ligados a la vida cotidiana de los sinaloenses ya que la propia
producción de la memoria resulta de un proceso individual o colectivo
intrínsecamente humano y que envuelve profundamente a la estructura de
sentimientos.
Por otro lado, recordar implica una reconstrucción del pasado, usando para eso
imágenes e ideas del presente, puesto que resulta imposible revivir el pasado tal
cual. El tiempo transcurrido marca, de alguna forma, lo recordado a la vez que el
pasado no sobrevive o permanece inmaculado, guardado en algún lugar a prueba
de todo. Es reconstruido por la memoria de sujetos que vivieron y percibieron
particularmente la realidad estudiada por el historiador.
En relación a esto, memoria y músicas tienen una interconexión muy marcada y
de acuerdo al caso que no ocupa, desde su aparición, los corridos cumplen con
diversas funciones, narrar, informar y divertir, esto a su vez privilegia la posibilidad
de preservar la tradición oral como forma de conocimiento pero además logra que
sus alcances se arraiguen por generaciones.
Lo que aquí denominamos músicas de narcotráfico, narcotraficantes
y
narcocorridos no es sino la continuidad de una expresión musical que se
desarrolla en un espacio y tiempo determinados, como un vehículo que despierta
en la memoria de quienes gustan de escuchar estas músicas sucesos que se
relacionan la forma de interpretar vivencias o experiencias personales y colectivas.
En base a dichas experiencias reconstruimos con testimonios orales los consumos
que los sinaloenses que gustan de estas músicas realizan, lo que influye en la
construcción y asimilación de gustos musicales esto para demostrar que el género
musical que aquí estudiamos es parte de una continuidad histórica digna de ser
analizada.
107
Paúl Ricoeur, “Definición de memoria desde un punto de vista filosófico”, en
recordar?, Buenos Aires, Granica Ensayo, 2006, pp. 24 – 27
¿Por que
87
En este sentido, la historia oral privilegia el tiempo vivo de la memoria
evidenciando hasta qué punto el pasado está presente en las coincidencias; y
porque nos confrontan, además, a la subjetividad pasada y actual del otro. En
pocas palabras, el testimonio oral es “real”, realista, apegado al dato cotidiano y al
propio mundo personal108
Al establecer el contraste con otras fuentes históricas, las fuentes orales rompen el
aislamiento y soledad protegida de los archivos, el mundo concluido de lo escrito,
la visión más o menos estática desde la que se sitúa el historiador. Pero, a su vez,
el testimonio del otro (el que proporciona la información) enriquece y complica el
argumento, y la proximidad apasionada y dramática del dialogo impide la síntesis
rápida, esquemática.109
El material oral registrado es de tanto valor como la documentación escrita, pero
no deja de ponderar que la historia oral le otorga un futuro liberado ya de las
amarras de la significación cultural del documento escrito. Y le devuelve al
historiador la técnica más antigua de su oficio.110 Es decir, recopilar historias
contadas, narradas, de tal manera que la fuente oral sirve para renovar las
interpretaciones historiográficas, pues puede establecer contactos con un tesoro
de experiencias susceptible de ser utilizado de diversas maneras y enfoques.111
En relación a esto, el trabajo de campo realizado en torno al tema de las músicas
de narcotráfico, narcotraficantes y narcocorridos, se centra en rescatar anécdotas
de esta forma se utiliza la oralidad como una fuente para analizar las formas en
que quienes gustan de estas músicas interpretan una realidad que sienten propia.
Es así como, mediante la oralidad se pone al descubierto el modo en que los vivos
se explican su propio lugar y su propio cometido en el mundo. Sus propias
historias responden al carácter cambiante del lugar en que viven, de tal manera
108
Ibíd., p. 28
Paul Thompson, La voz del pasado, Valencia, Institució Valenciana D`Estudis I Investigació,
Edicions Alfons El Magnànim, 1988, Op, cit., p. XII.
110
Ibíd., p. 84.
111
Ibíd., p. 10.
109
88
que la historia oral es una Historia construida en torno a la gente, introduce la vida
a la historia, y eso hace que se amplíen sus miras.112
En torno a ello, el estudio de las músicas que aquí realizamos se construye a partir
de esa gente que permitimos darle voz, quienes con su aportación anecdótica
propiciaron la reconstrucción de un pasado vinculado al género musical y su
arraigo en las familias sinaloenses que gustan de estas músicas.
En otras palabras, las rememoraciones personales y las tradiciones familiares
privadas, que raramente se consignan por escrito precisamente porque la mayoría
de la gente no las considera de demasiado interés para otros, se convierten en los
tipos estándar de la evidencia oral. 113
Es por ello que en torno a la construcción de los gustos musicales las músicas de
narcotráfico, narcotraficantes y narcocorridos forman una pieza elemental
relacionada con la importancia de los testimonios, es a través de éstos que se
construye y rescata el sentir del individuo sinaloense, aquel que encuentra en
estas músicas una forma de volver a ese pasado que rememora, al escuchar,
entonar y tararear la melodía, reinterpreta sus vivencias en torno su realidad y la
de aquellos que viven y conviven en su entorno.
Así, los sinaloenses que gustan de estas músicas, realizan consumos diversos
estableciendo un vínculo esa añoranza al terruño y los momentos más
significativos plasmados en la memoria, se recrean en situaciones adecuadas para
que estas expresiones musicales tomen presencia.
De esa manera se convierten en un instrumento que al escucharse es
acompañado de actividades de ocio y recreación tiende a satisfacer una de las
prácticas cotidianas de los sinaloenses: las festividades, ahí surge entonces otra
de las formas de consumo cultural que proponemos en nuestro trabajo en torno a
estas músicas.
Esto se relaciona con lo dicho por Michael Foucault sobre la definición de espacio
heterotopico, misma que nos permite comprender las naturalezas y funciones
112
113
Ibíd., p. 29.
Ibíd., p. 36.
89
múltiples de los espacios, según este autor, muchos son los espacios
heterotopicos, se trata de lugares fuera de tiempo114 pero también dentro del
mismo, en el entendido de que el tiempo es una categoría fundamental del
espacio115 ante esto, agrega.
Porque en nuestra sociedad, en la que el tiempo libre es
normativizado, la ociosidad supone una especie de desviación, frente
a esas heterotopías, que están ligadas a la acumulación del tiempo,
hay heterotopías que están ligadas, por el contrario, al tiempo en su
forma más fútil, más efímera, más quebradiza, bajo la forma de
fiesta.116
Con esto nos referimos, de acuerdo al tema que nos ocupa, a los espacios donde
se interpreta las músicas de narcotráfico, narcotraficantes y narcocorridos, desde
cantinas, centros de baile, hasta casas particulares, donde se organizan eventos
amenizados con dichas músicas.
Es común entre la población sinaloense que gusta de escucharlas para amenizar
sus reuniones y festejos, encontrando en estas músicas un escape hacia la
exaltación, el goce y los excesos, donde el consumo del alcohol toma un lugar
importante, las melodías en torno a los temas de narcotráfico le dan un sentido
distinto a la situación en la que el consumidor se encuentra.
Así pues, los consumos se relacionan con
el estado de ánimo de aquellos
escuchas, de manera que estas músicas pueden generar formas de expresión que
envuelven sentimientos mismos que son apropiados al entonar la melodía,
el
consumidor experimenta una expulsión de emociones mismas que se ven
reflejadas en la forma en como los individuos interpretan la realidad, una forma de
consumirlos implica entonces, apropiarse de la melodía, expresando su sentir con
114
En los que de acuerdo con este autor caben mencionar bibliotecas, cementerios y carnavales,
además de lugares que están fuera de ciertas sanciones sociales (moteles, zonas de tolerancia),
fuera de la tradición (lugares sagrados, territorios benditos, mágicos o malditos) y fuera de la
mirada categórica de la ley y sus funciones reguladoras (pandillas, amores, etcétera).
115
Michel Foucault, “De los espacios otros” “Des espaces autres”, Conferencia dicada en el Cercle
des études architecturals, 14 de marzo de 1967
116
Ibíd.
90
actos de euforia, en su caso entonando los temas preferidos de aquellos quienes
lo escuchan, adaptando estas prácticas al escenario donde se encuentran
insertos.
Es así como proponemos esta tipificación en torno a los consumos culturales
presentes en relación a escuchar las músicas que corresponden nuestro estudio,
como parte de las distintas prácticas en las que él individuo es participe al ser las
músicas una forma más de interpretar la realidad en la que vive y convive en
colectividad, participan en la formación de gustos musicales arraigados a la región
donde los sinaloenses se hacen presentes, considerado como un fenómeno que
trasciende los límites geográficos para trasladarse a aquellos donde encuentra
también aceptación y apropiación.
*
En el apartado anterior planteamos los lineamientos teóricos empleados en
nuestra investigación, donde estas músicas convergen en un proceso activo de
producción, circulación y consumo. Los dos últimos aspectos mencionados son los
que trataremos en el próximo capítulo, continuando con la aplicación de estos
elementos y atendiendo a aquello que consideramos se encuentra ausente en
torno a los estudios de estas músicas.
91
CAPÍTULO III
CIRCULACIÓN DE LAS MÚSICAS DE NARCOTRÁFICO,
NARCOTRAFICANTES Y NARCOCORRIDOS.
3.1.- DISTRIBUCIÒN DISCOGRÀFICA EN CULIACÀN: DE LAS MÚSICAS DE
NARCOTRÁFICO A LOS NARCOCORRIDOS.
En este apartado abordaremos las formas de circulación de discos que tocan el
tema de las músicas de narcotráfico, narcotraficantes y narcocorridos apuntando
hacia la participación de las casas disqueras y las estaciones radiofónicas en la
difusión y oferta de estas producciones musicales. Es así como con la aparición de
estas compañías productoras – compañías discográficas - como lo fuera en su
momento la imprenta, junto con la casa editorial, buscan llegar a públicos muy
variados y para ello tienen a su servicio individuos que fungen como promotores –
editores, sobre esto Roger Chartier argumenta
En cuanto al papel que juegan los editores, se trata de una profesión
de naturaleza intelectual y comercial que apunta a buscar textos, a
descubrir autores, a vincularlos con la casa editora a controlar el
proceso que va desde la impresión de la obra hasta la difusión.117
Por otro lado, Chartier nos habla de la copia manuscrita como estrategia que
permite una difusión ilimitada de los textos, con la cual logran escapar de la
censura previa, de esta manera pueden circular clandestinamente con mayor
facilidad que las obras impresas. Del mismo modo obtienen la posibilidad de reunir
textos de géneros, fechas y autores muy diferentes. En este caso, el deseo o el
placer de la lectura no parecen depender ni del crédito acordado por la edición, ni
de la confianza atribuida a su editor.118
117
Roger Chartier, Las revoluciones de la cultura escrita, Op, cit. p. 37.
Roger Chartier, El libro y sus poderes, (Siglos XV-XVIII), Editorial Universidad de Antioquia,
Colombia, Julio 2009, pp. 10 – 19.
118
92
Tomando como ejemplo lo anterior, tenemos que los promotores artísticos, se
encargan entonces de buscar los temas adecuados para la conformación de los
discos que buscan lanzar al mercado, para ello se valen de estrategias como lo es
la búsqueda de intérpretes y grupos musicales; una vez teniendo seleccionado el
material estos temas se desprenden de sus – autores, compositores -, para entrar
a un proceso de modificación, donde intervienen elementos como la publicidad,
audio, diseño, entre otras, con el fin de entrar en el gusto del público, a su vez
fomentado por las estaciones radiofónicas, encargadas de difundir los temas.
Por otra parte durante la década de los ochentas y noventas gracias a la
utilización de recursos tecnológicos como la autograbación de cintas magnéticas y
uso de recursos virtuales como Internet se generó una de las formas de
circulación de estas músicas de manera clandestina, dando origen a la “piratería
discográfica”, permitiendo extender sus alcances a públicos diversos, de ello
hablaremos más adelante.
Por ahora hacemos énfasis en la existencia de discografía musical cuyos temas
aluden al narcotráfico y narcotraficantes a través de un rastreo general de las
tiendas de discos en la ciudad de Culiacán, en caso particular el establecimiento
“Disco Landia" Rubí, a cargo de Juan José Cueto Díaz, quien tiene más de 45
años dedicado a la venta de discos y una notable experiencia en el conocimiento
de agrupaciones y productores musicales.
Es decir, lo que localizamos a partir de la selección de estos materiales, es una
marcada circulación de temáticas y con ello la generación de empresas
discográficas teniendo su campo de acción en el ámbito local con el fin de cubrir
una demanda existente.
Así encontramos a la compañía JCA, propiedad de José Cabrera Alcalá cuyas
producciones son presentados en su mayoría como acetatos de 45 R.P.M. temas
como “La Ley del Contrabandista” y “Los Contrabandistas”(1975), interpretadas
por él mismo en acompañamiento de grupos musicales también de carácter local,
como es el caso de los Hermanos Quintero (La Banda del Carro Rojo).
93
La ley del contrabandista, José Luis Arce (Compositor) José Ángel Cabrera (Interprete),
distribuidora de discos JCA, (fotografía) Juan Antonio Fernández Velázquez
De acuerdo a lo anterior, nuestro entrevistado, Juan José Cueto119 comenta sobre
la circulación de las músicas de narcotráfico a nivel regional.
Pues te diría que a mediados de los 70’s, con Pepe Cabrera, para mi
él fue quien marcó el éxito a nivel regional, más con la Banda del
Carro Rojo, él tenía su propia compañía JCA, y grababa sus propios
discos como solista, con conjuntos norteños como “Conjunto el
Tamarindo”, “Los Hermanos Quintero” o con Banda120
De igual forma tenían presencia
grupos, de proyección nacional como Los
Alegres de Terán, que a través de Discos E.L.A. incursionaban en el gusto musical
de los sinaloenses interpretando temas como “La Hierba Mala” y “La Banda del
Carro Rojo” (1975), y el tema de “Carga Blanca”, en relación a este último,
comenta.
119
Juan José Cueto, actualmente cuenta con 60 años de edad, de los cuales 45 los ha dedicado a
la venta de material musical, entre los que destacan las músicas de narcocorridos.
120
Juan José Cueto Díaz [Entrevista] Septiembre, 2010, por Juan Antonio Fernández Velázquez
[trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los
corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000), realizada en Culiacán
Sinaloa
94
En aquellos años había “La Carga Blanca” con los Alegres de Terán,
se vendía mucho sabe usted porque se le daba más proyección a los
grupos que venían del centro no tanto a los grupos locales, por la
publicidad, era lo que se oía en la radio y pues la gente lo pedía y
como le digo, yo vendo lo que la gente pide121
Con lo anterior notamos pues que la circulación discográfica contribuye a su vez a
la construcción de los gustos musicales en la población, ya que el referido tema
“Carga Blanca” había sido interpretado por los originarios de Rosa Morada, “Tigres
del Norte”, incluido en su tercera grabación titulada “El Cheque” (1972)122, sin
embargo, de acuerdo con los comentarios de nuestro entrevistado.
Este mismo tema, años después lo grabaron “Los Tigres del Norte”,
en uno de sus primeros discos, era un estilo diferente al que tienen
ahora, pero la gente lo seguía pidiendo con “Los Alegres de Terán”,
será porque el de ellos era más apegado a lo ranchero123
Con este ejemplo referimos una estrategia de las compañías disqueras por
penetrar en un gusto musical que se convertía en un atractivo mercado en cuanto
a los temas que aluden al contrabando de drogas: el de los sinaloenses, damos
cuenta de la forma en que los gustos y consumos musicales variaban de acuerdo
a la proyección que se le da a los temas, así como también a los modos de
ejecución e interpretación musical.
121
Ibíd.
Rigoberto Rodríguez Benítez, Op. cit. pp.107 – 108
123
Juan José Cueto Díaz, [Entrevista], loc. cit.
122
95
Los Tigres del Norte, El Cheque (1972) versión remasterizada por Fonovisa, (fotografía) Juan
Antonio Fernández Velázquez.
La ilustración anterior muestra a unos Los Tigres del norte cuyo estilo,
manifestado en su vestimenta e instrumentación, se proyecta hacia el público de
extracción rural, muy similar a los característicos “Chirrines124”, agrupación musical
del género norteño propia del norte y noroeste de México; por otra parte las
formas de interpretación utilizadas en este disco y
la manera en la que se
comporta la melodía se relaciona con la entonación lingüística del habitante
norteño, estos elementos permiten una identificación y propician al consumo por
parte de aquellos que gustan de estas melodías; respecto a los públicos que
demandaban dichas músicas Juan José Cueto nos comenta lo siguiente.
Pues como te digo, la gente de rancho, la gente que bajaba de los
ranchos, era la que compraba esa música, música de corridos, pero
también de banda, o música de conjunto, esa campirana de
guitarras.125
En torno a las formas de circulación de estas músicas existe una variación en
cuanto a su popularidad; de acuerdo al testimonio de nuestros entrevistados hacia
la década de los setentas las músicas de narcotráfico contaban con una menor
proyección, esto significa que se hacían notar solamente en algunos sectores de
la ciudad.
124
Forma en la que se le conoce a la agrupación que interpreta música de acordeón y bajo sexto
de forma tradicional en algunas partes del noroeste de México.
125
Juan José Cueto Díaz, [Entrevista], loc .cit.
96
Si pues por ejemplo, cuando yo trabajaba
como chofer, ya más
grandecito a los 20 años me tocaba repartir en la colonia Tierra
Blanca, ahí no se escuchaba de otra música que no fuera de esa, yo
le repartía a las tranvías que salían a los ranchos y es lo que me
acuerdo a cada rato jalaban la banda ahí, a veces andaba trabajando
y me invitaban unas cervezas los mismos clientes, tenían la música
de conjunto ahí y pues me invitaban y pues se tocaban corridos de
esos126
En relación a lo anterior, cabe mencionar que existían pocos corridos de
narcotráfico en circulación para esos años, esto contrasta con la época de auge
del narcotráfico en la entidad127, bajo la idea
que sostienen algunos
investigadores al respecto de que la popularidad de los corridos de narcotráfico se
ha desarrollado en medio de un contexto que determina su escritura, insistiendo
en que con ello se desata el auge de dichos temas. La separación temporal entre
estos fenómenos indica que inciden otra serie de factores que involucran a los
gustos musicales y en el caso de nuestro entrevistado, contrasta la opinión
anterior al cuestionarlo sobre la popularidad de estas músicas.
Si, los recuerdo, aunque no creas que se escuchaban mucho, más
bien se escuchaban canciones tranquilas, corridos tranquilos por
ejemplo como el corrido de los Pérez, a mí me gusta mucho, los
corridos de caballos, también128
Dentro de las pocas melodías sobre el tráfico de drogas y sus personajes que
existían en circulación en aquellos años setenta, agrupaciones del género norteño
126
José Luis García López [Entrevista] Septiembre, 2010, por Juan Antonio Fernández Velázquez
[trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los
corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Culiacán
Sinaloa.
127
Respecto a los orígenes del narcotráfico en Sinaloa, véase Juan Antonio Fernández Velázquez,
“Breve historia social del narcotráfico en Sinaloa”, en Revista Digital Universitaria, Volumen 11,
número 8, Agosto de 2010[ http://www.revista.unam.mx/], [fecha de consulta 30 de Octubre de
2010.]
128
José Luis García López [Entrevista], loc. cit.
97
de la localidad buscarían entrar en el gusto de la población a través de estos
temas, fue así como surgió la inquietud de llevarlos por primera vez a un estudio
de grabación, sobre ello nos cuenta, Benjamín Morales, músico de profesión.
Nosotros fuimos los primeros en grabar corridos en aquel entonces,
grabamos primero Rubén Cabada, fue un corrido muy sonado,
después Tanito Martínez, tuvimos suerte la verdad, en aquellos años
no había problema con esas canciones entonces a la gente le
empezaron a gustar, incluso hicimos dos grabaciones del corrido de
Tanito, la primera junto con mi compadre Mario Cárdenas y después
Pepe – Cabrera - y yo, solos.129
Domingo Terrazas (1975)130, Los Luceros del Saucito, Discos MAR. VIC, fotografía Juan Antonio
Fernández Velazquez.
129
Benjamín Morales [Entrevista] Mayo 2011, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de
campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos
sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000), realizada en Culiacán Sinaloa.
130
Para estos años, José Cabrera ya no formaba parte de la agrupación, con miras a lanzarse
como solista y compositor independiente, por lo que Benjamin Morales decidió junto con otros
compañeros entre ellos Mario Cárdenas, antes mencionado, formar la agrupación bajo el mismo
nombre, esta es una de las grabaciones que realizaron donde incluyen un corrido de
narcotraficantes. Para consultar la letra completa de Domingo Terrazas, véase anexos, p. 243
98
En cuanto a la grabación de las músicas de narcotraficantes por parte de
agrupaciones de la localidad, fueron “Los Tamazulas de Culiacán”, intérpretes de
Tambora Sinaloense quienes se encargaron de llevar al acetato dichas melodías,
buscando impregnar en el gusto de los sinaloenses finales de los años setenta al
respecto Guadalupe Zamora Medina131, músico de profesión, nos comparte la
siguiente anécdota.
En esa ocasión mi tío Moisés Medina quien tocaba con los
Tamazulas, repartió esa grabación entre la familia, fue aquella en la
que grabaron corridos a narcotraficantes, era instrumental, pura
banda de viento, ese disco yo recuerdo haberlo escuchado cuando
niño, la verdad que de ese disco en aquel entonces hubo pocos
ejemplares.132
Esto también nos indica que la fase de producción no corresponde a la circulación
que se hacia de dichas músicas debido la poca promoción que existe por parte de
las disqueras locales en ese entonces, en tanto que su popularidad se le atribuye
más a los medios de comunicación masivos, esto sucede hacia principios de los
ochentas cuando Culiacán y Badiraguato, aparecen como promotores de la
actividad del narcotráfico.
Esto como consecuencia de la llamada “Operación Cóndor”, implementada por la
Novena Zona Militar, la Procuraduría General de la República y la Zona Naval,
con el fin de erradicar el ilícito de las drogas. En esta participaron más de veinte
mil elementos al mando del comandante de la PGR, Carlos Aguilar Garza y de los
generales Ricardo Cervantes García y José Hernández Toledo.133
131
Descendiente de una familia dedicada a la música por tradición, e integrante de “Los Tamazulas
de Culiacán”, en etapas recientes, forma parte de la trayectoria musical de esta agrupación, misma
que ha sido reconocida a nivel local como pionera de las músicas de tambora sinaloense.
132
Guadalupe Zamora Medina [Entrevista] Abril 2011, por Juan Antonio Fernández Velázquez
[trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los
corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000), realizada en Culiacán
Sinaloa, México.
133
Alfonso Genaro Calderón Velarde, Tercer Informe de Gobierno, Culiacán Sinaloa, 15 de
diciembre de 1977, [versión digitalizada en CD-ROM] pp. 24 – 25; EL DIARIO de Culiacán 16 de
Enero de 1977, pp. 1 y 6
99
Debido a ello, algunos narcotraficantes que ya se hacían nombrar como los
cabecillas del negocio, decidieron emigrar hacia terrenos donde pudieran trabajar
con cierta libertad, bajo el amparo de las influencias gubernamentales. La ciudad
de Guadalajara fue el escenario donde se desarrollaron
gran parte de las
actividades ilícitas en las que mafiosos sinaloenses se veían involucrados.
Respecto a este acontecimiento encontramos grabaciones de grupos locales bajo
el amparo de disqueras procedentes de la Capital de la República, como es el
caso de Pepe Cabrera, con los temas “Ayer Baje de La Sierra” y “la Mafia Muere”
(1980), interpretadas en el género norteño, melodías con las cuales se ilustran las
dificultades de la época en la cual se estaba viviendo, producto de la actividad del
narcotráfico. Sobre los referidos temas musicales, nuestro entrevistado argumenta
lo siguiente.
En aquellos años, “La Mafia Muere” que también es de Pepe
Cabrera, él mismo la grabó con “Conjunto el Tamarindo” y “Los
Hermanos Quintero” pero pues pegó más con “Los Tigres” como
sabrás, le daban más promoción a los grupos aquellos, “Los Tigres”,
por eso pegaron tanto, para entonces
ya eran un grupo
reconocido.134
De ahí que los dos corridos a los que anteriormente hicimos referencia mencionen
como espacio de acción la colonia Tierra Blanca, - conocida como base de
operaciones de los narcotraficantes sinaloenses – en la ciudad de Culiacán. De
una manera trágica y nostálgica, en una mezcla de realidad y ficción alude a las
secuelas generadas por dicha acción militar, convirtiéndose en este caso en un
vehículo portador y promotor de la memoria de los sinaloenses, ante un
acontecimiento que marco época no solamente en el plano político-militar sino
además por sus repercusiones económicas y sociales.
Culiacán en la década de los ochentas comenzó a proyectarse – como ya
mencionábamos – a través de los medios a nivel nacional, sobre ello encontramos
134
Juan José Cueto Díaz, [Entrevista], loc .cit.
100
la siguiente nota, una vez finalizada la “Operación Cóndor” traída desde la Capital
de la República e impresa en los periódicos locales, que deja entrever la imagen
que se tenía de la ciudad, donde además relacionan las músicas de narcotráfico
como propias de la entidad.
En lo que sería el inicio de otra época de oro del narcotráfico en el
noroeste de México, hombres con ametralladoras, M1, R15 y con
pistolas 45 a la cintura, se pasean sin preocupación en sus lujosas
camionetas por el suburbio de Tierra Blanca y otros sectores de esta
ciudad del estado de Sinaloa. Los corridos inspirados en las
vivencias de los narcotraficantes, interpretados por la música de
tambora son nuevamente transmitidos por las estaciones de radio de
esta ciudad, situada a unos 1200km de la Capital Mexicana.135
Debido a ello, de acuerdo con el contexto social de la época, Culiacán se
convertiría
en un espacio propicio para el mercado de estas producciones
musicales, con ello se promovería la apertura a diversas compañías discográficas
y grupos con presencia a nivel nacional, así nos lo refiere nuestro entrevistado,
cuando comenta lo siguiente.
había algunos muy famosos, “corridos gallos” como te digo, no era
como ahora que cualquiera le componen un corrido, por ejemplo ese
de “Lamberto Quintero”, me vas a creer que lo vendía más con los
Cadetes de Linares, éstos que según se deberían escuchar por otros
lados como Monterrey y esas partes, pues acá se vendían más que
los grupos locales, con decirte, el mismo corrido lo tocaba “Chalino
Sánchez”, o “Lalo el Gallo” y si se escuchaba como te digo pero pegó
mucho más con “Los Cadetes”.136
Caso similar fue el de “Los Gallos del Norte”, agrupación de Reynosa Tamaulipas,
quien bajo el amparo de discos GAS interpretaba el género de los corridos de
135
136
EL DEBATE de Culiacán, 11 de mayo de 1984, p. 3A
Juan José Cueto Díaz, [Entrevista], loc. cit.
101
personajes de la mafia sinaloense, esto debido al auge en cuanto a la circulación y
promoción musical, por los grupos de presencia nacional, sobre lo que nuestro
entrevistado nos insiste.
Ahí resalta lo que te digo las compañías casi no “pelaban” a los
grupos locales, los que venían acá eran de compañías grandes, de
fuera, era lo que se surtía, eso es lo que yo te puedo decir como
vendedor es lo que veía, y te digo es porque la gente lo pedía.137
De acuerdo a lo anterior, interesante es precisar por qué si la música norteña es
un género arraigado en México, en la región del Noreste, Culiacán y sus
habitantes la toman como suya, manteniendo una vigencia musical hasta nuestros
días. Por principio diremos que existe una reapropiación constante del género
norteño a partir de significaciones culturales debido a que Culiacán se convirtió no
solamente en productor al ser un espacio que progresivamente generó sus propias
músicas y músicos, - aunque con poca proyección - gracias a que la enseñanza
musical se da desde el interior de las familias trascendiendo por generaciones y
manteniendo la música como parte del quehacer cotidiano de no pocos habitantes
en Culiacán, sino también en consumidor generando de estas músicas
apropiaciones diversas.
Ante la inquietud de desentrañar los elementos de popularidad de la música de
acordeón y bajo sexto en Culiacán, consideramos necesario definir el término
músicas norteñas138, el cual evoca una de las expresiones culturales que han
137
Ibíd.
La música de acordeón y bajo sexto se configuró durante la segunda mitad del siglo XIX y
principios del XX a partir de la influencia europea. El norte, un territorio relativamente nuevo, no
opuso gran resistencia a las propuestas musicales provenientes de países como Checoslovaquia,
Polonia, Austria y Alemania, principalmente. Es muy probable que esa “inmediata” aceptación de
los ritmos europeos en boga tales como la mazurca, el schottisch (que derivó de chotis), la
varsoviana, la polonesa y la polca, (ritmos de los cuales se origina lo que se conoce como música
norteña) se debiera al florecimiento de la minería por la creciente demanda de acero; por las
posibilidades de transporte creadas con las vías férreas y por la colaboración de gran número de
ingenieros franceses, alemanes, ingleses y norteamericanos. De los “salones” y fiestas de esa
burguesía extranjera, los ritmos pasaron pronto a la calle y a la cantina, donde mineros, peones y
comerciantes, los diseminaron por todo el territorio. Al respecto véase, David Piñera
Ramírez,(Coord.),Visión histórica de la frontera norte de México, Tomo IV, La frontera en nuestros
días, México, Universidad Autónoma de Baja California, Editorial KINO, 1994, pp. 44 – 45
138
102
extendido su influencia. La variedad de culturas musicales en la región fronteriza
es prueba de la diversidad de nortes o de las distintas fronteras norte139. Sería
prudente, por tanto, evitar hablar del norte como si fuera una sola, por eso
creemos preciso hablar de culturas músicales norteñas.
Factores como migración e influencia de las disqueras y los medios masivos,
propiciaron su éxito en la capital sinaloense y su apropiación por parte de
aquellos que gustan de estas melodías, el éxito comercial se debe a que tras esa
diversidad de nortes, estas músicas circulaban de noreste a noroeste.
Pero además de ello, la circulación de las músicas norteñas en Culiacán y su
apropiación por parte de los culichis, se manifiesta de formas diversas, sobre esto
agrega, Benjamín Morales, pionero dentro de la interpretación de estas músicas
en la capital sinaloense, comenta sobre los gustos musicales de los culichis que
demandaban sus servicios hacia mediados de los 60’s cuanto hacían sus primeras
presentaciones.
Nos íbamos a las rancherías, la gente te pedía, rancheritas,
románticas, boleros, de todo un poco, en los bailes de pueblo te
pedían muchas canciones, incluso aquí, hay mucha variedad de
gustos, lo que te puedo decir es que la música norteña es una
música muy alegre, quizá eso es lo que hace que tenga tanto pegue
con la gente aquí en Culiacán, como en muchos lados, pero lo que te
quiero decir es que para algunos es puro ruido, pero esa es música
que se siente, para mí eso es lo que hace que tal o cual canción le
guste a la gente.140
Tanto en las formas de interpretación como en los consumos que se realizan de
las músicas, se encuentran insertas múltiples sensibilidades, así lo expresa él
entrevistado al referirse a las músicas norteñas como un elemento que puede
139
Tomamos el termino “nortes”, para especificar que existen diversas formas de interpretaciones
y adaptaciones musicales del genero norteño en todo el territorio que comprende el norte de
México, al respecto véase: Juan José Olvera, “Las dimensiones del sonido, Música frontera e
Identidad en el noreste de México”, en Trayectorias, Revista de Ciencias Sociales de la UANL, n°
X, Enero – Junio, 2008, pp. 20 – 21
140
Benjamín Morales [Entrevista] 2011, loc. cit.
103
despertar emociones entre aquellos que las escuchan. Podemos decir entonces
que estas músicas se han arraigado en Culiacán y en los culichis – así como en
otros espacios de la entidad sinaloense gracias a que dichas melodías llegan a
sus consumidores como un vehículo que se manifiesta entre el goce y satisfacción
a lo que también agregaríamos nostalgia y añoranza.
Ahora bien, de acuerdo al caso que nos ocupa, existía la inquietud por parte de
estas agrupaciones en llevar al acetato algunas melodías cuyas letras sobre
narcotráfico y narcotraficantes durante estos años, vinieron a recrear el contexto
de una época, la producción de estas grabaciones surtiría efecto en el interés de
agrupaciones propias de otros estados de la república, que originalmente
interpretaban ritmos de acordeón y bajo sexto y que ahora buscaban incursionar
en la Tambora sinaloense.
Como ejemplo tenemos el caso del interprete Lorenzo de Monteclaro, interprete
del género norteño quien realizara su grabación acompañado de la Banda
Sinaloense “Los Tamazulas Culiacán” bajo el amparo de discos Columbia de
Monterrey Nuevo León141 ante ello tenemos la siguiente opinión de uno de
nuestros entrevistados, José Luis Fuentes142quien recuerda al referido cantante y
alguno de sus éxitos.
Me acuerdo por el 82, Lorenzo de Monteclaro, saco un disco de
corridos con banda, donde venía la canción de Lamberto Quintero,
Ayer Baje de la Sierra,…”Ayer Baje de la Sierra... ya me estaban
esperando”…, cantaba muy bien este Lorenzo tenía muy buena
voz.143
Tenemos entonces que las formas de circulación involucran a su vez la memoria,
activando el recuerdo personal. Por otro lado, en relación a las formas de
141
Juan José Cueto [Entrevista], loc. cit.
José Luis Fuentes, originario de Culiacán Sinaloa, de profesión nos cuenta sus experiencias en
torno a las músicas de narcotráfico.
143
José Luis Fuentes [Entrevista] Septiembre 2010, por Juan Antonio Fernández Velázquez
[trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los
corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Culiacán
Sinaloa.
142
104
consumo de éstas músicas en el ejemplo anterior se destaca el gusto por las
interpretaciones de corridos de narcotráfico con música de banda, recurso
utilizado a partir de la década de los 80’s generalmente por agrupaciones e
intérpretes que originalmente se dedicaban al género de acordeón y bajo sexto.
De este modo, la circulación discográfica dependerá del público que desee
alcanzar, por ello se realizan una serie de modificaciones al momento de la
producción, pensando en aquel que va consumir la música, no solamente como
objeto mercantil, sino también formando parte de la cultura regional de los
individuos, de ahí que se piense en realizar un disco con música de banda e
interpretando melodías que hagan referencia a situaciones y lugares ligados con la
ciudad de Culiacán, intentando penetrar en la sensibilidad del individuo
culiacanense.
Por otro lado, agrupaciones sinaloenses comenzaban a incorporar en sus
producciones musicales, melodías propias de la región del noreste, así
encontramos a Los Llaneros de Guamúchil, interpretando “Alfonso y Ceferino” y
“Julián del Real” bajo el sello de discos Sinaloa propiedad de Luís Jiménez
Chávez, todo esto producto de una estrategia mercantil que surtiría efectos
posteriores.
En adelante, agrupaciones cuyo repertorio era conocido por una variada
interpretación de melodías románticas sacan a la venta discos donde incorporan
“corridos de la mafia” este es el caso del grupo “Los Caminantes” quienes bajo el
sello de Discos Rocío, de Guadalajara Jalisco, promueven los temas “La Mafia
Muere” y “La Muerte de la Mafia”. Sucede lo mismo con el cantante Lino Lujan
quien promociona Clave 7 (1983) con Discos Peerles de México.
Otro de los elementos encontrados como estrategia mercantil por parte de las
disqueras encargadas de promover grupos musicales, es el hecho de utilizar
nombres que resultan atractivos para un público en específico, un caso particular
es el de “Dueto Frontera” quienes, a decir de Don Juan José Cueto Díaz, son
originarios de Michoacán, pero adoptaron ese nombre artístico por petición de su
disquera Discos y Cintas Melody, incorporando corridos de contrabando en su
105
repertorio como es el caso de “Dos Traficantes” incluido en el disco “cachetitos de
durazno” (1984).
Al año siguiente, los corridos de narcotraficantes aparecen como el tema principal
de las producciones musicales, siendo esto también una estrategia de mercado
por parte de las disqueras, es el caso de Luís y Julián y su conjunto con los temas
“Caro Quintero” y “Numero 5-8-5”, de igual forma encontramos a Rubén Rodríguez
“La Captura de Quintero144”, bajo la marca de Discos GAS de México (1985). Por
su parte, Los Cadetes de Linares aparecen con su éxito “Hierba Polvo y Plomo”
(1986).
Otro de los factores que influyeron en la circulación discográfica se gestó
precisamente en la década de los ochentas, con la aparición de la tecnología
digital se permitió la grabación de las ondas de sonido, los llamados cassetes, por
su parte, la segunda etapa aparece a mediados de la década de los noventas, mp3 -, misma con la que se buscaba ampliar la capacidad de almacenamiento de
los archivos musicales, fue así como se extendieron sus formas de circulación de
manera informal de lo que hoy conocemos como “piratería discográfica”
Por otro lado, el cambio generacional en estas músicas y sus consumos se ve
reflejada en el surgimiento de grupos norteños cuya descendencia parte de
familias dedicadas al oficio musical, es el caso de “Los Nuevos Rebeldes”, cuyo
parentesco con los Rebeldes del Norte, les permite continuar con la vigencia de
una tradición familiar.
Dicha agrupación surgida en la década de los 90´s tiene por característica la
interpretación de las músicas de narcocorrido, amenizando fiestas particulares y
posteriormente entrando en el gusto de la juventud sinaloense, presentándose en
espacios abiertos. Son iniciadores de una nueva forma de interpretación de estas
músicas, cuya característica es la exaltación de las figuras de los narcotraficantes
144
En referencia a Rafael Caro Quintero, narcotraficante de la época, quien acaparó los medios de
comunicación desde 1984 a raíz del decomiso de droga realizado en noviembre del mismo año en
el rancho denominado “El Búfalo” y meses más tarde tras su detención el 4 de abril de 1985 al
respecto véase, Julio Sherer García, “El sexo que camina, corre, sueña”… [Entrevista a Rafael
Caro Quintero] en Revista Proceso nº32, Edición especial, Los Rostros del Narco primera parte,
Febrero 2011, pp. 13 – 14
106
además de hacer referencia no solamente al tráfico de drogas sino al lujo y los
excesos de aquellos quienes se dedican al ilícito de las drogas. Sobre esta
agrupación comenta Cueto Díaz
Los nuevos Rebeldes, hijos de los Rebeldes del Norte, ellos
empezaron gracias a la oportunidad que les brindó Luis Jiménez
Chávez, el mismo de Discos Sinaloa, que ahora lleva por nombre
Discos Sol. Tienen un ritmo muy fresco pero un estilo muy parecido a
sus parientes, todos ellos son familia de músicos.145
Los narcocorridos surgen tras la prohibición de las músicas de narcotráfico y
narcotraficantes en la radio a finales de los ochentas, iniciando a principios de los
noventa con la utilización de un nuevo vocabulario y ejecución musical, ésta
forma de interpretación ha tenido presencia hasta tiempos actuales en los
espacios donde centramos nuestro estudio. Tanto Culiacán, Tijuana y
Los
Ángeles, California, son portadores de una circulación musical que se refleja en el
hecho de que dentro de dichas ciudades se generan consumos por parte de los
sinaloenses que ahí habitan, de ello hablaremos
más adelante. Por ahora,
continuando con las formas de circulación de estas músicas, hablaremos respecto
a su difusión en la radio sinaloense.
3.2.DIFUSIÒN
DE
LAS
MÚSICAS
DE
NARCOTRAFICANTES EN LA RADIO SINALOENSE.
NARCOTRÁFICO
Y
En este apartado destacamos la participación de las radiodifusoras en la
circulación de las músicas de narcotráfico, de ahí la importancia de la utilización
de testimonios que fueron parte importante en este proceso, con el fin de
desentrañar los elementos que dieron origen a un gusto musical derivado del
consumo de las músicas de narcotráfico por parte de los sinaloenses.
145
Juan José Cueto [Entrevista], Octubre, 2010, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de
campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre
narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Culiacán Sinaloa.
107
Es así como iniciamos con el testimonio de Olegario Contreras Rubio, locutor de la
XECQ, quien cuenta con 50 años de experiencia en la radiodifusión, en su
segmento “Las Rancheras de Contreras”, caracterizado por transmitir música
norteña y Banda Sinaloense, interactuando con el gusto musical de los
radioescuchas a manera de complacencias.
En relación al gusto por la música norteña y su etapa de auge, Contreras Rubio
pone como ejemplo a“Los Tigres del Norte” como integradores del gusto musical
de los sinaloenses, argumentando la importancia de su estilo y ejecución musical.
Hacia la década de los 70´s comienza la influencia de música
norteña, la redova, el acordeón, el bajo sexto y en algunas ocasiones
el saxofón, que le dan el toque que ahora tienen los tigres del norte,
que les da ese toque de originalidad, tú te das cuenta que en ese
grupo no hay grandes cantantes, no hay grandes voces, pero hay
estilo, tiene su estilo y la música de ellos es lo que a la gente le ha
gustado.146
Sobre los inicios de esta agrupación nuestro entrevistado nos comenta que los
oriundos de Rosa Morada, Mocorito, decidieron probar suerte en los Estados
Unidos. Al llegar a la frontera y tras enfrentarse con dificultades para cruzar hacia
California, decidieron hacer uso de su conocimiento musical para ganarse unos
pesos mientras cumplían su objetivo. Así fue como empezaron a tocar en la
avenida Revolución de la ciudad de Tijuana, sobre ello agrega
Es la fiesta, es la alegría de Tijuana, ahí empiezan los Tigres del
Norte a cantar en las esquinas a cantarle a los que estaban pistiando
146
Olegario Contreras Rubio [Entrevista] Octubre 2010, por Juan Antonio Fernández Velázquez
[trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los
corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Culiacán
Sinaloa
108
a quien tenía ganas de echarse una rola.. Y ahí nacen los Tigres del
Norte como lo que ahora se conoce por Chirrines147
Sin embargo, según lo dicho por el entrevistado, podemos agregar que sus
primeros trabajos como agrupación musical de manera informal se dieron hacia
mediados de los sesenta, poco antes de que grabaran un primer LP, titulado
“Juanita la traicionera” (1968) y decidieran cruzar la frontera hacia los Estados
Unidos.
Fotografía de Los Alegres de Rosa Morada, nombre inicial de la agrupación148
El argumento anterior recrea el origen de la agrupación, pero además de ello da a
conocer las formas de circulación musical, al referirse a los espacios donde esta
música tiene presencia e interactúa con aquellos que la consumen y expresan en
ellos sus emociones acompañados por el goce y la festividad; es así como estas
147
Ibíd.
La vestimenta campirana, así como la utilización del contrabajo o “tololoche” dan muestras de
sus inicios
en la
interpretación musical la fotografía puede localizarse en
http://foro.univision.com/t5/Los-Tigres-del-Norte/Copilacion-Fotos-Y-Reportajes-de-variosconciertos/td-p/73974230/page/2
148
109
músicas se trasladarían hacia la frontera, posteriormente llegando hasta la ciudad
de Culiacán donde la agrupación interpretaría su éxito “Contrabando y Traición”,
ocupando un lugar en las estaciones radiofónicas. Sobre la difusión de las
músicas de narcotráfico en la radio y el impacto de la “Camelia” en la población
sinaloense nuestro entrevistado nos comenta lo siguiente:
La hicieron tan famosa los Tigres, que la gente empezaba a pedirlas
en la radio, en complacencias, esas cancioncitas de lo que ahora les
llaman narcocorridos, parecía que no le iban a hacer daño a nadie,
pero estaban bonitas las canciones, ese fue el inicio del
narcocorrido.149
Los Tigres del Norte, Contrabando y Tracción (1974) Discos Gamma, edición Golondrina.
150
Lo dicho por Contreras Rubio, deja entrever la aceptación hacia estas músicas,
tanto para aquellos que se encontraban detrás de los micrófonos transmitiéndolas
como para quienes recibían y consumían, apropiándola como parte de su entorno
149
Ibíd.
La imagen que se proyecta en la portada se puede interpretar como una muestra de la idea
musical de la agrupación, la bandera mexicana incrustada en el bajo eléctrico y la vestimenta,
similar a los músicos de rock and roll de la época, nos muestran un grupo cuya oferta estuvo
dirigida al publico alojado en la frontera México.- Americana, la fotografía puede encontrarse en:
http://foro.univision.com/t5/Los-Tigres-del-Norte/Copilacion-Fotos-Y-Reportajes-de-variosconciertos/td-p/73974230/page/2
150
110
y su cultura, vemos entonces como su difusión permeo en la mentalidad de los
radioescuchas sinaloenses, esta reflexión la hacemos de acuerdo al siguiente
comentario de nuestro entrevistado.
En ese tiempo no había restricción para su transmisión, porque la
música nació como cultura, y la música norteña, con “la camelia” a la
gente no le afectó porque todavía no tenía esa deformación cultural
del narcotráfico, ese tipo de música, esas canciones no afectaron en
nada a la música norteña porque traen su esencia y traen su estilo151
De acuerdo a lo anterior, vemos como en relación a las músicas de narcotráfico
desde entonces existía una vinculación entre la difusión, su aceptación y más
tarde la tolerancia hacia aquello que se convirtió en la conformación de un gusto
musical y que había nacido como cultura, impregnando en la sensibilidad de los
sinaloenses, esto se demuestra debido al surgimiento de diversas agrupaciones
que interpretaron la música de narcotráfico, quienes buscaban satisfacer una
demanda existente y en el afán de llegar al público sinaloense, de lo que
Contreras Rubio, nos comenta, con respecto al impacto que tuvo el papel de la
radio en la difusión de estas músicas. “la radio tiene una gran penetración que si
un señor escucha la música de narcotráfico, ¡le da gusto! y se hecha su traguito de
caguama y pega un gritito, porque la música de narcotráfico de eso te habla de la
parranda, de la tomada”152
Sin embargo, de acuerdo con Contreras Rubio, hacia 1987, la raíz de la
prohibición se encuentra en gran medida una vez que
los narcotraficantes
comenzaron a convertirse en personajes públicos, dando a la necesidad por parte
de las instituciones gubernamentales de prohibir estas músicas, sobre ello nos
comenta.
Nos estaba golpeando muy fuerte la música de narcotráfico, porque
el narcotraficante ya era un personaje entonces ellos se daban el lujo
151
152
Ibíd.
Ibíd.
111
de pagarle a un buen conjunto musical, y por nuestra parte había que
tocar ese corrido porque la gente lo pedía y entonces ese corrido se
oía en todos los automóviles con los muchachos jóvenes y no nomás
con los jóvenes, la sociedad en general en sí, los carpinteros, el
albañil, el taxista, todo mundo nos gustaba oír música del
narcotráfico fue entonces cuando hubo necesidad los gobiernos, de
pedirle a los radiodifusores, que dejaran de tocar tanta música del
narcocorrido 153
Esto nos deja claro el papel de los locutores, en ese juego entre lo permitido y lo
tolerado, ya que por un lado había que cumplir con las reglas establecidas, más
sin embargo no desmiente la existencia del gusto musical en los sinaloenses que
demandaban estas músicas. De acuerdo con Contreras Rubio, un corrido de
narcotraficantes puede influir negativamente en la población, aunque dentro de
esta música existen temas cuyos mensajes representan, para los sinaloenses que
gustan de escucharlas, características que apropian como suyas de esto comenta
en relación al tema de Lamberto Quintero.
Un corrido que influyó mucho fue el de Lamberto Quintero, sonó
bastante, porque ese corrido pegó tanto, ese si nos lo pedían mucho,
y no tenía pues mucha cuestión de meterle a la gente mensaje malo,
era un corrido muy bonito que lo tocaban con banda. Lo tocaban muy
seguido; entonces todo mundo cantaba Lamberto Quintero,
su
mensaje habla un hombre de rancho, franco, un hombre muy
sinaloense, que tuvo la mala suerte de meterse al negocio de
narcotráfico y tan se metió que terminó como terminó, pero fíjate que
a pesar de ello la gente lo aceptaba, y me lo pedían, en las
complacencias.154
153
154
Ibíd.
Ibíd.
112
Con el argumento anterior damos cuenta de cómo las músicas de narcotraficantes
pueden generar diversas representaciones, el impacto del tema Lamberto
Quintero, como ejemplo del caso, destacan estos elementos como son su
interpretación con música de banda, lo que contribuye a cohesionar no solamente
el gusto musical sino también un factor de identificación entre los sinaloenses que
gustan de estas músicas.
Del mismo modo, más allá de destacar las características del personajenarcotraficante, Contreras Rubio, resalta particularidades que relaciona con el
individuo sinaloense, tomándo estos rasgos como parte de la cultura regional, esto
para ejemplificar la proyección que tuvo la melodía en el publico sinaloense lo cual
nos indica también que las formas en que la reapropiación del mensaje que se
genera de la melodía manifiesta a su vez consumos diversos de quienes gustan
de escucharlos.
Cabe mencionar que dentro de las melodías que versan sobre los personajes
dedicados al ilícito de las drogas, el tema de Lamberto Quintero no hace alarde de
ello, la construcción de este personaje a través de la melodía permeo en el
imaginario de los sinaloenses e incluso tuvo implicaciones más profundas. No es
extraño entonces que Antonio Aguilar lo haya llevado y traído por todo el territorio
nacional como parte de su peculiar oferta discográfica interpretado musicalmente
con tambora y que años más tarde fuera llevado a las salas de cine155, a mediados
de los ochentas.156
Tenemos entonces que las músicas de narcotraficantes se manifiestan entre
imaginario y representación, algunos de estos personajes figuraron en diversos
medios de comunicación lo cual provocó que se explotara la industria musical
como un recurso que además de generar ganancias económicas contribuiría a
155
De esto cabe destacar la importancia comercial que significaba llevar acabo un filme
relacionado con el tema del narcotráfico, algo muy común para estos años y constantemente
anunciados en la prensa local.
156
Iván Javier Mendoza Castañeda, “El narcocorrido en el cine”, en Memorias de V Encuentro
Nacional de Estudiantes de Maestría y Doctorado en Historia, Guanajuato, Universidad de
Guanajuato, 2010, pp. 356 – 363, al respecto véase también, Karla Galindo Vázquez,
“Representaciones simbólicas de la violencia en las narcopeliculas”, en Memoria del XVII de
Historia Regional, “Historia de la violencia, criminalidad y narcotráfico en el noroeste de México”,
IIES, UAS, 2002, pp. 265 – 269
113
construir la figura del narcotraficante. Es en este plano donde la radio se convierte
en un vehículo integrador del gusto por las músicas de narcotráfico y
narcotraficantes, hasta antes de que prohibieran su difusión (1987).
Sin embargo, esto no se da como algo aislado sino como una continuidad en el
entendido de que las músicas del género norteño y tambora sinaloense son
apropiados por aquellos que gustan de escucharlas y dentro de estos, los temas
que versan sobre el tráfico de drogas y sus actores, forman parte de dicha
variedad musical en la que los sinaloenses expresan sus emociones.
Es ahí donde estas melodías sobrepasan la barrera de lo imaginario para
convertirse en una manifestación musical que mantiene su arraigo en el gusto del
público sinaloense como un vehículo que representa situaciones ligadas a una
realidad regional, donde las estaciones radiofónicas tomaron un papel importante.
Otras estaciones donde las músicas de narcotráfico hacían presencia eran la
XEWS y XENW las cuales también le daban cabida a agrupaciones locales del
género norteño, tal es el caso de “Los Rebeldes del Norte”, sobre sus inicios en la
radio, encontramos la siguiente nota
Su primera presentación fue en 1972, en la tienda competidora de
“Nacho Campos”, para posteriormente realizar un programa en la
XEWS que tuvo duración de un año debido al éxito obtenido.
También permanecieron en la “Ruleta Musical Norteña” en la XENW,
donde dirigía Armando Xavier López, este programa duró 3 años157
De acuerdo con la programación de las radiodifusoras, en específico la XENW y
su vinculación con los conjuntos musicales de la localidad, uno de nuestros
entrevistados, Humberto Astorga Almanza158, nos comenta.
Eran programas para mantener el contacto con el público, en el caso
de “Dígalo Cantando” y “Complacencias”, eran programas donde la
157
El Debate de Culiacán, 13 de Enero de 1984, 16 C
Dedicado a la locución desde 1962, con una vasta experiencia y conocimiento en la música
regional, antiguo locutor de la XENW, nos cuenta sobre la programación radiofónica
correspondiente a los años que comprenden nuestro estudio.
158
114
gente pedía sus canciones. También teníamos como te comentaba,
“Ruleta Musical Norteña”, ese programa tenía como característica
involucrar
a
tiendas
comercializadoras,
patrocinadores
que
anunciaban sus productos en los intermedios del programa,
amenizado a su vez por grupos norteños locales159
De esta manera, existía una circulación de músicas de narcotráfico de “Los
Rebeldes del Norte”, difundidos en las estaciones de radio referidas donde
destacan los temas “El Pata Postiza”, “El de la Sotana Negra”, éxitos de la
agrupación que se encontraban en el gusto del público local.160
Otra de las agrupaciones que mantuvo un marcado éxito en las radiodifusoras fue
“Los Luceros del Saucito”161, los cuales en los inicios de su carrera musical
recibieron la oportunidad de la radiodifusora XECQ, donde tuvieron una constante
participación, apoyados por el locutor Olegario Contreras, para participar en los
programas en vivo que la radiodifusora llevaba a cabo en las colonias de Culiacán,
los temas interpretados por esta agrupación eran considerados la novedad del
momento gracias a su éxito obtenido.162 Su trabajo era divertir a los asistentes del
evento, de ahí que la gente disfrutara de su espectáculo musical, entonando sus
éxitos entre los que se incluían corridos de narcotraficantes, sobre esto nos
comenta Juan José Cueto Díaz
Luceros del Saucito, es un grupo de aquellos años ahí inicio Pepe
Cabrera, grupos locales pues muy conocidos, ellos pegaron mucho
159
Humberto Astorga Almanza, [Entrevista] Octubre, 2010, por Juan Antonio Fernández Velázquez
[trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los
corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Culiacán
Sinaloa.
160
El DEBATE de Culiacán, Op, cit.
161
Para conocer más sobre esta agrupación musical y sus integrantes, véase Mario Sánchez
Aguirre, “Historia de la Música Norteña en Culiacán vista a través de sus músicos 1970 – 1990”,
Tesis de Maestría, Universidad Autónoma de Sinaloa, Junio, 2007, 239p.
162
Olegario Contreras Rubio, [Entrevista], loc. cit
115
con un “corrido gallo”, el de “Tanito Martínez”, el disco de ellos yo lo
vendí mucho, nomás por ese corrido163
Aunado a esto, hemos mencionado en páginas anteriores, es importante la
colaboración de los editores – empresas radiofónicas e integrantes de las casas
disqueras – en torno a la selección de los temas que incluirán las grabaciones de
los grupos musicales, esto pensando en el público al que va dirigida dicha música.
La idea musical de estas agrupaciones buscaba llegar hacia aquellos que habían
migrado de estos lugares para asentarse en la ciudad de Culiacán, tenemos
entonces, que aquel individuo que decide dejar su lugar de origen para dirigirse a
la ciudad, se lleva consigo aspectos que penetran en su sensibilidad e
identificación.
Por otro lado, algunas agrupaciones del género norteño, buscaban innovar en
cuanto a los estilos y formas de ejecución, con el objeto de llegar hacia públicos
diversos, de modo que, las músicas que en un principio serían destinadas a los
individuos oriundos de las zonas rurales llegarían hacia los habitantes del medio
urbano, cuyo origen no necesariamente correspondía al medio rural, como
ejemplo tenemos el siguiente testimonio, oriundo de la ciudad de Culiacán, José
Luis Fuentes quien nos cuenta su particular gusto por “Los Tigres del Norte” y la
música de acordeón y bajo sexto.
Te decía, para el 78,’79, tenía toda la colección de los Tigres... y
sabes... Tienen otros temas también chuscos, como ese del celular,
la dieta, temas divertidos…
te sientes atraído por el género
norteño.164
Los consumos hacia las músicas de narcotráfico surgen entonces como una
continuidad del gusto por el género musical norteño, en tanto que las formas de
circulación son diversas, nuestro entrevistado comenta sobre su primer contacto
con las melodías alusivas al tráfico de drogas en la obra de Los Tigres del Norte,
163
164
Juan José Cueto Díaz, [Entrevista], loc. cit.
José Luis Fuentes, [Entrevista], loc. cit.
116
quienes para principios de los setentas aun no gozaban de un amplio
reconocimiento del público sinaloense, como sucedería en años posteriores.
Escuché la camelia desde que salió, en el 72165, con Camelia y
Emilio, ¡claro!, pero te diré que yo no sabía que ese grupo era de acá
de Sinaloa; mis compañeros y yo acostumbrábamos comer en un
restaurante, en nuestras horas libres que eran pocas, pues
aprovechábamos para echar la platicada y tomarnos una que otra…
ahí en ese restaurante había una rocola, recuerdo que ahí la escuche
por primera vez166
Tenemos entonces que la circulación de las músicas en ocasiones no depende de
sus formas originales, esto también conlleva la variación en las formas de
apropiación y la modificación de los gustos musicales, un ejemplo de esto es el
testimonio que nos comparte Jesús Salazar167, al hablarnos sobre su primer
contacto con las músicas de narcotráfico.
Pues como a los trece o catorce años, cuando estaba en la
secundaria, pero recuerdo que primero me gustaba mucho la música
en inglés porque era la que estaba de moda, la escuchaba en la
radio por ejemplo, había una estación que a cierta hora transmitía
esa música. Lo de los corridos fue después, cuando un amigo,
compañero de ahí de la secundaria me prestó en aquel entonces un
165
Aunque como ya mencionamos dicha grabación circuló en México hasta 1974, por lo que existe
una variante con la fecha mencionada por el entrevistado, además, como el mismo José Luis
Fuentes lo afirma, podemos decir que la agrupación comandada por los hermanos Hernández, no
contaba en su momento con el reconocimiento del publico sinaloense.
166
Ibíd.
167
Jesús Salazar, Oriundo del poblado de la Presita, Sinaloa, nos cuenta anécdotas personales
que dieron origen a su gusto musical por las músicas de narcotráfico.
117
cassete de los Incomparables de Tijuana, y de ahí en adelante me
gustaron168
Damos cuenta que diversas músicas llegan a causa de las modas y con la
colaboración de las empresas radiofónicas hacia diversos lugares, donde reciben
aceptación por parte de los jóvenes, sin embargo – como vemos en el ejemplo
anterior – el gusto por las músicas propias de la región se impone a su vez, las
circulación se relacionan con lazos afectivos entre los consumidores.
Los anteriores ejemplos nos permiten mostrar la existencia de una libre circulación
de los corridos de narcotraficantes en tal proceso, como ya hemos mencionado,
juegan un papel primordial tanto las empresas discográficas como las
radiodifusoras. Esta última lo haría hasta 1987, cuando por decreto gubernamental
se prohíbe la transmisión de las músicas de narcotráfico, argumentando su
propaganda hacia la violencia y la trasgresión.
Sin embargo, esto no fue impedimento para que la producción y circulación de
estas músicas siguiera su curso, de ello hablaremos en el siguiente apartado,
acerca otras formas de circulación hacia estas músicas las cuales no dependen
necesariamente del material discográfico.
3.3.-
OTRAS FORMAS DE CIRCULACION MUSICAL: LOS CORRIDOS
“ANONIMOS” Y “LA HUIPA”
Existen temas que si bien jamás llegaron a un estudio de grabación de igual forma
impregnaron en el gusto de los habitantes de comunidades pertenecientes a la
entidad sinaloense, convirtiéndose en melodías que se han mantenido por
generaciones y que aun se conservan en la memoria de sus pobladores, que
contribuyen a despertar la sensibilidad de aquellos que comparten situaciones
cotidianas, anécdotas inolvidables.
168
Jesús Salazar, [Entrevista] Septiembre 2010, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo
de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos
sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en La Presita, Sinaloa.
118
En relación a esto, los corridos por su composición lírica como crónica cantada y
facilidad de interpretación son capaces de contar acontecimientos, valores,
creencias e historias de un pueblo y mantenerse arraigado en el mismo sin perder
su vigencia, de esta manera son portavoces de un sinfín de elementos entre los
que se encuentra despertar el sentimiento de aquel que encuentra en las letras de
un corrido, recuerdos que gracias a la tradición oral, no han muerto.
Ahora bien, de acuerdo al caso que nos ocupa, en cuanto a las formas de
circulación de las músicas, estos pueden llegar a representar la cotidianidad de un
pueblo a partir de acontecimientos y figuras construidas por compositores
“anónimos” a quienes se les llama de esta forma por no ser conocidos en el medio
artístico y musical, pero son ellos mismos quienes pertenecen y reflejan el
acontecer del entorno que relatan en sus composiciones.
Es este el caso de Maximiliano López Osuna, oriundo de Pericos, Mocorito
Sinaloa, quien además de dedicarse a la cría de ganado, ocupaba sus ratos de
esparcimiento para satisfacer una afición muy particular: compositor de corridos.
“El Güero”, como era conocido entre los habitantes del poblado, falleció hace más
de treinta años, pero dejó en su haber numerosas composiciones.
Moisés López Peñuelas, hijo del antes mencionado, nos cuenta respecto a la
forma en la cual Maximiliano realizaba sus composiciones, inspirado en
situaciones que sucedían en el pueblo y en personas que eran conocidos por los
sus mismos habitantes.
Componía los corridos en sus ratos libres, lo hacia mas bien como
distracción, él era vaquero, entonces allá entre el monte se agarraba
a componer, mi padre no tuvo escuela, lo que hacia era aprenderse
las letras de memoria, luego me las cantaba a mi trataba de darles
tonada y yo las anotaba en una libreta, así fue juntando varios;
compuso también de carreras de caballos, a los barriqueros, muchos
corridos. Esas son cosas que pasaron en Pericos, y a lo mejor
119
solamente una persona que sea de ahí, los pueda entender, son
acontecimientos que pasaban en la región.169
Como vemos, los hechos que ocurren en una población se mantienen vivos
gracias a que estas melodías circulan, ya no a través del disco, ni la radiodifusión,
esta vez con la herramienta fundamental de la oralidad. Esta función que cumplía
el corrido en esencia – es ahí de donde se desprende su nombre –, corriendo la
voz por las plazas y lugares públicos donde había reunión de personas que
habitaban el poblado y buscaban enterarse de
los sucesos mas importantes,
continuaba vigente como medio de comunicación en aquella época de mediados
de los setenta, cuando Maximiliano se encargó de relatar acontecimientos que
formaron parte de la cotidianidad del poblado de Pericos y sus alrededores, de ello
nos comenta Moisés.
A mi papá nunca le pidieron un corrido por encargo, el componía por
gusto, por afición, por una emoción, componía a gente que el
conocía, de ahí de pueblo, amigos de él, de aquel que se robó a una
muchacha, hasta un pleito de una cantina, cosas que pasaban en el
pueblo170
Es
también en esta época cuando Maximiliano incursiona en composiciones
dedicadas a personas de quienes era bien conocido – entre los habitantes de
Pericos – su oficio en el trafico de drogas, lo que aquí llamamos, corrido de
narcotraficantes, sin embargo, una de las características de estas letras es que
mas allá de hacer énfasis en su actividad ilícita, recrea en estos personajes
atributos como honor, valentía, entre aventuras, tragedias, toda una serie de
vivencias que quedan plasmadas en esas estrofas y se transforman en recuerdos
que aun perduran, aquí un ejemplo de estas composiciones.
169
Moisés López Peñuelas [Entrevista] Mayo 2011, por Juan Antonio Fernández Velázquez
[trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los
corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Culiacán
Sinaloa.
170
Ibíd.
120
Ocho balazos le dieron
Con arma de r15
Por su compadre Hernán
No le pesaba morirse.
Chuy Bruna ya se murió
Que Dios lo tenga en el cielo
Sus amigos lo extrañamos
Porque era buen compañero171
Los corridos compuestos hacia estos personajes se distinguen de los llamados
corridos por encargo, donde el compositor recibe una paga para ensalzar y
enaltecer la figura del protagonista, debido a que el autor de estas letras – como
las que mostramos anteriormente - le imprimía su propia sensibilidad al suceso
que buscaba relatar a través de esos versos, de ahí que se hable de nostalgia
ante la muerte de este individuo con quien compartía lazos afectivos, pero que
además era conocido entre los habitantes de la comunidad.
En otro de los acontecimientos relatados por Maximiliano, se encuentra aquel
donde se destaca la valentía de sus protagonistas, quienes se enfrentan a las
autoridades por defender su vida, versos que cumplen con los elementos de un
corrido
tradicional, siendo la épica172 el ingrediente principal de estas
composiciones.
Voy a cantar un corrido
Nomás le ponen cuidado
Hernán se agarró a balazos
Con treinta y cinco soldados.
Tres horas echaron bala
Los soldados con Hernán
Lo querían hacer pedazos
Porque mató al capitán
Llegaron a donde estaba
Y el capitán se rajó
Hernán sacó su pistola
171
Corrido de “Chuy Bruna”, composición de Maximiliano López Osuna.
En la época medieval la épica, género literario en el cual el autor presenta en forma subjetiva
los hechos, era utilizada en los romances de ciego para relatar historias truculentas y fantásticas
otras más cotidianas de valientes, seducciones, crímenes, al respecto véase, Miguel Berlanga,
Romances y Corridos, Op, cit., pp. 2 – 3
172
121
Y tres balazos le dio.173
De esta forma, no se descarta que el binomio entre ficción y realidad este presente
en estos temas, la subjetividad que el compositor le imprime va de la mano con
estos eventos a los que se busca darles una especie de heroicidad vinculada con
el entorno en el que se cuentan los hechos; esta disputa entre el bien y el mal, que se define también de manera subjetiva - construye figuras que trascienden en
la memoria a través del corrido compuesto en su honor.
Por otra parte, si bien estos temas no llegaron a grabarse e incluirse en un formato
comercial, era el mismo compositor quien realizaba las grabaciones de estos
temas de una manera muy particular buscando con ello poder conservar parte de
su material, sin el afán de lucrar con este, solo por la afición de componer, así nos
cuenta Moisés López Peñuelas.
Esos corridos nunca los grabó ningún conjunto, ni en estudio de
grabación, mi padre los hacia por afición en una grabadora normal, el
ponía su cinta y se agarraba a cantar los corridos así nomás, todavía
hay algunas cintas entre la gente de Pericos174
Como vemos, el hecho de que una composición no recibiera promoción por parte
de los medios masivos y comerciales, no significa que no gozaran de
reconocimiento entre los sinaloenses – específicamente nos referimos a los
habitantes del poblado de Pericos, Sinaloa. Esto nos indica que entre los factores
que generan el gusto y el arraigo hacia las músicas de narcotraficantes esta
presente el recurso de tradición oral y la memoria, como elementos encuentra
manifestaciones concretas a través de estas melodías.
Este es solo un ejemplo de muchos que seguramente existen en las diversas
poblaciones que componen el estado sinaloense, ligadas al contexto de una época
donde el narcotráfico se hacia cada vez mas visible en la entidad.
173
Corrido de “El Capitán y el Teniente”, composición, Maximiliano López Osuna, para encontrar la
letra completa del corrido véase anexos, p. 242
174
Moisés López Peñuelas [Entrevista], loc. cit.
122
Otra de las formas de circulación de las músicas de narcotraficantes interpretadas
con tambora corresponde a aquella que se hace llegar a los consumidores con el
fin de amenizar eventos y festividades propias de su cotidianidad, o simplemente
por el gusto de escuchar “una hora con tambora” frase común dentro del gremio
musical de las bandas sinaloenses.
Es ahí cuando surgen las llamadas “huipas”, lo que significa un constante
peregrinar para los músicos en busca de clientela dispuesta a contratar sus
servicios. Sobre esto nos habla Alfonso Landeros, músico de profesión, al
compartirnos lo siguiente.
Cuando me inicie en la música de banda seria a mediados de los
setenta, participaba en lo que nosotros llamamos “Terribles”, se trata
de formar una agrupación con músicos de diferentes bandas, y como
éramos muy jóvenes, por el atrevimiento y las ganas de comenzar a
tocar no nos importaba ganar mucho, y así fue, recuerdo que
iniciábamos tocando en las cantinas, eventos particulares, fiestas
familiares. Te puedo decir como músico que lo que la gente pide
tiene que ver con el sentimiento, y los corridos que hablan sobre
personajes del narcotráfico en Culiacán son muy comunes cuando la
gente quiere andar alegre, por un gusto, es por eso que yo te digo
que hay una música para cada ocasión175
En relación a esto, durante su trayectoria como ejecutante de la tambora
sinaloense, nuestro entrevistado recuerda que el gusto musical de los culichis
hacia las músicas de narcotraficantes se manifestaba con más fuerza hacia los
años ochenta de acuerdo a las melodías que en aquellos años eran solicitadas por
quienes consumían estas músicas, al respecto nos comparte la siguiente
anécdota.
175
Alfonso Landeros, [Entrevista] Abril 2011, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de
campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre
narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Culiacán Sinaloa.
123
Recuerdo haber tocado corridos de esos personajes del narco, ya
para los ochentas, antes había corridos de esos pero no eran tan
sonados, ya en los ochenta se oía el corrido de Pedro Avilés, por
ejemplo, ese que “le apodaban licenciado”, era muy sonado, lo
pedían mucho176
De esta forma las músicas de narcotraficantes se interpretaban y llegaban a los
culiacanenses a través de dichas prácticas como una alternativa más para
satisfacer un gusto musical compartido ese era el papel de los intérpretes de
tambora sinaloense, quienes cumplían con las demanda musical que solicitaban
sus clientes.
En este sentido, tanto agrupaciones que interpretaron acordeón y bajo sexto como
tambora
sinaloense
incursionaron
en
la
interpretación
de
músicas
de
narcotraficantes, sin embargo la promoción que se efectuaba por parte de las
disqueras correspondía a una proyección local y de ejemplares limitados, esto
impedía que dichos temas llegaran hacia un mercado más amplio.
3.4.- INTÉRPRETES Y SUS ESPACIOS DE ACTUACIÓN: PROPAGANDA DE
LAS
MÚSICAS
DE
NARCOTRAFICO,
NARCOTRAFICANTES
Y
NARCOCORRIDOS
De igual forma hacían sus presentaciones en cantinas y lugares de esparcimiento,
aquí intervienen las dueños de empresas de espectáculos en la circulación de las
músicas de narcotráfico y narcotraficantes es el caso de Emilio Leal Arballo,
propietario de Discos E.L. A. y del centro nocturno que llevaba por nombre “Los
Jacales”, donde hacían presencia diversas agrupaciones locales, ante esto
contamos con el siguiente testimonio
La primer vez que vi a los Luceros del Saucito fue en “Los Jacales”,
después Pepe Cabrera se inició solo, ya le empecé a agarrar el
gusto… y fue cuando comencé pistiar, me acuerdo que me metía a la
176
Ibíd.
124
brava ahí, pues antes no era tan estricto para entrar a esos lugares,
había una semana de Lluvia de Estrellas se presentaban varios
grupos, “Los Intocables del Norte”, Lalo “El Gallo Elizalde”177
Otro de los espacios donde circulaban las músicas de narcotráfico era la cantina
“La Puerta Negra”, también propiedad de Emilio Leal Arballo, ubicada en la colonia
Tierra Blanca, ahí hacían presencia grupos de acordeón y bajo sexto, así como de
música campirana.
El corrido “La Banda del Carro Rojo” lo escuché con Pepe Cabrera,
en la cantina “La Puerta Negra”, yo trabajaba en una obra, ahí en
Tierra Blanca, y los días de raya nos íbamos a echarnos unas
cervecitas, ahí tocaba también Emilio Leal, que era el dueño del
lugar, con Diego su primo, formaban un dueto178
Otra de las agrupaciones que – como mencionamos anteriormente – formaron
parte importante de una generación de músicos que hicieron carrera en el ámbito
local fueron, Los Rebeldes del Norte, mismos que realizaban constantes
presentaciones en “Los Jacales” ya mencionados anteriormente, por lo que
podemos decir que las músicas norteñas predominaban en estos espacios de
esparcimiento y recreación, donde los asistentes pretendían degustar de bebidas
embriagantes además de satisfacer sus gustos musicales.179
De esta forma la interpretación de acordeón y bajo sexto, se presentaba como la
atracción principal, pero a su vez alternaba con interpretes de un basto repertorio
musical, lo que contribuía a complacer gustos musicales diversos, para un público
igualmente diverso, esto gracias al apoyo de empresarios dedicados al oficio del
177
José Luis Parra Valle [Entrevista] Septiembre, 2010, por Juan Antonio Fernández Velázquez
[trabajo de campo] Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los
corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000), realizada en Culiacán
Sinaloa.
178
Oscar Higuera León, [Entrevista] Septiembre 2010, por Juan Antonio Fernández Velázquez
[trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los
corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000), realizada en La Noria,
Imala Sinaloa
179
El Debate de Culiacán, 21 de Mayo de 1984, p. 14C
125
espectáculo quienes encontraron en las músicas una veta importante en la
localidad para atraer ganancias económicas.
Al hablar de las músicas norteñas y su ejecución en cantinas y establecimientos
públicos dedicados a las actividades de ocio, podremos decir que los corridos de
narcotráfico y narcotraficantes, al igual que la interpretación del género ranchero
acompañado de esta interpretación musical formaban parte del repertorio de estas
agrupaciones, como ya hemos mencionado, en caso particular de Los Rebeldes
del Norte, eran considerados por la prensa y la radio como uno de los grupos del
momento, su actuación musical en estos espacios era solamente parte de la
aceptación que recibía del publico culiacanense que gustaba de éstas músicas.
Otra de las agrupaciones con marcado éxito a nivel local fueron “Los Bullangueros
de San Antonio”, quienes tomaron ese nombre por iniciar su carrera en el poblado
de donde son originarios, perteneciente a la sindicatura de Tepuche, Sinaloa, fue
en 1977 cuando Emilio Leal les dio la oportunidad de incursionar ya de manera
formal en un espacio de actuación, con ese nombre, posteriormente su
representante José Beltrán, con miras de realizar lo que seria la primera grabación
discográfica los lanza artísticamente como “Los Intocables del Norte”.180 Es en
1984 aparecen como atracción en “Los Jacales” con el mote de “Internacionales”,
como estrategia publicitaria, alternando con Fiden Astor y Los Ideales del Valle,
agrupación también surgida en la capital culichi181
180
Este dato se puede encontrar en una entrevista realizada a Mauricio Romero, integrante de la
agrupación para El Debate de Culiacán, el 3 de Junio de 2009
181
El Debate de Culiacán, 18 de Mayo de 1984, p. 18 C
126
Los Intocables del Norte, de sus primeras grabaciones donde incluyen corridos de narcotraficantes
(1986) en www.catalogosinaloense.com
En este mismo año, agrupaciones del género norteño aparecen en eventos
dirigidos hacia un público más amplio, es el caso de “Los Rebeldes del Norte”,
quienes se presentan en “El Patio de Doña Alicia”, del Hotel Tres Ríos de la capital
sinaloense, alternando con intérpretes como Lorenzo de Monteclaro, Cornelio
Reyna, interpretes que contaban en su repertorio con músicas de narcotráfico y
narcotraficantes.182
Cabe mencionar que la propaganda de estas agrupaciones en la prensa dependía
en gran medida del costo que los propietarios de dichos establecimientos
estuvieran dispuestos a cubrir para difundir sus servicios y con ello la promoción
de las músicas, de esta forma en recurso publicitario se convierte en una
estrategia importante para proyectar el contenido de la nota y así generar en el
consumidor – lector – en este caso, y gustoso de las actividades de esparcimiento
amenizadas por agrupaciones musicales, un punto de atracción, esto hace posible
diversificar las formas de acceso y con ello llegar a una mayor cantidad de
públicos.
La prensa se convierte entonces en una vía donde circula la promoción musical,
en el caso de las agrupaciones mencionadas anteriormente, éstas contaban
182
El Debate de Culiacán, 13 de Enero de 1984, Op. cit.
127
dentro de su repertorio con temas alusivos al tráfico de drogas y sus personajes,
mismos que comúnmente amenizan el evento haciendo aparición horas después
de haber iniciado el mismo.
La ejecución de los temas de narcotráfico y narcotraficantes depende del número
de ocasiones en que los grupos musicales intervienen durante el transcurso de
este tipo de eventos, pero sobre todo de las “complacencias”, como se les llama a
las piezas que son interpretadas con el fin de satisfacer los gustos del público
asistente.
Es así como los gustos musicales se relacionan con el estado de ánimo de
quienes acuden a dichas cantinas y espacios de recreación donde las músicas de
narcotráfico y narcotraficantes hacen presencia acompañados de la euforia y el
goce, sensibilidades que son motivadas gracias a los efectos de las bebidas
embriagantes.
Por otro lado, encontramos la incursión de tambora y conjunto norteño en centros
de baile de la capital sinaloense, nos referimos a La Diligencia, donde se
presentaban “Los Dinámicos del Norte”, agrupación local, alternando con “Los
Tamazulas de Culiacán”183, durante tres días a la semana la participación de
dichos géneros musicales en estos eventos seria constante hacia mediados de la
década de los ochentas, junto con la interpretación de las músicas alusivas al
trafico de drogas y sus personajes.
Dicha mezcla entre ritmos de tambora y acordeón se llevaría por primera vez en la
entidad a un estudio de grabación durante estos años, a cargo de Los Intocables
del Norte acompañados de la Banda Los Coyonquis de Sergio Tapia, dentro de los
cortes principales de este disco figuraron dos corridos mismos que fueron
compuestos a Baltazar Díaz, narcotraficante sinaloense de esta época: Se les peló
Baltazar y Andamos Borrachos Todos.
Este último tema seria reconocido como uno de sus éxitos incluso fuera de la
entidad sinaloense, interpretándose en eventos televisivos con proyección
183
El Debate de Culiacán, 27 de Mayo de 1984, p. 6C
128
nacional184, lo cual nos demuestra una vez mas la participación de las compañías
disqueras y las empresas de espectáculos en la difusión de las músicas de
narcotraficantes185
En este sentido, aunque predominaban actuaciones de conjuntos de la localidad
no se descartaba la participación de intérpretes de mayor proyección, así como de
agrupaciones que una vez surgidas en la entidad sinaloense adquirieran
reconocimiento en Estados Unidos, finales de esta década comienzan a divulgarse
los eventos de carácter masivo, donde hacían presencia agrupaciones
sinaloenses, como es el caso de Los Tigres del Norte, de quienes es importante
destacar el poder mediático que los originarios de Rosa Morada, Mocorito
representaron – y aun representan - más allá del territorio nacional. Lo anterior lo
demostramos a través de información localizada en la prensa local, en marzo de
1988, donde a Los Tigres del norte se les anuncia como ganadores de los premios
Grammy en su categoría México-Americana, por su disco “Gracias América sin
Fronteras”.
A raíz de la premiación, el 23 de abril del mismo año se presentan en Culiacán,
teniendo como escenario la explanada del “Parque Recreativo Constitución”. La
nota encontrada en la prensa expresaba lo siguiente: “Llegan a Culiacán” Los
Ganadores del “Grammy” “Tigres del Norte”, alternando con el grupo “San Diego”
y “Siete Leguas”.186
En este sentido, la imagen genera usos variados, pues el hecho de proyectarlos
como “ganadores del grammy” pasa a segundo plano, ya que el grupo conformado
por Jorge Hernández y compañía, por sí mismo generaba polémica, sobre todo
tomando en cuenta que
esto sucede un año después de que el entonces
gobernador de Sinaloa Francisco Labastida Ochoa presentara un programa estatal
suprimiendo la exaltación de la violencia que según el punto de vista
184
Entrevista a la agrupación realizada por el periódico local, Noroeste, puede consultarse en
http://www.noroeste.com/expresion/intocable/index.html
185
Aunque cabe aclarar que por el contenido del corrido donde se hace alusión al festejo, música,
y el consumo de alcohol, es difícil que este pueda percibirse como un corrido de narcotraficantes a
los oídos de quienes no conviven en el entorno sinaloense, de ahí que sea interpretado en eventos
llevados a cabo por televisoras nacionales.
186
El DEBATE, de Culiacán, 4 de marzo de 1988, p. 16 C y 23 de abril de 1988, p. 14 C
129
gubernamental, promovía el corrido de narcotráfico y narcotraficantes en todo el
estado. Sin embargo, durante la presentación en vivo, Jorge Hernández y
compañía no se limitarían en su repertorio musical.
A diferencia de las cantinas, mencionadas al principio como espacios en los que
circulan las músicas, en donde una de las actividades de ocio es ingerir bebidas
alcohólicas acompañadas de las piezas musicales, en los eventos realizados en
espacios de actuación mas amplios el disfrute de las melodías va acompañado del
baile, lo que presume una convivencia entre hombre y mujer, es preciso
mencionar que dicho baile presenta peculiares características que lo distinguen de
otros lugares de la República Mexicana, esto expresado en estructuras
coreográficas que son consideradas ya una tradición en el noroeste de México y
aun dentro de éste, cuentan marcadas distinciones.187
De esta forma, el baile permite a los involucrados una relación estrecha,
olvidándose en ocasiones de la letra de la melodía y concentrándose en la danza
y la relación afectiva, sin embargo es importante apuntar que en algunos casos,
como sucede en este tipo de eventos existe gente que no practica el baile
entablando una relación diferente, mas apegada a la escucha y a la letra de la
pieza musical.
En el caso de las músicas de narcotráfico y narcotraficantes, hablando
específicamente de Los Tigres del Norte la interpretación de dichas músicas se
convierten en el clímax del evento, donde es común escuchar gritos clifidos como
muestra de gozo y euforia, como una forma en la que los asistentes expresan sus
emociones.
En este sentido los espacios dedicados a la práctica y difusión musical propician
las formas de consumo de las piezas dedicadas al tráfico de drogas y sus
personajes. Posteriormente, ya iniciada la dedada de los noventa, la interpretación
de dichas músicas en conjunto con tambora sinaloense se distingue por insertarle
voz al acompañamiento musical, es así como aparecen interpretes como Antonio
187
Respecto al baile y sus implicaciones en la tradición musical norteña, vease Rubén Tinajero
Medina, María del Rosario Hernández. El narcocorrido: ¿Tradición o Mercado?, Op, cit.
130
“El Güero” Delgado, en compañía de “La Banda Mocorito”, presentándose en el
centro de baile “El Trovador”188
Durante toda esta década proliferaron dichos eventos donde la interpretación de
tambora sinaloense era la atracción principal, llevándose incluso a amenizar las
fiestas religiosas realizadas en sindicaturas pertenecientes a la capital, tal es el
caso del poblado de Quila Sinaloa y los festejos a su santo patrono, mismos que
son esperados cada año con ansia por sus pobladores y no pocos visitantes,
quienes acuden desde los distintos municipios de la entidad. Ahí aparecen los
Intocables del Norte, acompañados de Los Nuevos Coyonquis para interpretar sus
músicas entre las que destacan, los corridos de narcotraficantes.189
Es en esta década cuando aparecen en escena Los Tucanes de Tijuana,
albergando el concurrido “Estadio Carta Blanca”, cuya función original es la
celebración de encuentros deportivos, particularmente Béisbol; sin embargo,
gracias a la colaboración de las empresas de espectáculos y compañías
cerveceras encargadas de organizar eventos, que estas agrupaciones acuden a
amenizar con su repertorio musical.
La propaganda anuncia, “El baile de los más buscados”, este mote publicitario
hace alusión a un narcocorrido, mismo que funcionó como corte promocional de
su disco producido en 1998, notamos que predomina la alternancia musical de
tambora sinaloense, siendo los oriundos de Guamúchil Sinaloa quienes se
presentan como estelares del citado baile, referidos como una agrupación cuya
influencia musical impregna tanto en México como Estados Unidos.
De esta forma, la propaganda y circulación musical involucra a otros elementos
como lo son prensa, televisión y radio, este baile fue anunciado por los tres
medios masivos, incluso a través de las estaciones radiofónicas se ofrecieron
boletos de manera gratuita para asistir al evento. Cabe destacar que la
interpretación de las músicas de narcotráfico, narcotraficantes y narcocorridos
predomina en este tipo de presentaciones donde regularmente las músicas van
188
189
El Debate de Culiacán, 30 de Septiembre de 1992, p. 8C
El Debate de Culiacán, 1 de Febrero de 1997, p. 12C
131
subiendo de tono conforme avanza la noche, aunque la interpretación musical
depende también de las peticiones del público asistente.
Desplegado que acostumbran utilizar las empresas de espectáculos para promocionar eventos
190
musicales, colocándolos en los principales puntos de la ciudad de Culiacán (1999)
Este mismo inmueble le daba cabida a diversas agrupaciones del género norteño,
conocidas no solo por el publico sinaloense sino también en diversas partes de
Estados Unidos, nos referimos a “Los Canelos de Durango”, quienes son
originarios de Cosalá Sinaloa, mas toman ese nombre por ser la población de
Canelas Durango donde iniciaran su carrera artística, amenizando las fiestas y
eventos privados en dicha comunidad.
Anterior a la noche del baile en la capital sinaloense, la prensa local, coloca una
nota en la que relatan su trayectoria artística, destacando la interpretación de
narcocorridos dentro de su repertorio musical.
Luego de una intensa gira de trabajo por los Estados Unidos, llegan a
esta ciudad Los Canelos de Durango, para festejar en grande sus
primeros diez años de carrera artística, sus resonados éxitos han
190
Tomado del libro de Elijah Wald anteriormente citado.
132
traspasado fronteras, sus
corridos son muy solicitados, son
creadores de innumerables éxitos entre ellos Andan pistiando los
plebes, Orden de aprensión y muchos mas.191
Recordemos que, como hemos citado páginas atrás, la petición a censurar los
contenidos de las músicas de narcotráfico y narcotraficantes hacia finales de los
ochenta no se extendió solamente a la radio sino también hacia la prensa y
televisión locales, tras esta nota, expresamos que tal decreto parece obsoleto,
trece años después de acuerdo al año en el que aparece en su sección de
espectáculos (2000) ante los intereses de la prensa local, en el entendido de que
difundir este tipo de reportajes significa recibir un incentivo económico por parte de
las compañías promotoras del evento musical, así como de los representantes de
la agrupación.
De esta forma, la censura de estos temas queda solo en el discurso mas no en la
práctica, pues la prensa continua promoviendo la difusión de estos temas tanto en
los centros de baile y eventos masivos, como los materiales discográficos que
contienen dichos temas. Este ejemplo lo encontramos una vez mas entre las
agrupaciones acostumbradas a presentarse en la capital sinaloense, es el caso de
“La arrolladora banda El Limón”, de René Camacho, a quien El Debate de
Culiacán le dedica una entrevista para promocionar el evento entonces realizado
en Salón Las Flores, en dicha nota se cuestiona al representante de la banda
respecto a la interpretación de “corridos fuertes” como la prensa los cataloga, a lo
que éste responde.
Desde siempre en todas las grabaciones siempre participamos con
uno, de hecho témenos un disco que se llama Corridos arrolladores,
ahí pusimos varios siento que se pasó de la raya está un poquito
fuerte, tiene muy poquita difusión radiofónica y se hizo para tenerlo
dentro del mercado, gracias al publico que esta haciendo de
191
El Debate de Culiacán, 14 de Abril de 2000, p. 29C
133
¡Arrolladora! Banda El Limón una de sus favoritas, me encanta, hay
buenas ventas.192
Notamos que el interés por parte del representante de la agrupación de incluir
músicas alusivas al narcotráfico, sus personajes y sus excesos se debe a las
posibles ganancias económicas que puedan generarse con la venta de dicho
material, algo que ya en estos años se veía mermado debido al despunte de la
piratería discográfica gracias a la utilización de recursos virtuales como Internet.
Las notas periodísticas presentadas en este apartado no tienen otra intención que
expresar una forma de promoción de las músicas de narcotráfico, narcotraficantes
y narcocorridos, así como también destacar los espacios de actuación de los
distintos intérpretes que figuraron en la localidad durante los años que
corresponden nuestro estudio.
Esto como elementos donde circulan y confluyen dichas músicas, con el fin de
satisfacer gustos musicales y consumos diversos por parte de quienes asisten a
estos eventos, tanto en cantinas como en espacios abiertos adaptados para su
celebración, todo esto a pesar de la aparente censura de los medios masivos.
Sin embargo, esto no fue impedimento para que la producción y circulación de
estas músicas siguiera su curso, de ello hablaremos en el siguiente apartado,
donde destacamos la circulación y el surgimiento de nuevas agrupaciones e
intérpretes, con el fin de cubrir una demanda hacia los sinaloenses radicados en
otros espacios, como es el caso de la frontera norte de México, en específico los
límites entre Tijuana y California, en Estados Unidos.
192
El Debate de Culiacán, 1 de abril de 2000, p. 14C
134
3.5.- CIRCULACIÒN DE LAS MÚSICAS DE NARCOTRÁFICO A LOS
NARCOCORRIDOS: EL CASO DE LOS SINALOENSES EN TIJUANA Y
CALIFORNIA.
El siguiente apartado inicia con la entrevista realizada Manuel Magdaleno Cañedo,
dedicado a la venta de discos por cuarenta años en la tienda “Centro Musical”
ubicada en Tijuana Baja California, sobre las músicas que circulaban en Tijuana
en la década de los 70´s en esta ciudad destaca una marcada variedad, entre las
que destacan aquellas de origen México Americana
Pues se vendía recuerdo, también la música rocanrolera mexicana,
los Freddys, que son de acá de Tijuana, los solitarios, los Moon
Lights, Roking Devils grupos de rock and roll... Que dieron muchos
temas muy bonitos, también de música romántica, la música disco,
por ejemplo de Gloria Gaynor era la música de aquella época.193
En el análisis hay que considerar también la influencia de la música rocanrolera y
disco de acuerdo a la cercanía con los gustos Estados Unidos Estas tuvieron
también proyección en los sinaloenses que migraron hacia esta ciudad fronteriza,
ante ello expresa José Armenta.
Recuerdo la música de lo que ahora le llaman oldie´s, nos íbamos a
la disco mi mujer y yo, recuerdo esas eran nuestras salidas cuando
novio la OH’ Disco era una de ellas, en la avenida Revolución; de la
música rocanrolera te diría que la mayoría eran covers de grupos
norteamericanos, de ahí salieron artistas de rock and roll que
tocaban en México.194
193
Manuel Magdaleno Cañedo, [Entrevista] Noviembre 2010, por Juan Antonio Fernández
Velázquez [trabajo de campo],
Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y
representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000)
realizada en Tijuana, Baja California, México.
194
José Armenta [Entrevista] Noviembre 2010, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de
campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre
narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Tijuana, Baja California,
México.
135
Esta era también parte de la circulación de las músicas que marcó época en la
ciudad fronteriza, de lo cual los sinaloenses compartieron, a la par de la músicas
norteñas, en una época donde las músicas de narcotráfico estaban por tomar
auge, según nos cuenta nuestro entrevistado Manuel Cañedo
Pues te diría, los Tigres con La Banda del Carro Rojo fueron un
madrazo, ahí si la pedían no solamente Sinaloenses, sino también
Tijuanenses y de todos lados, más del otro lado, todo mundo
escuchaba La Banda del Carro Rojo fue la que les pegó a ellos más
que todas acá en Tijuana195.
Los Tigres del Norte, La Banda del Carro Rojo (1975), versión remasterizada por Fonovisa
(fotografía) Juan Antonio Fernández Velázquez.
De acuerdo a las ilustraciones anteriores, cabe mencionar que entre la discografía
de El Cheque y La Banda del Carro Rojo, - existen tres años de distancia en
cuanto a su producción y salida al mercado, el primero de estos en su oferta
musical le da más peso a la canción ranchera, mientras que en el segundo
material las músicas de narcotráfico aparecen como corte promocional, además
notamos unos Tigres del Norte más renovados en cuanto a imagen y vestimenta,
muy similares a las agrupaciones de Rock and Roll Mexicano, las cuales fueran
195
Manuel Magdaleno Cañedo, [Entrevista], loc. cit.
136
promovidas a nivel nacional gracias a la influencia musical estadounidense,
dirigida a un público en específico, en tanto que durante periodo de mediados de
los setenta aparecería un conglomerado juvenil en las sociedades urbanas con
gustos y demandas específicas, que buscaban diferenciarse de sus mayores
demandando
productos
preocupaciones
culturales
próximos
a
sus
intereses
deseos
y
196
, entre estos se involucran aquellos que tienen que ver con los
gustos musicales.
En este sentido, la agrupación de los hermanos Hernández buscando llegar a un
público más amplio, con las variantes de imagen e innovación instrumental, en los
que sustituyen instrumentos de cuerda y percusiones como el contrabajo o
“tololoche”197 y tarola e incorporan batería, bajo eléctrico y saxofón, propios de las
músicas anglosajonas, esto también explica su promoción en la ciudad fronteriza
de Tijuana y la posibilidad de llegar a quienes comparten el gusto por las músicas
de narcotráfico, entre estos los sinaloenses radicados en dicha ciudad.
Las innovaciones instrumentales influyen en la permanencia y construcción de
gustos musicales por parte de quienes consumen estas músicas de manera que
aquellos que tienden a escuchar las melodías del género norteño encuentran a los
temas alusivos al tráfico de drogas la continuación de un gusto que se transmite
por generaciones propiciando también consumos diversos.
Por otro lado, en las últimas tres últimas décadas, del siglo XX, las ciudades de la
frontera norte, entre estas Tijuana, se caracteriza por un crecimiento demográfico
y económico notablemente más dinámico que las del centro del país. Según cifras
estadísticas Tijuana presentó tazas de crecimiento notablemente altas, y
superaron incluso a las observadas en las tres metrópolis de mayor tamaño en el
196
Octavio Ortiz Gómez, “Rock and Roll, cultura y memoria colectiva en un mundo global”, México,
Secuencia, revista de publicación trimestral, septiembre-diciembre, Instituto Mora, 2008, pp. 157 –
159
197
Nombre con el que se le conoce al contrabajo en el norte y noroeste del país
137
país recibiendo población proveniente de los estados de Sinaloa, Jalisco y
Michoacán, respectivamente198
En torno a ello encontramos que uno de los elementos de suma importancia para
la consolidación de las músicas en determinada región son las migraciones, esto
explica que diversas agrupaciones se trasladaran a la ciudad de Tijuana con el
objetivo de encontrar en la música una actividad rentable, dirigida a diversos
públicos, entre estos los sinaloenses que radican en dicha ciudad fronteriza.
Hacia la década de los setentas, existían también espacios destinados para el
consumo de las músicas, con ello recreamos las formas de entretenimiento de los
sinaloenses, se trataba de eventos a la intemperie que se hacían cada año en los
meses de septiembre, en ellos se realizaban actuaciones musicales, todo ello con
la intención de amenizar eventos dirigidos a públicos diversos199, ante esto
contamos con el testimonio de Antonio Padilla, quien tras laborar por algunos años
en estos eventos, nos comenta.
Eran carpas, se les llamaba así, eran fiestas al aire libre, esta era “La
Carpa el Sinaloense” dentro de las “Las Fiestas Patrias”, llevaban a
la Banda el Recodo con Don Cruz Lizárraga y también mariachis, era
el gancho para atraer a toda la gente de Sinaloa que había allá200
De acuerdo al testimonio anterior encontramos quela música de tambora contaba
con una mayor proyección en eventos masivos a nivel regional, aun a mediados
de la década de los setentas, debido a la presencia de agrupaciones provenientes
de tierras sinaloenses, Esto nos da cuenta de la participación de empresas de
espectáculos dedicadas a la promoción musical y en este caso a difundir músicas
198
María Eugenia Anguiano Téllez, “Migración en la frontera norte de México, y su relación en el
mercado de trabajo regional”, en Papeles de Población, n°17, Julio – Septiembre, Universidad
Autónoma del Estado de México, México, Toluca, 1998, pp. 64 – 67
199
El Heraldo de Baja California, 8 de septiembre de 1975, p.12 A
200
Antonio Padilla Velarde, [Entrevista] Septiembre 2010, por Juan Antonio Fernández Velázquez
[trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los
corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) , realizada en Culiacán
Sinaloa, México
138
de tambora con el objetivo de llegar hacia el público sinaloense radicado en
Tijuana.
También se contaba con música de mariachi, misma que desde la primera mitad
del siglo XX fue proyectada a través de los medios masivos como parte de las
“imágenes nacionales” creando un estereotipo no solo al interior del país sino
también hacia el extranjero201 con lo que podemos decir entonces que la ciudad de
Tijuana se caracterizó por alojar géneros musicales muy variados.
Esto es solo una muestra de la riqueza cultural que le imprime su condición de
frontera, lo cual también influye en el desarrollo de diversos gustos musicales que
sus habitantes demandan, en esto participaron medios de comunicación como es
el caso de las radiodifusoras, cuyas frecuencias se transmitían tanto en Tijuana
como en las ciudades estadounidenses que colindan entre la línea divisoria con el
territorio mexicano.
En cuanto a la difusión de las músicas en las estaciones de radio tijuanenses,
encontramos una marcada presencia de músicas norteamericanas, las frecuencias
que había en ese momento eran XGBQ, XEXX, XEAZ, RCN; esta última transmitía
música norteña y de acuerdo al
testimonio de nuestro entrevistado, Manuel
Cañedo, fue la primera estación que difundió a “Camelia la Texana” y la “Banda
del Carro Rojo”, siendo participe del éxito de estas melodías.
Dentro de esta hibridación de gustos musicales y la forma en que convergen y
circulan, estas músicas, Manuel Cañedo nos explica que en su ciudad, la música
norteña tomo presencia a partir de otras agrupaciones como “Los Broncos de
Reynosa”, “Los Alegres de Terán”, donde destacan los temas sobre contrabando
hacia la frontera, esto debido a la falta de agrupaciones locales, pues los jóvenes
Tijuanenses crecían escuchando músicas norteamericanas202
esto dio como
201
La diversidad de músicas a lo largo de la república mexicana quedarían bajo el yugo del charro,
la china poblana y la música de mariachi, como una forma de definir “lo mexicano”, propio de una
visión centralizada, sin embargo, dicho cuadro tuvo que ceder a ciertas concesiones regionales
ampliando el reconocimiento a otros géneros musicales, al respecto véase, Ricardo, Pérez
Montfort, Estampas de Nacionalismo Popular Mexicano, México, CIESAS, 2003, pp. 128 – 130
202
Manuel Magdaleno Cañedo, [Entrevista], loc. cit.
139
resultado que agrupaciones musicales de origen sinaloense entraran al mercado
fronterizo buscando llegar al gusto de sus coterráneos
Pues se puede decir que un 40% de la clientela es sinaloense, aquí
hay mucha gente de allá que se quedó a vivir, buscan esa música,
pero hay una cosa, no todo el tiempo hubo furor por los corridos acá
en Tijuana, después de “La Banda del Carro Rojo”, hubo como un
apagón hasta los 85 con “Los Incomparables”, “Los Dinámicos”; casi
no había grupos norteños locales, había uno que se llamaba “Los
Cinco del Norte”, ellos empezaron a tocar corridos pero no pegaron,
sacaron pocos discos203.
En relación a esto, a partir de la década de los 80´s Tijuana dejó de ser solamente
un lugar de cruce hacia los Estados Unidos para convertirse en ciudad destino
gracias a ello fue adquiriendo un carácter más definido como receptora de
migrantes de diversas partes de la República204, entre estos sinaloenses, quienes
se asentaron de manera importante en la ciudad.
Este hecho trajo como consecuencia el surgimiento de agrupaciones musicales
formadas en Tijuana por migrantes sinaloenses, reafirmando un gusto musical y
buscando un mercado existente hacia el consumo de las músicas de narcotráfico.
Un ejemplo de esto son “Los Incomparables de Tijuana”, agrupación originaria de
Guamúchil Sinaloa, que sacaría al mercado en 1987 su disco titulado “La
Camioneta Gris”, causando un marcado éxito entre el público sinaloense, sobre la
popularidad de esta agrupación Juan José Cueto nos comenta.
Otro grupo que tocaba “corridos gallos” eran los Incomparables de
Tijuana, un disco donde venía el corrido de “La Camioneta Gris” que
sacarían después los Tigres del Norte, pero los Incomparables
203
Ibíd.
Juan José Delgado, Los Migrantes en Tijuana, México, Universidad Iberoamericana, primera
edición, 1996, pp. 14 – 15
204
140
pegaron más con el corrido de “El Numero Uno” y la de “El Señor”,
ese todavía me lo piden mucho.205
Por su parte, Magdaleno Cañedo comenta que de acuerdo al gusto musical de los
sinaloenses; “Los Incomparables del Tijuana” se convirtieron en un icono
representativo de las músicas sinaloenses norteñas a mediados de la década de
los ochentas y agrega.
De ellos el disco de “Sabiendo Quien era yo” y “El Numero uno” los
más pedidos y no solamente por sinaloenses gente también aquí de
Tijuana y del otro lado, fue un disco muy sonado, ellos iniciaron en la
Avenida Revolución, como la mayoría, en las cantinas, buscando
clientela, hasta que Alejandro Ruiz, dueño de “Las Pulgas” les dio la
oportunidad, eso fue lo que les dio proyección a nivel local. Te podría
decir que ellos son el grupo más representativo de música norteña en
Tijuana, y muy gustados por los sinaloenses, a falta de grupos
tijuanenses de música norteña, ellos hicieron época206
Este es un ejemplo de como los propios sinaloenses se encargaron de configurar
las músicas que a su vez consideraban propias; con el surgimiento de estas
agrupaciones se generó una libre circulación de las músicas de narcotráfico y
narcotraficantes de la frontera Tijuanense hasta Sinaloa. Toman ese nombre por
ser la ciudad de Tijuana quien les abre las puertas para el éxito, con su estilo, a
raíz del impacto musical obtenido tras la interpretación de corridos de narcotráfico.
El mote de la agrupación también tiene que ver con estrategias comerciales, con
el objetivo de entrar en el gusto de un público mas amplio ante la tendencia
migratoria que se suscitaba en dicha ciudad para estos años. Así las músicas
contribuyen a configurar identidades expresadas en los consumos de quienes
gustan de escucharlas y en el caso de las músicas de narcotráfico y
narcotraficantes, es común entre inmigrantes sinaloenses acudir a eventos donde
205
206
Juan José Cueto, [Entrevista], Octubre, 2010 loc. cit.
Ibíd.
141
estas
músicas
confluyen,
encontrando
una
manera
de
expresar
sus
sensibilidades, lo que se convierte en un acto colectivo, teniendo en común la
añoranza hacia el lugar de origen.
Es así como esta agrupación comienza a tomar fuerza; esto los llevó a
presentarse e inaugurar uno de los centros de baile más representativos de la
época, caracterizado por albergar conjuntos y bandas de viento, con el fin de
llegar hacia el público sinaloense residente en dicha ciudad fronteriza, sobre ello
contamos con el siguiente testimonio.
Yo me fui a Tijuana en el 88, en ese tiempo andaban pegando con
tubo los incomparables, “Las Pulgas” estaba de moda, empezaron a
tocar ahí cuando grabaron los corridos esos de “El Numero Uno”. Se
presentaban todos los sábados.207
Por otro lado, sus éxitos llegarían hasta Sinaloa, entrando en el particular gusto de
los habitantes de la ciudad de Culiacán y poblados cercanos, lo cual hace notar la
circulación musical, al respecto nos comenta nuestro entrevistado al preguntarle
sobre los éxitos de la agrupación y su gusto por dichas músicas.
Pues de las que me gustaban, “La camioneta gris”, “el cuerno de
chivo”, la mayoría de los cassete me los prestaban, otros los
compraba, recuerdo que los escuchaba a veces andando en la calle
en el Walk Man, que en aquel tiempo estaban de moda208
Esto demuestra que las músicas de narcotráfico son apropiadas por quienes
gustan de escucharlas, de tal manera que dichas agrupaciones se convierten en
integradoras de un gusto musical por parte los sinaloenses que habitan en la
frontera tijuanense, es así como debido al marcado éxito de la mencionada
agrupación surgen otros intérpretes intentando imitar su estilo musical, tomando la
música como parte de un oficio familiar; nos referimos a “Los Tucanes de Tijuana”.
207
208
José Luis Parra Valle [Entrevista], loc .cit.
Jesús Salazar, [Entrevista], loc. cit.
142
Estos últimos, un grupo norteño formado por cuatro integrantes de origen
sinaloense, partieron hacia Tijuana, cada quien en distinta fecha y sin ser músicos
todavía, mantenían la inquietud de aprender ese tan noble oficio que era parte de
toda una herencia familiar. Mario Quintero Lara, líder de la organización, es
sobrino de Los Incomparables de Tijuana, quienes en todo momento le brindaron
apoyo para que, junto con su primo hermano Joel Higuera lograra la concreción de
su proyecto musical. Fue Mariano Quintero, tío de éstos, quien les compró sus
primeros instrumentos, con el fin de hacerles partícipes en sus actuaciones por la
ciudad fronteriza de Tijuana.
Fue en 1987 cuando Los Tucanes comenzaron a tocar de forma regular en las
cantinas “Razas Club” y “El Ejecutivo” de la ciudad de Tijuana, mientras que en
Sinaloa sus espacios de actuación se limitaban a fiestas familiares y bailes al aire
libre, su estilo era muy similar al de “Los Incomparables”, situación por la que
fueron cuestionados, sobre los inicios en su carrera artística y su contacto con el
público sinaloense, nuestro siguiente entrevistado nos comenta.
Los Tucanes cantaban en un lugar que se llamaba El Ejecutivo, se
presentaban, martes y jueves, en un principio tocaban lo que la gente
les pedía no nada más puro corrido, tocaban canciones de repertorio
variado. Con los corridos empezaron después, ya como en los
noventa eran conocidos por sus corridos, fue cuando agarraron su
propio estilo.209
A finales del año referido salió al mercado su primera producción musical, la cual
se titula “La Canelera”, con el respaldo de Cadena Musical, disquera de
Guadalajara Jalisco. Fue hacia 1989 cuando aparecen por primera vez en su
quehacer musical las músicas de narcotráfico, con el tema “Clave Privada”,
composición de Mariano Quintero, este tema los llevó a colocarse en el gusto del
público sinaloense y fronterizo radicado en la ciudad de Tijuana, de ahí que
decidieran nombrar a la agrupación “Tucanes de Tijuana”. Su despegue en cuanto
209
José Luis Parra Valle [Entrevista], loc .cit.
143
al éxito fue impulsado en gran medida por las composiciones sobre narcocorridos,
entre los que destacan El Centenario, (1993) y Mis Tres Animales (1995), este
último, tema caracterizado por la utilización de un peculiar lenguaje.
Otro intérprete de suma importancia fue Rosalino “Chalino Sánchez” cuya fama
comenzó a crecer tiempo después de su asesinato ocurrido el 15 de Mayo de
1992, en Culiacán Sinaloa. A partir de entonces surgieron una gran cantidad de
intérpretes de músicas de narcotraficantes y narcocorridos, buscando imitar su
estilo y voz, algunos de ellos lograron consolidarse, otros tantos a diferencia de
Rosalino quien aún penetra en la memoria colectiva la población, han quedado en
el olvido.
“Chalino” inició su aventura por la unión americana como intérprete de corridos en
“El Parral”, un bar ubicado en el centro de Los Ángeles California, caracterizado
por albergar público de origen sinaloense, donde el mismo “Chalino” era un cliente
continuo; en ese lugar participaba como aficionado, siendo parte de la variedad
musical acompañado por la banda “Los Huejoteños de Badiraguato”, fue así como
lo que parecería un pasatiempo se convertiría en una forma de ganarse la vida.
Así empezó Chalino a cantar, en sus primeras presentaciones lo
hacía gratis, sin cobrar ni un cinco, solo para darse a conocer, ahí
cantaba con banda, de repente se bajaba del escenario y se tomaba
unas cervezas con nosotros, era buen camarada.210
“Chalino” Sánchez, sabía que no era buen cantante pero que por lo menos podía
entonar la letra de un corrido. Entró por primera vez en un estudio de grabación en
1986, con su grupo Los Cuatro de la Frontera,
las primeras grabaciones
estuvieron a cargo de su propia compañía disquera Rosalino Records (RR) en los
Ángeles California, en un principio sus producciones no estarían a disposición del
público, ya que solamente las realizaba sobre pedido, es decir, componía corridos
210
Fernando Leyva Armenta [Entrevista] Noviembre 2010, por Juan Antonio Fernández Velázquez
[trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los
corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Los
Ángeles, California, Estados Unidos.
144
a personas que pagaban por ello. Su voz, nada bonita, era un desentonado
gimoteo nasal que sonaba tieso y forzado, especialmente en sus grabaciones
Ya después el segundo material lo hizo con banda, con la “Banda
los Guamuchileños” Y el ingeniero le decía, Oye ahí está desafinada
la trompeta, y ahí estas desafinado tú. La respuesta de Chalino
explico su propósito, “No loco así como está. No los quiero para
vender, nada más para que cada cabrón oiga su corrido y que ya se
lo grabé”211
Así fue con los primeros cassetes. Chalino grababa quince corridos. Para la
tercera grabación sus clientes le estaban pidiendo copias para repartir a sus
amigos. Se vendieron fácilmente y llegaron pedidos para más, y así Chalino se
convirtió poco a poco, en un cantante profesional; transcurrieron varios años antes
de que llegaran las multitudes a verlo, pero ya la gente se quedaba impresionada
con su estilo único.212 En relación a la popularidad de Chalino y su contacto con el
público sinaloense en la frontera de Tijuana y los Estados Unidos, contamos con el
siguiente testimonio.
Y más se hizo la fiebre cuando salió Chalino Sánchez, se escuchaba
en Tijuana pero también en el otro lado, yo lo conocí en un baile allá
en los Ángeles en el centro de baile “El Farallón”, me acerqué al
templete a pasarle en un papelito el nombre de un corrido que me
tocara, él se agachó para tomar el papel cuando una mesera y se
tropieza conmigo y nos vacía todo lo que traía en la charola.213
Su manera de interpretar lo acercaba a la gente, al parecer la atención, se
centraba en su voz, en lo que decía; los corridos de Chalino sirvieron para unificar
a una comunidad, que en el contexto estadounidense se percibe a si misma con
211
Elijah Wald, Narcocorrido, Op. cit. p.72.
Ibíd.
213
José Luis Parra Valle [Entrevista], loc .cit
212
145
muy poco poder real; Rosalino le cantaba a la gente “que no se deja” y eso tiene
una resonancia especial para el mexicano en los Estados Unidos214
Los espacios de confluencia entre estas músicas y la población sinaloense se
proyectan en experiencias, donde el objetivo es disfrutar de las melodías
entonadas por el intérprete en la mayoría de los casos acompañado con música
de banda, y así reencontrarse con una parte de aquello que sienten propio, en
relación a esto, nuestro entrevistado agrega. ”Chalino tenía algo diferente, a todos
los demás era muy original, en su forma de hablar, hablaba como uno, sentías
como si estuvieras hablando con alguien de los tuyos.”215
Por otra parte, la figura de Chalino Sánchez manifestó una marcada popularidad
en sinaloenses radicados en la ciudad de Tijuana, en cuanto a su promoción y
ventas de discos de acuerdo a las características de los consumidores, Magdaleno
Cañedo nos comenta.
Chalino fue todo un caso, en los 80´s se oía mucho acá y más en el
otro lado, pero cuando murió se oía mucho más, al principio a mí me
venían a comprar mucha gente sombrerada, de rancho que vive acá,
que son sinaloenses, y cuando su muerte, venía mucho morro a
comprarlo, se volvió un ídolo.216
En relación a esto, de acuerdo a la popularidad de Chalino y su contacto con el
público sinaloense, tanto en el medio rural como en la ciudad de Culiacán
plasmamos el siguiente testimonio de uno de nuestros entrevistados Jesús Niebla
Salazar217, quien nos comenta como se desarrolló una de las presentaciones del
referido cantante.
Lo conocí ocho días antes de que lo mataran, una fiesta de Jorge
Castro “El Coquio”, un cuñado mío es tío de él y pues me invitaron, le
214
Pablo Jaime Sainz, Crónicas Chuntaras: la música de la plebada, México, CONACULTA, Centro
Cultural Tijuana, 2009, p .37 – 39
215
José Luis Parra Valle [Entrevista], loc. cit.
216
Manuel Magdaleno Cañedo, [Entrevista], loc. cit
217
Jesús Niebla Salazar, Oriundo de Culiacán Sinaloa, nos comenta sobre su gusto musical y su
contacto con el intérprete Rosalino Sánchez.
146
toco allá en recoveco, era una fiesta familiar pero había de todo pues
también tomadera, pero pura familia y pues Chalino tocó de todo
canciones pa’ bailar y corridos.218
Tenemos entonces que la circulación de las músicas de narcotraficantes, se
genera también en diversos espacios, aquellos donde la gente tiene contacto
directo con las formas de convivencia, ocio y recreación, como lo son las fiestas
de las que éstos interpretes suelen formar parte, dicho escenario establece un
ambiente propicio para el consumo de los corridos de narcotraficantes.
Una de las características de los corridos de narcotraficantes interpretados por
Rosalino Sánchez Félix, es que no enfatiza en las actividades de tráfico de drogas
del personaje al que se hacía referencia en sus letras, parte de esto nos comenta
nuestro entrevistado al preguntarle la razón de su gusto hacia los éxitos del
referido cantante.
Pues será porque era corrido limpio, habla de un hombre, de
valentía, que andaba armado sí, pero no menciona que le haya
hecho daño a nadie ni cosas de esas, y pues eran corridos que se
escuchaban en aquel entonces219
De este modo observamos como los procesos de circulación generan el receptor
consumos diferenciados hacia los corridos de narcotraficantes. En el caso de
nuestro entrevistado, al referirse a un “corrido limpio”, destaca las virtudes
proyectadas en la melodía, resignificando el valor que se le da al personaje, y con
ello apropiándose del mensaje, dejando entrever también sus gustos musicales.
Una de las agrupaciones que surgen a raíz de su desaparición, fueron, “Los
Amables del Norte” a cargo de Ignacio Hernández, mismo que formara parte del
grupo “Los Cuatro de la Frontera”, con el cual Rosalino Sánchez acostumbraba
218
Jesús Niebla Salazar, [Entrevista] Septiembre 2010, por Juan Antonio Fernández Velázquez
[trabajo de campo] Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los
corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000), realizada en Culiacán,
Sinaloa.
219
Ibíd.
147
amenizar sus presentaciones. Es así como encontramos un disco de Los Amables
del Norte (1993) bajo la dirección de José Ángel Cabrera, conteniendo temas
como “El Compa Salvas” y “Pacas de a Kilo”220 con Balboa Records, este último
de la inspiración de Teodoro Bello, tema
con características propias,
proporcionando un juego de palabras que atraen la atención del público y que a
través de sus frases provocan un sinfín de interpretaciones.
El éxito de este tema estuvo a cargo de los Tigres del Norte, producción llevada a
cabo en el mismo año, en una versión distinta; este fue uno de los corridos con
mayor popularidad después de “Camelia la Texana”, que a su vez desató gran
controversia ya no solo por el contenido de sus letras sino por una supuesta
dedicatoria a un conocido narcotraficante sinaloense.
Por otra parte, los gustos y consumos musicales variaron de acuerdo a la
promoción y circulación de los temas de narcotráfico y narcotraficantes, de tal
manera que, agrupaciones como “Los Tucanes de Tijuana”, comenzaron a entrar
en el gusto musical de los jóvenes sinaloenses a partir de los años noventa, con
un nuevo repertorio, en cuanto a sus letras, y ejecuciones instrumentales
renovadas, dando origen al narcocorrido, siendo la característica principal de estas
músicas hacer referencia al goce y los excesos de los narcotraficantes.
Confirmando este argumento, en relación a las ventas de discos y la proyección
de dichas agrupaciones, nuestro entrevistado Manuel Cañedo, nos comenta sobre
su consumo entre los jóvenes sinaloenses y tijuanenses, compartiendo un gusto
musical.
A los más morros les gusta escuchar esa música, de 15 a 25 años,
desde que empezaron “Los Tucanes” con “Los Tres Animales”, hasta
“Explosión Norteña”, que es de los grupos pioneros creados en
220
Este corrido fue compuesto en honor al narcotraficante recientemente fallecido Arturo Beltrán
Leyva, “El Barbas”. La versión interpretada por Los Amables del Norte expresa el siguiente verso
“Soy mediano de estatura, Arturo pa’ mis amigos” de ahí que pueda explicarse las dos
producciones en el mismo año. Por un lado, Balboa Records una compañía de menor proyección,
encargada de una distribución regional y Fonovisa, de carácter internacional, la entonces disquera
de Los Tigres del Norte. Tanto Teodoro Bello como Jorge Olegario Hernández han negado
públicamente que el tema haga referencia a algún narcotraficante.
148
Tijuana de música norteña mucho más reciente, del 2000 para
acá.221
Esto hasta el año 2000, donde surgen agrupaciones formadas por baja
californianos buscando imitar el estilo de los antes referidos. Es el caso de.
“Explosión norteña”, de los cuales tres integrantes son de Ensenada y dos de la
ciudad de Tijuana, mismos que fueron apadrinados en un inicio por “Los Tucanes
de Tijuana” quienes les grabaron sus producciones de manera formal aunque
iniciaron de manera “clandestina”, utilizando el recurso de la tecnología a través de
internet, como una forma de hacer circular los narcocorridos; en relación a esto
encontramos la siguiente nota proporcionada por el semanario ZETA de la ciudad
de Tijuana
Comenzó
entonces
a
circular
de
manera
clandestina
sus
“narcocorridos” y se empezaron a popularizar entre jóvenes
preparatorianos principalmente. Alguien grabó una presentación en la
discoteca de la Zona del Río y copias de ese CD se multiplicaron por
la ciudad y formó parte de las canciones preferidas de la
muchachada. Una década avala a “Explosión Norteña” quienes
conquistan a oídos jóvenes de casi todas las clases sociales222
En cuanto a la circulación de los narcocorridos en esta nueva modalidad,
encontramos el testimonio de Cesar Iván Duarte Díaz, promotor artístico, quien se
encargaba de programar los eventos realizados en casas particulares alrededor de
la ciudad de Tijuana, en los cuales hacia presencia el público sinaloense.
Realizábamos los eventos en casas, barriladas, poníamos el alcohol,
y los grupos tocaban tres horas, circulábamos la publicidad por
internet, nuestra página se llamaba Tijuana no duerme.com; de esa
221
Manuel Magdaleno Cañedo, [Entrevista], loc. cit
“Tirotean a gruperos” en Semanario ZETA, n°1689, T ijuana, Baja California, 11 de agosto, 2006,
pp. 1 – 5
222
149
manera es como hacíamos llegar la promoción al público tijuanense y
también sinaloense que asistía a las fiestas223
Con la llegada de estas nuevas formas de circulación musical, la industria de las
ventas de discos había reducido su influencia, pues las nuevas generaciones
optan satisfacer sus gustos musicales por medio del recurso virtual; esto provocó
que los promotores artísticos buscaran estrategias para
obtener ganancias,
realizando conciertos masivos, según nos comenta nuestro entrevistado.
La mayoría de los grupos pegaron por eso, por la piratería, porque
ellos mismos, con el propósito de darse a conocer, subían su música,
la regalaban, en realidad no perdían mucho porque la industria de los
discos ya no era negocio, le servía más como promoción. Si alguien
dice, tal grupo va tocar en Tijuana y toca estos corridos, pues ¡vamos
a verlo!, esa es la forma de promover su música, más interesados en
meter gente a los conciertos que en vender discos.224
Circulados gracias al recurso las redes virtuales de internet, los promotores de
narcocorridos, encontraron una nueva veta para la promoción de sus músicas; la
utilización de herramientas electrónicas, facilitó las formas de comunicación,
creando vínculos flexibles y comunidades en las que la conexión geográfica en
ocasiones es sustituida por intereses y consumos musicales comunes.225
Esta situación también se daba con agrupaciones sinaloenses que acudían a
eventos en Tijuana, según el testimonio de Parra Sierra, quien convivió con una
223
Cesar Iván Duarte Díaz, [Entrevista] Noviembre, 2010, por Juan Antonio Fernández Velázquez
[trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los
corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) , realizada en Tijuana,
Baja California, México
224
Cesar Iván Duarte Díaz, [Entrevista], loc., cit.
225
El “ocio digital”, se convierte en un espacio heterotopico, de acuerdo a lo dicho por Foucault,
expuesto paginas atrás, considerando que los espacios de ocio en el entorno digital pueden ser
múltiples y simultáneos, cumpliendo un sinnúmero de funciones, entre las que destaca la
circulación musical, respecto al tema véase, Laura Isabel Rojas, Ocio digital y la creación de
espacios de ocio heterotópicos: El desafío de la creación de significado, Tesis de Doctorado en
Humanidades: Producción y Consumo de la Cultura, Universidad de Barcelona, 2010, pp. 38 – 40
150
nueva forma de interpretación de lo que aquí llamamos narcocorrido – de lo cual
mencionamos en páginas anteriores – entendido por aquel que exalta la figura de
los actores dedicados al ilícito de las drogas, además de hacerlos participes de los
excesos y lujos que esto les permite.
Me tocó ir a una fiesta privada donde estaban “los Nuevos
Rebeldes”, era cuando estaban de moda “el corrido del Cajoncito”
“La Muerte y la Bolsita”, y otros que no recuerdo, toda la plebada
traía esa música en los carros.226
Con temáticas cargadas de ficción, donde se resaltan las actividades de los
narcotraficantes, como aquellos personajes capaces de sobrepasar los límites
entre la vida y la muerte, ante un ambiente cargado de excesos y ostentaciones,
los narcocorridos contribuyen a la alimentación de un imaginario colectivo en torno
a las figuras de sus protagonistas.
El relato de estas melodías ya no trata de aquellos individuos que dejaron
constancia de sus acciones tras su muerte, las composiciones son en su mayoría
por encargo de los mismos personajes quienes quieren plasmar en estas un minirelato de vida, en el cual hacen alarde de su desafío hacia la autoridad y su
capacidad económica, al respecto nos habla Francisco Parra, tras su experiencia
con los narcocorridos.
Por todos lados se escuchaba hablar de Javier Torres, lo pintaban de
mil modos, había gente que si se alteraba con esos corridos, morros
de allá de Sinaloa, que quieren seguir su ejemplo porque los ponen
como gente chingona, pero en mi caso yo solo los escucho porque
me gustan, no importa a quien le canten. A veces hay momentos
donde se antoja escucharlos, cuando te tomas un bote, o que estas
226
Francisco Javier Parra Sierra, [Entrevista], Diciembre 2010, por Juan Antonio Fernández
Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos
y
representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 –
2000), realizada en Tijuana Baja California, México
151
con los compas es cierto que están de moda, acá en Tijuana se tiran
piques los Nuevos Rebeldes y Explosión Norteña, en el Baby Rock o
en las Pulgas227
Los narcocorridos pueden extenderse entre el imaginario y la representación
donde, por un lado, los narcotraficantes figuran como seres idolatrados y
proyectados como ídolos y antihéroes, permeando en la mentalidad de los jóvenes
sinaloenses, y por otro son utilizados como un elemento de las actividades de
ocio.
Hay corridos que si te mueven, en cuanto al ritmo, o los
instrumentos, pero ya los más nuevos, de unos años para acá, usan
letras muy fuertes como los de “Explosión Norteña”, aquí en Tijuana
así sucede, incluso hay morros que no son de Sinaloa y quieren
serlo, por la onda de los corridos, porque creen que escucharlos es
estar a la moda, porque habla de que los sinaloenses somos
perrones228
La mencionada agrupación es creadora de una nueva etapa en la interpretación y
composición de lo que en páginas anteriores catalogamos como murder corridos,
con una letra por demás explicita, mensajes que involucran la disputa entre los
carteles de la droga en México, lo cual genera también apropiaciones diversas
entre los consumidores.
*
Vemos entonces la intervención de compañías disqueras, y radiodifusoras
encargadas
de la promoción, circulación y consolidación de diversas
agrupaciones y temas referentes al contrabando de drogas. En un principio esta
dinámica estaba a cargo de disqueras locales, con producción a nivel regional,
227
Ibíd.
José Juan Armenta Russel, [Entrevista] Noviembre, 2010, por Juan Antonio Fernández
Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses entre gustos, festividades y representaciones: de
las músicas de narcotráfico a los narcocorridos (1970 – 2000), realizada en Tijuana, Baja
California, México.
228
152
años más tarde surge la inquietud de grabar estos temas por parte de otras
compañías, con mayor presencia a nivel nacional, debido a estrategias
mercantiles; de manera que aquellas
que no contaban en su repertorio con
composiciones de corridos de narcotráfico y narcotraficantes, lo hacían buscando
penetrar en el gusto del público sinaloense, gracias a ello se genera una libre
circulación de temas y agrupaciones musicales.
Esto lo corroboramos en la ciudad de Tijuana y los Ángeles California, donde la
circulación
de
las
músicas
de
narcotráfico
conviven
con
la
influencia
estadounidense, más sin embargo existe una importante demanda por parte de la
población sinaloense de tal forma que ésta se encarga de formar agrupaciones
cuya característica es interpretar músicas de narcotráfico, con el fin de satisfacer
un gusto musical entre los consumidores.
Dichas agrupaciones participan en eventos masivos donde confluyen dichas
músicas, aquí se destaca la participación de la industria musical y las compañías
de espectáculos en su promoción, con el fin de atraer diversos públicos, entre
estos sinaloenses, quienes encuentran en estos espacios una manera de externar
su sensibilidad hacia su lugar de origen, además de mantener el contacto con sus
paisanos.
La participación de la industria musical dentro de la oferta de corridos de
narcotráfico, narcotraficantes y narcocorridos indicaba la existencia de un gusto
musical y un público consumidor; todos estos elementos ayudan a que estas
músicas continúen
vigente dentro de la región y temporalidad en la cual
centraremos nuestro estudio, además plasmados la existencia de otras formas de
circulación que no dependen precisamente del formato discográfico, es el caso del
compositor “anonimo” y la huipa.
Por otro lado, de acuerdo al papel de las empresas radiofónicas en la difusión de
corridos de narcotráfico
y narcotraficantes se daría de manera constante y
continuaría hacia principios de la década de los 80’s y hasta antes de su
prohibición por parte de las instituciones gubernamentales (1987) debido a lo cual
las disqueras y los compositores buscan diversas formas de continuar
153
produciendo estos temas, ahora con un peculiar lenguaje, dando origen al
narcocorrido (1990), murder corridos (2000), de estos últimos, surgidos en
la
frontera tijuanense.
Gracias a aspectos como la piratería discográfica y herramientas electrónicas
como internet, las formas de circulación se diversifican, se crean nuevas redes de
comunicación, comunidades virtuales que comparten gustos y consumos
musicales comunes, esto favorece la promoción de los narcocorridos, creando
eventos donde los sinaloenses se hacen presentes.
154
CAPÍTULO IV
ENTRE LA FESTIVIDAD, EL OCIO Y LA VIDA COTIDIANA DE LOS
SINALOENSES
4.1.- CONSUMOS Y GUSTOS MUSICALES EN LOS SINALOENSES: DE LAS
MÚSICAS DEL NARCOTRAFICO AL NARCOCORRIDO.
Las músicas del narcotráfico, narcotraficantes y narcocorridos adquieren
progresivamente un papel simbólico se convierten en una expresión musical que
propicia consumos diversos, pero no solo la letra de las canciones juega un papel
específico en el público consumidor de dichos corridos, lo importante no es lo que
tenía o tiene de “artístico” sino la representación de sentimientos que genera, al
tararear las canciones, es la misma sociedad quien define una percepción de la
propia realidad, construyen la estructura de sus experiencias y emociones, que al
extenderse se hacen comprensibles y asimilables.
Por otro lado, como hemos dicho en páginas anteriores, los conceptos son
términos que se vuelven indispensables para la asimilación y comprensión de la
sociedad en su conjunto. Esto muestra que no todas las palabras que surgen se
convierten en un acervo semántico de la sociedad. La cristalización de un
concepto es un indicio de que la estructura social ha cambiado y que necesita de
ese nuevo concepto para dar cuenta de sí misma.229
El concepto de cultura es fundamental en nuestra investigación. Justo Serna y
Anaclet Pons, señalan que éste no es ningún término nuevo, si acaso remiten a
“que lo cultural parece ser el dominio de los seres humanos, aquella esfera que
ellos mismos han producido individual o colectivamente, reciente o remotamente,
deliberada o inconscientemente”.Por tanto lo cultural se da cuando modificamos
esa naturaleza que es constitutiva del entorno que nos rodea. Cultura es al mismo
tiempo, “todo aquello que puede ser aprehendido por una determinada sociedad”.
Por ello insertamos esta expresión musical dentro de la historia cultural, misma
que es definida como “esa historia que es artificio de la materia; instrumento pero
229
Reinhart Koselleck, “Historia de los conceptos y concepto de historia”, Op, cit. p. 28
155
también el significado que le atribuimos al entorno, al cuerpo, a las cosas y a los
demás, contemporáneos, antepasados y futuros, visibles e invisibles”.230
En este sentido, el desafío de la historia cultural, cualquiera que sean sus
enfoques o sus objetos es la articulación entre las prácticas y los discursos, estos
últimos expresados como un sistema de signos cuyas relaciones producen por
ellas mismas significaciones múltiples en el entendido de que la “realidad” no es
una referencia objetiva, sino que se vale de un conjunto de practicas que
involucran la recepción de estos discursos, a los cuales los individuos aplican
significaciones diversas.231
Así, en el corrido, como el resultado de sus cambios generacionales, es decir, la
transición que comprende de las músicas de narcotráfico a los narcocorridos,
planteado esto dentro de una temporalidad determinada, corresponde a una
expresión cultural en tanto que generan un conjunto de prácticas, valores,
sensibilidades y significaciones compartidas entre grupos que encuentran en estas
un aliciente para externar sus emociones, recuerdos e imágenes que son
reapropiadas en formas diversas.
El gusto por estas músicas lleva consigo una manifestación de subjetividad, si bien
la temática en torno a las drogas, sus personajes y sus excesos tiene en parte la
intención de reflejar una realidad social, en otro sentido estos temas están
cargados de construcciones imaginadas que son asumidas por quienes los
consumen como parte del disfrute y las formas de convivencia entre los individuos.
De ahí que los consumos que se realizan en torno a estas músicas surgen de la
racionalidad e irracionalidad, esta dualidad se da en el entendido de que el
entorno en el que se desarrollan dichas apropiaciones muchas de las veces esta
influenciado por las formas en las que quien escucha la melodía expresa sus
emociones, es el sentimiento que pretende involucrar a quienes gustan de estas
músicas en prácticas adheridas al goce y los excesos.
230
Justo Serna y Anaclet Pons, La historia cultural. Autores, obras y lugares, Madrid, Akal
Ediciones, 2005, pp. 5 – 8
231
Roger Chartier, “¿Existe una nueva Historia Cultural?” en Sandra Gayol y Marta Madero, eds.,
Formas de historia cultural, Buenos Aires, Universidad Nacional de General Sarmiento–Prometeo
Libros, 2007, p. 40
156
Es por ello que las músicas que abordamos en esta investigación no pueden
entenderse bajo la simple dinámica emisor-receptor, sino también como una
elaboración cultural, que al escucharlas generan alegría, dolor, tragedia, así como
manifestación en contra de los convencionalismos y formas sociales tradicionales,
es ahí donde entra el punto de vista oficial, catalogándolas como un “mal musical”.
En este sentido, de acuerdo al ámbito musical, cada discurso puede jugar un
papel importante en la búsqueda y distinción identitario de los colectivos sociales,
esto puede variar sustancialmente de un sitio a otro, uno de los valores
representativos más fuertes de las músicas son aquellos que funcionan como
símbolos de identidad nacional o regional, en este sentido, el desarrollo de las
músicas no puede ser separada de los desplazamientos de la población.232
Estas músicas se convierten en un guardián de la memoria porque conservan
acontecimientos e historias de personajes, pero no solo eso, además, propone
una interpretación de acontecimientos circunscritos a una realidad regional,
colaborando en la permanencia de la memoria colectiva y en la permanente
construcción de una identidad; transmitiendo recuerdos, fungiendo como factor de
unificación, reviviendo sucesos pasados conectándolos con nuestro presente.
En cuanto a identidad podremos decir que esta solo se logra por medio de
diferencias. En otras palabras, en los escenarios – entendido como los espacios
de estudio en los que se desarrolla nuestra investigación primero se debe trazar
una distinción: “esto y no lo otro”, y segundo para que la distinción se lleve a cabo
se deben tomar en cuenta uno de los dos lados de esa distinción. Sin embargo los
dos lados de dicho escenario existen en simultaneidad, por tanto, identidad
entonces consiste en indicar un lado de esa distinción. Por ello, el mundo o lo real
antes de toda distinción es inobservable o mejor dicho invisible233
Con lo anterior nos referimos a las ciudades de Culiacán, Tijuana y de igual forma
Los Ángeles California, como espacios donde confluye una gran diversidad de
músicas, mismas que tienen cabida dentro de nuestra temporalidad de estudio,
232
Bela Bartok, Escritos sobre música popular, Op, cit., pp. 66 – 67
Valentina Torres Septién, (coord.) Producciones de sentido, 2. Algunos conceptos de la historia
cultural, México, Universidad Iberoamericana, 2006, pp. 11 – 26
233
157
comprendida de 1970 al 2000. Para hacer esta distinción entonces, habría que
tomar en cuenta los contrastes en el gusto musical, de los sinaloenses en
específico, así como determinar las pautas de consumo, simultáneamente, en el
entendido de que estos se encuentran diferenciados y asumidos por cargas
subjetivas en los individuos.
Es mediante estas diferencias relacionadas con el gusto musical donde
encontramos puntos de conexión entre la identidad de las personas que
comparten una región no solo como espacio geográfico, sino como un elemento
cultural donde las músicas están presentes y forman parte del desarrollo histórico
de las sociedades.
Para acercarnos a esta idea de identidad, es importante destacar la de la región
sociocultural, la cual diremos que nace de la historia, de un pasado vivido en
común con una colectividad asentada en determinado territorio, en otras palabras,
la región cultural es la expresión espacial en un momento dado dentro de un
contexto histórico determinado.
Durante varias generaciones, los pobladores de una misma región experimentaron
condiciones históricas, similares enfrentaron los mismos desafíos y se guiaron por
modelos de valores semejantes; - entre ellos las músicas - de aquí el surgimiento
de un estilo de vida que lo distingue a su vez de otras regiones. 234
Son de gran diversidad los elementos a considerar cuando examinamos el
fenómeno de la interacción de las músicas, tomando el concepto de hibrides
cultural en el campo musical, tenemos que cuando las músicas migran a través
de fronteras nacionales lo hace también históricamente y bajo la mediación de
elementos primordiales de tradición y modernidad
Es aquí cuando el mercado entra como un componente más del entramado de la
cultura, se trata, por decir de una forma más gráfica, un carril por donde transitan
las artes mismas. En nuestros días, el mercado adquirió una serie de supremacía,
donde no solamente distribuye, crea, sino también manipula e hibridiza,
234
Gilberto Gimenez, Apuntes para una teoría de la región e identidad regional, en Culturas
Contemporáneas, Universidad de Colima, Volumen VI, numero 18, 1994, p.165
158
expresiones culturales, esta tendencia del mercado también llega hacia las
músicas que comprenden nuestro objeto de estudio, de ahí que su proyección
sobrepase los límites geográficos, satisfaciendo la demanda del público
consumidor235.
En relación a los espacios de estudio, Culiacán es una ciudad que recoge estos
elementos, ya que se ha consolidado a partir de la constante migración de los
pobladores de las zonas serranas, quienes a pesar de ello, conservan ciertos
aspectos de la vida campirana, adaptados a su cotidianidad, costumbres y formas
de vida habituales.
En la ciudad de Culiacán existen secciones enteras donde aún se respira ese
ambiente rural, que se entrecruza con los adornos de modernidad, donde las
prácticas culturales de los habitantes de la ciudad se mantienen, ante esa
nostalgia por el terruño y los orígenes, dentro de estas prácticas se encuentra el
gusto por las músicas, con la cual el sinaloense, revive experiencias, recuerdos,
emociones, que las vuelve propias, es ahí cuando la memoria juega un papel
fundamental en este fenómeno.
Gente que ciertamente ya tiene tiempo en la ciudad, pero que sus
valores o estilos de vida siguen estando muy presentes en su mente,
por lo que la música, va a ser el vehículo o medio para externar su
melancolía por “su ranchito” o por “la vida sierreña” que ha dejado de
manera física días, meses o hasta años atrás.236
Por tanto, el gusto hacia las melodías de narcotráfico, narcotraficantes y
narcocorridos no surge propiamente del ámbito rural sino que quienes gustan de
escuchar estas músicas apropiaron dicho género a su gusto musical, una vez
habiendo emigrado a las ciudades, realizando apropiaciones diversas que no
precisamente se relacionan – en el caso de nuestros entrevistados - con un ideal
235
Néstor García Canclini, La puesta en escena de lo popular, en Culturas Hibridas, Estrategias
para entrar y salir de la modernidad, México, Editorial Grijalbo, 1997, pp. 196 – 197
236
Víctor Javier Pérez Montes, “La ruralización en Culiacán: Una reflexión sobre las expresiones de
la cultura política en la vida cotidiana culiacanense” en Politeia, Revista del Pensamiento Político,
Culiacán, Sinaloa, publicación mensual, Julio – Agosto, 2010, pp. 1 – 9
159
por imitar las acciones del protagonista de la trama en dicha melodía ya que estas
son reinterpretadas y apropiadas por quienes los escuchan.
De ahí que encontremos que el gusto hacia las músicas de narcotráfico
narcotraficantes y narcocorridos, durante las décadas que corresponden nuestro
estudio (1970 – 2000), se encontraba más arraigado en las ciudades, como es el
caso de Culiacán, mientras que en el ámbito rural dicho arraigo se centra más
hacia la música de banda y conjunto norteño.237
Con lo anterior podemos decir que el arraigo de las músicas de narcotráfico
narcotraficantes y narcocorridos, entre quienes gustan de consumirlas es un
efecto de esta hibridación cultural rural-urbano de la cual Culiacán forma parte, es
decir, estas músicas expresan al igual que aquellas que ya por tradición se
interpretan en las notas de tambora y conjunto norteño, aspectos que el
sinaloense apropia a su entorno, atributos que asocia con su sensibilidad,
recuerdos y emociones.
Los consumos que el sinaloense realiza en torno a las músicas de narcotráfico,
narcotraficantes y narcocorridos, varían tras la evolución temática de las mismas,
que como hemos planteado en páginas anteriores se puede diferenciar
temporalmente, a su vez dichas apropiaciones surgen como la continuidad del
gusto por un género que adaptaría el tema del tráfico de drogas, sus traficantes y
sus excesos a sus acordes musicales.
Sin embargo, el auge del narcotráfico y la promoción de estas músicas son dos
fenómenos que no se dan de manera paralela, de ahí que exista un contraste
entre su producción y su asimilación por parte de los habitantes de Culiacán que
gustan de escucharlas.
Esta separación temporal va de la mano con la configuración de gustos musicales
en otros espacios donde los sinaloenses se hacen presentes, de ahí la inquietud
de ampliar nuestro espacio de estudio, planteando a estas músicas como
vehículos que conservan elementos de los cuales el individuo se apropia y
237
De acuerdo a los testimonios a partir de las entrevistas realizadas en La Noria, Imala,
comunidad perteneciente a Culiacán
160
trasladan consigo a donde vayan, en este caso nos referimos a la ciudad de
Tijuana, misma que se caracteriza por albergar población sinaloense, todo esto
tiene cabida durante la temporalidad en la cual comprende nuestro estudio.
En este sentido, por su condición de frontera, Tijuana forma parte de todo un
conglomerado de culturas, que conviven y perduran junto a los ambientes de las
costumbres estadounidenses, por lo cual el asunto se vuelve un tanto complejo en
cuanto a variedad y gustos musicales.
Con respecto al tema que nos ocupa las músicas de narcotráfico, narcotraficantes
y narcocorridos surgen dentro del contexto fronterizo tijuanense gracias a la
creatividad de músicos sinaloenses quienes se encargaron de configurar un gusto
musical, lo cual no significa que la oferta musical se extienda solamente a
sinaloenses, en el entendido de que el grueso poblacional de la ciudad de Tijuana
corresponde a personas de diversas partes del territorio mexicano y del resto del
mundo.
Sin embargo, los sinaloenses se convierten en nuestro objeto de estudio pues
buscamos darle seguimiento a sus gustos musicales, demostrar que las músicas
del narcotráfico, narcotraficantes y narcocorridos manifiestan una libre circulación,
traspasando los límites geográficos generando a su vez consumos diferenciados
por aquellos quienes los escuchan. Su arraigo en dicha ciudad fronteriza se
manifestó de tal forma que nuevas generaciones de músicos bajacalifornianos se
encargarían de ampliar la oferta musical – como lo apuntamos anteriormente,
impregnando en el gusto de los jóvenes.
Por otro lado, la extensa comunidad de mexicanos en los Estados Unidos que
pueblan cientos de grandes y pequeñas ciudades de este territorio, ante la intensa
e incesante búsqueda de sí mismos, o en otras palabras ante el deseo de
encontrar y forjar una identidad propia dentro de una sociedad compleja que por
sus raíces multirraciales y culturales obliga a distinguirse, encontrando en los
161
productos y servicios que se ofertan un bien cultural que los acerca a sus
raíces.238
Dentro de este mosaico de ofertas culturales, en el caso de las familias México
americanas, las músicas promueven el cultivo de las costumbres y tradiciones de
las comunidades de origen del mismo modo funcionan como un vehículo que
contribuye a fortalecer la identidad de origen de nuevos y viejos inmigrantes239
La música es un universo sonoro en expansión, las mudanzas
constantes propician un navegar en direcciones impredecibles,
negando la uní linealidad, desplazándose en un tiempo y en un
espacio como parte integrante de los procesos históricos a los que se
encuentra articulada. La migración posibilita que las prácticas
musicales viajen acompañando a las poblaciones migrantes lo cual
favorece la estimulación de nuevas apropiaciones y nuevas
comunidades, en este sentido no es difícil que los migrantes
encuentren la música que se encuentre cercana a sus propios
códigos facilitando su asimilación.240
De tal forma que la población inmigrante de origen sinaloense que gusta escuchar
de las músicas de narcotráfico, narcotraficantes y narcocorridos, encuentran en
estas melodías un aliciente que activa la memoria, manifiesta sentimientos y
emociones que los vinculan con su lugar de origen.
Para efectos de este trabajo nos referimos al condado de los Ángeles, uno de los
espacios que desde mediados de los ochentas se gestaba como un referente
importante en cuanto a la popularidad de las músicas de narcotráfico y
narcotraficantes además de concentrar la mayor cantidad de sinaloenses en los
238
Juan Manuel Mendoza Guerrero, Arturo Santamaría Gómez El consumo de la nostalgia: los
inmigrantes Latinoamericanos y la creación del mercado hispano en los Estados Unidos, Mazatlán ,
Universidad Autónoma de Sinaloa, 2008, p. 13
239
Rigoberto Rodríguez Benítez, Op. cit, p. 100
240
Gonzalo Camacho, “La música de ida y torna vuelta”, ponencia presentada en el Seminario
Internacional “Músicas Migrantes”, realizado por el Colegio de la Frontera Norte en Tijuana Baja
California el 1 y 2 de diciembre de 2009. [Disponible en formato audio visual]
162
Estados Unidos, sobre esto agrega Elijah Wald, en una entrevista otorgada para el
Archivo Histórico del Estado de Sinaloa.
Los Ángeles es la nueva frontera de los corridos, es el lugar de
concentración más alta de mexicanos en California y su poder
económico lo convierte en el centro moderno del comercio de música
norteña. Los principales sellos discográficos tienen ahí sus oficinas.
Por las ventanas de los carros en todo Lynwood, South Gate, Long
Beach y otros barrios y ciudades retumban a todo volumen los éxitos
de corridos disfrutados en su mayoría por sinaloenses.241
Estos espacios corresponden a nuestro objeto de estudio en los cuales se genera
una confluencia de gustos musicales por parte de los sinaloenses que ahí radican,
ante la búsqueda de una identificación hacia los orígenes, del mismo modo el
gusto musical se construye, modifica o permanece generacionalmente.
Cada persona tiene sus propias vivencias, como las músicas que
escucho en la infancia, en la adolescencia. Cuando se regresa a la
tierra donde se nació, después de una larga ausencia, o cuando se
quiere estar cerca en la lejanía, no hay mejor recurso que escuchar
músicas representativas de nuestro país, o de la región de origen242
De esta forma la producción, circulación y recepción de las músicas puede ser
localizada en diversos espacios trascendiendo de un periodo histórico a otro, en el
caso de aquellas que tienen por temática el trafico de drogas, traficantes y con ello
sus excesos y ostentaciones, son apropiadas por los sinaloenses que gustan de
escucharlas.
De tal manera que, más allá de toda la polémica que se genera sobre si estas
músicas son o no una apología al ilícito de las drogas, lo cierto es que en la región
del noroeste, - destacando los espacios que corresponden nuestro estudio – se
241
Wald, Elijah [entrevista], 2004, por Sergio Negrete [trabajo de campo], Memorias del Archivo
Histórico General del Estado de Sinaloa, México.
242
Isabel Aretz, América Latina en su música, Op, cit. p. 264
163
viven y se sienten de manera distinta; la gente sabe que se trata de temas
relacionados con el narcotráfico sin embargo son bailados y hasta cantados, en
los estéreos de los carros, las cantinas, las fiestas, los salones de baile, incluso en
las casas, es común escuchar los temas en alusión al narcotráfico, sus personajes
y sus excesos.
En las colonias populares y suburbios de las ciudades, y las no tan
populares, los constantes festejos parecen una epidemia de
festividades y jolgorios. Los vecinos cierran arbitrariamente las calles,
generalmente se prolonga durante toda la noche, y más; y en
realidad a nadie parece importarle las molestias que se pueden
causar a los vecinos. Algún tiempo después, estos vecinos terminan
haciendo lo mismo: se trata de prácticas aceptadas y asimiladas por
el grueso de la población.243
En este sentido, según la posición del emisor del juicio, los corridos de
narcotráfico, narcotraficantes y los narcocorridos, pueden ser vistos como
aberración ética y estética, como degradación moral y artística por lo tanto
censurables, pero también pueden ser percibidos como un retorno de lo reprimido
en el nivel de la discusión pública; como ejemplo de una mayor visibilidad de lo
permitido o tolerado; como producciones meramente simbólicas.244
Estas producciones simbólicas involucran una serie de aspectos que forman una
totalidad entre sí, los cuales van desde aquel que escucha las músicas, tanto
como el que la interpreta, toca, compone, e incluso todas aquellas actividades
secundarias que hacen posible que un acto musical se lleve a cabo, todo ello es lo
que implica el consumo como una acción dinámica y no individual, donde la obra
musical no se toma como lo más importante sino todo lo que se genera alrededor
243
Nery Córdova, “La narcocultura en Sinaloa” Simbología, transgresión y medios de
comunicación”, tesis doctoral, UNAM, Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, México, 2005, pp.
334 – 335
244
Luís Astorga, Mitología de un Narcotraficante en México, Op, cit, p. 139
164
de la misma, no solamente por expresar o relatar algún acontecimiento en
particular.245
Lo que hay que destacar aquí es que al escuchar dichas músicas se generan una
serie de representaciones y es ahí donde abordaremos a Roger Chartier, cuando
nos habla de “producción, circulación y consumo”, haciendo referencia al consumo
cultural dentro de una sociedad determinada.
Esta separación radical entre
producción y consumo nos conduce a postular que las ideas o las formas poseen
un sentido intrínseco, totalmente independiente de su apropiación por un sujeto o
un grupo de sujetos.246
Chartier
pone
como
ejemplo
los
textos,
los
cuales,
generan
dichas
representaciones, mientras que la lectura que cada individuo le da a los textos son
las apropiaciones o interpretaciones del mismo, según el planteamiento de este
autor, no es posible caracterizar como radicalmente específico el corpus de los
textos que constituye lo que tradicionalmente se ha designado como la “literatura
popular de la venta ambulante”. Lo esencial está en otra parte, primero en
identificar cuáles son los textos que circulan tanto en los medios populares como
en los medios letrados y luego, en identificar las maneras de leer. La tarea no es
sencilla pues siempre se corre el riesgo de reintroducir un sociologismo
demasiado tajante que caracteriza como “populares” las prácticas que en realidad
se pueden hallar también en otros horizontes sociales247
Por lo tanto, poniendo de ejemplo las músicas que corresponden nuestro estudio,
estos pueden tener un sinfín de interpretaciones, todo depende de aquel que lo
consuma y los significados que este le da, dicho significado no siempre será el
mismo que el productor, o en este caso el compositor quiere transmitir; de igual
forma, existen diversas formas de acceder a estas músicas, por tanto los
consumos que hace el individuo, o los individuos que gustan de escucharla son
diversos.
245
Christopher Small, “El Músicar, un ritual en el Espacio Social”, Revista transcultural de Música,
numero 4, 1999, pp. 1 – 16, véase también, Christopher Small, Musicking, The Meaning of
Performing and Listening, Estados Unidos, Wesleyan University Press, 1998, pp. 1 – 18
246
Roger Chartier, El mundo como representación, Op, cit. p. 37
247
Roger Chartier, La Revolución de la Cultura Escrita, Op, cit. pp. 157 – 168
165
Otro aspecto importante para la cohesión existente entre el gusto musical y el
consumo de las músicas que corresponden a nuestro estudio se relaciona con la
influencia que representa la banda sinaloense y el acordeón, al igual que los
llamados “Chirrines” característicos de la región. La interpretación de los corridos
de narcotráfico, narcotraficantes y narcocorridos acompañados con dicha variedad
instrumental facilita su asimilación y aceptación; no solo eso, sino que además
involucra una serie de sentimientos que identifican a una sociedad que los
produce y los consume.
Es una sociedad predispuesta a aceptar ese tipo de mensajes, sobre todo a través
de las músicas y los discos; con esto volvemos a hacer referencia al consumo que
se hace en relación a los corridos, pues aquellos que los graban y producen, los
incluyen en los discos porque saben que la gente buscara adquirirlos, puede haber
muchas razones por las cuales a una persona le agrade un corrido, el tipo de la
melodía, el gusto por el grupo que lo interpreta incluso puede que no le agraden
todos los corridos de dicho grupo musical sino solo unos cuantos, lo importante a
destacar es la riqueza simbólica de estas producciones musicales que ha
impregnado dentro de la población.
El que hace el corrido y graba discos y cassetes lo hace porque sabe
que va vender muchos, que va obtener ganancias. Explota la forma
musical del corrido para hablar de “narcos” porque si ese mismo
músico grabara una sinfonía de Beethoven no vendería ni veinte
discos. En cambio, un “corridote” de esos de Lamberto Quintero se
venden todos y hasta faltan248
Entendemos estas
“mercancías culturales”, su producción, distribución y la
repartición de los consumidores, como una posibilidad de considerarlas ya no solo
como datos a partir de los cuales establecer los cuadros estadísticos de su
circulación o señalar los funcionamientos económicos de su difusión sino como
repertorio con el cual los usuarios acceden a operaciones que le son propias.
248
Manuel Lazcano Ochoa, Una vida en la vida de un Sinaloense, Los Mochis Sinaloa, Universidad
de Occidente , 1992, p. 213
166
Lo que desarrolla el acto del consumo activo no son las obras sino las acciones,
por lo tanto si tomamos en cuenta que estas obras contienen en esencia mensajes
partiendo desde la simple dinámica emisor-receptor, y a su vez llevan consigo
como objetivo penetrar dentro de un mercado demandante, donde el principal
consumidor es la sociedad misma. Sin embargo, la producción no corresponde en
todos los casos a la apropiación de los usuarios (consumidores), pues estos
realizan una manipulación a estos productos, adaptándolos a sus prácticas
cotidianas249
Por tanto la temática sobre las músicas que corresponden nuestro estudio se
inserta como parte de un consumo cultural, definido por Néstor García Canclini,
como el conjunto de procesos de apropiación y usos de productos en los que el
valor simbólico prevalece sobre los valores de uso y de cambio, o donde al menos
estos últimos se configuran subordinados a la dimensión simbólica, donde no
interesen entonces nada más los bienes culturales como tal – objetos leyendas y
músicas - sino aquellos actores que las engendran y consumen y los usos que los
modifican250.
El producto musical, se codifica como mercancía al hacerse así un
objeto de necesidades sociales, mas como bien cultural, aporta otras
nociones, como es la identificación que experimenta el usuario, la
permanencia histórica que adquiere un bien cultural y la acción
colectivizadora de los bienes culturales251
Así pues, esta semejanza entre las melodías, los ritmos e interpretaciones
musicales, va más allá de una mera coincidencia o accidente sonoro,
esto
obedece a razones que se complementan gracias a que existe una apropiación
musical, que ayuda a despertar aquel sentido de pertenencia territorial por parte
de los pobladores de dicha región.
249
Michel, De Certeau, La Invención de lo Cotidiano, Artes de Hacer, Universidad Iberoamericana,
Departamento de Historia, Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente, 2000,
p.38 – 40
250
Néstor García Canclini, Op. cit p.196,197
251
Isabel Aretz, América Latina en su música, Op, cit., p. 241
167
Es por eso que al estudiar las músicas es preciso tomar en cuenta sus mínimos
detalles las condiciones y las circunstancias en las que se desarrolla la
producción, circulación y el consumo de cada melodía, es decir, situarla en un
conjunto de hábitos, compartidos dentro de una sociedad que a su vez es parte de
un proceso histórico, donde las músicas actúan como un difusor y reflejo del
mismo.
En este sentido, vemos como dentro de las músicas hay elementos que se repiten
y conviven de manera mutua, un ejemplo sencillo sería tomar en cuenta las
melodías que se tocan en una festejo familiar, - donde muchas veces el motivo
para celebrar es lo de menos - las canciones solicitadas van subiendo de tono, de
acuerdo al estado de ánimo de los asistentes, ahí es donde los estas músicas
hacen acto de presencia, acompañados de la euforia y el gozo al calor de unas
buenas cervezas.
4.2.-
DE LAS MÚSICAS DE NARCOTRÁFICO A LOS NARCOCORRIDOS:
CONSUMOS DE LOS SINALOENSES EN LOS ANGELES, CALIFORNIA.
Hacia 1970, California se convirtió en un importante polo de atracción para la
población sinaloense hacia los Estados Unidos, sin embargo, el auge migratorio se
presentaría a mediados de la década de los ochenta, como consecuencia de una
serie de reformas que el congreso de Estados Unidos aprobó en 1986 a su ley de
migración y naturalización mejor conocidas como ley Simpson-Rodino, (IRSA), por
sus siglas en inglés, el objeto central de estas especificaciones era detener la
migración ilegal hacia los Estados Unidos, esta ley incluía la sanción a
empleadores que contrataran ilegales; un aumento al presupuesto de la patrulla
fronteriza para su modernización y además un programa de amnistía en el cual
miles de ilegales indocumentados regularizarían su situación legal. Como
consecuencia de esta ley hacia 1989 y aun en la década de los noventa, una gran
cantidad de mexicanos, entre los que figuraban aquellos procedentes de Sinaloa,
168
continuaban considerando a Estados Unidos como un mercado laboral
accesible252
*año de arribo a los Estados Unidos (población sinaloense en el condado de los Ángeles, California)253
Lo anterior nos lo demuestra la referida gráfica, destacando las fluctuaciones
migratorias de sinaloenses, quienes manifiestan una marcada preferencia por el
condado de los Ángeles California, considerado el más importante en cuanto a
concentración de habitantes procedentes del citado estado254 y según el caso que
nos ocupa, es reconocido como el epicentro estadounidense en cuanto a la
producción, circulación y consumo de las músicas de narcotraficantes, narcotráfico
y narcocorridos.
Reafirmando este argumento, contamos con el testimonio de Anselmo Giménez,
productor musical de la empresa “La Granja” y promotor de más de 15 grupos de
género norteño, quien nos comenta en relación a los gustos musicales.
Desde la década de los 70`s, con “Camelia la Texana” se creó una
industria disquera que se fue expandiendo poco a poco, ya los papás
son los que escuchaban los narcocorridos y los hijos también los
escuchan, allá en Estados Unidos como no hay restricción para este
252
Eliezer Morales Aragón y Consuelo Dávila Pérez, La nueva relación de México con América del
Norte, Universidad Nacional Autónoma de México, 1994, pp. 255 – 256
253
Guillermo E. Ibarra, Desarrollo regional de Sinaloa, Empleo y Migración a Estados Unidos: “El
caso de Los Ángeles, California”. Conferencia en el Colegio de Economistas, “José Luis Ceceña
Cervantes”, Culiacán, Junio, 2004.
254
De acuerdo a lo mencionado en la parte introductoria de este trabajo la migración sinaloense, en
Los Ángeles California desde mediados de los ochentas, se ha distribuido en la zona centro-sur, lo
que incluye las ciudades de Los Ángeles, Long Beach, South Gate, Huntington Park, Lynwood,
como las más importantes en cuanto a concentración migratoria proveniente del citado estado.
169
tipo de música entonces los grupos se van para allá, la editan y
vienen aquí a venderlo”255
Más aun, “Contrabando y traición” no es la primera historia de narcotráfico que
grabaron Los Tigres del Norte antes habían llevado al acetato un corrido de
Manuel Valdés, titulado “Carga Blanca” (1972). Tampoco son los primeros en
relatar corridos de migrantes. Anterior a ellos Los Hermanos Bañuelos (1930), Los
Madrugadores del Valle y Los Pingüinos del Norte relataron el problema migratorio
en “Yo me vine de mi tierra”, “El deportado”, “El lavaplatos” y “México-Americano”.
Tampoco fueron los primeros en grabar una historia de traficantes o gomeros,
antes lo habían hecho Los Alegres de Terán.
Incluso antes de plasmar en tinta las letras de “Camelia la Texana”, el compositor
Ángel González visitó a los protagonistas en Los Ángeles California; mismo lugar
donde Jorge Hernández escuchó por primera vez la melodía256, decimos esto para
dar cuenta que no es casual considerar a Los Ángeles como la capital
estadounidense de las músicas del narcotráfico, narcotraficantes y narcocorridos.
Por otro lado, la presencia de comunidad sinaloense en los Ángeles California y su
vinculación con las músicas de narcotráfico como un factor que contribuye a la
búsqueda de una identidad regional se expresa también a través de la literatura,
así lo relata la obra Mica Chueca: novela en cuentos para la plebada inmigrante,
del autor sinaloense Pablo Jaime Sainz, quien en sus páginas nos muestra el
sentir de los sinaloenses en la Unión Americana, donde en sus diversas formas y
espacios la difusión de las músicas de narcotráfico toman un papel importante257,
de ahí que la segunda parte de la obra se titule Los Ángeles Sinaloa, en la que
255
Argumento retomado de, Gerónimo Olvera, El narcocorrido Entre Balas y Acordes, Universidad
Autónoma de Chihuahua, 2010[Documental en formato de audio, fecha de consulta 13 de
diciembre, 2010]
256
Luis Omar Montoya Arias y Juan Antonio Fernández Velázquez, “El Narcocorrido en México” en
Revista Cultura y Droga, Universidad de Caldas, Manizales, Colombia, Enero-Diciembre, 2009, pp.
219 – 221
257
El apartado incluye una guía de cómo escribir un “narcocorrido”, relacionándolo como parte de
la cultura sinaloense.
170
configura el elemento musical como parte del proceso de adaptación e hibridación
de la cultura sinaloense y estadounidense258
Las migraciones son punto donde se encuentran y desencuentran maneras
distintas de concebir y discurrir el tiempo, de entender las relaciones y los valores
que confluyen en la diversidad de culturas. Una parte de esos cambios culturales
en las regiones de origen de la migración tienen que ver con los gustos musicales
y la expansión de un acervo musical caracterizado por un cancionero que pone de
relieve los intercambios culturales entre varias regiones de México y Estados
Unidos, unidas por el trabajo y las ausencias, el dólar, los discos y los
recuerdos.259
Las migraciones de sinaloenses a Estados Unidos son parte de un fenómeno
social que involucra las necesidades económicas de la gente, y es de ahí donde
se desprenden anécdotas personales, familiares, locales, con recuerdos, mitos y
canciones – de aquí que las músicas funcionen como un elemento primordial
para entender la cohesión que existe entre la nostalgia al terruño y los orígenes y
de acuerdo al caso que nos ocupa, de las músicas del narcotráfico,
narcotraficantes y narcocorridos, estas funcionan como un elemento que
contribuye a satisfacer emociones, de quienes gustan de escucharlas y
encuentran en estas músicas una forma de acercamiento hacia aquello que
sienten propio.
Del mismo modo, los movimientos poblacionales nos ayudan a comprender las
formas en que los grupos de migrantes encuentran y configuran identidades, ya
que al decidir partir de su lugar de origen trasladan consigo elementos emergidos
de la cultura que ellos asimilan como propios, entre los que se encuentran las
músicas.
En este sentido, dentro del territorio estadounidense, California, y en específico el
condado de Los Ángeles, sufre un entramado cultural que se manifiesta también
258
Pablo Jaime Sainz, Mica Chueca: Novela en cuentos para la plebada inmigrante, México, Fondo
editorial Tierra Adentro, CONACULTA, 2009, pp. 93 – 108
259
Fernando Hijar Sánchez, Música sin fronteras. Ensayos sobre migración, música e identidad,
México, CONACULTA, 2006, pp. 23 – 25
171
en las músicas, es ahí donde las melodías hacen presencia para satisfacer la
sensibilidad de los sinaloenses, mismas que contribuyen a generar consumos
diversos.
Destacamos lo anterior para dar cuenta de la vigencia e importancia de nuestro
objeto de estudio, los consumos y la configuración de un gusto musical entre los
sinaloenses, así el propósito de nuestro apartado es demostrar que dentro de la
temporalidad que comprenden músicas de narcotráfico, narcotraficantes y
narcocorridos, se generan gustos musicales que se trasladan a través de las
familias sinaloenses, radicadas en otros espacios, lo que contribuye a generar
consumos diversos en alusión al recuerdo por la tierra de donde provienen.
En este sentido, las músicas también desempeñan un papel central en el
desarrollo de las sociedades, demuestra la industria del entretenimiento y facilita la
autodefinición de los habitantes sinaloenses radicados en la frontera. En las
melodías cuyos temas involucran el narcotráfico, los narcotraficantes y sus
excesos, la identificación cultural del sinaloense radicado en la frontera se hace
más aparente.260
El trabajo de campo realizado para este capítulo tiene como propósito captar la
voz de los habitantes sinaloenses, siendo capaces de entrar al mundo íntimo de
aquellos que consumen las melodías, entendidas como instrumentos culturales
que tienen influencia hacia terrenos más amplios. Es por ello que se tomó en
consideración las formas de consumo de estas músicas entre padres e hijos de las
familias entrevistadas teniendo esto un rango que comprenda parte de la
temporalidad seleccionada de acuerdo al periodo de estudio (1980 – 2000) y así
detectar la configuración de los gustos musicales sinaloenses de acuerdo a los
cambios generacionales de dichas melodías.
De esta forma, las músicas de narcotráfico, de narcotraficantes y narcocorridos,
presentan no solamente una importancia comercial, además son un vehículo
integrador de todos aquellos que al encontrarse fuera de su tierra, buscan en
260
Mark Edberg, “The narcotrafficker in representation and practice: A cultural persona from the US
– Mexican Border”, ETHOS, Vol, 32, issue, 2, University of California Press, Journal division, 2004.
p. 260
172
estas melodías un aliciente ante esa ausencia, lo cual contribuye a unificar una
comunidad esto recae en la construcción de un gusto musical que se transmite
generacionalmente.
Este es el caso de las familias cuyos testimonios son útiles para construir nuestro
apartado, quienes decidieron migrar por diversos motivos, teniendo en común
haber llegado a Estados Unidos en la década de los ochentas quienes favorecidos
por la amnistía decidieron asentarse en el estado de California, específicamente
en el condado de Los Ángeles261.
Así tomamos estos ejemplos para desarrollar distintas formas de consumo en las
músicas
de
narcotráfico
a
partir
de
un
gusto
familiar
transmitido
generacionalmente, tomando en cuenta aspectos como edad, género y lugar de
origen. Iniciamos entonces con el testimonio de Carolina Barraza, nos comenta
sus experiencias con dichas músicas desde su infancia.
Pues ahora es muy común, no sé si antes también pero a mí me
gustan porque en la familia siempre los hemos escuchado, uno los
tiene presentes porque miraba a sus padres que pura música norteña
escuchaban, por ejemplo a mi apa´ le gustaba mucho los Alegres de
Terán recuerdo que escuchaba el corrido de La Carga Blanca en el
radio porque no había más, yo en aquel entonces tendría algunos
cinco o seis años, que ni sabía de drogas uno.262
En el argumento anterior, se expresan elementos que involucran la mentalidad del
consumidor, la entrevistada menciona desconocer que las músicas de narcotráfico
contenían mensajes negativos, pues ella lo relaciona con algo que le recuerda una
etapa de su vida familiar con el cual manifiesta sus emociones, de ahí la
261
Las citadas entrevistas se realizaron a partir de habitantes procedentes de Culiacán,
Badiraguato y Elota, todos residentes en la ciudad de Huntington Park, California (con excepción
de José Luis Parra Valle, cuya entrevista se realizó en Culiacán Sinaloa, rescatando anécdotas
referentes a su estancia en Estados Unidos, así como la entrevista realizada a su hijo Francisco
Javier Parra Sierra, quien vive en Tijuana Baja California.
262
Carolina Barraza Castillo, [Entrevista] Noviembre 2010, por Juan Antonio Fernández Velázquez
[trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los
corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en, Los
Ángeles, California, Estados Unidos.
173
importancia de la memoria como un recurso que facilita la apropiación de estas
músicas, por otro lado, la incursión de las mujeres en el tema de las músicas de
narcotráfico es un aspecto que influye en las formas de consumo, de acuerdo con
el argumento de nuestra entrevistada.
Aquel que dice…”También las mujeres pueden”, precisamente
porque habla de mujeres, de las mujeres también podemos, igualito
que los hombres, habla de tres mujeres sinaloenses, que son
valientes, que no se dejan de nadie, eso es muy difícil escucharlo en
un corrido, desde la camelia no había un corrido así, y también los
tigres la sacaron. El mensaje algo así como que las mujeres
podemos hacer lo que queramos mientras nos lo propongamos, ¿si
me entiendes?, es lo que hay en el mensaje, lo que hace bonito el
corrido.263
Aquello que esta intrínseco en la letra o la melodía de estas músicas es, según el
argumento de nuestra entrevistada lo que atrae a su sensibilidad, manifestándose
en la apropiación del mensaje como algo que contribuye a desarrollar sus
emociones, aquello que lo relaciona con el esfuerzo y lo que considera una
disputa entre las relaciones de género.
Por otro lado, las formas de convivencia donde las músicas de narcotráfico se
hacen presentes se expresan y comparten en comunidades enteras, así nos lo
hace saber Carolina Barraza, al platicarnos sobre las festividades que se realizan
en su pueblo natal Conitaca, Sinaloa.
En las fiestas que hay en el rancho, ahí ha habido varios bailes,
llevan bandas, conjuntos norteños de Culiacán, cuando hay
cumpleaños, 15 años o incluso Bodas, las hacen ahí en la plazuela
263
Ibíd.
174
del pueblo, en Conitaca, en esas fiestas se invita a toda la gente del
pueblo. 264
Sobre la tradición musical que existe en esta población y la configuración de un
gusto por la tambora sinaloense contamos con el testimonio de Leoncio Félix
Gutiérrez265, quien comenta su experiencia tras haber participado en dichas
festividades como integrante de una de las bandas que se conformaría en dicho
poblado hacia principios de los años sesenta.
Me convidaron a trabajar con “Los diablos de Conitaca”, lo que
después se llamó banda “Los Hermanos Meza”, yo traía la tarola,
tocábamos en las fiestas del pueblo, allá en Conitaca, esas fueron
mis últimas tocadas.266.
Esto nos sirve para explicar también el surgimiento del consumo por las músicas
de narcotráfico, narcotraficantes y narcocorridos, no como algo aislado sino como
– en el caso de nuestros entrevistados – aquello que se surge del gusto por los
géneros musicales tradicionales, nos referimos la permanencia del gusto por la
música de tambora en la población sinaloense.
De ahí que las formas de interpretación influyan en la variación de los consumos y
gustos musicales, las músicas de narcotráfico, serían interpretadas en un principio
en el género norteño, mientras que su interpretación con música de banda
sinaloense surge a partir de la década de los 80´s, estas músicas se interpretan
entre aquellas que ya por costumbre armonizan una convivencia familiar, las
melodías van subiendo de tono de acuerdo al ánimo de los asistentes de ello nos
platica nuestra entrevistada.
264
Ibíd.
Dedicado a la música desde finales de los cincuentas, continuo su actividad musical durante
diez años, más tarde se inclinaría por las labores del campo y la agricultura, actualmente reside en
el poblado de La Noria, Imala.
266
Leoncio Félix Gutiérrez, [Entrevista] Abril 2011, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo
de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos
sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en La Noria, Imala,
Sinaloa, México.
265
175
Esas fiestas son para bailar, se tocan canciones que ya conoce la
gente, ellos las piden, o el que pone la banda pide las que le gustan,
los corridos comienzan a escucharse ya después de una que otra
cervecita, ya en la borrachera, cuando suben los ánimos267.
El testimonio de Carolina Barraza, nos habla de la posibilidad de hacer medibles
los consumos que el entrevistado realiza, de tal manera que si al cuestionarla
sobre el primer recuerdo que tiene de las melodías de narcotráfico lo relaciona con
“Carga Blanca” y en torno a su gusto musical refiere a “También las mujeres
pueden”, entre estas melodías hay un rango de veintidós años268 lo cual da cuenta
de un consumo progresivo indicando entonces que las músicas de narcotráfico
están presentes en el gusto familiar.
Sin embargo, los cambios generacionales en las temáticas de dichas melodías –
en este caso – contribuyen a la variación de los consumos; de ahí que nuestra
entrevistada enlaza el mensaje de la melodía, en un principio tras la remembranza
a su niñez y por otra parte, a aptitudes que apropia como suyas.
Por otro lado, el gusto musical por las melodías de narcotráfico, en esta ocasión
se transmite por generaciones, desarrollando consumos que se aceptan por
herencia y que permiten dar respuesta a una identidad del “ser sinaloense”, así lo
hace ver, Adiel Barraza, al decirnos lo siguiente.
Será porque esa es la música que uno escuchaba desde niño, los
corridos, ya sea con norteño o con banda y a la familia le gusta y
pues uno crece con ese gusto también, yo nací de este lado, pero
siempre me metieron en la mente que era sinaloense, a lo mejor por
eso no me gusta la música de gringos.269
267
Carolina Barraza Castillo, [Entrevista] 2010, loc. cit.
Esto tomando en cuenta la edad de la entrevistada nacida en 1969, la edad en la que nos dijo
haber escuchado la melodía y los años en los que salieron al mercado cada uno de los títulos
referidos.
269
Adiel Barraza, [Entrevista] Noviembre 2010, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de
campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre
268
176
La identificación con el terruño y los orígenes puede manifestarse a través de las
músicas del narcotráfico, narcotraficantes y narcocorridos; recordemos que la
identidad involucra todos aquellos elementos culturales que te conectan con un
grupo, así como de las diferencias con los otros, en este caso, el sentimiento de
pertenencia se construye desde la infancia y se lleva consigo a cualquier lugar,
estas músicas se encargan de cohesionar los gustos musicales con aquello que
manifiesta sus emociones, de lo que nuestro entrevistado agrega.
Pues de los corridos, la forma de interpretarlos, me gusta el acordeón
por ejemplo, hay instrumentos que te mueven, se siente uno alegre,
de repente no te sabes la canción completa pero cantas un pedacito
o chiflada aunque sea, también tiene que ver con el estado de ánimo
que traiga uno.270
Las emociones están pues presentes en la apropiación de los corridos de
narcotráfico, con ello, un elemento que contribuye a las formas de consumo es la
ejecución instrumentista, de manera que hay sonidos que te conectan con una
identidad, de acuerdo con el argumento de nuestro entrevistado, el acordeón se
relaciona con aquello que hace generar de la melodía del narcotráfico un consumo
distinto. Es decir, más allá de idolatrar al narcotraficante, esta puede asimilarse
como forma de entretenimiento.
A veces la tonada es lo que te hace que un corrido te guste, aunque
la letra hable de un personaje, se escucha chingón y te gusta, es
algo que ya lo traes, no a toda la gente le gusta esta música ¿si me
entiendes?, le vas agarrando el gusto.271
Continuando con el desarrollo del gusto musical en las familias sinaloenses
tenemos el ejemplo de Marisela Barraza, quien los da una explicación sobre su
narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Los Ángeles, California,
Estados Unidos.
270
Ibíd.
271
Ibíd.
177
gusto por las músicas sinaloenses, melodías de banda, acordeón y bajo sexto; con
ello las que llevan por tema el narcotráfico y sus actores.
Me gusta la música de banda, el norteño, para mi esa es la música
de Sinaloense, uno estando acá extraña todo eso y pues quieras o
no te acuerdas de tus orígenes, es como un pedacito de tu tierra.
Con los corridos es parecido, habla de personas sinaloenses, dice
que son valientes, decididos, y tal vez por eso es que gusta, por que
hablan bien de la tierra de uno y eso te hace sentir bien.272
Vemos como las músicas de narcotráfico se relacionan como un elemento que
activa la sensibilidad, provocando satisfacción hacia aquellos que acostumbran
escucharlas. Por otro lado, contrario a la idea de que estas músicas son
producidas y consumidas solamente por hombres, incluimos nuevamente la
participación
femenina
como
consumidoras,
quienes
hacen
su
propia
interpretación sobre las melodías.
Así nos los hace notar Cristal Peraza, quien tras el parentesco con la anterior
entrevistada, y miembro de una familia de la cual expresamos su gusto por las
músicas de narcotráfico, responde precisamente esta inquietud sobre el gusto
musical en las féminas.
¿Quién dijo que los corridos solo los escuchaban los hombres? a las
mujeres también nos gustan, el corrido ese de “Andan Pistiando los
Plebes” que menciona Sinaloa, Tijuana y varias partes, antros y así...
Ese corrido no lo quitábamos de la camioneta cuando andábamos
dando la vuelta, mis amigas y yo… También las mujeres pueden,
¿Qué no?, o ¿qué fuera de Emilio sin la Camelia?273
272
Marisela Barraza Castillo, [Entrevista] Noviembre 2010, por Juan Antonio Fernández Velázquez
[trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los
corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Los
Ángeles, California, Estados Unidos.
273
Cristal Peraza Barraza [Entrevista] Noviembre 2010, por Juan Antonio Fernández Velázquez
[trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los
178
La participación femenina en el consumo de estas músicas se presenta con
frecuencia en tiempos recientes, más los testimonios anteriores nos demuestran
que desde décadas atrás ya tomaba presencia y además de ello, en este caso, se
convierte en algo que trasciende por generaciones.
De esta forma, el gusto por las músicas de narcotráfico en las mujeres
consideramos pertinente apuntarlo. Al tomar en cuenta la perspectiva de género
en nuestro trabajo pretendemos darle un giro distinto a la investigación que aquí
realizamos y así justificar la vigencia de nuestro objeto de estudio, en cuanto al
consumo de las músicas de narcocorridos en la población sinaloense.
En relación a esto, la asimilación del mensaje surge cuando los consumidores se
apropian de la melodía y le dan significado, de esta forma, como nos comenta
Adiel Barraza, más allá de hacer apología al personaje al que las letras refieren,
adapta los aspectos que lo subliman tomándolos como propios.“Cuando escuchas
un corrido no estás pensando en la persona, sino en lo que dice, si en tal corrido
dice que ese vato es chingon, pues a uno le gusta el corrido y te sientes fregón tú
también”.274
Hacia la década de los ochentas y noventas nuevas formas de interpretación
surgen en torno a las músicas de narcotráfico, como vemos, las innovaciones
instrumentales facilitan la asimilación y el consumo de las melodías versadas en el
tráfico de drogas, del mismo modo, los cambios generacionales en estas músicas
provoca en los consumidores apropiarse del mensaje.
Por otra parte, estas músicas se consumen – como hemos mencionado – a través
de los recuerdos, que en ocasiones activan sentimientos de nostalgia hacia el ser
querido, de esto nos cuenta José Luis Parra Valle, en su anécdota donde también
están presentes los corridos de narcotraficantes.
Saben mejor los corridos allá a veces hasta llora uno, a veces me
acuerdo de mi papá a él le gustaba mucho el corrido de Pedro Avilés,
corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en, Los
Ángeles, California, Estados Unidos.
274
Adiel Barraza, [Entrevista], loc. cit.
179
era de sus canciones preferidas, antes de morirse se tomó sus
tragos, y murió cantando. Estábamos tomando ahí en la casa,
teníamos el corrido de Pedro Avilés en la consola tocando, de
repente se paró y al caminar se puso malo, a él le gustaban mucho
los Broncos de Reynosa275
En otro de los ejemplos, la festividad es el componente que se vincula con la
nostalgia al terruño y los orígenes, el gusto por las músicas se comparte con
integrantes de la familia y amigos, según el testimonio de nuestro entrevistado,
quien nos cuenta sobre sus gustos musicales, estando fuera de su tierra.
Yo era el mismo, me iba yo pero no se iba mi gusto, estando en los
Ángeles también los pedía, con los Chirrines, de “El Numero uno”,
“Caro Quintero”, me acuerdo en una ocasión que estábamos
esperando a un camarada que cruzara la frontera, tenía días
queriendo cruzar y cuando llegó fuimos a festejarlo, teníamos la
música, nos emborrachamos,
ya como a las dos tres cervezas
empezó a pedir corridos también276
Como vemos, los gustos musicales se trasladan hacia aquellos lugares donde los
sinaloenses se hacen presentes. Al llevarse consigo los elementos musicales
conservan también algo que sienten propio, los corridos de narcotraficantes se
encuentran insertos en estos escenarios donde estas músicas se convierten en
integradores de una identidad.
Lo anterior nos deja constancia de que las músicas de narcotraficantes provocan a
la memoria y generan sentimientos que se entrecruzan entre el goce y la
nostalgia. Las melodías adornan esos momentos en que la añoranza y el recuerdo
hacia el ser querido se vuelve parte de la festividad de los sinaloenses.
275
José Luis Parra Valle, [Entrevista], Octubre 2010, por Juan Antonio Fernández Velázquez
[trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los
corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en, Los
Ángeles, California, Estados Unidos.
276
Ibíd.
180
Del mismo modo, los consumos que se realizan involucran un gusto familiar, es
el caso de Francisco Parra Sierra, quien tras el parentesco con nuestro anterior
entrevistado, nos comparte su experiencia con las músicas de narcotráfico desde
la infancia.
Cuando tenía diez años, mi hermano había comprado el cassete de
los tigres del norte donde venía pacas de a kilo, ese fue el primer
corrido que escuche, solo recuerdo que a mí me dijeron que era un
corrido sobre narco, yo lo escuchaba tal vez por la curiosidad de
saber lo que era.277
La curiosidad es en este caso lo que abre la puerta hacia lo imaginario y
posteriormente a generar sus propios consumos sobre las melodías de
narcotráfico, producto de una costumbre familiar, que como vemos trasciende por
generaciones, según lo que nos dice nuestro entrevistado.
Recuerdo ya más grandecito, me gustaba mucho la Banda el Recodo
con Julio Preciado, me acuerdo mucho del corrido de Las Dos
Hectáreas, la Cheyenne del año… aquel que le preguntan cómo le
hizo pa ser tan inteligente y le contesta que es la escuela de la vida,
que de pronto no tenía nada y luego tuvo dinero, eso pasa en todos
lados, tienes que echarle ganas pa` conseguir lo que quieres.278
Es común la exaltación de la figura del narcotraficante en estas melodías,
destacando supuestas virtudes que obtiene gracias a los “beneficios” que le otorga
la actividad del narcotráfico, este mismo mensaje es adaptado por los sinaloenses
a sus realidades cotidianas – como ejemplo el argumento anterior – donde el
consumidor, menciona cualidades como ímpetu y ambición, enfocadas hacia un
objetivo personal.
277
278
Francisco Javier Parra Sierra, [Entrevista] , 2010, loc, cit
Ibíd.
181
Dichas músicas influyen pues en los consumidores activando la imaginación, lo
cual contribuye, entre los habitantes de la frontera México-Estados Unidos a
construir la figura del narcotraficante fronterizo, aun con ello, los sinaloenses que
consumen estas músicas, las apropia como parte de un vehículo que concibe a los
protagonistas de las melodías como individuos con ciertas cualidades, mismos
elementos en los cuales descansa el consumo que, en el caso de nuestro
entrevistado realiza.
Otro de nuestros entrevistados Fernando Leyva Armenta, originario de
Badiraguato Sinaloa, radicado en Los Ángeles, California, nos comenta sobre sus
gustos musicales y de aquellas músicas que le hacen recordar su lugar de origen.
Los corridos y toda la música norteña, la banda, en donde hay
muchos corridos bonitos, mi favorito es el corrido del avión de la
muerte, con los Tigres del Norte, donde dice que al hombre lo tortura
y después de eso pidió que lo mandaran a Badiraguato, un hombre
pues que se enfrenta a los soldados por defender su vida.279
Las letras de estas músicas representan algo más allá de su contenido, el
consumo que los individuos hacen, los conectan con su lugar de origen; ante la
ausencia, escuchar estas músicas se convierte en un vehículo que influye en el
estado de animo de aquellos que comparten su gusto musical, sobre esto comenta
Leyva Armenta.
Los corridos que mencionan Sinaloa, pues hasta presume uno que
es de allá. Si estas lejos de tu tierra, todo lo que te haga recordar tu
rancho, como los corridos, a uno le gusta oírlos más seguido, es algo
que lo consuela un poco, y ya con unas cervecillas arriba hasta un
grito se sale.280
279
280
Fernando Leyva Armenta, [Entrevista], loc. cit.
Ibíd.
182
De esta forma, dichas músicas, además de ser un elemento que contribuye a la
distinción e identificación personal, funciona como integrador del sentimiento que
se despierta ante la distancia, como una especie de consuelo que satisface
aquello que el individuo ansia, y que sustituye a través del recuerdo que le atraen
las melodías. En relación a esto, nuestro entrevistado reflexiona sobre sus gustos
musicales despertados desde la infancia “Desde que yo era chiquillo281., yo creo
que desde que tenía uso de razón, uno ya andaba cantando los corridos, cuando
andaba por ahí cortando leña o sembrando en la milpa, ya tarareaba los
corridos.”282
Vemos entonces como estas músicas se relacionan con el entorno, generando
una apropiación, de ahí que a nuestro entrevistado, la melodía le trae a la
memoria recuerdos, despertando su sensibilidad al hacer referencia a lo que eran
sus actividades cotidianas.
Por otro lado, la asistencia a bailes se convierte en una forma de convivencia entre
los habitantes sinaloenses radicados en Los Ángeles, California. En estos lugares
donde se realizan presentaciones en vivo con intérpretes de de las músicas de
narcotráfico y narcotraficantes, los consumidores trasladan consigo parte de sus
costumbres, mismas que se ven reflejadas en los atuendos que portan, esto como
una manera de aprehender aquello que sienten parte de sus raíces. La vestimenta
campirana se mezcla con accesorios que manifiestan sentimiento de superioridad,
lo que nuestro entrevistado asocia como una “forma de ser” del sinaloense.
Cuando íbamos a los bailes, en ese tiempo era de casi a diario283, de
vagos, y claro, teníamos que andar bien cambiados, alhajados, de
281
De acuerdo con los datos obtenidos de nuestro entrevistado nacido en 1966, es poco probable
que realmente escuchara corridos de narcotráfico o narcotraficantes en su niñez, en este caso su
respuesta se encuentra influenciada por la sensibilidad que despierta el recuerdo relacionado hacia
su lugar de origen.
282
Fernando Leyva Armenta, [Entrevista], loc. cit.
283
Debido a la dinámica laboral acostumbrada en Estados Unidos, no es posible que asistiera a los
bailes continuamente. Por propia voz del entrevistado sabemos que los bailes se realizaban en un
periodo de quince días, hasta una vez al mes.
183
botas y sombrero, siempre en bola, con primos, parientes,
compañeros de allá de Sinaloa.284
Por otra parte, estos eventos contribuyen a desarrollar y satisfacer los gustos
musicales
de aquellos
que
asisten a
escuchar
y disfrutar de dichas
presentaciones, pero además, los centros de baile de convierten en espacios
donde confluyen individuos que tienden a encontrar en éstos un contacto directo
con sus paisanos, como una forma de externar la añoranza hacia su lugar de
origen.
Este elemento de distinción se relaciona también con los gustos musicales en las
familias sinaloenses, quienes en este caso, manifiestan los temas del tráfico de
drogas como parte de una cultura regional, inserto a la tierra en la que pertenecen,
misma característica que se traslada por generaciones como comenta nuestro
siguiente testimonio al preguntarle por su gusto por dichas músicas.
“Claro, Soy Sinaloense”, los corridos son de allá, pues me tienen que
gustar, es la música que le gusta a mi apa’ de Chalino Sánchez,
Saúl Viera, eso desde que era niño siempre en las reuniones que
tenemos hay música, yo soy nacido acá en California, pero uno se
acostumbra a escuchar esa músicas como conocer un poco de tus
orígenes285
El sentimiento de pertenencia se refleja también a través de estas músicas, así
nos manifiesta nuestro entrevistado quien reconoce su cariño por los orígenes, a
pesar de convivir con la mezcla cultural que le adjudica haber nacido del lado
estadounidense. Además de ello, reafirma su gusto por las músicas de
284
Fernando Leyva Armenta, [Entrevista], loc. cit.
Leyva Miranda, Fernando [Entrevista] Noviembre 2010, por Juan Antonio Fernández Velázquez
[trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los
corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Los
Ángeles, California, Estados Unidos.
285
184
narcotráfico lo cual identifica como algo que se surge propiamente de Sinaloa y los
sinaloenses.286
Caso similar el de Gabriel Miranda, nacido en Culiacán Sinaloa, quien fue
trasladado desde temprana edad a los Estados Unidos, razón por la cual recibió
influencia de otras músicas, configurando sus gustos y consumos, como nos lo
comenta.
Pues más la norteña y la banda, son mis preferidas, aunque te diré
que escucho un poco de todo, yo soy criado en Estados Unidos y
pues te influye mucho también la música que hay acá, como el rap, el
hip-hop, si me preguntas por esos grupos pues te diré Cypress
Hill287, un grupo de acá de los Ángeles, yo crecí con esa música
también.288
La mezcla cultural del “Chicano”, se ha manifestada en la literatura, la pintura y la
música; se convirtió en una manera de concebir el mundo, apoyándose en
símbolos, religiosos, indígenas y políticos. Todo esto influyó también en aquellos
que no eran chicanos pero que convivieron con una forma y estilo de vida propio
del entorno donde crecieron.289
En cuanto al gusto musical “Chicano”, es pertinente hacer referencia a Rosalino
Sánchez, de quien ya hicimos hablamos en páginas anteriores, en torno a su
286
Algunos autores consideran que la música norteña, así como los corridos de narcotráfico
tuvieron su origen en la frontera Texas – Estados Unidos, esta se ha trasladado hacia otras partes
del país norteamericano, encontrando de igual forma aceptación por los “Chicanos” en el estado de
California, particularmente la ciudad de Los Ángeles, donde se destacan las fiestas de “cinco de
mayo” amenizadas con mariachi y música norteña, teniendo por protagonistas agrupaciones como
“Los Tigres del Norte” quienes actúan en este evento desde los inicios de su carrera artística; al
respecto véase Rafaela Castro, Chicano Folklore, Estados Unidos, Oxford University Press, 2000,
p. 63 – 65
287
Esta agrupación proveniente de South Gate, California, es creadora del género musical
denominado “Gangsta Rap Chicano”, su primer álbum realizado en 1991 llevaba por título “How I
Could Just Kill a Man” (¿Cómo podría matar a un hombre?), título que deja entrever la agresividad
del mensaje en sus letras, de ahí que se le encuentre similitud con los narcocorridos actuales. Este
tema se puede encontrar en Cypress Hill, Columbia Récords, 1991
288
Gabriel Miranda, [Entrevista] Noviembre 2010, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo
de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos
sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Los Ángeles,
California, Estados Unidos.
289
Rafaela Castro, Chicano Folklore, Op. cit. p. 46 – 49
185
figura e impacto en la juventud México-Americana y emigrante de origen
sinaloense en los Estados Unidos, la periodista Natalia Almada, en su documental
Al Otro lado, nos comenta
Era un hombre que le cantaba a la mafia, pero tenía su forma para
hacerlo, todos querían ser Chalino, su fama entre los jóvenes fue
impresionante, se convirtió en un importante ejemplo para “los
pelones290”; había un mundo de muchachos que hablaban en ingles
pero cantaban en español viviendo con mucho orgullo esa doble
cultura; era un personaje, una figura para aquellos que querían
sentirse más mexicanos291
Es así, como los gustos y consumos musicales, se transmiten en este caso en dos
vertientes, por medio de la familia y gracias al poder mediático que generan los
interpretes de estas músicas; su popularidad entre chicanos y no-chicanos, fue
más allá de una comparación como representante del “gangsta-rap en español” en
los años noventa292, de aquí el argumento de nuestro entrevistado.
De la música que escuchaba mi padrino, recuerdo que gracias a él
tengo el gusto por la música norteña, le gustaba mucho Ramón
Ayala, los Alegres de Terán, todo lo de acordeón, después empecé
a escuchar Chalino Sánchez, “el gallo de Sinaloa”, esa es mi
preferida.293
El mensaje de las melodías – como hemos mencionado – es apropiado por los
consumidores, en este caso, nuestro entrevistado comenta sentir satisfacción al
escuchar aquello que haga referencia a su lugar de origen donde además se
290
En referencia a los jóvenes chicanos
Natalia Almada, Al otro lado, Altamura Films, 2005[Copia del original en CD-ROM
proporcionada por Chicano Studies Research Center, Universidad de California, Los Ángeles]
292
Sam, Quiñones, True Tales from another Mexico: The Lynch Mob, the Popsicle kings, Chalino
and the Bronx, University of Nuevo Mexico Press, 2001 pp. 11 – 13
293
Gabriel Miranda, [Entrevista], loc, cit
291
186
destaca la figura del sinaloense representada en animales, interpretando esto
como símbolo de valentía.
Por el mensaje que lleva al hablar de Sinaloa, se siente bonito,
porque habla del lugar de donde tú naciste, la letra del corrido es lo
que me gusta. Que es gallo, ¿es algo chingon no?, echándote tus
cervecitas pues, se antoja294
Las formas de consumo de estas melodías se resumen en el testimonio anterior,
donde el anhelo y el recuerdo van acompañados las bebidas embriagantes,
ingrediente que, según lo anterior, le pone un toque especial al gusto por las
músicas de narcotráfico.
Por otro lado, una nueva generación de intérpretes (2000) entraron en el gusto de
la juventud chicana de origen sinaloense, utilizando un lenguaje e indumentaria
similar lo que provocó que los asimilaran como parte de su cultura, modificando
también sus consumos, así nos lo expresa nuestro entrevistado.
Acá en los Ángeles hay muchos grupos de gente de allá que han
hecho su fama, además de cantantes como el Original de la Sierra,
que se quería parecer a Chalino, como muchos, pero él es nacido
acá en California, poco a poco fue agarrando un estilo diferente,
cabeza rapada y su forma de vestir muy parecido a lo que usamos
nosotros.295
El gusto por las músicas también surge mediante “la diferencia con los otros”, de
esta forma se construyen aspectos que facilitan la asimilación de las músicas del
narcotráfico, dando origen a consumo por parte de los escuchas, esa
diferenciación define las formas en las que los individuos interpretan la propia
realidad en la que viven.
294
Ibíd.
Gustavo Miranda, [Entrevista] Noviembre 2010, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo
de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos
sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Los Ángeles,
California, Estados Unidos.
295
187
Cuando estaba en la High School escuchaba nomás música en
Ingles, en la casa mi apa` escuchaba música norteña y de repente
me empezó a gustar; había una raza que se burlaba de mí, pero
después, varios vatos que en un principio no les gustaba los corridos
empezaron a ponerlos, porque había cantantes en la radio que
estaban pegando296
De esta forma, la identificación con el género musical y con sus actores es
evidente, con la finalidad de llegar al público México–Americano, - de origen
sinaloense - estas formas de interpretación también involucran imagen, lenguaje e
instrumentación, elementos que contribuyen a generar consumos en los
sinaloenses, facilitando el disfrute de estas melodías.
La conexión interprete-consumidor es similar a aquello que en páginas anteriores
mencionamos como parte del proceso circulación-consumo, en los centros de
baile o conciertos, los asistentes expresan parte de su sensibilidad, donde también
interviene la búsqueda de una identificación con las músicas de narcotráfico, así lo
expresa nuestro entrevistado Jesús Alberto Robles.
me gustan los corridos de los Tigres del Norte, como desde los 12 a
los 15, los veía por la televisión, y cuando tuve la edad asistía a los
bailes, siempre va ser algo diferente verlos en vivo, la música se
siente, ahí entre tanta gente, lo que haces es escuchar los corridos, y
echarte unas pa’ la calor297
Las músicas se involucran también con formas de diversión, el disfrute y los
excesos, donde la población sinaloense se hace presente; además de despertar
recuerdos que intervienen las relaciones personales, como es el caso de nuestro
entrevistado, al compartirnos su anécdota sobre la asistencia a los bailes.
296
Ibíd.
Jesús Alberto Robles, [Entrevista] Diciembre 2010, por Juan Antonio Fernández Velázquez
[trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los
corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Los
Ángeles, California, Estados Unidos.
297
188
Cuando está uno joven pues nomás piensa en el desmadre, y si en el
baile va haber morritas con más razón; en una ocasión se
presentaron Los Tigres acá en los Ángeles, en ese baile conocí a mi
esposa.298
Compartiendo un gusto familiar, Armando Robles, nos comenta sobre sus inicios
como consumidor de las músicas de narcotráfico, además de extraer recuerdos
personales, reconoce que en su hogar escuchar músicas de narcotráfico fue algo
cotidiano.
De niño, recuerdo haber escuchado la camioneta gris, me gustaba la
historia y llevaba una buena tonada; los escuchaba en la casa, en
cassetes, me acuerdo que con el primer trabajo que tuve en una
marketa compre mi grabadora y ahí los ponía.299
Así, de acuerdo con lo dicho por nuestro entrevistado, el gusto musical nos
demuestra que la asimilación de dichas músicas va más allá de lo que hay en sus
letras, convirtiéndose en algo arraigado gracias una costumbre familiar que
trascendió hasta los cambios generacionales en las composiciones de
narcocorridos.
También me gustaba “mis tres animales”, me acuerdo que era la
novedad, por la forma de la canción y las cosas que decía, un primo
había comprado el cassete, después empecé a escuchar la radio o
en la camioneta con mi apa` y así desde chico escuchaba corridos300
Junto con los cambios generacionales y los espacios donde se utiliza esta música,
aparecen percepciones hacia aquellos que gustan de escucharla, mismas que son
298
Ibíd.
Armando Robles, [Entrevista] Diciembre 2010, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo
de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos
sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Los Ángeles,
California, Estados Unidos.
300
Ibíd.
299
189
producto del prejuicio, apoyadas muchas veces gracias al bombardeo de los
medios masivos, creando estereotipos mal fundamentados, esto es algo a lo que
nuestro entrevistado crítica y refuta al decirnos lo siguiente.
Me iba con los amigos a pistiar, y pues era puro corrido el que
traíamos, yo solo los escucho porque me gustan, hay gente que cree
que porque eres de Sinaloa te miran como narco wanna be301 si traes
un corrido en tu troca302
En el testimonio anterior se expresan los momentos en los cuales el narcocorrido
sufre sus cambios generacionales, por un lado menciona aquel que hace
referencia al contrabando de droga hacia la frontera, pasando por “mis tres
animales”, pionero de lo que aquí llamamos narcocorrido, lo cual nos demuestra la
vigencia y temporalidad
de estas músicas aun que a pesar de las variables
temáticas el consumo de estas melodías persiste, por tanto el gusto musical en los
individuos no se genera como algo aislado sino que se construye como parte de
una continuidad.
*
El propósito de este apartado se centra en demostrar que el gusto musical y los
consumos que de las melodías del narcotráfico se manifiestan se trasladan por
generaciones, convirtiéndose en un factor identitario para aquellos que se
encuentran fuera de su tierra, en caso particular los habitantes del territorio
estadounidense – Los Ángeles California - .
Tras los testimonios plasmados, vemos como los consumos se relacionan con
factores como la sensibilidad, oscilando entre el goce y la nostalgia, elementos
que facilitan la apropiación de dichas melodías; por otro lado, los cambios
generacionales también influyen en la diferenciación de los consumos.
301
302
Abreviación de querer ser, hacer en el idioma inglés.
Armando Robles, [Entrevista], loc. cit.
190
Así mismo, como parte del proceso de circulación y consumo de las músicas de
narcotráfico, en nuestro siguiente apartado abordamos el tema de los sinaloenses
en la frontera de Tijuana, esto con la intención de constatar el arraigo de un gusto
musical
4.3.- CONSUMOS Y GUSTOS MUSICALES DE LOS SINALOENSES EN
TIJUANA
A diferencia de las grandes ciudades mexicanas, Tijuana no fue fundada por un
centro ceremonial, ni por una gran pirámide, ni por una catedral colonial, ni por
una misión.303 Tras su fundación hacia finales del siglo XIX y aun a principios del
siglo XX, Tijuana había sido conocida por un casino: cabarets, dancing halls, liquor
stores, a donde los norteamericanos llegaban para eludir las prohibiciones
sexuales de juegos de azar y bebidas alcohólicas de su país.
Hasta entonces, Tijuana ha mutado varias veces – desde la ciudad de diversión
sexo y alcohol hasta ciudad de migración, narcotráfico y globalización y si algo
caracteriza a Tijuana es que se sirve de un proceso de significaciones; dentro y
fuera de la ciudad, Tijuana es señalada como hibrida, ilegal, feliz, americanizada,
posmoderna, nuevo mito, nueva meca cultural y todo ello es a la vez, imaginario y
real.304
Así, de la diversidad de representaciones con las que Tijuana ha sido observada,
significada, construida o apropiada, predomina aquella en la que esta ciudad se
funda como una encarnación del desorden social y moral, de la falta de ley, la
violencia y la corrupción. De esta forma lo expresa Humberto Félix Berumen, quien
en su libro Tijuana la horrible: entre la historia y el mito, pretende demostrar la
existencia del mito de Tijuana como “la ciudad del vicio y la perversión por
antonomasia”305, el autor nos explica como la historia misma de la ciudad parte de
diversos relatos construidos a partir de sus mismos pobladores, convirtiéndose en
303
Pedro Ochoa, De noche vienes, de día te vas, dime cultura donde estas: Notas sobre el
desarrollo cultural de Tijuana, en Jorge Hank Rohn (et. al) Tijuana, senderos en el Tiempo, XVIII
Ayuntamiento de Tijuana, 2006, p. 188
304
Fiamma Montezemolo (et al), Aquí es Tijuana, Black dog Publishing, London, 2006, pp. 3 – 5
305
Humberto Félix Berumen, Tijuana la horrible, entre la historia y el Mito, México, El Colegio de la
Frontera Norte, 2003, p. 24
191
una forma de describir, pensar y experimentar los diversos matices que de Tijuana
se representan.
Por ello, hablar y escribir sobre Tijuana es adentrarse a un entramado cultural
tomado en cuenta por los investigadores de la cultura dedicados al estudio de la
frontera; así se expresan en torno a Tijuana diversas categorías: “Lugar de los
encuentros”, “hibridación de las culturas”, “crisol de las realidades”, “aquí empieza
la patria”, “la ciudad más visitada del mundo”, “la esquina más norteña de América
Latina”.306
Asimismo, factores como las migraciones y músicas, son dos elementos
esenciales e íntimamente ligados que nos permiten comprender las formas en que
una población encuentra y configura identidades. En este sentido, las culturas
musicales particularmente, se han visto transformadas tanto por las condiciones
socioculturales que rigen el modo de vida de los migrantes, como por el universo
musical que envuelve las experiencias estéticas de los individuos en su matriz
cultural.
De esta forma, los movimientos poblacionales – en el caso de la ciudad de Tijuana
- por su condición de frontera, son un vehículo que propicia y da cabida a diversos
géneros musicales de los cuales no todos han mantenido y extendido su
influencia, pero forman parte del gran mosaico simbólico que esta ciudad
representa, sobre esto nos habla Néstor García Canclini
Al estudiar los conflictos interculturales del lado mexicano en la
frontera en Tijuana tomando en cuenta como tema más central, la
autodefinición que la vida fronteriza y los contactos interculturales, la
música se convirtió en uno de los símbolos de Tijuana, conviviendo
con una dualidad lingüística expresados en la radio, la televisión y la
publicidad urbana307
306
307
Roberto Castillo Udiarte, Welcome to Tijuana, en Tijuana senderos del tiempo, Op cit. p. 256
Néstor García Canclini, Culturas Hibridas, Op. cit, pp. 297 – 298
192
Es así como, Tijuana cuenta con una gran variedad de músicas que son parte de
la construcción cultural de esta frontera: escuchar música de ópera, cumbia,
clásica, vallenato, balada, rock, tambora sinaloense y música norteña308; estas
dos últimas son las que corresponden y se relacionan a nuestro objeto de estudio
y van de la mano con aquellos que la consumen.
Esta expresión musical forma parte de la diversidad cultural de los sinaloenses en
Tijuana a pesar de que las instituciones gubernamentales se opongan a ello,
quienes junto con los medios de comunicación pretenden homogeneizar nuestras
visiones de la realidad, como si la variedad cultural fuera algo inamovible,
inmutable y correspondiera a una verdad absoluta.
Para explicar la difusión y consolidación de las músicas, es indispensable tomar
en cuenta la inmigración sinaloense a Tijuana, misma que se considera casi tan
antigua como la migración a California. Las familias que fundaron las primeras
colonias de Tijuana procedían de los estados de Sinaloa y Sonora, no obstante, la
inmigración sinaloense con mayor intensidad a Tijuana se dio en la década 1980,
esto por efecto de la crisis y restauración económica que experimentó el país a
partir de los primeros años de la década de los ochenta, que contrastaron con las
oportunidades de trabajo en Tijuana, gracias al auge de las maquiladoras hecho
que contribuyó a modificar la estructura de la población.309
*(Grafica 1) Fuente: INEGI XI Censo General de Población y Vivienda 1990 y XII Censo General
de Población y Vivienda 2000(Baja California Norte)
308
Pedro Ochoa, De noche vienes, de día te vas, Op, cit., p. 189 – 190
Carlos Ernesto Simonelli, “Cambios recientes en la migración y en la inserción laboral de Tijuana
entre 1990 – 2000”, en Papeles de población, octubre – diciembre, nº34, Universidad Autónoma del
Estado de México, 2002, pp. 159 – 189
309
193
La grafica anterior muestra la distribución porcentual de la población inmigrante
según el lugar de residencia, donde Sinaloa manifiesta el 39%, lo cual nos deja en
claro la importancia de la entidad durante la década (1985 – 1995).Esta contante
se presenta en décadas siguientes (1995 – 2000) donde Sinaloa indica el nivel
más alto en cuanto a distribución poblacional hacia la ciudad de Tijuana con el
32%. (Véase grafica 2). Los periodos antes mencionados se relacionan con la
temporalidad en el cual centramos nuestro estudio,
por consecuencia, esto
también nos dio pauta para la selección de nuestros entrevistados310.
*(Grafica 2) Fuente: INEGI XI Censo General de Población y Vivienda 1990 y XII Censo General
de Población y Vivienda 2000 (Baja California Norte)
De esta forma, gracias a la existencia de un grueso poblacional de origen
sinaloense en dicha ciudad fronteriza, los gustos y consumos musicales se
afianzan de tal manera que contribuyen a satisfacer una demanda, misma que va
más allá del plano mercantil, explorando terrenos que se relacionan con la
identificación regional, sensibilidad, memoria y el ocio, como elementos más
destacados en cuanto a las formas de consumo de estas melodías.
Es así como iniciamos con el testimonio de Daniel Ochoa Valdez, originario de Los
Mochis Sinaloa, quien viaja continuamente a la ciudad de Tijuana desde hace 20
años, por motivos laborales, nos expresa como inició su gusto por las músicas de
narcotráfico, acompañado de las actividades de ocio, es así como las melodías se
convierten entonces en un vehículo integrador de la experiencia personal y
colectiva.
310
Las personas seleccionadas tienen en común haberse trasladado a Tijuana durante la década
de 1980 – 90, donde actualmente residen o en su caso acudieron a dicha ciudad por cuestiones
laborales.
194
Pues más bien desde que empecé a tomar, entonces fue cuando le
agarré el gusto, pues pa` eso son esos corridos pa` la tomada, eso
es más bien para andar alegre yo prefiero disfrutar la música en vida
ya muerto ni chiste tiene311
En relación a lo anterior, nos comenta anécdotas durante su estadía en la ciudad
de Tijuana, donde además de expresar el gusto por estas melodías, nos habla de
las formas de convivencia con aquellas personas de quienes comparte relaciones
afectivas, además de tener en común el lugar de origen, lo cual, en este caso
facilita la configuración de un gusto musical.
Aquí en Tijuana, me acuerdo que estaba junto con unos amigos de
allá de los Mochis, en una cantina ahí por la avenida Revolución, uno
de ellos era de Culiacán pues este amigo fue el que pidió el corrido
de “Lamberto” a un grupo que estaba tocando, de ahí agarramos la
borrachera312
Este ejemplo manifiesta como algunos sinaloenses encuentran en las músicas
alusivas al narcotráfico y narcotraficantes como un elemento integrador de su
comunidad; en los que también toman una importancia considerable los diferentes
espacios donde dichas músicas hacen presencia, llegando hasta el público
sinaloense, así comenta Andrés Martínez, también originario de Los Mochis, en
relación a su experiencia con las músicas de narcotráfico.
En Tijuana había muy pocos grupos de norteño cuando yo llegué,
ahora se mira más, y eso de los corridos pues creo que la mera mata
estuvo por los 80`s,
recuerdo que las salidas eran cada fin de
semana, con los compas de la maquila, irse por ejemplo a la “Revu”,
311
Daniel Ochoa Valdez, [Entrevista] Diciembre 2010, por Juan Antonio Fernández Velázquez
[trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los
corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Tijuana,
Baja, California, México.
312
Ibíd.
195
ahí agarras la música, los guitarreros, te hechas unas y te tocan dos
tres rolas, ya después entrado empieza uno pedir corridos313
Así pues, espacios como la Avenida Revolución, de la que ya habíamos hecho
referencia en páginas anteriores, representaron uno de los más importantes en
cuanto al surgimiento de agrupaciones de música norteña, y con ello la
interpretación de las músicas de narcotráfico y sus consumos, así como su
difusión durante la década de los ochentas, lo cual favoreció para que estas
cobraran importante arraigo en dicha ciudad fronteriza. De esta forma, los
sinaloenses encuentran en las músicas un elemento que los acerca hacia su lugar
de origen, fomentando sensibilidades que se desprenden ante la ausencia.
Otro de los elementos importantes en cuanto a que propician las formas de
consumo y con ello su difusión y consolidación de las músicas de narcotráfico y
narcotraficantes entre los sinaloenses, es la participación de las radiodifusoras
locales, sobre esto nuestro entrevistado agrega.
Había una estación, era la RCN, el programa se llamaba “Fogata
Norteña”, ahí
escuchaba a los Incomparables de Tijuana,
los
corridos de los Tigres, los Broncos de Reynosa, Los Bravos del
Norte, con Cornelio Reyna, pura música norteña, el programa pasaba
todas las mañanas, también era de complacencias para la gente que
quisiera pedir canciones314
Es así como, encontramos que existieron condiciones favorables para el arraigo
de las músicas de narcotráfico en la frontera tijuanense y en este caso, entre los
sinaloenses, quienes convivían con las diversas formas y espacios en los que
dicha música se consumía, adaptándola a su cotidianidad, y en el caso de
nuestros testimonios, como parte de un recurso que propicia el entretenimiento.
313
Andrés Martínez Dones [Entrevista] Diciembre 2010, por Juan Antonio Fernández Velázquez
[trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los
corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Tijuana,
Baja, California, México.
314
Ibíd.
196
Por otro lado, tenemos el caso de nuestro siguiente entrevistado, quien tras su
parentesco con el anterior nos expresa que su gusto musical por los narcocorridos
surgió gracias a la influencia de individuos con quien compartía relaciones
afectivas; asimismo reconoce que en un principio tenía preferencia por otros
géneros musicales.
No siempre me gustó esa más música, yo antes escuchaba puro
Rock y así, cuando mi papá ponía esa música no me gustaba, pero
tenía unos amigos que escuchaban corridos, entonces un día
intercambiamos unos cd’s ellos me prestaron un disco de “Explosión
Norteña” y así fue que les agarre el gusto.315
De acuerdo con lo dicho por nuestro entrevistado, tenemos que existe un
contraste en cuanto a la configuración de los gustos musicales entre la juventud
tijuanense y en este caso, hijos de sinaloenses, quienes tras convivir con diversos
géneros musicales mostraron su preferencia por las músicas alusivas al
narcotráfico y sus excesos; esto se convertiría en una constante durante la década
de (1990 – 2000) en gran medida gracias a los cambios generacionales en las
letras de los corridos y las formas de interpretación musical
Así pues, las formas de consumo de estas músicas se convierten en aspectos
que perduran por generaciones, la muestra está
en que a pesar de sus
variaciones en cuanto a las letras la demanda musical persiste y se manifiesta e
involucra con actividades cotidianas de los sinaloenses.
En este sentido, nuestro siguiente entrevistado José Ramón Beltrán Luna, quien
radica en Tijuana desde 1986, comenta sobre las formas de convivencia que
realizan durante su estancia en Culiacán acompañados de familiares y amigos, en
las que hacen presencia las músicas de narcotráfico.
315
Jesús Andrés Martínez López [Entrevista] Diciembre 2010, por Juan Antonio Fernández
Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos
y
representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000)
realizada en Tijuana, Baja California, México.
197
Más bien el gusto ya lo traes, como que allá le agarras con más
ganas, por ejemplo te juntas con los amigos que también son de aquí
y pues no falta quien arme el relajo en esas reuniones siempre hay
música, pa’ bailar o pa’ tomar pues los corridos; uno viene aquí a
estar con la familia, obviamente se te antojan las cervecitas y música
como no316
Por otro lado, los corridos de narcotráfico contribuyen a satisfacer la memoria y a
penetrar en la sensibilidad de los individuos, este es el caso de nuestro
entrevistado, quien nos comparte su anécdota de manera nostálgica, destacando
como estas músicas se incluyen dentro de todo aquello que despierta el recuerdo
personal.
Aquí en Tierra Blanca se oía la banda muy seguido, de gente que le
gustaba traer la música a sus fiestas, ya a altas horas de la noche se
oían corridos y de repente hasta bala echaban, a mí me tocó estar en
una, hubo música como diez horas, me acuerdo mucho de esa vez
porque fue poco antes de que mi papá muriera, ahí anduvo él
echándose sus cervecitas317
El recuerdo se nutre de las experiencias personales con las cuales los individuos
interpretan su propia realidad, es así como los consumos que se hacen de las
melodías están íntimamente ligados a la vida cotidiana de los sinaloenses, ante
esto tenemos el testimonio de nuestro entrevistado quien nos comenta.
Cuando vivíamos aquí en Tierra Blanca recuerdo en aquel tiempo se
escuchaba el corrido de “Ayer baje de la sierra”, en las cantinas, en
la calle, por todos lados se oía esa música,
ahora cada que la
316
José Ramón Beltrán Luna [Entrevista] Diciembre, 2010, por Juan Antonio Fernández Velázquez
[trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los
corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Culiacán,
Sinaloa, México.
317
Ibíd.
198
escucho se me viene a la mente cuando estaba plebe, se puede
decir que el corrido que más me gusta318
Tenemos entonces que los consumos por estas músicas se manifiestan gracias a
las formas que en dichas melodías los individuos recrean aspectos que afianzan
los lazos familiares, de acuerdo al testimonio de nuestro entrevistado, con ello
damos cuenta del arraigo de los corridos de narcotráfico por parte de los
sinaloenses.
Recuerdo que empecé a escuchar los corridos, aquellos de los
Tigres del Norte donde venía, “la camioneta gris” era mi preferida era
muy niño todavía, antes de irnos a Tijuana, mi hermano ponía ese
disco en el acetato, esos fueron los primeros corridos que escuché319
En cuanto al quehacer de los sinaloenses radicados en la ciudad de Tijuana, los
festejos forman parte de algo que consideran se encuentra adherido a la tierra
donde nacieron y que se traslada a cualquier lugar donde ellos se encuentren, es
ahí donde los narcocorridos – según el comentario de José Ramón Beltrán Luna –
aparecen como un elemento que se incluye en sus celebraciones.
En Tijuana de por si la vida es muy ajetreada, hay gente que nomás
van de la casa a su trabajo, se pasan las horas en la maquila. Para
muchos, Tijuana es nomás pa` trabajar, pero de repente dan ganas
del desmadre, así somos los sinaloenses muy fiesteros; me acuerdo
que cuando mi carnalillo cumplió quince años me lo lleve a tomar con
los camaradas de la “mariano320”, en ese tiempo sonaban mucho los
318
Ibíd.
Marcelo Beltrán Luna [Entrevista] Diciembre 2010, por Juan Antonio Fernández Velázquez
[trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los
corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Culiacán,
Sinaloa, México.
320
En referencia a la colonia Mariano Matamoros de la ciudad de Tijuana.
319
199
Tucanes con el corrido de “Los Tres Animales”, lo estuvimos tocando
toda la noche en un modular que teníamos321
De acuerdo con el testimonio de nuestros entrevistados en el caso de la familia
Beltrán Luna se aprecia un permanente consumo en sus distintas temporalidades,
por un lado tomando en cuenta la fecha en que arribaron a la ciudad fronteriza
(1986) y la fecha de la composición en la que se menciona a Los Tucanes de
Tijuana (1996), mismo periodo en el que expresan una apropiación de estas
músicas en torno a la festividad y el entretenimiento, relacionado también con el
recurso de la memoria que facilita la asimilación de estas melodías.
Por otra parte, continuando con nuestro trabajo de campo contamos con el
testimonio de Jesús David González Luna quien tras el parentesco con los
anteriores, nos comparte la siguiente anécdota expresando su gusto musical, la
apropiación que realiza a los corridos de narcotraficantes se vincula con
el
recuerdo a sus orígenes.
Me gusta el corrido del Culichi, pues nomás porque menciona Tierra
Blanca, y porque fue algo que a nosotros nos tocó saber a él lo
mataron en el 84, poco antes de que nos fuéramos a la frontera,
todavía me acuerdo que cuando lo mataron decía la gente que el que
lo mato había sido pistolero suyo, lo buscaron y ahí mismo lo
remataron, aquí paso todo eso, fue por la calle tercera, al tiempo que
llegamos a Tijuana le sacaron el corrido, yo lo escuché allá con los
incomparables.322
Como vemos, más allá de hacer apología al personaje vincula la melodía con su
entorno, es aquí donde el sentimiento de pertenencia aparece como un elemento
que favorece el consumo de estas melodías, así mismo, Marco Antonio González
321
José Ramón Beltrán Luna [Entrevista], loc., cit.
Jesús David González Luna [Entrevista] Diciembre 2010, por Juan Antonio Fernández
Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos
y
representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000)
realizada en Culiacán, Sinaloa, México.
322
200
Páez, al preguntarle sobre las actividades que realiza durante su estancia en
ciudad fronteriza de Tijuana, nos cuenta como escuchar estas melodías se
convierte en una costumbre familiar
Voy de vacaciones muy seguido a visitar a mi apa’ me acostumbre a
escuchar corridos de allá la mayoría de los grupos y los corridos
refieren Sinaloa, los centros de baile contratan a grupos sinaloenses,
entonces uno va porque quiere escuchar de esa música, yo crecí con
la música de Los Tigres, Los Tucanes, me gustaban y me seguirán
gustando323
Es así como el público sinaloense se apropia de las melodías que versan sobre el
narcotráfico y sus excesos como un elemento que resulta inseparable a su
cotidianidad ante ello, los visitantes de ciudad de Tijuana acuden a diversos
espacios en los cuales satisfacen sus gustos musicales, realizando a su vez
consumos diferenciados.
*
Como vemos, el paso de las músicas de narcotráfico, narcotraficantes y
narcocorridos trasciende entre los sinaloenses, con ello encontramos que los
consumos realizados por nuestros entrevistados se manifiesta de manera
continua, esto a partir de las experiencias y anécdotas plasmadas anteriormente,
cuyas entrevistas comprenden parte del rango temporal seleccionado para nuestro
periodo de estudio.
De tal manera que de acuerdo con las estadísticas de migración que posicionan a
los sinaloenses como de suma importancia para la conformación poblacional de la
ciudad de Tijuana entre el periodo (1980 – 2000), se logró entrevistar a personas
que ahí radican y coinciden en haber llegado durante la temporalidad mencionada,
323
Marco Antonio González Páez [Entrevista] Diciembre 2010, por Juan Antonio Fernández
Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos
y
representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000)
realizada en Culiacán, Sinaloa, México.
201
otra parte del trabajo de campo se realizó a personas que habitan en Tijuana pero
acostumbran acudir constantemente a Culiacán.
Los testimonios compartidos por las personas entrevistadas nos demuestran que
existe en los sinaloenses un gusto musical que se traslada por generaciones,
estos son quienes se encargan de darle apropiaciones diversas, contribuyendo a
preservar la memoria colectiva a partir de las experiencias que se manifiestan en
torno a dicha expresión musical.
Los consumos que se generan entre los entrevistados se manifiestan
generacionalmente, tanto en espacios dedicados a la circulación musical como de
manera individual, con ello los gustos musicales se fomentan ahí donde estas
músicas confluyen y satisfacen la sensibilidad de los sinaloenses.
Por otra parte, en las líneas siguientes nos ocuparemos de estudiar los consumos
y gustos musicales de los sinaloenses en Culiacán, tomando a este último como
un espacio donde confluyen una serie de elementos que facilitan la configuración
de un arraigo musical presente en su población y que
tiende a manifestarse
generacionalmente.
De estos elementos destacan los contrastes entre lo rural y lo urbano que en
Culiacán se manifiestan, es por ello que para este estudio hemos realizado trabajo
de campo en una comunidad que a pesar de su cercanía con la capital del estado
sinaloense se caracteriza por conservar aun tintes rurales324, esto para dar cuenta
de la configuración de un gusto en torno a las músicas que estos consideraban
como propias de la región: la tambora y conjunto norteño, de esto hablaremos en
el siguiente apartado referente a los consumos y gustos musicales en los
habitantes de Culiacán.
324
Se realizaron entrevistas a cinco familias de la de La Noria Imala, comunidad perteneciente a
Culiacán.
202
4.4.- CONSUMOS Y GUSTOS MUSICALES DE LOS SINALOENSES EN
CULIACÀN
Néstor García Canclini, al reflexionar sobre el concepto de hibrides cultural, nos
habla acerca de la problemática entre cultural urbana y cultura tradicional como
espacios en donde las industrias culturales y comunicaciones masivas designan
nuevos procesos de producción, circulación de la cultura, que corresponden no
sólo a innovaciones tecnológicas sino a nuevas formas de la sensibilidad, a
nuevos tipos de recepción, disfrute y apropiación.
Según Canclini, la mayoría de los estudios sobre tradiciones enumeran y exaltan
los productos populares sin ubicarlos en la lógica de las relaciones sociales que
implican dar cuenta de sus cruces con la cultura urbana, la principal ausencia de
estos trabajos es no interrogarse por lo que ocurre a las culturas populares cuando
la sociedad se vuelve masiva, esto no quiere decir que exista una expansión
modernizadora que borre “lo popular” sino que estos elementos se han encontrado
en constante transformación, adaptándose a las culturas urbanas, sobre lo anterior
el autor agrega
El problema no se reduce entonces a conservar y rescatar
tradiciones supuestamente inalteradas se trata de preguntarnos
como se están transformando, como interactúan con las culturas
urbanas, aun en las zonas rurales, “lo popular” no tiene un carácter
cerrado y estable, pues se desarrolla en las relaciones versátiles que
tejen con la vida urbana.325
Por tanto, el concepto de “culturas híbridas” se halla en la reconfiguración
simbólica a la que deben adaptarse los miembros de una sociedad que reciben
nuevas imágenes de otras sociedades. Esto principalmente es lo que se observa
en el proceso de migración de comunidades campesinas con culturas
tradicionales, locales y homogéneas, hacia zonas urbanas, donde se dispone de
325
Néstor García Canclini, Culturas Hibridas, Op. cit, p. 203
203
una oferta simbólica heterogénea, en constante renovación e interacción de lo
local con redes nacionales y transnacionales de comunicaciones.326
Por su parte, los movimientos poblacionales del medio rural hacia los espacios
urbanos modifican los usos y consumos que los individuos realizan de las
mercancías culturales, por un lado, tienden a conservar todo aquello que desde
sus raíces han apropiado como “tradicional” y del mismo modo reciben nuevos
elementos que son apropiados de formas diversas e insertos dentro de un
sinnúmero de expresiones culturales.
En relación a esto, Culiacán se caracteriza por manifestar entre su población una
marcada tendencia entre prácticas urbanas y costumbres rurales, lo cual propicia
la configuración de gustos musicales compartidos, entre las músicas tradicionales
y aquellas que son parte de esta hibridación, y que corresponden a nuestro objeto
de estudio.
Es por ello que, como expondremos en las páginas siguientes, los consumos y
gustos musicales de los habitantes del medio rural se inclinan más hacia las
melodías tradicionales, mientras que dichas apropiaciones varían para aquellas
personas de origen rural que decidieron trasladarse a Culiacán quienes
manifiestan un consumo diferenciado no solo por las músicas de tambora y
conjunto norteño sino hacia aquellas que llevan por temática el tráfico de drogas,
sus personajes y sus excesos correspondientes a nuestro objeto de estudio.
De igual forma, en el siguiente apartado se toma en consideración las
experiencias de nuestros entrevistados quienes tienen por particularidad ser
oriundos de la capital sinaloense, así como también aquellos radicados en
Culiacán, provenientes de otros estados del territorio nacional, quienes nos
aportaron diferentes percepciones en cuanto al gusto musical y los consumos
hacia estas músicas.
Dichas variables nos fueron útiles para encontrar en los testimonios recabados,
experiencias que nos mostraran las formas de consumo que existe por parte de
los sinaloenses y no sinaloenses quienes escuchan estas músicas con un gusto
326
Ibíd., pp. 204 – 206
204
compartido, todo esto dentro de la temporalidad que comprende esta investigación
(1970 – 2000).
Por otro lado, según García Canclini, los movimientos poblacionales han hecho
que los grupos que están inmersos en los procesos urbanos cambien, a esto se le
suma los nuevos medios de información, han desarrollado nuevas formas de
pensar del individuo frente a su medio, de la mano del adelanto tecnológico, han
propiciado una industria audiovisual que integra o repite la cotidianidad
existente.327
Dicho autor, muestra lo que la industria cultural ofrece al ser analizada como parte
de las transformaciones que implican los movimientos poblacionales y los cambios
y diferencias culturales de la vida urbana que la configuran, ambas ligadas a una
experiencia hecha de sedimentaciones, acumulaciones e innovaciones.
En relación a lo anterior, en México los desplazamientos de población rural hacia
ciudades como el Distrito Federal, Guadalajara, Monterrey, por su carácter
industrial fueron una constante desde los años cincuenta a la década de los
setenta.328 En el caso de Sinaloa, particularmente Culiacán, es común la
afirmación de que las distintas evidencias de esos años nos muestren a una
ciudad en franco crecimiento, en mucho debido a la expansión agrícola que ocurre
en el valle aledaño a este centro poblacional, así como a las obras hidráulicas que
potenciaron las utilidades que arrojó esta rama productiva.
Asimismo, se ha destacado sobremanera el proceso de migración que durante
estas décadas se presentó en el territorio sinaloense y que adquirió particular
énfasis con el traslado de gran número de la población rural a las principales
ciudades de la entidad329. En este sentido, de acuerdo a datos proporcionados por
el Gobierno del Estado, en ese entonces a cargo de Alfredo Valdez Montoya,
327
Ibíd., p. 269
Gustavo Garza, “Evolución de las ciudades mexicanas en el siglo XX”, en Notas. Revista de
Información y Análisis, número 19, INEGI, 2002, p. 11
329
Rosa Yuneiry, Ramírez Topete, Voces del Culiacán ausente. Esparcimiento, idilios y vida
familiar, 1940-1960, Tesis de licenciatura, Facultad de Historia, Universidad Autónoma de Sinaloa,
Culiacán, 2009.
328
205
hacia la década de los setenta los efectos del desplazamiento de la población se
expresaban de la siguiente manera.
Confrontamos un incremento demográfico del 5.7 por ciento, superior
a la tasa promedio nacional, fenómeno que se agrava en las grandes
concentraciones urbanas del Estado, por ser en torno a ellas donde
se aposenta la inmigración del medio rural a la ciudad en busca de
mejores condiciones de vida330
Conforme avanzaba la década de los setenta, ya durante la gestión de Alfonso
Calderón, el desplazamiento poblacional en el territorio sinaloense se hacía
presente, ante esto el gobierno carecía de estrategias eficaces para solucionar la
demanda de servicios públicos, situación que rezagaba los intentos por convertir
una entidad digna de poder recibir a los migrantes venidos de las comunidades
rurales lo cual deja entrever que si bien se buscaba proyectar un Sinaloa
urbanizado, aún conservaba tintes rurales.
La ya importante población urbana de Sinaloa y su acelerado
crecimiento de 6.6 por ciento anual, hacen necesario el mayor
esfuerzo de las autoridades municipales tendiente a lograr la
cooperación de las comunidades, a efecto de que no pospongan por
más tiempo la solución de sus problemas de servicios urbanos.331
Aunado a esto, los esfuerzos se concentraban en construir para Culiacán la
imagen propia de una ciudad capital, sin embargo, contrario a lo que expresaba el
discurso oficial, las labores de urbanización no correspondían a todo el territorio
culiacanense, lo cual indica que algunas comunidades pertenecientes al municipio
se quedaron lejos de recibir los efectos de las políticas gubernamentales.
330
Alfredo Valdez Montoya, Segundo Informe de Gobierno, Culiacán Sinaloa, Septiembre 1970,
[versión digitalizada en CD-ROM], p. 35
331
Alfredo Valdez Montoya, Cuarto Informe de Gobierno, Culiacán Sinaloa, Septiembre 1972,
[versión digitalizada en CD-ROM], p. 35
206
El ayuntamiento del municipio de Culiacán, que tiene como cabecera
esta ciudad, viene esforzándose por darle a la misma una verdadera
imagen de capital del Estado. Para el efecto, su Presidente Municipal
y demás regidores que lo integran, han establecido una permanente
coordinación con mi gobierno para darle los servicios públicos y las
obras de urbanización que se requieren332
Como vemos, las labores de urbanización de un Culiacán que aún conservaba en
esencia matices rurales no eran suficientes para darle el cambio necesario, en
cuanto a infraestructura se refiere. Ante esto cabe agregar que su población aun
manifestaba habitar y sentirse en un espacio eminentemente rural, de esta forma
la existencia entre las modificaciones de carácter urbano y las costumbres rurales
de su población se mezclan para ofrecerle Culiacán marcadas particularidades.
un mundo urbano que se procura presentar como moderno…donde
se devela cómo el modelo urbanizador va imponiéndose a todo
aquello que se relacione con el mundo rural, tal vez porque lo rural
comienza a parecer cada vez más como una clara señal de tradición
y atraso…una ciudad que intenta presentarse vestida con un ajuar de
progreso y captada con los instrumentos que esta misma modernidad
le prodiga …[donde] Naturaleza y edificaciones, áreas públicas y
privadas van adquiriendo nuevas dimensiones sociales a partir de los
parámetros que marca la evolución material y la condición social de
los habitantes de Culiacán, lo que seguramente generó prácticas
humanas diferentes333
En este sentido, durante el primer año de gobierno de Calderón Velarde, el
objetivo de agrupar todas aquellas actividades consideradas artísticas, promovidas
desde la cultura oficial que en la pasada década estaban a cargo por instituciones
332
Alfonso Genaro Calderón Velarde, Primer Informe de Gobierno, Culiacán Sinaloa, diciembre de
1975, [versión digitalizada en CD-ROM] p. 5
333
Samuel Ojeda Gastélum, Culiacán. Colección Miguel Tamayo, Guadalajara, Gobierno de la
República-Gobierno del Estado de Sinaloa- H. Ayuntamiento de Culiacán, 2007, p. 17.
207
públicas y privadas, fue motivación suficiente para que el Estado tomara cartas en
el asunto y cristalizara una política institucional para la cultura y las artes: la
Dirección de Investigación y Fomento de la Cultura Regional del Estado de
Sinaloa. El 6 de mayo de 1975, el Legislativo estatal sancionó el nacimiento de
esta importante institución, sin embargo es preciso señalar que DIFOCUR llegó
para llenar un vacío dentro de las políticas estatales: la de un organismo estatal
plenamente identificable que vinculara las artes con el pueblo334
En la época contemporánea, es tarea de singular responsabilidad de
los gobiernos revolucionarios y populares, crear y fomentar con vigor
y entusiasmo el arte y folklor de nuestro pueblo; con acendrado
espíritu nacionalista. En tal virtud y considerando que la investigación
y difusión en actividades artísticas y artesanales contiene una
promoción de gran trascendencia y que es necesario redoblar
esfuerzos para obtener resultados positivos, el Ejecutivo a mi cargo
creó la Dirección de Investigación y Fomento de la Cultura Regional
del Estado de Sinaloa, un organismo cuyo objetivo principal es
motivar a nuestros ciudadanos y que éstos logren la oportunidad de
manifestar por los medios que se le faciliten, sus inclinaciones y
vocaciones artísticas, en un vastísimo campo de especialidades para
que las sociedad, mediante la práctica de actividades artísticas, eleve
su nivel cultural y coadyuve a la superación intelectual de nuestra
gran familia mexicana.335
La creación de DIFOCUR se realizó sustituyendo el edificio que albergaba la
cárcel municipal de Culiacán, esto era pues un mensaje dentro de la política
cultural estatal, en el entendido de que la prioridad del gobierno era disminuir el
334
Pedro Pablo Favela Astorga, Un inciso irrelevante. Génesis de una política cultural en Sinaloa,
1966 – 1975, Tesis de licenciatura, Facultad de Historia, Universidad Autónoma de Sinaloa,
Culiacán, 2009, pp. 63 – 64
335
Alfonso Genaro Calderón Velarde, Primer Informe de Gobierno, Op, cit. p. 28
208
clima de violencia que se vivía en aquellos años336, pero además era una iniciativa
importante para inyectarle esa modernidad y el toque - desde el punto de vista
arquitectónico - urbanizador que el gobierno en turno pretendía.
Por otro lado, hacia finales de los años setenta el gobierno estatal crea el
programa de Desarrollo Integral de la Comunidad Rural, por sus siglas (DICRES)
mediante el cual pretendía llevar obras de infraestructura a las comunidades
cercanas a Culiacán, poblados y sindicaturas, así como también a la zona de Los
Altos337, sin embargo esto no cortaba el flujo migratorio, el cual continuaba
dirigiéndose hacia la capital del estado por parte de los habitantes de estas
comunidades.
Al respecto, Ernesto Alcaraz338, funcionario de la época, nos comenta sobre los
intentos gubernamentales de lograr un Culiacán más urbanizado y sus efectos en
la población durante los años setenta.
La idea era primeramente llevarles la infraestructura, bienes y
servicios a donde ellos estaban, pero las familias empezaron a
trasladarse a los valles, y en el caso de Culiacán, buscando mejorar
sus condiciones de vida, en busca de formas de ocupación, y de esta
forma las familias se van ubicando en los espacios que ellos
consideran posibles, van creando sus propios asentamientos, donde
conservan en ocasiones, sus formas de vida habituales.339
Esta dinámica migratoria no era ajena a las décadas posteriores, fue así como
Culiacán se convirtió en un importante asentamiento poblacional el cual debía
satisfacer las necesidades de la población y así ofrecer las condiciones aptas para
336
Ernesto Alcaraz [Entrevista] Mayo 2011, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de
campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre
narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Culiacán Sinaloa.
337
Alfonso Genaro Calderón Velarde, Cuarto Informe de Gobierno, Culiacán Sinaloa, diciembre de
1978, [versión digitalizada en CD-ROM] p. 55 – 57; Quinto Informe de Gobierno, Culiacán Sinaloa,
diciembre de 1979, [versión digitalizada en CD-ROM], pp. 22 – 23
338
Estuvo a cargo del departamento de educación extraescolar durante la gestión de Alfonso G.
Calderón.
339
Ernesto Alcaraz [Entrevista] 2011, loc, cit.
209
intentar transformar la vida cotidiana de aquellos que aun conservaban sus formas
tradicionales.
De esto nos habla Canclini al referirse a entornos en los cuales se profundizan las
percepciones y análisis sobre la idea de que la sociedad rural y la sociedad urbana
no son opuestos y tampoco hay superposición de una sobre la otra, esto se debe
a que los cambios sociales y culturales no corresponden solamente a la
urbanización en las ciudades, sino que dichos procesos están relacionados a
muchos otros aspectos en los que se involucran la adopción y consumo de bienes
culturales diversos.
Dicho de otra manera, se trata de una disputa constante entre la urbanidad de una
ciudad que aún se regía bajo elementos tradicionales; de ahí que no sea extraño
que en poblados pertenecientes al municipio, como es el caso de la comunidad de
La Noria Imala, misma donde realizamos nuestro trabajo de campo, se manifiesten
características de ruralidad, esto a pesar de la cercanía con la capital del estado.
Este es uno de los elementos que desarrollan las culturas hibridas, como aquello
que esta entre lo tradicional y lo moderno, como interacción inusual de la cultura,
esto es, diversas particularidades que distinguen a los individuos en sociedad, en
el entendido de que existe una mezcla sociocultural que viene a configurar las
formas, usos y consumos que se aplican a las mercancías culturales.
En este sentido, las músicas se convertirían entonces en un recurso a través del
cual la población Culiacanense, expresaba su necesidad de conservar esas
tradiciones que sentía muy propias, de ahí que la tambora venga a despertar la
sensibilidad y el recuerdo de aquellos que gustan de éstas340 – que a su vez
identifican como parte de su cotidianidad.
Mientras que las músicas que versan sobre narcotráfico, narcotraficantes y sus
excesos, para los oriundos de la capital sinaloense, representan el contexto de
una época, y son consumidos a través del recuerdo que genera dicha melodía,
esto se hace más visible hacia la década de los ochenta y finales de los noventa,
340
De acuerdo a los testimonios recabados en los habitantes de La Noria, Imala
210
donde los medios masivos tienen mayor participación en cuanto a la difusión de
este fenómeno y de la capital sinaloense como promotora del mismo.
En relación a lo anterior, para el caso de Culiacán estos factores que cumplen con
el binomio urbano-rural contribuyen a configurar el arraigo de estas músicas, es
decir, los consumos que se realizan en torno de las músicas de tambora
sinaloense, así como las músicas de narcotráfico, narcotraficantes y narcocorridos
se relacionan con el entorno al que aquellos que gustan de escucharlos sienten
pertenecer.
De este modo, como hemos apuntado en páginas anteriores, las formas en que
estas músicas circularon y llegaron hasta aquellos quienes gustan de escucharlas
representan un papel importante en cuanto a las formas de apropiación que los
públicos realizan, es así como los medios se convirtieron en grandes sustitutivos
de otras interacciones colectivas de manera que aquellos quienes conviven entre
este espacio urbano-rural se vuelven consumidores de una cultura que les llega a
través de estos, entonces la cultura es reestructurada al ceder el protagonismo a
las tecnologías electrónicas.341, en este plano encontramos a la industria del disco
y radiodifusión.
Por otro lado, existen otras formas de hacer circular la música para que esta llegue
hacia sus consumidores, nos referimos a la organización de eventos en
comunidades de la entidad sinaloense, mismos que propiciaban la diversión y el
disfrute de sus asistentes, acompañados de la tradicional tambora sinaloense y
con ello la interpretación de las músicas de narcotráfico y narcotraficantes.
Es así como, en cuanto al plano musical se refiere existe una vertiente de formas
hibridas que tiende a transformar e identificar las interacciones de los ritmos
populares, en palabras de Canclini no es posible comprender la tradición, sin que
esto conlleve la relación que existe entre productores y consumidores, trasladando
esto a las músicas de tambora, tenemos que estas se llevan por tradición en los
pobladores de las distintas comunidades de la ciudad de Culiacán, en este caso
341
Néstor García Canclini, Culturas Hibridas, Op. cit, p.270
211
nos referimos a La Noria Imala, de lo que Leoncio Félix, nos comparte su
experiencia musical en dicho poblado.
Empecé a tocar a los doce años, toco tarola y tambora... Comencé
aquí, se llamaba “Banda La Noria”, estaba yo plebe íbamos a las
rancherías a ensayar y tocar a quien nos contratara, principalmente
recuerdo yo agricultores, gente que manejaba el peso, que tenía la
manera, después toque con la “Banda El Pozo”, puros de aquí,
éramos de los mismos, este pueblo era muy “bandero” había mucho
músico aquí que se fue a Culiacán a probar suerte342
La tradición musical343 permanece en los habitantes sinaloenses que gustan de
estas músicas, del mismo modo, aquellos que se encargan de llevar estas
melodías hacia donde son demandadas, dedicados a la ejecución instrumental de
la tambora sinaloense, favorecen la creación de un gusto que influye en la
sensibilidad del individuo, en la apropiación de la melodía se encuentra parte de
su apego hacia el entorno rural al que siente pertenecer, así lo manifiesta Jorge
Barraza al compartirnos lo siguiente.
La banda, la preferida mía se llama “Cuatro milpas”, esa que dice,
“Cuatro Milpas tan solo han quedado, del ranchito que era mío”…
también los caballos que corrieron. Cuatro milpas me gusta porque
cuando yo era niño, mi padre era muy alegre, y pues en aquel
entonces tenía la manera, traía la música… yo tenía como ocho diez
342
Leoncio Félix [Entrevista], loc. cit.
Eric Hobsbawm utilizó el término ‘tradición inventada’ para significar un conjunto de prácticas,
normalmente gobernadas por unas reglas abiertas o tácitamente aceptadas y de una naturaleza
ritual o simbólica, el cual busca inculcar ciertos valores y normas de conducta por repetición, que
automáticamente implica continuidad con el pasado; asimismo menciona que cualquier práctica
social que necesita ser realizada repetidamente tenderá, por conveniencia y eficiencia, a
desarrollar un conjunto de dichas convenciones y rutinas, las cuales podrán ser, formalizadas para
los propósitos de transmitir la práctica a los nuevos practicantes. Esto se refiere a prácticas
familiares entre las que puede caber la enseñanza a la ejecución de instrumentos, así como de
gustos musicales compartidos. Al respecto véase, Eric Hobsbawm y Terence Ranger, La invención
de la tradición, Barcelona, Crítica, 2002, pp. 1 y 5
343
212
años y yo decía, cuando yo sea hombre esa canción voy a mandar
tocar344
Como hemos dicho en páginas anteriores, entre quienes gustan de escuchar estas
músicas se configuran consumos diferenciados, mismos que se trasladan
generacionalmente, las familias sinaloenses acompañan sus celebraciones con
músicas que estos apropian como parte de su identificación regional, estas
prácticas – según la opinión de nuestro entrevistado -, corresponden a lo que el
mismo definió como tradición, y aquí nos comparte.
Pues porque va por generaciones, a mi padre le gustaban, luego a
mí, a mis hermanos y ahora a mis hijos también les gustan... Ellos
son muy musiqueros, gustosos de la banda como yo, hasta se le
enchina la piel a uno, acá en la casa agarramos la costumbre cada
que podemos de la música, cuando no vienen mis yernos y en mi
cumpleaños me traen la banda aunque sea una hora nomás por el
puro gusto, nomás llegamos a tener la música la primera que tocan
es las cuatro milpas y los caballos que corrieron345
Las músicas de corridos y su interpretación con “tambora” son parte del consumo
de los sinaloenses, asimismo la apropiación que estos realizan tiene que ver con
las formas de interpretación instrumental, lo cual impregna en la sensibilidad de
aquellos que escuchan estas melodías como parte de un gusto familiar, así lo
expresa Alberto Barraza al compartirnos lo siguiente
Los pavorreales es un corrido, se trata de eso también, pero lo oigo
yo como algo alegre, no porque alguien mató sino que en esa pieza a
mí me gusta que “chimalee” la tambora de ese corrido pues el ritmo
es el que me gusta, a mi padre le gustaban todos esos corridos, y
344
Jorge Barraza Amarillas, [Entrevista] Marzo 2011, por Juan Antonio Fernández Velázquez
[trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los
corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en La Noria,
Imala, Sinaloa, México.
345
Ibíd.
213
canciones, el seguido “jalaba” la música, aquí en el rancho todos mis
hermanos crecimos en ese ambiente346
En este sentido, los consumos y gustos musicales de los habitantes rurales se
manifiestan a través de prácticas compartidas, en cuanto a las características de
nuestros entrevistados como hemos visto su gusto musical se inclina hacia las
músicas de tambora, por su parte Jorge Barraza al cuestionarlo sobre las músicas
de narcotráfico y narcotraficantes nos comenta lo siguiente.
En aquel entonces casi no se escuchaban, no era tan sabido cuando
a alguien le componían un corrido, antes lo componían pues porque
la gente moría y tenía alguna hazaña, como los corridos esos de
“Pancho Villa” ahora lo componen en vida y muchas veces ni es
verdad lo que dicen, le inventan muchas cosas que no son ciertas,
las canciones de antes eran pues más tranquilas, las escuchaba uno
por un gusto, ahora a cualquiera le componen un corrido de esos y lo
ponen como un “hombre grande”347
Lo anterior nos indica que hacia la fecha de auge en cuanto a composición de las
músicas de narcotráfico348, quienes habitaban en el medio rural mostraban poca
aceptación hacia dichas melodías, sus consumos se dirigían en torno a los
corridos tradicionales, esto como parte de la continuidad de un gusto musical.
Por otro lado, nuestro entrevistado compara las músicas de narcotraficantes con
las melodías alusivas a la época revolucionaria, la crítica que hace al respecto nos
expresa que los consumos que este realiza se manifiestan hacia el imaginario que
se construye en torno a estos personajes, mismo que es apropiado también por
quienes comparten este gusto musical destacando aspectos como honor y
valentía, caso similar es el de Alfredo Barraza, quien comenta.
346
Alberto Barraza Amarillas, [Entrevista] Marzo, 2011, por Juan Antonio Fernández Velázquez
[trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los
corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en La Noria,
Imala, Sinaloa, México.
347
Jorge Barraza Amarillas, [Entrevista], loc. cit.
348
Esto tomando en cuenta la edad de nuestro entrevistado nacido en 1950.
214
Me gusta el corrido de Valentín Félix, ese que habla de valentía,
pues porque fueron gentes que la hicieron por su valor, que se
mataron frente a frente por rencillas, a toda esa gente que moría y le
componían, esos son los corridos que se escuchaban por la gente de
antes y a uno se le quedan grabados349
Por otra parte, el gusto por la interpretación de conjunto norteño también
corresponde a una tradición para los sinaloenses que gustan de estas músicas, la
práctica de este género se manifestaba con naturalidad en el poblado, gracias a la
realización de bailes y diversas festividades que eran amenizadas por los mismos
habitantes de La Noria Imala, dedicados al oficio musical, según nos cuenta Juan
Beltrán Gutiérrez, quien al igual que en el caso anterior, pertenece a una familia
con un gusto musical compartido.
Me gustaba la música de acordeón porque uno aquí creció con eso,
me acuerdo que más antes aquí en el rancho, había un acordeonero,
y pues se juntaban varios músicos de acá y formaban un conjunto de
“Chirrines” que le llaman, aquí más antes había muchos músicos, las
fiestas se hacían en casas o en terrenos grandes de aquí mismo, a
veces se cobraba la entrada, en otras ocasiones lo hacían por puro
gusto los fines de semana.350
Estos eventos llegan entonces hasta las rancherías aledañas a Culiacán a través
de diversos promotores artísticos como una forma de circulación musical en la
cual se buscaba llegar a un público consumidor, por su parte quienes acudían
disfrutaban de dichas formas de entretenimiento convirtiéndose en una actividad
cotidiana del poblado.
349
Alfredo Beltrán Gutiérrez [Entrevista] Marzo 2011, por Juan Antonio Fernández Velázquez
[trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los
corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en La Noria,
Imala, Sinaloa, México.
350
Juan Beltrán Gutiérrez [Entrevista] Marzo 2011, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo
de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos
sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en La Noria, Imala,
Sinaloa, México.
215
Emilio leal351tenía muchas amistades aquí en el rancho, en ese
entonces venían y organizaban bailes para toda la gente, traían
música de conjunto o tambora, como “Los Tamazulas” y el dueto
“Diego y Emilio” donde él tocaba. Los bailes eran en fines de
semana,
cobraban cinco
pesos
la
entrada,
esos
entrenamientos aquí en el rancho en aquel entonces.
eran
los
352
Las entrevistas realizadas anteriormente corresponden a personas nacidas en los
años cincuenta353, por tanto, recreamos los consumos y gustos musicales
de
acuerdo a la edad de los mismos durante la temporalidad que corresponde a
nuestro estudio. En este sentido, demostramos que durante la década de los
setenta, las músicas de narcotráfico no impregnaban en la sensibilidad de los
individuos que habitaban en las zonas rurales, quienes presentaban una marcada
tendencia hacia el consumo por las músicas tradicionales en la región: tambora y
conjunto norteño.
Esto coincide con lo dicho en el capítulo anterior, donde mencionamos la poca
presencia de las músicas de narcotráfico en los habitantes de la ciudad de
Culiacán, hacia la década de los setenta en el entendido de que eran pocos los
corridos de narcotráfico que circulaban en aquellos años y aunado también a que
la circulación de estas músicas estaba a cargo de disqueras locales las cuales
contaban menor proyección.
En este sentido, los consumos que se realizaban de las músicas de tambora y
conjunto norteño se manifestaban a través de los diversos eventos llevados a
cabo en dicho poblado, donde estas músicas eran acompañadas por el disfrute y
la diversión de los asistentes, convirtiéndose en las actividades de ocio y
recreación para los habitantes de La Noria, Imala.
351
Propietario de discos E.L.A., de quien mencionamos en páginas anteriores.
Juan Félix Beltrán [Entrevista] Marzo 2011, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de
campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre
narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en La Noria Imala, Sinaloa,
México.
353
Entre 1950 y 1955, de acuerdo a la información recopilada por los testimonios entrevistados.
352
216
Por otra parte, los consumos hacia las melodías del género norteño y de tambora
sinaloense continúan en la generación que comprende hacia la década de los
ochentas y noventas, por quienes convivieron con dichas músicas, mientras que
las músicas del narcotráfico, narcotraficantes y narcocorridos adquieren poca
presencia en el gusto musical de los habitantes del medio rural, esto nos habla de
que las músicas que versan sobre el ilícito de las drogas, sus actores y sus
excesos surgen dentro de un género musical hibrido, es decir, mezclado entre
elementos de tradición y modernidad esto expresado tanto en sus formas de
ejecución musical, como en el público que desean alcanzar.
Las músicas de tambora y conjunto norteño manifiestan para los habitantes del
medio rural una tradición que perdura por generaciones, apropiándolo como algo
que se relaciona con el entorno en el que estos conviven, también como parte del
disfrute de aquellos que gustan de escucharlos así lo expresa nuestro
entrevistado, José Galindo Osuna, al compartimos lo siguiente.
Me gusta la música de Banda, esa música es la de uno, cuando ando
ya con dos tres cervecitas encima me gusta escucharla, a la
rancherada nos gusta toda esa música, aquí en el rancho es muy
común, es por el gusto de la gente.354
Las formas de ejecución de estas músicas propician un gusto musical compartido,
las melodías interpretadas por tambora sinaloense expresan el goce de aquellos
quienes gustan de escucharlas, por su parte, nuestro entrevistado recuerda que el
consumo por estas músicas surge como un gusto familiar, sobre ello nos comparte
la siguiente anécdota
Será por el modo en como la tocan, es una música alegre, que lo
mueve a uno, desde que tenía uso de razón escucho la música esa,
me acuerdo que mi apa nos decía desde que estábamos chiquillos
que para él no había música más bonita que la Banda, y nos decía:
354
José Galindo Osuna [Entrevista] Abril 2011, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de
campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre
narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en La Noria Imala, Sinaloa,
México.
217
“Traigan la banda ahora que estoy vivo porque ya muerto no voy a
escuchar ningún ruido”355
Los gustos hacia las músicas de narcotraficantes se asocian hacia su ejecución
con conjunto norteño, mientras que los consumos que de surgen están
relacionados con elementos que se destacan en torno a los interpretes de las
melodías, sobre esto nos comenta José Galindo Higuera, quien tras el parentesco
con nuestro anterior entrevistado nos refiere su preferencia por la figura del
interprete “Chalino” Sánchez.
Los corridos de “Chalino” son los que me gustan, será por la
persona, la forma de cantar de él, como vestía, pues la voz, también,
es muy parecida al modo de hablar de uno, lo escuchas cantar y haz
de cuenta que te estuviera platicando una historia356
La figura de Rosalino Sánchez Félix, contribuye a la construcción del estereotipo
del ranchero-urbanizado, la identificación con el personaje hacia aquellos que
gustan de sus músicas se manifiesta tanto en su forma de interpretación de la
melodía, así como su vestimenta campirana similar a la que se utiliza en el ámbito
rural, mas con un aire de ostentación, esto favorece entonces hacia una
reapropiación de estos elementos por parte de un público de extracción rural,
quienes encuentran en dichas melodías un acercamiento al entorno en que estos
conviven.
En este sentido, además de las músicas de narcotraficantes, parte del repertorio
de dicho interprete aun expresa ciertas características del corrido tradicional, es
decir, una crónica cantada en torno a un personaje, mismo que la mayoría de las
veces es producto de la invención del compositor, cuya labor se centra en exaltar
estas figuras protagónicas del relato en cuestión.
355
Ibíd.
José Galindo Higuera [Entrevista] Abril 2011, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de
campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre
narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en La Noria Imala, Sinaloa,
México.
356
218
De tal manera que, los consumos que se realizan de la melodía giran en torno a
las supuestas virtudes que se destacan a estas figuras mismas que dentro del
relato son parte de un escenario ligado al entorno rural, en relación a esto nuestro
entrevistado comenta.
Habla de hombres enamorados, alegres, gente de rancho como uno,
la del “pela vacas” es mi preferida, por como la canta, por la historia
que te cuenta, del hombre que andaba de bandido de rancho en
rancho, que tenía sus escondites pa burlar la ley, es la historia, te
digo, es lo que hace bonito el corrido357
Tenemos entonces que los gustos musicales del habitante del medio rural
continúan siendo en esencia hacia el corrido tradicional, aquella interconexión
entre realidad y ficción, contribuye a la construcción de una imagen del personaje
o el contenido de la melodía, misma que manifiesta consumos diferenciados, ante
esto contamos con el testimonio de Omar Zazueta quien nos comenta.
Me gusta el grupo que traía, con norteño tenía corridos muy bonitos,
a lo mejor son inventados, la cosa es que a uno le gustan, tú no
estás pensando si son verdad o mentira, a uno le gustan por lo que
dice de aquel corrido358
Durante la década de los noventa a raíz de la muerte de “Chalino” Sánchez”
surgieron toda una serie de intérpretes intentando imitar su estilo musical, tras la
búsqueda de aquel público consumidor, sin embargo, el personaje Rosalino,
continuaba en el gusto musical de quienes los consumen respecto nos comenta
Guillermo Zazueta.
Más antes salieron otros cantantes queriendo cantar y vestir
“achalinado” como dicen, pero para mi gusto ninguno como él, aquí
357
Ibíd.
Omar Zazueta Zazueta [Entrevista] Marzo 2011, por Juan Antonio Fernández Velázquez
[trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los
corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en La Noria
Imala, Sinaloa, México.
358
219
en el rancho se escucha mucho, muchas veces te gusta una música
por la persona, escuchas la misma canción o cualquier corrido con
otro cantante y no es la misma, es el estilo, la forma de cantar alegre
lo que a veces te gusta359
Como vemos, las músicas de narcotraficantes y narcotráfico hacia principios de la
década de los ochenta hasta finales de los noventa contaban con poca presencia
en el gusto musical de los habitantes del medio rural, los consumos que estos
realizan se apegan más hacia las músicas que por tradición se interpretan en el
territorio sinaloense, mientras que los corridos que estos consumen cumplen con
las características del corrido tradicional.
Ahora nos ocuparemos de expresar los consumos de los habitantes de Culiacán
que gustan de estas músicas, en primer plano tenemos aquellos que han migrado
de las zonas rurales, como es el caso del municipio de Badiraguato, de donde son
originarios nuestros primeros entrevistados. En un segundo aspecto, tenemos a
personas oriundas de la ciudad de Culiacán.
Los consumos que se realizan en este caso giran en torno al contexto de la época,
durante la década de los setenta existían pocos corridos de narcotrafico en
circulación, sin embargo los protagonistas de estas melodías, para el caso de
nuestros entrevistados, funcionaron como un vehículo que los conecta a su
entorno, contribuyendo a activar el recuerdo personal.
Nuestro siguiente testimonio, Alfredo Laija, oriundo del poblado Los Naranjos,
Badiraguato, expresa aquellas creencias de la gente que se transmiten de boca en
boca generando estereotipos marcados giraban en torno al imaginario construido
hacia la figura del narcotraficante que comenzaba a emerger hacia la década de
los setenta, tras compartirnos su experiencia al haber emigrado a Culiacán,
agrega.
359
Jesús Guillermo Zazueta Zazueta [Entrevista] Marzo 2011, por Juan Antonio Fernández
Velázquez [trabajo de campo],
Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos
y
representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000)
realizada en La Noria Imala, Sinaloa, México.
220
De esas gentes pues yo no las conocí pero decían que le hacían a la
movida, hacían dinero y ayudaban a la gente, cuando yo empecé a
trabajar acá en Culiacán, eran muy mentados como gente que no
hacía daño a nadie, de ese Rubén Cabada decían que cuando iba pa
la sierra traía costales de dinero que repartía a la gente360
Como ya mencionamos en páginas anteriores, eran pocos de estos temas los que
existían en circulación, de acuerdo con lo dicho por nuestro entrevistado, y el
recuerdo que este hace de la melodía, notamos que estas funcionan como un
elemento que los acerca con la imagen del ranchero urbanizado, misma que
apropia y asocia con el fenómeno de la migración, de la que fue parte en el
Culiacán de aquella época.
Por otra parte, la transmisión radiofónica como signo de modernidad impregnaba
tanto en la sociedad culichi como en sus nuevos habitantes, considerándolo una
novedad de aquellos años, su acceso a esta se manifiesta como una forma de
entretenimiento.
De los primeros corridos que se empezaron a escuchar y que me
gustaron, el de “Rubén Cabada” y “Tanito Martínez361” había pocos
en aquel entonces, me acuerdo del corrido de Tanito que decía, “voy
a cantar un corrido ustedes lo han de saber, ese Tanito Martínez, si
se sabe resolver, cuando vino de su tierra, anduvo por donde quiera
ahora vive muy feliz, en la Loma Rodriguera”, los podías escuchar en
la radio, ese era el entretenimiento de uno, me acuerdo que había un
programa musical por las tardes después de la novela de don
Porfirio, ahí se oían de esos corridos.362
360
Alfredo Laija Serrano [Entrevista] Mayo 2011, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo
de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos
sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Culiacán Sinaloa.
361
Para consultar la letra completa de “tanito” Martínez, véase Anexos, p. 241
362
Ibíd.
221
Por otro lado, las formas de circulación de dichas músicas involucran también los
consumos, de manera que el material discográfico llegaba en ocasiones a los
hogares sinaloenses y las músicas de narcotráfico se hacían presentes para
amenizar los festejos de quienes gustan de escucharla en sus diferentes espacios,
al respecto, Javier Laija, de parentesco con nuestro anterior entrevistado, nos
comenta sobre estas formas de convivencia.
Escuchaba recuerdo, cuando empezó a salir “La Banda del Carro
Rojo”, cuando recién salió con Pepe Cabrera ya después con los
Tigres del Norte, pero yo la escuché primero con Pepe Cabrera,
borracheras que nos poníamos aquí, en la casa con amigos,
escuchando los discones con gente de allá del rancho casi cada fin
de semana nos juntábamos p’al cotorreo363
Por otro lado, hacia la década de los ochentas y noventas, mientras los medios se
encargaron de hacer de los narcotraficantes personajes públicos, para los culichis
que consumen las melodías representaban el contexto de una época que
presumen recordar con cierta nostalgia. Además de ser parte de las formas de
convivencia, las músicas de narcotraficantes contribuyen a externar entre los
oriundos del medio rural esa melancolía hacia su entorno, así lo expresa Álvaro
Laija, quien al activar el recuerdo sobre la melodía, manifiesta también los
consumos que realiza de la misma, además menciona la incursión de la música de
banda en la interpretación de estas músicas.
Del corrido de Baltazar Díaz fue muy sonado aquí en Culiacán,
“estando moliendo caña en su ranchito querido”, con los Intocables,
me acuerdo haberlo escuchado en “Los Jacales” por aquellos años,
después lo grabaron con los Coyonquis364
363
Javier Laija Serrano [Entrevista] Mayo 2011, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de
campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre
narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Culiacán Sinaloa.
364
Álvaro Laija Serrano [Entrevista] Mayo 2011, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de
campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre
narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Culiacán Sinaloa.
222
Esta melancolía se refuerza cuando lo cuestionamos sobre lo que para él sería
una de las melodías más significativas, su respuesta encierra el cariño hacia los
orígenes que siguen presentes, la ausencia física se compensa pues con los
gustos musicales, activando el recuerdo como un acercamiento hacia aquello que
despierta sus emociones.
Pues corrido que me guste “El Corrido de Badiraguato”, ya te
imaginaras porque, yo la he escuchado con “Los Populares del
Llano” o con “La Banda Cortijitos”, no hay mejores musiqueros que
esos, son de allá del rumbo, pa mi escuchar una música no hay
como la banda instrumental, la mera, mera y pues escuchando el
corrido, hasta se le enchina el cuero a uno, pa que más que la
verdad.365
En este sentido, de acuerdo a lo dicho por nuestros entrevistados podemos decir
que los consumos que estos realizan en torno a las músicas de narcotráfico y
narcotraficantes se manifiestan hacia la figura del narcotraficante de la época,
como el personaje que expresa esa dualidad entre lo rural y lo urbano, muy
propiamente ligado con la emigración del campo a la ciudad, característica de
aquellos años.
Cabe destacar que en el trabajo de campo realizado se tomó en consideración la
edad de los entrevistados, nacidos entre los años 50’s y 80’s. Otra característica
que comparten es su origen rural, situación que también influye en las formas de
consumo pues estas van relacionadas hacia la nostalgia al terruño y los orígenes.
Por otro lado, en las siguientes líneas expondremos los consumos realizados por
habitantes originarios de Culiacán, si hacemos una diferencia entre las
apropiaciones que oriundos de la capital sinaloense y aquellos provenientes del
medio rural hacen de las melodías, diremos que mientras los primeros se apegan
más al recuerdo adherido a la tierra que los vio nacer y que dejaron tiempo atrás,
los culichis manifiestan el recuerdo de una época en la que el narcotráfico se
volvió parte de la cotidianidad sinaloense – y que persiste hasta nuestros días -.
365
Ibíd.
223
Nuestros entrevistados se consideran ajenos al fenómeno de las drogas, mas
asimilan sus músicas como el reflejo del Culiacán de aquellos años. De esta
manera es como se creaba una imagen en relación al narcotráfico y sus
personajes que muchas de las veces era basada en relatos construidos por los
mismos pobladores, es así como las músicas vienen a reconstruir el recuerdo del
acontecer de una época.
De esta forma, la melodía sintetiza los acontecimientos versados entre realidad y
ficción, pero además recrea una situación cotidiana en el Culiacán del cual se
construyó una imagen a nivel nacional en torno al negocio de las drogas. Esta
imagen es reapropiada en tanto que contribuye a activar la memoria de quienes
gustan de escuchar dichas músicas, así lo expresa Jorge Luis Beltrán Sauceda,
oriundo de esta ciudad, quien comparte lo siguiente.
Del corrido de “La Mafia Muere”, “Culiacán capital Sinaloense,
convirtiéndose en el mismo infierno”, para mi gusto ese corrido
expresa realmente lo que estaba pasando en aquellos años, yo
recuerdo haberlo escuchado todavía en la radio con Pepe Cabrera,
con la “Banda Los Porteños”, fue muy sonado por lo que trataba el
corrido366
Esta imagen también se construía hacia los personajes de la localidad que se
decían dedicados al ilícito de las drogas, quienes se inmortalizaron a través de las
melodías que componían en su honor, más que una exaltación hacia la figura de
estos, se destacaban características que podían ser apropiadas por cualquiera
que guste de escuchar estos temas.
Sin embargo, de acuerdo con el recuerdo que nuestro entrevistado hace de la
melodía, notamos que resalta algunos elementos que lo relacionan con el entorno
en el cual convive, manifestando ese sentimiento de pertenencia y expresando al
tararear los versos un pasaje característico de su ciudad natal.
366
Jorge Luis Beltrán Sauceda, [Entrevista] Mayo 2011, por Juan Antonio Fernández Velázquez
[trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los
corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000), realizada en Culiacán
Sinaloa.
224
Es ahí cuando la figura del personaje pasa a un segundo plano y en ocasiones lo
que resulta es un apego hacia el entorno local y de esta forma el imaginario se
convierte en representación al ser consumida por quienes comparten este gusto
musical, sobre esto ponemos el siguiente ejemplo.
Hay un corrido de aquellos años, “El Corrido de Lamberto Quintero”,
me gusta por la letra, esa parte que dice, “Puente que va a Tierra
Blanca, tu que lo viste pasar recuérdales que a Lamberto nunca se le
va olvidar... y que dice que hace falta el Culiacán”, me acuerdo
haberlo escuchado por los ochentas, de ese Lamberto decían
muchas cosas, yo no sé si era tan valiente como dicen, era más la
fama que tenía de “cabron”367
Esta es pues la característica de los corridos de narcotraficantes que estuvieran
en boga hacia mediados de la década de los ochenta, en este sentido, los gustos
y consumos musicales varían de acuerdo a la temporalidad en la que estas
músicas se desarrollan, lo que trae como resultado que nuevas generaciones
consuman estas músicas que ahora contienen en sus letras mensajes dirigidos
hacia el lujo y la ostentación de los protagonistas a lo que aquí llamamos
narcocorrido, mismos que salieron a la luz hacia principios de los noventa.
En este caso, lo que comenta, Jorge Alberto Beltrán, quien tiene parentesco con el
anterior entrevistado, manifiesta que estas músicas se mantienen vigentes en el
gusto de la población culiacanense y que además los consumos que se realizan,
más que hacer apología a las acciones de estos personajes, surgen para destacar
el sentido de pertenencia, lo cual indica la confluencia entre las apropiaciones de
los referidos testimonios hacia las melodías.
Me acuerdo haber escuchado el corrido de “Los Dos Plebes”, cuando
estaba más morro… esos que pistiaban en una cantina, cuando le
pregunta uno al otro que si es sinaloense, de esos que no se rajan y
que luego se hacen amigos ese corrido habla de esas cosas que tú
367
Ibíd.
225
dices, del narco pero cuando lo escuchas las historias te empiezan a
gustar368
Tenemos entonces que de acuerdo a las edades de ambos369, a pesar de
encontrar sus gustos musicales en distintas temporalidades los consumos
efectuados por estos coinciden en el sentido de que se trata de la asimilación y
pertenencia hacia los orígenes.
Por otro lado, en el entendido de que – como hemos apuntado en paginas
anteriores – los consumos y gustos hacia las melodías versadas entre el tráfico de
drogas, sus personajes y ostentaciones, no permean solamente entre los
sinaloenses sino que llega a influir en aquellos individuos provenientes de otros
estados de la república, quienes una vez habiendo emigrado hacia la entidad
sinaloense adoptan una serie de prácticas y conductas relacionadas con la
aceptación de dichas músicas. Expondremos a continuación ejemplos que
cumplen con estos elementos, con el objetivo de ampliar nuestro panorama de
análisis sobre el tema en cuestión.
En este caso se trata de los hermanos Manuel y Arturo, Lara Pantoja,
provenientes de Salamanca Guanajuato, quienes vinieron a Culiacán con afán de
aventurar y encontrar otras formas de ocupación que no hallaban en su entidad,
estos se trasladaron a la capital del estado a mediados de los ochentas
encontrando además elementos que adoptaron después de algunos años de
permanecer en la capital sinaloense, entre los que se encuentra el gusto por las
músicas norteñas370 y con ello las músicas de narcotraficantes.
De esta forma, los gustos musicales hacia las melodías de género norteño se
conjugan e influyen en aquellos que al trasladarse a Culiacán encuentran una
368
Jorge Alberto Beltrán Castañeda, [Entrevista] Mayo 2011, por Juan Antonio Fernández
Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos
y
representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 –
2000), realizada en Culiacán Sinaloa.
369
El padre es nacido en 1951, mientras que el hijo corresponde al año 1986
370
Lo cual no quiere decir que en este municipio perteneciente al bajío guanajuatense no existan
agrupaciones que interpreten música de acordeón y bajo sexto, entre estos encontramos a Los
Hermanos Banda de Salamanca, sin embargo nuestros entrevistados reconocen que adoptaron el
gusto por estas músicas una vez estando en la capital sinaloense.
226
forma de asimilación y adaptación de aspectos que están ligados al entorno, en
una época en la cual las músicas de narcotraficantes se expandieron
masivamente gracias al papel que jugaron los medios de comunicación.
Son los medios de comunicación quienes se encargan de ofrecer a los públicos
variedad de géneros musicales, de los cuales nuestros entrevistados mantenían
gustos compartidos, así lo expresa Arturo Lara Pantoja, quien nos comenta al
respecto.
Me acuerdo mucho que estaban de moda las baladas románticas,
grupos como “Los Barón de Apodaca”, “Los Zorros”, incluso cumbias,
también acostumbrábamos salir a bailar los sábados por la noche,
eso era lo que escuchábamos nosotros por allá era la música de
aquellos años que se podía escuchar en la radio, en las plazas, al
salir de los cines acompañado de la chava... eran bonitos tiempos371
Vemos como los gustos musicales que adquirió en su tierra natal surgen gracias a
la influencia de los medios masivos, entre estos la radio, las melodías a las que
hace referencia se ajustan al contexto de finales de los setenta donde existía
también un gusto por la balada romántica a través de agrupaciones que grababan
en la capital de la república y de esta manera distribuían su material hacia otros
espacios.
Por su parte, los gustos hacia el género norteño surgen gracias a que existían
diversos espacios dedicados a la diversión y el esparcimiento de los habitantes de
Culiacán donde se interpretaban melodías con el fin de amenizar las noches de
baile para los asistentes.
Nosotros llegamos a Culiacán como en el 85, me acuerdo que
llegamos a rentar ahí en Tierra Blanca, ahí vivimos muchos años,
una vez un vecino de ahí nos invito a los quince años de su hermana,
una fiesta en el salón “La Estrella”, en ese entonces fue cuando
371
Arturo Lara Pantoja, [Entrevista] Mayo 2011, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de
campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre
narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000), realizada en Culiacán Sinaloa.
227
escuchamos grupo norteño, tocaban un poco de todo, era fiesta
familiar, pero me acuerdo que tocaban mucho el corrido de “El
Culichi”, en aquel entonces nosotros no sabíamos ni quien era
nomás por su corrido. 372
Fue así como ocurrió el primer contacto con las músicas de narcotraficantes por
parte de nuestros entrevistados, lo cual nos indica que en el Culiacán dichas
melodías circulaban tanto en eventos públicos y privados formando parte del gusto
musical de quienes demandaban estos temas. Mientras que los que recién habían
tenido contacto con los temas que hacían alusión a los narcotraficantes
comenzaban a percibir lo que quizás fuera para estos – en un principio - una
moda más que una apropiación, nos referimos a la indumentaria utilizada para los
bailes de ocasión donde se interpretaban músicas tambora, así como de acordeón
y bajo sexto que incluían en su repertorio músicas de narcotraficantes.
En aquel tiempo ibas a los bailes “embotado” y con sombrero,
nosotros empezamos a ir, te digo, por amigos de ahí de la colonia o
del trabajo que en aquel tiempo escuchaban norteño y corridos de
esos, y de repente nos empezamos a vestir así, nos gustó el estilo,
pues la ropa que usábamos en las fiestas.373
En este sentido, los usos de la vestimenta también involucran un conjunto de
prácticas específicas e interpretaciones que los producen, es en estas formas de
interpretación cuando las modas desencadenan conductas asimiladas por
aquellos que las aceptan y le dan un sentido propio, es por ello que no será ajeno
el hecho de que alguien que se traslade a una ciudad donde existen elementos
culturales diversos, - entre estos las músicas – los adopte como propios, dándole
significaciones diversas.
372
Ibíd.
Manuel Lara Pantoja, [Entrevista] Mayo 2011, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo
de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos
sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000), realizada en Culiacán Sinaloa.
373
228
Dichas apropiaciones por parte de quienes ahora adoptarían el gusto por las
músicas de narcotraficantes se extenderían gracias al acceso que se tenían a
estas por medio de las formas en las que circulaban, entre las que se encuentra el
cassete – cinta magnética – cuya adquisición se daba de manera clandestina, así
lo comenta Manuel Lara Pantoja.
Me acuerdo de los primeros cassetes que compré, como en el 89 o
90 eran de chalino aquí en el centro, te los vendían piratas, los
ponían en unas mesitas afuera de los puestos, eran cassetes que los
grababan con esas canciones de las grabadoras de antes, así fue
como empecé a escucharlos, el corrido de “El Sapo”, “Jorge
Cazares”, “El Pelavacas”, cantaba pues corridos de valientes, pero
también románticas, un poco de todo. 374
Por otro lado, los consumos y
gustos musicales se manifestaban de forma
habitual en estos espacios donde se llevaban a cabo los bailes y festejos
acompañados de esta expresión musical, sobre esto comenta nuestro entrevistado
al compartirnos su anécdota.
Me acuerdo que fuimos mi carnal y yo al último baile de Chalino, fue
en el “Salón Granada”, así se llamaba, estábamos ahí, nomás por el
gusto de escuchar a Chalino, me acuerdo que en ese tiempo fue
cuando empezó a pegar mas, nosotros apenas alcanzamos a ir,
nomás por el gusto de estar ahí escuchando a Chalino, fue una moda
si, pero hay mucha gente que todavía lo escucha entonces yo digo
que es algo mas que eso, a mi todavía me siguen gustando y aunque
no sea de Sinaloa, los escucho igual.375
De acuerdo a lo anterior, los consumos que manifiestan nuestros entrevistados se
construyen a través de la figura de Rosalino Sánchez Félix, “Chalino”, del mismo
374
375
Ibíd.
Ibíd.
229
modo que apropiaron sus músicas como parte de la variedad del repertorio de
dicho personaje, consumiéndolas dentro de sus actividades de ocio y recreación.
De esta forma las prácticas en las que se consumen estas músicas se crean en
parte gracias a que los interpretes se convierten en figuras mediáticas,
convirtiéndose en instrumentos que intervienen de manera importante en aquellos
que se vuelven consumidores de una cultura que les llega a través de estos.
La apropiación de estas músicas se da entonces cuando el mercado musical se
vuelve un elemento mas de la cultura, es por esta razón que las músicas son
capaces de influir y expandir estas expresiones hacia otros espacios donde
encuentre igualmente aceptación, así como también en caso particular de
nuestros entrevistados impregnar en el gusto de aquellos que adoptan y
consumen estas músicas.
Por tanto, decimos que , los consumos hacia estas melodías no son exclusivos de
los sinaloenses, sino que puede influir en aquellos que - en el caso de nuestros
entrevistados - habiendo emigrado hacia espacios donde estas músicas son un
reflejo de la cotidianidad, asimilan y conviven con estas expresiones musicales
dándole así sus propias interpretaciones.
*
En el apartado anterior se expusieron una serie de elementos que consideramos
importante para explicar el arraigo de las músicas en la capital sinaloense,
hablando de la tambora sinaloense, así como de las músicas de narcotráfico,
narcotraficantes y
narcocorridos; por principio de cuentas diremos que las
características urbano-rurales que distinguen a Culiacán representan una razón de
suma importancia para que estas músicas estén insertas en el gusto de aquellos
quienes las escuchan.
Los esfuerzos gubernamentales por ofrecerle a la ciudad una serie de cambios
sociales y culturales, con las obras de urbanización realizadas y el implemento de
DIFOCUR, como promotor de la cultura oficial no fueron suficientes para lograr los
cambios de mentalidad que pretendían, lo cual nos indica que estas
230
modificaciones no se reducen únicamente a la urbanización en las ciudades, sino
que dichos procesos deben ser asimilados por los pobladores para que así la
adopción y consumo de los bienes culturales que se ofertan surtan efecto.
De esta forma las músicas se convierten en un vehículo que contribuye a
preservar las tradiciones entre los pobladores que gustan de escucharlas, tal es el
caso de nuestros testimonios en el poblado de La Noria Imala, quienes expresan
sus gustos hacia las músicas de Tambora sinaloense como parte de una identidad
regional que además de ello se ha arraigado por generaciones y se convierte en
el reflejo y forma de vida de no pocos habitantes de ese poblado.
Por otro lado, hablando de las músicas de narcotráfico, narcotraficantes y
narcocorridos, para los oriundos de la capital sinaloense manifiestan el reflejo de
una época y son apropiados en torno al recuerdo que se surge al tararear o
escuchar dichas melodías, ligados al entorno y cotidianidad de una ciudad que
convivía con el fenómeno del narcotráfico – que aun persiste – del cual se
enteraban a través de lo que se hablaba entre la misma población culichi,
manteniéndose la tradición oral, o bien a través de los medios masivos.
En este sentido, los consumos y gustos musicales tienen a extenderse hacia
individuos provenientes de otros estados de la república, quienes deciden
trasladarse a esta capital, encontrando elementos que asimilan y apropian en
formas diversas – como las músicas – que son consumidas a través de un
conjunto de prácticas donde se involucran actividades de ocio, como es el caso de
los eventos donde se interpretan corridos de narcotraficantes.
231
CONCLUSIONES
Las músicas constituyen una manera de expresión propia de los seres humanos,
un vehículo a través del cual entienden y asimilan el mundo que los rodea; se trata
de un eslabón importante dentro del sinnúmero de manifestaciones culturales que
existen y es a través de estas que los individuos interpretan una realidad que les
es propia.
Sin embargo, las músicas también involucran no solo el reflejo de una realidad
sino también aquello que es irracional donde caben sensibilidades y emociones,
manifestadas por los individuos en colectividad; hablando específicamente de las
músicas de narcotráfico y narcotraficantes a los narcocorridos, estos en su
mayoría surgen de construcciones imaginadas, creando figuras, situaciones y
relatos en torno a dichas melodías, mismas que son asimiladas y apropiadas por
quienes gustan de escucharlos, generando consumos diferenciados.
De esta forma, las tres categorizaciones que se realizan en este trabajo: las
músicas de narcotráfico, narcotraficantes y narcocorridos, en torno al contenido
temático y los de las melodías, fueron con el objetivo de insertarlas dentro de la
temporalidad que comprende nuestro estudio (1970 – 2000), en dichas
clasificaciones se emiten mensajes que son apropiados y capaces de generar en
el receptor – consumidor – expresiones diversas, donde se involucran
sensibilidades, como externar su melancolía hacia el terruño y los orígenes y con
ello activando el recurso de la memoria motivando el recuerdo personal como
también forman parte del goce y entretenimiento de los individuos en sus
actividades de ocio y recreación.
En este sentido, los consumos que los sinaloenses manifiestan en torno a las
músicas de narcotráfico, narcotraficantes y narcocorridos, varían tras la evolución
temática de las mismas que se pueden diferenciar temporalmente, a su vez dichas
apropiaciones surgen como la continuidad del gusto por un género que adaptaría
el tema del tráfico de drogas, sus traficantes y sus excesos a sus acordes
musicales.
232
Es así como, en nuestro trabajo analizamos expresiones musicales que se
desarrollan dentro de un contexto histórico, gozando de un tiempo y espacio
determinados donde mantienen su vigencia y popularidad entre aquellos que
gustan de escucharlos y los consumen de tal manera que estas melodías son
adaptadas a sus prácticas cotidianas.
Otro de los elementos abordados en este trabajo fue el proceso de circulación de
las músicas, con ello comprendimos que dicha dinámica sobrepasa los limites
geográficos generando diversas formas en las que las melodías llegan a los
públicos, en las cuales también influyen otras prácticas dentro del ámbito musical
utilizadas para satisfacer el gusto de aquellos que las demandan, donde no
solamente se involucra el formato discográfico.
Un estudio de las músicas debe comprender los procesos de producción
circulación y consumo de la misma, el tema de las músicas sobre narcotráfico,
narcotraficantes y narcocorridos a sido abordado en diversas vertientes la mayor
parte de los estudios localizados y analizados en ente trabajo se desarrollan desde
el ámbito sociológico, seguidos por la etnomusicologia, psicología social, gran
parte de estos estudios se centran en explicar los procesos de producción de
estos temas ligados a la construcción de modelos, estereotipos y demás
ejemplificaciones con las cuales se busca llegar a la explicación de una realidad,
en la que se consigue representar solo una parte del escenario del narcotráfico y
sus protagonistas, así como los elementos que los configuran.
Con el análisis de
las letras de los corridos como parte de una elaboración
simbólica, lo que dichos autores buscan recrear es aquello que catalogan como
“narcomundo” a partir de los alcances que les otorgaban las melodías dedicadas a
los narcotraficantes, lo mismo sucede desde el plano musicológico en los cuales
encontramos una deficiencia en cuanto a la forma de abordar el contexto histórico
de las diferentes épocas y acontecimientos a los que aluden cada uno de los
trabajos, este es un punto crucial en la elaboración de trabajos investigativos, y
conlleva lo que conocemos como multidisciplinariedad.
233
Otros trabajos apuntan hacia la importancia comercial que representa la
participación de los compositores e intérpretes en la recreación de imágenes
plasmadas en sus discos y presentaciones con las cuales buscan llegar al público;
mientras que realizan un análisis más apegado al plano instrumentista, haciendo
énfasis en las notas de las melodías acordes y demás elementos, de igual forma
sin tanto énfasis en el análisis histórico.
En tanto que los trabajos realizados desde la historiográfica cuentan con ciertos
elementos dignos de ser analizados ya que destacan la trayectoria y recuento
histórico del corrido marcando distintas etapas, mas en un sentido biográfico
destacan elementos que apuntan hacia los compositores e interpretes de estas
expresiones musicales.
Podemos dar cuenta de que la dinámica de las investigaciones que aquí se
expusieron a manera de balance, giran alrededor de una parte de este proceso
- producción - haciendo énfasis en la creación de figuras sobre los actores que
forman parte de esta actividad ilícita: los narcotraficantes, a través de las letras de
los corridos, así como destacar la participación de aquellos que se encargan de
realizar dichas composiciones.
Por otro lado, de acuerdo a los trabajos desde el ámbito historiográfico se detectó
en ellos una ausencia de categorías analíticas en torno a la temática de las
músicas de narcotráfico, narcotraficantes y narcocorridos, ante esto nos dimos a la
tarea de formular y exponer las herramientas teóricas que nos fueron útiles para la
presente investigación, destacando los conceptos de mentalidad, imaginario y
representación, atendiendo a aquello que consideramos se encuentra ausente en
torno a los estudios de estas músicas, la otra parte que conforma el proceso de las
mercancías culturales: circulación y consumo, desarrollándose en tres espacios
específicos, Los Ángeles California, Tijuana y Culiacán.
Nuestro trabajo abarcó la temporalidad (1970 – 2000) durante este periodo
rescatamos elementos importantes: por un lado tenemos que la fecha de inicio de
nuestro periodo era considerada la etapa de auge en cuanto a la composición de
los temas sobre narcotráfico, mas conforme se desarrollo la investigación nos
234
percatamos de que realmente eran pocos los temas que había en circulación en
aquellos años.
No fue sino hasta la década de los ochentas cuando los corridos referentes al
trafico de drogas y narcotraficantes, fueron objeto de atención de los medios
masivos, esto lo demostramos al destacar promoción de las músicas de
narcotráfico y en los noventas, narcocorridos, así como también de los espacios
de actuación a de los distintos intérpretes que figuraron en la localidad, difundidos
a través de la prensa, durante los años que corresponden nuestro estudio.
Esto como elementos donde circulan y confluyen dichas músicas, con el fin de
satisfacer gustos musicales y consumos diversos por parte de quienes asisten a
estos eventos, tanto en cantinas como en espacios abiertos adaptados para su
celebración, todo esto a pesar de la aparente censura de los medios masivos.
Sin embargo, la producción y circulación de estas músicas siguiera, continuó su
curso ahora con el surgimiento de nuevas agrupaciones e intérpretes, con el fin de
cubrir una demanda hacia los sinaloenses radicados en otros espacios donde los
sinaloenses se hacen presentes.
Esto lo confirmamos en la ciudad de Tijuana y los Ángeles California, donde la
circulación
de
las
músicas
de
narcotráfico
conviven
con
la
influencia
estadounidense, más sin embargo existe una importante demanda por parte de la
población sinaloense de tal forma que éstos se encargan de formar agrupaciones
cuya característica es interpretar músicas de narcotráfico y narcotraficantes, esto
hacia la década de los ochentas con el fin de satisfacer un gusto musical entre los
consumidores.
Mientras que durante la década de los noventas fueron sinaloenses quienes
darían origen a lo que llamamos narcocorrido, por su variación en cuanto al
lenguaje y formas de interpretación, mas tarde, bajacalifornianos seguirían
ampliando la oferta musical en la ciudad fronteriza de Tijuana con una letra mas
explicita, relatando de manera cruda y violenta los enfrentamientos entre cárteles
de la droga mexicanos.
235
De esta forma, podemos decir que las formas de circulación, los consumos y
gustos musicales se trasladan por generaciones, de tal forma que en los años que
corresponde nuestro estudio, las familias sinaloenses residentes en Los Ángeles,
Tijuana y Culiacán, comparten anécdotas y experiencias, en torno a las formas en
las que estas melodías son transmitidas y apropiadas dentro del gusto musical de
nuestros entrevistados.
Por ello lo que consistió nuestro tercer capítulo analizamos la intervención de
compañías disqueras, y radiodifusoras encargadas de la promoción, circulación y
consolidación
de
diversas
agrupaciones
y
temas
de
narcotráfico
y
narcotraficantes. En un principio esta dinámica estaba a cargo de disqueras
locales, con producción a nivel regional, años más tarde surge la inquietud de
grabar estos temas por parte de otras compañías, con mayor presencia a nivel
nacional, debido a estrategias mercantiles; de manera que aquellas
que no
contaban en su repertorio con composiciones sobre el ilícito de las drogas, lo
hacían buscando penetrar en el gusto del público sinaloense, gracias a ello se
genera una libre circulación de temas y agrupaciones musicales.
La colaboración de la industria musical
y radiofónica dentro de la oferta de
corridos de narcotráfico y narcotraficantes indicaba la existencia de un gusto
musical y un público consumidor; todos estos elementos ayudan a que estas
músicas continúen vigentes dentro de la región y temporalidad en la cual
centraremos nuestro estudio.
Por otro lado, de acuerdo al papel de las empresas radiofónicas en la difusión de
corridos de narcotráfico y narcotraficantes, se daría de manera constante y
continuaría hacia principios de la década de los 80’s y hasta antes de su
prohibición por parte de las instituciones gubernamentales (1987) debido a lo cual
las disqueras y los compositores buscan diversas formas de continuar
produciendo estos temas, ahora con un peculiar lenguaje, dando origen al
narcocorrido (1990), murder corridos (2000), de estos últimos, surgidos en
la
frontera tijuanense.
236
Elementos como la piratería discográfica y herramientas electrónicas, entre estas
internet, han provocado que las formas de circulación se diversifiquen, creándose
nuevas formas de comunicación a través de comunidades virtuales donde
confluyen gustos y consumos musicales comunes, esto favorece la promoción de
los narcocorridos, creando eventos sociales donde los sinaloenses se hacen
presentes.
Por otra parte, además del papel de los medios masivos en circulación de estas
músicas, destacamos aquellas que no tuvieron la fortuna de salir al mercado hacia
un publico mas amplio, quedándose entre el gusto de los habitantes de una
comunidad, como ejemplo tomamos a ese compositor “anónimo” oriundo de
Pericos, Sinaloa, quien se encargo de plasmar en sus letras situaciones cotidianas
que se asemejan a lo que sucede en muchos de los poblados que comprenden
nuestra entidad sinaloense.
De esta forma, la circulación de dichas músicas, además de encontrarse con el
formato discográfico y la radiodifusión, se daba también de manera informal por
parte de las agrupaciones de tambora sinaloense, así como las que interpretan
acordeón y bajo sexto, por medio de Huipas, como llaman a la forma en que
ofrecen sus servicios al público y consumidores.
Los consumos que se realizan en torno a dichas músicas varían de acuerdo al
tiempo y espacio en el que están insertos, es por esa razón que en este trabajo se
trató la problemática como un proceso dinámico el cual no es exclusivo de una
entidad en particular, sino que se manifiesta en forma diversificada en otras partes
del territorio nacional e internacional.
Existe pues una diversificación en las formas en las que se da el desarrollo de los
consumos y gustos musicales entre los sinaloenses en cada uno de los espacios
estudiados, de ello se habla en el cuarto y ultimo capítulo, acerca de los consumos
y gustos musicales por parte de los sinaloenses radicados en Los Ángeles hacia
las melodías del narcotráfico, narcotraficantes y narcocorridos surge como una
forma de externar la melancolía hacia aquellos que se encuentran fuera de su
tierra, pero además estos gustos trasladan por generaciones, convirtiéndose en un
237
factor identitario para aquellos que conviven con esa doble cultura Méxicoamericana.
Tras los testimonios plasmados, vemos como los consumos se relacionan con
factores como la sensibilidad, oscilando entre el goce y la nostalgia, elementos
que facilitan la apropiación de dichas melodías; por otro lado, los cambios
generacionales también influyen en la diferenciación de los consumos.
Así pues, migraciones y músicas se encuentran íntimamente ligadas; esta ultima
como una de las diversas expresiones culturales con las que aquellos que dejan
su tierra deciden trasladarse, los gustos musicales permanecen, cambian o se
mezclan, de acuerdo a expresiones de subjetividad que se manifiestan no solo
individual sino colectivamente.
De esta forma, las manifestaciones culturales – como es el caso de las músicas
que corresponden nuestro estudio - se hacen presentes en aquellos espacios
donde encuentran elementos propicios para su desarrollo, uno de estos es el
factor migratorio, es decir, la presencia de población inmigrante que asimila y
atribuye a las expresiones musicales aspectos con los que busca reencontrarse
con aquello que siente propio, generando un conjunto de prácticas y
sensibilidades compartidas
facilitando la configuración de gustos y consumos
diversos.
Estos consumos y gustos musicales se expresan como un elemento compartido
entre las familias sinaloenses – de acuerdo con los testimonios de los
entrevistados; es así como el paso de las músicas de narcotráfico y
narcotraficantes a los narcocorridos trasciende entre los sinaloenses, con ello
encontramos que los consumos realizados por nuestros entrevistados se
manifiestan a partir de las experiencias y anécdotas plasmadas anteriormente,
cuyas entrevistas comprenden parte del rango temporal seleccionado para nuestro
periodo de estudio.
En cuanto a la conformación poblacional de la ciudad de Tijuana, los sinaloenses
representan un grupo importante, esto durante el periodo (1980 – 2000), de tal
manera que el trabajo de campo se realizó en personas que ahí radican y
238
coinciden en haber llegado durante la temporalidad mencionada, otra parte los
testimonios se recabaron en personas que habitan en Tijuana pero acostumbran
acudir constantemente a Culiacán.
Los testimonios compartidos por las personas entrevistadas nos demuestran que
existe en los sinaloenses un gusto musical son a través del cual éstos quienes se
encargan de darle apropiaciones diversas, contribuyendo a preservar la memoria
colectiva a partir de las experiencias que se manifiestan en torno a dicha
expresión musical.
Los consumos que se realizan tanto por los que radican en la ciudad de Tijuana y
los que viajan constantemente hacia la capital sinaloense, se expresan en relación
con las actividades de ocio y recreación llevadas acabo en espacios donde los
sinaloenses se reúnen, donde confluyen dichas músicas, aquí se destaca la
participación de la industria musical y las compañías de espectáculos en su
promoción, con el fin de atraer diversos públicos, entre estos sinaloenses, quienes
encuentran en estos espacios una manera de externar su sensibilidad hacia su
lugar de origen, además de mantener el contacto con sus paisanos.
En cuanto a los consumos y gustos musicales de los sinaloenses en Culiacán,
tomando a este último como un espacio donde confluyen una serie de elementos
que facilitan la configuración de un arraigo musical presente en su población, mas
sin embargo estos consumos se dan de manera diferenciada de acuerdo a
distintos factores entre los que se encuentran los contrastes entre lo rural y lo
urbano que en la capital sinaloense se manifiestan.
Es por ello que para este estudio hemos realizado trabajo de campo en una
comunidad que a pesar de su cercanía con la capital del estado sinaloense se
caracteriza por conservar aun tintes rurales, nos referimos a los pobladores de La
Noria Imala, Sinaloa. Con ello pretendimos dar cuenta de la configuración de
gustos en torno a las músicas que estos consideraban como propias de la región:
la tambora y conjunto norteño que además de ello se ha arraigado por
generaciones y se convierte en el reflejo y forma de vida de no pocos habitantes
de ese poblado, es así como las músicas se convierten en un vehículo que
239
contribuye a preservar las tradiciones entre los pobladores que gustan de
escucharlas.
Por otro lado, hablando de las músicas de narcotráfico, narcotraficantes y
narcocorridos, para los oriundos de la capital sinaloense que gustan de
escucharlos manifiestan el reflejo de una época y son apropiados en torno al
recuerdo que se surge al tararear o escuchar dichas melodías, ligados al entorno y
cotidianidad de una ciudad que convivía con el fenómeno del narcotráfico – que
aun persiste – del cual se enteraban a través de lo que se hablaba entre la misma
población culichi, manteniéndose la tradición oral, o bien a través de los medios
masivos.
Los esfuerzos gubernamentales por ofrecerle a la ciudad una serie de cambios
sociales y culturales, con las obras de urbanización realizadas y el implemento de
instituciones encargadas de promover la cultura oficial no fueron suficientes para
lograr los cambios de mentalidad que pretendían, lo cual nos indica que estas
modificaciones no se reducen únicamente a la urbanización en las ciudades, sino
que dichos procesos deben ser asimilados por los pobladores para que así la
adopción y consumo de los bienes culturales que se ofertan surtan efecto.
Así mismo, los consumos y gustos musicales tienen a extenderse hacia individuos
provenientes de otros estados de la República, quienes deciden trasladarse a la
capital sinaloense encontrando elementos que asimilan y apropian en formas
diversas – como las músicas – que son consumidas a través de un conjunto de
prácticas donde se involucran actividades de ocio, como es el caso de los eventos
donde se interpretan corridos de narcotráfico y narcotraficantes.
240
ANEXOS
“Tanito Martínez” Santos Pérez Armenta (1973) ANEXO 1
Voy a cantar un corrido
Ustedes lo han saber
Ese “Tanito Martínez”
Si se sabe resolver
Para decir la verdad
No necesito testigos
Pa` que sepan las hazañas
De Tanito sus amigos
Cuando vino de su tierra
Anduvo por donde quiera
Ahora vive muy feliz
En la Loma Rodriguera
Ahí vive muy feliz
No tiene pensión ninguna
Trabajando honradamente
Hizo toda su fortuna
De México hasta Nogales
Anduvo por donde quiera
Sin ocupar pasaporte
Se cruzaba la frontera
Anduvo en el otro lado
Con gringos y gachupines
Demostrando su valor
Ese Tanito Martínez
Es un hombre de valor
No lo asusta cualesquiera
Con su pistola fajada
Se sale por donde quiera
Ya con esta me despido
Y me van a dispensar
Ese Tanito Martínez
Es un hombre muy legal.
241
“Corrido del Capitán y el Teniente” Maximiliano López Osuna (1975) ANEXO 2
Voy a cantar un corrido
Nomás le ponen cuidado
Hernán se agarró a balazos
Con 35 soldados.
Por unos miles de pesos
Lo admitieron de teniente
Al Capitán le decía
Que hasta podía matar gente.
Hernán en el pelotón
Con su grado de teniente
Un soldado le avisó
Que para el era la muerte
Tres horas echaron bala
Los soldados con Hernán
Lo querían hacer pedazos
Porque mató al capitán
Hernán se puso a pesar
Que a mi me van a matar
Pero antes de que lo logren
Dos o tres me voa llevar.
Por las lomas y los cerros
Todavía lo iban siguiendo
Ya no podía caminar
De sed se iba muriendo.
Llegaron a donde estaba
Y el capitán se rajó
Hernán sacó su pistola
Y tres balazos le dio
242
Domingo Terrazas José Cabrera Alcalá (1975) ANEXO 3
Voy a recordar cantando
aun hombre de buena raza
que todos lo conocieron
como Domingo Terrazas
En Culiacán Sinaloa
en verdad fue un caballero
en Reynosa Tamaulipas
azote de pistoleros
Se paseaba en la frontera
no tenía miedo a la parca
al verlo todos decían
ahí va el león de Tierra Blanca
La federal lo buscaba
por orden del alto mando
por que domingo era un hombre
amo y rey del contrabando
Por Juárez y Matamoros
Río Colorado y Nogales
En Monterrey y Tijuana
Hizo correr federales
Por fin un día de tantos
cuando menos lo esperaba
lo sorprendieron a tiros
llegando a Guadalajara
Murió Domingo terrazas
sin demostrar cobardía
contrabandista de fama
que el gobierno perseguía
adiós todos mis amigos
decía Domingo Terrazas
lograron matar aun hombre
pero hay mas en tierra blanca
Murió Domingo Terrazas
aquel hombre tan mentado
a quien le tenían miedo
civiles y uniformados.
243
FUENTES
ARCHIVOS
ARCHIVO HISTÓRICO GENERAL DEL ESTADO DE SINALOA (AHGES)
BIBLIOTECA DEL DEPARTAMENTO “CESAR E. CHAVEZ” EN CHICANO
STUDIES RESEARCH CENTER, UNIVERSIDAD DE CALIFORNA, LOS
ANGELES (CSRC/UCLA)
BIBLIOTECA MUNICIPAL “BENITO JUAREZ” DE TIJUANA BAJA CALIFORNIA
BIBLIOTECA “JORGE A. BUSTAMANTE”, COLEGIO DE LA FRONTERA NORTE,
TIJUANA BAJA CALIFORNIA. (COLEF)
CENTRO REGIONAL DE DOCUMENTACION HISTORICA Y CIENTIFICA
(CREDHyC)
HEMEROTECA DEL INSTITUTO MUNICIPAL DE ARTE Y CULTURA DE BAJA
CALIFORNIA (IMAC)
HEMEROTECA DE LA UNIVERSIDAD AUTONOMA DE SINALOA (HUAS)
HEMEROGRÁFIA
El Diario de Culiacán
18 de mayo de 1951
16 de Enero de 1977
El Debate, de Culiacán
13 de Enero de 1984
18 de Mayo de 1984
21 de Mayo de 1984
27 de Mayo de 1984
4 de marzo de 1988
23 de abril de 1988
30 de Septiembre de 1992
244
1 de Febrero de 1997
14 de Abril de 2000
1 de abril de 2000
2 de Junio de 2009
El Heraldo de Baja California
8 de septiembre de 1975
Semanario ZETA de Tijuana
N°1689, 11 de agosto, 2006
CENSOS E INFORMES DE GOBIERNO
Alfredo Valdez Montoya, Segundo Informe de Gobierno, Culiacán Sinaloa,
Septiembre 1970, [versión digitalizada en CD-ROM]
____________________, Cuarto Informe de Gobierno, Culiacán Sinaloa,
Septiembre 1972, [versión digitalizada en CD-ROM]
Alfonso Genaro Calderón Velarde, Primer Informe de Gobierno, Culiacán Sinaloa,
diciembre de 1975, [versión digitalizada en CD-ROM]
_________________, Tercer Informe de Gobierno, Culiacán Sinaloa, 15 de
diciembre de 1977, [versión digitalizada en CD-ROM]
____________________, Cuarto Informe de Gobierno, Culiacán Sinaloa,
diciembre de 1978, [versión digitalizada en CD-ROM]
____________________, Quinto Informe de Gobierno,
diciembre de 1979, [versión digitalizada en CD-ROM]
Culiacán Sinaloa,
INEGI XI Censo General de Población y Vivienda 1990 y XII Censo General de
Población y Vivienda 2000 (Baja California Norte)
245
TESTIMONIOS ORALES
Alcaraz Ernesto [Entrevista] Mayo, 2011, por Juan Antonio Fernández Velázquez
[trabajo de campo] Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos
y
representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los
narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Culiacán Sinaloa.
Armenta, Valdez José [Entrevista] Noviembre, 2010, por Juan Antonio Fernández
Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y
representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los
narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Tijuana, Baja California, México.
Armenta, Russel José Juan [Entrevista], Noviembre, 2010, por Juan Antonio
Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos
musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y
traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Tijuana, Baja California,
México.
Astorga Almanza, Humberto, [Entrevista] Octubre, 2010, por Juan Antonio
Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos
musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y
traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Culiacán, Sinaloa,
México.
Barraza Castillo Carolina, [Entrevista], Noviembre 2010, por Juan Antonio
Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos
musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y
traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en, Los Ángeles, California,
Estados Unidos.
Barraza Castillo Marisela, [Entrevista] Noviembre, 2010, por Juan Antonio
Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos
musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y
traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en, Los Ángeles, California,
Estados Unidos.
Barraza Amarillas Jorge, [Entrevista] Marzo, 2011, por Juan Antonio Fernández
Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y
representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los
narcocorridos (1970 – 2000) realizada en, La Noria Imala, Sinaloa, México.
Barraza Amarillas Alberto, [Entrevista] Marzo, 2011, por Juan Antonio Fernández
Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y
representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los
narcocorridos (1970 – 2000) realizada en La Noria, Imala, Sinaloa, México.
246
Barraza Adiel, [Entrevista] Noviembre, 2010, por Juan Antonio Fernández
Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y
representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los
narcocorridos (1970 – 2000) realizada en, Los Ángeles, California, Estados
Unidos.
Beltrán Castañeda, Jorge Alberto [Entrevista] Mayo, 2011, por Juan Antonio
Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos
musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y
traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Culiacán Sinaloa.
Beltrán Gutiérrez Alfredo [Entrevista] Marzo, 2011, por Juan Antonio Fernández
Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y
representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los
narcocorridos (1970 – 2000) La Noria, Imala, Sinaloa, México.
Beltrán Gutiérrez Juan [Entrevista] Marzo, 2011, por Juan Antonio Fernández
Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y
representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los
narcocorridos (1970 – 2000) realizada en La Noria Imala, Sinaloa, México.
Beltrán Luna Marcelo [Entrevista] Diciembre, 2010, por Juan Antonio Fernández
Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y
representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los
narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Culiacán, Sinaloa, México.
Beltrán Luna José Ramón [Entrevista] Diciembre, 2010, por Juan Antonio
Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos
musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y
traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Culiacán, Sinaloa,
México.
Beltrán Sauceda Jorge Luis, [Entrevista] 2011, Mayo, por Juan Antonio Fernández
Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y
representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los
narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Culiacán Sinaloa.
Cañedo, Manuel Magdaleno, [Entrevista] Noviembre 2010, por Juan Antonio
Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos
musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y
traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Tijuana, Baja California,
México.
Contreras Rubio, Olegario [Entrevista] Octubre, 2010, por Juan Antonio Fernández
Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y
representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los
narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Culiacán Sinaloa, México.
247
Cueto Díaz Juan José [Entrevista] Septiembre y Octubre 2010, por Juan Antonio
Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos
musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y
traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000), realizada en Culiacán Sinaloa.
Duarte Díaz, Cesar Iván [Entrevista] Noviembre, 2010, por Juan Antonio
Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos
musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y
traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Tijuana, Baja California,
México.
Félix, Leoncio [Entrevista] Abril 2011, por Juan Antonio Fernández Velázquez
[trabajo de campo],
Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos
y
representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los
narcocorridos (1970 – 2000) realizada en La Noria Imala, Sinaloa, México.
Félix Beltrán Juan [Entrevista] Abril 2011, por Juan Antonio Fernández Velázquez
[trabajo de campo],
Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos
y
representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los
narcocorridos (1970 – 2000) realizada en La Noria Imala, Sinaloa, México.
Fuentes, José Luis [Entrevista] Septiembre, 2010, por Juan Antonio Fernández
Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y
representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los
narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Culiacán, Sinaloa, México.
Galindo Osuna José [Entrevista] Abril, 2011, por Juan Antonio Fernández
Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y
representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los
narcocorridos (1970 – 2000) realizada en La Noria Imala, Sinaloa, México.
Galindo Higuera José [Entrevista] Abril, 2011, por Juan Antonio Fernández
Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y
representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los
narcocorridos (1970 – 2000) realizada en La Noria Imala, Sinaloa, México.
García López, José Luis [Entrevista] Septiembre, 2010, por Juan Antonio
Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos
musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y
traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en La Presita, Sinaloa,
México.
González Luna Jesús David [Entrevista] Diciembre, 2010, por Juan Antonio
Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos
musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y
traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Culiacán, Sinaloa,
México.
248
González Páez Marco Antonio [Entrevista] Diciembre, 2010, por Juan Antonio
Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos
musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y
traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Culiacán, Sinaloa,
México.
Higuera León, Oscar [Entrevista] Septiembre, 2010, por Juan Antonio Fernández
Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y
representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los
narcocorridos (1970 – 2000) realizada en La Noria, Imala, Sinaloa, México.
Morales Benjamín [Entrevista] Mayo, 2011, por Juan Antonio Fernández
Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y
representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los
narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Culiacán Sinaloa.
Laija Serrano Alfredo [Entrevista] Mayo, 2011, por Juan Antonio Fernández
Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y
representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los
narcocorridos (1970 – 2000), realizada en Culiacán Sinaloa.
Laija Serrano Javier [Entrevista] Mayo, 2011, por Juan Antonio Fernández
Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y
representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los
narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Culiacán Sinaloa.
Laija Serrano Álvaro [Entrevista] Mayo, 2011, por Juan Antonio Fernández
Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y
representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los
narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Culiacán Sinaloa.
Landeros Alfonso [Entrevista], Abril 2011, por Juan Antonio Fernández Velázquez
[trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos
y
representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los
narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Culiacán Sinaloa.
Lara Pantoja, Arturo [Entrevista] Mayo, 2011, por Juan Antonio Fernández
Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y
representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los
narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Culiacán Sinaloa.
Lara Pantoja, Manuel [Entrevista] Mayo, 2011, por Juan Antonio Fernández
Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y
representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los
narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Culiacán Sinaloa.
249
Leyva Armenta, Fernando [Entrevista] Noviembre, 2010, por Juan Antonio
Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos
musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y
traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Los Ángeles, California,
Estados Unidos.
Leyva Miranda, Fernando [Entrevista] Noviembre, 2010, por Juan Antonio
Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos
musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y
traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Los Ángeles, California,
Estados Unidos.
López Peñuelas Moisés [Entrevista] Mayo, 2011, por Juan Antonio Fernández
Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y
representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los
narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Culiacán Sinaloa.
Martínez Dones Andrés [Entrevista] Diciembre, 2010, por Juan Antonio Fernández
Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y
representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los
narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Tijuana, Baja, California, México.
Martínez López, Jesús Andrés [Entrevista] Diciembre, 2010, por Juan Antonio
Fernández Velázquez [trabajo de campo] Los sinaloenses: entre gustos musicales,
gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los
narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Tijuana, Baja California, México.
Miranda, Gabriel, [Entrevista] Noviembre, 2010, por Juan Antonio Fernández
Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y
representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los
narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Los Ángeles, California, Estados Unidos.
Miranda, Gustavo [Entrevista] Noviembre, 2010, por Juan Antonio Fernández
Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y
representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los
narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Los Ángeles, California, Estados Unidos.
Morales Benjamín [Entrevista] Mayo, 2011, por Juan Antonio Fernández
Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y
representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los
narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Culiacán Sinaloa.
Niebla Salazar, Jesús, [Entrevista] Septiembre, 2010, por Juan Antonio Fernández
Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y
representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los
narcocorridos (1970 – 2000), realizada en Culiacán, Sinaloa, México.
250
Ochoa Valdez, Daniel [Entrevista] Diciembre, 2010, por Juan Antonio Fernández
Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y
representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los
narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Tijuana, Baja, California, México.
Padilla Velarde, Antonio [Entrevista] Septiembre, 2010, por Juan Antonio
Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos
musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y
traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Culiacán Sinaloa,
México
Parra Valle, José Luis [Entrevista] Septiembre y Octubre, 2010, por Juan Antonio
Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos
musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y
traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Culiacán Sinaloa,
México
Parra Sierra, Francisco Javier [Entrevista] Diciembre 2010, por Juan Antonio
Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos
musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y
traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000), realizada en Tijuana Baja California,
México.
Peraza Barraza Cristal, [Entrevista] Noviembre, 2010, por Juan Antonio Fernández
Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y
representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los
narcocorridos (1970 – 2000) realizada en, Los Ángeles, California, Estados
Unidos.
Robles Jesús Alberto, [Entrevista] Diciembre, 2010, por Juan Antonio Fernández
Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y
representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los
narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Los Ángeles, California, Estados Unidos.
Robles Armando, [Entrevista] Diciembre, 2010, por Juan Antonio Fernández
Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y
representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los
narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Los Ángeles, California, Estados Unidos.
Salazar, Jesús [Entrevista] Septiembre, 2010, por Juan Antonio Fernández
Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y
representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los
narcocorridos (1970 – 2000) realizada en La Presita, Sinaloa, México.
Wald, Elijah [Entrevista], 2004, por Sergio Negrete [trabajo de campo], Memorias
del Archivo Histórico General del Estado de Sinaloa, México.
251
Zamora Medina Guadalupe [Entrevista] Abril, 2011, por Juan Antonio Fernández
Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y
representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los
narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Culiacán Sinaloa.
Zazueta Zazueta Omar [Entrevista] Marzo 2011, por Juan Antonio Fernández
Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y
representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los
narcocorridos (1970 – 2000) realizada en La Noria Imala, Sinaloa, México.
Zazueta Zazueta Jesús Guillermo [Entrevista] Marzo, 2011, por Juan Antonio
Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos
musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y
traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en La Noria Imala, Sinaloa,
México.
FUENTES ELECTRONICAS
Colección Frontera, consultada en [http://frontera.library.ucla.edu/], desde Chicano
Studies Research Center, Universidad de California, Los Ángeles
Fernández Velázquez, Juan Antonio “Breve historia social del narcotráfico en
Sinaloa”, en Revista Digital Universitaria, Volumen 11, número 8, Agosto de
2010[http://www.revista.unam.mx/]
Ibarra Guillermo E., “Desarrollo regional de Sinaloa, Empleo y Migración a Estados
Unidos”: “El caso de Los Ángeles, California”. Conferencia en el Colegio de
Economistas, “José Luis Ceceña Cervantes”, Culiacán, Junio, 2004 consultado en
[http://interpol.uasnet.mx/]
Periódico Noroeste en línea
http://www.noroeste.com/expresion/intocable/index.html
Ramírez Leyva Edelmira, “Afición y música durante el siglo XIX en México”, en
Tiempo y Escritura, publicación semestral, nº 13, Universidad Metropolitana,
Unidad Azcapotzalco, Diciembre, 2007 consultado en [www.azc.uam.mx]
Vera Agustín, La Revancha (Novela Histórica), México, Instituto Nacional de
Estudios Históricos de las Revoluciones en México, en Biblioteca Digital
Bicentenario, Colección La Matraca, consultado en www.bicentenario.gob.mx
DISCOGRÁFIA
José Ángel Cabrera, La Ley del Contrabandista, Discos JCA, México, 1975
__________________, Los Contrabandistas, Discos JCA, México, 1975
252
Los Alegres de Terán, La Yerba Mala, La Banda del Carro Rojo, Columbia
Records, México, 1975
Diego y Emilio, La Mafia Muere, Ayer Baje de la Sierra, Discos E.L.A, México,
1980
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