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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE SINALOA FACULTAD DE HISTORIA MAESTRÍA EN HISTORIA re LOS SINALOENSES: ENTRE GUSTOS MUSICALES, GOZOS Y REPRESENTACIONES. DE LOS CORRIDOS SOBRE NARCOTRÁFICO Y TRAFICANTES A LOS NARCOCORRIDOS (1970 – 2000) TESIS QUE PRESENTA JUAN ANTONIO FERNÁNDEZ VELÁZQUEZ PARA OBTENER EL GRADO DE MAESTRO EN HISTORIA DIRECTOR DE TESIS DR. EDUARDO FRÍAS SARMIENTO CULIACÁN ROSALES, JULIO, 2011 INDICE AGRADECIMIENTOS INTRODUCCIÓN. . . . . . . . . . . . . . . 5 . . 7 CAPÍTULO I: DE MÚSICAS, CORRIDOS Y NARCOCORRIDOS 1.- Músicas. . . 1.1. - Corridos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .21 . . . . . . . . . . . . . . . ... 27 1.2.- Los Corridos del periodo Revolucionario. . . . . . . . . . . 35 1.3 De los Corridos de Narcotráfico a los Narcocorridos . . . . 39 1.4.- Entre Hierba, Polvo y Plomo: narcocorridos. . . . . . . . 44 CAPÍTULO II: El NARCOCORRIDO, VISIONES MULTIDISCIPLINARIAS 2.1- Los estudios del Narcocorrido vistos desde la Sociología. . 47 2.2.- Los estudios del narcocorrido vistos desde la Etnomusicología 2.3.- Los Narcocorridos desde la perspectiva de Género. . 57 . . . 64 2.4. Los estudios del Narcocorrido abordados desde la Psicología Social . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2.5.- Los estudios de Narcocorrido vistos desde la Historiografía. . 66 . 69 2.6.- De las músicas de narcotráfico hacia los narcocorridos: un acercamiento desde la historia cultural. ..... . 75 2 CAPÍTULO III: CIRCULACIÓN DE LAS MÚSICAS DE NARCOTRAFICO, NARCOTRAFICANTES Y NARCOCORRIDOS. 3.1.- Distribución discográfica en Culiacán de las músicas de narcotráfico a los narcocorridos. . . . . . . . . . . . . . . . . . 92 3.2.- La difusión de las músicas de narcotráfico y narcotraficantes en la radio sinaloense ....... .......... ..... . . . . . 107 3.3.- Otras formas de circulación musical: el caso de los corridos “anónimos” y la huipa. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 118 3.4.- Intérpretes y sus espacios de actuación: de las músicas de narcotráfico a los narcocorridos. . . . . . . . . . . . . . . 124 3.5.- Circulación de las músicas de narcotráfico a los narcocorridos: el caso de los sinaloenses de Tijuana a California. . . . . . . . . . . . 135 CAPÍTULO IV: ENTRE LA FESTIVIDAD EL OCIO Y LA VIDA COTIDIANA DE LOS SINALOENSES 4.1.- Consumos y gustos musicales de los sinaloenses: de las músicas de narcotráfico al narcocorrido. . . . . . . . . . . . . . . 155 4.2.- De las músicas de narcotráfico a los narcocorridos: consumos de los sinaloenses en los Ángeles California... ... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .168 4.3.-Consumos y gustos musicales de los sinaloenses en Tijuana. . . . 191 4.4.- Consumos y gustos musicales de los sinaloenses en Culiacán. . . 203 3 CONCLUSIONES . . ANEXOS. FUENTES ... . . . . 232 . . . . . . . . . . . .... . . . 241 . . 244 4 DEDICATORIAS. El presente trabajo es resultado de dos años esfuerzo y mucho sacrificio, de una aventura que inició en febrero del 2009 y que culmina hoy, mas debo reconocer que durante ese tiempo no estuve solo, muchas personas me apoyaron para que esta investigación concluyera satisfactoriamente: Agradezco a mi familia, en especial a mis padres Ricardo y Rita, este trabajo es gracias a ellos, lleva impresa la ilusión y confianza que depositaron en mí desde el día que decidí superarme de manera académica y personal al cursar mis estudios de maestría; también debo agradecer a mi hermano Jesús, por el apoyo brindado, este trabajo es dedicado a ellos con mucho cariño. Debo agradecer el apoyo incondicional de Denisse mi compañera, por siempre tener para mí palabras de aliento cuando aparecían esos momentos de desesperanza; a quien por gracias del destino y de esta noble profesión tuve la dicha de conocer y ahora comparte conmigo este importante logro en mi vida. AGRACECIMIENTOS. Al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT) ya que sin el financiamiento otorgado durante dos años consecutivos y la extensión de beca que me permitió realizar una estancia de investigación al extranjero, el resultado de este trabajo no hubiera sido posible y con ello aprovecho para agradecer al Dr. James Wilkie, asesor durante mi estancia, por el apoyo brindado. A los maestros de la Facultad de Historia que me impartieron clase durante los cursos de maestría gracias a todos, por que de cada uno me llevo un aprendizaje importante no solo en mi desempeño académico sino también personal. Sin duda debo agradecer a quien fuera coordinador de esta maestría durante la primera etapa de mi generación. Dr. Samuel Octavio Ojeda Gastélum, gracias por su confianza, apoyo y don de enseñanza. Mi sincero agradecimiento al actual coordinador Dr. Rigoberto Arturo Román Alarcón, por el apoyo institucional otorgado. Al Dr. Eduardo Frías Sarmiento. asesor; Dr. Samuel Ojeda Gastélum, Dr. Rigoberto Rodríguez Benítez quienes se desempeñan como lectores de este trabajo, gracias por sus comentarios y observaciones, sin duda útiles e indispensables para el mejoramiento de mi investigación. 5 A las jóvenes que se desempeñan como apoyo académico en dicha dependencia: Sandra Luz Gaxiola Valdovinos, Sara Nohemy Velarde Sarabia, gracias por su eficiente labor administrativa y sus dotes de paciencia hacia los alumnos, en especial hacia mí que les di tanta lata. A mis compañeros de clase y amigos: Cruz Armando, Gerardo, Jesús Antonio, Josafath, Julieta, Nuvia, Paulina, Reyna, Talía, Yesica, con quienes compartí momentos inolvidables, muchas gracias a todos, este trabajo también es gracias a ustedes. No debe faltar mi agradecimiento a: Omar Hernández, Roberto Millán, Miguel Higuera, Jorge Luis Urias Herrera, David Alanís Longoria, Héctor Castro Ahumada, Antonio Santiago León, Yuneiry Ramírez Topete, mis compañeros de licenciatura, y ahora grandes amigos, gracias por los consejos, las risas y las muestras de afecto hacia mi persona. A mi amigo, Guadalupe Zamora Medina, con quien comparto el gusto por la temática, gracias por las charlas y las observaciones hacia mi trabajo. A mi amigo Luis Omar Montoya, con quien compartí eventos y logros académicos importantes para mi formación, mi más sincero agradecimiento para él. A todas las familias y personajes del ámbito musical y la radiodifusión que amablemente me compartieron sus anécdotas y experiencias expuestas en este trabajo. Culiacán Rosales, Julio 2011 6 INTRODUCCIÓN Los corridos mexicanos nacen y funcionan en un contexto social determinado a partir de una necesidad trasmitiéndose de una generación a otra; forman parte de la cultura de una sociedad en la cual los protagonistas, eventos y temas, representan los acontecimientos, valores, creencias e historias dignas de ser contadas, que reflejan de forma concreta y sencilla la cotidianeidad y los eventos extraordinarios, que proporcionan identidad. Es precisamente esa sencillez en su conformación musical lo que privilegia la posibilidad de desarrollar aspectos que involucran la memoria, preservando la tradición oral como forma de conocimiento, instrumento que facilita su arraigo entre la sociedad mexicana. El tema de las drogas en la música popular mexicana está presente desde mediados del siglo XIX, es por ello que consideramos importante estudiarlo en sus múltiples acepciones, desarrollándose en conjunto con el devenir histórico de la sociedad; un ejemplo seria durante la Revolución Mexicana donde los corridos funcionaban no solo para transmitir información sino como medio de diversión y entretenimiento, tanto para la tropa revolucionaria, como los habitantes de las ciudades. Durante el movimiento armado revolucionario gozarían de su momento cúspide reapareciendo esta temática con objeto de denostar la figura de Victoriano Huerta, de quien era conocida su afición por la marihuana, siendo protagonista de melodías que aún perduran en la memoria colectiva de los mexicanos1. Cabe decir que estas composiciones no eran presa de los juicios morales, como lo son en la actualidad, por el contrario, en ese entonces gozaban del reconocimiento y aceptación popular, a tal grado que canciones como La Cucaracha, gracias a la creatividad de Manuel M. Ponce, fueran interpretadas en piano y llevada a los teatros de revista como una forma de parodiar la situación política y social del 1 Ricardo, Pérez Montfort, Yerba, goma y polvo. Drogas, ambientes y policías en México 1900 – 1940, México, Ediciones ERA, CONACULTA, INAH, 1999, pp. 13 – 14 7 México Revolucionario, siendo parte del disfrute de públicos diversos, quienes gustaban de escuchar estas músicas. Esto nos habla también del arraigo de un género cuyos alcances llegarían a tal grado que después de haber surgido entre las masas populares buscaba su reivindicación social, lo cual es una muestra de la disolución entre las divisiones de la alta y la baja cultura y un claro antecedente de la proyección del corrido como portavoz de la cotidianidad tendría en años posteriores. En este sentido, continuando con la vigencia de dicha expresión musical durante finales de la década de los veintes y ya entrados los treinta las músicas de narcotráfico y narcotraficantes reflejaban el acontecer social e histórico derivado de la actividad ilícita de las drogas teniendo como escenario principal la frontera norte de México2, es así como aparecen los temas Carga Blanca interpretada por “Los Alegres de Terán” que además de convertirse en un clásico del género ha impregnado en la memoria colectiva de los habitantes del norte y noroeste de México. La característica principal de los corridos en este periodo (1930 – 1960) es relatar eventos que tienen que ver con el trasiego de droga hacia la frontera, en la mayoría de los casos el mensaje que proyectan es de carácter moralista, aleccionando y previniendo sobre las consecuencias que implica dedicarse al negocio de las drogas. Es hacia la década de los setenta cuando reaparecen composiciones bajo la temática del contrabando de drogas, entre las mas conocidas se encuentran “Contrabando y Traición” (1973), “La Banda del Carro Rojo” (1975) interpretadas por los Tigres del Norte, agrupación que se caracterizó por obtener reconocimiento a partir de entonces pues aunque sus integrantes son oriundos de Sinaloa, gran parte de su popularidad inicia sobre los límites del río grande3. 2 De acuerdo a lo dicho por Ramírez-Pimienta, en relación a los temas “El Pablote” y “Por Morfina y Cocaína” sobre los cuales mencionaremos en páginas posteriores. 3 Rigoberto Rodríguez Benítez, “Poblando el imaginario cultural: Los tigres del norte” en ARENAS, Revista sinaloense de Ciencias Sociales, publicación trimestral, Facultad de Ciencias Sociales y Humanidades, Universidad Autónoma de Sinaloa, Mazatlán, Verano, 2007, pp. 100 – 102. 8 Sin embargo, si bien estos temas son mediaticamente los mas conocidos4, existieron composiciones que también fueron parte del gusto de la población local, nos referimos específicamente a los habitantes de Culiacán y aquellos temas que fueron grabadas por agrupaciones cuyo rango de influencia se concentraba en dicha capital sinaloense. De este modo aparecerían temas como Rubén Cabada (1971) y Tanito Martínez (1972), los cuales fueron sacados al mercado incluso antes que “Camelia la Texana”, mas sin embargo, debido a que se encontraban bajo el amparo de disqueras locales con poca o nula proyección nacional no les fue posible extender su éxito e influencia, incluso solo el primero de estos temas fue regrabado en décadas mas recientes, mientras que del segundo se conservan pocos ejemplares de su producción, uno de estos lo presentamos en este trabajo. Otro de los aspectos que se abordan en este trabajo es que, contrario a lo que han apuntado otros investigadores5, el auge del narcotráfico y la promoción de sus músicas son dos fenómenos que no se dan de manera recíproca, de ahí que exista un contraste entre su producción y su asimilación por parte de quienes gustan de escucharlas. Si bien durante la época de auge del narcotráfico, marcada dentro de los años setenta, existan pocas composiciones en torno al tráfico de drogas sacadas a la luz pública en formato comercial, otras composiciones se convirtieron en representativas de una comunidad, a pesar de que nunca estarían bajo un estudio de grabación. No es sino hasta la década de los ochentas, cuando el narcotráfico y la entidad sinaloense acaparan los medios de información que las composiciones en torno a esta actividad ilícita, sus actores y sus excesos, llaman la atención de disqueras 4 La versión de “Contrabando y Traición” fue grabada en 1992 por el grupo de rock mexicano, “La Lupita” en su primer disco titulado “Pa servirle a Ud”, esto demuestra, además de los alcances mediáticos de la melodía que las formas de ejecución instrumentista, implican el acceso y aceptación por parte de públicos diversos, al respecto véase Cesar Jesús Burgos Dávila, “Música y narcotráfico en México. Una aproximación a los narcocorridos desde la noción de mediador, Athenea Digital, nº20, Universitat, Autónoma, de Barcelona, Marzo, 2011, pp. 105 – 106. 5 Entre los que se encuentra el sociólogo Luis Astorga, trabajo que analizamos paginas mas adelante. 9 de impacto nacional y de esta forma se masifica su producción y circulación, llegando hacia otros espacios donde encuentra igualmente popularidad. Cabe mencionar que la interpretación de las músicas de narcotráfico y narcotraficantes con tambora sinaloense y conjunto norteño facilitan su asimilación y consumo por parte de aquellos que gustan de escucharlos, convirtiéndose en un recurso utilizado por diversas agrupaciones y compañías disqueras durante la década de los ochenta con el fin de ampliar su popularidad entre el publico sinaloense. De esta forma los consumos y gustos de las músicas de narcotráfico y narcotraficantes a los narcocorridos van de la mano con el gusto por los géneros musicales tradicionales en la región, es decir, las músicas de tambora y bajo sexto sinaloenses adaptaron los temas sobre el narcotráfico, sus personajes y sus excesos al repertorio musical, en este sentido, las apropiaciones que los sinaloenses realizan se relacionan con la nostalgia al terruño y los orígenes, el recuerdo hacia situaciones ligadas a la cotidianidad. Es así como surge la configuración de gustos musicales en otros espacios donde los sinaloenses se hacen presentes, de ahí la inquietud de ampliar nuestro espacio de estudio, planteando a estas músicas como vehículos que conservan elementos de los cuales el individuo se apropia y trasladan consigo a donde vayan, en este caso nos referimos a la ciudades de Tijuana y Los Ángeles, California misma que se caracteriza por albergar población sinaloense, todo esto tiene cabida durante la temporalidad en la cual comprende nuestro estudio. Con ello se daría la libre circulación de los corridos de narcotráfico, narcotraficantes y narcocorridos hacia un público más amplio ahora desde la frontera con Estados Unidos hasta Sinaloa incrementando entonces la producción discográfica y de igual forma su presentación tanto en eventos masivos, organizados por empresas publicitarias y de espectáculos, como en fiestas privadas. Es en esta época donde se discute sobre la apología del narcotráfico a través de sus músicas; el 2 de marzo de 1987, el entonces gobernador de Sinaloa Francisco 10 Labastida Ochoa presentó un programa estatal de justicia y seguridad pública. En el convocó a la radio al cambio de programación, suprimiendo la exaltación de la violencia que según el promovía el corrido de traficantes, la petición se extendió también a la televisión y la prensa escrita, en todo el estado, años después, Baja California Norte, haría lo propio, estas dos entidades sirvieron como punto de partida para que en otros lugares de la república, se tomara la misma medida.6 Por ello nuestro estudio se centra en analizar el desarrollo del fenómeno particularmente en Culiacán, Tijuana y el condado de Los Ángeles, estas últimas, se caracterizan por concentrar gran afluencia de población de origen sinaloense, todo esto con el objetivo de encontrar elementos que nos lleven a explicar los consumos que los sinaloenses gustosos de las músicas de narcotráfico al narcocorrido realizan y con ello no nos referimos al consumo desde el plano mercantil sino como parte de una apropiación y asimilación cultural de las familias sinaloenses radicadas en aquella ciudad fronteriza, entendiendo esto como un conjunto de prácticas donde se desprenden emociones, sentimientos, en torno a los cuales los individuos interpretan su propia realidad. En cuanto a datos concretos sobre migración diremos que la tasa de crecimiento promedio en el estado de Baja California en las décadas de 1970 -1990 fue de 3.6%; para Tijuana fue de 5.1%, intensificando su ritmo en el período 1990-1995 hasta alcanzar el 6.75%. Sin embargo, para el quinquenio 1995-2000 disminuyó al 5.9%. De acuerdo con los datos anteriores, el crecimiento demográfico en Baja California ha estado sujeto a una influencia importante en cuanto a movilidad de población pues la mayor parte proviene de otros estados (41.24%). Los principales estados de inmigración a Baja California son: Sinaloa (17.59%), Jalisco (12.91%), Michoacán (9.31%), Distrito Federal (7.76%), Nayarit (5.62%) y Oaxaca (4.0%)7 Por otro lado, de acuerdo al territorio que comprende el estado de California, la región de los Ángeles se compone de cinco condados: Los Ángeles, Orange, 6 Luis Astorga, “Notas criticas, corridos de traficantes y censura”, en Región y sociedad, volumen XVII, nº32, El Colegio de Sonora, 2005, pp. 146 – 147 7 Datos oficiales obtenidos a través del H. Ayuntamiento de Tijuana, consultados en http://www.tijuana.gob.mx/Dependencias/COPLADEM/demografia.asp [fecha de consulta, martes, 15 de junio de 2010] 11 Riverside, San Bernardino y Ventura de los cuales, el primero es considerado como principal concentrador de mexicanos en Estados Unidos, donde los sinaloenses actualmente representan (3.9%) del total. En cuanto al tejido urbano del condado de Los Ángeles durante la década de los ochentas, era notoriamente multicultural, la población latina se concentraba mayoritariamente en la ciudad de Huntington Park representando el 85% del total en 1980 y superando el 90% en los noventa, esto como consecuencia de la IRSA, en 1987, lo cual revela cual era el territorio de mayor concentración de mexicanos en Los Ángeles, durante ese periodo. En años recientes, de las 160 ciudades que comprenden el condado de Los Ángeles, seis son las más importantes en cuanto a concentración de sinaloenses de acuerdo al siguiente orden: Los Ángeles (28.1%), Long Beach (4.8%), South Gate (4.8%), Huntington Park (3.6%), Lynwood (3.5%).8 Las cifras anteriores, nos dieron pauta para desarrollar la investigación que presentamos en estas páginas, en el entendido de los desplazamientos poblacionales contribuyen también a la confluencia de elementos culturales, aquellos individuos que deciden emigrar hacia otros espacios, lo hacen trasladándose también con su cultura, manifiesta en diversos aspectos, uno de ellos las músicas, parte esencial de este trabajo. Anteriormente se han realizado trabajos relacionados con la temática, sin embargo, solo se limitan a dar explicación al desarrollo de dichas músicas a la par con el fenómeno del narcotráfico, y haciendo un recuento meramente biográfico de intérpretes y agrupaciones que interpretan o interpretaron estos temas, dejando de lado los factores culturales que permiten su arraigo hacia otras regiones que a su vez fomentan los consumos y gustos por este tipo de composiciones. Por otra parte, refiriéndonos a Culiacán como espacio de estudio podemos decir que el arraigo de las músicas de narcotráfico, narcotraficantes y narcocorridos, entre quienes gustan de consumirlas se da a consecuencia de esta hibridación cultural rural-urbano de la cual la capital sinaloense forma parte, es decir, estas 8 Guillermo Ibarra Escobar, Migrantes en mercados globales. Mexicanos y Sinaloenses en los Ángeles, México, UAS-DIFOCUR, 2005, pp. 106 – 118. 12 músicas expresan al igual que aquellas que ya por tradición se interpretan en las notas de tambora y conjunto norteño, aspectos que el sinaloense apropia a su entorno, atributos que asocia con su sensibilidad, recuerdos y emociones. Por otro lado, a pesar de las contrastantes opiniones generadas en cuanto a la censura y difusión de los mismos, de lo cual toma parte tanto la sociedad como los medios de comunicación y la industria musical, su producción y distribución persiste, lo cual indica la existencia de un gusto musical y un público consumidor; todos estos elementos ayudan a que las músicas de narcotráfico, narcotraficantes y narcocorridos continúen vigentes dentro de la región y temporalidad en la cual centramos nuestro estudio. Cabe mencionar que dicha temática ha sido del interés de diversos investigadores, antropólogos, etnomusicólogos, y en menor medida historiadores. Sobre el interés de estudiar la problemática de las músicas del narcotráfico al narcocorrido desde la óptica historiográfica, se desprenden muchos elementos a considerar. En primera instancia diremos que este fenómeno, como parte de las músicas existentes en el entorno social de los seres humanos corresponde al reflejo de una problemática que por sí misma tiene un antecedente histórico. Pero además de ello, las músicas, en este caso, bajo la temática de las drogas, no solamente expresan sucesos ni comunican eventos versados entre la violencia y la trasgresión, estos también forman parte de un hibrido que expresa el sentir de una región, retomando aspectos culturales. Estos aspectos que transcurren entre memoria, sensaciones, recuerdos y deseos crean, en el receptor, formas de subjetividad que son en sí mismas adaptadas a sus realidades sociales conformando gustos y consumos diferenciados en torno a dichas músicas evocando situaciones ligadas a la cotidianidad de los individuos, de ahí que se tome en cuenta tres entidades en específico, Culiacán, Los Ángeles y Tijuana, estas últimas teniendo en común, - como ya mencionamos – la importante presencia de población sinaloense. De acuerdo a lo anterior, se plantearon los siguientes cuestionamientos que sirvieron como guía de problematización en este trabajo. ¿Cómo se desarrolló el 13 consumo de estas músicas dentro de las décadas 1970 – 2000, por parte de la población sinaloense radicada en Culiacán, Los Ángeles y Tijuana? ¿Existen factores de orden cultural que lleven a la población sinaloense radicada en otros estados, tomarlos como elementos de identidad? ¿Existe un consumo diferenciado por parte de la sociedad sinaloense? ¿Qué papel jugaron los medios de comunicación y las compañías disqueras en cuanto a la difusión y percepción de los estas músicas? De acuerdo a las preguntas anteriores se desprendieron una serie de objetivos de investigación: Analizar las músicas de narcotráfico, narcotraficantes y narcocorridos como parte del consumo cultural dentro de tres entidades especificas donde la población sinaloense posee gustos musicales compartidos y diferenciados; destacar las formas y medios de circulación y apropiación de estas músicas en los diversos grupos de población sinaloense radicada en las ciudades de Culiacán, Los Ángeles y Tijuana; contrastar las pautas de consumo que existieron en cada uno de los espacios, tomando en cuenta sus semejanzas y diferencias; analizar el papel que jugó la industria musical y demás medios en la difusión de estas producciones musicales; contribuir al desarrollo y tratamiento del tema considerando que este sea una aportación historiográfica. A partir de los objetivos anteriores se desarrolló la siguiente hipótesis a resolver. Entre 1970 y el 2000, en la región del noroeste, particularmente las entidades de Los Ángeles, California, Tijuana y Culiacán las músicas de narcotráfico, narcotraficantes y narcocorridos cobraron una importante difusión y con ello hubo una evolución en cuanto al consumo y la oferta de dichas expresiones musicales, trasmitiéndose tanto en eventos masivos en sus diferentes espacios, como en fiestas privadas; todo esto facilita la libre circulación y apropiación de valores, iconos, figuras y conceptos compartidos por los grupos de familias sinaloenses que habitan en dichas ciudades en base a realidades sociales y culturales comunes que conformaron todo un gusto musical. Para poder explicar el arraigo de estas músicas, en espacios como son Culiacán, Los Ángeles y Tijuana lo interesante a destacar es que generan distintas 14 representaciones por parte de quien los consume, si bien para algunos se trata de un “mal musical”, para otros pueden significar un vehículo que funcione como elemento de identificación. Debido a ello, en toda esta región, se generó un amplio mercado en torno a estas músicas del cual se adjudicaron empresas discográficas y de espectáculos, que propiciaron el arraigo del mismo. Las autoridades gubernamentales y la cultura oficial, fueron de la indiferencia a la censura con respecto al contenido de dichos temas, aspectos que surtieron poco efecto entre aquellos que gustan de estas melodías. Para un óptimo desarrollo del tema, es indispensable contar con un aparato conceptual con el cual desentrañar elementos importantes que doten de fundamento teórico a nuestra investigación. En este trabajo se utilizaron planteamientos de autores como Roger Chartier, Paúl Ricoeur, Paúl Thompson, Michel De Certeau, Peter Burke, Gilberto Giménez, además de conceptos desde el plano de la musicología, con autores como Christopher Small, Elie Siegmeister, Robin Maconie, Henry Raynor, Isabel Aretz, entre otros, esto nos permitió un mejor entendimiento de la problemática y a la vez poder contar con los elementos necesarios para realizar nuestro ejercicio investigativo. Este trabajo se compone esencialmente a partir conceptos como: consumo cultural, región sociocultural, gusto musical, identidad, imaginario, representación, memoria, entre otros, los cuales fueron de gran utilidad como categoría de análisis para la interpretación y comprensión de nuestro trabajo. De acuerdo a la metodología utilizada, consideramos la oralidad, pues con ella se pretende encontrar los elementos necesarios para llevar a cabo gran parte de nuestra investigación. La oralidad es sin duda fundamental para el análisis de la época contemporánea cuando el investigador busca testimonios e información que las fuentes escritas no proporcionan; en este caso habrá que destacar las opiniones de todos aquellos que participan en la difusión, apropiación y arraigo de las músicas del narcotráfico al narcocorrido y sobre todo los grupos de personas 15 de origen sinaloense dentro de las entidades en las que centraremos nuestro estudio. Sobre los elementos de la historia oral, recurrimos a la obra de Paul Thompson, La voz del pasado, quien destaca la importancia de la historia oral en la reconstrucción histórica. Insiste en el valor de la historia oral se ocupa, especialmente, de problemas contemporáneos asociados con la memoria colectiva o individual, con las tradiciones, con el estudio de las ideologías o de la presencia política o social de los grupos sociales e individuos “sin voz” y ausentes en las fuentes documentales. La fuente oral es única y necesaria y responde a un viejo anhelo: las mayorías salen del silencio y entran en lo escrito de la historia.9 El autor remarca la necesidad de establecer un dialogo entre las fuentes escritas, acabadas y limitadas y las fuentes orales abiertas y vivas, porque unas y otras dan versiones diferentes, potenciándose y diferenciándose entre sí, ante esto afirma que La palabras hablada ilumina la escrita, revitalizándola y dándole la perspectiva y el contorno humano adecuado.10 Es decir que las pruebas básicas de fiabilidad de las fuentes orales son las mismas que para otras fuentes: investigar la coherencia interna, contrastar y comprobar los detalles con otras fuentes, comparar la evidencia con un contexto más amplio. Todas están sujetas al sesgo y al valor de cada una de ellas el cual fluctúa según las diferentes situaciones. Tanto así que en algunos casos la evidencia oral es la mejor y en otros es complementaria de las otras fuentes. Tras el rescate de algunos de los postulados de Paul Thompson sobre la oralidad, es de destacarse que este tipo de discursos están invariablemente repletos de subjetividad; pero eso, lejos de constituir un obstáculo, representa la mayor riqueza de este género de historia que se fundamenta, necesariamente, en fuentes subjetivas11 9 Paul Thompson, La voz del pasado, Valencia, Institució Valenciana D`Estudis I Investigació, Edicions Alfons El Magnànim, 1988, p. XVII. 10 Ibíd., p. X. 11 Ibíd., p. 151. 16 En el caso que nos ocupa, analizaremos los resultados obtenidos a partir de diversos testimonios en torno de las músicas que corresponden a nuestro estudio esto para destacar la existencia de opiniones diferenciadas en cuanto a la aceptación y rechazo de dichas músicas, desarrollándose de igual forma consumos diferenciados en nuestros informantes, a partir de estos elementos desarrollamos una mejor comprensión del fenómeno estudiado, en sus diferentes espacios ya mencionados Esto último relacionado con los criterios para precisar la selección de nuestros entrevistados tomando en cuenta las variables de género, edad y lugar de origen de familias sinaloenses, en el siguiente orden: cinco familias en el condado de los Ángeles y cinco familias en la ciudad de Tijuana, mismas que cuentan entre diez y veinte años de residencia, es decir que se trasladaron a dichos lugares entre la décadas de (1980 – 2000), otra parte de las entrevistas se realizó en Culiacán a personas que acuden de manera constante a estos lugares. Todo ello con la finalidad de comprobar la vigencia y el arraigo de esta expresión musical, así como rastrear las formas de consumo y los gustos musicales que se generan a partir de las experiencias y anécdotas expresadas por nuestros entrevistados. Por otra parte, en cuanto al trabajo de campo realizado en Culiacán se tomaron en cuenta ocho familias que habitan tanto en el medio rural y el medio urbano, esto para determinar los contrastes en cuanto a los consumos que los sinaloenses realizan en cada uno de los espacios así como su arraigo entre la población, todo esto tomando en cuenta la temporalidad correspondiente a nuestro periodo de estudio. Otra de las fuentes utilizadas fue la prensa; consultando los acervos hemerográficos de acuerdo a la temporalidad y objeto de estudio, a partir de las notas informativas, se analizaron las distintas opiniones que se generen en torno de las músicas de narcotráfico a los narcocorridos, así como también la propaganda en torno a estos y a las presentaciones de los grupos que los interpretan. 17 La discografía significó un punto importante para explicar no solamente la producción sino también la circulación de estas músicas, pero además del disco existieron otras formas de circulación musical como lo fue la radiodifusión hasta 1987, y de igual forma la tradición oral, manifestándose en los pobladores de las comunidades sinaloenses, donde existen personas dedicadas a la composición de corridos de narcotraficantes, que si bien no llegaron nunca a un estudio de grabación impregnaron en la memoria y cotidianidad de sus habitantes, de todo ello hablamos en nuestro trabajo. Es por ello que otra herramienta que utilizada son las reproducciones en formato de cassete, grabadas por sus mismos compositores, mismas que no circularon comercialmente con la finalidad de analizar a detalle el contenido de la melodía interpretando el contexto en el que fueron realizadas y de igual forma destacar el papel de los consumidores buscando elementos que nos lleven a mostrar las formas en que quienes gustan de escuchar estas melodías las consumen y se apropian de las mismas. En torno a ello, se consultaron diversos acervos tras la búsqueda de dicha información: en primer plano se revisó el Archivo Historico General del Estado de Sinaloa, donde se cuenta con una especie de fondos documentales respecto a la temática, así como el Centro Regional de Documentación Histórica y Científica (CREDHyC) y la Hemeroteca de la Universidad Autónoma de Sinaloa, donde se localizó el material de prensa utilizado para este trabajo. En cuanto al trabajo realizado fuera de la entidad, se utilizó material localizado en Chicano Studies Research Center, en forma impresa y digital, consultando la biblioteca especializada en torno a la temática, esto ubicado en la Universidad de California, campus Los Ángeles; de igual forma se consultó la Biblioteca Municipal “Benito Juárez”, la biblioteca ubicada en el Colegio de la Frontera Norte y los acervos localizados en el Instituto Municipal de Arte y Cultura, todo esto en la ciudad de Tijuana Baja California. 18 De acuerdo a la información recopilada y detallada anteriormente se construyó la presente investigación, misma que consta de cuatro capítulos que describo a continuación. El primero lleva por título De músicas, corridos y narcocorridos, donde discute el concepto de músicas, en sentido amplio del término a partir de construir una categoría de análisis, que la determine como una práctica social y cultural, con estilos, ejecuciones, pero sobre todo apropiaciones diversas por parte del público consumidor, otro de los objetivos de este capítulo es demostrar la presencia de los corridos en diferentes momentos de la historia mexicana, esto para dar cuenta de los consumos, formas y funciones del mismo, dentro de estos se encuentran las músicas de narcotráfico, narcotraficantes y narcocorridos, con ello discutimos la utilización del término, el cual varía de acuerdo a la temporalidad que corresponde nuestro estudio. En un segundo capítulo, titulado El narcocorrido: Visiones Multidisciplinarias realizamos un estado de la cuestión a partir de los trabajos localizados que abordan la temática, destacando puntos importantes de cada investigación desde diversas disciplinas, sociología, musicología, psicología social e historiografía, donde hacemos mayor énfasis, con el fin de argumentar los aspectos primordiales de nuestra propuesta investigativa. De igual forma incorporamos el apartado titulado De las músicas de narcotráfico hacia los narcocorridos: un acercamiento desde la historia cultural, con el cual pretendimos exponer nuestra propuesta de investigación, al fin de marcar los lineamientos que nos llevaron a desarrollar las inquietudes plasmadas en el presente trabajo, a medida que de acuerdo con la revisión en torno a los estudios sobre dichas músicas realizados anteriormente en el campo de la historiografía detectamos que estos presentaban una ausencia de elementos teóricos. En el mencionado inciso discutimos sobre conceptos como mentalidad, imaginario y representación, tres elementos que consideramos de suma importancia para entender las músicas que corresponden nuestro estudio y su vinculación hacia aquellos individuos que participan y se apropian de los gustos musicales. 19 Por otra parte, en un tercer capítulo titulado, Circulación de las músicas de narcotráfico, narcotraficantes y narcocorridos, tomamos como referencia la existencia de discografía de las músicas de narcotráfico, narcotraficantes y narcocorridos y sus diferentes formas de circulación, tanto por la participación de las empresas discográficas y de espectáculos, como sus formas de acceso, a partir de los medios electrónicos, virtuales, esto para demostrar que al igual como circulan las músicas, del mismo modo se expanden los gustos musicales, de manera que estos no son exclusivos de una entidad en particular, sino que se involucran a través de aspectos identitarios y migratorios, donde estas músicas satisfacen una demanda adaptándose a las realidades sociales de los individuos; de igual forma en este capítulo se hablo de la existencia de otras formas de circulación como la huipa y el compositor “anonimo”. En un cuarto capítulo titulado, Entre la festividad el ocio y la vida cotidiana de los sinaloenses, abordamos elementos relacionados, con el papel simbólico que adquieren las músicas de narcotráfico, narcotraficantes y narcocorridos, rompiendo con los límites entre lo rural y lo urbano, que además tienen presencia en otros espacios donde los sinaloenses se hacen presentes, contribuyendo a una hibridación donde no solo la letra de las músicas toma importancia en el público consumidor de dichos corridos sino el conjunto de sentimientos que genera, pues al escucharlos su asimilación oscila entre imaginario y representación contribuyendo al desarrollo y remembranza de sus experiencias y emociones y con ello consumos diferenciados. Para ello nos fue de gran utilidad el trabajo de campo realizado a base de entrevistas con los cuales se buscó interpretar las formas de consumo por parte de la población sinaloense que comparte este gusto musical. Por ultimo invitamos al lector a que se adentre a las páginas que presentamos a continuación. 20 CAPÍTULO I DE MÚSICAS, CORRIDOS Y NARCOCORRIDOS I.- MÚSICAS Estamos rodeados de músicas en tanto juegan un papel en nuestras vidas, forman plenamente parte del mundo social, insertándose en el campo de las culturas musicales; dicho campo se caracteriza por haber conservado la atención a las formas sonoras y al contexto social cambiando a la par de las sucesivas definiciones de su objeto en tanto que es la expresión de los diversos grupos humanos. Al adentrarse al conjunto de relaciones que las músicas mantienen en el ámbito sociocultural, nos permite una forma particular de entender el mundo a través del espacio sonoro y su apropiación en la sociedad. Sin embargo, las músicas operan no solo con sonidos sino con la escucha, esto refleja aspectos diferenciados del hecho musical, por un lado el sonido como señal acústica y el sonido como fuente cultural de percepciones, sensaciones, con lo que habría que poner especial atención a las diversas maneras y disposiciones del escuchar, así en el ámbito musical los estímulos sonoros viven, siempre ya reinterpretados por ejecutantes y oyentes en relación con valores sonoros, esto remite de diversas formas a otro universo de experiencias que colabora en las maneras de recepción en las culturas musicales12 De esta forma, las músicas son consideradas también como artículos de consumo cultural, organizadas dinámicamente con la Historia de la que no puede separarse, teniendo en todos los tiempos funciones muy variadas. Esta lista de funciones se puede extender de manera casi indefinida, tan variadas son las circunstancias en las que los hombres de todas partes del mundo han descubierto las músicas como un elemento de valor positivo para llevar a cabo las tareas de la vida diaria en correspondencia con las necesidades objetivas de la sociedad, entre estas se 12 Francisco Cruces (Coord.), El Sonido de la Cultura, Textos de antropología de la Música, Antropología, Revista de pensamiento antropológico y estudios etnográficos, Madrid, España, nº 15 – 16, Marzo – Octubre, 1998, pp. 5 – 47. 21 encuentra el entretener, elevar, proveer satisfacción, emoción y ser a la vez un producto inmerso en la vida cotidiana de los individuos. Por tanto, tenemos que valorar el lugar y las potencialidades de las músicas, para ello es necesario examinarla objetivamente conforme fue apareciendo en diferentes momentos de la historia, considerar su relación con la vida y la sociedad y como esa relación fue evolucionando hasta nuestros días.13 La función de las músicas a la larga, determina su forma y su estilo, cuando la función cambia, nuevas formas y nuevos estilos surgen y tienen a modificarse de acuerdo a las necesidades sociales, en esto influyen tanto las condiciones de interpretación como los adelantos tecnológicos en cuanto al desarrollo y utilización de instrumentos. Por ello, primer lugar habrá que hacer unas distinciones básicas: Música: La idea que hay detrás o más allá del sonido. Composición musical: La idea en sonido, imaginada habitualmente en relación con unos instrumentos musicales. Ejecución Musical: el sonido real producido por la interpretación de las instrucciones del compositor y cuya posible aspiración es transmitir su idea original. El sonido de las músicas14: percepción por parte del oyente de la idea transmitida por la ejecución musical o expresada en una característica del entorno sonoro15. Las músicas establecen formas de análisis y construcción de la memoria colectiva, su función consiste en recuperar el vínculo entre la manera de entender el mundo de los individuos a través de la tradición oral con un pasado vivido dentro de un tiempo y espacio determinados. En este sentido, nos referimos a una dinámica, donde entendemos las músicas como un campo de la expresión humana, en la que están involucrados distintos niveles emisor, transmisor y receptor, este último, generando una serie de respuestas diferenciadas 13 Elie, Siegmeister, Música y Sociedad, México, Siglo XXI editores, tercera edición, 1999, pp. 3 – 21. 14 Se toma el concepto músicas, a partir de construir una categoría de análisis que nos lleve a demostrar la función de la música como una práctica social y cultural, con estilos, ejecuciones, pero sobre todo apropiaciones diversas por parte del público consumidor. 15 Robin Maconie, La Música como concepto, Barcelona, ACANTILADO, 2004, p. 26. 22 Músicas, por lo tanto, no son solo lenguaje, sino todo un conjunto de elementos que conforman una actividad significante, esto no se debe entender como un predominio de lo individual, de lo "personal". Se trata, más bien, de una actividad colectiva. Sin embargo, la unión que establecen las músicas entre imágenes, sonidos, memoria, sensaciones, recuerdos y deseos crean, en el receptor, formas de subjetividad que son en sí mismas adaptadas a sus realidades sociales. Una aproximación al estudio de las músicas debe comprender la producción, circulación y consumo de ésta. Las músicas ha sido siempre una forma de expresión de los pueblos y de las personas, las manifestaciones musicales van unidas a las condiciones culturales, económicas, sociales e históricas dentro de un tiempo y espacio determinados Para poder comprender un tipo de músicas concreto es necesario situarlo dentro del contexto cultural en el que ha sido creado, ya que las músicas no solo están constituidas por un agregado de elementos, sino por procesos comunicativos que emergen de la propia cultura. No es lo mismo sonidos que músicas. Ni siquiera los sonidos de una ejecución musical se perciben siempre como músicas, Los sonidos son el suceso físico que activa la experiencia de todos los oyentes, pero para que los sonidos sean percibidos como músicas requiere un acto de decisión individual. Lo que para un oyente son músicas pueden ser ruidos para otro. Lo que se percibe como músicas en unas circunstancias puede provocar una reacción diferente en un lugar y un tiempo diferentes16 Todo esto nos lleva a analizar a las músicas como una práctica social cargada de una amplia gama de códigos o de convenciones, un depósito de reglas y significados, no obstante existe una multitud de formas de entenderla, como un conjunto de actitudes y valores compartidos, así como de formas simbólicas a través de las cuales se expresa y se encarna. Las músicas son entonces utilizadas para crear espacios culturales expresando formas colectivas de identidad incluso, en una misma localidad, estas músicas, 16 Ibíd., p. 29. 23 puede generar ciertas respuestas diferenciadas hacia la melodía, mismas que podrían revelarnos aspectos en la relación entre músicas, individuos y espacios, como parte de las interacciones sociales que se desarrollan en torno al consumo. Para poder averiguar que son las músicas y que tan musical es el hombre, necesitamos preguntar ¿Quién toca, canta y escucha?, en una sociedad dada y preguntarnos ¿Por qué? Lo que desmotiva a un hombre puede “emocionar” a otro y esto no se debe a ninguna calidad absoluta en las músicas en sí, esto tiene que ver con el significado que han alcanzado dentro de una cultura o un grupo social en particular. Lo que realmente “conmueve” a las personas es el contenido de las músicas como un entramado de elementos que van más allá de la interpretación musical, buena o mala, en cuantos a los criterios musicológicos de su ejecución. Sobre todo, las músicas parecen ser más importante para los escuchas que la complejidad o simplicidad interior. No podemos explicar los principios de la composición y los efectos de las músicas hasta que hayamos entendido mejor la interacción entre la experiencia musical y la sociedad. La clasificación que le dan las personas a las canciones por su forma o su función puede ser evidencia importante para desarrollar la valoración de los efectos de las músicas, el valor de las músicas en sociedad y sus efectos pueden representar las características de una región, es por ello que las músicas desencadenan una serie de apropiaciones diversas. Todas las músicas crecen a partir de experiencias humanas y tiene función directa en la vida social. En la medida en que las músicas son uno de los principales vínculos del ser humano y sus prácticas cotidianas, la historia de las músicas tiene por oficio reflejar estos aspectos dentro de la sociedad y la cultura, este debe ser descrito en términos de las actitudes y los procesos involucrados en su creación y de las funciones y los efectos del producto musical en la sociedad. De aquí se desprende que deban existir relaciones estructurales cercanas entre la función, el contenido y la forma de las músicas.17 17 John, Blacking, “¿Qué tan musical es el hombre?”, en Desacatos, nº12, CIESAS, otoño 2003, pp.149 -162. 24 Esta solo puede surgir a la vida dentro de la sociedad; no puede existir, tan solo como un impreso, porque supone tanto intérpretes como oyentes, nos referimos pues a que se encuentra abierta a todas las influencias que puedan ejercer a la sociedad y los cambios en las creencias hábitos y costumbres sociales; de tal manera que las músicas no pueden existir aislada del curso normal de la historia y la evolución de la vida social, existe para ser interpretada u oída no como sonidos en la cabeza de su creador, ni como símbolos escritos o impresos en papel, sino como un verdadero sonido físico, hecho por y para aquellos que desean obtener una satisfacción de lo que el compositor les ofrece18 Los momentos son importantes para dar cuenta de la relevancia de las músicas para crear ambientes, pues cada estilo musical se adecua al lugar y al entorno en el que se encuentre el escucha; de esta manera ciertos tipos de músicas son consumidos para complementar un acontecimiento, o simple compañía para el escucha, estableciendo atmósferas emocionales. Muchos eventos de la vida cotidiana incluyen las músicas como elemento trascendente de la convivencia. En una fiesta se canta y se baila para compartir un tiempo y un espacio importantes. En lo que respecta a las músicas mexicanas son un factor sociocultural establecido a lo largo de todo el territorio nacional con géneros, creadores, ejecutantes, y públicos diversos. Una comprensión de las músicas debe incluir un reconocimiento del hecho de que estas no son solo músicas cuando se interpreta en traje y etiqueta sobre el escenario de una sala cara de espectáculos, de que las músicas que nos son agradables son solo una parte de la vasta experiencia humana, que no hay normas rígidas en cuanto a las músicas de arte, popular, folclórica, mismas que se entremezclan constantemente y se originan unas de otras; desde el punto de vista científico, es igualmente importante, considerar y valorar las músicas de otras naciones y culturas, pues existe una cantidad enorme de músicas no hecha para 18 Henry Raynor, Una Historia Social de la Música, Desde la Edad Media hasta Bethoven, México, Siglo XXI, Tercera edición, 2007, pp. 2 – 17. 25 concierto, que incluso toma mayor significación que las músicas interpretadas en una sala de conciertos para un auditorio19 En la experiencia natural, en la percepción instintiva y en la respuesta espontánea reside fundamentalmente la habilidad con la que el consumidor logra captar el curso cambiante y a la vez continuado de las músicas, la capacidad de entenderlas es materia de hábitos correctamente adquiridos en nuestra propia experiencia. Los gustos musicales son parte de un proceso de autodefinición, las músicas han sido una manera importante a través de la cual hemos aprendido a comprendernos a nosotros mismos como sujetos históricos, étnicos, de clase y de género. Las razones por las cuales los sujetos eligen cierto tipo de músicas se ligan estrechamente con los sentimientos y emociones que les causaba el escucharla, las experiencias humanas contribuyen a la construcción de sus gustos musicales, no elegimos nuestros gustos musicales libremente; tampoco nuestros gustos musicales reflejan nuestra “experiencia” de manera sencilla. El interés de los sujetos por ciertos placeres musicales específicos debe ser construido, dicha construcción es una parte esencial de la producción de subjetividad, en este proceso los sujetos mismos tienen un papel que desempeñar (reconocimiento, aceptación, rechazo, comparación, modificación); esto toma partes especificas en el área de las prácticas culturales. De esta forma, las músicas han estado involucradas de manera medular en la producción y manipulación de la subjetividad, preocupada por reflejar la realidad social, pero además ofrecer maneras con las cuales la gente pudiera disfrutar y valorizar las identidades que anhelan o creen poseer. Las músicas emiten mensajes dirigidos a aspectos de la vida cotidiana, las canciones asumen contenidos expresados entre ficción y realidad encontraran en el escucha aceptación o rechazo, según el contexto histórico y los parámetros de referencia 19 Elie Siegmeister, Música y sociedad, Op, cit. pp. 22 – 26. 26 generacionales, es así como las músicas contribuyen en la construcción de una identidad.20 Estos hábitos adquiridos no son universales, son reflejo de épocas y regiones diferentes que requieren ser aprendidos para poderlos entender. En este proceso de aprendizaje de una cultura por parte de los miembros de otra se produce la transculturación, que conduce al establecimiento de nuevos desarrollos. Ninguna modificación trascendental de las músicas cultas traída de Europa por los colonos se hizo posible en América mientras la clase pudiente permaneció aislada del patrimonio popular, surtiéndose exclusivamente del repertorio importado del viejo mundo. Posteriormente surgieron especies musicales hibridas de señalada originalidad y valor regional21 El corrido mexicano es uno de estos géneros que ha permanecido en la memoria colectiva del pueblo, producto de esta mezcla de culturas musicales, de ahí la gran variedad de vertientes en cuanto a su origen. El corrido es encargado de dar a conocer, hazañas y acontecimientos que han formado parte de la historia mexicana; pero no solo eso, sino que además se convierte en un vehículo generador de identidades, que cuenta con usos y consumos diversos. En el siguiente apartado discutimos sobre esta expresión musical, su funcionalidad, apropiación y significación, en sus diferentes momentos, por parte de públicos igualmente variados, todo esto con el fin de dejar sobre la mesa elementos que sean útiles para un mejor entendimiento de esta problemática. 1.1. - Corridos Es común encontrarse con la idea que considera a los corridos mexicanos como una evolución de los cantares de gesta y del romance español. Vistos como discurso, tanto las canciones de gesta como los romances tienen un proceso 20 Hugo Armando Brito Rivera, Felipe Quezada, La Radio y la Construcción cultural de gustos musicales e identidades juveniles, un ejercicio de investigación cualitativa, México, Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa, División Ciencias Sociales y Humanidades, 2008, pp. 38 – 61. 21 Isabel Aretz, América Latina en su música, México, Siglo XXI editores, séptima edición, 1993, pp. 174, 175. . 27 propio, son géneros que surgen en distintos momentos de la historia universal. Las primeras tienen su inicio en el siglo XI, asentándose en distintos países, pero sobre todo en Francia y España. El Romance en cambio emergió un tiempo después, durante los siglos XIV y XV. La mayoría de los trovadores fueron nobles, aristócratas y hasta reyes y componían canciones como una manifestación del ideal caballeresco. Cuando comenzaron los trovadores cantaban sus poemas en la corte, después contrataron a los juglares para que fueran ellos los intérpretes. Estos se encontraban al servicio de un aristócrata, debían atender a su amo y a los invitados de su amo de la forma que ellos desearan como un artista ambulante para ganarse la vida, debía ser narrador, cantante e instrumentista. La canción que se difundió en Europa era primordialmente aristócrata, trataba de temas cortesanos y nobles. Siempre existieron plebeyos en las filas de los trovadores y de sus equivalentes, con los que el nacimiento aristocrático, aunque fuera habitual entre sus miembros, no fue nunca un requisito para su ingreso.22 Sin embargo, a diferencia del cantar de gesta, en el corrido mexicano los héroes no son caballeros, su origen no se encuentra en la aristocracia, esto nos compromete a buscar otra vertiente que nos brinde herramientas de similitud; uno de estos serían los romances de ciego, llamados de esta forma ya que era principalmente un invidente quien los cantaba de pueblo en pueblo para que la gente pudiera seguir mejor el suceso narrado, se trata de una literatura popular, una narración cantada de los eventos más llamativos del día, es decir, en lugar de ilustrar al pueblo con ejemplos, estaban más preocupados por difundir un acontecimiento versado en la trasgresión. Estos romances comenzaron desde finales del siglo XVII a difundirse por todo España convirtiéndose en uno de los géneros más populares de entonces, trataron sobre bandoleros y matones andaluces. Podemos considerar incluso que 22 Henry Raynor, Una Historia Social de la Música, Ibíd., pp. 58 – 60; véase también, René Jiménez Ayala, “De los cantares de gesta y los juglares al narcocorrido”, en Arenas, Revista Sinaloense de Ciencias Sociales, nº12, Facultad de Ciencias Sociales, Mazatlán Universidad Autónoma de Sinaloa, 2007 pp. 114 – 135. 28 algunos de los personajes, de hecho, reflejaban rasgos caballerescos a la manera clásica, - de gesta - pero ahora, en no pocas ocasiones “el joven noble o hidalgo cuando menos se lanza, guiado por sentido de orgullo y prepotencia, a cometer desafueros y fechorías, digno de ser sus hazañas cantadas, exaltando a hombres que viven toda su vida fuera de la ley”.23 No es el objetivo señalar las diversas posturas sobre el origen del corrido mexicano, simplemente poner sobre la mesa su vinculación con las tradiciones musicales europeas, ya que tomando en cuenta que las músicas han estado siempre ligada a la cotidianidad del individuo, el corrido mexicano entonces es producto de una interacción de culturas y resultado de un devenir histórico, así como del desarrollo de una tradición oral que poco a poco se fue convirtiendo en prácticas culturales por parte de una sociedad que se envolvía en diferentes momentos y contextos de la historia mexicana. Antes de comenzar a hablar sobre la importancia del corrido dentro de la música mexicana, mencionaremos la significación y función que realizó el jarabe, esto debido a que durante la época colonial e independentista fueron parte de toda una polémica en torno a su ejecución y difusión, de igual forma como una práctica que en un principio fue propia de los grupos que comandaban el movimiento insurgente y que poco a poco fue entrando en el tejido de la población en general. Estos mismos elementos tendrían cabida en el corrido en años posteriores, es por esa razón que creemos pertinente mencionarlos y hacer hincapié en como las músicas, en este caso, jarabes y corridos, tomaron fuerza posicionándose y conformando todo un gusto musical a partir de cumplir una función específica, informar y entretener. Durante la época Colonial, las músicas proveniente de las costumbres españolas, se vieron amenazadas por una incontenible ola de músicas mestizas. Las seguidillas, fandangos y zapateados se convirtieron en gustados jarabes, jaranas, 23 Miguel Ángel Berlanga, “Romances y corridos, un genero multiforme de constante recreación”, ponencia presentada en el 5ºto Congreso Internacional del Corrido, Culiacán Sinaloa, Mayo 2003, pp. 1 – 9 29 huapangos y corridos. Con el correr del tiempo, aquellas danzas y canciones de mestizos, negros y mulatos, generaron desconfianza, sospecha y finalmente la abierta persecución. La iglesia condenó todos aquellos cantos provocadores de transgresoras actitudes Para evitar la temida corrupción de costumbres, se negó sistemáticamente el permiso para organizar danzas y fiestas, pero a pesar de las prohibiciones, “las impudicias de los cantos populares” llegaron hasta los mismos templos; un sacerdote se quejó de cómo al estar oficiando “el organista ataco con estruendo en plena elevación, “el son de pan de manteca”24; tal parece que la excesiva vitalidad y sensualidad de las producciones musicales propiciaron su mala fama. Aun así, perseguida y prohibida, las músicas mestizas lograron posicionarse en los distintos rangos de la sociedad A principios del siglo XIX las músicas en la Nueva España, dependían mucho de músicos amateur y amantes de las músicas que pertenecían a las clases sociales altas, quienes tenían como meta imitar los modelos de la alta sociedad europea; esto sufriría un giro importante iniciarse la guerra de independencia, momento idóneo para que los jarabes, se convirtieran en verdaderos símbolos del espíritu nacional. Incluso el jarabe llego a ser adoptado como himno de las tropas insurgentes. Una vez consumada la independencia, los bailes y cantos se escuchaban por todo el país, lo mismo en fiestas pueblerinas, reuniones de salón que conciertos de categoría. Los jarabes antes perseguidos, ahora se bailaban y cantaban con el beneplácito de todos En este sentido, las músicas se convierten en un vehículo de expresión no solo de las clases populares, sino también de la clase alta, generando prácticas, usos y consumos distintos, los jarabes cumplían con una mayor aceptación entre los públicos convirtiéndose por excelencia en aquellos “títulos prohibidos”, de los cuales fue imposible censurar. 24 Yolanda Moreno Rivas, Historia de la Música Popular Mexicana, México, Editorial Océano, 2008, pp. 16, 17. 30 Así al igual como lo fueran los jarabes en la época independentista, el corrido, tiempo después, pasaría de ser parte de las músicas marginadas, catalogada como inculta y propia de las clases populares a convertirse en un género representativo del sentir nacionalista. Poco a poco el corrido mexicano conoció una época de expansión y de gran aceptación popular durante la segunda mitad del siglo XIX, como digno heredero de aquellas formas narrativas y épicas el corrido se fortaleció combinándose con la producción de coplas satíricas, políticas y religiosas, durante la guerra con Estados Unidos (1846-1848) y de Reforma (1857-1861). Utilizado en muchas ocasiones como forma juguetona e incisiva, tanto conservadores como liberales encontraron en el corrido una manera de acceder a la población que debía convertirse en apoyo sustancial de sus ideologías políticas, se narraron pues acontecimientos y situaciones nacionales con el afán de retratar e identificar a los mexicanos entre sí, de esta manera, los corridos contribuyeron a la forja de cierto nacionalismo liberal decimonónico. La intervención anónima, la inspiración de lo popular, fueron acogidas sin el menor rasgo de desprecio por los compositores de salón. La interacción entre lo popular y lo culto era absolutamente normal25 Aquellos años que abarcan la derrota del gobierno conservador en 1860 hasta el inicio de la República Restaurada, una vez vencido el imperio en 1867, muestran una riqueza en materia lírica y musical. Una gran cantidad de versos, coplas y canciones, la mayoría de carácter satírico, muestran como diversas vertientes de la cultura popular transitaron entre poetas, literatos y académicos al mismo tiempo que estas piezas cantables y bailables se volvían accesibles para los sectores populares, la necesidad de una integración nacional en después de la defensa del territorio había permitido una constante penetración de múltiples expresiones culturales. Desde épocas anteriores, como ya mencionamos, bailes y formas musicales como el Pan de Jarabe, Los Panderos, y la Tirana, que en su momento fueron 25 Ibíd., pp. 18, 19. 31 perseguidos y prohibidos por la Nueva España, habían surgido del ámbito popular y ahora formaban parte del repertorio nacional, tanto en la calle como en los teatros se repetían sones, jarabes, valonas y corridos con versos chuscos que comentaban el acontecer que afectaba al país.26 Aunado a este fomento del nacionalismo la población tanto del centro como de algunas ciudades de provincia se empezaban a reconocer con versos de origen popular como el que mostramos a continuación. Amapolita morada del campo donde nací si no estás enamorada enamórate de mí27 Aun cuando existían expresiones líricas populares que acusaban muy poca presencia de aires culteranos, había otras que mostraban el uso de palabras y nociones poco comunes entre las mayorías aunque la intención de la pieza denotaban un fuerte sabor popular, un ejemplo de esto podría ser La Pelona pieza lírico-musical, que se puso de moda entre la tropa desde los años cincuenta del siglo XIX, una de las estrofas a las que pondremos especial atención es la siguiente. Ya no te quiero pelona porque no me da la gana porque me quieres tener borracho de mariguana28 Tanto en el presente verso como en el anterior se puede mostrar la forma de expresión hacia los enervantes, en primera instancia, “la amapola”, como símbolo de la belleza femenina y en referencia hacia un constante amorío, mientras que en la segunda estrofa se hace referencia a la “mariguana” relacionando a esta como efectos de un desamor. 26 Ricardo Pérez Montfort, Cotidianidades, Imaginarios y contextos: Ensayos de Historia y Cultura en México, 1850 - 1950, México, Centro de Investigaciones y Estudios Superiores de Antropología Social, 2008, p. 17,18 27 Ibíd., p. 20 28 Ibíd., p. 19 32 Más allá de las connotaciones afectivas hacia estos aspectos, lo interesante a destacar en este caso es la marcada tolerancia hacia las letras de origen popular en cuyo léxico se encuentra cierta alusión a las drogas, esto se repetiría durante décadas posteriores, haciendo referencia a ciertos personajes de la política mexicana, sabedores de su gusto por el consumo de drogas, de esto hablaremos más adelante. Por otro lado, durante la época porfirista, la cual se caracterizó por fomentar ideales de modernidad y con ello aparecen las músicas de ópera y clásica, formándose la primera generación homogénea de autores de canciones mismos que formaban parte de la clase media y habían tenido una formación musical influenciada por las costumbres europeas. El Porfirismo no sólo ofreció todo el país a la inversión extranjera [...], sino que en el ramo artístico, nos convertimos en la calca de los modelos europeos. Es bien sabido que Porfirio Díaz amaba todo lo francés, que era en ese entonces el prototipo de la moda y el arte; pero es irónico que el avance musical francés no se arraigara en nuestro país, los esfuerzos del Grupo de los Seis, que no fueron pocos, chocaron ante la tradición de la escuela italiana, seguida por muchos maestros del Conservatorio29. Ese gusto por las músicas se puede demostrar, entre otras cosas, porque en las casas de familias pudientes y de clase media se dedicaba un espacio destinado a tocarse las músicas y desde luego a escucharse; en tal lugar, no podía faltar el piano y su taburete, por lo cual se puede decir que durante la época porfirista, las músicas fueron parte de la vida cotidiana de los seres que habitaron ese espacio histórico, aunque sin unificar las clases sociales, pues el tipo de músicas que consumía y practicaba cada sector de la sociedad, reflejaba con exactitud la clase 29 Edelmira Ramírez Leyva, “Afición y música durante el siglo XIX en México”, en Tiempo y Escritura, publicación semestral, nº 13, Universidad Metropolitana, Unidad Azcapotzalco, Diciembre, 2007, consultado en http://www.azc.uam.mx/ [fecha de consulta, 31 de marzo 2010]. 33 de dónde provenía, de modo que, en este caso, las músicas no pudieron borrar la división de clases que imperó durante el Porfiriato. En relación a esto, ya encaminados hacia el último cuarto del siglo XIX mexicano el corrido entró como aleccionador y noticiero musical cantó las glorias de los rebeldes al régimen porfiriano. Impresos en papel de china la mayoría de los corridos se referían a acontecimientos que despertaban el interés popular sino es que el morbo y el asombro de todo aquello que alteraba la cotidianidad. Seguir el transito del siglo XIX al siglo XX mediante aquellas hojas sueltas con grabados y corridos bien podría servir de guía para conocer tanto el sentir como el lenguaje y los imaginarios de ciertos sectores que poco a poco ingresaban al mundo de los consumidores de noticias, aun cuando el analfabetismo se prodigaba en los espacios populares, no parecía faltar quien leyera estos versos y se prestara a difundirlos en plazas, talleres, fabricas, mercados y calles, así a través de las músicas se buscó impactar en la sensibilidad de la memoria inmediata. De esto nos habla Roger Chartier cuando hace alusión a las distintas formas en que es aprehendida la lectura, por parte de una sociedad hasta entonces considerada analfabeta, por lo cual no está exenta de realizar sus propios consumos a partir de sus maneras de leer. Debemos recordar que hay otros accesos al libro además de la posesión privada; que los textos impresos no son todos libros leídos en el espacio privado, que la lectura no tiene que ser necesariamente solitaria y silenciosa y que no es necesario estar alfabetizado para “leer”, si por leer se puede entender “escuchar lo que otro lee”30. Damos cuenta de cómo se diversifican las formas de acceso a la lectura de estos textos impresos en “hojas sueltas”, otorgándole igualmente funciones y apropiaciones diversas, de acuerdo a la época porfirista, los consumos que el individuo hace de los corridos y las músicas son influenciados por las condiciones 30 Roger Chartier, Las revoluciones de la cultura escrita, Barcelona, Gedisa, 2000, p.159. 34 de clase - como ya mencionamos - sin embargo, no siempre ocurrió de la misma forma ya que las prácticas y gustos musicales se adaptaron a las necesidades y cotidianidades de un pueblo que ahora se apuntaba hacia la revolución, tomando como vehículo principal esta narración hecha músicas aprehendida por la sociedad mexicana. 1. 2.- Los Corridos en el periodo Revolucionario Así resulta casi natural que los corridos adquirieran puntual relevancia durante el movimiento revolucionario, es en esta etapa donde el corrido logra mantenerse y toma auge gracias a la participación de la incipiente industria editorial musical en el país; los artesanos editores de las músicas realizaron los textos en las “hojas sueltas”. Esta fue la vía por la cual el corrido viajó por todo el país, portado por los cantantes de corridos, conocidos como cantores en el norte y como publicistas en el sur. Los cantantes se instalaban en las plazas, mercados y ferias, comenzando a entonar el nuevo corrido, resultando también un elemento importante para el fomento de la tradición oral y la comunicación entre las comunidades más apartadas de la provincia mexicana, respecto a las formas de ejecución e interpretación musical, encontramos la siguiente nota. El corrido, generalmente escrito en tono mayor, alegre, y juguetón, contrasta con la tragedia escrita en tono menor que se canta lentamente y arrastrando las notas. Aunque el corrido es alegre, su ejecución es simple hasta llegar a la monotonía, la que no importa al público que escucha el canto, ansiosa siempre de saber cuál es el fin del héroe cuya vida se está relatando.31 Aquella serie de hechos conflictivos que cimbraron la vida nacional tenía que verse reflejada en la expresión popular de una manera u otra. Su condición de crónica cantada encontró en la revolución una fuente inagotable de acontecimientos dignos de relatarse y cantarse. Así pues, Revolución y corrido se 31 Amalia Millán, “El Corrido Mexicano”, en El DIARIO de Culiacán, 3 de Abril de 1956, p. 2 35 fueron convirtiendo en dos elementos prácticamente inseparables, en una especie de síntesis que contribuiría a conformar una imagen del movimiento armado, es aquí donde se encuentra la raíz de la vigencia de esta expresión musical32. Como parte del quehacer popular, el corrido solía quedarse en la anécdota localista, cuya referencia directa solo era identificable por un reducido número de revolucionarios. Sin embargo, no cabe duda que hubo una gran cantidad de corridos que seguía contribuyendo a la formación de mitos y héroes nacionales, sintetizando los anhelos de una mayoría analfabeta y desprotegida, el corrido le cantaba a sus representantes y caudillos narrando sus hazañas con toda clase de evocaciones y detalles. El corrido de aquella época nos habla de esperanzas de vida mejor, con la milpa que volverá a florecer, con la cabaña que será reconstruida y, entre ansiedades y angustias, en el fragor de los combates, la voz melancólica del cancionero de esperanza y valor al soldado valiente. Y así la lírica de la canción, atraviesa triunfal la Rep. Mexicana enjugando lágrimas, consolando al triste corazón del campesino y prometiendo lo que aún está en duda, si se habrá cumplido.33 Se ajustó a las necesidades informativas y de recreo en la tropa en guerra y de los ámbitos civiles refugiados en las principales ciudades. Además de requerir muy pocos elementos para su interpretación, el corrido cumplía con dos funciones básicas de aquel ejército, comunicaba y divertía. Por las noches a la luz mortecina de la hoguera, los rebeldes formaban pequeños grupos entre los nopales y mezquites y tirados en el suelo junto a la botella de mezcal, que siempre hacia su aparición oportunamente, hacían recuerdos de sus aventuras 32 Ricardo Pérez Montfort, Expresiones populares y estereotipos culturales en México, XIX y XX, México, CIESAS, 2007, pp. 53, 54; véase también Mario Arturo Ramos, Cien Corridos, Alma de la Canción Mexicana, Editorial Océano, México, 2002, p. 17 33 Amalia Millán, “El Corrido Mexicano”, Op, cit. 36 revolucionarias, eran canciones sencillas con las que se entretenían largas horas, y como para salir del ensimismamiento en que los sumergían los acordes de la guitarra, de pronto hacían vibrar los compases bulliciosos y burlones de “La Cucaracha”.34 Sin embargo, los corridos de tema revolucionario no solamente se cultivaron en los ambientes militares y rurales. También hubo presencia importante en los espacios urbanos, principalmente en la Ciudad de México, donde contó con entusiastas asistentes al teatro de revista. Durante el periodo de 1910 a 1920 este teatro vivió momentos muy creativos que constantemente tocaron el tema revolucionario popular y sus expresiones musicales. Criticando e informando, ironizando y burlándose de todo cuanto acontecía en el México Revolucionario. Estas imágenes y representaciones se repetían hasta el cansancio en piezas teatrales, en poemas de evocación y no se diga en el propio cine sonoro con la temática de la revolución, que empezaría a manifestar su popularidad, asimismo, los corridos, durante la Revolución, también hicieron a veces de agentes dobles, informando a las distintas facciones de los avances, logros y fracasos de sus correligionarios o de sus enemigos, el corrido entonces siguió con un carácter testimonial. Las músicas populares – como los corridos - se cultivaron ampliamente en los ambientes rurales de la guerra y la tragedia; aunque también encontró muchos entusiastas entre aquellos que se refugiaron en las ciudades. Siguiendo la capilaridad que unían a los mundos de la academia con los del pueblo, varios compositores se dieron a la tarea de componer “canciones revolucionarias”, abonando con sus creaciones al repertorio musical popular.35 Uno de ellos fue Manuel M. Ponce quien pasó parte del año 1912 y todo el siguiente componiendo sus canciones revolucionarias, de las cuales realizó 34 Agustín Vera, La Revancha, México, Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones en México, en Biblioteca Digital Bicentenario, Colección La Matraca, pp. 38, 39 consultado en www.bicentenario.gob.mx, [fecha de consulta 9 de abril, 2010] 35 Ricardo Pérez Montfort, Expresiones populares y estereotipos culturales en México, XIX y XX, Op, cit. pp. 58 – 67 37 arreglos en piano, conquistando una rápida aceptación, estos fueron un paso importante hacia un estilo musical nacionalista, esto por la popularidad que llegaron a gozar y porque algunas de ellas llegaron a ser consideradas verdaderamente revolucionarias, como ejemplo tenemos: La Valentina, la Adelita, junto con la Cucaracha, esta probablemente fue una de los corridos de la Revolución más frecuentemente tocados y cantados; aun hoy se les conoce y se les toca dentro y fuera de México36 De esto último cabe mencionar, el hecho de que esta melodía haya sido adaptada por compositores surgidos en la clase alta e interpretada en piano, y al mismo tiempo se convirtiera en corrido, además de ser un himno revolucionario entonado por las tropas al calor de los combates nos muestra que tanto en las ciudades como los campos de batalla de aquel México revolucionario, la creatividad musical siguió el rumbo que le marcaba la Revolución. Esta melodía ha tenido diversos cambios en cuanto a sus interpretaciones, ya que durante el movimiento revolucionario, se adaptó de acuerdo a las posturas de los diferentes grupos armados, elaborando cada uno su versión de La Cucaracha, así surgieron cucarachas, villistas, carrancistas, zapatistas y huertistas, a este último – victoriano – es a quien se le atribuye el apodo, por su supuesta adicción a la marihuana. Tenemos entonces que la temática sobre drogas ha estado presente dentro de las músicas mexicanas, desde mucho antes de que apareciera el término “narcocorrido”.Hablaremos líneas más adelante sobre esto, discutiendo sobre la utilización del término así como la concepción que existe de esta expresión musical, tanto aquella que es construida partir del juicio de las instituciones gubernamentales y el desarrollo de un gusto musical en torno a estas músicas. Por otro lado habría que afirmar que durante y después del periodo revolucionario el corrido se consolidó no solo como factor imprescindible en el repertorio musical popular mexicano, sino como vehículo para cantarle a personajes y 36 Dan Malmstrom, Introducción a la música Mexicana del Siglo XX, México, Fondo de Cultura Económica, 1977, p. 54 38 acontecimientos locales, de esta manera, el corrido avanzó entrelazado con el quehacer político durante las décadas de los años veinte y treinta, y en las campañas de proselitismo, nuevas rebeliones y resistencias populares subsistió lo mismo entre revolucionarios que entre reaccionarios. Bandoleros, asesinos, presos, fanáticos, y en fin, toda una clase de transgresores a la ley continuaron como personajes recurrentes de los corridos, dentro de todo esto se encuentra el corrido de narcotráfico, como parte de la músicas populares, específicamente de la región del norte y noroeste del país, donde el acontecer histórico del tráfico de drogas se hace presente y es representado a partir de esta expresión musical. 1.3.- De los Corridos de Narcotráfico a los Narcocorridos. Para efectuar o acumular experiencias, es decir para integrarlas en la vida de individual y colectiva de los seres humanos, se necesitan conceptos, pues los conceptos permiten guardar o retener experiencias incluso cuando estas ya se han desvanecido. Se necesitan conceptos para saber lo que sucedió, en un tiempo y espacio determinados, precisamente porque cada palabra puede tener una multiplicidad de significados que se van adecuando a realidades igualmente diversas. En este apartado nos atrevemos a proponer una categorización sobre las diversas formas de interpretar o clasificar las melodías que hacen alusión a las drogas, como un elemento igualmente adaptable a circunstancias y realidades cambiantes y relacionadas con un contexto histórico en particular. Todo esto debido a que como ya mencionamos, la temática sobre las drogas tiene una marcada presencia en las músicas populares mexicanas, mucho antes que apareciera el término conocido como “narcocorrido”. Para realizar este análisis, partimos de la discusión que plantea Reinhart Koselleck, cuando refiere a la utilidad de los conceptos y su relación entre el espacio y tiempo. Hablando específicamente de Narcocorrido, el significado de la palabra parece permanecer constantemente, sin embargo, las circunstancias cambian, al igual que las realidades. 39 Es por ello que conforme avanza el fenómeno de las drogas, en este caso, se transforma también su expresión musical distanciándose del antiguo significado; de tal manera que, esta realidad histórica, en constante cambio, debe ser nuevamente conceptualizada, a partir de entonces, y una vez insertada la problemática dentro de un contexto histórico determinado, el significado de la palabra cambia, es ahí cuando la semántica debe encontrar una nueva forma de expresión con el fin de ajustarse de nuevo fielmente a dicha realidad.37 Es así como encontramos un antecedente de estas melodías, su aparición se da en la década de los años veinte y principios de los treinta como consecuencia de la “ley Volstead”, la llamada “Ley Seca”. Me refiero a los corridos de contrabando de alcohol; la primera composición en torno a esta temática se titula “Contrabando del Paso” grabado en Texas hacia el año de 192838más de acuerdo a la temática que nos ocupa estos son corridos de contrabando mas no son corridos de narcotráfico. No es sino a partir de la abolición de esta ley que se hace obsoleto el tráfico de licores y los contrabandistas cambian el alcohol por las drogas. Según uno de los investigadores de la temática, Juan Carlos Ramírez Pimienta, establece que entre los primeros corridos de narcotraficantes sería “El Pablote”39, interpretado por el dueto entre Norberto González y José Rosales. La grabación fue hecha el ocho de septiembre de1931 en El Paso, Texas40 dicha producción se hizo para el sello Vocalion que pertenecía a la Brunswick Radio Corporation, a su vez una subsidiaria de Warner Bros Pictures, a continuación mostramos la portada original del disco, en su versión 78 rpm. 37 Reinhart Koselleck, “Historia de los conceptos y concepto de historia”, en Ayer. Revista de Historia Contemporánea, Madrid, Asociación de Historia. Contemporánea Marcial Pons, Ediciones de Historia, S. A., Nº 53, 2004, p. 27 – 29. 38 Guillermo E. Hernández, En busca del autor de contrabando del paso, Aztlán, University of California Regents, 2005, pp. 139 – 140. 39 La versión original de la melodía puede consultare en [http://frontera.library.ucla.edu/] fecha de consulta 20 de diciembre de 2010. 40 Juan Carlos Ramírez-Pimenta “En torno al primer narcocorrido: arqueología del cancionero de las drogas”, a Jorurnal on Social History and Literature in Latin América, Spring, 2010, pp. 81 – 83. 40 “El Pablote” Jose Rosales(Compositor), Vocalion 8450, frontera collection of Mexican American Music, University of California, Los Angeles Library. Respecto al tema, dicho investigador agrega que en cuanto a los corridos de narcotráfico se encuentra aquel que lleva por nombre “Por Morfina y Cocaína”, grabado en San Antonio, Texas en 1934, la melodía cuenta de manera nostálgica las consecuencias que implican dedicarse al negocio de las drogas, la historia de un contrabandista al ser aprehendido por las autoridades. Pocos meses después, en octubre del mismo año bajo la misma temática ante la añoranza de ser liberado tras cumplir una pena por tráfico de drogas aparece “El Contrabandista”, mientras que “Carga Blanca”, un corrido de los años cuarenta, continúa con la misma temática a diferencia de los antes mencionados, este es el único que permanece en el tejido popular, a su vez ha sido grabado en numerosas ocasiones por agrupaciones diversas de las regiones del noreste y noroeste del país.41 41 Juan Carlos Ramírez-Pimienta, “Del corrido de narcotráfico al narcocorrido: Orígenes y desarrollo del canto a los traficantes”, Studies in Latin American Popular Culture, volumen 23, University of Texas Press, 2004 pp. 21 – 41 41 Los Alegres de Terán, Los Contrabandistas, sus corridos y sus leyendas, dirección general: José Vaca Flores, fotografía (Luis Omar Montoya Arias) Esta sería una constante en décadas posteriores, durante 1940 a 1960 la característica principal del corrido de narcotráfico, es la narración de sucesos relacionados con el ilícito de las drogas, donde se manejan posturas imparciales sobre lo ocurrido. Otras composiciones de estos años critican a los agentes sociales que se dedican a dicha actividad aquí es más importante destacar el hecho y la moraleja42no el personaje, como ocurriría años más tarde. Es hacia la década de los setenta cuando reaparecen composiciones bajo la temática del contrabando de drogas, esto a la par de la participación de la mujer en dichas actividades ilícitas, pues estas eran empleadas para transportar la droga hacia la frontera con Estados Unidos, convirtiéndose en las llamadas “burreras”, es en este contexto cuando surgen temas como: mujeres contrabandistas, pollitas de cuenta y la historia de “camelia la texana” en (1973).43 Así pues, esta temática 42 Dentro de las composiciones que destacan la moraleja como mensaje principal se encuentran aquellas que plantean la problemática de la drogadicción y sus consecuencias dentro del ámbito familiar, esto en la obra musical de Los Tigres del Norte, como ejemplo tenemos el tema ¿En que fallé?, incluido en el álbum, La Reina del Sur, (2004), al respecto véase, Rigoberto Rodríguez Benítez, Op. cit, p. 111 – 112. 43 Ibíd. 42 continuaría en la línea de lo que llamamos corrido de narcotráfico, con la variante de que ahora es la mujer quien protagoniza las acciones delictivas44. “Contrabando y Traición” es quizá una de las melodías más conocidas mediáticamente debido a la popularidad que se les adjudicaría sus intérpretes oriundos de Rosa Morada, Mocorito, años más tarde, esta fue una de las tantas melodías que los identificó e identifica entre los gustosos de las músicas de narcotráfico. Sin embargo, en aquellos años setenta, donde el narcotráfico emergía en ciudades como Culiacán, como nuestro espacio de estudio, eran pocos los corridos que había en circulación, incluso antes de “la camelia” existían un par de composiciones grabadas por disqueras locales que si bien no alcanzaron a difundirse masivamente, aun impregnan en la memoria de no pocos habitantes culichis. Es aquí donde se abre otra de las clasificaciones que proponemos en este trabajo, pues ya no solo se habla de tráfico de drogas, además de ello se hace hincapié en los personajes, hazañas, logros y desventuras, damos paso pues al corrido de narcotraficantes, son ellos los protagonistas de estos mini-relatos de vida donde gracias a la contribución e ingenio de los compositores, encargados de construir figuras emblemáticas que contribuyen a recrear todo un imaginario, donde son proyectados como hombres, humildes, valientes, exitosos, caritativos y con una audacia considerable, suficiente para enfrentar o burlar las leyes, o en el peor de los casos, “morir en la raya”, teniendo como destino final, el hospital, la cárcel o el panteón. Estas melodías toman mayor presencia hacia la década de los 80’s misma en donde los traficantes en su mayoría sinaloenses, dejan de ser personajes ficticios, para convertirse en individuos identificados por la sociedad, en muchos de los casos, las 44 Sin embargo, la participación de las mujeres en el trafico de drogas no era algo nuevo, existen estudios que señalan la presencia de este fenómeno desde principios del siglo XX en ambos lados de la frontera sin importar la clase social de la que provenían, donde destacan los nombres de María Wendt e Ignacia Jasso, alias “La Nacha”, al respecto véase, Elaine Carey, “Mujeres de armas doradas: “el narcotráfico en Norteamérica (1900 – 1970) en Jorge Trujillo Bretón (coord.), En la encrucijada Historia, marginalidad y delito en America Latina y los Estados Unidos de Norteamérica (Siglos XIX y XX), Guadalajara, Universidad de Guadalajara, Editorial CUCSH, 2010, pp. 379 – 403 43 composiciones dedicadas a ellos funciona como una biografía en la cual se dan a conocer, de igual forma esto sucede gracias a los medios de comunicación. Pero no solo se conocieron por sus andanzas en el mundo de la droga, muchos de ellos se hicieron notar gracias a las acciones realizadas por ellos, en beneficio a sus comunidades de origen. 1.4 .- “ Entre Hierba, Polvo y Plomo”: Narcocorridos Hacia la década de los 90’s es más común encontrar melodías que no sólo tratan sobre el contrabando de drogas sino que presentan a los protagonistas como consumidores de las mismas, en ese espacio en el que se da la transformación del corrido de narcotráfico y narcotraficantes al narcocorrido. Existe pues un desplazamiento del individuo – el narcotraficante - protagonista de un suceso como centro del corrido, hacia el gocé, las celebraciones y los gustos que le otorga la actividad del tráfico de drogas. Es decir, la temática ya no trata solo de valientes duelos entre traficantes y autoridades sino de fiestas cargadas de drogas, ostentación y excesos, el objeto principal pasa de ser el narcotráfico, sus riesgos y aventuras para convertirse en un corrido que enfatiza una vida llena de lujos y placeres del narcotraficante, además de denotar la forma en la cual la droga le ofrece una sensación de euforia y valentía, como un camino para alcanzar el éxito y poder donde el objetivo principal es transgredir la ley para posteriormente disfrutar de las ganancias obtenidas, esto es a lo que finalmente llamamos como “narcocorrido”.45 Más recientemente hacen presencia los temas que aquí llamamos “Murder corridos” (corridos de asesinato). Muy similares a las los mensajes que expresa el Rap en Inglés o “Gasgsta Rap Chicano”, donde se narra de manera explícita –y hasta cierto punto escalofriante - asesinatos vinculados a los cárteles o plazas de las drogas en México. Se les ha denominado de esta manera, pues es en Estados Unidos donde comenzaron a tener aceptación, esto debido a que algunas agrupaciones e intérpretes de estos corridos realizaron sus producciones 45 Juan Carlos Ramírez-Pimienta, “Del corrido de narcotráfico Orígenes y desarrollo del canto a los traficantes, Op, cit., pp. 21 – 44 al narcocorrido: 44 discográficas en territorio norteamericano, caso particular de Los Ángeles, California, donde se encuentran una gran cantidad de estudios grabación, sin embargo, han llegado hasta que hoy comprende el noroeste de México, en especial Tijuana y Culiacán, no solo por su distribución llevada a cabo por las compañías disqueras, sino también debido a aspectos como la migración, es decir la gran afluencia de sinaloenses en Estados Unidos, y sobre todo gracias a la tecnología, utilizando recursos como la piratería, los medios electrónicos e Internet, donde se desarrollan diversas “comunidades virtuales”, cuyo objetivo es intercambiar información, relacionada con estas expresiones musicales, como una manera de evadir la censura expuesta a través de la prensa y la radio. Hemos expuesto aquí las diferentes etapas por las que se ha desarrollado esta expresión musical, de la cual se ha utilizado una terminología consideramos un tanto peyorativa al llamarla por sí misma “narcocorrido”, homogeneizando un fenómeno que siendo propio de un devenir histórico, debe tener por tanto diferentes acepciones. Todo esto lo traemos a relación para dar cuenta de que la temática de las drogas ha estado presente en el corrido mexicano desde hace ya varias décadas, por tanto la forma en que se le juzga actualmente a las músicas que versan entre el narcotráfico, narcotraficantes y sus excesos, se ha hecho desde una concepción moralmente construida catalogándolo como un mal musical que pervierte las conductas, propiciando a la violencia, bajo la percepción de las instituciones gubernamentales y los medios de comunicación masivos, quienes a la par se han encargado de promover su censura. Sin embargo, estas opiniones surten poco efecto entre los habitantes sinaloenses que gustan de estas músicas. En este caso nos referimos a aquellos radicados en Los Ángeles California46, Tijuana y Culiacán donde el narcocorrido cobra una importante difusión y con ello se presenta una evolución en cuanto a su consumo trasmitiéndose tanto en eventos sociales, en sus diferentes espacios, todo esto 46 Tomando en cuenta cinco familias sinaloenses radicadas en la ciudad de Huntington Park, correspondiente al condado de Los Ángeles. 45 facilita la libre circulación y apropiación, conformada a partir de realidades sociales y culturales comunes. Pasamos ahora a un segundo capítulo, cuyo objetivo es realizar una revisión bibliográfica, desde un enfoque multidisciplinario desde el cual ha sido abordada la temática. La mayor parte de los estudios localizados, hacen énfasis desde el plano sociológico, mismos que han estado íntimamente ligados a la construcción de imágenes y demás ejemplificaciones con las cuales se busca llegar a la explicación de una realidad, sin embargo en esta solo se consigue representar una parte de este escenario cargado de ficción, construido desde la perspectiva de los compositores, de igual forma, se ha planteado esta temática desde el ramo de la etnomusicología, psicología y desde la historiografía, en donde su enfoque recae en la importancia de la escritura del corrido a partir de una serie de acontecimientos relacionados con el negocio ilícito de las drogas. 46 CAPÍTULO II EL NARCOCORRIDO: VISIONES MULTIDISCIPLINARIAS 2.1- LOS ESTUDIOS DEL NARCOCORRIDO VISTOS DESDE LA SOCIOLOGIA. La distinción entre practica y teoría no coincide con la distinción entre historia y sociología o entre la historia y otras disciplinas, como la antropología social, la psicología, y la musicología, pues en este caso se trata de analizar el fenómeno del corrido de traficantes como una práctica social cargada de símbolos y significaciones, pero que de igual manera se encuentra inmersa dentro de un contexto histórico determinado. Ahora bien, estudiosos de estas disciplinas producen estudios de caso en el cual algunos elementos como la teoría, desempeñan un papel a destacar, a partir de ello podemos definir Sociología como un estudio de la sociedad humana, con énfasis en generalizaciones sobre su estructura y desarrollo, los sociólogos por ejemplo se preparan para anotar o formular reglas generales a menudo haciendo a un lado las singularidades mientras que la Historia se define mejor como un estudio de las sociedades humanas – en plural -, destacando sus diferencias y también los cambios que han tenido lugar en cada una de ellas a lo largo del tiempo, y con ello una de sus principales características es poner atención a detalles concretos más allá de conclusiones generales.47 Sobre la utilización del método sociológico, Emile Durkheim, nos comenta, que ante los hechos sociales se debe mantener una actitud mental determinada, es decir, abordar su estudio partiendo del principio de que ignoramos por completo lo que son, es así como la sociología estudia todos los fenómenos que se desarrollan al interior de la sociedad, siempre que presenten con cierta generalización, algún interés social, he aquí un orden de hechos que presentan características muy especiales; consisten en modos de actuar, pensar y sentir exteriores al individuo, es decir, nos llegan a cada uno de nosotros desde fuera y 47 Peter Burke, Historia y Teoría Social, México, Instituto Mora, Colección Itinerarios, 2000, pp.12 – 13. 47 solo pueden penetrar en la sociedad tomando en cuenta las creencias, las tendencias y las prácticas de un grupo considerado colectivamente. Algunos de estos modos de actuar o de pensar adquieren mediante su repetición, una especie de consistencia que los precipita por decirlo así y los aísla de los acontecimientos particulares que los reflejan.48 Esta tendencia a las generalizaciones es pues una de las críticas que se le hacen a la sociología, por otra parte es indispensable también apuntar que los hechos históricos, son construidos por el historiador, éste los selecciona, otorgando por sí mismo una significación, influenciado por un conocimiento previo de la problemática a resolver ante esa búsqueda de indicios, mismos que lo llevan a poner énfasis en las particularidades. En lo que respecta al tema de las músicas, trabajados desde la sociología, - los narcocorridos – en particular, ha sido abordado, desde una perspectiva muy general, pues a pesar de que los trabajos hasta ahora publicados han sido reconocidos por organismos de carácter nacional e internacional, ninguna investigación está exenta ser analizada de manera más profunda, buscando elementos que nos lleven a realizar distintos enfoques de acuerdo a la temática en cuestión, el primer caso es la investigación de Luís Alejandro Astorga Almanza, cuya obra titulada Mitología de un Narcotraficante en México49. En primera instancia, el título de la obra proyecta una investigación más ambiciosa pues en este caso, el autor poco a poco va tejiendo parte de la historia del narcotráfico en “México”, sin embargo centra gran parte de su estudio en analizar el desarrollo del contrabando de drogas en un espacio, Sinaloa, para ello utiliza una gran variedad de fuentes bibliográficas y hemerográficas con el fin de hacer una construcción y narración de una serie de acontecimientos que dieron pie al fenómeno del narcotráfico, sin embargo, el hecho de señalar o estigmatizar a una entidad del país como la responsable de la actividad ilícita significa una limitante en cuanto al objeto de estudio con respecto al universo de análisis. 48 Emile, Durkheim Las Reglas del Método Sociológico, México, Fondo de Cultura Económica, Segunda reimpresión, 2001, pp. 42 – 52. 49 Luís Astorga, Mitología de un Narcotraficante en México, México, Plaza y Valdés, 2004. 48 De manera tal que se encarga de darle factores explicativos a un fenómeno que a su vez se desarrolla según el autor, como consecuencia – el narcocorrido – con el cual pretende acercarse al “mundo de los narcotraficantes”, donde los principales protagonistas son sinaloenses – de esta manera va tejiendo la historia del narcotráfico vinculada a esta expresión musical. Astorga Almanza da a conocer a su vez la situación que se le presenta cuando analiza el tema de tráfico de fármacos prohibidos y traficantes: observa la producción simbólica pertinente para el objeto trazado, sintetiza lo consultado ve los límites de lo acumulado y recurre a los corridos. Así las cosas, el material con el que se trabaja consiste generalmente, por no decir totalmente, en imágenes mediatizadas – arquetipos construidos socialmente analizando en sus letras elementos que describen las etapas evolutivas del narcocorrido, marcando la década de los setenta como el parteaguas y auge de estas composiciones musicales, en donde llevarían como temática el contrabando de droga hacia la frontera, por su parte, en la década de los ochenta los traficantes saldrían del anonimato, fungiendo ahora como protagonistas, queridos, pero también temidos en sus zonas de influencia, menciona algunas composiciones sobre estos personajes que marcarían época en el ambiente del tráfico de drogas haciendo una pequeña semblanza de cada uno de ellos, en todo ello estarían involucrados tanto medios de comunicación y el gobierno, estos últimos, bajo la insistencia de prohibir la difusión de los corridos de traficantes, argumentando ser un “mal musical” que afecta la moral de la sociedad. En palabras de Luís Astorga, la producción de sentido a cerca del tráfico de drogas y de los traficantes se hace fundamentalmente desde el punto de vista que es el dominante y legitimo: el gubernamental este nos proporciona ya un objeto pre construido. Según el autor, los corridos de traficantes como sublimación de los enfrentamientos físicos, éticos y estéticos y el mismo estilo de vida de los traficantes, vienen a romper esa uniformidad en la producción del sentido, de ahí seguramente el éxito en ciertos grupos sociales y regionales y su estimación en otros y otras. Sin embargo, contrario a esta opinión, nos parece pertinente argumentar que más allá de su popularidad a partir de romper con lo establecido 49 por la cultura oficial, el gusto musical se construye a base de la relación estrecha con el origen, las experiencias y trayectoria sociales. Según el autor, dentro de estas composiciones existe todo un “universo simbólico”, donde se destacan las hazañas del narcotraficante y es el compositor quien se encarga de transmitir estos elementos simbólicos, sobre ello cabria aclarar algunos detalles pues el compositor solamente cumple con una de las etapas de este proceso dinámico en el cual va inmerso el simbolismo que encierra el corrido de traficantes, esta etapa es la de producción (composición de las temáticas) misma que conlleva una intención meramente económica, poner dentro de un mercado existente un producto del cual se espera que genere ganancias, a su vez cumplir con una exigencia de parte de un organismo encargado de difundir estos productos musicales – las compañías disqueras - esto es algo de lo que se abordara en apartados posteriores. Esta investigación parece girar entonces en torno a un estudio de caso, donde los actores principales son Sinaloa, el narcotráfico, y junto a ello los sinaloenses y el narcocorrido como un emblema que embona a los otros dos elementos bajo la premisa de que “si hay narcotráfico hay narcocorridos, y si hay narcocorridos es porque hay narcotráfico”; en realidad la temática sobre drogas dentro del corrido mexicano – como ya mencionamos – ha estado presente desde hace algunos años, entonces no se le catalogaba de esa manera, ni se le estigmatizaba como el mayor promotor de violencia en medios como la prensa y la radio. Este es pues un concepto construido a partir del punto de vista gubernamental y de la cultura oficial, el cual ha estado mal fundamentado, pues no se trata aquí de establecer juicios de valor, entre lo tolerado y lo condenado, lo bueno y lo malo, más bien habría que determinar hasta qué punto el corrido de traficantes es verdaderamente una apología a la violencia o es una expresión musical que es apropiada por los sinaloenses que gustan de esta como parte de sus realidades cotidianas. Esto analizando la problemática desde una perspectiva más amplia, pues la respuesta no la otorgan las instituciones gubernamentales, los medios de 50 comunicación, tampoco se encuentra intrínseca en sus letras; de acuerdo con la propuesta de investigación que ofrecemos, son los consumidores50 quienes se encargan de darle una interpretación propia a estas músicas; en este sentido, el gusto musical se extiende hacia otros espacios donde encuentra de igual manera popularidad. Astorga Almanza realiza una investigación pionera en la temática, utilizando herramientas poco utilizadas anteriormente para el caso, trabajos como éste inspiran a continuar con el desarrollo investigativo en el ámbito de las músicas de narcotráfico y narcotraficantes, como el que comentamos a continuación, también abordado desde el plano sociológico. Por su parte, José Manuel Valenzuela Arce, con su investigación titulada: “Jefe de Jefes, Corridos y Narcocultura en México”. Para el autor las músicas son un elemento indispensable de la cotidianidad del individuo, la cual cumple una función en la cual se involucran ideologías, sentimientos de resistencia, alegría, tristeza, júbilo, dolor, o bien como un recurso lúdico donde confluyen toda esta serie de sentimientos encaminados en la construcción y recreación de los grupos populares. Debido a que la investigación se realiza en torno a la visión del fenómeno del corrido “desde la frontera” el autor adhiere su origen al espacio demarcado entre el territorio México- Estados Unidos como un elemento de diferenciación y configuración de los límites de identidad derivados de la pertenencia territorial frente a la cultura dominante de la población anglosajona, citando a Américo Paredes51, Valenzuela Arce, destaca el surgimiento del corrido México-Americano en la década de los cincuenta del siglo pasado cuyo espacio de acción fue la frontera noreste de México y Texas sitio donde surgió una importante tradición corridistica regional que contribuyó a formar el “caldo de cultivo” del corrido relacionado con el conflicto social y cultural con lo anglosajón, refutando a Vicente 50 En referencia a aquellos que gustan de estas músicas y a través de las mismas realizan apropiaciones diversas, adaptando a sus prácticas cotidianas. 51 Americo Paredes, with his pistol in his hand: a border ballad and its hero, Austin, University of Texas Press, 2004, 262p. 51 T. Mendoza, quien afirmo que el Corrido Mexicano comenzó en el último cuarto del siglo XIX.52 Para el autor entonces el corrido funciona como un elemento de expresión de los grupos populares el cual refiere a múltiples historias orales que, cantadas o recitadas, propician la exaltación de los actos o hazañas todo esto dentro de una delimitación geográfica y temporal, asimismo, a través del corrido se ha visto retratados los anhelos, pasiones, frustraciones y simpatías y han servido como creador de héroes, antihéroes, mitos y leyendas. Así la importancia del corrido se deriva en el contexto específico que produce, poseedor de raíces profundamente integradas en la cultura popular ha sido importante medio de difusión que ha asumido su verdadera dimensión informativa y cohesionadora durante los cambios y acontecimientos suscitados a nivel nacional y regional. Según el autor a partir de la segunda mitad de los años setenta, el corrido que se escucha en los discos inicia con una relativa independencia del corrido “anónimo” del pueblo, ahora los temas recurrentes serán la violencia, el narcotráfico y la frontera como escenario indispensable de operaciones. Ante esto, Valenzuela Arce asegura que con la sobre valoración del contrabando de drogas presenta una imagen sesgada de la realidad fronteriza, cediendo el paso a nuevas producciones marcadas por la creciente presencia del narcotráfico expresadas en el entorno musical, como es el caso de “contrabando y traición”, “la banda del carro rojo”, etc., sin embargo, es en los años veinte cuando se populariza los primeros corridos de contrabando hacia la frontera, con temas como “Carga Blanca”. A partir de ello el autor cataloga “nuevos usos del corrido”, para dar cuenta de la aparición temática del narcotráfico en el corrido y los diferentes aspectos dentro del narcotráfico que en él se representan, donde confluyen una serie de situaciones generadas a partir de esta actividad ilícita, como las condiciones de entrada y salida al narcotráfico, y aspectos como la lealtad, el valor honestidad, 52 José Manuel Valenzuela, Jefe de Jefes, Corridos y Narcocultura en México, Mexico, Plaza y Janes, 2002, p.12. 52 humildad, que son plasmados en las letras de los narcocorridos como puntos clave para entender algo que él llama “narcomundo”, y los actores sociales que actúan en el: los narcotraficantes. El autor entonces da cuenta de las diferentes representaciones que se generan a través de los narcocorridos, los cuales son su objeto de análisis poniendo un énfasis muy especial en el exploración de contenido encontrado en sus versos y letras, a partir de una muy exacta clasificación de las temáticas La droga, El poder, La ostentación, Las Relaciones de Genero, El Machismo, El Regionalismo, categorías de análisis con las que construye todo un panorama simbólico intrínseco en las letras de los corridos donde se plasma la vida y obra de sus protagonistas, sin embargo, estos aspectos, no son del todo suficientes para lograr un estudio que nos lleve a configurar todos los elementos que provocan o incitan que este tipo de composiciones se conviertan en vehículos útiles para la construcción de una identidad. Por tanto, la riqueza simbólica de estas expresiones musicales no se encuentra solamente en sus letras ni en sus rimas, ni en los personajes que figuran en estos, pues solamente se trata de figuras míticas expresadas a partir del punto de vista de un artífice en la construcción de estas imágenes: los compositores quienes están limitados a plasmar solamente en estas letras las ideas que convergen en su imaginación y en aquello que intentan lograr transmitir con el fin de plasmar lo que para ellos significa la creación de un escenario, que sin embargo solamente refleja una parte que intenta acercarse a una realidad social. Otro de los trabajos analizados desde la disciplina sociológica corresponde a Gilberto Giménez y Catherine Heau Lambert. La representación de la violencia en la trova popular mexicana: de los corridos de valientes a los narcocorridos, dicho texto es parte de una compilación de trabajos pertenecientes a la obra titulada Estudios sobre Cultura y las Identidades Sociales. Dicho trabajo propone construir la representación de la violencia dentro de la cultura popular del centro y norte de México a partir de la distinción de los corridos “norteños” y “abajeños” mismos que utiliza para ejemplificar su análisis. Al respecto los autores comentan que estos 53 dos tipos de corridos se asemejan a los romances españoles – definición que ha sido objeto de diversas opiniones – en tanto que los corridos surianos parecen más cercanos a la poética musical indígena53, ante esta diferenciación destaca que aún no ha desaparecido el corrido como expresión inmersa dentro de la cultura popular, simplemente ha cambiado de forma, ahora 54 como,“narcocorrido ”,del cual realiza la lectura del contenido temático de algunos de estos con relación a diversas modalidades de distinguir la violencia, a partir de lo que denominan “socio gramas”55, de “valentía” y del “honor”, planteando sus similitudes y diferencias. Para los autores el honor se representa como un atributo grupal inscrito en un campo semántico más amplio donde figuran términos como la castidad, la pureza, la genealogía, coraje, venganza, generosidad, protección hospitalidad nobleza y prestigio56.Mientras que en el caso del valiente, este no figura dentro de la característica el bandolero común, pues no trabaja o actúa esencialmente por un interés personal ni un trasgresor criminal, el valiente representa más bien como un desobediente civil frente al gobierno, en nombre y a favor de la comunidad. Por tanto, se establecen una serie de diferencias en torno a la relación de estas figuras construidas a partir de los corridos tradicionales y los “narcocorridos”, de esta forma, el valiente tradicional persigue como objetivo central la justicia social, esta búsqueda tiene que ver no solo con el beneficio personal, sino sobre todo con un beneficio colectivo, en cambio – según la opinión de los autores – los protagonistas de los narcocorridos persiguen como objetivo principal el 53 Catherine Heau Lambert, y Gilberto Gimenez, La Representación de la Violencia en la Trova popular mexicana, en Revista Mexicana de Sociología, año 66, nº4, octubre-diciembre, 2004, p.629 54 Se resalta entre comillas de acuerdo a lo dicho por los autores, pues en páginas anteriores expresamos la tipificación propuesta en relación a las distintas temporalidades en las que se desarrolla esta expresión musical. De esta forma, aquello que los referidos autores toman por narcocorrido, se inserta en lo que nosotros llamamos corrido de narcotraficantes. 55 “Los sociogramas son racimos de representaciones de contorno variable, aunque reconocibles en los contextos de la cultura por su configuración característica y por su núcleo condensador. Por lo tanto el análisis de la representación de la violencia tiene que pasar obligatoriamente por las configuraciones socio gramáticas que la envuelven”, un ejemplo de la construcción de estos modelos encontrarlo en el cine clásico mexicano, elaborado desde la figura del “charro cantor” esta definición se puede encontrar en Gilberto Gimenez, Estudios sobre la cultura y las identidades sociales, México, CONACULTA, 2007, p. 393. 56 La Representación de la violencia en la trova popular, Op, cit. p. 633. 54 enriquecimiento individual “exclusivo y excluyente”, sin la menor connotación política y social. Ante esto cabria precisar algunas cuestiones, tomando como escenario la serranía sinaloense, pues al consolidarse el narcotráfico como empresa, con rasgos de industrialización y con la mirada hacia el exterior, la bonanza económica comenzó a reflejarse en las zonas rurales, siendo común encontrar en medio de la sierra casas ostentosas y de grandes extensiones territoriales y con ello, es el narcotraficante quien se encargaba – en algunos casos – de labores de infraestructura y labor social en estas comunidades, tareas que correspondían a las dependencias gubernamentales. Otro caso que especifica una entidad en particular es el trabajo titulado La Cultura popular en Hermosillo, Sonora: el caso del narcocorrido57 de María Suhei Lara López donde hace referencia de cómo el narcocorrido o corrido de narcos se ha convertido en el instrumento integrador de procesos culturales del denominado grupo social de los "narcos" y opera en el ámbito musical a través de los medios de comunicación, principalmente la radio .En Hermosillo, la controversia se hace presente y despierta una discusión interesante acerca de la participación, cada vez más significativa, dentro del gusto musical de la población, y sobre todo, su participación en la radio. Esta intervención genera puntos de vista encontrados entre los que participan en los medios de comunicación en relación a su programación, la influencia negativa o positiva del narcocorrido en los radioescuchas es bastante discutible. Esta investigación presenta una visión panorámica de la situación del “narcocorrido” en la radio hermosillense, bajo los preceptos teóricos de Pierre Bourdieu argumentando que las relaciones fuertes de las estructuras sociales con el comportamiento de los individuos, se producen a través de un largo proceso de hábitos y gustos, en este sentido, los habitus58 programan el consumo de los María Suhei Lara López, “La Cultura popular en Hermosillo, Sonora: el caso del narcocorrido”, tesis de licenciatura en ciencias de la comunicación Universidad de Sonora, División de Ciencias Sociales. Departamento de Psicología y Ciencias de la Comunicación, 2001. 58 Este concepto es definido como el sistema de esquemas generadores de prácticas que expresa de forma sistemática la necesidad y las libertades inherentes a la condición de clase y a la 55 individuos y las clases participan en el proceso de construcción e interpretación selectiva que difunden los aparatos, permiten reorganizar las disposiciones adquiridas y producen prácticas trasformadas. Cabe aclarar que este trabajo solo se centra en analizar un solo año de estudio en cuanto al consumo de narcocorridos, utilizando un muestreo tipo encuesta, para llegar a conclusiones muy generales respecto al tema, tal vez debido a que este trabajo no exige un análisis histórico muy riguroso sino que más bien su finalidad es cubrir elementos que cumplan con la formación de un comunicólogo o especialista en ciencias de la comunicación * Vemos entonces como los estudios sobre las músicas que corresponden nuestro estudio abordados desde el plano sociológico han estado íntimamente ligados a la construcción de modelos, sociogramas, estereotipos y demás ejemplificaciones con las cuales se busca llegar a la explicación de una realidad, de la cual se consigue representar solo una parte del escenario del narcotráfico y sus actores sociales, así como los elementos que los configuran. Analizar las letras de los corridos como parte de una elaboración simbólica es un buen aporte, si lo que se quiere recrear es el “narcomundo”. Las obras que anteriormente se comentaron forman parte de una variedad de estudios realizados a partir de los alcances que les otorgaban las melodías dedicadas a los narcotraficantes, en las líneas que siguen analizaremos algunas obras, ahora desde el plano musicológico, con las que se abre una brecha a partir de destacar elementos como la esencia del “ser sinaloense” y la creación de una imagen a partir de su representación a través de la letra de los corridos. diferencia constitutiva de la posición, el habitus aprehende las diferencias de condición. Por tanto, Los diversos usos de los bienes culturales, no solo se explican por la posibilidad económica de adquirirlos, sino también y sobre todo por la posesión de un capital cultural, al respecto véase, Patricia Safa Barraza, “El Concepto de habitus de Pierre Bourdieu y el estudio de las culturas populares en México”, en Pierre Bourdieu en ocho perspectivas. Un homenaje, Revista Universidad de Guadalajara, Numero 24, Guadalajara, Verano de 2002 56 2.2.- LOS ESTUDIOS DEL NARCOCORRIDO VISTOS DESDE LA ETNOMUSICOLOGIA La Etnomusicología se definió en sus orígenes como el estudio de las músicas de las sociedades de tradición oral, esta definición marcó la diferencia entre la musicología histórica de carácter principalmente diacrónico – que estudia las músicas a partir de un cambio evolutivo en un contexto temporal – con el estudio de lo sincrónico. Esta disciplina apunta a entender las músicas como un rasgo inherente del ser humano, enfatizar a las músicas por sí misma y referirla a su función social sin dejar de considerarla parte de la cultura de los individuos, pero a la vez deja de lado el antecedente histórico, teniendo como objeto principal el estudio de los aspectos teórico musicales, bajo la influencia del folclor de ascendencia antropológica y por otro lado, la inspiración enraizada de la literatura popular59 Esto último es característica del texto que comentamos a continuación como parte de la investigación titulada, en Sinaloa Nací, Historia de la Música de Banda, de Helena Simonnet, la autora relaciona tambora sinaloense con lo que ella llama “narcomusica”, a base de una serie de insinuaciones con el fin de dar a entender la marcada popularidad que existe entre los narcotraficantes y su gusto por amenizar sus fiestas con esta expresión musical propia de la cultura regional. El punto central de la autora en este capítulo es demostrar la popularidad de los narcocorridos a pesar de – según su punto de vista – ser parte de la expresión hacia un subgrupo de carácter negativo, es decir, los narcotraficantes, basándose en la explicación de que existen ciertos aspectos del sinaloense que se ven perpetuados en las canciones y que facilitan la aceptación de valores subculturales Aunque en lo particular su aseveración me parece acertada, el trabajo que expone no refleja la demostración de tal hipótesis, pues más allá de cargar el texto de letras de canciones y reflexiones superficiales sobre el contexto de la época, el 59 Miguel Olmos Aguilera, “La Etnomusicólogia y El Noroeste de México”, Revista Desacatos, Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, México, pp. 45 – 61 57 narcotráfico y los sinaloenses como tal, culmina su reflexiones en determinar una representación basada en estereotipo de animales, como lo son “el gallo”, sinaloense, como una metáfora referente a aquel individuo que se muestra luchador, valiente y agresivo, frente al peligro, este mismo calificativo se utiliza en la década de los noventa para ejemplificar a las drogas, como la mariguana, el perico, cocaína, o la chiva, heroína”, por lo cual la autora habla de una degeneración de la imagen idealizada del mundo rural y con ello del corrido tradicional; líneas más adelante la misma autora contradice su hipótesis una vez más, argumentando lo siguiente: Si bien el estilo de vida que se narra en los narcocorridos es un hecho cotidiano para muchos habitantes de diferentes ciudades y regiones de México, no pueden ser ya considerados como una expresión musical en las que “el hombre común” expresa sus sentimientos y puntos de vista respecto a una realidad social60. De este modo, no queda claro entonces cuales son aquellos elementos que propician la aceptación de lo que ella llama “valores subculturales”, como si el narcocorrido continuara siendo exclusivo del ámbito rural, y estos mismos individuos estuvieran fuera de las formas de conducta de lo que llama “hombre común”, lo que hay que entender aquí es que el público consumidor del narcocorrido no se limita solamente a la población rural o a alguna clase social específica, rompiendo con los limites sociales y regionales, la popularidad del corrido involucra una industria cultural desde el plano musical que genera un público muy variado con elementos de identidad igualmente heterogéneos. Por otra parte comentamos la investigación de Elijah Wald, Narcocorrido, un viaje al mundo de la música armas y guerrilleros, en el cual nos presenta una narración de lo que fue su trabajo de campo durante el curso de su investigación, poniendo énfasis al más mínimo detalle, apuntando hacia la vida y personalidad de los compositores e intérpretes, más que profundizar sobre las composiciones y su 60 Helena, Simonnet, En Sinaloa Nací, Historia de la Música de Banda ,Mazatlán, Asociación de Gestores del Patrimonio Histórico y Cultural de Mazatlán, A.C., 2004, p. 239,240 58 impacto. El primer caso es el de Ángel Gonzáles, quien narra la forma en cómo se convirtió en compositor desde muy pequeño pero además deja entrever el interés comercial que conlleva dedicarse a ese oficio, aunque argumenta que nunca tuvo la esperanza de hacerse de riqueza gracias a las composiciones, pues lo hacía “por gusto”, posteriormente comenta que comenzó a aventurar por varios lugares de la república buscando sobrevivir a través de sus canciones. A mediados de los años setenta vivía en Nogales y decidió intentar a ver si tenía suerte en Los Ángeles. Por fin llegó el sitio correcto en el momento debido. El gran éxito de Ángel – según Wald - se debe a que no era compositor de corridos, por su parte, González asegura que, “Contrabando y Traición”, lo realizó casi inconscientemente, sin imaginar el éxito que provocaría después, durante una época en la cual este fenómeno cobraría auge, donde además, la mujer era mayormente utilizada como “gancho” o “burrera” para el transporte del enervante. Era pues el momento idóneo para sacar a la luz al personaje de “Camelia”. Otro de los compositores entrevistados es Paulino Vargas Jiménez, quien es más explícito al abordar el tema de lo redituable que puede ser la composición de dichas músicas, argumentando lo siguiente en referencia al tema “La Banda del Carro Rojo”: Lo que está escrito es, “yo lo siento Sheriff, pero yo no sé cantar, quiso decir que tenía mucho valor, pero eso lo invente yo, ¿me entiendes? ese pequeño morbo que tengo a veces sale comercial. Yo no soy compositor, soy un mentirosillo”, pero funciona, es comercial”61 El testimonio de Mario Quintero Lara, manifiesta lo mismo cuando lo cuestionan sobre la razón por la que gusta de componer narcocorridos, además de haber creado una iconografía pintoresca y nueva de los estupefacientes. Usa una jerga 61 Elijah Wald, Narcocorrido, Un viaje al mundo de la Música, Armas y Guerrilleros, Estados Unidos, Rayo, 2001, p.37 59 callejera cotidiana pero desconocida para personas que no conocen el mundo de las drogas. Los periodistas siempre me dicen, ¿por qué les escribes corridos al Güero palma, Chapo Guzmán, Caro Quintero si son los que están envenenando el mundo?, pues yo veo la noticia y veo que es una persona que tiene acaparada la prensa, entonces yo también lo veo como negocio62. Otro de los recursos explotados por los compositores y abordado por Wald, es el lenguaje, utilizado como elemento para destacar la nostalgia por la región y la pertenencia territorial, este es el caso de Francisco Quintero, compositor del tema “Los Dos Plebes”: Yo oía mucho a la gente de Sinaloa que para todo decían plebe, eso es lo curioso, que en un corrido con una palabra o dos hacían la atracción de la gente. No es todo el corrido, yo creo que lo que hizo que un corrido se hiciera grande “algo de un lazo amistoso”63. Cabe decir que Wald aborda el contexto histórico a lo largo de la obra de manera muy general, enfatizando su trabajo en un sentido biográfico y abocándose a ciertas zonas y espacios definidos, sin seguir el curso del impacto de las composiciones. Por tanto, según los argumentos de Wald tenemos que, la intención de los compositores por difundir sus temas obedece más a interés económicos, finalmente el consumo del narcocorrido no se refleja solo en las ventas de los discos, eso sería solamente una parte del proceso donde se involucra la circulación de estos temas, los consumos culturales – de acuerdo a la propuesta que ofrecemos – nos indican que existen diversas formas de acceder a estas músicas, así como una gran variedad de formas de entenderla, donde se involucran un conjunto de iconos, figuras y significaciones compartidas y apropiaciones diversas por parte de quienes gustan de escucharlos. 62 63 Ibíd., p. 118. Ibíd., pp.127, 128. 60 Otro de los trabajos a comentar es de Rubén Tinajero Medina, titulado, Narcocorrido, ¿Tradición o Mercado?64 Este trabajo se especialista en cuestiones musicológicas, como la armonía, la ejecución instrumental y el timbre de voz, en este caso, del intérprete de corridos. Así, de acuerdo a las propuestas del autor, nos dice que el corrido norteño65 aparenta ser simple, porque las músicas están subordinada al texto66, sin embargo su riqueza va estar dada por la relación de la estabilidad y variabilidad que guardan los planos sonoros y las características tímbricas en ello radica gran parte de su esencia además del elemento homófonoacordal67 hacen de este género una expresión musical accesible a cualquier oído. Sumado a esto, según las reflexiones del autor, el tratamiento de las letras ligadas a la tradición y las problemáticas sociales, convierten el corrido en una expresión enajenante de las clases marginales en la cual se subliman deseos de progreso. La relación que guarda la melodía con el texto subrayada por aspectos tímbricos hacen que sus letras penetren en el gusto del público. Dentro de los elementos que se destacan en este estudio, se encuentra la importancia en la caracterización de los aspectos musicales y extramusicales que le dan vigencia al corrido y con ello contrastar la tradición corridistica con las obras actuales que abordan la temática; de igual manera se habla de la generación de un nuevo léxico dentro de la escritura del corrido, derivado de las actividades del narcotráfico, esto es lo que el autor llama “corridos del nuevo milenio”. Respecto a esto el autor argumenta, que el corrido alusivo al narcotraficante es creador de mitos, como lo fue en la revolución, por su puesto las condiciones y las circunstancias no son las mismas. Los medios masivos y de comunicación se entrelazan e influyen de manera determinante en ello. 64 Rubén Tinajero Medina, María del Rosario Hernández. El narcocorrido: ¿Tradición o Mercado?, Universidad de Chihuahua, 2004. 65 Avitia Hernández, define el corrido norteño a aquel que tiene cabida en los estados de Baja California, Sinaloa, Durango, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas, este cuenta con características musicales entre las que destacan su forma “juguetona, alegre, inquieta y viva”, al respecto véase, Antonio Avitia Hernández, El Corrido Mexicano, Tomo I, Editorial Purrúa, 1997, p. 17. 66 En referencia a las partituras. 67 Con esta expresión se refiere a la ejecución de los instrumentos, esto en relación a que todos deben tocarse en el mismo tono musical. 61 Tinajero Medina, hace referencia a una encuesta realizada por una televisora de cobertura nacional68.Respecto a la opinión pública acerca del narcotráfico, sobre sus expresiones musicales y la prohibición de los mismos, los resultados de este sondeo, mostraron a los mexicanos muy preocupados por las implicaciones del narcotráfico, pero no están dispuestos a prescindir del producto musical derivado de ello; según el autor, esto se explica por el indudable arraigo que tiene y ha tenido el corrido como medio de expresión y diversión del pueblo, paradigma de la mexicanidad.69 Lo cual confirma de igual forma la existencia de un gusto musical entre la población. Asimismo comentamos trabajos que mencionan la región del noroeste de manera muy general, como el de Miguel Olmos Aguilera, El Corrido de narcotráfico y la música populesca en el Noroeste de México70en él se hace referencia de cómo el narcocorrido ha cobrado cada vez mayor importancia en el Noroeste de México, alcanzando dimensiones ideológicas, culturales y además, fomentando una imagen dentro del contexto nacional. Para el autor, el corrido de narcotráfico no tiene su origen en la cultura popular sino es producto de la cultura de masas, en relación a un mundo globalizado en el cual ha impregnado el gusto por este tipo de producciones musicales; además de esta reflexión sin duda interesante, y hacer una definición sobre el corrido y su transformación al corrido de narcotráfico, en donde destaca a exaltación de figuras y símbolos, hace mayor énfasis a los intérpretes, la entonación y los instrumentos, utilizando conceptos, quizá propios de un musicólogo, mas no de un historiador. Otro de los trabajos analizados corresponde a Tracy Arwari71. El narcocorrido: Cantando de la frontera, el planteamiento central de la autora se basa en explicar cómo es que las músicas se convierte en un elemento clave para la formación de identidades en este caso en el lado de la frontera donde – según la autora - el 68 Según los datos que proporciona el autor, la encuesta fue realizada el 28 de febrero de 2001 Rubén Tinajero Medina, María del Rosario Hernández, El Narcocorrido, ¿Tradición o Mercado?, Op, cit, pp. 132 – 134. 70 Miguel Olmos Aguilera, “El Corrido de narcotráfico y la música populesca en el Noroeste de México”, Actas del IV congreso latinoamericano de la asociación internacional para el estudio de la música popular, Tijuana, Baja California, Abril, 2002, pp. 1 – 11. 71 Tracy Arwari, El narcocorrido: Cantando de la frontera, en Divergencias, Revista de Estudios Lingüísticos y Literarios, Volumen 2, nº 2, otoño, 2004. 69 62 narcocorrido refleja elementos que forman parte de la cotidianidad de la región, también funciona como la representación de la vida de la frontera y su contacto íntimo con Estados Unidos Por su parte, nos habla acerca de los compositores e intérpretes, los cuales en sus espectáculos, presentaciones y discos, representan una imagen con la cual buscan llegar al gusto de determinado público utilizando estilos y formas de vestimenta propios del ciudadano fronterizo, modificándolos con ciertos aspectos que incitan a la ostentación y el lujo otorgado por el negocio de las drogas, es ahí donde la industria discográfica y de espectáculos juega un papel primordial, respecto al énfasis que presenta en torno a la definición de lo fronterizo y sus ciudadanos, estos últimos, tras la búsqueda de una identidad. * Haciendo un balance en relación a los trabajos tratados desde la etnomusicóloga, primeramente encontramos una deficiencia en cuanto a la forma de abordar el contexto histórico de las diferentes épocas y acontecimientos a los que aluden cada uno de los trabajos, este es un punto crucial en la elaboración de trabajos investigativos, y conlleva lo que conocemos como multidisciplinariedad, esto lo llevamos a colación hablando del caso de Simonnet, pues utiliza conceptos como subcultura, del cual no especifica una definición concreta enfocada hacia alguna disciplina en particular, y se limita a establecer juicios de valor, argumentando que se trata de elementos de carácter negativo. Sin embargo su planteamiento es por demás interesante, si se habla que a través de estas expresiones musicales se encuentran elementos que coinciden para articular aspectos identitarios entre aquellos que gustan de escucharlos, esto es algo de lo que pretendemos abordar en nuestra investigación retomando la idea de Roger Chartier, cuando nos habla sobre la historia de la lectura y sus diversas apropiaciones, según este autor cada lector en cada una de las lecturas, en cada circunstancia, es singular, pero esta singularidad se le atribuye el hecho de que ese lector se asemeja a todos aquellos que pertenecen a una misma comunidad 63 cultural.72Por ello tomamos como referentes a Culiacán, Tijuana y Los Ángeles California destacando el gusto musical con todo aquello que involucra la relación entre individuos y espacio. Por otra parte, Wald y Tracy Awary, coinciden en la importancia comercial que representa la participación de los compositores e intérpretes en la recreación de imágenes plasmadas en sus discos y presentaciones con las cuales buscan llegar al público; mientras que, Tinajero y Olmos realizan un análisis más apegado al plano instrumentista, haciendo énfasis en las notas de las melodías acordes y demás elementos, de igual forma sin tanto énfasis en el análisis histórico. 2.3.- LOS NARCOCORRIDOS DESDE LA PERSPECTIVA DE GÉNERO. En su acepción más reciente género parece tomarse como sinónimo de mujeres, bajo esta idea de que la masculinidad y la feminidad son construidas socialmente73, el siguiente trabajo titulado Las Mujeres también pueden, Género y Narcocorrido, de Anajilda Mondaca Cota se mueve en este plano, analizando el género como una construcción social, empleando una diferenciación entre hombres y mujeres y en ocasiones, reduciendo la teoría de género a solo uno de sus actores, vinculando el concepto únicamente a ellas y excluyendo a ellos. De acuerdo con el planteamiento de la autora, la idea de tomar como objeto de estudio las relaciones de género en especial el papel de las mujeres, en los corridos resulta significativa, pues en este rol femenino se expresan distintos elementos que destacan la construcción de figuras a través de diversas composiciones musicales, que han penetrado en la memoria colectiva de los mexicanos”, de este modo encontramos, La “Adelita”, La Valentina, y más recientemente “Camelia la Texana”, esta última, gracias a su carácter mediático, 72 Roger Chartier, Las revoluciones de la cultura escrita, Barcelona, Gedisa, 2000, p. 58 Sin embargo, esta argumentación no se limita solamente a la asignación de un rol en sociedad, sino como una construcción cultural adaptada a sus prácticas cotidianas, de esta forma podremos encontrar las reglas o convenciones para ser “mujer” o “hombre” de determinado grupo de edad o grupo social en una región o un grupo determinados, al respecto véase, Peter Burke, Historia y Teoría Social, Op, cit, pp. 64- 66 73 64 ha sido considerada una de las más representativas dentro del ámbito de los llamados “narcocorridos”74. Para desarrollar su investigación, analiza los corridos, retomando un esquema enfocado a ciertas categorías, empleadas para describir estas expresiones como discursos musicales. Las categorías utilizadas fueron, el sexo, el cuerpo, el poder, desigualdad, autonomía, feminidad, masculinidad, equidad, violencia de género y simbólica. De acuerdo a su metodología realiza una elaboración de datos en relación a sus unidades de análisis: Los Narcocorridos, en base a temáticas sobre mujeres, estrofas frases y palabras, haciendo una interpretación y explicación de las mismas, teniendo como resultado unidades de muestreo. Respecto a las conclusiones y valoraciones a las que llega la autora, existe una clara persistencia a mostrar desde el punto de vista masculino, - en referencia a los compositores, una marcada discriminación: la protagonista es objeto de conflictos y sentimientos encontrados, representada en dicotomías: hermosa-fiera, bonita-corrupta, jefa-perrona. De esta manera los narcocorridos pretenden proyectar la imagen de subordinación de las mujeres, hacia los hombres. De acuerdo a su enfoque podremos catalogarlo como un estudio de corte feminista75, por la marcada dicotomía que expresa en sus reflexiones, a pesar de ello consideramos que se trata de una buena propuesta de investigación, más allá de que las clasificaciones que realiza se inclinan en gran parte al análisis de las letras de estas expresiones musicales. 74 Anajilda Mondaca Cota, Las Mujeres también pueden, Género y Narcocorrido Universidad de Occidente, noviembre, 2004. 75 El feminismo es un conjunto de teorías sociales y de prácticas políticas en abierta oposición a concepciones del mundo que excluyen la experiencia femenina de su horizonte epistemológico y político. El feminismo revela y critica la desigualdad entre los sexos y entre los géneros a la vez que reclama y promueve los derechos e intereses de las mujeres. El movimiento feminista surge como consecuencia de la conciencia de las mujeres respecto de su estatus subordinado en la sociedad. 65 2.4.- LOS ESTUDIOS DEL NARCOCORRIDO ABORDADOS DESDE LA PSICOLOGIA SOCIAL. En este apartado abordamos el trabajo titulado, Y otros también del gobierno, objetivizacion que sobre el gobierno mexicano se produce en los narcocorridos, de Eric Lara76, en este texto se toma en cuenta a la representación del gobierno mexicano y todas aquellas referencias que se hagan en relación a las instituciones, individuos, acciones en torno al tráfico de drogas, esto apoyándose en la Teoría de las Representaciones Sociales de Serge Moscovici Moscovici toma de Durkheim el concepto de Representación Colectiva, asimismo, se sirve de la intuición Durkheimiana, para iniciar la elaboración más precisa de un cuerpo teórico con especificidad propia. La Representación social es una modalidad particular del conocimiento, cuya función es la elaboración de los comportamientos y la comunicación entre los individuos. La representación es un corpus organizado de conocimientos y una de las actividades psíquicas gracias a las cuales los hombres hacen inteligible la realidad física y social, se integran en un grupo o en una relación cotidiana de intercambios77. Todo esto se realiza a partir de la utilización de la objetivación, como una de las facetas en las Representaciones Sociales, la cual corresponde a la tarea la captar un abundante número de significados que transitan en el desarrollo del pensamiento social y así utilizarlos para el entendimiento de los grupos sociales; una de las funciones que se le ha dado a esta teoría es la de un conocimiento cuyo objetivo es crear una realidad, de este modo, el autor analiza la forma en la que se representa dicha realidad en torno al gobierno de México a partir de los narcocorridos, enfocándose en las letras de los mismos. 76 Eric Lara, Teoría de las representaciones sociales: Y otros también del gobierno, objetivación que sobre el gobierno mexicano se produce en los narcocorridos, Nómadas, Revista Critica de Ciencias Sociales y Jurídicas, Enero-Junio, nº9, Madrid España, Universidad Complutense de Madrid, 2004 77 Serge, Moscovici y M I. Billig, Psicología social II. España, Paidós, 1986, p. 472 66 Así, de acuerdo a las conclusiones a las que llega el autor, mediante la letra se dejan entrever temas y vicios añejos de nuestro país como la corrupción, la inoperancia de las autoridades, los vínculos entre autoridades y narcotraficantes, por tanto la manera en la que se objetiviza, o se representa al gobierno mexicano lleva una tendencia a denigrarlo, como un elemento que se encuentra subordinado a los grupos delictivos o carteles de la mafia, son estos últimos los que la mayoría de las veces salen victoriosos evadiendo todas las acciones tomadas por el gobierno para combatir el narcotráfico. El siguiente trabajo que comentamos se titula Entre la Indiferencia y la Satanización. Representaciones sociales del narcotráfico en los universitarios de Tijuana, de Lilian Paola Ovalle78, de acuerdo con el argumento de la autora, Tijuana es una de las ciudades reconocidas a nivel mundial, como epicentro de la actividad del narcotráfico esto influye no solo en el deterioro de su sistema de seguridad pública, sino que tiene implicaciones sociales y culturales. En este sentido, en su trabajo se aborda el estudio de las representaciones sociales del narcotráfico tomando como unidad de análisis los jóvenes universitarios radicados en la mencionada ciudad fronteriza. De acuerdo con la autora, en la metodología utilizada en esta investigación se llevó a cabo en una selección de jóvenes de ambos sexos con residencia mínima de dos años en la ciudad, datos que fueron recopilados en algunos centros de esparcimiento como los son, antros, centros culturales y recreativos, conciertos o eventos masivos etc., realizando entrevistas tipo encuesta con resultados de orden cuantitativo. Al analizar los resultados, según las conclusiones de la autora, se encontró que entre los jóvenes universitarios que fueron entrevistados existen dos tipos de representación social del narcotráfico: la indiferencia y la satanización, el núcleo central de la investigación define la homogeneidad del grupo, en general los jóvenes reconocen que el narcotráfico es un delito, al tiempo que lo catalogan como una actividad muy rentable. 78 Lilian Paola Ovalle, Entre la Indiferencia y la Satanización. Representaciones sociales del narcotráfico en los universitarios de Tijuana, México, Universidad de Baja California, 2007 67 Al respecto agrega Ovalle, que en general, estos jóvenes consideran al narcotráfico una actividad con la que conviven a diario. Los sujetos entrevistados identifican la cercanía del fenómeno en sus expresiones sociales y culturales, sin embargo, las expresiones delictivas parecen ser percibidas como pertenecientes a un submundo ajeno y paralelo que solamente afecta a quienes deciden entrar al narcotráfico. Por otra parte, los jóvenes entrevistados consideran al narcotráfico como uno de los principales problemas en Tijuana, imposible de acabar, debido a la complicidad de las autoridades, teniendo conciencia de la corrupción que existe dentro de las corporaciones policíacas. En otras palabras, los jóvenes entrevistados y encuestados coinciden en entender que el narcotráfico es un problema en el que no aparecen como actores, pero conviven con una imagen que cataloga a su ciudad inmersa en este problema, como parte de su cotidianidad, en un escenario que ha sido fomentado a su vez por los medios de comunicación.79 Esta investigación aborda un inciso sobre la percepción en cuanto a la difusión y prohibición de los narcocorridos, donde se emitieron opiniones encontradas, insertando a las músicas de narcocorridos como parte de las representaciones del narcotráfico y sus actividades. Aunque el objeto de estudio en la investigación antes mencionada es particularmente el narcotráfico, consideramos importante incorporarlo a la revisión, en la medida que aborda las percepciones de la sociedad respecto a este fenómeno, en la ciudad fronteriza que también corresponde a nuestro espacio de estudio. Cabe mencionar que en esta investigación no se toma en cuenta el origen de los encuestados, reduciéndose a conclusiones en torno a los resultados numéricos porcentuales. 79 Ibíd., pp. 13 – 23 68 Después de analizar los trabajos en torno a la psicología social, pasamos al siguiente apartado donde abordaremos los estudios realizados desde el plano historiográfico. 2.5.-LOS ESTUDIOS DE NARCOCORRIDO VISTOS DESDE LA HISTORIOGRAFIA. Las músicas pueden considerarse un elemento fundamental de una sociedad, donde se encuentran entrelazadas sus experiencias y emociones, las cuales representan una gran variedad de símbolos y significaciones, fomentando así una parte esencial de sus tradiciones y costumbres. En este terreno entra el corrido como parte de la expresión de un pueblo cuya función dar a conocer acontecimientos relevantes, portador de una cultura la cual no se ha extinguido y la muestra de que aún se conserva vigente es que continua alimentando la memoria colectiva, en caso particular, de la sociedad mexicana. De ahí que surjan investigaciones desde la disciplina de la Historia, como las que comentaremos a continuación, las cuales se centran en la importancia de la escritura del corrido ligada al desarrollo del contexto histórico en un espacio y tiempo determinados. El siguiente trabajo es de Mario Sánchez Aguirre, Una Mirada Histórica al narcocorrido en Sinaloa: Apología, Censura y Tragedia Social80, de acuerdo con el planteamiento central del autor, durante la década de los setentas y ochentas, ocurrieron una serie de acontecimientos relacionados con el narcotráfico que de alguna manera influyeron para que se diera un incremento de estas composiciones musicales en el estado. Atribuye el desarrollo del narcotráfico, a la migración de los habitantes de comunidades rurales, en específico el territorio de los altos de Sinaloa – quienes habían adquirido la habilidad del cultivo de amapola - hacia las ciudades, pues a partir de entonces se desataría un sinnúmero de acontecimientos violentos a causa del contrabando de drogas, los cuales servirían de inspiración de los compositores para la creación de este tipo de corridos, asimismo Sinaloa dejaría 80 Mario Sánchez Aguirre, “Una Mirada Histórica al narcocorrido en Sinaloa: Apología, Censura y Tragedia Social”, Tesis de Licenciatura en Historia, Facultad de Historia, Culiacán Sinaloa, Universidad Autónoma de Sinaloa, Junio, 2003. 69 de ser un lugar de siembra, para convertirse en centro de distribución y tránsito de drogas hacia la frontera con los Estados Unidos. En cuanto a la evolución temática, y el paso del corrido al narcocorrido, el autor se apoya en la postura de Vicente Mendoza81, quien argumenta su origen en el romance español, y con ello marca tres etapas importantes en su desarrollo musical ligado al contexto histórico mexicano destacando, Corridos de Bandoleros, de la Revolución, apartado en el cual realiza un buen esbozo sobre los corridos revolucionarios destacando diversos acontecimientos sucedidos durante esta etapa, haciendo énfasis en pasajes sucedidos en el estado sinaloense, que dieron pie a la composición de numerosas piezas musicales, como es el caso del conflicto entre el Mayor Martín Elenes y Valente Quintero, así como las letras compuestas al Gral. Macario Gaxiola. Por otra parte también, destaca, movimiento Cristero y el corrido sobre migrantes. Así partiendo desde estos puntos, Sánchez Aguirre, destaca una cuarta etapa, el narcocorrido, objeto de estudio del cual marca su temporalidad de 1972, fecha marcada por el autor hacia la composición del primer corrido de traficantes, destacando Contrabando y Traición y etapa de auge en cuanto a la popularidad de dichas composiciones, a 1987, fecha en la que se prohíbe la difusión de los narcocorridos en las estaciones de radio, prensa y televisión a nivel estatal. Sin embargo, si bien la temporalidad marcada por el autor es justificable, consideramos que una de sus limitaciones para este trabajo es no haber tomado en cuenta a los corridos de narcotráfico, anteriores a los años 70’s donde ya hacían presencia los temas como “Carga Blanca”, “Contrabando del Paso”, entre otros. Sánchez Aguirre hace mención a estos argumentando que no gozaban de una marcada difusión; por lo cual les resta importancia, sin embargo, no podríamos saber a ciencia cierta si este argumento es correcto, sin antes destacar 81 Quien define al corrido como un “genero épico lírico narrativo, en cuartetos de rima variable, ya asonante o consonante en versos pares, es también la forma literaria sobre la que se apoya la base musical compuesta generalmente de cuatro miembros, que relata aquellos sucesos que hieren poderosamente la sensibilidad de las multitudes”. Sobre el particular, véase, Vicente Mendoza, El Corrido Mexicano, México, Fondo de Cultura Económica, 2003 pp. 9 – 44 70 su apropiación por parte de la gente que convivió en esa época, para esto habría que destacar un elemento importante como los testimonios orales, de esa manera encontraremos elementos que destaquen la apropiación de estas composiciones por parte de sus consumidores. Se limita a hablar de los corridos de los ochentas a través de elementos biográficos, basándose en argumentos de Luís Astorga, donde describe la vida y obra de narcotraficantes como Rafael Caro Quintero, Miguel Ángel Félix Gallardo, Manuel Salcido Auzeta, Pedro Aviles, entre otros, quienes fueron participes de diversos acontecimientos delictivos funcionando como caldo de cultivo para diversas composiciones en su honor, varios de estos individuos se convirtieron en personajes públicos, gracias a dichas composiciones y a su difusión en los medios informativos. De tal manera que, le da mayor importancia a fechas, nombres y sucesos donde estos personajes se vieron involucrados sin destacar la popularidad de las composiciones en su honor y su apropiación por parte de los habitantes sinaloenses, de acuerdo al contexto de la época, en el entendido de que las composiciones a las que el autor hace mención no son las únicas que existieron en esa época, pues se podrá demostrar que existen muchas más, alusivas a narcotraficantes, compuestas por compositores “anónimos” y grupos musicales de la localidad, los cuales fueron mucho más populares dentro de la sociedad sinaloense, sin necesidad de tener presencia en los medios de comunicación. Todo gracias al desarrollo de la memoria colectiva y la tradición oral. Destaca diferentes opiniones en cuanto a la censura y difusión de los corridos, algunos a favor, otros en contra, argumentando que escuchar un “narcocorrido” no te hace más violento ni menos pacifico, sino que responde a una demanda que se surge de una cultura regional, de tal manera que el gusto por los corridos de traficantes no conduce necesariamente a la aprobación de las conductas de los protagonistas, ni a su exaltación y apología por parte de aquellos que los 71 escuchan, de tal manera que tienda a convertirlo en narcotraficante o asesino potencial.82 De acuerdo al apartado de los compositores, si bien representan parte la popularidad de las músicas de narcotráfico y narcotraficantes que circulaban en Culiacán durante los años 70´s y 80´s a pesar de iniciar su fama en otros espacios del noreste de México como Monterrey y Tamaulipas, Sánchez Aguirre se centra en destacar sus biografías sin demostrar el éxito de los temas relacionados con las músicas de narcotráfico. Asimismo defiende al “narcocorrido” como una expresión propia de las comunidades rurales, y consumida por sus pobladores, sin embargo, habría que tomar en cuenta que el impacto del estas músicas va mucho más allá del ámbito rural; si bien es cierto que recrea situaciones y vínculos pertenecientes al habitante de la zona serrana, de igual forma éstos lazos tienen cabida en el ámbito urbano, de ahí que su difusión llegue hasta las masas populares, en gran medida gracias a los medios de comunicación y compañías disqueras, encargadas de difundirlo. Otro trabajo es el de Luís Omar Montoya Arias, Corrido de Gomeros en Culiacán (1940-1990), Explicación Histórica de sus cambios generacionales83esta investigación nos ofrece una explicación sobre los cambios que sufrió el corrido de gomeros, como el mismo autor los llama, en cuanto a su escritura, influido por un antecedente histórico, asimismo relacionado con aspectos de orden político, económico y social. De acuerdo con la delimitación temporal del objeto de estudio, inicia en 1940, dando una explicación sobre el contexto histórico en cuanto al cultivo de opio en Badiraguato y Culiacán, motivo de arraigo del corrido de gomeros en la región, sin embargo existen fuentes que demuestran el dinamismo que cobró la actividad del narcotráfico en la entidad, presentándose en gran parte del territorio sinaloense, 82 Mario Sánchez Aguirre, Una mirada histórica al narcocorrido en Sinaloa: Apología, Censura y Tragedia Social, Op, cit, pp. 118, 119. 83 Luís Omar Montoya Arias, Corrido de Gomeros en Culiacán (1940-1990) Filosofía y Letras, Escuela de Historia, Universidad de Guanajuato, Guanajuato, Diciembre 2006. 72 de tal manera que para 1950, Badiraguato ya no es el único lugar en donde se produce el enervante84, el fenómeno se extiende de norte a sur cubriendo gran parte del estado. En la prensa local figuran también Mocorito y Cósala. Guadalajara funciona como centro de distribución, de carácter industrial, encontrándose laboratorios especializados para el procesamiento de la droga, de igual forma el contrabando se hacía presente en la Capital de la República.85 Explica entonces como es que el corrido, desde sus orígenes86 cumple con una función social, la de informar, es ahí donde recae su importancia y motivo para que el “corrido de gomeros”, cumpla esa misma función en Culiacán y continúe vigente. Intenta en repetidas ocasiones, relacionar las acciones gubernamentales con el desarrollo del narcotráfico en la entidad, poniendo casi con letras mayúsculas el grado de corrupción y aquella doble moral que experimentaban las autoridades, en relación al negocio de las drogas. Esta investigación sitúa Culiacán, como su espacio de estudio, utilizándolo como un calificativo para englobar el fenómeno en todo el estado, por lo cual, durante el recorrido del texto parece caer en confusión en cuanto a la utilización del término, quizá por su desconocimiento geográfico, no tuvo el atrevimiento de analizar el desarrollo de la problemática en otros espacios de Sinaloa. Otro de los elementos de este trabajo es la incorporación de la oralidad, realizando una entrevista a Los Tigres del Norte, dando a conocer la vida y obra de los músicos que conforman este grupo musical característico por su interpretación de corridos de gomeros, sin embargo, en la entrevista realizada, Montoya Arias, se limita a destacar detalles que involucran la escritura y difusión de los estas músicas, como es el caso de Contrabando y Traición, en el que hace mayor 84 Los efectos del narcotráfico se hacían sentir de igual forma en el estado de Guerrero, donde una gran cantidad de individuos que habitaban en las distintas rancherías de la sierra sinaloense emigraban con el propósito de trabajar en la siembra y cosecha del enervante, propagando enseñanza de la técnica y el tratamiento de la goma. 85 El DIARIO de Culiacán, 18 de mayo de 1951, p. 1; para aundar más sobre el discurso manejado por la prensa local ante la problemática de las drogas y sus traficantes, véase: Luis Martín Padilla Ordoñes, Drogas y traficantes en la prensa de Culiacán (1940 – 1950), tesis de Maestría en Historia, Universidad Autónoma de Sinaloa, Enero, 2010, 114p. 86 El autor dedica un capítulo para dar explicación desde un panorama más amplio, sobre el origen del corrido mexicano, relacionándolo con los cantares de gesta. 73 referencia por ubicarse en la etapa donde según este autor, dichas composiciones cobraron mayor auge, de esta manera narra la historia del surgimiento desarrollo y popularidad del conjunto musical de Rosa Morada, Sinaloa. Sin la intención de demeritar la ardua labor que significa realizar trabajo investigativo a través de fuentes orales, el testimonio de Jorge Olegario Hernández, no representa ni genera factores explicativos que nos lleven a desarrollar elementos de cohesión con la cultura regional sinaloense, pues si bien los integrantes del grupo son oriundos de Sinaloa, gran parte de su popularidad rindió frutos en los límites del Río Bravo. Continuando con el análisis del trabajo de Montoya Arias, de igual forma destaca a personajes como, Paulino Vargas, Jesús Malverde, Enrique Camarena, Chalino Sánchez, como elementos primordiales para explicar la escritura, auge e interpretación del corrido de gomeros, de todos ellos realiza una biografía, vinculándolos con el desarrollo de la escritura del narcocorrido. Sin embargo, reiteramos, no es suficiente destacar elementos biográficos para llegar a una explicación donde se ven involucrados el gusto musical, la popularidad y las músicas como un elemento de identidad, destacando la herramienta de oralidad, bien se pudo haber realizado entrevistas en cuanto a la percepción de las composiciones de estos personajes y su impacto dentro de la sociedad sinaloense y con ello demostrar la forma en que aquellos que gustan de escuchar “corridos de gomeros”, lo consumen, no solo desde el plano musical, sino sensitivo, identificados con una pertenecía territorial. * Tenemos entonces que los trabajos comentados anteriormente, los cuales giran en torno al quehacer historiográfico, cuentan con ciertos elementos dignos de ser analizados, en primer plano, con el fin de resaltar sus bondades el trabajo de Sánchez Aguirre, destaca la trayectoria y recuento histórico del corrido marcando distintas etapas, utilizando referencias bibliográficas y hemerografía como sus fuentes principales; mientras que, Montoya Arias, además de realizar un 74 cuidadoso tratamiento de fuentes, lo destacable de su trabajo es la utilización de la oralidad como herramienta de análisis para el desarrollo de su investigación. * Después de analizar cada una de las obras consultadas y con el fin de plantear elementos que nos lleven a hacer un recuento de lo existente sobre la temática y establecer sus fortalezas y debilidades podemos dar cuenta de que la dinámica de las investigaciones gira alrededor de una parte de este proceso “la producción” haciendo énfasis en la vida y obra de compositores así como la creación de figuras sobre los actores que forman parte de esta actividad ilícita: los narcotraficantes, a través de las letras de los corridos. Por otro lado, de acuerdo a los trabajos anteriores, hemos detectado en ellos una ausencia de categorías analíticas en torno a la temática de las músicas de narcotráfico, narcotraficantes y narcocorridos, ante esto nos proponemos formular y exponer las herramientas teóricas que nos fueron útiles para desarrollar la presente investigación, esto en el apartado que presentamos a continuación. 2.6.- DE LAS MÙSICAS DE NARCOTRAFICO A LOS NARCOCORRIDOS: UN ACERCAMIENTO DESDE LA HISTORIA CULTURAL. Las músicas de narcotráfico, narcotraficantes y narcocorridos, expresiones musicales que corresponden a nuestro estudio, forman parte de un entramado cultural, donde a partir de estas, es la sociedad quien interpreta su realidad generando apropiaciones en las cuales se destacan aspectos de mentalidad, imaginario y representación, elementos de suma importancia para entender las formas en que estas músicas son consumidas entre sensibilidad, emotividad, racionalidad, pero también irracionalidad Así iniciamos nuestro apartado insertando el concepto de mentalidad, el cual pretende satisfacer las curiosidades de historiadores decididos a ir más lejos, al encuentro de otras ciencias humanas; por otro lado, el historiador de las mentalidades se aproxima pues al etnólogo, intentando alcanzar el nivel más 75 estable, mas inmóvil de las sociedades, de igual forma debe acercarse al sociólogo, ya que su objeto es colectivo pues la mentalidad de un individuo es justamente lo que tiene en común con otros hombres de su tiempo.87 Según, Francios Dosse, el concepto mentalidades corresponde a un término vago, el cual “contiene muchas dimensiones diferentes”, a los que relegan la historia a una simple descripción de fenómenos consientes, Annales responde con la constitución de esta historia de las mentalidades que tiene por fundamento el nivel inconsciente de las prácticas sociales, el pensamiento colectivo y automático de una época o de un grupo social. Este concepto de mentalidad de Annales, está más próximo a lo psicológico, propio de la primera generación “annalista”. La cuestión del investigador es entonces, el como del fundamento más que el porqué del cambio, el acento se pone en las continuidades.88 Es así como aparece el concepto de Representaciones Colectivas, utilizado en la historiografía por Marc Bloch, pero estrechamente vinculado con el sociólogo Emile Durkheim, mismo que la expresión “hechos sociales” que también puede encontrarse en páginas de Bloch en realidad, todo este enfoque debía no poco a Durkheim y su escuela89.Lucien Febvre acuñaría el término“ utillaje mental” como una estructura de pensamiento correspondiente a cada civilización de determinada época, sin embargo, no debe entenderse estas “estructuras” como formas lineales y estáticas que influyen en los modos de pensar de los individuos en colectividad. Más aun, la historia de las mentalidades no puede hacerse sin estar estrechamente ligada a la historia de los sistemas culturales, sistemas de creencias, de valores, en las cuales se elaboran, han vivido y evolucionado.90 Este territorio se ha extendido a todo lo que es perceptible por el observador social, sin excepción, en la búsqueda de una ampliación de la historia más allá de sus antiguos márgenes y al mismo tiempo, retorno a su antiguo dominio, ahí es pues 87 Jacques Le Goff, "Las mentalidades: una historia ambigua”, en Jacques Le Goff, Pierre Nora, (Coords.) Hacer la Historia. Nuevos Temas, Barcelona, Editorial Laia, 1976, Vol. 111, pp. 81 – 83 88 François, Dosse, La historia en migajas, México, Universidad Iberoamericana, 2006, p.164 89 Peter Burke, La Revolución Historiográfica Francesa, La Escuela de los Annales, 1929-1989, Barcelona, Gedisa, 1993, p. 25 – 26 90 Jacques Le Goff, "Las mentalidades: una historia ambigua”, Op, cit. pp. 83 – 98 76 donde el historiador relee hoy los documentos utilizados por sus predecesores, pero con una mirada nueva y otra clave. La investigación de las diferencias supera, por el contrario a la de las semejanzas, por eso, la transformación de la historiografía, resulta una reflexión del hombre sobre el tiempo en el que vive. Podemos hablar de una historia de las mentalidades como un fenómeno significativo de nuestra cultura contemporánea, esta historia penetra en los medios de comunicación, a través de amplias tomas de conciencia que ponen en tela de juicio los modos de pensar y de sentir, las estructuras mentales, visiones del mundo heredadas por un lejano pasado y reconocidas por ciertos grupos, incluso por la sociedad global.91 En este sentido, los medios de comunicación pueden llegar a tener influencia en la mentalidad de los individuos, en torno a que contribuyen a construir una imagen y emitir juicios de valor hacia lo que las músicas de narcotráfico y narcotraficantes provocan en la sociedad de ahí que se prohibieran en las estaciones radiofónicas en nuestro país, no así en Estados Unidos, donde de acuerdo al caso que nos ocupa, Los Ángeles California, su transmisión en los medios masivos persiste. Por otro lado, respecto a la importancia y vinculación de las músicas con la mentalidad de los individuos en colectividad, Robert Mandrou, argumenta lo siguiente: Música polifónica que expresa de un modo tan directo la alegría y el lamento, el dolor y la dicha, debe de arrastrar de un modo irresistible a aquellos hombres y mujeres que siguen siendo ante todo auditivos, lejos de sus preocupaciones y de su marco acostumbrado.92 Retomando este ejemplo en relación a las músicas que comprenden nuestro estudio, estas generan una serie de expresiones, mismas que involucran sentimientos que se surgen de procesos racionales pero también irracionales, 91 Philippe Ariès,” La historia de las mentalidades”, en Jacques Le Goff, Roger Chartier y Jacques Revel, La Nueva historia, Bilbao, Ediciones Mensajero, s/f, pp. 459 – 481 92 Robert Mandrou, Introducción a la Francia Moderna (1500 -1640). Ensayo de Psicología Histórica, México, Editorial UTEHA, 1962, p. 234. 77 escuchar, cantar, bailar, las músicas del narcotráfico, narcotraficantes y narcocorridos, obedece también a cambios de mentalidad, adaptados a las experiencias y prácticas cotidianas, los mensajes que en estas se expresan, conviven entre permanencias y cambios, creando gustos musicales igualmente diversos construidos generacionalmente. Las mentalidades no son entonces un sistema cerrado de signos que producen un sentido único, bajo la tendencia de considerar que los pensamientos y las prácticas sociales están determinadas por una mentalidad o “estructura mental” asignando a un grupo social un conjunto estable de ideas y creencias. Otro de los cuestionamientos se relacionan con el problema de tomar las mentalidades para explicar el paso de una nueva mentalidad a otra, pues se dejan de lado los factores de transición que implican estos cambios93 Esto indica entonces que no existe una mentalidad homogénea en los individuos, lo que influye en la construcción de gustos musicales, más que hablar de “mentalidades colectivas”, sería preciso señalar, que no existen significaciones dadas como estructura, sino diversas representaciones, donde es la misma sociedad quien realiza los consumos e interpretaciones de la realidad en la que se encuentra inmersa. Es por ello que trasladamos el ejemplo de las mercancías culturales al plano de las músicas que versan sobre el narcotráfico, narcotraficantes y sus excesos, como un proceso que cumple con las tres etapas, producción, circulación y consumo, o en forma más precisa, consumos, es decir, las formas en las que aquel que gusta de escuchar estas músicas se apropia de las mismas adaptándolas a sus experiencias cotidianas. En relación a esto, de acuerdo a la etapa de producción de mercancías culturales, Chartier – en referencia a los textos – plantea que tanto como en la pluma del autor o las prensas del librero editor, el texto es producido por la imaginación y la interpretación del lector que a partir de sus capacidades, expectativas y de las 93 Roger Chartier, El mundo como representación, Op, cit. pp. 13 – 44 78 prácticas propias de la comunidad a la que pertenece construye un sentido particular.94 Con ello pasamos a una segunda fase del proceso articulador de las mercancías culturales – circulación –. De acuerdo con Roger Chartier, es gracias a la invención de Gutenberg, que más textos fueron puestos a circulación, pues de esa manera, cada lector ha podido encontrar un número mayor de productos, de modo que la imprenta vuelve familiares objetos desconocidos o marginales en la edad del manuscrito. De esta forma, los escritos impresos se apropian de los muros, se pueden leer en los espacios públicos, transformando las prácticas administrativas y comerciales, convirtiéndose esto en una acción colectiva, de manera que el libro no está confeccionado solamente por el autor, sino que recibe su forma de todos ellos: maestro, impresor, cajistas y correctores, que cuidan la puntuación, la ortografía y la puesta en página, tenemos entonces que los autores no escriben libros, escriben textos que otros transforman en objetos impresos. Esta separación es justamente el espacio en el que se construye el sentido, de tal forma que, “el efecto producido”, no depende solo de las formas materiales que contiene el texto. Sin embargo ellas también contribuyen plenamente a moldear las anticipaciones del lector con respecto al texto y a atraer nuevos públicos o usos inéditos. En cuanto a la lectura de los textos y sus formas de circulación tomando en cuenta la dicotomía popular/letrado, expuesta por Ginzburg, existe una preocupación por recuperar los conflictos de las clases en una dimensión sociocultural globalizante, de tal manera que la cultura popular se define, según este autor, también por las relaciones que mantiene con la cultura dominante. Es a propósito de esta dinámica entre los niveles culturales popular y erudito - ya que también la cultura 94 Ibíd. p.114 79 letrada filtra a su manera los elementos de la cultura popular, que Ginzburg propone el concepto de circularidad cultural95 En este mismo sentido Chartier habla de que en las elites letradas, ciudadanos importantes compraban los libros azules. El catalogo azul organiza una lectura que es mas reconocimiento que verdadero descubrimiento en las particularidades formales de las ediciones azules y en las modificaciones que estas imponen a los textos de los que se apoderan96 De acuerdo a las músicas que comprenden nuestro estudio, su circulación se desarrolla, para el caso de Culiacán en entonos urbanos-rurales, esta hibridación influye también en las formas de consumo por parte de quienes gustan escuchar dichas músicas. Para el caso de Los Ángeles California, la circulación de las músicas se da por agrupaciones y espacios de actuación propios del entorno rural mas dirigido a un público también diverso, en su mayoría paisanos, quienes tras haber emigrado encuentran en las músicas un elemento que los conecta con la nostalgia al terruño. En el caso de Tijuana, las estas músicas y su circulación se daba en espacios donde los sinaloenses pretendían satisfacer sus formas de convivencia mas en el desarrollo de la circulación musical, estos eventos van dirigidos a jóvenes sinaloenses y tijuanenses, que han crecido en los espacios urbanos y de igual forma las agrupaciones que amenizan dichas presentaciones en su mayoría son ahora agrupaciones formadas por bajacalifornianos. La presencia de esta dicotomía rural/urbana y su interrelación se expresa de igual forma en las portadas de los discos, elemento importante para la circulación musical. En la discografía, agrupaciones e interpretes buscan entablar relaciones con su público, fomentando una atracción hacia éstos a que adquieran los productos, mismos que deben ser parte de una demanda no solamente desde el plano mercantil, sino también desde el ámbito del consumo cultural, donde estas 95 Ronaldo Vainfas, “De la Historia Social a la Historia de las Mentalidades”, Anuario colombiano de la Historia Social y de la Cultura Volumen, 23, 1996, pp. 226 – 227 96 Roger Chartier, El mundo como representación, Op, cit., p. 114 80 músicas se adapten al público que en este caso, los grupos musicales e intérpretes, influenciados por sus casas disqueras, desean alcanzar. El trabajo de adaptación depende de la forma en que los librerosimpresores especializados en este mercado representen la capacidad de sus compradores, contribuyendo a que las estructuras mismas del libro estén gobernadas por la forma de lectura que los editores creen ser aquella que la clientela busca conquistar.97 Esta circulación toma parte de las modificaciones de todos aquellos que contribuyen en la articulación de la actividad musical es decir, aquel que compone, interpreta edita, adapta, y realiza cada una de las actividades que hacen posible que el producto musical llegue a los consumidores, estas transformaciones toman vital importancia tanto para la atracción de nuevos públicos, como la expectación de aquellos que buscan adquirir los productos musicales. Un ejemplo de esto son las imágenes que se proyectan en las portadas de los discos, elemento con el que se busca atraer al público consumidor, donde los intérpretes presentan una peculiar vestimenta, vinculándose como individuos de extracción rural, portando armas de alto calibre, todo esto contribuye a la formación del imaginario en la figura del narcotraficante de mediados de la década de los ochenta, para muestra tenemos la siguiente ilustración en la persona del interprete Rosalino “Chalino” Sánchez Félix. 97 Ibíd., p.113 81 Estableciendo elementos mezclados entre tradición y modernidad, esta hibridación da como resultado la proyección de la figura del narcotraficante de la década de los noventas, donde, continua conservando aspectos de extracción rural, ahora acompañado de actividades de ocio, excesos y ostentación los cuales son la característica principal, en relación a un consumo suntuario98mediante el cual buscan llegar a un estatus que no corresponde al origen social que éstos pertenecen, aprovechándose de las facilidades que le permite su condición económica gracias al negocio de las drogas. Lo anterior se muestra en la siguiente ilustración. Por otro lado, la portada de la ilustración anterior corresponde a un disco en vivo en la ciudad de Tijuana, por parte un intérprete surgido durante la oleada de músicas de narcotráfico y narcotraficantes, que se desarrolló a raíz de la muerte de Rosalino “Chalino” Sánchez. Apodado “El apomeño de Sinaloa”, al iniciar su presentación se dirigía al público con estas palabras. Buenas noches Tijuana, agradecemos a los organizadores de este magno evento desde el Rodeo Santa fe, de esta ciudad por el 98 Un medio de acenso social en Europa en los comienzos de la modernidad era imitar el estilo de vida de un grupo situado mas arriba en la escala social, dedicándose al consumo suntuario, los individuos que lo practicaban se caracterizaban no por el ahorro, sino en un ingreso constante que pudieran gastar en lujos, con el objetivo de mostrarse ante otros como habidos de riquezas. Para conocer mas sobre este concepto véase, Peter Burke, Historia y Teoría Social, Op. cit, p. 82 – 84 82 reconocimiento como el intérprete del año 1998 al rey de los corridos “El apomeño de Sinaloa”, agradecidos, a toda la gente de Tijuana y la raza de Sinaloa que por acá radican”.99 Lo anterior demuestra la vinculación entre las compañías discográficas y de espectáculos en la realización y promoción de eventos donde se interpretan dichas músicas, llevándose a cabo en diversos espacios de actuación en este caso de la mencionada ciudad fronteriza, con el objetivo de llegar hasta el público sinaloense, contribuyendo a la circulación de estas producciones musicales. Dentro de estas comunidades – como es el caso de Los Ángeles California, Tijuana y Culiacán – las músicas de narcotraficantes, narcotráfico y narcocorridos tienden a generar en el consumidor aspectos que involucran al imaginario colectivo, tomando en cuenta que una de sus características, es sublimar y alterar la imagen de sus personajes protagónicos, de esto nos habla Hugo Francisco Bauzá, haciendo referencia a las figuras de las canciones en la sociedad contemporánea. Un hecho sugestivo respecto al mito del héroe en los tiempos modernos es que este exalta preferentemente a figuras de la canción, las circunstancias que determinan el porqué de estos gustos son variados y en ellas los mass-media desempeñan un roll importante, provocando que dichas figuras alcancen una proyección universal.100 En otra de las definiciones de acuerdo con Ricardo Pérez Montfort, en el imaginario caben fantasías o las voluntades de ciertos individuos o sectores sociales, generando creencias y estereotipos, aquí entran en juego la memoria y el 99 El Apomeño de Sinaloa, Dedicado a mi pueblo, canción, “El Arremangado”, Pricy Records, 1998 Hugo Francisco Bauzá, El Mito del Héroe, Morfología y Semántica de la Figura Heroica, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2007. p.163 100 83 carácter de cada grupo o persona así como las características anímicas de ciertas épocas o de momentos históricos y sus expresiones manifiestas101 Tenemos pues que el imaginario entremezcla de esta manera, ídolos con antihéroes creando sus historias de acuerdo al tiempo y espacio en que se encuentran insertos, son aquellos que por medio de la trasgresión, ponen de manifiesto su acción dirigida a cancelar los límites y fronteras y salirse, en consecuencia, del orden establecido; es precisamente por este accionar que estos personajes llegan a alcanzar la categoría de ídolos, bajo la característica de que tanto más crece la veneración por ellos, cuanto más humildes hayan sido sus orígenes.102 Estos elementos son plasmados en las músicas de narcotraficantes ante una interconexión entre ficción y realidad, aspectos que se desarrollaron particularmente a partir de la década de los ochenta donde estas melodías fueron parte importante para construir una imagen de los narcotraficantes, apoyados por los medios de comunicación masivos. Así en lo que se refiere a la exaltación de éstos personajes, han adquirido en las músicas de narcotraficantes, un vehículo que los proyecta como seres admirados y queridos, quienes a pesar de trasgredir la ley utilizan su recursos económicos para realizar acciones que involucran a toda una comunidad, identificados con su territorio y su gente se convierten en benefactores, contribuyendo a contrarrestar todo aquello que argumentan en sus melodías haber carecido debido a su condición humilde. Sin embargo, las imágenes son entonces reinterpretadas y representadas por los consumidores en el entendido que todas las formas de consumo cultural implican otra producción en sí mismas, y en este sentido, en palabras de Roger Chartier. El desciframiento común de los textos, mensajes, valores y creencias e incluso una visión del mundo correspondiente a una época y una 101 Ricardo Pérez Monfort, Cotidianidades, Imaginarios y contextos: Ensayos de Historia y Cultura en México, 1850 – 1950, Op, cit. p. 10 102 Hugo Francisco Bauzá, Op, cit. p.162 84 sociedad está sujeto a la reapropiación, considerando que no hay práctica ni estructura que no sea producida por las representaciones, por las cuales los individuos dan sentido a un mundo que les es propio.103 En cuanto al concepto de representación, este autor lo define como la vinculación entre las modalidades de apropiación de los textos y los procedimientos de interpretación que sufren, como es que los textos convertidos en objetos impresos son utilizados, descifrados, apropiados por aquellos que los leen, o escuchan a otros que leen. Es gracias a la mediación de esta lectura que los individuos construyen una representación de ellos mismos una comprensión de lo social, una interpretación con el mundo natural, lo cual exige en primer lugar que el consumo cultural sea considerado como un proceso que no fabrica ningún objeto concreto pero constituye representaciones, mismas que nunca son idénticas a aquellas que el productor, el autor, o el artista ha empleado en su obra; este tipo de representaciones crea un público numeroso que participa activamente en el proceso por medio de sus emociones y reacciones.104 Estas categorías pueden tomarse como referencia para analizar la problemática de la apropiación que existe hacia las músicas de narcotráfico, narcotraficantes y narcocorridos, enmarcando sus distintas temporalidades, en los que contribuyen a construir en el consumidor formas para interpretar una realidad que les es propia, dicha apropiación es totalmente independiente del punto de vista del compositor y editor, en este caso, las compañías disqueras, quienes forman parte importante en la modificación de estos productos. Por tanto los consumidores no necesariamente buscaran identificarse con los personajes transgresores, tratando de imitar sus acciones, argumento utilizado por las autoridades gubernamentales de ahí radica uno de los elementos que provocaron el veto de su transmisión en las radiodifusoras. Existen entonces 103 104 Roger Chartier, El Mundo como Representación, Op, cit. p. 49 Ibíd. p. 37 85 formas de consumos diversos en torno a estas músicas, entre estos, los que proponemos a continuación. Una de las formas de consumo se vincula en torno a los espacios de experiencia, definido esto en palabras de, Reinhart Koselleck, como un pasado que se hace presente, cuyos acontecimientos han sido incorporados y pueden ser recordados. El espacio de experiencia constituye un pasado sedimentado, con posibilidad de fecharlo a partir de indicadores temporales de acontecimientos pasados, en torno a los cuales se organizan las experiencias, estos indicadores temporales constituyen núcleos de sentido que resinifican las experiencias vividas.105 De esta forma, las músicas de narcotráfico, narcotraficantes y narcocorridos funcionan como un elemento que recrea y trae a la memoria situaciones ligadas a un espacio que se construye en la experiencia cotidiana del mundo personal; en la forma en que el sujeto lo experimenta, se relaciona con él y le da significado, este se configura por valores, sentimientos, afectos e intenciones humanas, genera recuerdos ligados a la melodía, que se escucha, o las frases que están insertas en esta, las cuales son resinificadas por el consumidor apropiándolo a sus vivencias cotidianas, siendo común entonces que en estas músicas se haga referencia a situaciones que relacionan a los consumidores con sus lugares de origen, su lazo con este escenario va más allá del aspecto geográfico, satisfacen la memoria en el entendido de que esta supone la asimilación subjetiva de la experiencia individual y colectiva. Cuando se habla de memoria, regularmente se piensa en la representación de un pasado que gracias esta significamos y resignificamos, la memoria se convierte en un recurso sobre las referencias al espacio vivido106. Esta especie de escenificación del pasado supone conducir a la memoria al terreno de la imaginación sin embargo la memoria tiene relación, en palabras de Paul Ricoeur, “con aquello que ya no es, pero que fue antes, la imaginación está autorizada para ser creativa e inventora, en tanto la memoria le pedimos que se muestre con 105 Reinhart Koselleck, Futuro pasado. Para una semántica de los tiempos Históricos, Barcelona, Paidós, 1993, p. 332 106 Paúl Ricoeur, La memoria, la historia, el olvido, Buenos Aires, FCE, 2004, pp. 198 – 208 86 fidelidad”107, en este sentido, como otra de las formas de consumo que proponemos en este trabajo hacia las músicas que comprenden nuestro estudio, al ser reapropiadas por los consumidores, activan los sentimientos transcurridos a través de recuerdos ligados a la vida cotidiana de los sinaloenses ya que la propia producción de la memoria resulta de un proceso individual o colectivo intrínsecamente humano y que envuelve profundamente a la estructura de sentimientos. Por otro lado, recordar implica una reconstrucción del pasado, usando para eso imágenes e ideas del presente, puesto que resulta imposible revivir el pasado tal cual. El tiempo transcurrido marca, de alguna forma, lo recordado a la vez que el pasado no sobrevive o permanece inmaculado, guardado en algún lugar a prueba de todo. Es reconstruido por la memoria de sujetos que vivieron y percibieron particularmente la realidad estudiada por el historiador. En relación a esto, memoria y músicas tienen una interconexión muy marcada y de acuerdo al caso que no ocupa, desde su aparición, los corridos cumplen con diversas funciones, narrar, informar y divertir, esto a su vez privilegia la posibilidad de preservar la tradición oral como forma de conocimiento pero además logra que sus alcances se arraiguen por generaciones. Lo que aquí denominamos músicas de narcotráfico, narcotraficantes y narcocorridos no es sino la continuidad de una expresión musical que se desarrolla en un espacio y tiempo determinados, como un vehículo que despierta en la memoria de quienes gustan de escuchar estas músicas sucesos que se relacionan la forma de interpretar vivencias o experiencias personales y colectivas. En base a dichas experiencias reconstruimos con testimonios orales los consumos que los sinaloenses que gustan de estas músicas realizan, lo que influye en la construcción y asimilación de gustos musicales esto para demostrar que el género musical que aquí estudiamos es parte de una continuidad histórica digna de ser analizada. 107 Paúl Ricoeur, “Definición de memoria desde un punto de vista filosófico”, en recordar?, Buenos Aires, Granica Ensayo, 2006, pp. 24 – 27 ¿Por que 87 En este sentido, la historia oral privilegia el tiempo vivo de la memoria evidenciando hasta qué punto el pasado está presente en las coincidencias; y porque nos confrontan, además, a la subjetividad pasada y actual del otro. En pocas palabras, el testimonio oral es “real”, realista, apegado al dato cotidiano y al propio mundo personal108 Al establecer el contraste con otras fuentes históricas, las fuentes orales rompen el aislamiento y soledad protegida de los archivos, el mundo concluido de lo escrito, la visión más o menos estática desde la que se sitúa el historiador. Pero, a su vez, el testimonio del otro (el que proporciona la información) enriquece y complica el argumento, y la proximidad apasionada y dramática del dialogo impide la síntesis rápida, esquemática.109 El material oral registrado es de tanto valor como la documentación escrita, pero no deja de ponderar que la historia oral le otorga un futuro liberado ya de las amarras de la significación cultural del documento escrito. Y le devuelve al historiador la técnica más antigua de su oficio.110 Es decir, recopilar historias contadas, narradas, de tal manera que la fuente oral sirve para renovar las interpretaciones historiográficas, pues puede establecer contactos con un tesoro de experiencias susceptible de ser utilizado de diversas maneras y enfoques.111 En relación a esto, el trabajo de campo realizado en torno al tema de las músicas de narcotráfico, narcotraficantes y narcocorridos, se centra en rescatar anécdotas de esta forma se utiliza la oralidad como una fuente para analizar las formas en que quienes gustan de estas músicas interpretan una realidad que sienten propia. Es así como, mediante la oralidad se pone al descubierto el modo en que los vivos se explican su propio lugar y su propio cometido en el mundo. Sus propias historias responden al carácter cambiante del lugar en que viven, de tal manera 108 Ibíd., p. 28 Paul Thompson, La voz del pasado, Valencia, Institució Valenciana D`Estudis I Investigació, Edicions Alfons El Magnànim, 1988, Op, cit., p. XII. 110 Ibíd., p. 84. 111 Ibíd., p. 10. 109 88 que la historia oral es una Historia construida en torno a la gente, introduce la vida a la historia, y eso hace que se amplíen sus miras.112 En torno a ello, el estudio de las músicas que aquí realizamos se construye a partir de esa gente que permitimos darle voz, quienes con su aportación anecdótica propiciaron la reconstrucción de un pasado vinculado al género musical y su arraigo en las familias sinaloenses que gustan de estas músicas. En otras palabras, las rememoraciones personales y las tradiciones familiares privadas, que raramente se consignan por escrito precisamente porque la mayoría de la gente no las considera de demasiado interés para otros, se convierten en los tipos estándar de la evidencia oral. 113 Es por ello que en torno a la construcción de los gustos musicales las músicas de narcotráfico, narcotraficantes y narcocorridos forman una pieza elemental relacionada con la importancia de los testimonios, es a través de éstos que se construye y rescata el sentir del individuo sinaloense, aquel que encuentra en estas músicas una forma de volver a ese pasado que rememora, al escuchar, entonar y tararear la melodía, reinterpreta sus vivencias en torno su realidad y la de aquellos que viven y conviven en su entorno. Así, los sinaloenses que gustan de estas músicas, realizan consumos diversos estableciendo un vínculo esa añoranza al terruño y los momentos más significativos plasmados en la memoria, se recrean en situaciones adecuadas para que estas expresiones musicales tomen presencia. De esa manera se convierten en un instrumento que al escucharse es acompañado de actividades de ocio y recreación tiende a satisfacer una de las prácticas cotidianas de los sinaloenses: las festividades, ahí surge entonces otra de las formas de consumo cultural que proponemos en nuestro trabajo en torno a estas músicas. Esto se relaciona con lo dicho por Michael Foucault sobre la definición de espacio heterotopico, misma que nos permite comprender las naturalezas y funciones 112 113 Ibíd., p. 29. Ibíd., p. 36. 89 múltiples de los espacios, según este autor, muchos son los espacios heterotopicos, se trata de lugares fuera de tiempo114 pero también dentro del mismo, en el entendido de que el tiempo es una categoría fundamental del espacio115 ante esto, agrega. Porque en nuestra sociedad, en la que el tiempo libre es normativizado, la ociosidad supone una especie de desviación, frente a esas heterotopías, que están ligadas a la acumulación del tiempo, hay heterotopías que están ligadas, por el contrario, al tiempo en su forma más fútil, más efímera, más quebradiza, bajo la forma de fiesta.116 Con esto nos referimos, de acuerdo al tema que nos ocupa, a los espacios donde se interpreta las músicas de narcotráfico, narcotraficantes y narcocorridos, desde cantinas, centros de baile, hasta casas particulares, donde se organizan eventos amenizados con dichas músicas. Es común entre la población sinaloense que gusta de escucharlas para amenizar sus reuniones y festejos, encontrando en estas músicas un escape hacia la exaltación, el goce y los excesos, donde el consumo del alcohol toma un lugar importante, las melodías en torno a los temas de narcotráfico le dan un sentido distinto a la situación en la que el consumidor se encuentra. Así pues, los consumos se relacionan con el estado de ánimo de aquellos escuchas, de manera que estas músicas pueden generar formas de expresión que envuelven sentimientos mismos que son apropiados al entonar la melodía, el consumidor experimenta una expulsión de emociones mismas que se ven reflejadas en la forma en como los individuos interpretan la realidad, una forma de consumirlos implica entonces, apropiarse de la melodía, expresando su sentir con 114 En los que de acuerdo con este autor caben mencionar bibliotecas, cementerios y carnavales, además de lugares que están fuera de ciertas sanciones sociales (moteles, zonas de tolerancia), fuera de la tradición (lugares sagrados, territorios benditos, mágicos o malditos) y fuera de la mirada categórica de la ley y sus funciones reguladoras (pandillas, amores, etcétera). 115 Michel Foucault, “De los espacios otros” “Des espaces autres”, Conferencia dicada en el Cercle des études architecturals, 14 de marzo de 1967 116 Ibíd. 90 actos de euforia, en su caso entonando los temas preferidos de aquellos quienes lo escuchan, adaptando estas prácticas al escenario donde se encuentran insertos. Es así como proponemos esta tipificación en torno a los consumos culturales presentes en relación a escuchar las músicas que corresponden nuestro estudio, como parte de las distintas prácticas en las que él individuo es participe al ser las músicas una forma más de interpretar la realidad en la que vive y convive en colectividad, participan en la formación de gustos musicales arraigados a la región donde los sinaloenses se hacen presentes, considerado como un fenómeno que trasciende los límites geográficos para trasladarse a aquellos donde encuentra también aceptación y apropiación. * En el apartado anterior planteamos los lineamientos teóricos empleados en nuestra investigación, donde estas músicas convergen en un proceso activo de producción, circulación y consumo. Los dos últimos aspectos mencionados son los que trataremos en el próximo capítulo, continuando con la aplicación de estos elementos y atendiendo a aquello que consideramos se encuentra ausente en torno a los estudios de estas músicas. 91 CAPÍTULO III CIRCULACIÓN DE LAS MÚSICAS DE NARCOTRÁFICO, NARCOTRAFICANTES Y NARCOCORRIDOS. 3.1.- DISTRIBUCIÒN DISCOGRÀFICA EN CULIACÀN: DE LAS MÚSICAS DE NARCOTRÁFICO A LOS NARCOCORRIDOS. En este apartado abordaremos las formas de circulación de discos que tocan el tema de las músicas de narcotráfico, narcotraficantes y narcocorridos apuntando hacia la participación de las casas disqueras y las estaciones radiofónicas en la difusión y oferta de estas producciones musicales. Es así como con la aparición de estas compañías productoras – compañías discográficas - como lo fuera en su momento la imprenta, junto con la casa editorial, buscan llegar a públicos muy variados y para ello tienen a su servicio individuos que fungen como promotores – editores, sobre esto Roger Chartier argumenta En cuanto al papel que juegan los editores, se trata de una profesión de naturaleza intelectual y comercial que apunta a buscar textos, a descubrir autores, a vincularlos con la casa editora a controlar el proceso que va desde la impresión de la obra hasta la difusión.117 Por otro lado, Chartier nos habla de la copia manuscrita como estrategia que permite una difusión ilimitada de los textos, con la cual logran escapar de la censura previa, de esta manera pueden circular clandestinamente con mayor facilidad que las obras impresas. Del mismo modo obtienen la posibilidad de reunir textos de géneros, fechas y autores muy diferentes. En este caso, el deseo o el placer de la lectura no parecen depender ni del crédito acordado por la edición, ni de la confianza atribuida a su editor.118 117 Roger Chartier, Las revoluciones de la cultura escrita, Op, cit. p. 37. Roger Chartier, El libro y sus poderes, (Siglos XV-XVIII), Editorial Universidad de Antioquia, Colombia, Julio 2009, pp. 10 – 19. 118 92 Tomando como ejemplo lo anterior, tenemos que los promotores artísticos, se encargan entonces de buscar los temas adecuados para la conformación de los discos que buscan lanzar al mercado, para ello se valen de estrategias como lo es la búsqueda de intérpretes y grupos musicales; una vez teniendo seleccionado el material estos temas se desprenden de sus – autores, compositores -, para entrar a un proceso de modificación, donde intervienen elementos como la publicidad, audio, diseño, entre otras, con el fin de entrar en el gusto del público, a su vez fomentado por las estaciones radiofónicas, encargadas de difundir los temas. Por otra parte durante la década de los ochentas y noventas gracias a la utilización de recursos tecnológicos como la autograbación de cintas magnéticas y uso de recursos virtuales como Internet se generó una de las formas de circulación de estas músicas de manera clandestina, dando origen a la “piratería discográfica”, permitiendo extender sus alcances a públicos diversos, de ello hablaremos más adelante. Por ahora hacemos énfasis en la existencia de discografía musical cuyos temas aluden al narcotráfico y narcotraficantes a través de un rastreo general de las tiendas de discos en la ciudad de Culiacán, en caso particular el establecimiento “Disco Landia" Rubí, a cargo de Juan José Cueto Díaz, quien tiene más de 45 años dedicado a la venta de discos y una notable experiencia en el conocimiento de agrupaciones y productores musicales. Es decir, lo que localizamos a partir de la selección de estos materiales, es una marcada circulación de temáticas y con ello la generación de empresas discográficas teniendo su campo de acción en el ámbito local con el fin de cubrir una demanda existente. Así encontramos a la compañía JCA, propiedad de José Cabrera Alcalá cuyas producciones son presentados en su mayoría como acetatos de 45 R.P.M. temas como “La Ley del Contrabandista” y “Los Contrabandistas”(1975), interpretadas por él mismo en acompañamiento de grupos musicales también de carácter local, como es el caso de los Hermanos Quintero (La Banda del Carro Rojo). 93 La ley del contrabandista, José Luis Arce (Compositor) José Ángel Cabrera (Interprete), distribuidora de discos JCA, (fotografía) Juan Antonio Fernández Velázquez De acuerdo a lo anterior, nuestro entrevistado, Juan José Cueto119 comenta sobre la circulación de las músicas de narcotráfico a nivel regional. Pues te diría que a mediados de los 70’s, con Pepe Cabrera, para mi él fue quien marcó el éxito a nivel regional, más con la Banda del Carro Rojo, él tenía su propia compañía JCA, y grababa sus propios discos como solista, con conjuntos norteños como “Conjunto el Tamarindo”, “Los Hermanos Quintero” o con Banda120 De igual forma tenían presencia grupos, de proyección nacional como Los Alegres de Terán, que a través de Discos E.L.A. incursionaban en el gusto musical de los sinaloenses interpretando temas como “La Hierba Mala” y “La Banda del Carro Rojo” (1975), y el tema de “Carga Blanca”, en relación a este último, comenta. 119 Juan José Cueto, actualmente cuenta con 60 años de edad, de los cuales 45 los ha dedicado a la venta de material musical, entre los que destacan las músicas de narcocorridos. 120 Juan José Cueto Díaz [Entrevista] Septiembre, 2010, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000), realizada en Culiacán Sinaloa 94 En aquellos años había “La Carga Blanca” con los Alegres de Terán, se vendía mucho sabe usted porque se le daba más proyección a los grupos que venían del centro no tanto a los grupos locales, por la publicidad, era lo que se oía en la radio y pues la gente lo pedía y como le digo, yo vendo lo que la gente pide121 Con lo anterior notamos pues que la circulación discográfica contribuye a su vez a la construcción de los gustos musicales en la población, ya que el referido tema “Carga Blanca” había sido interpretado por los originarios de Rosa Morada, “Tigres del Norte”, incluido en su tercera grabación titulada “El Cheque” (1972)122, sin embargo, de acuerdo con los comentarios de nuestro entrevistado. Este mismo tema, años después lo grabaron “Los Tigres del Norte”, en uno de sus primeros discos, era un estilo diferente al que tienen ahora, pero la gente lo seguía pidiendo con “Los Alegres de Terán”, será porque el de ellos era más apegado a lo ranchero123 Con este ejemplo referimos una estrategia de las compañías disqueras por penetrar en un gusto musical que se convertía en un atractivo mercado en cuanto a los temas que aluden al contrabando de drogas: el de los sinaloenses, damos cuenta de la forma en que los gustos y consumos musicales variaban de acuerdo a la proyección que se le da a los temas, así como también a los modos de ejecución e interpretación musical. 121 Ibíd. Rigoberto Rodríguez Benítez, Op. cit. pp.107 – 108 123 Juan José Cueto Díaz, [Entrevista], loc. cit. 122 95 Los Tigres del Norte, El Cheque (1972) versión remasterizada por Fonovisa, (fotografía) Juan Antonio Fernández Velázquez. La ilustración anterior muestra a unos Los Tigres del norte cuyo estilo, manifestado en su vestimenta e instrumentación, se proyecta hacia el público de extracción rural, muy similar a los característicos “Chirrines124”, agrupación musical del género norteño propia del norte y noroeste de México; por otra parte las formas de interpretación utilizadas en este disco y la manera en la que se comporta la melodía se relaciona con la entonación lingüística del habitante norteño, estos elementos permiten una identificación y propician al consumo por parte de aquellos que gustan de estas melodías; respecto a los públicos que demandaban dichas músicas Juan José Cueto nos comenta lo siguiente. Pues como te digo, la gente de rancho, la gente que bajaba de los ranchos, era la que compraba esa música, música de corridos, pero también de banda, o música de conjunto, esa campirana de guitarras.125 En torno a las formas de circulación de estas músicas existe una variación en cuanto a su popularidad; de acuerdo al testimonio de nuestros entrevistados hacia la década de los setentas las músicas de narcotráfico contaban con una menor proyección, esto significa que se hacían notar solamente en algunos sectores de la ciudad. 124 Forma en la que se le conoce a la agrupación que interpreta música de acordeón y bajo sexto de forma tradicional en algunas partes del noroeste de México. 125 Juan José Cueto Díaz, [Entrevista], loc .cit. 96 Si pues por ejemplo, cuando yo trabajaba como chofer, ya más grandecito a los 20 años me tocaba repartir en la colonia Tierra Blanca, ahí no se escuchaba de otra música que no fuera de esa, yo le repartía a las tranvías que salían a los ranchos y es lo que me acuerdo a cada rato jalaban la banda ahí, a veces andaba trabajando y me invitaban unas cervezas los mismos clientes, tenían la música de conjunto ahí y pues me invitaban y pues se tocaban corridos de esos126 En relación a lo anterior, cabe mencionar que existían pocos corridos de narcotráfico en circulación para esos años, esto contrasta con la época de auge del narcotráfico en la entidad127, bajo la idea que sostienen algunos investigadores al respecto de que la popularidad de los corridos de narcotráfico se ha desarrollado en medio de un contexto que determina su escritura, insistiendo en que con ello se desata el auge de dichos temas. La separación temporal entre estos fenómenos indica que inciden otra serie de factores que involucran a los gustos musicales y en el caso de nuestro entrevistado, contrasta la opinión anterior al cuestionarlo sobre la popularidad de estas músicas. Si, los recuerdo, aunque no creas que se escuchaban mucho, más bien se escuchaban canciones tranquilas, corridos tranquilos por ejemplo como el corrido de los Pérez, a mí me gusta mucho, los corridos de caballos, también128 Dentro de las pocas melodías sobre el tráfico de drogas y sus personajes que existían en circulación en aquellos años setenta, agrupaciones del género norteño 126 José Luis García López [Entrevista] Septiembre, 2010, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Culiacán Sinaloa. 127 Respecto a los orígenes del narcotráfico en Sinaloa, véase Juan Antonio Fernández Velázquez, “Breve historia social del narcotráfico en Sinaloa”, en Revista Digital Universitaria, Volumen 11, número 8, Agosto de 2010[ http://www.revista.unam.mx/], [fecha de consulta 30 de Octubre de 2010.] 128 José Luis García López [Entrevista], loc. cit. 97 de la localidad buscarían entrar en el gusto de la población a través de estos temas, fue así como surgió la inquietud de llevarlos por primera vez a un estudio de grabación, sobre ello nos cuenta, Benjamín Morales, músico de profesión. Nosotros fuimos los primeros en grabar corridos en aquel entonces, grabamos primero Rubén Cabada, fue un corrido muy sonado, después Tanito Martínez, tuvimos suerte la verdad, en aquellos años no había problema con esas canciones entonces a la gente le empezaron a gustar, incluso hicimos dos grabaciones del corrido de Tanito, la primera junto con mi compadre Mario Cárdenas y después Pepe – Cabrera - y yo, solos.129 Domingo Terrazas (1975)130, Los Luceros del Saucito, Discos MAR. VIC, fotografía Juan Antonio Fernández Velazquez. 129 Benjamín Morales [Entrevista] Mayo 2011, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000), realizada en Culiacán Sinaloa. 130 Para estos años, José Cabrera ya no formaba parte de la agrupación, con miras a lanzarse como solista y compositor independiente, por lo que Benjamin Morales decidió junto con otros compañeros entre ellos Mario Cárdenas, antes mencionado, formar la agrupación bajo el mismo nombre, esta es una de las grabaciones que realizaron donde incluyen un corrido de narcotraficantes. Para consultar la letra completa de Domingo Terrazas, véase anexos, p. 243 98 En cuanto a la grabación de las músicas de narcotraficantes por parte de agrupaciones de la localidad, fueron “Los Tamazulas de Culiacán”, intérpretes de Tambora Sinaloense quienes se encargaron de llevar al acetato dichas melodías, buscando impregnar en el gusto de los sinaloenses finales de los años setenta al respecto Guadalupe Zamora Medina131, músico de profesión, nos comparte la siguiente anécdota. En esa ocasión mi tío Moisés Medina quien tocaba con los Tamazulas, repartió esa grabación entre la familia, fue aquella en la que grabaron corridos a narcotraficantes, era instrumental, pura banda de viento, ese disco yo recuerdo haberlo escuchado cuando niño, la verdad que de ese disco en aquel entonces hubo pocos ejemplares.132 Esto también nos indica que la fase de producción no corresponde a la circulación que se hacia de dichas músicas debido la poca promoción que existe por parte de las disqueras locales en ese entonces, en tanto que su popularidad se le atribuye más a los medios de comunicación masivos, esto sucede hacia principios de los ochentas cuando Culiacán y Badiraguato, aparecen como promotores de la actividad del narcotráfico. Esto como consecuencia de la llamada “Operación Cóndor”, implementada por la Novena Zona Militar, la Procuraduría General de la República y la Zona Naval, con el fin de erradicar el ilícito de las drogas. En esta participaron más de veinte mil elementos al mando del comandante de la PGR, Carlos Aguilar Garza y de los generales Ricardo Cervantes García y José Hernández Toledo.133 131 Descendiente de una familia dedicada a la música por tradición, e integrante de “Los Tamazulas de Culiacán”, en etapas recientes, forma parte de la trayectoria musical de esta agrupación, misma que ha sido reconocida a nivel local como pionera de las músicas de tambora sinaloense. 132 Guadalupe Zamora Medina [Entrevista] Abril 2011, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000), realizada en Culiacán Sinaloa, México. 133 Alfonso Genaro Calderón Velarde, Tercer Informe de Gobierno, Culiacán Sinaloa, 15 de diciembre de 1977, [versión digitalizada en CD-ROM] pp. 24 – 25; EL DIARIO de Culiacán 16 de Enero de 1977, pp. 1 y 6 99 Debido a ello, algunos narcotraficantes que ya se hacían nombrar como los cabecillas del negocio, decidieron emigrar hacia terrenos donde pudieran trabajar con cierta libertad, bajo el amparo de las influencias gubernamentales. La ciudad de Guadalajara fue el escenario donde se desarrollaron gran parte de las actividades ilícitas en las que mafiosos sinaloenses se veían involucrados. Respecto a este acontecimiento encontramos grabaciones de grupos locales bajo el amparo de disqueras procedentes de la Capital de la República, como es el caso de Pepe Cabrera, con los temas “Ayer Baje de La Sierra” y “la Mafia Muere” (1980), interpretadas en el género norteño, melodías con las cuales se ilustran las dificultades de la época en la cual se estaba viviendo, producto de la actividad del narcotráfico. Sobre los referidos temas musicales, nuestro entrevistado argumenta lo siguiente. En aquellos años, “La Mafia Muere” que también es de Pepe Cabrera, él mismo la grabó con “Conjunto el Tamarindo” y “Los Hermanos Quintero” pero pues pegó más con “Los Tigres” como sabrás, le daban más promoción a los grupos aquellos, “Los Tigres”, por eso pegaron tanto, para entonces ya eran un grupo reconocido.134 De ahí que los dos corridos a los que anteriormente hicimos referencia mencionen como espacio de acción la colonia Tierra Blanca, - conocida como base de operaciones de los narcotraficantes sinaloenses – en la ciudad de Culiacán. De una manera trágica y nostálgica, en una mezcla de realidad y ficción alude a las secuelas generadas por dicha acción militar, convirtiéndose en este caso en un vehículo portador y promotor de la memoria de los sinaloenses, ante un acontecimiento que marco época no solamente en el plano político-militar sino además por sus repercusiones económicas y sociales. Culiacán en la década de los ochentas comenzó a proyectarse – como ya mencionábamos – a través de los medios a nivel nacional, sobre ello encontramos 134 Juan José Cueto Díaz, [Entrevista], loc .cit. 100 la siguiente nota, una vez finalizada la “Operación Cóndor” traída desde la Capital de la República e impresa en los periódicos locales, que deja entrever la imagen que se tenía de la ciudad, donde además relacionan las músicas de narcotráfico como propias de la entidad. En lo que sería el inicio de otra época de oro del narcotráfico en el noroeste de México, hombres con ametralladoras, M1, R15 y con pistolas 45 a la cintura, se pasean sin preocupación en sus lujosas camionetas por el suburbio de Tierra Blanca y otros sectores de esta ciudad del estado de Sinaloa. Los corridos inspirados en las vivencias de los narcotraficantes, interpretados por la música de tambora son nuevamente transmitidos por las estaciones de radio de esta ciudad, situada a unos 1200km de la Capital Mexicana.135 Debido a ello, de acuerdo con el contexto social de la época, Culiacán se convertiría en un espacio propicio para el mercado de estas producciones musicales, con ello se promovería la apertura a diversas compañías discográficas y grupos con presencia a nivel nacional, así nos lo refiere nuestro entrevistado, cuando comenta lo siguiente. había algunos muy famosos, “corridos gallos” como te digo, no era como ahora que cualquiera le componen un corrido, por ejemplo ese de “Lamberto Quintero”, me vas a creer que lo vendía más con los Cadetes de Linares, éstos que según se deberían escuchar por otros lados como Monterrey y esas partes, pues acá se vendían más que los grupos locales, con decirte, el mismo corrido lo tocaba “Chalino Sánchez”, o “Lalo el Gallo” y si se escuchaba como te digo pero pegó mucho más con “Los Cadetes”.136 Caso similar fue el de “Los Gallos del Norte”, agrupación de Reynosa Tamaulipas, quien bajo el amparo de discos GAS interpretaba el género de los corridos de 135 136 EL DEBATE de Culiacán, 11 de mayo de 1984, p. 3A Juan José Cueto Díaz, [Entrevista], loc. cit. 101 personajes de la mafia sinaloense, esto debido al auge en cuanto a la circulación y promoción musical, por los grupos de presencia nacional, sobre lo que nuestro entrevistado nos insiste. Ahí resalta lo que te digo las compañías casi no “pelaban” a los grupos locales, los que venían acá eran de compañías grandes, de fuera, era lo que se surtía, eso es lo que yo te puedo decir como vendedor es lo que veía, y te digo es porque la gente lo pedía.137 De acuerdo a lo anterior, interesante es precisar por qué si la música norteña es un género arraigado en México, en la región del Noreste, Culiacán y sus habitantes la toman como suya, manteniendo una vigencia musical hasta nuestros días. Por principio diremos que existe una reapropiación constante del género norteño a partir de significaciones culturales debido a que Culiacán se convirtió no solamente en productor al ser un espacio que progresivamente generó sus propias músicas y músicos, - aunque con poca proyección - gracias a que la enseñanza musical se da desde el interior de las familias trascendiendo por generaciones y manteniendo la música como parte del quehacer cotidiano de no pocos habitantes en Culiacán, sino también en consumidor generando de estas músicas apropiaciones diversas. Ante la inquietud de desentrañar los elementos de popularidad de la música de acordeón y bajo sexto en Culiacán, consideramos necesario definir el término músicas norteñas138, el cual evoca una de las expresiones culturales que han 137 Ibíd. La música de acordeón y bajo sexto se configuró durante la segunda mitad del siglo XIX y principios del XX a partir de la influencia europea. El norte, un territorio relativamente nuevo, no opuso gran resistencia a las propuestas musicales provenientes de países como Checoslovaquia, Polonia, Austria y Alemania, principalmente. Es muy probable que esa “inmediata” aceptación de los ritmos europeos en boga tales como la mazurca, el schottisch (que derivó de chotis), la varsoviana, la polonesa y la polca, (ritmos de los cuales se origina lo que se conoce como música norteña) se debiera al florecimiento de la minería por la creciente demanda de acero; por las posibilidades de transporte creadas con las vías férreas y por la colaboración de gran número de ingenieros franceses, alemanes, ingleses y norteamericanos. De los “salones” y fiestas de esa burguesía extranjera, los ritmos pasaron pronto a la calle y a la cantina, donde mineros, peones y comerciantes, los diseminaron por todo el territorio. Al respecto véase, David Piñera Ramírez,(Coord.),Visión histórica de la frontera norte de México, Tomo IV, La frontera en nuestros días, México, Universidad Autónoma de Baja California, Editorial KINO, 1994, pp. 44 – 45 138 102 extendido su influencia. La variedad de culturas musicales en la región fronteriza es prueba de la diversidad de nortes o de las distintas fronteras norte139. Sería prudente, por tanto, evitar hablar del norte como si fuera una sola, por eso creemos preciso hablar de culturas músicales norteñas. Factores como migración e influencia de las disqueras y los medios masivos, propiciaron su éxito en la capital sinaloense y su apropiación por parte de aquellos que gustan de estas melodías, el éxito comercial se debe a que tras esa diversidad de nortes, estas músicas circulaban de noreste a noroeste. Pero además de ello, la circulación de las músicas norteñas en Culiacán y su apropiación por parte de los culichis, se manifiesta de formas diversas, sobre esto agrega, Benjamín Morales, pionero dentro de la interpretación de estas músicas en la capital sinaloense, comenta sobre los gustos musicales de los culichis que demandaban sus servicios hacia mediados de los 60’s cuanto hacían sus primeras presentaciones. Nos íbamos a las rancherías, la gente te pedía, rancheritas, románticas, boleros, de todo un poco, en los bailes de pueblo te pedían muchas canciones, incluso aquí, hay mucha variedad de gustos, lo que te puedo decir es que la música norteña es una música muy alegre, quizá eso es lo que hace que tenga tanto pegue con la gente aquí en Culiacán, como en muchos lados, pero lo que te quiero decir es que para algunos es puro ruido, pero esa es música que se siente, para mí eso es lo que hace que tal o cual canción le guste a la gente.140 Tanto en las formas de interpretación como en los consumos que se realizan de las músicas, se encuentran insertas múltiples sensibilidades, así lo expresa él entrevistado al referirse a las músicas norteñas como un elemento que puede 139 Tomamos el termino “nortes”, para especificar que existen diversas formas de interpretaciones y adaptaciones musicales del genero norteño en todo el territorio que comprende el norte de México, al respecto véase: Juan José Olvera, “Las dimensiones del sonido, Música frontera e Identidad en el noreste de México”, en Trayectorias, Revista de Ciencias Sociales de la UANL, n° X, Enero – Junio, 2008, pp. 20 – 21 140 Benjamín Morales [Entrevista] 2011, loc. cit. 103 despertar emociones entre aquellos que las escuchan. Podemos decir entonces que estas músicas se han arraigado en Culiacán y en los culichis – así como en otros espacios de la entidad sinaloense gracias a que dichas melodías llegan a sus consumidores como un vehículo que se manifiesta entre el goce y satisfacción a lo que también agregaríamos nostalgia y añoranza. Ahora bien, de acuerdo al caso que nos ocupa, existía la inquietud por parte de estas agrupaciones en llevar al acetato algunas melodías cuyas letras sobre narcotráfico y narcotraficantes durante estos años, vinieron a recrear el contexto de una época, la producción de estas grabaciones surtiría efecto en el interés de agrupaciones propias de otros estados de la república, que originalmente interpretaban ritmos de acordeón y bajo sexto y que ahora buscaban incursionar en la Tambora sinaloense. Como ejemplo tenemos el caso del interprete Lorenzo de Monteclaro, interprete del género norteño quien realizara su grabación acompañado de la Banda Sinaloense “Los Tamazulas Culiacán” bajo el amparo de discos Columbia de Monterrey Nuevo León141 ante ello tenemos la siguiente opinión de uno de nuestros entrevistados, José Luis Fuentes142quien recuerda al referido cantante y alguno de sus éxitos. Me acuerdo por el 82, Lorenzo de Monteclaro, saco un disco de corridos con banda, donde venía la canción de Lamberto Quintero, Ayer Baje de la Sierra,…”Ayer Baje de la Sierra... ya me estaban esperando”…, cantaba muy bien este Lorenzo tenía muy buena voz.143 Tenemos entonces que las formas de circulación involucran a su vez la memoria, activando el recuerdo personal. Por otro lado, en relación a las formas de 141 Juan José Cueto [Entrevista], loc. cit. José Luis Fuentes, originario de Culiacán Sinaloa, de profesión nos cuenta sus experiencias en torno a las músicas de narcotráfico. 143 José Luis Fuentes [Entrevista] Septiembre 2010, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Culiacán Sinaloa. 142 104 consumo de éstas músicas en el ejemplo anterior se destaca el gusto por las interpretaciones de corridos de narcotráfico con música de banda, recurso utilizado a partir de la década de los 80’s generalmente por agrupaciones e intérpretes que originalmente se dedicaban al género de acordeón y bajo sexto. De este modo, la circulación discográfica dependerá del público que desee alcanzar, por ello se realizan una serie de modificaciones al momento de la producción, pensando en aquel que va consumir la música, no solamente como objeto mercantil, sino también formando parte de la cultura regional de los individuos, de ahí que se piense en realizar un disco con música de banda e interpretando melodías que hagan referencia a situaciones y lugares ligados con la ciudad de Culiacán, intentando penetrar en la sensibilidad del individuo culiacanense. Por otro lado, agrupaciones sinaloenses comenzaban a incorporar en sus producciones musicales, melodías propias de la región del noreste, así encontramos a Los Llaneros de Guamúchil, interpretando “Alfonso y Ceferino” y “Julián del Real” bajo el sello de discos Sinaloa propiedad de Luís Jiménez Chávez, todo esto producto de una estrategia mercantil que surtiría efectos posteriores. En adelante, agrupaciones cuyo repertorio era conocido por una variada interpretación de melodías románticas sacan a la venta discos donde incorporan “corridos de la mafia” este es el caso del grupo “Los Caminantes” quienes bajo el sello de Discos Rocío, de Guadalajara Jalisco, promueven los temas “La Mafia Muere” y “La Muerte de la Mafia”. Sucede lo mismo con el cantante Lino Lujan quien promociona Clave 7 (1983) con Discos Peerles de México. Otro de los elementos encontrados como estrategia mercantil por parte de las disqueras encargadas de promover grupos musicales, es el hecho de utilizar nombres que resultan atractivos para un público en específico, un caso particular es el de “Dueto Frontera” quienes, a decir de Don Juan José Cueto Díaz, son originarios de Michoacán, pero adoptaron ese nombre artístico por petición de su disquera Discos y Cintas Melody, incorporando corridos de contrabando en su 105 repertorio como es el caso de “Dos Traficantes” incluido en el disco “cachetitos de durazno” (1984). Al año siguiente, los corridos de narcotraficantes aparecen como el tema principal de las producciones musicales, siendo esto también una estrategia de mercado por parte de las disqueras, es el caso de Luís y Julián y su conjunto con los temas “Caro Quintero” y “Numero 5-8-5”, de igual forma encontramos a Rubén Rodríguez “La Captura de Quintero144”, bajo la marca de Discos GAS de México (1985). Por su parte, Los Cadetes de Linares aparecen con su éxito “Hierba Polvo y Plomo” (1986). Otro de los factores que influyeron en la circulación discográfica se gestó precisamente en la década de los ochentas, con la aparición de la tecnología digital se permitió la grabación de las ondas de sonido, los llamados cassetes, por su parte, la segunda etapa aparece a mediados de la década de los noventas, mp3 -, misma con la que se buscaba ampliar la capacidad de almacenamiento de los archivos musicales, fue así como se extendieron sus formas de circulación de manera informal de lo que hoy conocemos como “piratería discográfica” Por otro lado, el cambio generacional en estas músicas y sus consumos se ve reflejada en el surgimiento de grupos norteños cuya descendencia parte de familias dedicadas al oficio musical, es el caso de “Los Nuevos Rebeldes”, cuyo parentesco con los Rebeldes del Norte, les permite continuar con la vigencia de una tradición familiar. Dicha agrupación surgida en la década de los 90´s tiene por característica la interpretación de las músicas de narcocorrido, amenizando fiestas particulares y posteriormente entrando en el gusto de la juventud sinaloense, presentándose en espacios abiertos. Son iniciadores de una nueva forma de interpretación de estas músicas, cuya característica es la exaltación de las figuras de los narcotraficantes 144 En referencia a Rafael Caro Quintero, narcotraficante de la época, quien acaparó los medios de comunicación desde 1984 a raíz del decomiso de droga realizado en noviembre del mismo año en el rancho denominado “El Búfalo” y meses más tarde tras su detención el 4 de abril de 1985 al respecto véase, Julio Sherer García, “El sexo que camina, corre, sueña”… [Entrevista a Rafael Caro Quintero] en Revista Proceso nº32, Edición especial, Los Rostros del Narco primera parte, Febrero 2011, pp. 13 – 14 106 además de hacer referencia no solamente al tráfico de drogas sino al lujo y los excesos de aquellos quienes se dedican al ilícito de las drogas. Sobre esta agrupación comenta Cueto Díaz Los nuevos Rebeldes, hijos de los Rebeldes del Norte, ellos empezaron gracias a la oportunidad que les brindó Luis Jiménez Chávez, el mismo de Discos Sinaloa, que ahora lleva por nombre Discos Sol. Tienen un ritmo muy fresco pero un estilo muy parecido a sus parientes, todos ellos son familia de músicos.145 Los narcocorridos surgen tras la prohibición de las músicas de narcotráfico y narcotraficantes en la radio a finales de los ochentas, iniciando a principios de los noventa con la utilización de un nuevo vocabulario y ejecución musical, ésta forma de interpretación ha tenido presencia hasta tiempos actuales en los espacios donde centramos nuestro estudio. Tanto Culiacán, Tijuana y Los Ángeles, California, son portadores de una circulación musical que se refleja en el hecho de que dentro de dichas ciudades se generan consumos por parte de los sinaloenses que ahí habitan, de ello hablaremos más adelante. Por ahora, continuando con las formas de circulación de estas músicas, hablaremos respecto a su difusión en la radio sinaloense. 3.2.DIFUSIÒN DE LAS MÚSICAS DE NARCOTRAFICANTES EN LA RADIO SINALOENSE. NARCOTRÁFICO Y En este apartado destacamos la participación de las radiodifusoras en la circulación de las músicas de narcotráfico, de ahí la importancia de la utilización de testimonios que fueron parte importante en este proceso, con el fin de desentrañar los elementos que dieron origen a un gusto musical derivado del consumo de las músicas de narcotráfico por parte de los sinaloenses. 145 Juan José Cueto [Entrevista], Octubre, 2010, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Culiacán Sinaloa. 107 Es así como iniciamos con el testimonio de Olegario Contreras Rubio, locutor de la XECQ, quien cuenta con 50 años de experiencia en la radiodifusión, en su segmento “Las Rancheras de Contreras”, caracterizado por transmitir música norteña y Banda Sinaloense, interactuando con el gusto musical de los radioescuchas a manera de complacencias. En relación al gusto por la música norteña y su etapa de auge, Contreras Rubio pone como ejemplo a“Los Tigres del Norte” como integradores del gusto musical de los sinaloenses, argumentando la importancia de su estilo y ejecución musical. Hacia la década de los 70´s comienza la influencia de música norteña, la redova, el acordeón, el bajo sexto y en algunas ocasiones el saxofón, que le dan el toque que ahora tienen los tigres del norte, que les da ese toque de originalidad, tú te das cuenta que en ese grupo no hay grandes cantantes, no hay grandes voces, pero hay estilo, tiene su estilo y la música de ellos es lo que a la gente le ha gustado.146 Sobre los inicios de esta agrupación nuestro entrevistado nos comenta que los oriundos de Rosa Morada, Mocorito, decidieron probar suerte en los Estados Unidos. Al llegar a la frontera y tras enfrentarse con dificultades para cruzar hacia California, decidieron hacer uso de su conocimiento musical para ganarse unos pesos mientras cumplían su objetivo. Así fue como empezaron a tocar en la avenida Revolución de la ciudad de Tijuana, sobre ello agrega Es la fiesta, es la alegría de Tijuana, ahí empiezan los Tigres del Norte a cantar en las esquinas a cantarle a los que estaban pistiando 146 Olegario Contreras Rubio [Entrevista] Octubre 2010, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Culiacán Sinaloa 108 a quien tenía ganas de echarse una rola.. Y ahí nacen los Tigres del Norte como lo que ahora se conoce por Chirrines147 Sin embargo, según lo dicho por el entrevistado, podemos agregar que sus primeros trabajos como agrupación musical de manera informal se dieron hacia mediados de los sesenta, poco antes de que grabaran un primer LP, titulado “Juanita la traicionera” (1968) y decidieran cruzar la frontera hacia los Estados Unidos. Fotografía de Los Alegres de Rosa Morada, nombre inicial de la agrupación148 El argumento anterior recrea el origen de la agrupación, pero además de ello da a conocer las formas de circulación musical, al referirse a los espacios donde esta música tiene presencia e interactúa con aquellos que la consumen y expresan en ellos sus emociones acompañados por el goce y la festividad; es así como estas 147 Ibíd. La vestimenta campirana, así como la utilización del contrabajo o “tololoche” dan muestras de sus inicios en la interpretación musical la fotografía puede localizarse en http://foro.univision.com/t5/Los-Tigres-del-Norte/Copilacion-Fotos-Y-Reportajes-de-variosconciertos/td-p/73974230/page/2 148 109 músicas se trasladarían hacia la frontera, posteriormente llegando hasta la ciudad de Culiacán donde la agrupación interpretaría su éxito “Contrabando y Traición”, ocupando un lugar en las estaciones radiofónicas. Sobre la difusión de las músicas de narcotráfico en la radio y el impacto de la “Camelia” en la población sinaloense nuestro entrevistado nos comenta lo siguiente: La hicieron tan famosa los Tigres, que la gente empezaba a pedirlas en la radio, en complacencias, esas cancioncitas de lo que ahora les llaman narcocorridos, parecía que no le iban a hacer daño a nadie, pero estaban bonitas las canciones, ese fue el inicio del narcocorrido.149 Los Tigres del Norte, Contrabando y Tracción (1974) Discos Gamma, edición Golondrina. 150 Lo dicho por Contreras Rubio, deja entrever la aceptación hacia estas músicas, tanto para aquellos que se encontraban detrás de los micrófonos transmitiéndolas como para quienes recibían y consumían, apropiándola como parte de su entorno 149 Ibíd. La imagen que se proyecta en la portada se puede interpretar como una muestra de la idea musical de la agrupación, la bandera mexicana incrustada en el bajo eléctrico y la vestimenta, similar a los músicos de rock and roll de la época, nos muestran un grupo cuya oferta estuvo dirigida al publico alojado en la frontera México.- Americana, la fotografía puede encontrarse en: http://foro.univision.com/t5/Los-Tigres-del-Norte/Copilacion-Fotos-Y-Reportajes-de-variosconciertos/td-p/73974230/page/2 150 110 y su cultura, vemos entonces como su difusión permeo en la mentalidad de los radioescuchas sinaloenses, esta reflexión la hacemos de acuerdo al siguiente comentario de nuestro entrevistado. En ese tiempo no había restricción para su transmisión, porque la música nació como cultura, y la música norteña, con “la camelia” a la gente no le afectó porque todavía no tenía esa deformación cultural del narcotráfico, ese tipo de música, esas canciones no afectaron en nada a la música norteña porque traen su esencia y traen su estilo151 De acuerdo a lo anterior, vemos como en relación a las músicas de narcotráfico desde entonces existía una vinculación entre la difusión, su aceptación y más tarde la tolerancia hacia aquello que se convirtió en la conformación de un gusto musical y que había nacido como cultura, impregnando en la sensibilidad de los sinaloenses, esto se demuestra debido al surgimiento de diversas agrupaciones que interpretaron la música de narcotráfico, quienes buscaban satisfacer una demanda existente y en el afán de llegar al público sinaloense, de lo que Contreras Rubio, nos comenta, con respecto al impacto que tuvo el papel de la radio en la difusión de estas músicas. “la radio tiene una gran penetración que si un señor escucha la música de narcotráfico, ¡le da gusto! y se hecha su traguito de caguama y pega un gritito, porque la música de narcotráfico de eso te habla de la parranda, de la tomada”152 Sin embargo, de acuerdo con Contreras Rubio, hacia 1987, la raíz de la prohibición se encuentra en gran medida una vez que los narcotraficantes comenzaron a convertirse en personajes públicos, dando a la necesidad por parte de las instituciones gubernamentales de prohibir estas músicas, sobre ello nos comenta. Nos estaba golpeando muy fuerte la música de narcotráfico, porque el narcotraficante ya era un personaje entonces ellos se daban el lujo 151 152 Ibíd. Ibíd. 111 de pagarle a un buen conjunto musical, y por nuestra parte había que tocar ese corrido porque la gente lo pedía y entonces ese corrido se oía en todos los automóviles con los muchachos jóvenes y no nomás con los jóvenes, la sociedad en general en sí, los carpinteros, el albañil, el taxista, todo mundo nos gustaba oír música del narcotráfico fue entonces cuando hubo necesidad los gobiernos, de pedirle a los radiodifusores, que dejaran de tocar tanta música del narcocorrido 153 Esto nos deja claro el papel de los locutores, en ese juego entre lo permitido y lo tolerado, ya que por un lado había que cumplir con las reglas establecidas, más sin embargo no desmiente la existencia del gusto musical en los sinaloenses que demandaban estas músicas. De acuerdo con Contreras Rubio, un corrido de narcotraficantes puede influir negativamente en la población, aunque dentro de esta música existen temas cuyos mensajes representan, para los sinaloenses que gustan de escucharlas, características que apropian como suyas de esto comenta en relación al tema de Lamberto Quintero. Un corrido que influyó mucho fue el de Lamberto Quintero, sonó bastante, porque ese corrido pegó tanto, ese si nos lo pedían mucho, y no tenía pues mucha cuestión de meterle a la gente mensaje malo, era un corrido muy bonito que lo tocaban con banda. Lo tocaban muy seguido; entonces todo mundo cantaba Lamberto Quintero, su mensaje habla un hombre de rancho, franco, un hombre muy sinaloense, que tuvo la mala suerte de meterse al negocio de narcotráfico y tan se metió que terminó como terminó, pero fíjate que a pesar de ello la gente lo aceptaba, y me lo pedían, en las complacencias.154 153 154 Ibíd. Ibíd. 112 Con el argumento anterior damos cuenta de cómo las músicas de narcotraficantes pueden generar diversas representaciones, el impacto del tema Lamberto Quintero, como ejemplo del caso, destacan estos elementos como son su interpretación con música de banda, lo que contribuye a cohesionar no solamente el gusto musical sino también un factor de identificación entre los sinaloenses que gustan de estas músicas. Del mismo modo, más allá de destacar las características del personajenarcotraficante, Contreras Rubio, resalta particularidades que relaciona con el individuo sinaloense, tomándo estos rasgos como parte de la cultura regional, esto para ejemplificar la proyección que tuvo la melodía en el publico sinaloense lo cual nos indica también que las formas en que la reapropiación del mensaje que se genera de la melodía manifiesta a su vez consumos diversos de quienes gustan de escucharlos. Cabe mencionar que dentro de las melodías que versan sobre los personajes dedicados al ilícito de las drogas, el tema de Lamberto Quintero no hace alarde de ello, la construcción de este personaje a través de la melodía permeo en el imaginario de los sinaloenses e incluso tuvo implicaciones más profundas. No es extraño entonces que Antonio Aguilar lo haya llevado y traído por todo el territorio nacional como parte de su peculiar oferta discográfica interpretado musicalmente con tambora y que años más tarde fuera llevado a las salas de cine155, a mediados de los ochentas.156 Tenemos entonces que las músicas de narcotraficantes se manifiestan entre imaginario y representación, algunos de estos personajes figuraron en diversos medios de comunicación lo cual provocó que se explotara la industria musical como un recurso que además de generar ganancias económicas contribuiría a 155 De esto cabe destacar la importancia comercial que significaba llevar acabo un filme relacionado con el tema del narcotráfico, algo muy común para estos años y constantemente anunciados en la prensa local. 156 Iván Javier Mendoza Castañeda, “El narcocorrido en el cine”, en Memorias de V Encuentro Nacional de Estudiantes de Maestría y Doctorado en Historia, Guanajuato, Universidad de Guanajuato, 2010, pp. 356 – 363, al respecto véase también, Karla Galindo Vázquez, “Representaciones simbólicas de la violencia en las narcopeliculas”, en Memoria del XVII de Historia Regional, “Historia de la violencia, criminalidad y narcotráfico en el noroeste de México”, IIES, UAS, 2002, pp. 265 – 269 113 construir la figura del narcotraficante. Es en este plano donde la radio se convierte en un vehículo integrador del gusto por las músicas de narcotráfico y narcotraficantes, hasta antes de que prohibieran su difusión (1987). Sin embargo, esto no se da como algo aislado sino como una continuidad en el entendido de que las músicas del género norteño y tambora sinaloense son apropiados por aquellos que gustan de escucharlas y dentro de estos, los temas que versan sobre el tráfico de drogas y sus actores, forman parte de dicha variedad musical en la que los sinaloenses expresan sus emociones. Es ahí donde estas melodías sobrepasan la barrera de lo imaginario para convertirse en una manifestación musical que mantiene su arraigo en el gusto del público sinaloense como un vehículo que representa situaciones ligadas a una realidad regional, donde las estaciones radiofónicas tomaron un papel importante. Otras estaciones donde las músicas de narcotráfico hacían presencia eran la XEWS y XENW las cuales también le daban cabida a agrupaciones locales del género norteño, tal es el caso de “Los Rebeldes del Norte”, sobre sus inicios en la radio, encontramos la siguiente nota Su primera presentación fue en 1972, en la tienda competidora de “Nacho Campos”, para posteriormente realizar un programa en la XEWS que tuvo duración de un año debido al éxito obtenido. También permanecieron en la “Ruleta Musical Norteña” en la XENW, donde dirigía Armando Xavier López, este programa duró 3 años157 De acuerdo con la programación de las radiodifusoras, en específico la XENW y su vinculación con los conjuntos musicales de la localidad, uno de nuestros entrevistados, Humberto Astorga Almanza158, nos comenta. Eran programas para mantener el contacto con el público, en el caso de “Dígalo Cantando” y “Complacencias”, eran programas donde la 157 El Debate de Culiacán, 13 de Enero de 1984, 16 C Dedicado a la locución desde 1962, con una vasta experiencia y conocimiento en la música regional, antiguo locutor de la XENW, nos cuenta sobre la programación radiofónica correspondiente a los años que comprenden nuestro estudio. 158 114 gente pedía sus canciones. También teníamos como te comentaba, “Ruleta Musical Norteña”, ese programa tenía como característica involucrar a tiendas comercializadoras, patrocinadores que anunciaban sus productos en los intermedios del programa, amenizado a su vez por grupos norteños locales159 De esta manera, existía una circulación de músicas de narcotráfico de “Los Rebeldes del Norte”, difundidos en las estaciones de radio referidas donde destacan los temas “El Pata Postiza”, “El de la Sotana Negra”, éxitos de la agrupación que se encontraban en el gusto del público local.160 Otra de las agrupaciones que mantuvo un marcado éxito en las radiodifusoras fue “Los Luceros del Saucito”161, los cuales en los inicios de su carrera musical recibieron la oportunidad de la radiodifusora XECQ, donde tuvieron una constante participación, apoyados por el locutor Olegario Contreras, para participar en los programas en vivo que la radiodifusora llevaba a cabo en las colonias de Culiacán, los temas interpretados por esta agrupación eran considerados la novedad del momento gracias a su éxito obtenido.162 Su trabajo era divertir a los asistentes del evento, de ahí que la gente disfrutara de su espectáculo musical, entonando sus éxitos entre los que se incluían corridos de narcotraficantes, sobre esto nos comenta Juan José Cueto Díaz Luceros del Saucito, es un grupo de aquellos años ahí inicio Pepe Cabrera, grupos locales pues muy conocidos, ellos pegaron mucho 159 Humberto Astorga Almanza, [Entrevista] Octubre, 2010, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Culiacán Sinaloa. 160 El DEBATE de Culiacán, Op, cit. 161 Para conocer más sobre esta agrupación musical y sus integrantes, véase Mario Sánchez Aguirre, “Historia de la Música Norteña en Culiacán vista a través de sus músicos 1970 – 1990”, Tesis de Maestría, Universidad Autónoma de Sinaloa, Junio, 2007, 239p. 162 Olegario Contreras Rubio, [Entrevista], loc. cit 115 con un “corrido gallo”, el de “Tanito Martínez”, el disco de ellos yo lo vendí mucho, nomás por ese corrido163 Aunado a esto, hemos mencionado en páginas anteriores, es importante la colaboración de los editores – empresas radiofónicas e integrantes de las casas disqueras – en torno a la selección de los temas que incluirán las grabaciones de los grupos musicales, esto pensando en el público al que va dirigida dicha música. La idea musical de estas agrupaciones buscaba llegar hacia aquellos que habían migrado de estos lugares para asentarse en la ciudad de Culiacán, tenemos entonces, que aquel individuo que decide dejar su lugar de origen para dirigirse a la ciudad, se lleva consigo aspectos que penetran en su sensibilidad e identificación. Por otro lado, algunas agrupaciones del género norteño, buscaban innovar en cuanto a los estilos y formas de ejecución, con el objeto de llegar hacia públicos diversos, de modo que, las músicas que en un principio serían destinadas a los individuos oriundos de las zonas rurales llegarían hacia los habitantes del medio urbano, cuyo origen no necesariamente correspondía al medio rural, como ejemplo tenemos el siguiente testimonio, oriundo de la ciudad de Culiacán, José Luis Fuentes quien nos cuenta su particular gusto por “Los Tigres del Norte” y la música de acordeón y bajo sexto. Te decía, para el 78,’79, tenía toda la colección de los Tigres... y sabes... Tienen otros temas también chuscos, como ese del celular, la dieta, temas divertidos… te sientes atraído por el género norteño.164 Los consumos hacia las músicas de narcotráfico surgen entonces como una continuidad del gusto por el género musical norteño, en tanto que las formas de circulación son diversas, nuestro entrevistado comenta sobre su primer contacto con las melodías alusivas al tráfico de drogas en la obra de Los Tigres del Norte, 163 164 Juan José Cueto Díaz, [Entrevista], loc. cit. José Luis Fuentes, [Entrevista], loc. cit. 116 quienes para principios de los setentas aun no gozaban de un amplio reconocimiento del público sinaloense, como sucedería en años posteriores. Escuché la camelia desde que salió, en el 72165, con Camelia y Emilio, ¡claro!, pero te diré que yo no sabía que ese grupo era de acá de Sinaloa; mis compañeros y yo acostumbrábamos comer en un restaurante, en nuestras horas libres que eran pocas, pues aprovechábamos para echar la platicada y tomarnos una que otra… ahí en ese restaurante había una rocola, recuerdo que ahí la escuche por primera vez166 Tenemos entonces que la circulación de las músicas en ocasiones no depende de sus formas originales, esto también conlleva la variación en las formas de apropiación y la modificación de los gustos musicales, un ejemplo de esto es el testimonio que nos comparte Jesús Salazar167, al hablarnos sobre su primer contacto con las músicas de narcotráfico. Pues como a los trece o catorce años, cuando estaba en la secundaria, pero recuerdo que primero me gustaba mucho la música en inglés porque era la que estaba de moda, la escuchaba en la radio por ejemplo, había una estación que a cierta hora transmitía esa música. Lo de los corridos fue después, cuando un amigo, compañero de ahí de la secundaria me prestó en aquel entonces un 165 Aunque como ya mencionamos dicha grabación circuló en México hasta 1974, por lo que existe una variante con la fecha mencionada por el entrevistado, además, como el mismo José Luis Fuentes lo afirma, podemos decir que la agrupación comandada por los hermanos Hernández, no contaba en su momento con el reconocimiento del publico sinaloense. 166 Ibíd. 167 Jesús Salazar, Oriundo del poblado de la Presita, Sinaloa, nos cuenta anécdotas personales que dieron origen a su gusto musical por las músicas de narcotráfico. 117 cassete de los Incomparables de Tijuana, y de ahí en adelante me gustaron168 Damos cuenta que diversas músicas llegan a causa de las modas y con la colaboración de las empresas radiofónicas hacia diversos lugares, donde reciben aceptación por parte de los jóvenes, sin embargo – como vemos en el ejemplo anterior – el gusto por las músicas propias de la región se impone a su vez, las circulación se relacionan con lazos afectivos entre los consumidores. Los anteriores ejemplos nos permiten mostrar la existencia de una libre circulación de los corridos de narcotraficantes en tal proceso, como ya hemos mencionado, juegan un papel primordial tanto las empresas discográficas como las radiodifusoras. Esta última lo haría hasta 1987, cuando por decreto gubernamental se prohíbe la transmisión de las músicas de narcotráfico, argumentando su propaganda hacia la violencia y la trasgresión. Sin embargo, esto no fue impedimento para que la producción y circulación de estas músicas siguiera su curso, de ello hablaremos en el siguiente apartado, acerca otras formas de circulación hacia estas músicas las cuales no dependen necesariamente del material discográfico. 3.3.- OTRAS FORMAS DE CIRCULACION MUSICAL: LOS CORRIDOS “ANONIMOS” Y “LA HUIPA” Existen temas que si bien jamás llegaron a un estudio de grabación de igual forma impregnaron en el gusto de los habitantes de comunidades pertenecientes a la entidad sinaloense, convirtiéndose en melodías que se han mantenido por generaciones y que aun se conservan en la memoria de sus pobladores, que contribuyen a despertar la sensibilidad de aquellos que comparten situaciones cotidianas, anécdotas inolvidables. 168 Jesús Salazar, [Entrevista] Septiembre 2010, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en La Presita, Sinaloa. 118 En relación a esto, los corridos por su composición lírica como crónica cantada y facilidad de interpretación son capaces de contar acontecimientos, valores, creencias e historias de un pueblo y mantenerse arraigado en el mismo sin perder su vigencia, de esta manera son portavoces de un sinfín de elementos entre los que se encuentra despertar el sentimiento de aquel que encuentra en las letras de un corrido, recuerdos que gracias a la tradición oral, no han muerto. Ahora bien, de acuerdo al caso que nos ocupa, en cuanto a las formas de circulación de las músicas, estos pueden llegar a representar la cotidianidad de un pueblo a partir de acontecimientos y figuras construidas por compositores “anónimos” a quienes se les llama de esta forma por no ser conocidos en el medio artístico y musical, pero son ellos mismos quienes pertenecen y reflejan el acontecer del entorno que relatan en sus composiciones. Es este el caso de Maximiliano López Osuna, oriundo de Pericos, Mocorito Sinaloa, quien además de dedicarse a la cría de ganado, ocupaba sus ratos de esparcimiento para satisfacer una afición muy particular: compositor de corridos. “El Güero”, como era conocido entre los habitantes del poblado, falleció hace más de treinta años, pero dejó en su haber numerosas composiciones. Moisés López Peñuelas, hijo del antes mencionado, nos cuenta respecto a la forma en la cual Maximiliano realizaba sus composiciones, inspirado en situaciones que sucedían en el pueblo y en personas que eran conocidos por los sus mismos habitantes. Componía los corridos en sus ratos libres, lo hacia mas bien como distracción, él era vaquero, entonces allá entre el monte se agarraba a componer, mi padre no tuvo escuela, lo que hacia era aprenderse las letras de memoria, luego me las cantaba a mi trataba de darles tonada y yo las anotaba en una libreta, así fue juntando varios; compuso también de carreras de caballos, a los barriqueros, muchos corridos. Esas son cosas que pasaron en Pericos, y a lo mejor 119 solamente una persona que sea de ahí, los pueda entender, son acontecimientos que pasaban en la región.169 Como vemos, los hechos que ocurren en una población se mantienen vivos gracias a que estas melodías circulan, ya no a través del disco, ni la radiodifusión, esta vez con la herramienta fundamental de la oralidad. Esta función que cumplía el corrido en esencia – es ahí de donde se desprende su nombre –, corriendo la voz por las plazas y lugares públicos donde había reunión de personas que habitaban el poblado y buscaban enterarse de los sucesos mas importantes, continuaba vigente como medio de comunicación en aquella época de mediados de los setenta, cuando Maximiliano se encargó de relatar acontecimientos que formaron parte de la cotidianidad del poblado de Pericos y sus alrededores, de ello nos comenta Moisés. A mi papá nunca le pidieron un corrido por encargo, el componía por gusto, por afición, por una emoción, componía a gente que el conocía, de ahí de pueblo, amigos de él, de aquel que se robó a una muchacha, hasta un pleito de una cantina, cosas que pasaban en el pueblo170 Es también en esta época cuando Maximiliano incursiona en composiciones dedicadas a personas de quienes era bien conocido – entre los habitantes de Pericos – su oficio en el trafico de drogas, lo que aquí llamamos, corrido de narcotraficantes, sin embargo, una de las características de estas letras es que mas allá de hacer énfasis en su actividad ilícita, recrea en estos personajes atributos como honor, valentía, entre aventuras, tragedias, toda una serie de vivencias que quedan plasmadas en esas estrofas y se transforman en recuerdos que aun perduran, aquí un ejemplo de estas composiciones. 169 Moisés López Peñuelas [Entrevista] Mayo 2011, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Culiacán Sinaloa. 170 Ibíd. 120 Ocho balazos le dieron Con arma de r15 Por su compadre Hernán No le pesaba morirse. Chuy Bruna ya se murió Que Dios lo tenga en el cielo Sus amigos lo extrañamos Porque era buen compañero171 Los corridos compuestos hacia estos personajes se distinguen de los llamados corridos por encargo, donde el compositor recibe una paga para ensalzar y enaltecer la figura del protagonista, debido a que el autor de estas letras – como las que mostramos anteriormente - le imprimía su propia sensibilidad al suceso que buscaba relatar a través de esos versos, de ahí que se hable de nostalgia ante la muerte de este individuo con quien compartía lazos afectivos, pero que además era conocido entre los habitantes de la comunidad. En otro de los acontecimientos relatados por Maximiliano, se encuentra aquel donde se destaca la valentía de sus protagonistas, quienes se enfrentan a las autoridades por defender su vida, versos que cumplen con los elementos de un corrido tradicional, siendo la épica172 el ingrediente principal de estas composiciones. Voy a cantar un corrido Nomás le ponen cuidado Hernán se agarró a balazos Con treinta y cinco soldados. Tres horas echaron bala Los soldados con Hernán Lo querían hacer pedazos Porque mató al capitán Llegaron a donde estaba Y el capitán se rajó Hernán sacó su pistola 171 Corrido de “Chuy Bruna”, composición de Maximiliano López Osuna. En la época medieval la épica, género literario en el cual el autor presenta en forma subjetiva los hechos, era utilizada en los romances de ciego para relatar historias truculentas y fantásticas otras más cotidianas de valientes, seducciones, crímenes, al respecto véase, Miguel Berlanga, Romances y Corridos, Op, cit., pp. 2 – 3 172 121 Y tres balazos le dio.173 De esta forma, no se descarta que el binomio entre ficción y realidad este presente en estos temas, la subjetividad que el compositor le imprime va de la mano con estos eventos a los que se busca darles una especie de heroicidad vinculada con el entorno en el que se cuentan los hechos; esta disputa entre el bien y el mal, que se define también de manera subjetiva - construye figuras que trascienden en la memoria a través del corrido compuesto en su honor. Por otra parte, si bien estos temas no llegaron a grabarse e incluirse en un formato comercial, era el mismo compositor quien realizaba las grabaciones de estos temas de una manera muy particular buscando con ello poder conservar parte de su material, sin el afán de lucrar con este, solo por la afición de componer, así nos cuenta Moisés López Peñuelas. Esos corridos nunca los grabó ningún conjunto, ni en estudio de grabación, mi padre los hacia por afición en una grabadora normal, el ponía su cinta y se agarraba a cantar los corridos así nomás, todavía hay algunas cintas entre la gente de Pericos174 Como vemos, el hecho de que una composición no recibiera promoción por parte de los medios masivos y comerciales, no significa que no gozaran de reconocimiento entre los sinaloenses – específicamente nos referimos a los habitantes del poblado de Pericos, Sinaloa. Esto nos indica que entre los factores que generan el gusto y el arraigo hacia las músicas de narcotraficantes esta presente el recurso de tradición oral y la memoria, como elementos encuentra manifestaciones concretas a través de estas melodías. Este es solo un ejemplo de muchos que seguramente existen en las diversas poblaciones que componen el estado sinaloense, ligadas al contexto de una época donde el narcotráfico se hacia cada vez mas visible en la entidad. 173 Corrido de “El Capitán y el Teniente”, composición, Maximiliano López Osuna, para encontrar la letra completa del corrido véase anexos, p. 242 174 Moisés López Peñuelas [Entrevista], loc. cit. 122 Otra de las formas de circulación de las músicas de narcotraficantes interpretadas con tambora corresponde a aquella que se hace llegar a los consumidores con el fin de amenizar eventos y festividades propias de su cotidianidad, o simplemente por el gusto de escuchar “una hora con tambora” frase común dentro del gremio musical de las bandas sinaloenses. Es ahí cuando surgen las llamadas “huipas”, lo que significa un constante peregrinar para los músicos en busca de clientela dispuesta a contratar sus servicios. Sobre esto nos habla Alfonso Landeros, músico de profesión, al compartirnos lo siguiente. Cuando me inicie en la música de banda seria a mediados de los setenta, participaba en lo que nosotros llamamos “Terribles”, se trata de formar una agrupación con músicos de diferentes bandas, y como éramos muy jóvenes, por el atrevimiento y las ganas de comenzar a tocar no nos importaba ganar mucho, y así fue, recuerdo que iniciábamos tocando en las cantinas, eventos particulares, fiestas familiares. Te puedo decir como músico que lo que la gente pide tiene que ver con el sentimiento, y los corridos que hablan sobre personajes del narcotráfico en Culiacán son muy comunes cuando la gente quiere andar alegre, por un gusto, es por eso que yo te digo que hay una música para cada ocasión175 En relación a esto, durante su trayectoria como ejecutante de la tambora sinaloense, nuestro entrevistado recuerda que el gusto musical de los culichis hacia las músicas de narcotraficantes se manifestaba con más fuerza hacia los años ochenta de acuerdo a las melodías que en aquellos años eran solicitadas por quienes consumían estas músicas, al respecto nos comparte la siguiente anécdota. 175 Alfonso Landeros, [Entrevista] Abril 2011, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Culiacán Sinaloa. 123 Recuerdo haber tocado corridos de esos personajes del narco, ya para los ochentas, antes había corridos de esos pero no eran tan sonados, ya en los ochenta se oía el corrido de Pedro Avilés, por ejemplo, ese que “le apodaban licenciado”, era muy sonado, lo pedían mucho176 De esta forma las músicas de narcotraficantes se interpretaban y llegaban a los culiacanenses a través de dichas prácticas como una alternativa más para satisfacer un gusto musical compartido ese era el papel de los intérpretes de tambora sinaloense, quienes cumplían con las demanda musical que solicitaban sus clientes. En este sentido, tanto agrupaciones que interpretaron acordeón y bajo sexto como tambora sinaloense incursionaron en la interpretación de músicas de narcotraficantes, sin embargo la promoción que se efectuaba por parte de las disqueras correspondía a una proyección local y de ejemplares limitados, esto impedía que dichos temas llegaran hacia un mercado más amplio. 3.4.- INTÉRPRETES Y SUS ESPACIOS DE ACTUACIÓN: PROPAGANDA DE LAS MÚSICAS DE NARCOTRAFICO, NARCOTRAFICANTES Y NARCOCORRIDOS De igual forma hacían sus presentaciones en cantinas y lugares de esparcimiento, aquí intervienen las dueños de empresas de espectáculos en la circulación de las músicas de narcotráfico y narcotraficantes es el caso de Emilio Leal Arballo, propietario de Discos E.L. A. y del centro nocturno que llevaba por nombre “Los Jacales”, donde hacían presencia diversas agrupaciones locales, ante esto contamos con el siguiente testimonio La primer vez que vi a los Luceros del Saucito fue en “Los Jacales”, después Pepe Cabrera se inició solo, ya le empecé a agarrar el gusto… y fue cuando comencé pistiar, me acuerdo que me metía a la 176 Ibíd. 124 brava ahí, pues antes no era tan estricto para entrar a esos lugares, había una semana de Lluvia de Estrellas se presentaban varios grupos, “Los Intocables del Norte”, Lalo “El Gallo Elizalde”177 Otro de los espacios donde circulaban las músicas de narcotráfico era la cantina “La Puerta Negra”, también propiedad de Emilio Leal Arballo, ubicada en la colonia Tierra Blanca, ahí hacían presencia grupos de acordeón y bajo sexto, así como de música campirana. El corrido “La Banda del Carro Rojo” lo escuché con Pepe Cabrera, en la cantina “La Puerta Negra”, yo trabajaba en una obra, ahí en Tierra Blanca, y los días de raya nos íbamos a echarnos unas cervecitas, ahí tocaba también Emilio Leal, que era el dueño del lugar, con Diego su primo, formaban un dueto178 Otra de las agrupaciones que – como mencionamos anteriormente – formaron parte importante de una generación de músicos que hicieron carrera en el ámbito local fueron, Los Rebeldes del Norte, mismos que realizaban constantes presentaciones en “Los Jacales” ya mencionados anteriormente, por lo que podemos decir que las músicas norteñas predominaban en estos espacios de esparcimiento y recreación, donde los asistentes pretendían degustar de bebidas embriagantes además de satisfacer sus gustos musicales.179 De esta forma la interpretación de acordeón y bajo sexto, se presentaba como la atracción principal, pero a su vez alternaba con interpretes de un basto repertorio musical, lo que contribuía a complacer gustos musicales diversos, para un público igualmente diverso, esto gracias al apoyo de empresarios dedicados al oficio del 177 José Luis Parra Valle [Entrevista] Septiembre, 2010, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo] Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000), realizada en Culiacán Sinaloa. 178 Oscar Higuera León, [Entrevista] Septiembre 2010, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000), realizada en La Noria, Imala Sinaloa 179 El Debate de Culiacán, 21 de Mayo de 1984, p. 14C 125 espectáculo quienes encontraron en las músicas una veta importante en la localidad para atraer ganancias económicas. Al hablar de las músicas norteñas y su ejecución en cantinas y establecimientos públicos dedicados a las actividades de ocio, podremos decir que los corridos de narcotráfico y narcotraficantes, al igual que la interpretación del género ranchero acompañado de esta interpretación musical formaban parte del repertorio de estas agrupaciones, como ya hemos mencionado, en caso particular de Los Rebeldes del Norte, eran considerados por la prensa y la radio como uno de los grupos del momento, su actuación musical en estos espacios era solamente parte de la aceptación que recibía del publico culiacanense que gustaba de éstas músicas. Otra de las agrupaciones con marcado éxito a nivel local fueron “Los Bullangueros de San Antonio”, quienes tomaron ese nombre por iniciar su carrera en el poblado de donde son originarios, perteneciente a la sindicatura de Tepuche, Sinaloa, fue en 1977 cuando Emilio Leal les dio la oportunidad de incursionar ya de manera formal en un espacio de actuación, con ese nombre, posteriormente su representante José Beltrán, con miras de realizar lo que seria la primera grabación discográfica los lanza artísticamente como “Los Intocables del Norte”.180 Es en 1984 aparecen como atracción en “Los Jacales” con el mote de “Internacionales”, como estrategia publicitaria, alternando con Fiden Astor y Los Ideales del Valle, agrupación también surgida en la capital culichi181 180 Este dato se puede encontrar en una entrevista realizada a Mauricio Romero, integrante de la agrupación para El Debate de Culiacán, el 3 de Junio de 2009 181 El Debate de Culiacán, 18 de Mayo de 1984, p. 18 C 126 Los Intocables del Norte, de sus primeras grabaciones donde incluyen corridos de narcotraficantes (1986) en www.catalogosinaloense.com En este mismo año, agrupaciones del género norteño aparecen en eventos dirigidos hacia un público más amplio, es el caso de “Los Rebeldes del Norte”, quienes se presentan en “El Patio de Doña Alicia”, del Hotel Tres Ríos de la capital sinaloense, alternando con intérpretes como Lorenzo de Monteclaro, Cornelio Reyna, interpretes que contaban en su repertorio con músicas de narcotráfico y narcotraficantes.182 Cabe mencionar que la propaganda de estas agrupaciones en la prensa dependía en gran medida del costo que los propietarios de dichos establecimientos estuvieran dispuestos a cubrir para difundir sus servicios y con ello la promoción de las músicas, de esta forma en recurso publicitario se convierte en una estrategia importante para proyectar el contenido de la nota y así generar en el consumidor – lector – en este caso, y gustoso de las actividades de esparcimiento amenizadas por agrupaciones musicales, un punto de atracción, esto hace posible diversificar las formas de acceso y con ello llegar a una mayor cantidad de públicos. La prensa se convierte entonces en una vía donde circula la promoción musical, en el caso de las agrupaciones mencionadas anteriormente, éstas contaban 182 El Debate de Culiacán, 13 de Enero de 1984, Op. cit. 127 dentro de su repertorio con temas alusivos al tráfico de drogas y sus personajes, mismos que comúnmente amenizan el evento haciendo aparición horas después de haber iniciado el mismo. La ejecución de los temas de narcotráfico y narcotraficantes depende del número de ocasiones en que los grupos musicales intervienen durante el transcurso de este tipo de eventos, pero sobre todo de las “complacencias”, como se les llama a las piezas que son interpretadas con el fin de satisfacer los gustos del público asistente. Es así como los gustos musicales se relacionan con el estado de ánimo de quienes acuden a dichas cantinas y espacios de recreación donde las músicas de narcotráfico y narcotraficantes hacen presencia acompañados de la euforia y el goce, sensibilidades que son motivadas gracias a los efectos de las bebidas embriagantes. Por otro lado, encontramos la incursión de tambora y conjunto norteño en centros de baile de la capital sinaloense, nos referimos a La Diligencia, donde se presentaban “Los Dinámicos del Norte”, agrupación local, alternando con “Los Tamazulas de Culiacán”183, durante tres días a la semana la participación de dichos géneros musicales en estos eventos seria constante hacia mediados de la década de los ochentas, junto con la interpretación de las músicas alusivas al trafico de drogas y sus personajes. Dicha mezcla entre ritmos de tambora y acordeón se llevaría por primera vez en la entidad a un estudio de grabación durante estos años, a cargo de Los Intocables del Norte acompañados de la Banda Los Coyonquis de Sergio Tapia, dentro de los cortes principales de este disco figuraron dos corridos mismos que fueron compuestos a Baltazar Díaz, narcotraficante sinaloense de esta época: Se les peló Baltazar y Andamos Borrachos Todos. Este último tema seria reconocido como uno de sus éxitos incluso fuera de la entidad sinaloense, interpretándose en eventos televisivos con proyección 183 El Debate de Culiacán, 27 de Mayo de 1984, p. 6C 128 nacional184, lo cual nos demuestra una vez mas la participación de las compañías disqueras y las empresas de espectáculos en la difusión de las músicas de narcotraficantes185 En este sentido, aunque predominaban actuaciones de conjuntos de la localidad no se descartaba la participación de intérpretes de mayor proyección, así como de agrupaciones que una vez surgidas en la entidad sinaloense adquirieran reconocimiento en Estados Unidos, finales de esta década comienzan a divulgarse los eventos de carácter masivo, donde hacían presencia agrupaciones sinaloenses, como es el caso de Los Tigres del Norte, de quienes es importante destacar el poder mediático que los originarios de Rosa Morada, Mocorito representaron – y aun representan - más allá del territorio nacional. Lo anterior lo demostramos a través de información localizada en la prensa local, en marzo de 1988, donde a Los Tigres del norte se les anuncia como ganadores de los premios Grammy en su categoría México-Americana, por su disco “Gracias América sin Fronteras”. A raíz de la premiación, el 23 de abril del mismo año se presentan en Culiacán, teniendo como escenario la explanada del “Parque Recreativo Constitución”. La nota encontrada en la prensa expresaba lo siguiente: “Llegan a Culiacán” Los Ganadores del “Grammy” “Tigres del Norte”, alternando con el grupo “San Diego” y “Siete Leguas”.186 En este sentido, la imagen genera usos variados, pues el hecho de proyectarlos como “ganadores del grammy” pasa a segundo plano, ya que el grupo conformado por Jorge Hernández y compañía, por sí mismo generaba polémica, sobre todo tomando en cuenta que esto sucede un año después de que el entonces gobernador de Sinaloa Francisco Labastida Ochoa presentara un programa estatal suprimiendo la exaltación de la violencia que según el punto de vista 184 Entrevista a la agrupación realizada por el periódico local, Noroeste, puede consultarse en http://www.noroeste.com/expresion/intocable/index.html 185 Aunque cabe aclarar que por el contenido del corrido donde se hace alusión al festejo, música, y el consumo de alcohol, es difícil que este pueda percibirse como un corrido de narcotraficantes a los oídos de quienes no conviven en el entorno sinaloense, de ahí que sea interpretado en eventos llevados a cabo por televisoras nacionales. 186 El DEBATE, de Culiacán, 4 de marzo de 1988, p. 16 C y 23 de abril de 1988, p. 14 C 129 gubernamental, promovía el corrido de narcotráfico y narcotraficantes en todo el estado. Sin embargo, durante la presentación en vivo, Jorge Hernández y compañía no se limitarían en su repertorio musical. A diferencia de las cantinas, mencionadas al principio como espacios en los que circulan las músicas, en donde una de las actividades de ocio es ingerir bebidas alcohólicas acompañadas de las piezas musicales, en los eventos realizados en espacios de actuación mas amplios el disfrute de las melodías va acompañado del baile, lo que presume una convivencia entre hombre y mujer, es preciso mencionar que dicho baile presenta peculiares características que lo distinguen de otros lugares de la República Mexicana, esto expresado en estructuras coreográficas que son consideradas ya una tradición en el noroeste de México y aun dentro de éste, cuentan marcadas distinciones.187 De esta forma, el baile permite a los involucrados una relación estrecha, olvidándose en ocasiones de la letra de la melodía y concentrándose en la danza y la relación afectiva, sin embargo es importante apuntar que en algunos casos, como sucede en este tipo de eventos existe gente que no practica el baile entablando una relación diferente, mas apegada a la escucha y a la letra de la pieza musical. En el caso de las músicas de narcotráfico y narcotraficantes, hablando específicamente de Los Tigres del Norte la interpretación de dichas músicas se convierten en el clímax del evento, donde es común escuchar gritos clifidos como muestra de gozo y euforia, como una forma en la que los asistentes expresan sus emociones. En este sentido los espacios dedicados a la práctica y difusión musical propician las formas de consumo de las piezas dedicadas al tráfico de drogas y sus personajes. Posteriormente, ya iniciada la dedada de los noventa, la interpretación de dichas músicas en conjunto con tambora sinaloense se distingue por insertarle voz al acompañamiento musical, es así como aparecen interpretes como Antonio 187 Respecto al baile y sus implicaciones en la tradición musical norteña, vease Rubén Tinajero Medina, María del Rosario Hernández. El narcocorrido: ¿Tradición o Mercado?, Op, cit. 130 “El Güero” Delgado, en compañía de “La Banda Mocorito”, presentándose en el centro de baile “El Trovador”188 Durante toda esta década proliferaron dichos eventos donde la interpretación de tambora sinaloense era la atracción principal, llevándose incluso a amenizar las fiestas religiosas realizadas en sindicaturas pertenecientes a la capital, tal es el caso del poblado de Quila Sinaloa y los festejos a su santo patrono, mismos que son esperados cada año con ansia por sus pobladores y no pocos visitantes, quienes acuden desde los distintos municipios de la entidad. Ahí aparecen los Intocables del Norte, acompañados de Los Nuevos Coyonquis para interpretar sus músicas entre las que destacan, los corridos de narcotraficantes.189 Es en esta década cuando aparecen en escena Los Tucanes de Tijuana, albergando el concurrido “Estadio Carta Blanca”, cuya función original es la celebración de encuentros deportivos, particularmente Béisbol; sin embargo, gracias a la colaboración de las empresas de espectáculos y compañías cerveceras encargadas de organizar eventos, que estas agrupaciones acuden a amenizar con su repertorio musical. La propaganda anuncia, “El baile de los más buscados”, este mote publicitario hace alusión a un narcocorrido, mismo que funcionó como corte promocional de su disco producido en 1998, notamos que predomina la alternancia musical de tambora sinaloense, siendo los oriundos de Guamúchil Sinaloa quienes se presentan como estelares del citado baile, referidos como una agrupación cuya influencia musical impregna tanto en México como Estados Unidos. De esta forma, la propaganda y circulación musical involucra a otros elementos como lo son prensa, televisión y radio, este baile fue anunciado por los tres medios masivos, incluso a través de las estaciones radiofónicas se ofrecieron boletos de manera gratuita para asistir al evento. Cabe destacar que la interpretación de las músicas de narcotráfico, narcotraficantes y narcocorridos predomina en este tipo de presentaciones donde regularmente las músicas van 188 189 El Debate de Culiacán, 30 de Septiembre de 1992, p. 8C El Debate de Culiacán, 1 de Febrero de 1997, p. 12C 131 subiendo de tono conforme avanza la noche, aunque la interpretación musical depende también de las peticiones del público asistente. Desplegado que acostumbran utilizar las empresas de espectáculos para promocionar eventos 190 musicales, colocándolos en los principales puntos de la ciudad de Culiacán (1999) Este mismo inmueble le daba cabida a diversas agrupaciones del género norteño, conocidas no solo por el publico sinaloense sino también en diversas partes de Estados Unidos, nos referimos a “Los Canelos de Durango”, quienes son originarios de Cosalá Sinaloa, mas toman ese nombre por ser la población de Canelas Durango donde iniciaran su carrera artística, amenizando las fiestas y eventos privados en dicha comunidad. Anterior a la noche del baile en la capital sinaloense, la prensa local, coloca una nota en la que relatan su trayectoria artística, destacando la interpretación de narcocorridos dentro de su repertorio musical. Luego de una intensa gira de trabajo por los Estados Unidos, llegan a esta ciudad Los Canelos de Durango, para festejar en grande sus primeros diez años de carrera artística, sus resonados éxitos han 190 Tomado del libro de Elijah Wald anteriormente citado. 132 traspasado fronteras, sus corridos son muy solicitados, son creadores de innumerables éxitos entre ellos Andan pistiando los plebes, Orden de aprensión y muchos mas.191 Recordemos que, como hemos citado páginas atrás, la petición a censurar los contenidos de las músicas de narcotráfico y narcotraficantes hacia finales de los ochenta no se extendió solamente a la radio sino también hacia la prensa y televisión locales, tras esta nota, expresamos que tal decreto parece obsoleto, trece años después de acuerdo al año en el que aparece en su sección de espectáculos (2000) ante los intereses de la prensa local, en el entendido de que difundir este tipo de reportajes significa recibir un incentivo económico por parte de las compañías promotoras del evento musical, así como de los representantes de la agrupación. De esta forma, la censura de estos temas queda solo en el discurso mas no en la práctica, pues la prensa continua promoviendo la difusión de estos temas tanto en los centros de baile y eventos masivos, como los materiales discográficos que contienen dichos temas. Este ejemplo lo encontramos una vez mas entre las agrupaciones acostumbradas a presentarse en la capital sinaloense, es el caso de “La arrolladora banda El Limón”, de René Camacho, a quien El Debate de Culiacán le dedica una entrevista para promocionar el evento entonces realizado en Salón Las Flores, en dicha nota se cuestiona al representante de la banda respecto a la interpretación de “corridos fuertes” como la prensa los cataloga, a lo que éste responde. Desde siempre en todas las grabaciones siempre participamos con uno, de hecho témenos un disco que se llama Corridos arrolladores, ahí pusimos varios siento que se pasó de la raya está un poquito fuerte, tiene muy poquita difusión radiofónica y se hizo para tenerlo dentro del mercado, gracias al publico que esta haciendo de 191 El Debate de Culiacán, 14 de Abril de 2000, p. 29C 133 ¡Arrolladora! Banda El Limón una de sus favoritas, me encanta, hay buenas ventas.192 Notamos que el interés por parte del representante de la agrupación de incluir músicas alusivas al narcotráfico, sus personajes y sus excesos se debe a las posibles ganancias económicas que puedan generarse con la venta de dicho material, algo que ya en estos años se veía mermado debido al despunte de la piratería discográfica gracias a la utilización de recursos virtuales como Internet. Las notas periodísticas presentadas en este apartado no tienen otra intención que expresar una forma de promoción de las músicas de narcotráfico, narcotraficantes y narcocorridos, así como también destacar los espacios de actuación de los distintos intérpretes que figuraron en la localidad durante los años que corresponden nuestro estudio. Esto como elementos donde circulan y confluyen dichas músicas, con el fin de satisfacer gustos musicales y consumos diversos por parte de quienes asisten a estos eventos, tanto en cantinas como en espacios abiertos adaptados para su celebración, todo esto a pesar de la aparente censura de los medios masivos. Sin embargo, esto no fue impedimento para que la producción y circulación de estas músicas siguiera su curso, de ello hablaremos en el siguiente apartado, donde destacamos la circulación y el surgimiento de nuevas agrupaciones e intérpretes, con el fin de cubrir una demanda hacia los sinaloenses radicados en otros espacios, como es el caso de la frontera norte de México, en específico los límites entre Tijuana y California, en Estados Unidos. 192 El Debate de Culiacán, 1 de abril de 2000, p. 14C 134 3.5.- CIRCULACIÒN DE LAS MÚSICAS DE NARCOTRÁFICO A LOS NARCOCORRIDOS: EL CASO DE LOS SINALOENSES EN TIJUANA Y CALIFORNIA. El siguiente apartado inicia con la entrevista realizada Manuel Magdaleno Cañedo, dedicado a la venta de discos por cuarenta años en la tienda “Centro Musical” ubicada en Tijuana Baja California, sobre las músicas que circulaban en Tijuana en la década de los 70´s en esta ciudad destaca una marcada variedad, entre las que destacan aquellas de origen México Americana Pues se vendía recuerdo, también la música rocanrolera mexicana, los Freddys, que son de acá de Tijuana, los solitarios, los Moon Lights, Roking Devils grupos de rock and roll... Que dieron muchos temas muy bonitos, también de música romántica, la música disco, por ejemplo de Gloria Gaynor era la música de aquella época.193 En el análisis hay que considerar también la influencia de la música rocanrolera y disco de acuerdo a la cercanía con los gustos Estados Unidos Estas tuvieron también proyección en los sinaloenses que migraron hacia esta ciudad fronteriza, ante ello expresa José Armenta. Recuerdo la música de lo que ahora le llaman oldie´s, nos íbamos a la disco mi mujer y yo, recuerdo esas eran nuestras salidas cuando novio la OH’ Disco era una de ellas, en la avenida Revolución; de la música rocanrolera te diría que la mayoría eran covers de grupos norteamericanos, de ahí salieron artistas de rock and roll que tocaban en México.194 193 Manuel Magdaleno Cañedo, [Entrevista] Noviembre 2010, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Tijuana, Baja California, México. 194 José Armenta [Entrevista] Noviembre 2010, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Tijuana, Baja California, México. 135 Esta era también parte de la circulación de las músicas que marcó época en la ciudad fronteriza, de lo cual los sinaloenses compartieron, a la par de la músicas norteñas, en una época donde las músicas de narcotráfico estaban por tomar auge, según nos cuenta nuestro entrevistado Manuel Cañedo Pues te diría, los Tigres con La Banda del Carro Rojo fueron un madrazo, ahí si la pedían no solamente Sinaloenses, sino también Tijuanenses y de todos lados, más del otro lado, todo mundo escuchaba La Banda del Carro Rojo fue la que les pegó a ellos más que todas acá en Tijuana195. Los Tigres del Norte, La Banda del Carro Rojo (1975), versión remasterizada por Fonovisa (fotografía) Juan Antonio Fernández Velázquez. De acuerdo a las ilustraciones anteriores, cabe mencionar que entre la discografía de El Cheque y La Banda del Carro Rojo, - existen tres años de distancia en cuanto a su producción y salida al mercado, el primero de estos en su oferta musical le da más peso a la canción ranchera, mientras que en el segundo material las músicas de narcotráfico aparecen como corte promocional, además notamos unos Tigres del Norte más renovados en cuanto a imagen y vestimenta, muy similares a las agrupaciones de Rock and Roll Mexicano, las cuales fueran 195 Manuel Magdaleno Cañedo, [Entrevista], loc. cit. 136 promovidas a nivel nacional gracias a la influencia musical estadounidense, dirigida a un público en específico, en tanto que durante periodo de mediados de los setenta aparecería un conglomerado juvenil en las sociedades urbanas con gustos y demandas específicas, que buscaban diferenciarse de sus mayores demandando productos preocupaciones culturales próximos a sus intereses deseos y 196 , entre estos se involucran aquellos que tienen que ver con los gustos musicales. En este sentido, la agrupación de los hermanos Hernández buscando llegar a un público más amplio, con las variantes de imagen e innovación instrumental, en los que sustituyen instrumentos de cuerda y percusiones como el contrabajo o “tololoche”197 y tarola e incorporan batería, bajo eléctrico y saxofón, propios de las músicas anglosajonas, esto también explica su promoción en la ciudad fronteriza de Tijuana y la posibilidad de llegar a quienes comparten el gusto por las músicas de narcotráfico, entre estos los sinaloenses radicados en dicha ciudad. Las innovaciones instrumentales influyen en la permanencia y construcción de gustos musicales por parte de quienes consumen estas músicas de manera que aquellos que tienden a escuchar las melodías del género norteño encuentran a los temas alusivos al tráfico de drogas la continuación de un gusto que se transmite por generaciones propiciando también consumos diversos. Por otro lado, en las últimas tres últimas décadas, del siglo XX, las ciudades de la frontera norte, entre estas Tijuana, se caracteriza por un crecimiento demográfico y económico notablemente más dinámico que las del centro del país. Según cifras estadísticas Tijuana presentó tazas de crecimiento notablemente altas, y superaron incluso a las observadas en las tres metrópolis de mayor tamaño en el 196 Octavio Ortiz Gómez, “Rock and Roll, cultura y memoria colectiva en un mundo global”, México, Secuencia, revista de publicación trimestral, septiembre-diciembre, Instituto Mora, 2008, pp. 157 – 159 197 Nombre con el que se le conoce al contrabajo en el norte y noroeste del país 137 país recibiendo población proveniente de los estados de Sinaloa, Jalisco y Michoacán, respectivamente198 En torno a ello encontramos que uno de los elementos de suma importancia para la consolidación de las músicas en determinada región son las migraciones, esto explica que diversas agrupaciones se trasladaran a la ciudad de Tijuana con el objetivo de encontrar en la música una actividad rentable, dirigida a diversos públicos, entre estos los sinaloenses que radican en dicha ciudad fronteriza. Hacia la década de los setentas, existían también espacios destinados para el consumo de las músicas, con ello recreamos las formas de entretenimiento de los sinaloenses, se trataba de eventos a la intemperie que se hacían cada año en los meses de septiembre, en ellos se realizaban actuaciones musicales, todo ello con la intención de amenizar eventos dirigidos a públicos diversos199, ante esto contamos con el testimonio de Antonio Padilla, quien tras laborar por algunos años en estos eventos, nos comenta. Eran carpas, se les llamaba así, eran fiestas al aire libre, esta era “La Carpa el Sinaloense” dentro de las “Las Fiestas Patrias”, llevaban a la Banda el Recodo con Don Cruz Lizárraga y también mariachis, era el gancho para atraer a toda la gente de Sinaloa que había allá200 De acuerdo al testimonio anterior encontramos quela música de tambora contaba con una mayor proyección en eventos masivos a nivel regional, aun a mediados de la década de los setentas, debido a la presencia de agrupaciones provenientes de tierras sinaloenses, Esto nos da cuenta de la participación de empresas de espectáculos dedicadas a la promoción musical y en este caso a difundir músicas 198 María Eugenia Anguiano Téllez, “Migración en la frontera norte de México, y su relación en el mercado de trabajo regional”, en Papeles de Población, n°17, Julio – Septiembre, Universidad Autónoma del Estado de México, México, Toluca, 1998, pp. 64 – 67 199 El Heraldo de Baja California, 8 de septiembre de 1975, p.12 A 200 Antonio Padilla Velarde, [Entrevista] Septiembre 2010, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) , realizada en Culiacán Sinaloa, México 138 de tambora con el objetivo de llegar hacia el público sinaloense radicado en Tijuana. También se contaba con música de mariachi, misma que desde la primera mitad del siglo XX fue proyectada a través de los medios masivos como parte de las “imágenes nacionales” creando un estereotipo no solo al interior del país sino también hacia el extranjero201 con lo que podemos decir entonces que la ciudad de Tijuana se caracterizó por alojar géneros musicales muy variados. Esto es solo una muestra de la riqueza cultural que le imprime su condición de frontera, lo cual también influye en el desarrollo de diversos gustos musicales que sus habitantes demandan, en esto participaron medios de comunicación como es el caso de las radiodifusoras, cuyas frecuencias se transmitían tanto en Tijuana como en las ciudades estadounidenses que colindan entre la línea divisoria con el territorio mexicano. En cuanto a la difusión de las músicas en las estaciones de radio tijuanenses, encontramos una marcada presencia de músicas norteamericanas, las frecuencias que había en ese momento eran XGBQ, XEXX, XEAZ, RCN; esta última transmitía música norteña y de acuerdo al testimonio de nuestro entrevistado, Manuel Cañedo, fue la primera estación que difundió a “Camelia la Texana” y la “Banda del Carro Rojo”, siendo participe del éxito de estas melodías. Dentro de esta hibridación de gustos musicales y la forma en que convergen y circulan, estas músicas, Manuel Cañedo nos explica que en su ciudad, la música norteña tomo presencia a partir de otras agrupaciones como “Los Broncos de Reynosa”, “Los Alegres de Terán”, donde destacan los temas sobre contrabando hacia la frontera, esto debido a la falta de agrupaciones locales, pues los jóvenes Tijuanenses crecían escuchando músicas norteamericanas202 esto dio como 201 La diversidad de músicas a lo largo de la república mexicana quedarían bajo el yugo del charro, la china poblana y la música de mariachi, como una forma de definir “lo mexicano”, propio de una visión centralizada, sin embargo, dicho cuadro tuvo que ceder a ciertas concesiones regionales ampliando el reconocimiento a otros géneros musicales, al respecto véase, Ricardo, Pérez Montfort, Estampas de Nacionalismo Popular Mexicano, México, CIESAS, 2003, pp. 128 – 130 202 Manuel Magdaleno Cañedo, [Entrevista], loc. cit. 139 resultado que agrupaciones musicales de origen sinaloense entraran al mercado fronterizo buscando llegar al gusto de sus coterráneos Pues se puede decir que un 40% de la clientela es sinaloense, aquí hay mucha gente de allá que se quedó a vivir, buscan esa música, pero hay una cosa, no todo el tiempo hubo furor por los corridos acá en Tijuana, después de “La Banda del Carro Rojo”, hubo como un apagón hasta los 85 con “Los Incomparables”, “Los Dinámicos”; casi no había grupos norteños locales, había uno que se llamaba “Los Cinco del Norte”, ellos empezaron a tocar corridos pero no pegaron, sacaron pocos discos203. En relación a esto, a partir de la década de los 80´s Tijuana dejó de ser solamente un lugar de cruce hacia los Estados Unidos para convertirse en ciudad destino gracias a ello fue adquiriendo un carácter más definido como receptora de migrantes de diversas partes de la República204, entre estos sinaloenses, quienes se asentaron de manera importante en la ciudad. Este hecho trajo como consecuencia el surgimiento de agrupaciones musicales formadas en Tijuana por migrantes sinaloenses, reafirmando un gusto musical y buscando un mercado existente hacia el consumo de las músicas de narcotráfico. Un ejemplo de esto son “Los Incomparables de Tijuana”, agrupación originaria de Guamúchil Sinaloa, que sacaría al mercado en 1987 su disco titulado “La Camioneta Gris”, causando un marcado éxito entre el público sinaloense, sobre la popularidad de esta agrupación Juan José Cueto nos comenta. Otro grupo que tocaba “corridos gallos” eran los Incomparables de Tijuana, un disco donde venía el corrido de “La Camioneta Gris” que sacarían después los Tigres del Norte, pero los Incomparables 203 Ibíd. Juan José Delgado, Los Migrantes en Tijuana, México, Universidad Iberoamericana, primera edición, 1996, pp. 14 – 15 204 140 pegaron más con el corrido de “El Numero Uno” y la de “El Señor”, ese todavía me lo piden mucho.205 Por su parte, Magdaleno Cañedo comenta que de acuerdo al gusto musical de los sinaloenses; “Los Incomparables del Tijuana” se convirtieron en un icono representativo de las músicas sinaloenses norteñas a mediados de la década de los ochentas y agrega. De ellos el disco de “Sabiendo Quien era yo” y “El Numero uno” los más pedidos y no solamente por sinaloenses gente también aquí de Tijuana y del otro lado, fue un disco muy sonado, ellos iniciaron en la Avenida Revolución, como la mayoría, en las cantinas, buscando clientela, hasta que Alejandro Ruiz, dueño de “Las Pulgas” les dio la oportunidad, eso fue lo que les dio proyección a nivel local. Te podría decir que ellos son el grupo más representativo de música norteña en Tijuana, y muy gustados por los sinaloenses, a falta de grupos tijuanenses de música norteña, ellos hicieron época206 Este es un ejemplo de como los propios sinaloenses se encargaron de configurar las músicas que a su vez consideraban propias; con el surgimiento de estas agrupaciones se generó una libre circulación de las músicas de narcotráfico y narcotraficantes de la frontera Tijuanense hasta Sinaloa. Toman ese nombre por ser la ciudad de Tijuana quien les abre las puertas para el éxito, con su estilo, a raíz del impacto musical obtenido tras la interpretación de corridos de narcotráfico. El mote de la agrupación también tiene que ver con estrategias comerciales, con el objetivo de entrar en el gusto de un público mas amplio ante la tendencia migratoria que se suscitaba en dicha ciudad para estos años. Así las músicas contribuyen a configurar identidades expresadas en los consumos de quienes gustan de escucharlas y en el caso de las músicas de narcotráfico y narcotraficantes, es común entre inmigrantes sinaloenses acudir a eventos donde 205 206 Juan José Cueto, [Entrevista], Octubre, 2010 loc. cit. Ibíd. 141 estas músicas confluyen, encontrando una manera de expresar sus sensibilidades, lo que se convierte en un acto colectivo, teniendo en común la añoranza hacia el lugar de origen. Es así como esta agrupación comienza a tomar fuerza; esto los llevó a presentarse e inaugurar uno de los centros de baile más representativos de la época, caracterizado por albergar conjuntos y bandas de viento, con el fin de llegar hacia el público sinaloense residente en dicha ciudad fronteriza, sobre ello contamos con el siguiente testimonio. Yo me fui a Tijuana en el 88, en ese tiempo andaban pegando con tubo los incomparables, “Las Pulgas” estaba de moda, empezaron a tocar ahí cuando grabaron los corridos esos de “El Numero Uno”. Se presentaban todos los sábados.207 Por otro lado, sus éxitos llegarían hasta Sinaloa, entrando en el particular gusto de los habitantes de la ciudad de Culiacán y poblados cercanos, lo cual hace notar la circulación musical, al respecto nos comenta nuestro entrevistado al preguntarle sobre los éxitos de la agrupación y su gusto por dichas músicas. Pues de las que me gustaban, “La camioneta gris”, “el cuerno de chivo”, la mayoría de los cassete me los prestaban, otros los compraba, recuerdo que los escuchaba a veces andando en la calle en el Walk Man, que en aquel tiempo estaban de moda208 Esto demuestra que las músicas de narcotráfico son apropiadas por quienes gustan de escucharlas, de tal manera que dichas agrupaciones se convierten en integradoras de un gusto musical por parte los sinaloenses que habitan en la frontera tijuanense, es así como debido al marcado éxito de la mencionada agrupación surgen otros intérpretes intentando imitar su estilo musical, tomando la música como parte de un oficio familiar; nos referimos a “Los Tucanes de Tijuana”. 207 208 José Luis Parra Valle [Entrevista], loc .cit. Jesús Salazar, [Entrevista], loc. cit. 142 Estos últimos, un grupo norteño formado por cuatro integrantes de origen sinaloense, partieron hacia Tijuana, cada quien en distinta fecha y sin ser músicos todavía, mantenían la inquietud de aprender ese tan noble oficio que era parte de toda una herencia familiar. Mario Quintero Lara, líder de la organización, es sobrino de Los Incomparables de Tijuana, quienes en todo momento le brindaron apoyo para que, junto con su primo hermano Joel Higuera lograra la concreción de su proyecto musical. Fue Mariano Quintero, tío de éstos, quien les compró sus primeros instrumentos, con el fin de hacerles partícipes en sus actuaciones por la ciudad fronteriza de Tijuana. Fue en 1987 cuando Los Tucanes comenzaron a tocar de forma regular en las cantinas “Razas Club” y “El Ejecutivo” de la ciudad de Tijuana, mientras que en Sinaloa sus espacios de actuación se limitaban a fiestas familiares y bailes al aire libre, su estilo era muy similar al de “Los Incomparables”, situación por la que fueron cuestionados, sobre los inicios en su carrera artística y su contacto con el público sinaloense, nuestro siguiente entrevistado nos comenta. Los Tucanes cantaban en un lugar que se llamaba El Ejecutivo, se presentaban, martes y jueves, en un principio tocaban lo que la gente les pedía no nada más puro corrido, tocaban canciones de repertorio variado. Con los corridos empezaron después, ya como en los noventa eran conocidos por sus corridos, fue cuando agarraron su propio estilo.209 A finales del año referido salió al mercado su primera producción musical, la cual se titula “La Canelera”, con el respaldo de Cadena Musical, disquera de Guadalajara Jalisco. Fue hacia 1989 cuando aparecen por primera vez en su quehacer musical las músicas de narcotráfico, con el tema “Clave Privada”, composición de Mariano Quintero, este tema los llevó a colocarse en el gusto del público sinaloense y fronterizo radicado en la ciudad de Tijuana, de ahí que decidieran nombrar a la agrupación “Tucanes de Tijuana”. Su despegue en cuanto 209 José Luis Parra Valle [Entrevista], loc .cit. 143 al éxito fue impulsado en gran medida por las composiciones sobre narcocorridos, entre los que destacan El Centenario, (1993) y Mis Tres Animales (1995), este último, tema caracterizado por la utilización de un peculiar lenguaje. Otro intérprete de suma importancia fue Rosalino “Chalino Sánchez” cuya fama comenzó a crecer tiempo después de su asesinato ocurrido el 15 de Mayo de 1992, en Culiacán Sinaloa. A partir de entonces surgieron una gran cantidad de intérpretes de músicas de narcotraficantes y narcocorridos, buscando imitar su estilo y voz, algunos de ellos lograron consolidarse, otros tantos a diferencia de Rosalino quien aún penetra en la memoria colectiva la población, han quedado en el olvido. “Chalino” inició su aventura por la unión americana como intérprete de corridos en “El Parral”, un bar ubicado en el centro de Los Ángeles California, caracterizado por albergar público de origen sinaloense, donde el mismo “Chalino” era un cliente continuo; en ese lugar participaba como aficionado, siendo parte de la variedad musical acompañado por la banda “Los Huejoteños de Badiraguato”, fue así como lo que parecería un pasatiempo se convertiría en una forma de ganarse la vida. Así empezó Chalino a cantar, en sus primeras presentaciones lo hacía gratis, sin cobrar ni un cinco, solo para darse a conocer, ahí cantaba con banda, de repente se bajaba del escenario y se tomaba unas cervezas con nosotros, era buen camarada.210 “Chalino” Sánchez, sabía que no era buen cantante pero que por lo menos podía entonar la letra de un corrido. Entró por primera vez en un estudio de grabación en 1986, con su grupo Los Cuatro de la Frontera, las primeras grabaciones estuvieron a cargo de su propia compañía disquera Rosalino Records (RR) en los Ángeles California, en un principio sus producciones no estarían a disposición del público, ya que solamente las realizaba sobre pedido, es decir, componía corridos 210 Fernando Leyva Armenta [Entrevista] Noviembre 2010, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Los Ángeles, California, Estados Unidos. 144 a personas que pagaban por ello. Su voz, nada bonita, era un desentonado gimoteo nasal que sonaba tieso y forzado, especialmente en sus grabaciones Ya después el segundo material lo hizo con banda, con la “Banda los Guamuchileños” Y el ingeniero le decía, Oye ahí está desafinada la trompeta, y ahí estas desafinado tú. La respuesta de Chalino explico su propósito, “No loco así como está. No los quiero para vender, nada más para que cada cabrón oiga su corrido y que ya se lo grabé”211 Así fue con los primeros cassetes. Chalino grababa quince corridos. Para la tercera grabación sus clientes le estaban pidiendo copias para repartir a sus amigos. Se vendieron fácilmente y llegaron pedidos para más, y así Chalino se convirtió poco a poco, en un cantante profesional; transcurrieron varios años antes de que llegaran las multitudes a verlo, pero ya la gente se quedaba impresionada con su estilo único.212 En relación a la popularidad de Chalino y su contacto con el público sinaloense en la frontera de Tijuana y los Estados Unidos, contamos con el siguiente testimonio. Y más se hizo la fiebre cuando salió Chalino Sánchez, se escuchaba en Tijuana pero también en el otro lado, yo lo conocí en un baile allá en los Ángeles en el centro de baile “El Farallón”, me acerqué al templete a pasarle en un papelito el nombre de un corrido que me tocara, él se agachó para tomar el papel cuando una mesera y se tropieza conmigo y nos vacía todo lo que traía en la charola.213 Su manera de interpretar lo acercaba a la gente, al parecer la atención, se centraba en su voz, en lo que decía; los corridos de Chalino sirvieron para unificar a una comunidad, que en el contexto estadounidense se percibe a si misma con 211 Elijah Wald, Narcocorrido, Op. cit. p.72. Ibíd. 213 José Luis Parra Valle [Entrevista], loc .cit 212 145 muy poco poder real; Rosalino le cantaba a la gente “que no se deja” y eso tiene una resonancia especial para el mexicano en los Estados Unidos214 Los espacios de confluencia entre estas músicas y la población sinaloense se proyectan en experiencias, donde el objetivo es disfrutar de las melodías entonadas por el intérprete en la mayoría de los casos acompañado con música de banda, y así reencontrarse con una parte de aquello que sienten propio, en relación a esto, nuestro entrevistado agrega. ”Chalino tenía algo diferente, a todos los demás era muy original, en su forma de hablar, hablaba como uno, sentías como si estuvieras hablando con alguien de los tuyos.”215 Por otra parte, la figura de Chalino Sánchez manifestó una marcada popularidad en sinaloenses radicados en la ciudad de Tijuana, en cuanto a su promoción y ventas de discos de acuerdo a las características de los consumidores, Magdaleno Cañedo nos comenta. Chalino fue todo un caso, en los 80´s se oía mucho acá y más en el otro lado, pero cuando murió se oía mucho más, al principio a mí me venían a comprar mucha gente sombrerada, de rancho que vive acá, que son sinaloenses, y cuando su muerte, venía mucho morro a comprarlo, se volvió un ídolo.216 En relación a esto, de acuerdo a la popularidad de Chalino y su contacto con el público sinaloense, tanto en el medio rural como en la ciudad de Culiacán plasmamos el siguiente testimonio de uno de nuestros entrevistados Jesús Niebla Salazar217, quien nos comenta como se desarrolló una de las presentaciones del referido cantante. Lo conocí ocho días antes de que lo mataran, una fiesta de Jorge Castro “El Coquio”, un cuñado mío es tío de él y pues me invitaron, le 214 Pablo Jaime Sainz, Crónicas Chuntaras: la música de la plebada, México, CONACULTA, Centro Cultural Tijuana, 2009, p .37 – 39 215 José Luis Parra Valle [Entrevista], loc. cit. 216 Manuel Magdaleno Cañedo, [Entrevista], loc. cit 217 Jesús Niebla Salazar, Oriundo de Culiacán Sinaloa, nos comenta sobre su gusto musical y su contacto con el intérprete Rosalino Sánchez. 146 toco allá en recoveco, era una fiesta familiar pero había de todo pues también tomadera, pero pura familia y pues Chalino tocó de todo canciones pa’ bailar y corridos.218 Tenemos entonces que la circulación de las músicas de narcotraficantes, se genera también en diversos espacios, aquellos donde la gente tiene contacto directo con las formas de convivencia, ocio y recreación, como lo son las fiestas de las que éstos interpretes suelen formar parte, dicho escenario establece un ambiente propicio para el consumo de los corridos de narcotraficantes. Una de las características de los corridos de narcotraficantes interpretados por Rosalino Sánchez Félix, es que no enfatiza en las actividades de tráfico de drogas del personaje al que se hacía referencia en sus letras, parte de esto nos comenta nuestro entrevistado al preguntarle la razón de su gusto hacia los éxitos del referido cantante. Pues será porque era corrido limpio, habla de un hombre, de valentía, que andaba armado sí, pero no menciona que le haya hecho daño a nadie ni cosas de esas, y pues eran corridos que se escuchaban en aquel entonces219 De este modo observamos como los procesos de circulación generan el receptor consumos diferenciados hacia los corridos de narcotraficantes. En el caso de nuestro entrevistado, al referirse a un “corrido limpio”, destaca las virtudes proyectadas en la melodía, resignificando el valor que se le da al personaje, y con ello apropiándose del mensaje, dejando entrever también sus gustos musicales. Una de las agrupaciones que surgen a raíz de su desaparición, fueron, “Los Amables del Norte” a cargo de Ignacio Hernández, mismo que formara parte del grupo “Los Cuatro de la Frontera”, con el cual Rosalino Sánchez acostumbraba 218 Jesús Niebla Salazar, [Entrevista] Septiembre 2010, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo] Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000), realizada en Culiacán, Sinaloa. 219 Ibíd. 147 amenizar sus presentaciones. Es así como encontramos un disco de Los Amables del Norte (1993) bajo la dirección de José Ángel Cabrera, conteniendo temas como “El Compa Salvas” y “Pacas de a Kilo”220 con Balboa Records, este último de la inspiración de Teodoro Bello, tema con características propias, proporcionando un juego de palabras que atraen la atención del público y que a través de sus frases provocan un sinfín de interpretaciones. El éxito de este tema estuvo a cargo de los Tigres del Norte, producción llevada a cabo en el mismo año, en una versión distinta; este fue uno de los corridos con mayor popularidad después de “Camelia la Texana”, que a su vez desató gran controversia ya no solo por el contenido de sus letras sino por una supuesta dedicatoria a un conocido narcotraficante sinaloense. Por otra parte, los gustos y consumos musicales variaron de acuerdo a la promoción y circulación de los temas de narcotráfico y narcotraficantes, de tal manera que, agrupaciones como “Los Tucanes de Tijuana”, comenzaron a entrar en el gusto musical de los jóvenes sinaloenses a partir de los años noventa, con un nuevo repertorio, en cuanto a sus letras, y ejecuciones instrumentales renovadas, dando origen al narcocorrido, siendo la característica principal de estas músicas hacer referencia al goce y los excesos de los narcotraficantes. Confirmando este argumento, en relación a las ventas de discos y la proyección de dichas agrupaciones, nuestro entrevistado Manuel Cañedo, nos comenta sobre su consumo entre los jóvenes sinaloenses y tijuanenses, compartiendo un gusto musical. A los más morros les gusta escuchar esa música, de 15 a 25 años, desde que empezaron “Los Tucanes” con “Los Tres Animales”, hasta “Explosión Norteña”, que es de los grupos pioneros creados en 220 Este corrido fue compuesto en honor al narcotraficante recientemente fallecido Arturo Beltrán Leyva, “El Barbas”. La versión interpretada por Los Amables del Norte expresa el siguiente verso “Soy mediano de estatura, Arturo pa’ mis amigos” de ahí que pueda explicarse las dos producciones en el mismo año. Por un lado, Balboa Records una compañía de menor proyección, encargada de una distribución regional y Fonovisa, de carácter internacional, la entonces disquera de Los Tigres del Norte. Tanto Teodoro Bello como Jorge Olegario Hernández han negado públicamente que el tema haga referencia a algún narcotraficante. 148 Tijuana de música norteña mucho más reciente, del 2000 para acá.221 Esto hasta el año 2000, donde surgen agrupaciones formadas por baja californianos buscando imitar el estilo de los antes referidos. Es el caso de. “Explosión norteña”, de los cuales tres integrantes son de Ensenada y dos de la ciudad de Tijuana, mismos que fueron apadrinados en un inicio por “Los Tucanes de Tijuana” quienes les grabaron sus producciones de manera formal aunque iniciaron de manera “clandestina”, utilizando el recurso de la tecnología a través de internet, como una forma de hacer circular los narcocorridos; en relación a esto encontramos la siguiente nota proporcionada por el semanario ZETA de la ciudad de Tijuana Comenzó entonces a circular de manera clandestina sus “narcocorridos” y se empezaron a popularizar entre jóvenes preparatorianos principalmente. Alguien grabó una presentación en la discoteca de la Zona del Río y copias de ese CD se multiplicaron por la ciudad y formó parte de las canciones preferidas de la muchachada. Una década avala a “Explosión Norteña” quienes conquistan a oídos jóvenes de casi todas las clases sociales222 En cuanto a la circulación de los narcocorridos en esta nueva modalidad, encontramos el testimonio de Cesar Iván Duarte Díaz, promotor artístico, quien se encargaba de programar los eventos realizados en casas particulares alrededor de la ciudad de Tijuana, en los cuales hacia presencia el público sinaloense. Realizábamos los eventos en casas, barriladas, poníamos el alcohol, y los grupos tocaban tres horas, circulábamos la publicidad por internet, nuestra página se llamaba Tijuana no duerme.com; de esa 221 Manuel Magdaleno Cañedo, [Entrevista], loc. cit “Tirotean a gruperos” en Semanario ZETA, n°1689, T ijuana, Baja California, 11 de agosto, 2006, pp. 1 – 5 222 149 manera es como hacíamos llegar la promoción al público tijuanense y también sinaloense que asistía a las fiestas223 Con la llegada de estas nuevas formas de circulación musical, la industria de las ventas de discos había reducido su influencia, pues las nuevas generaciones optan satisfacer sus gustos musicales por medio del recurso virtual; esto provocó que los promotores artísticos buscaran estrategias para obtener ganancias, realizando conciertos masivos, según nos comenta nuestro entrevistado. La mayoría de los grupos pegaron por eso, por la piratería, porque ellos mismos, con el propósito de darse a conocer, subían su música, la regalaban, en realidad no perdían mucho porque la industria de los discos ya no era negocio, le servía más como promoción. Si alguien dice, tal grupo va tocar en Tijuana y toca estos corridos, pues ¡vamos a verlo!, esa es la forma de promover su música, más interesados en meter gente a los conciertos que en vender discos.224 Circulados gracias al recurso las redes virtuales de internet, los promotores de narcocorridos, encontraron una nueva veta para la promoción de sus músicas; la utilización de herramientas electrónicas, facilitó las formas de comunicación, creando vínculos flexibles y comunidades en las que la conexión geográfica en ocasiones es sustituida por intereses y consumos musicales comunes.225 Esta situación también se daba con agrupaciones sinaloenses que acudían a eventos en Tijuana, según el testimonio de Parra Sierra, quien convivió con una 223 Cesar Iván Duarte Díaz, [Entrevista] Noviembre, 2010, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) , realizada en Tijuana, Baja California, México 224 Cesar Iván Duarte Díaz, [Entrevista], loc., cit. 225 El “ocio digital”, se convierte en un espacio heterotopico, de acuerdo a lo dicho por Foucault, expuesto paginas atrás, considerando que los espacios de ocio en el entorno digital pueden ser múltiples y simultáneos, cumpliendo un sinnúmero de funciones, entre las que destaca la circulación musical, respecto al tema véase, Laura Isabel Rojas, Ocio digital y la creación de espacios de ocio heterotópicos: El desafío de la creación de significado, Tesis de Doctorado en Humanidades: Producción y Consumo de la Cultura, Universidad de Barcelona, 2010, pp. 38 – 40 150 nueva forma de interpretación de lo que aquí llamamos narcocorrido – de lo cual mencionamos en páginas anteriores – entendido por aquel que exalta la figura de los actores dedicados al ilícito de las drogas, además de hacerlos participes de los excesos y lujos que esto les permite. Me tocó ir a una fiesta privada donde estaban “los Nuevos Rebeldes”, era cuando estaban de moda “el corrido del Cajoncito” “La Muerte y la Bolsita”, y otros que no recuerdo, toda la plebada traía esa música en los carros.226 Con temáticas cargadas de ficción, donde se resaltan las actividades de los narcotraficantes, como aquellos personajes capaces de sobrepasar los límites entre la vida y la muerte, ante un ambiente cargado de excesos y ostentaciones, los narcocorridos contribuyen a la alimentación de un imaginario colectivo en torno a las figuras de sus protagonistas. El relato de estas melodías ya no trata de aquellos individuos que dejaron constancia de sus acciones tras su muerte, las composiciones son en su mayoría por encargo de los mismos personajes quienes quieren plasmar en estas un minirelato de vida, en el cual hacen alarde de su desafío hacia la autoridad y su capacidad económica, al respecto nos habla Francisco Parra, tras su experiencia con los narcocorridos. Por todos lados se escuchaba hablar de Javier Torres, lo pintaban de mil modos, había gente que si se alteraba con esos corridos, morros de allá de Sinaloa, que quieren seguir su ejemplo porque los ponen como gente chingona, pero en mi caso yo solo los escucho porque me gustan, no importa a quien le canten. A veces hay momentos donde se antoja escucharlos, cuando te tomas un bote, o que estas 226 Francisco Javier Parra Sierra, [Entrevista], Diciembre 2010, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000), realizada en Tijuana Baja California, México 151 con los compas es cierto que están de moda, acá en Tijuana se tiran piques los Nuevos Rebeldes y Explosión Norteña, en el Baby Rock o en las Pulgas227 Los narcocorridos pueden extenderse entre el imaginario y la representación donde, por un lado, los narcotraficantes figuran como seres idolatrados y proyectados como ídolos y antihéroes, permeando en la mentalidad de los jóvenes sinaloenses, y por otro son utilizados como un elemento de las actividades de ocio. Hay corridos que si te mueven, en cuanto al ritmo, o los instrumentos, pero ya los más nuevos, de unos años para acá, usan letras muy fuertes como los de “Explosión Norteña”, aquí en Tijuana así sucede, incluso hay morros que no son de Sinaloa y quieren serlo, por la onda de los corridos, porque creen que escucharlos es estar a la moda, porque habla de que los sinaloenses somos perrones228 La mencionada agrupación es creadora de una nueva etapa en la interpretación y composición de lo que en páginas anteriores catalogamos como murder corridos, con una letra por demás explicita, mensajes que involucran la disputa entre los carteles de la droga en México, lo cual genera también apropiaciones diversas entre los consumidores. * Vemos entonces la intervención de compañías disqueras, y radiodifusoras encargadas de la promoción, circulación y consolidación de diversas agrupaciones y temas referentes al contrabando de drogas. En un principio esta dinámica estaba a cargo de disqueras locales, con producción a nivel regional, 227 Ibíd. José Juan Armenta Russel, [Entrevista] Noviembre, 2010, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses entre gustos, festividades y representaciones: de las músicas de narcotráfico a los narcocorridos (1970 – 2000), realizada en Tijuana, Baja California, México. 228 152 años más tarde surge la inquietud de grabar estos temas por parte de otras compañías, con mayor presencia a nivel nacional, debido a estrategias mercantiles; de manera que aquellas que no contaban en su repertorio con composiciones de corridos de narcotráfico y narcotraficantes, lo hacían buscando penetrar en el gusto del público sinaloense, gracias a ello se genera una libre circulación de temas y agrupaciones musicales. Esto lo corroboramos en la ciudad de Tijuana y los Ángeles California, donde la circulación de las músicas de narcotráfico conviven con la influencia estadounidense, más sin embargo existe una importante demanda por parte de la población sinaloense de tal forma que ésta se encarga de formar agrupaciones cuya característica es interpretar músicas de narcotráfico, con el fin de satisfacer un gusto musical entre los consumidores. Dichas agrupaciones participan en eventos masivos donde confluyen dichas músicas, aquí se destaca la participación de la industria musical y las compañías de espectáculos en su promoción, con el fin de atraer diversos públicos, entre estos sinaloenses, quienes encuentran en estos espacios una manera de externar su sensibilidad hacia su lugar de origen, además de mantener el contacto con sus paisanos. La participación de la industria musical dentro de la oferta de corridos de narcotráfico, narcotraficantes y narcocorridos indicaba la existencia de un gusto musical y un público consumidor; todos estos elementos ayudan a que estas músicas continúen vigente dentro de la región y temporalidad en la cual centraremos nuestro estudio, además plasmados la existencia de otras formas de circulación que no dependen precisamente del formato discográfico, es el caso del compositor “anonimo” y la huipa. Por otro lado, de acuerdo al papel de las empresas radiofónicas en la difusión de corridos de narcotráfico y narcotraficantes se daría de manera constante y continuaría hacia principios de la década de los 80’s y hasta antes de su prohibición por parte de las instituciones gubernamentales (1987) debido a lo cual las disqueras y los compositores buscan diversas formas de continuar 153 produciendo estos temas, ahora con un peculiar lenguaje, dando origen al narcocorrido (1990), murder corridos (2000), de estos últimos, surgidos en la frontera tijuanense. Gracias a aspectos como la piratería discográfica y herramientas electrónicas como internet, las formas de circulación se diversifican, se crean nuevas redes de comunicación, comunidades virtuales que comparten gustos y consumos musicales comunes, esto favorece la promoción de los narcocorridos, creando eventos donde los sinaloenses se hacen presentes. 154 CAPÍTULO IV ENTRE LA FESTIVIDAD, EL OCIO Y LA VIDA COTIDIANA DE LOS SINALOENSES 4.1.- CONSUMOS Y GUSTOS MUSICALES EN LOS SINALOENSES: DE LAS MÚSICAS DEL NARCOTRAFICO AL NARCOCORRIDO. Las músicas del narcotráfico, narcotraficantes y narcocorridos adquieren progresivamente un papel simbólico se convierten en una expresión musical que propicia consumos diversos, pero no solo la letra de las canciones juega un papel específico en el público consumidor de dichos corridos, lo importante no es lo que tenía o tiene de “artístico” sino la representación de sentimientos que genera, al tararear las canciones, es la misma sociedad quien define una percepción de la propia realidad, construyen la estructura de sus experiencias y emociones, que al extenderse se hacen comprensibles y asimilables. Por otro lado, como hemos dicho en páginas anteriores, los conceptos son términos que se vuelven indispensables para la asimilación y comprensión de la sociedad en su conjunto. Esto muestra que no todas las palabras que surgen se convierten en un acervo semántico de la sociedad. La cristalización de un concepto es un indicio de que la estructura social ha cambiado y que necesita de ese nuevo concepto para dar cuenta de sí misma.229 El concepto de cultura es fundamental en nuestra investigación. Justo Serna y Anaclet Pons, señalan que éste no es ningún término nuevo, si acaso remiten a “que lo cultural parece ser el dominio de los seres humanos, aquella esfera que ellos mismos han producido individual o colectivamente, reciente o remotamente, deliberada o inconscientemente”.Por tanto lo cultural se da cuando modificamos esa naturaleza que es constitutiva del entorno que nos rodea. Cultura es al mismo tiempo, “todo aquello que puede ser aprehendido por una determinada sociedad”. Por ello insertamos esta expresión musical dentro de la historia cultural, misma que es definida como “esa historia que es artificio de la materia; instrumento pero 229 Reinhart Koselleck, “Historia de los conceptos y concepto de historia”, Op, cit. p. 28 155 también el significado que le atribuimos al entorno, al cuerpo, a las cosas y a los demás, contemporáneos, antepasados y futuros, visibles e invisibles”.230 En este sentido, el desafío de la historia cultural, cualquiera que sean sus enfoques o sus objetos es la articulación entre las prácticas y los discursos, estos últimos expresados como un sistema de signos cuyas relaciones producen por ellas mismas significaciones múltiples en el entendido de que la “realidad” no es una referencia objetiva, sino que se vale de un conjunto de practicas que involucran la recepción de estos discursos, a los cuales los individuos aplican significaciones diversas.231 Así, en el corrido, como el resultado de sus cambios generacionales, es decir, la transición que comprende de las músicas de narcotráfico a los narcocorridos, planteado esto dentro de una temporalidad determinada, corresponde a una expresión cultural en tanto que generan un conjunto de prácticas, valores, sensibilidades y significaciones compartidas entre grupos que encuentran en estas un aliciente para externar sus emociones, recuerdos e imágenes que son reapropiadas en formas diversas. El gusto por estas músicas lleva consigo una manifestación de subjetividad, si bien la temática en torno a las drogas, sus personajes y sus excesos tiene en parte la intención de reflejar una realidad social, en otro sentido estos temas están cargados de construcciones imaginadas que son asumidas por quienes los consumen como parte del disfrute y las formas de convivencia entre los individuos. De ahí que los consumos que se realizan en torno a estas músicas surgen de la racionalidad e irracionalidad, esta dualidad se da en el entendido de que el entorno en el que se desarrollan dichas apropiaciones muchas de las veces esta influenciado por las formas en las que quien escucha la melodía expresa sus emociones, es el sentimiento que pretende involucrar a quienes gustan de estas músicas en prácticas adheridas al goce y los excesos. 230 Justo Serna y Anaclet Pons, La historia cultural. Autores, obras y lugares, Madrid, Akal Ediciones, 2005, pp. 5 – 8 231 Roger Chartier, “¿Existe una nueva Historia Cultural?” en Sandra Gayol y Marta Madero, eds., Formas de historia cultural, Buenos Aires, Universidad Nacional de General Sarmiento–Prometeo Libros, 2007, p. 40 156 Es por ello que las músicas que abordamos en esta investigación no pueden entenderse bajo la simple dinámica emisor-receptor, sino también como una elaboración cultural, que al escucharlas generan alegría, dolor, tragedia, así como manifestación en contra de los convencionalismos y formas sociales tradicionales, es ahí donde entra el punto de vista oficial, catalogándolas como un “mal musical”. En este sentido, de acuerdo al ámbito musical, cada discurso puede jugar un papel importante en la búsqueda y distinción identitario de los colectivos sociales, esto puede variar sustancialmente de un sitio a otro, uno de los valores representativos más fuertes de las músicas son aquellos que funcionan como símbolos de identidad nacional o regional, en este sentido, el desarrollo de las músicas no puede ser separada de los desplazamientos de la población.232 Estas músicas se convierten en un guardián de la memoria porque conservan acontecimientos e historias de personajes, pero no solo eso, además, propone una interpretación de acontecimientos circunscritos a una realidad regional, colaborando en la permanencia de la memoria colectiva y en la permanente construcción de una identidad; transmitiendo recuerdos, fungiendo como factor de unificación, reviviendo sucesos pasados conectándolos con nuestro presente. En cuanto a identidad podremos decir que esta solo se logra por medio de diferencias. En otras palabras, en los escenarios – entendido como los espacios de estudio en los que se desarrolla nuestra investigación primero se debe trazar una distinción: “esto y no lo otro”, y segundo para que la distinción se lleve a cabo se deben tomar en cuenta uno de los dos lados de esa distinción. Sin embargo los dos lados de dicho escenario existen en simultaneidad, por tanto, identidad entonces consiste en indicar un lado de esa distinción. Por ello, el mundo o lo real antes de toda distinción es inobservable o mejor dicho invisible233 Con lo anterior nos referimos a las ciudades de Culiacán, Tijuana y de igual forma Los Ángeles California, como espacios donde confluye una gran diversidad de músicas, mismas que tienen cabida dentro de nuestra temporalidad de estudio, 232 Bela Bartok, Escritos sobre música popular, Op, cit., pp. 66 – 67 Valentina Torres Septién, (coord.) Producciones de sentido, 2. Algunos conceptos de la historia cultural, México, Universidad Iberoamericana, 2006, pp. 11 – 26 233 157 comprendida de 1970 al 2000. Para hacer esta distinción entonces, habría que tomar en cuenta los contrastes en el gusto musical, de los sinaloenses en específico, así como determinar las pautas de consumo, simultáneamente, en el entendido de que estos se encuentran diferenciados y asumidos por cargas subjetivas en los individuos. Es mediante estas diferencias relacionadas con el gusto musical donde encontramos puntos de conexión entre la identidad de las personas que comparten una región no solo como espacio geográfico, sino como un elemento cultural donde las músicas están presentes y forman parte del desarrollo histórico de las sociedades. Para acercarnos a esta idea de identidad, es importante destacar la de la región sociocultural, la cual diremos que nace de la historia, de un pasado vivido en común con una colectividad asentada en determinado territorio, en otras palabras, la región cultural es la expresión espacial en un momento dado dentro de un contexto histórico determinado. Durante varias generaciones, los pobladores de una misma región experimentaron condiciones históricas, similares enfrentaron los mismos desafíos y se guiaron por modelos de valores semejantes; - entre ellos las músicas - de aquí el surgimiento de un estilo de vida que lo distingue a su vez de otras regiones. 234 Son de gran diversidad los elementos a considerar cuando examinamos el fenómeno de la interacción de las músicas, tomando el concepto de hibrides cultural en el campo musical, tenemos que cuando las músicas migran a través de fronteras nacionales lo hace también históricamente y bajo la mediación de elementos primordiales de tradición y modernidad Es aquí cuando el mercado entra como un componente más del entramado de la cultura, se trata, por decir de una forma más gráfica, un carril por donde transitan las artes mismas. En nuestros días, el mercado adquirió una serie de supremacía, donde no solamente distribuye, crea, sino también manipula e hibridiza, 234 Gilberto Gimenez, Apuntes para una teoría de la región e identidad regional, en Culturas Contemporáneas, Universidad de Colima, Volumen VI, numero 18, 1994, p.165 158 expresiones culturales, esta tendencia del mercado también llega hacia las músicas que comprenden nuestro objeto de estudio, de ahí que su proyección sobrepase los límites geográficos, satisfaciendo la demanda del público consumidor235. En relación a los espacios de estudio, Culiacán es una ciudad que recoge estos elementos, ya que se ha consolidado a partir de la constante migración de los pobladores de las zonas serranas, quienes a pesar de ello, conservan ciertos aspectos de la vida campirana, adaptados a su cotidianidad, costumbres y formas de vida habituales. En la ciudad de Culiacán existen secciones enteras donde aún se respira ese ambiente rural, que se entrecruza con los adornos de modernidad, donde las prácticas culturales de los habitantes de la ciudad se mantienen, ante esa nostalgia por el terruño y los orígenes, dentro de estas prácticas se encuentra el gusto por las músicas, con la cual el sinaloense, revive experiencias, recuerdos, emociones, que las vuelve propias, es ahí cuando la memoria juega un papel fundamental en este fenómeno. Gente que ciertamente ya tiene tiempo en la ciudad, pero que sus valores o estilos de vida siguen estando muy presentes en su mente, por lo que la música, va a ser el vehículo o medio para externar su melancolía por “su ranchito” o por “la vida sierreña” que ha dejado de manera física días, meses o hasta años atrás.236 Por tanto, el gusto hacia las melodías de narcotráfico, narcotraficantes y narcocorridos no surge propiamente del ámbito rural sino que quienes gustan de escuchar estas músicas apropiaron dicho género a su gusto musical, una vez habiendo emigrado a las ciudades, realizando apropiaciones diversas que no precisamente se relacionan – en el caso de nuestros entrevistados - con un ideal 235 Néstor García Canclini, La puesta en escena de lo popular, en Culturas Hibridas, Estrategias para entrar y salir de la modernidad, México, Editorial Grijalbo, 1997, pp. 196 – 197 236 Víctor Javier Pérez Montes, “La ruralización en Culiacán: Una reflexión sobre las expresiones de la cultura política en la vida cotidiana culiacanense” en Politeia, Revista del Pensamiento Político, Culiacán, Sinaloa, publicación mensual, Julio – Agosto, 2010, pp. 1 – 9 159 por imitar las acciones del protagonista de la trama en dicha melodía ya que estas son reinterpretadas y apropiadas por quienes los escuchan. De ahí que encontremos que el gusto hacia las músicas de narcotráfico narcotraficantes y narcocorridos, durante las décadas que corresponden nuestro estudio (1970 – 2000), se encontraba más arraigado en las ciudades, como es el caso de Culiacán, mientras que en el ámbito rural dicho arraigo se centra más hacia la música de banda y conjunto norteño.237 Con lo anterior podemos decir que el arraigo de las músicas de narcotráfico narcotraficantes y narcocorridos, entre quienes gustan de consumirlas es un efecto de esta hibridación cultural rural-urbano de la cual Culiacán forma parte, es decir, estas músicas expresan al igual que aquellas que ya por tradición se interpretan en las notas de tambora y conjunto norteño, aspectos que el sinaloense apropia a su entorno, atributos que asocia con su sensibilidad, recuerdos y emociones. Los consumos que el sinaloense realiza en torno a las músicas de narcotráfico, narcotraficantes y narcocorridos, varían tras la evolución temática de las mismas, que como hemos planteado en páginas anteriores se puede diferenciar temporalmente, a su vez dichas apropiaciones surgen como la continuidad del gusto por un género que adaptaría el tema del tráfico de drogas, sus traficantes y sus excesos a sus acordes musicales. Sin embargo, el auge del narcotráfico y la promoción de estas músicas son dos fenómenos que no se dan de manera paralela, de ahí que exista un contraste entre su producción y su asimilación por parte de los habitantes de Culiacán que gustan de escucharlas. Esta separación temporal va de la mano con la configuración de gustos musicales en otros espacios donde los sinaloenses se hacen presentes, de ahí la inquietud de ampliar nuestro espacio de estudio, planteando a estas músicas como vehículos que conservan elementos de los cuales el individuo se apropia y 237 De acuerdo a los testimonios a partir de las entrevistas realizadas en La Noria, Imala, comunidad perteneciente a Culiacán 160 trasladan consigo a donde vayan, en este caso nos referimos a la ciudad de Tijuana, misma que se caracteriza por albergar población sinaloense, todo esto tiene cabida durante la temporalidad en la cual comprende nuestro estudio. En este sentido, por su condición de frontera, Tijuana forma parte de todo un conglomerado de culturas, que conviven y perduran junto a los ambientes de las costumbres estadounidenses, por lo cual el asunto se vuelve un tanto complejo en cuanto a variedad y gustos musicales. Con respecto al tema que nos ocupa las músicas de narcotráfico, narcotraficantes y narcocorridos surgen dentro del contexto fronterizo tijuanense gracias a la creatividad de músicos sinaloenses quienes se encargaron de configurar un gusto musical, lo cual no significa que la oferta musical se extienda solamente a sinaloenses, en el entendido de que el grueso poblacional de la ciudad de Tijuana corresponde a personas de diversas partes del territorio mexicano y del resto del mundo. Sin embargo, los sinaloenses se convierten en nuestro objeto de estudio pues buscamos darle seguimiento a sus gustos musicales, demostrar que las músicas del narcotráfico, narcotraficantes y narcocorridos manifiestan una libre circulación, traspasando los límites geográficos generando a su vez consumos diferenciados por aquellos quienes los escuchan. Su arraigo en dicha ciudad fronteriza se manifestó de tal forma que nuevas generaciones de músicos bajacalifornianos se encargarían de ampliar la oferta musical – como lo apuntamos anteriormente, impregnando en el gusto de los jóvenes. Por otro lado, la extensa comunidad de mexicanos en los Estados Unidos que pueblan cientos de grandes y pequeñas ciudades de este territorio, ante la intensa e incesante búsqueda de sí mismos, o en otras palabras ante el deseo de encontrar y forjar una identidad propia dentro de una sociedad compleja que por sus raíces multirraciales y culturales obliga a distinguirse, encontrando en los 161 productos y servicios que se ofertan un bien cultural que los acerca a sus raíces.238 Dentro de este mosaico de ofertas culturales, en el caso de las familias México americanas, las músicas promueven el cultivo de las costumbres y tradiciones de las comunidades de origen del mismo modo funcionan como un vehículo que contribuye a fortalecer la identidad de origen de nuevos y viejos inmigrantes239 La música es un universo sonoro en expansión, las mudanzas constantes propician un navegar en direcciones impredecibles, negando la uní linealidad, desplazándose en un tiempo y en un espacio como parte integrante de los procesos históricos a los que se encuentra articulada. La migración posibilita que las prácticas musicales viajen acompañando a las poblaciones migrantes lo cual favorece la estimulación de nuevas apropiaciones y nuevas comunidades, en este sentido no es difícil que los migrantes encuentren la música que se encuentre cercana a sus propios códigos facilitando su asimilación.240 De tal forma que la población inmigrante de origen sinaloense que gusta escuchar de las músicas de narcotráfico, narcotraficantes y narcocorridos, encuentran en estas melodías un aliciente que activa la memoria, manifiesta sentimientos y emociones que los vinculan con su lugar de origen. Para efectos de este trabajo nos referimos al condado de los Ángeles, uno de los espacios que desde mediados de los ochentas se gestaba como un referente importante en cuanto a la popularidad de las músicas de narcotráfico y narcotraficantes además de concentrar la mayor cantidad de sinaloenses en los 238 Juan Manuel Mendoza Guerrero, Arturo Santamaría Gómez El consumo de la nostalgia: los inmigrantes Latinoamericanos y la creación del mercado hispano en los Estados Unidos, Mazatlán , Universidad Autónoma de Sinaloa, 2008, p. 13 239 Rigoberto Rodríguez Benítez, Op. cit, p. 100 240 Gonzalo Camacho, “La música de ida y torna vuelta”, ponencia presentada en el Seminario Internacional “Músicas Migrantes”, realizado por el Colegio de la Frontera Norte en Tijuana Baja California el 1 y 2 de diciembre de 2009. [Disponible en formato audio visual] 162 Estados Unidos, sobre esto agrega Elijah Wald, en una entrevista otorgada para el Archivo Histórico del Estado de Sinaloa. Los Ángeles es la nueva frontera de los corridos, es el lugar de concentración más alta de mexicanos en California y su poder económico lo convierte en el centro moderno del comercio de música norteña. Los principales sellos discográficos tienen ahí sus oficinas. Por las ventanas de los carros en todo Lynwood, South Gate, Long Beach y otros barrios y ciudades retumban a todo volumen los éxitos de corridos disfrutados en su mayoría por sinaloenses.241 Estos espacios corresponden a nuestro objeto de estudio en los cuales se genera una confluencia de gustos musicales por parte de los sinaloenses que ahí radican, ante la búsqueda de una identificación hacia los orígenes, del mismo modo el gusto musical se construye, modifica o permanece generacionalmente. Cada persona tiene sus propias vivencias, como las músicas que escucho en la infancia, en la adolescencia. Cuando se regresa a la tierra donde se nació, después de una larga ausencia, o cuando se quiere estar cerca en la lejanía, no hay mejor recurso que escuchar músicas representativas de nuestro país, o de la región de origen242 De esta forma la producción, circulación y recepción de las músicas puede ser localizada en diversos espacios trascendiendo de un periodo histórico a otro, en el caso de aquellas que tienen por temática el trafico de drogas, traficantes y con ello sus excesos y ostentaciones, son apropiadas por los sinaloenses que gustan de escucharlas. De tal manera que, más allá de toda la polémica que se genera sobre si estas músicas son o no una apología al ilícito de las drogas, lo cierto es que en la región del noroeste, - destacando los espacios que corresponden nuestro estudio – se 241 Wald, Elijah [entrevista], 2004, por Sergio Negrete [trabajo de campo], Memorias del Archivo Histórico General del Estado de Sinaloa, México. 242 Isabel Aretz, América Latina en su música, Op, cit. p. 264 163 viven y se sienten de manera distinta; la gente sabe que se trata de temas relacionados con el narcotráfico sin embargo son bailados y hasta cantados, en los estéreos de los carros, las cantinas, las fiestas, los salones de baile, incluso en las casas, es común escuchar los temas en alusión al narcotráfico, sus personajes y sus excesos. En las colonias populares y suburbios de las ciudades, y las no tan populares, los constantes festejos parecen una epidemia de festividades y jolgorios. Los vecinos cierran arbitrariamente las calles, generalmente se prolonga durante toda la noche, y más; y en realidad a nadie parece importarle las molestias que se pueden causar a los vecinos. Algún tiempo después, estos vecinos terminan haciendo lo mismo: se trata de prácticas aceptadas y asimiladas por el grueso de la población.243 En este sentido, según la posición del emisor del juicio, los corridos de narcotráfico, narcotraficantes y los narcocorridos, pueden ser vistos como aberración ética y estética, como degradación moral y artística por lo tanto censurables, pero también pueden ser percibidos como un retorno de lo reprimido en el nivel de la discusión pública; como ejemplo de una mayor visibilidad de lo permitido o tolerado; como producciones meramente simbólicas.244 Estas producciones simbólicas involucran una serie de aspectos que forman una totalidad entre sí, los cuales van desde aquel que escucha las músicas, tanto como el que la interpreta, toca, compone, e incluso todas aquellas actividades secundarias que hacen posible que un acto musical se lleve a cabo, todo ello es lo que implica el consumo como una acción dinámica y no individual, donde la obra musical no se toma como lo más importante sino todo lo que se genera alrededor 243 Nery Córdova, “La narcocultura en Sinaloa” Simbología, transgresión y medios de comunicación”, tesis doctoral, UNAM, Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, México, 2005, pp. 334 – 335 244 Luís Astorga, Mitología de un Narcotraficante en México, Op, cit, p. 139 164 de la misma, no solamente por expresar o relatar algún acontecimiento en particular.245 Lo que hay que destacar aquí es que al escuchar dichas músicas se generan una serie de representaciones y es ahí donde abordaremos a Roger Chartier, cuando nos habla de “producción, circulación y consumo”, haciendo referencia al consumo cultural dentro de una sociedad determinada. Esta separación radical entre producción y consumo nos conduce a postular que las ideas o las formas poseen un sentido intrínseco, totalmente independiente de su apropiación por un sujeto o un grupo de sujetos.246 Chartier pone como ejemplo los textos, los cuales, generan dichas representaciones, mientras que la lectura que cada individuo le da a los textos son las apropiaciones o interpretaciones del mismo, según el planteamiento de este autor, no es posible caracterizar como radicalmente específico el corpus de los textos que constituye lo que tradicionalmente se ha designado como la “literatura popular de la venta ambulante”. Lo esencial está en otra parte, primero en identificar cuáles son los textos que circulan tanto en los medios populares como en los medios letrados y luego, en identificar las maneras de leer. La tarea no es sencilla pues siempre se corre el riesgo de reintroducir un sociologismo demasiado tajante que caracteriza como “populares” las prácticas que en realidad se pueden hallar también en otros horizontes sociales247 Por lo tanto, poniendo de ejemplo las músicas que corresponden nuestro estudio, estos pueden tener un sinfín de interpretaciones, todo depende de aquel que lo consuma y los significados que este le da, dicho significado no siempre será el mismo que el productor, o en este caso el compositor quiere transmitir; de igual forma, existen diversas formas de acceder a estas músicas, por tanto los consumos que hace el individuo, o los individuos que gustan de escucharla son diversos. 245 Christopher Small, “El Músicar, un ritual en el Espacio Social”, Revista transcultural de Música, numero 4, 1999, pp. 1 – 16, véase también, Christopher Small, Musicking, The Meaning of Performing and Listening, Estados Unidos, Wesleyan University Press, 1998, pp. 1 – 18 246 Roger Chartier, El mundo como representación, Op, cit. p. 37 247 Roger Chartier, La Revolución de la Cultura Escrita, Op, cit. pp. 157 – 168 165 Otro aspecto importante para la cohesión existente entre el gusto musical y el consumo de las músicas que corresponden a nuestro estudio se relaciona con la influencia que representa la banda sinaloense y el acordeón, al igual que los llamados “Chirrines” característicos de la región. La interpretación de los corridos de narcotráfico, narcotraficantes y narcocorridos acompañados con dicha variedad instrumental facilita su asimilación y aceptación; no solo eso, sino que además involucra una serie de sentimientos que identifican a una sociedad que los produce y los consume. Es una sociedad predispuesta a aceptar ese tipo de mensajes, sobre todo a través de las músicas y los discos; con esto volvemos a hacer referencia al consumo que se hace en relación a los corridos, pues aquellos que los graban y producen, los incluyen en los discos porque saben que la gente buscara adquirirlos, puede haber muchas razones por las cuales a una persona le agrade un corrido, el tipo de la melodía, el gusto por el grupo que lo interpreta incluso puede que no le agraden todos los corridos de dicho grupo musical sino solo unos cuantos, lo importante a destacar es la riqueza simbólica de estas producciones musicales que ha impregnado dentro de la población. El que hace el corrido y graba discos y cassetes lo hace porque sabe que va vender muchos, que va obtener ganancias. Explota la forma musical del corrido para hablar de “narcos” porque si ese mismo músico grabara una sinfonía de Beethoven no vendería ni veinte discos. En cambio, un “corridote” de esos de Lamberto Quintero se venden todos y hasta faltan248 Entendemos estas “mercancías culturales”, su producción, distribución y la repartición de los consumidores, como una posibilidad de considerarlas ya no solo como datos a partir de los cuales establecer los cuadros estadísticos de su circulación o señalar los funcionamientos económicos de su difusión sino como repertorio con el cual los usuarios acceden a operaciones que le son propias. 248 Manuel Lazcano Ochoa, Una vida en la vida de un Sinaloense, Los Mochis Sinaloa, Universidad de Occidente , 1992, p. 213 166 Lo que desarrolla el acto del consumo activo no son las obras sino las acciones, por lo tanto si tomamos en cuenta que estas obras contienen en esencia mensajes partiendo desde la simple dinámica emisor-receptor, y a su vez llevan consigo como objetivo penetrar dentro de un mercado demandante, donde el principal consumidor es la sociedad misma. Sin embargo, la producción no corresponde en todos los casos a la apropiación de los usuarios (consumidores), pues estos realizan una manipulación a estos productos, adaptándolos a sus prácticas cotidianas249 Por tanto la temática sobre las músicas que corresponden nuestro estudio se inserta como parte de un consumo cultural, definido por Néstor García Canclini, como el conjunto de procesos de apropiación y usos de productos en los que el valor simbólico prevalece sobre los valores de uso y de cambio, o donde al menos estos últimos se configuran subordinados a la dimensión simbólica, donde no interesen entonces nada más los bienes culturales como tal – objetos leyendas y músicas - sino aquellos actores que las engendran y consumen y los usos que los modifican250. El producto musical, se codifica como mercancía al hacerse así un objeto de necesidades sociales, mas como bien cultural, aporta otras nociones, como es la identificación que experimenta el usuario, la permanencia histórica que adquiere un bien cultural y la acción colectivizadora de los bienes culturales251 Así pues, esta semejanza entre las melodías, los ritmos e interpretaciones musicales, va más allá de una mera coincidencia o accidente sonoro, esto obedece a razones que se complementan gracias a que existe una apropiación musical, que ayuda a despertar aquel sentido de pertenencia territorial por parte de los pobladores de dicha región. 249 Michel, De Certeau, La Invención de lo Cotidiano, Artes de Hacer, Universidad Iberoamericana, Departamento de Historia, Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente, 2000, p.38 – 40 250 Néstor García Canclini, Op. cit p.196,197 251 Isabel Aretz, América Latina en su música, Op, cit., p. 241 167 Es por eso que al estudiar las músicas es preciso tomar en cuenta sus mínimos detalles las condiciones y las circunstancias en las que se desarrolla la producción, circulación y el consumo de cada melodía, es decir, situarla en un conjunto de hábitos, compartidos dentro de una sociedad que a su vez es parte de un proceso histórico, donde las músicas actúan como un difusor y reflejo del mismo. En este sentido, vemos como dentro de las músicas hay elementos que se repiten y conviven de manera mutua, un ejemplo sencillo sería tomar en cuenta las melodías que se tocan en una festejo familiar, - donde muchas veces el motivo para celebrar es lo de menos - las canciones solicitadas van subiendo de tono, de acuerdo al estado de ánimo de los asistentes, ahí es donde los estas músicas hacen acto de presencia, acompañados de la euforia y el gozo al calor de unas buenas cervezas. 4.2.- DE LAS MÚSICAS DE NARCOTRÁFICO A LOS NARCOCORRIDOS: CONSUMOS DE LOS SINALOENSES EN LOS ANGELES, CALIFORNIA. Hacia 1970, California se convirtió en un importante polo de atracción para la población sinaloense hacia los Estados Unidos, sin embargo, el auge migratorio se presentaría a mediados de la década de los ochenta, como consecuencia de una serie de reformas que el congreso de Estados Unidos aprobó en 1986 a su ley de migración y naturalización mejor conocidas como ley Simpson-Rodino, (IRSA), por sus siglas en inglés, el objeto central de estas especificaciones era detener la migración ilegal hacia los Estados Unidos, esta ley incluía la sanción a empleadores que contrataran ilegales; un aumento al presupuesto de la patrulla fronteriza para su modernización y además un programa de amnistía en el cual miles de ilegales indocumentados regularizarían su situación legal. Como consecuencia de esta ley hacia 1989 y aun en la década de los noventa, una gran cantidad de mexicanos, entre los que figuraban aquellos procedentes de Sinaloa, 168 continuaban considerando a Estados Unidos como un mercado laboral accesible252 *año de arribo a los Estados Unidos (población sinaloense en el condado de los Ángeles, California)253 Lo anterior nos lo demuestra la referida gráfica, destacando las fluctuaciones migratorias de sinaloenses, quienes manifiestan una marcada preferencia por el condado de los Ángeles California, considerado el más importante en cuanto a concentración de habitantes procedentes del citado estado254 y según el caso que nos ocupa, es reconocido como el epicentro estadounidense en cuanto a la producción, circulación y consumo de las músicas de narcotraficantes, narcotráfico y narcocorridos. Reafirmando este argumento, contamos con el testimonio de Anselmo Giménez, productor musical de la empresa “La Granja” y promotor de más de 15 grupos de género norteño, quien nos comenta en relación a los gustos musicales. Desde la década de los 70`s, con “Camelia la Texana” se creó una industria disquera que se fue expandiendo poco a poco, ya los papás son los que escuchaban los narcocorridos y los hijos también los escuchan, allá en Estados Unidos como no hay restricción para este 252 Eliezer Morales Aragón y Consuelo Dávila Pérez, La nueva relación de México con América del Norte, Universidad Nacional Autónoma de México, 1994, pp. 255 – 256 253 Guillermo E. Ibarra, Desarrollo regional de Sinaloa, Empleo y Migración a Estados Unidos: “El caso de Los Ángeles, California”. Conferencia en el Colegio de Economistas, “José Luis Ceceña Cervantes”, Culiacán, Junio, 2004. 254 De acuerdo a lo mencionado en la parte introductoria de este trabajo la migración sinaloense, en Los Ángeles California desde mediados de los ochentas, se ha distribuido en la zona centro-sur, lo que incluye las ciudades de Los Ángeles, Long Beach, South Gate, Huntington Park, Lynwood, como las más importantes en cuanto a concentración migratoria proveniente del citado estado. 169 tipo de música entonces los grupos se van para allá, la editan y vienen aquí a venderlo”255 Más aun, “Contrabando y traición” no es la primera historia de narcotráfico que grabaron Los Tigres del Norte antes habían llevado al acetato un corrido de Manuel Valdés, titulado “Carga Blanca” (1972). Tampoco son los primeros en relatar corridos de migrantes. Anterior a ellos Los Hermanos Bañuelos (1930), Los Madrugadores del Valle y Los Pingüinos del Norte relataron el problema migratorio en “Yo me vine de mi tierra”, “El deportado”, “El lavaplatos” y “México-Americano”. Tampoco fueron los primeros en grabar una historia de traficantes o gomeros, antes lo habían hecho Los Alegres de Terán. Incluso antes de plasmar en tinta las letras de “Camelia la Texana”, el compositor Ángel González visitó a los protagonistas en Los Ángeles California; mismo lugar donde Jorge Hernández escuchó por primera vez la melodía256, decimos esto para dar cuenta que no es casual considerar a Los Ángeles como la capital estadounidense de las músicas del narcotráfico, narcotraficantes y narcocorridos. Por otro lado, la presencia de comunidad sinaloense en los Ángeles California y su vinculación con las músicas de narcotráfico como un factor que contribuye a la búsqueda de una identidad regional se expresa también a través de la literatura, así lo relata la obra Mica Chueca: novela en cuentos para la plebada inmigrante, del autor sinaloense Pablo Jaime Sainz, quien en sus páginas nos muestra el sentir de los sinaloenses en la Unión Americana, donde en sus diversas formas y espacios la difusión de las músicas de narcotráfico toman un papel importante257, de ahí que la segunda parte de la obra se titule Los Ángeles Sinaloa, en la que 255 Argumento retomado de, Gerónimo Olvera, El narcocorrido Entre Balas y Acordes, Universidad Autónoma de Chihuahua, 2010[Documental en formato de audio, fecha de consulta 13 de diciembre, 2010] 256 Luis Omar Montoya Arias y Juan Antonio Fernández Velázquez, “El Narcocorrido en México” en Revista Cultura y Droga, Universidad de Caldas, Manizales, Colombia, Enero-Diciembre, 2009, pp. 219 – 221 257 El apartado incluye una guía de cómo escribir un “narcocorrido”, relacionándolo como parte de la cultura sinaloense. 170 configura el elemento musical como parte del proceso de adaptación e hibridación de la cultura sinaloense y estadounidense258 Las migraciones son punto donde se encuentran y desencuentran maneras distintas de concebir y discurrir el tiempo, de entender las relaciones y los valores que confluyen en la diversidad de culturas. Una parte de esos cambios culturales en las regiones de origen de la migración tienen que ver con los gustos musicales y la expansión de un acervo musical caracterizado por un cancionero que pone de relieve los intercambios culturales entre varias regiones de México y Estados Unidos, unidas por el trabajo y las ausencias, el dólar, los discos y los recuerdos.259 Las migraciones de sinaloenses a Estados Unidos son parte de un fenómeno social que involucra las necesidades económicas de la gente, y es de ahí donde se desprenden anécdotas personales, familiares, locales, con recuerdos, mitos y canciones – de aquí que las músicas funcionen como un elemento primordial para entender la cohesión que existe entre la nostalgia al terruño y los orígenes y de acuerdo al caso que nos ocupa, de las músicas del narcotráfico, narcotraficantes y narcocorridos, estas funcionan como un elemento que contribuye a satisfacer emociones, de quienes gustan de escucharlas y encuentran en estas músicas una forma de acercamiento hacia aquello que sienten propio. Del mismo modo, los movimientos poblacionales nos ayudan a comprender las formas en que los grupos de migrantes encuentran y configuran identidades, ya que al decidir partir de su lugar de origen trasladan consigo elementos emergidos de la cultura que ellos asimilan como propios, entre los que se encuentran las músicas. En este sentido, dentro del territorio estadounidense, California, y en específico el condado de Los Ángeles, sufre un entramado cultural que se manifiesta también 258 Pablo Jaime Sainz, Mica Chueca: Novela en cuentos para la plebada inmigrante, México, Fondo editorial Tierra Adentro, CONACULTA, 2009, pp. 93 – 108 259 Fernando Hijar Sánchez, Música sin fronteras. Ensayos sobre migración, música e identidad, México, CONACULTA, 2006, pp. 23 – 25 171 en las músicas, es ahí donde las melodías hacen presencia para satisfacer la sensibilidad de los sinaloenses, mismas que contribuyen a generar consumos diversos. Destacamos lo anterior para dar cuenta de la vigencia e importancia de nuestro objeto de estudio, los consumos y la configuración de un gusto musical entre los sinaloenses, así el propósito de nuestro apartado es demostrar que dentro de la temporalidad que comprenden músicas de narcotráfico, narcotraficantes y narcocorridos, se generan gustos musicales que se trasladan a través de las familias sinaloenses, radicadas en otros espacios, lo que contribuye a generar consumos diversos en alusión al recuerdo por la tierra de donde provienen. En este sentido, las músicas también desempeñan un papel central en el desarrollo de las sociedades, demuestra la industria del entretenimiento y facilita la autodefinición de los habitantes sinaloenses radicados en la frontera. En las melodías cuyos temas involucran el narcotráfico, los narcotraficantes y sus excesos, la identificación cultural del sinaloense radicado en la frontera se hace más aparente.260 El trabajo de campo realizado para este capítulo tiene como propósito captar la voz de los habitantes sinaloenses, siendo capaces de entrar al mundo íntimo de aquellos que consumen las melodías, entendidas como instrumentos culturales que tienen influencia hacia terrenos más amplios. Es por ello que se tomó en consideración las formas de consumo de estas músicas entre padres e hijos de las familias entrevistadas teniendo esto un rango que comprenda parte de la temporalidad seleccionada de acuerdo al periodo de estudio (1980 – 2000) y así detectar la configuración de los gustos musicales sinaloenses de acuerdo a los cambios generacionales de dichas melodías. De esta forma, las músicas de narcotráfico, de narcotraficantes y narcocorridos, presentan no solamente una importancia comercial, además son un vehículo integrador de todos aquellos que al encontrarse fuera de su tierra, buscan en 260 Mark Edberg, “The narcotrafficker in representation and practice: A cultural persona from the US – Mexican Border”, ETHOS, Vol, 32, issue, 2, University of California Press, Journal division, 2004. p. 260 172 estas melodías un aliciente ante esa ausencia, lo cual contribuye a unificar una comunidad esto recae en la construcción de un gusto musical que se transmite generacionalmente. Este es el caso de las familias cuyos testimonios son útiles para construir nuestro apartado, quienes decidieron migrar por diversos motivos, teniendo en común haber llegado a Estados Unidos en la década de los ochentas quienes favorecidos por la amnistía decidieron asentarse en el estado de California, específicamente en el condado de Los Ángeles261. Así tomamos estos ejemplos para desarrollar distintas formas de consumo en las músicas de narcotráfico a partir de un gusto familiar transmitido generacionalmente, tomando en cuenta aspectos como edad, género y lugar de origen. Iniciamos entonces con el testimonio de Carolina Barraza, nos comenta sus experiencias con dichas músicas desde su infancia. Pues ahora es muy común, no sé si antes también pero a mí me gustan porque en la familia siempre los hemos escuchado, uno los tiene presentes porque miraba a sus padres que pura música norteña escuchaban, por ejemplo a mi apa´ le gustaba mucho los Alegres de Terán recuerdo que escuchaba el corrido de La Carga Blanca en el radio porque no había más, yo en aquel entonces tendría algunos cinco o seis años, que ni sabía de drogas uno.262 En el argumento anterior, se expresan elementos que involucran la mentalidad del consumidor, la entrevistada menciona desconocer que las músicas de narcotráfico contenían mensajes negativos, pues ella lo relaciona con algo que le recuerda una etapa de su vida familiar con el cual manifiesta sus emociones, de ahí la 261 Las citadas entrevistas se realizaron a partir de habitantes procedentes de Culiacán, Badiraguato y Elota, todos residentes en la ciudad de Huntington Park, California (con excepción de José Luis Parra Valle, cuya entrevista se realizó en Culiacán Sinaloa, rescatando anécdotas referentes a su estancia en Estados Unidos, así como la entrevista realizada a su hijo Francisco Javier Parra Sierra, quien vive en Tijuana Baja California. 262 Carolina Barraza Castillo, [Entrevista] Noviembre 2010, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en, Los Ángeles, California, Estados Unidos. 173 importancia de la memoria como un recurso que facilita la apropiación de estas músicas, por otro lado, la incursión de las mujeres en el tema de las músicas de narcotráfico es un aspecto que influye en las formas de consumo, de acuerdo con el argumento de nuestra entrevistada. Aquel que dice…”También las mujeres pueden”, precisamente porque habla de mujeres, de las mujeres también podemos, igualito que los hombres, habla de tres mujeres sinaloenses, que son valientes, que no se dejan de nadie, eso es muy difícil escucharlo en un corrido, desde la camelia no había un corrido así, y también los tigres la sacaron. El mensaje algo así como que las mujeres podemos hacer lo que queramos mientras nos lo propongamos, ¿si me entiendes?, es lo que hay en el mensaje, lo que hace bonito el corrido.263 Aquello que esta intrínseco en la letra o la melodía de estas músicas es, según el argumento de nuestra entrevistada lo que atrae a su sensibilidad, manifestándose en la apropiación del mensaje como algo que contribuye a desarrollar sus emociones, aquello que lo relaciona con el esfuerzo y lo que considera una disputa entre las relaciones de género. Por otro lado, las formas de convivencia donde las músicas de narcotráfico se hacen presentes se expresan y comparten en comunidades enteras, así nos lo hace saber Carolina Barraza, al platicarnos sobre las festividades que se realizan en su pueblo natal Conitaca, Sinaloa. En las fiestas que hay en el rancho, ahí ha habido varios bailes, llevan bandas, conjuntos norteños de Culiacán, cuando hay cumpleaños, 15 años o incluso Bodas, las hacen ahí en la plazuela 263 Ibíd. 174 del pueblo, en Conitaca, en esas fiestas se invita a toda la gente del pueblo. 264 Sobre la tradición musical que existe en esta población y la configuración de un gusto por la tambora sinaloense contamos con el testimonio de Leoncio Félix Gutiérrez265, quien comenta su experiencia tras haber participado en dichas festividades como integrante de una de las bandas que se conformaría en dicho poblado hacia principios de los años sesenta. Me convidaron a trabajar con “Los diablos de Conitaca”, lo que después se llamó banda “Los Hermanos Meza”, yo traía la tarola, tocábamos en las fiestas del pueblo, allá en Conitaca, esas fueron mis últimas tocadas.266. Esto nos sirve para explicar también el surgimiento del consumo por las músicas de narcotráfico, narcotraficantes y narcocorridos, no como algo aislado sino como – en el caso de nuestros entrevistados – aquello que se surge del gusto por los géneros musicales tradicionales, nos referimos la permanencia del gusto por la música de tambora en la población sinaloense. De ahí que las formas de interpretación influyan en la variación de los consumos y gustos musicales, las músicas de narcotráfico, serían interpretadas en un principio en el género norteño, mientras que su interpretación con música de banda sinaloense surge a partir de la década de los 80´s, estas músicas se interpretan entre aquellas que ya por costumbre armonizan una convivencia familiar, las melodías van subiendo de tono de acuerdo al ánimo de los asistentes de ello nos platica nuestra entrevistada. 264 Ibíd. Dedicado a la música desde finales de los cincuentas, continuo su actividad musical durante diez años, más tarde se inclinaría por las labores del campo y la agricultura, actualmente reside en el poblado de La Noria, Imala. 266 Leoncio Félix Gutiérrez, [Entrevista] Abril 2011, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en La Noria, Imala, Sinaloa, México. 265 175 Esas fiestas son para bailar, se tocan canciones que ya conoce la gente, ellos las piden, o el que pone la banda pide las que le gustan, los corridos comienzan a escucharse ya después de una que otra cervecita, ya en la borrachera, cuando suben los ánimos267. El testimonio de Carolina Barraza, nos habla de la posibilidad de hacer medibles los consumos que el entrevistado realiza, de tal manera que si al cuestionarla sobre el primer recuerdo que tiene de las melodías de narcotráfico lo relaciona con “Carga Blanca” y en torno a su gusto musical refiere a “También las mujeres pueden”, entre estas melodías hay un rango de veintidós años268 lo cual da cuenta de un consumo progresivo indicando entonces que las músicas de narcotráfico están presentes en el gusto familiar. Sin embargo, los cambios generacionales en las temáticas de dichas melodías – en este caso – contribuyen a la variación de los consumos; de ahí que nuestra entrevistada enlaza el mensaje de la melodía, en un principio tras la remembranza a su niñez y por otra parte, a aptitudes que apropia como suyas. Por otro lado, el gusto musical por las melodías de narcotráfico, en esta ocasión se transmite por generaciones, desarrollando consumos que se aceptan por herencia y que permiten dar respuesta a una identidad del “ser sinaloense”, así lo hace ver, Adiel Barraza, al decirnos lo siguiente. Será porque esa es la música que uno escuchaba desde niño, los corridos, ya sea con norteño o con banda y a la familia le gusta y pues uno crece con ese gusto también, yo nací de este lado, pero siempre me metieron en la mente que era sinaloense, a lo mejor por eso no me gusta la música de gringos.269 267 Carolina Barraza Castillo, [Entrevista] 2010, loc. cit. Esto tomando en cuenta la edad de la entrevistada nacida en 1969, la edad en la que nos dijo haber escuchado la melodía y los años en los que salieron al mercado cada uno de los títulos referidos. 269 Adiel Barraza, [Entrevista] Noviembre 2010, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre 268 176 La identificación con el terruño y los orígenes puede manifestarse a través de las músicas del narcotráfico, narcotraficantes y narcocorridos; recordemos que la identidad involucra todos aquellos elementos culturales que te conectan con un grupo, así como de las diferencias con los otros, en este caso, el sentimiento de pertenencia se construye desde la infancia y se lleva consigo a cualquier lugar, estas músicas se encargan de cohesionar los gustos musicales con aquello que manifiesta sus emociones, de lo que nuestro entrevistado agrega. Pues de los corridos, la forma de interpretarlos, me gusta el acordeón por ejemplo, hay instrumentos que te mueven, se siente uno alegre, de repente no te sabes la canción completa pero cantas un pedacito o chiflada aunque sea, también tiene que ver con el estado de ánimo que traiga uno.270 Las emociones están pues presentes en la apropiación de los corridos de narcotráfico, con ello, un elemento que contribuye a las formas de consumo es la ejecución instrumentista, de manera que hay sonidos que te conectan con una identidad, de acuerdo con el argumento de nuestro entrevistado, el acordeón se relaciona con aquello que hace generar de la melodía del narcotráfico un consumo distinto. Es decir, más allá de idolatrar al narcotraficante, esta puede asimilarse como forma de entretenimiento. A veces la tonada es lo que te hace que un corrido te guste, aunque la letra hable de un personaje, se escucha chingón y te gusta, es algo que ya lo traes, no a toda la gente le gusta esta música ¿si me entiendes?, le vas agarrando el gusto.271 Continuando con el desarrollo del gusto musical en las familias sinaloenses tenemos el ejemplo de Marisela Barraza, quien los da una explicación sobre su narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Los Ángeles, California, Estados Unidos. 270 Ibíd. 271 Ibíd. 177 gusto por las músicas sinaloenses, melodías de banda, acordeón y bajo sexto; con ello las que llevan por tema el narcotráfico y sus actores. Me gusta la música de banda, el norteño, para mi esa es la música de Sinaloense, uno estando acá extraña todo eso y pues quieras o no te acuerdas de tus orígenes, es como un pedacito de tu tierra. Con los corridos es parecido, habla de personas sinaloenses, dice que son valientes, decididos, y tal vez por eso es que gusta, por que hablan bien de la tierra de uno y eso te hace sentir bien.272 Vemos como las músicas de narcotráfico se relacionan como un elemento que activa la sensibilidad, provocando satisfacción hacia aquellos que acostumbran escucharlas. Por otro lado, contrario a la idea de que estas músicas son producidas y consumidas solamente por hombres, incluimos nuevamente la participación femenina como consumidoras, quienes hacen su propia interpretación sobre las melodías. Así nos los hace notar Cristal Peraza, quien tras el parentesco con la anterior entrevistada, y miembro de una familia de la cual expresamos su gusto por las músicas de narcotráfico, responde precisamente esta inquietud sobre el gusto musical en las féminas. ¿Quién dijo que los corridos solo los escuchaban los hombres? a las mujeres también nos gustan, el corrido ese de “Andan Pistiando los Plebes” que menciona Sinaloa, Tijuana y varias partes, antros y así... Ese corrido no lo quitábamos de la camioneta cuando andábamos dando la vuelta, mis amigas y yo… También las mujeres pueden, ¿Qué no?, o ¿qué fuera de Emilio sin la Camelia?273 272 Marisela Barraza Castillo, [Entrevista] Noviembre 2010, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Los Ángeles, California, Estados Unidos. 273 Cristal Peraza Barraza [Entrevista] Noviembre 2010, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los 178 La participación femenina en el consumo de estas músicas se presenta con frecuencia en tiempos recientes, más los testimonios anteriores nos demuestran que desde décadas atrás ya tomaba presencia y además de ello, en este caso, se convierte en algo que trasciende por generaciones. De esta forma, el gusto por las músicas de narcotráfico en las mujeres consideramos pertinente apuntarlo. Al tomar en cuenta la perspectiva de género en nuestro trabajo pretendemos darle un giro distinto a la investigación que aquí realizamos y así justificar la vigencia de nuestro objeto de estudio, en cuanto al consumo de las músicas de narcocorridos en la población sinaloense. En relación a esto, la asimilación del mensaje surge cuando los consumidores se apropian de la melodía y le dan significado, de esta forma, como nos comenta Adiel Barraza, más allá de hacer apología al personaje al que las letras refieren, adapta los aspectos que lo subliman tomándolos como propios.“Cuando escuchas un corrido no estás pensando en la persona, sino en lo que dice, si en tal corrido dice que ese vato es chingon, pues a uno le gusta el corrido y te sientes fregón tú también”.274 Hacia la década de los ochentas y noventas nuevas formas de interpretación surgen en torno a las músicas de narcotráfico, como vemos, las innovaciones instrumentales facilitan la asimilación y el consumo de las melodías versadas en el tráfico de drogas, del mismo modo, los cambios generacionales en estas músicas provoca en los consumidores apropiarse del mensaje. Por otra parte, estas músicas se consumen – como hemos mencionado – a través de los recuerdos, que en ocasiones activan sentimientos de nostalgia hacia el ser querido, de esto nos cuenta José Luis Parra Valle, en su anécdota donde también están presentes los corridos de narcotraficantes. Saben mejor los corridos allá a veces hasta llora uno, a veces me acuerdo de mi papá a él le gustaba mucho el corrido de Pedro Avilés, corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en, Los Ángeles, California, Estados Unidos. 274 Adiel Barraza, [Entrevista], loc. cit. 179 era de sus canciones preferidas, antes de morirse se tomó sus tragos, y murió cantando. Estábamos tomando ahí en la casa, teníamos el corrido de Pedro Avilés en la consola tocando, de repente se paró y al caminar se puso malo, a él le gustaban mucho los Broncos de Reynosa275 En otro de los ejemplos, la festividad es el componente que se vincula con la nostalgia al terruño y los orígenes, el gusto por las músicas se comparte con integrantes de la familia y amigos, según el testimonio de nuestro entrevistado, quien nos cuenta sobre sus gustos musicales, estando fuera de su tierra. Yo era el mismo, me iba yo pero no se iba mi gusto, estando en los Ángeles también los pedía, con los Chirrines, de “El Numero uno”, “Caro Quintero”, me acuerdo en una ocasión que estábamos esperando a un camarada que cruzara la frontera, tenía días queriendo cruzar y cuando llegó fuimos a festejarlo, teníamos la música, nos emborrachamos, ya como a las dos tres cervezas empezó a pedir corridos también276 Como vemos, los gustos musicales se trasladan hacia aquellos lugares donde los sinaloenses se hacen presentes. Al llevarse consigo los elementos musicales conservan también algo que sienten propio, los corridos de narcotraficantes se encuentran insertos en estos escenarios donde estas músicas se convierten en integradores de una identidad. Lo anterior nos deja constancia de que las músicas de narcotraficantes provocan a la memoria y generan sentimientos que se entrecruzan entre el goce y la nostalgia. Las melodías adornan esos momentos en que la añoranza y el recuerdo hacia el ser querido se vuelve parte de la festividad de los sinaloenses. 275 José Luis Parra Valle, [Entrevista], Octubre 2010, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en, Los Ángeles, California, Estados Unidos. 276 Ibíd. 180 Del mismo modo, los consumos que se realizan involucran un gusto familiar, es el caso de Francisco Parra Sierra, quien tras el parentesco con nuestro anterior entrevistado, nos comparte su experiencia con las músicas de narcotráfico desde la infancia. Cuando tenía diez años, mi hermano había comprado el cassete de los tigres del norte donde venía pacas de a kilo, ese fue el primer corrido que escuche, solo recuerdo que a mí me dijeron que era un corrido sobre narco, yo lo escuchaba tal vez por la curiosidad de saber lo que era.277 La curiosidad es en este caso lo que abre la puerta hacia lo imaginario y posteriormente a generar sus propios consumos sobre las melodías de narcotráfico, producto de una costumbre familiar, que como vemos trasciende por generaciones, según lo que nos dice nuestro entrevistado. Recuerdo ya más grandecito, me gustaba mucho la Banda el Recodo con Julio Preciado, me acuerdo mucho del corrido de Las Dos Hectáreas, la Cheyenne del año… aquel que le preguntan cómo le hizo pa ser tan inteligente y le contesta que es la escuela de la vida, que de pronto no tenía nada y luego tuvo dinero, eso pasa en todos lados, tienes que echarle ganas pa` conseguir lo que quieres.278 Es común la exaltación de la figura del narcotraficante en estas melodías, destacando supuestas virtudes que obtiene gracias a los “beneficios” que le otorga la actividad del narcotráfico, este mismo mensaje es adaptado por los sinaloenses a sus realidades cotidianas – como ejemplo el argumento anterior – donde el consumidor, menciona cualidades como ímpetu y ambición, enfocadas hacia un objetivo personal. 277 278 Francisco Javier Parra Sierra, [Entrevista] , 2010, loc, cit Ibíd. 181 Dichas músicas influyen pues en los consumidores activando la imaginación, lo cual contribuye, entre los habitantes de la frontera México-Estados Unidos a construir la figura del narcotraficante fronterizo, aun con ello, los sinaloenses que consumen estas músicas, las apropia como parte de un vehículo que concibe a los protagonistas de las melodías como individuos con ciertas cualidades, mismos elementos en los cuales descansa el consumo que, en el caso de nuestro entrevistado realiza. Otro de nuestros entrevistados Fernando Leyva Armenta, originario de Badiraguato Sinaloa, radicado en Los Ángeles, California, nos comenta sobre sus gustos musicales y de aquellas músicas que le hacen recordar su lugar de origen. Los corridos y toda la música norteña, la banda, en donde hay muchos corridos bonitos, mi favorito es el corrido del avión de la muerte, con los Tigres del Norte, donde dice que al hombre lo tortura y después de eso pidió que lo mandaran a Badiraguato, un hombre pues que se enfrenta a los soldados por defender su vida.279 Las letras de estas músicas representan algo más allá de su contenido, el consumo que los individuos hacen, los conectan con su lugar de origen; ante la ausencia, escuchar estas músicas se convierte en un vehículo que influye en el estado de animo de aquellos que comparten su gusto musical, sobre esto comenta Leyva Armenta. Los corridos que mencionan Sinaloa, pues hasta presume uno que es de allá. Si estas lejos de tu tierra, todo lo que te haga recordar tu rancho, como los corridos, a uno le gusta oírlos más seguido, es algo que lo consuela un poco, y ya con unas cervecillas arriba hasta un grito se sale.280 279 280 Fernando Leyva Armenta, [Entrevista], loc. cit. Ibíd. 182 De esta forma, dichas músicas, además de ser un elemento que contribuye a la distinción e identificación personal, funciona como integrador del sentimiento que se despierta ante la distancia, como una especie de consuelo que satisface aquello que el individuo ansia, y que sustituye a través del recuerdo que le atraen las melodías. En relación a esto, nuestro entrevistado reflexiona sobre sus gustos musicales despertados desde la infancia “Desde que yo era chiquillo281., yo creo que desde que tenía uso de razón, uno ya andaba cantando los corridos, cuando andaba por ahí cortando leña o sembrando en la milpa, ya tarareaba los corridos.”282 Vemos entonces como estas músicas se relacionan con el entorno, generando una apropiación, de ahí que a nuestro entrevistado, la melodía le trae a la memoria recuerdos, despertando su sensibilidad al hacer referencia a lo que eran sus actividades cotidianas. Por otro lado, la asistencia a bailes se convierte en una forma de convivencia entre los habitantes sinaloenses radicados en Los Ángeles, California. En estos lugares donde se realizan presentaciones en vivo con intérpretes de de las músicas de narcotráfico y narcotraficantes, los consumidores trasladan consigo parte de sus costumbres, mismas que se ven reflejadas en los atuendos que portan, esto como una manera de aprehender aquello que sienten parte de sus raíces. La vestimenta campirana se mezcla con accesorios que manifiestan sentimiento de superioridad, lo que nuestro entrevistado asocia como una “forma de ser” del sinaloense. Cuando íbamos a los bailes, en ese tiempo era de casi a diario283, de vagos, y claro, teníamos que andar bien cambiados, alhajados, de 281 De acuerdo con los datos obtenidos de nuestro entrevistado nacido en 1966, es poco probable que realmente escuchara corridos de narcotráfico o narcotraficantes en su niñez, en este caso su respuesta se encuentra influenciada por la sensibilidad que despierta el recuerdo relacionado hacia su lugar de origen. 282 Fernando Leyva Armenta, [Entrevista], loc. cit. 283 Debido a la dinámica laboral acostumbrada en Estados Unidos, no es posible que asistiera a los bailes continuamente. Por propia voz del entrevistado sabemos que los bailes se realizaban en un periodo de quince días, hasta una vez al mes. 183 botas y sombrero, siempre en bola, con primos, parientes, compañeros de allá de Sinaloa.284 Por otra parte, estos eventos contribuyen a desarrollar y satisfacer los gustos musicales de aquellos que asisten a escuchar y disfrutar de dichas presentaciones, pero además, los centros de baile de convierten en espacios donde confluyen individuos que tienden a encontrar en éstos un contacto directo con sus paisanos, como una forma de externar la añoranza hacia su lugar de origen. Este elemento de distinción se relaciona también con los gustos musicales en las familias sinaloenses, quienes en este caso, manifiestan los temas del tráfico de drogas como parte de una cultura regional, inserto a la tierra en la que pertenecen, misma característica que se traslada por generaciones como comenta nuestro siguiente testimonio al preguntarle por su gusto por dichas músicas. “Claro, Soy Sinaloense”, los corridos son de allá, pues me tienen que gustar, es la música que le gusta a mi apa’ de Chalino Sánchez, Saúl Viera, eso desde que era niño siempre en las reuniones que tenemos hay música, yo soy nacido acá en California, pero uno se acostumbra a escuchar esa músicas como conocer un poco de tus orígenes285 El sentimiento de pertenencia se refleja también a través de estas músicas, así nos manifiesta nuestro entrevistado quien reconoce su cariño por los orígenes, a pesar de convivir con la mezcla cultural que le adjudica haber nacido del lado estadounidense. Además de ello, reafirma su gusto por las músicas de 284 Fernando Leyva Armenta, [Entrevista], loc. cit. Leyva Miranda, Fernando [Entrevista] Noviembre 2010, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Los Ángeles, California, Estados Unidos. 285 184 narcotráfico lo cual identifica como algo que se surge propiamente de Sinaloa y los sinaloenses.286 Caso similar el de Gabriel Miranda, nacido en Culiacán Sinaloa, quien fue trasladado desde temprana edad a los Estados Unidos, razón por la cual recibió influencia de otras músicas, configurando sus gustos y consumos, como nos lo comenta. Pues más la norteña y la banda, son mis preferidas, aunque te diré que escucho un poco de todo, yo soy criado en Estados Unidos y pues te influye mucho también la música que hay acá, como el rap, el hip-hop, si me preguntas por esos grupos pues te diré Cypress Hill287, un grupo de acá de los Ángeles, yo crecí con esa música también.288 La mezcla cultural del “Chicano”, se ha manifestada en la literatura, la pintura y la música; se convirtió en una manera de concebir el mundo, apoyándose en símbolos, religiosos, indígenas y políticos. Todo esto influyó también en aquellos que no eran chicanos pero que convivieron con una forma y estilo de vida propio del entorno donde crecieron.289 En cuanto al gusto musical “Chicano”, es pertinente hacer referencia a Rosalino Sánchez, de quien ya hicimos hablamos en páginas anteriores, en torno a su 286 Algunos autores consideran que la música norteña, así como los corridos de narcotráfico tuvieron su origen en la frontera Texas – Estados Unidos, esta se ha trasladado hacia otras partes del país norteamericano, encontrando de igual forma aceptación por los “Chicanos” en el estado de California, particularmente la ciudad de Los Ángeles, donde se destacan las fiestas de “cinco de mayo” amenizadas con mariachi y música norteña, teniendo por protagonistas agrupaciones como “Los Tigres del Norte” quienes actúan en este evento desde los inicios de su carrera artística; al respecto véase Rafaela Castro, Chicano Folklore, Estados Unidos, Oxford University Press, 2000, p. 63 – 65 287 Esta agrupación proveniente de South Gate, California, es creadora del género musical denominado “Gangsta Rap Chicano”, su primer álbum realizado en 1991 llevaba por título “How I Could Just Kill a Man” (¿Cómo podría matar a un hombre?), título que deja entrever la agresividad del mensaje en sus letras, de ahí que se le encuentre similitud con los narcocorridos actuales. Este tema se puede encontrar en Cypress Hill, Columbia Récords, 1991 288 Gabriel Miranda, [Entrevista] Noviembre 2010, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Los Ángeles, California, Estados Unidos. 289 Rafaela Castro, Chicano Folklore, Op. cit. p. 46 – 49 185 figura e impacto en la juventud México-Americana y emigrante de origen sinaloense en los Estados Unidos, la periodista Natalia Almada, en su documental Al Otro lado, nos comenta Era un hombre que le cantaba a la mafia, pero tenía su forma para hacerlo, todos querían ser Chalino, su fama entre los jóvenes fue impresionante, se convirtió en un importante ejemplo para “los pelones290”; había un mundo de muchachos que hablaban en ingles pero cantaban en español viviendo con mucho orgullo esa doble cultura; era un personaje, una figura para aquellos que querían sentirse más mexicanos291 Es así, como los gustos y consumos musicales, se transmiten en este caso en dos vertientes, por medio de la familia y gracias al poder mediático que generan los interpretes de estas músicas; su popularidad entre chicanos y no-chicanos, fue más allá de una comparación como representante del “gangsta-rap en español” en los años noventa292, de aquí el argumento de nuestro entrevistado. De la música que escuchaba mi padrino, recuerdo que gracias a él tengo el gusto por la música norteña, le gustaba mucho Ramón Ayala, los Alegres de Terán, todo lo de acordeón, después empecé a escuchar Chalino Sánchez, “el gallo de Sinaloa”, esa es mi preferida.293 El mensaje de las melodías – como hemos mencionado – es apropiado por los consumidores, en este caso, nuestro entrevistado comenta sentir satisfacción al escuchar aquello que haga referencia a su lugar de origen donde además se 290 En referencia a los jóvenes chicanos Natalia Almada, Al otro lado, Altamura Films, 2005[Copia del original en CD-ROM proporcionada por Chicano Studies Research Center, Universidad de California, Los Ángeles] 292 Sam, Quiñones, True Tales from another Mexico: The Lynch Mob, the Popsicle kings, Chalino and the Bronx, University of Nuevo Mexico Press, 2001 pp. 11 – 13 293 Gabriel Miranda, [Entrevista], loc, cit 291 186 destaca la figura del sinaloense representada en animales, interpretando esto como símbolo de valentía. Por el mensaje que lleva al hablar de Sinaloa, se siente bonito, porque habla del lugar de donde tú naciste, la letra del corrido es lo que me gusta. Que es gallo, ¿es algo chingon no?, echándote tus cervecitas pues, se antoja294 Las formas de consumo de estas melodías se resumen en el testimonio anterior, donde el anhelo y el recuerdo van acompañados las bebidas embriagantes, ingrediente que, según lo anterior, le pone un toque especial al gusto por las músicas de narcotráfico. Por otro lado, una nueva generación de intérpretes (2000) entraron en el gusto de la juventud chicana de origen sinaloense, utilizando un lenguaje e indumentaria similar lo que provocó que los asimilaran como parte de su cultura, modificando también sus consumos, así nos lo expresa nuestro entrevistado. Acá en los Ángeles hay muchos grupos de gente de allá que han hecho su fama, además de cantantes como el Original de la Sierra, que se quería parecer a Chalino, como muchos, pero él es nacido acá en California, poco a poco fue agarrando un estilo diferente, cabeza rapada y su forma de vestir muy parecido a lo que usamos nosotros.295 El gusto por las músicas también surge mediante “la diferencia con los otros”, de esta forma se construyen aspectos que facilitan la asimilación de las músicas del narcotráfico, dando origen a consumo por parte de los escuchas, esa diferenciación define las formas en las que los individuos interpretan la propia realidad en la que viven. 294 Ibíd. Gustavo Miranda, [Entrevista] Noviembre 2010, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Los Ángeles, California, Estados Unidos. 295 187 Cuando estaba en la High School escuchaba nomás música en Ingles, en la casa mi apa` escuchaba música norteña y de repente me empezó a gustar; había una raza que se burlaba de mí, pero después, varios vatos que en un principio no les gustaba los corridos empezaron a ponerlos, porque había cantantes en la radio que estaban pegando296 De esta forma, la identificación con el género musical y con sus actores es evidente, con la finalidad de llegar al público México–Americano, - de origen sinaloense - estas formas de interpretación también involucran imagen, lenguaje e instrumentación, elementos que contribuyen a generar consumos en los sinaloenses, facilitando el disfrute de estas melodías. La conexión interprete-consumidor es similar a aquello que en páginas anteriores mencionamos como parte del proceso circulación-consumo, en los centros de baile o conciertos, los asistentes expresan parte de su sensibilidad, donde también interviene la búsqueda de una identificación con las músicas de narcotráfico, así lo expresa nuestro entrevistado Jesús Alberto Robles. me gustan los corridos de los Tigres del Norte, como desde los 12 a los 15, los veía por la televisión, y cuando tuve la edad asistía a los bailes, siempre va ser algo diferente verlos en vivo, la música se siente, ahí entre tanta gente, lo que haces es escuchar los corridos, y echarte unas pa’ la calor297 Las músicas se involucran también con formas de diversión, el disfrute y los excesos, donde la población sinaloense se hace presente; además de despertar recuerdos que intervienen las relaciones personales, como es el caso de nuestro entrevistado, al compartirnos su anécdota sobre la asistencia a los bailes. 296 Ibíd. Jesús Alberto Robles, [Entrevista] Diciembre 2010, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Los Ángeles, California, Estados Unidos. 297 188 Cuando está uno joven pues nomás piensa en el desmadre, y si en el baile va haber morritas con más razón; en una ocasión se presentaron Los Tigres acá en los Ángeles, en ese baile conocí a mi esposa.298 Compartiendo un gusto familiar, Armando Robles, nos comenta sobre sus inicios como consumidor de las músicas de narcotráfico, además de extraer recuerdos personales, reconoce que en su hogar escuchar músicas de narcotráfico fue algo cotidiano. De niño, recuerdo haber escuchado la camioneta gris, me gustaba la historia y llevaba una buena tonada; los escuchaba en la casa, en cassetes, me acuerdo que con el primer trabajo que tuve en una marketa compre mi grabadora y ahí los ponía.299 Así, de acuerdo con lo dicho por nuestro entrevistado, el gusto musical nos demuestra que la asimilación de dichas músicas va más allá de lo que hay en sus letras, convirtiéndose en algo arraigado gracias una costumbre familiar que trascendió hasta los cambios generacionales en las composiciones de narcocorridos. También me gustaba “mis tres animales”, me acuerdo que era la novedad, por la forma de la canción y las cosas que decía, un primo había comprado el cassete, después empecé a escuchar la radio o en la camioneta con mi apa` y así desde chico escuchaba corridos300 Junto con los cambios generacionales y los espacios donde se utiliza esta música, aparecen percepciones hacia aquellos que gustan de escucharla, mismas que son 298 Ibíd. Armando Robles, [Entrevista] Diciembre 2010, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Los Ángeles, California, Estados Unidos. 300 Ibíd. 299 189 producto del prejuicio, apoyadas muchas veces gracias al bombardeo de los medios masivos, creando estereotipos mal fundamentados, esto es algo a lo que nuestro entrevistado crítica y refuta al decirnos lo siguiente. Me iba con los amigos a pistiar, y pues era puro corrido el que traíamos, yo solo los escucho porque me gustan, hay gente que cree que porque eres de Sinaloa te miran como narco wanna be301 si traes un corrido en tu troca302 En el testimonio anterior se expresan los momentos en los cuales el narcocorrido sufre sus cambios generacionales, por un lado menciona aquel que hace referencia al contrabando de droga hacia la frontera, pasando por “mis tres animales”, pionero de lo que aquí llamamos narcocorrido, lo cual nos demuestra la vigencia y temporalidad de estas músicas aun que a pesar de las variables temáticas el consumo de estas melodías persiste, por tanto el gusto musical en los individuos no se genera como algo aislado sino que se construye como parte de una continuidad. * El propósito de este apartado se centra en demostrar que el gusto musical y los consumos que de las melodías del narcotráfico se manifiestan se trasladan por generaciones, convirtiéndose en un factor identitario para aquellos que se encuentran fuera de su tierra, en caso particular los habitantes del territorio estadounidense – Los Ángeles California - . Tras los testimonios plasmados, vemos como los consumos se relacionan con factores como la sensibilidad, oscilando entre el goce y la nostalgia, elementos que facilitan la apropiación de dichas melodías; por otro lado, los cambios generacionales también influyen en la diferenciación de los consumos. 301 302 Abreviación de querer ser, hacer en el idioma inglés. Armando Robles, [Entrevista], loc. cit. 190 Así mismo, como parte del proceso de circulación y consumo de las músicas de narcotráfico, en nuestro siguiente apartado abordamos el tema de los sinaloenses en la frontera de Tijuana, esto con la intención de constatar el arraigo de un gusto musical 4.3.- CONSUMOS Y GUSTOS MUSICALES DE LOS SINALOENSES EN TIJUANA A diferencia de las grandes ciudades mexicanas, Tijuana no fue fundada por un centro ceremonial, ni por una gran pirámide, ni por una catedral colonial, ni por una misión.303 Tras su fundación hacia finales del siglo XIX y aun a principios del siglo XX, Tijuana había sido conocida por un casino: cabarets, dancing halls, liquor stores, a donde los norteamericanos llegaban para eludir las prohibiciones sexuales de juegos de azar y bebidas alcohólicas de su país. Hasta entonces, Tijuana ha mutado varias veces – desde la ciudad de diversión sexo y alcohol hasta ciudad de migración, narcotráfico y globalización y si algo caracteriza a Tijuana es que se sirve de un proceso de significaciones; dentro y fuera de la ciudad, Tijuana es señalada como hibrida, ilegal, feliz, americanizada, posmoderna, nuevo mito, nueva meca cultural y todo ello es a la vez, imaginario y real.304 Así, de la diversidad de representaciones con las que Tijuana ha sido observada, significada, construida o apropiada, predomina aquella en la que esta ciudad se funda como una encarnación del desorden social y moral, de la falta de ley, la violencia y la corrupción. De esta forma lo expresa Humberto Félix Berumen, quien en su libro Tijuana la horrible: entre la historia y el mito, pretende demostrar la existencia del mito de Tijuana como “la ciudad del vicio y la perversión por antonomasia”305, el autor nos explica como la historia misma de la ciudad parte de diversos relatos construidos a partir de sus mismos pobladores, convirtiéndose en 303 Pedro Ochoa, De noche vienes, de día te vas, dime cultura donde estas: Notas sobre el desarrollo cultural de Tijuana, en Jorge Hank Rohn (et. al) Tijuana, senderos en el Tiempo, XVIII Ayuntamiento de Tijuana, 2006, p. 188 304 Fiamma Montezemolo (et al), Aquí es Tijuana, Black dog Publishing, London, 2006, pp. 3 – 5 305 Humberto Félix Berumen, Tijuana la horrible, entre la historia y el Mito, México, El Colegio de la Frontera Norte, 2003, p. 24 191 una forma de describir, pensar y experimentar los diversos matices que de Tijuana se representan. Por ello, hablar y escribir sobre Tijuana es adentrarse a un entramado cultural tomado en cuenta por los investigadores de la cultura dedicados al estudio de la frontera; así se expresan en torno a Tijuana diversas categorías: “Lugar de los encuentros”, “hibridación de las culturas”, “crisol de las realidades”, “aquí empieza la patria”, “la ciudad más visitada del mundo”, “la esquina más norteña de América Latina”.306 Asimismo, factores como las migraciones y músicas, son dos elementos esenciales e íntimamente ligados que nos permiten comprender las formas en que una población encuentra y configura identidades. En este sentido, las culturas musicales particularmente, se han visto transformadas tanto por las condiciones socioculturales que rigen el modo de vida de los migrantes, como por el universo musical que envuelve las experiencias estéticas de los individuos en su matriz cultural. De esta forma, los movimientos poblacionales – en el caso de la ciudad de Tijuana - por su condición de frontera, son un vehículo que propicia y da cabida a diversos géneros musicales de los cuales no todos han mantenido y extendido su influencia, pero forman parte del gran mosaico simbólico que esta ciudad representa, sobre esto nos habla Néstor García Canclini Al estudiar los conflictos interculturales del lado mexicano en la frontera en Tijuana tomando en cuenta como tema más central, la autodefinición que la vida fronteriza y los contactos interculturales, la música se convirtió en uno de los símbolos de Tijuana, conviviendo con una dualidad lingüística expresados en la radio, la televisión y la publicidad urbana307 306 307 Roberto Castillo Udiarte, Welcome to Tijuana, en Tijuana senderos del tiempo, Op cit. p. 256 Néstor García Canclini, Culturas Hibridas, Op. cit, pp. 297 – 298 192 Es así como, Tijuana cuenta con una gran variedad de músicas que son parte de la construcción cultural de esta frontera: escuchar música de ópera, cumbia, clásica, vallenato, balada, rock, tambora sinaloense y música norteña308; estas dos últimas son las que corresponden y se relacionan a nuestro objeto de estudio y van de la mano con aquellos que la consumen. Esta expresión musical forma parte de la diversidad cultural de los sinaloenses en Tijuana a pesar de que las instituciones gubernamentales se opongan a ello, quienes junto con los medios de comunicación pretenden homogeneizar nuestras visiones de la realidad, como si la variedad cultural fuera algo inamovible, inmutable y correspondiera a una verdad absoluta. Para explicar la difusión y consolidación de las músicas, es indispensable tomar en cuenta la inmigración sinaloense a Tijuana, misma que se considera casi tan antigua como la migración a California. Las familias que fundaron las primeras colonias de Tijuana procedían de los estados de Sinaloa y Sonora, no obstante, la inmigración sinaloense con mayor intensidad a Tijuana se dio en la década 1980, esto por efecto de la crisis y restauración económica que experimentó el país a partir de los primeros años de la década de los ochenta, que contrastaron con las oportunidades de trabajo en Tijuana, gracias al auge de las maquiladoras hecho que contribuyó a modificar la estructura de la población.309 *(Grafica 1) Fuente: INEGI XI Censo General de Población y Vivienda 1990 y XII Censo General de Población y Vivienda 2000(Baja California Norte) 308 Pedro Ochoa, De noche vienes, de día te vas, Op, cit., p. 189 – 190 Carlos Ernesto Simonelli, “Cambios recientes en la migración y en la inserción laboral de Tijuana entre 1990 – 2000”, en Papeles de población, octubre – diciembre, nº34, Universidad Autónoma del Estado de México, 2002, pp. 159 – 189 309 193 La grafica anterior muestra la distribución porcentual de la población inmigrante según el lugar de residencia, donde Sinaloa manifiesta el 39%, lo cual nos deja en claro la importancia de la entidad durante la década (1985 – 1995).Esta contante se presenta en décadas siguientes (1995 – 2000) donde Sinaloa indica el nivel más alto en cuanto a distribución poblacional hacia la ciudad de Tijuana con el 32%. (Véase grafica 2). Los periodos antes mencionados se relacionan con la temporalidad en el cual centramos nuestro estudio, por consecuencia, esto también nos dio pauta para la selección de nuestros entrevistados310. *(Grafica 2) Fuente: INEGI XI Censo General de Población y Vivienda 1990 y XII Censo General de Población y Vivienda 2000 (Baja California Norte) De esta forma, gracias a la existencia de un grueso poblacional de origen sinaloense en dicha ciudad fronteriza, los gustos y consumos musicales se afianzan de tal manera que contribuyen a satisfacer una demanda, misma que va más allá del plano mercantil, explorando terrenos que se relacionan con la identificación regional, sensibilidad, memoria y el ocio, como elementos más destacados en cuanto a las formas de consumo de estas melodías. Es así como iniciamos con el testimonio de Daniel Ochoa Valdez, originario de Los Mochis Sinaloa, quien viaja continuamente a la ciudad de Tijuana desde hace 20 años, por motivos laborales, nos expresa como inició su gusto por las músicas de narcotráfico, acompañado de las actividades de ocio, es así como las melodías se convierten entonces en un vehículo integrador de la experiencia personal y colectiva. 310 Las personas seleccionadas tienen en común haberse trasladado a Tijuana durante la década de 1980 – 90, donde actualmente residen o en su caso acudieron a dicha ciudad por cuestiones laborales. 194 Pues más bien desde que empecé a tomar, entonces fue cuando le agarré el gusto, pues pa` eso son esos corridos pa` la tomada, eso es más bien para andar alegre yo prefiero disfrutar la música en vida ya muerto ni chiste tiene311 En relación a lo anterior, nos comenta anécdotas durante su estadía en la ciudad de Tijuana, donde además de expresar el gusto por estas melodías, nos habla de las formas de convivencia con aquellas personas de quienes comparte relaciones afectivas, además de tener en común el lugar de origen, lo cual, en este caso facilita la configuración de un gusto musical. Aquí en Tijuana, me acuerdo que estaba junto con unos amigos de allá de los Mochis, en una cantina ahí por la avenida Revolución, uno de ellos era de Culiacán pues este amigo fue el que pidió el corrido de “Lamberto” a un grupo que estaba tocando, de ahí agarramos la borrachera312 Este ejemplo manifiesta como algunos sinaloenses encuentran en las músicas alusivas al narcotráfico y narcotraficantes como un elemento integrador de su comunidad; en los que también toman una importancia considerable los diferentes espacios donde dichas músicas hacen presencia, llegando hasta el público sinaloense, así comenta Andrés Martínez, también originario de Los Mochis, en relación a su experiencia con las músicas de narcotráfico. En Tijuana había muy pocos grupos de norteño cuando yo llegué, ahora se mira más, y eso de los corridos pues creo que la mera mata estuvo por los 80`s, recuerdo que las salidas eran cada fin de semana, con los compas de la maquila, irse por ejemplo a la “Revu”, 311 Daniel Ochoa Valdez, [Entrevista] Diciembre 2010, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Tijuana, Baja, California, México. 312 Ibíd. 195 ahí agarras la música, los guitarreros, te hechas unas y te tocan dos tres rolas, ya después entrado empieza uno pedir corridos313 Así pues, espacios como la Avenida Revolución, de la que ya habíamos hecho referencia en páginas anteriores, representaron uno de los más importantes en cuanto al surgimiento de agrupaciones de música norteña, y con ello la interpretación de las músicas de narcotráfico y sus consumos, así como su difusión durante la década de los ochentas, lo cual favoreció para que estas cobraran importante arraigo en dicha ciudad fronteriza. De esta forma, los sinaloenses encuentran en las músicas un elemento que los acerca hacia su lugar de origen, fomentando sensibilidades que se desprenden ante la ausencia. Otro de los elementos importantes en cuanto a que propician las formas de consumo y con ello su difusión y consolidación de las músicas de narcotráfico y narcotraficantes entre los sinaloenses, es la participación de las radiodifusoras locales, sobre esto nuestro entrevistado agrega. Había una estación, era la RCN, el programa se llamaba “Fogata Norteña”, ahí escuchaba a los Incomparables de Tijuana, los corridos de los Tigres, los Broncos de Reynosa, Los Bravos del Norte, con Cornelio Reyna, pura música norteña, el programa pasaba todas las mañanas, también era de complacencias para la gente que quisiera pedir canciones314 Es así como, encontramos que existieron condiciones favorables para el arraigo de las músicas de narcotráfico en la frontera tijuanense y en este caso, entre los sinaloenses, quienes convivían con las diversas formas y espacios en los que dicha música se consumía, adaptándola a su cotidianidad, y en el caso de nuestros testimonios, como parte de un recurso que propicia el entretenimiento. 313 Andrés Martínez Dones [Entrevista] Diciembre 2010, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Tijuana, Baja, California, México. 314 Ibíd. 196 Por otro lado, tenemos el caso de nuestro siguiente entrevistado, quien tras su parentesco con el anterior nos expresa que su gusto musical por los narcocorridos surgió gracias a la influencia de individuos con quien compartía relaciones afectivas; asimismo reconoce que en un principio tenía preferencia por otros géneros musicales. No siempre me gustó esa más música, yo antes escuchaba puro Rock y así, cuando mi papá ponía esa música no me gustaba, pero tenía unos amigos que escuchaban corridos, entonces un día intercambiamos unos cd’s ellos me prestaron un disco de “Explosión Norteña” y así fue que les agarre el gusto.315 De acuerdo con lo dicho por nuestro entrevistado, tenemos que existe un contraste en cuanto a la configuración de los gustos musicales entre la juventud tijuanense y en este caso, hijos de sinaloenses, quienes tras convivir con diversos géneros musicales mostraron su preferencia por las músicas alusivas al narcotráfico y sus excesos; esto se convertiría en una constante durante la década de (1990 – 2000) en gran medida gracias a los cambios generacionales en las letras de los corridos y las formas de interpretación musical Así pues, las formas de consumo de estas músicas se convierten en aspectos que perduran por generaciones, la muestra está en que a pesar de sus variaciones en cuanto a las letras la demanda musical persiste y se manifiesta e involucra con actividades cotidianas de los sinaloenses. En este sentido, nuestro siguiente entrevistado José Ramón Beltrán Luna, quien radica en Tijuana desde 1986, comenta sobre las formas de convivencia que realizan durante su estancia en Culiacán acompañados de familiares y amigos, en las que hacen presencia las músicas de narcotráfico. 315 Jesús Andrés Martínez López [Entrevista] Diciembre 2010, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Tijuana, Baja California, México. 197 Más bien el gusto ya lo traes, como que allá le agarras con más ganas, por ejemplo te juntas con los amigos que también son de aquí y pues no falta quien arme el relajo en esas reuniones siempre hay música, pa’ bailar o pa’ tomar pues los corridos; uno viene aquí a estar con la familia, obviamente se te antojan las cervecitas y música como no316 Por otro lado, los corridos de narcotráfico contribuyen a satisfacer la memoria y a penetrar en la sensibilidad de los individuos, este es el caso de nuestro entrevistado, quien nos comparte su anécdota de manera nostálgica, destacando como estas músicas se incluyen dentro de todo aquello que despierta el recuerdo personal. Aquí en Tierra Blanca se oía la banda muy seguido, de gente que le gustaba traer la música a sus fiestas, ya a altas horas de la noche se oían corridos y de repente hasta bala echaban, a mí me tocó estar en una, hubo música como diez horas, me acuerdo mucho de esa vez porque fue poco antes de que mi papá muriera, ahí anduvo él echándose sus cervecitas317 El recuerdo se nutre de las experiencias personales con las cuales los individuos interpretan su propia realidad, es así como los consumos que se hacen de las melodías están íntimamente ligados a la vida cotidiana de los sinaloenses, ante esto tenemos el testimonio de nuestro entrevistado quien nos comenta. Cuando vivíamos aquí en Tierra Blanca recuerdo en aquel tiempo se escuchaba el corrido de “Ayer baje de la sierra”, en las cantinas, en la calle, por todos lados se oía esa música, ahora cada que la 316 José Ramón Beltrán Luna [Entrevista] Diciembre, 2010, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Culiacán, Sinaloa, México. 317 Ibíd. 198 escucho se me viene a la mente cuando estaba plebe, se puede decir que el corrido que más me gusta318 Tenemos entonces que los consumos por estas músicas se manifiestan gracias a las formas que en dichas melodías los individuos recrean aspectos que afianzan los lazos familiares, de acuerdo al testimonio de nuestro entrevistado, con ello damos cuenta del arraigo de los corridos de narcotráfico por parte de los sinaloenses. Recuerdo que empecé a escuchar los corridos, aquellos de los Tigres del Norte donde venía, “la camioneta gris” era mi preferida era muy niño todavía, antes de irnos a Tijuana, mi hermano ponía ese disco en el acetato, esos fueron los primeros corridos que escuché319 En cuanto al quehacer de los sinaloenses radicados en la ciudad de Tijuana, los festejos forman parte de algo que consideran se encuentra adherido a la tierra donde nacieron y que se traslada a cualquier lugar donde ellos se encuentren, es ahí donde los narcocorridos – según el comentario de José Ramón Beltrán Luna – aparecen como un elemento que se incluye en sus celebraciones. En Tijuana de por si la vida es muy ajetreada, hay gente que nomás van de la casa a su trabajo, se pasan las horas en la maquila. Para muchos, Tijuana es nomás pa` trabajar, pero de repente dan ganas del desmadre, así somos los sinaloenses muy fiesteros; me acuerdo que cuando mi carnalillo cumplió quince años me lo lleve a tomar con los camaradas de la “mariano320”, en ese tiempo sonaban mucho los 318 Ibíd. Marcelo Beltrán Luna [Entrevista] Diciembre 2010, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Culiacán, Sinaloa, México. 320 En referencia a la colonia Mariano Matamoros de la ciudad de Tijuana. 319 199 Tucanes con el corrido de “Los Tres Animales”, lo estuvimos tocando toda la noche en un modular que teníamos321 De acuerdo con el testimonio de nuestros entrevistados en el caso de la familia Beltrán Luna se aprecia un permanente consumo en sus distintas temporalidades, por un lado tomando en cuenta la fecha en que arribaron a la ciudad fronteriza (1986) y la fecha de la composición en la que se menciona a Los Tucanes de Tijuana (1996), mismo periodo en el que expresan una apropiación de estas músicas en torno a la festividad y el entretenimiento, relacionado también con el recurso de la memoria que facilita la asimilación de estas melodías. Por otra parte, continuando con nuestro trabajo de campo contamos con el testimonio de Jesús David González Luna quien tras el parentesco con los anteriores, nos comparte la siguiente anécdota expresando su gusto musical, la apropiación que realiza a los corridos de narcotraficantes se vincula con el recuerdo a sus orígenes. Me gusta el corrido del Culichi, pues nomás porque menciona Tierra Blanca, y porque fue algo que a nosotros nos tocó saber a él lo mataron en el 84, poco antes de que nos fuéramos a la frontera, todavía me acuerdo que cuando lo mataron decía la gente que el que lo mato había sido pistolero suyo, lo buscaron y ahí mismo lo remataron, aquí paso todo eso, fue por la calle tercera, al tiempo que llegamos a Tijuana le sacaron el corrido, yo lo escuché allá con los incomparables.322 Como vemos, más allá de hacer apología al personaje vincula la melodía con su entorno, es aquí donde el sentimiento de pertenencia aparece como un elemento que favorece el consumo de estas melodías, así mismo, Marco Antonio González 321 José Ramón Beltrán Luna [Entrevista], loc., cit. Jesús David González Luna [Entrevista] Diciembre 2010, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Culiacán, Sinaloa, México. 322 200 Páez, al preguntarle sobre las actividades que realiza durante su estancia en ciudad fronteriza de Tijuana, nos cuenta como escuchar estas melodías se convierte en una costumbre familiar Voy de vacaciones muy seguido a visitar a mi apa’ me acostumbre a escuchar corridos de allá la mayoría de los grupos y los corridos refieren Sinaloa, los centros de baile contratan a grupos sinaloenses, entonces uno va porque quiere escuchar de esa música, yo crecí con la música de Los Tigres, Los Tucanes, me gustaban y me seguirán gustando323 Es así como el público sinaloense se apropia de las melodías que versan sobre el narcotráfico y sus excesos como un elemento que resulta inseparable a su cotidianidad ante ello, los visitantes de ciudad de Tijuana acuden a diversos espacios en los cuales satisfacen sus gustos musicales, realizando a su vez consumos diferenciados. * Como vemos, el paso de las músicas de narcotráfico, narcotraficantes y narcocorridos trasciende entre los sinaloenses, con ello encontramos que los consumos realizados por nuestros entrevistados se manifiesta de manera continua, esto a partir de las experiencias y anécdotas plasmadas anteriormente, cuyas entrevistas comprenden parte del rango temporal seleccionado para nuestro periodo de estudio. De tal manera que de acuerdo con las estadísticas de migración que posicionan a los sinaloenses como de suma importancia para la conformación poblacional de la ciudad de Tijuana entre el periodo (1980 – 2000), se logró entrevistar a personas que ahí radican y coinciden en haber llegado durante la temporalidad mencionada, 323 Marco Antonio González Páez [Entrevista] Diciembre 2010, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Culiacán, Sinaloa, México. 201 otra parte del trabajo de campo se realizó a personas que habitan en Tijuana pero acostumbran acudir constantemente a Culiacán. Los testimonios compartidos por las personas entrevistadas nos demuestran que existe en los sinaloenses un gusto musical que se traslada por generaciones, estos son quienes se encargan de darle apropiaciones diversas, contribuyendo a preservar la memoria colectiva a partir de las experiencias que se manifiestan en torno a dicha expresión musical. Los consumos que se generan entre los entrevistados se manifiestan generacionalmente, tanto en espacios dedicados a la circulación musical como de manera individual, con ello los gustos musicales se fomentan ahí donde estas músicas confluyen y satisfacen la sensibilidad de los sinaloenses. Por otra parte, en las líneas siguientes nos ocuparemos de estudiar los consumos y gustos musicales de los sinaloenses en Culiacán, tomando a este último como un espacio donde confluyen una serie de elementos que facilitan la configuración de un arraigo musical presente en su población y que tiende a manifestarse generacionalmente. De estos elementos destacan los contrastes entre lo rural y lo urbano que en Culiacán se manifiestan, es por ello que para este estudio hemos realizado trabajo de campo en una comunidad que a pesar de su cercanía con la capital del estado sinaloense se caracteriza por conservar aun tintes rurales324, esto para dar cuenta de la configuración de un gusto en torno a las músicas que estos consideraban como propias de la región: la tambora y conjunto norteño, de esto hablaremos en el siguiente apartado referente a los consumos y gustos musicales en los habitantes de Culiacán. 324 Se realizaron entrevistas a cinco familias de la de La Noria Imala, comunidad perteneciente a Culiacán. 202 4.4.- CONSUMOS Y GUSTOS MUSICALES DE LOS SINALOENSES EN CULIACÀN Néstor García Canclini, al reflexionar sobre el concepto de hibrides cultural, nos habla acerca de la problemática entre cultural urbana y cultura tradicional como espacios en donde las industrias culturales y comunicaciones masivas designan nuevos procesos de producción, circulación de la cultura, que corresponden no sólo a innovaciones tecnológicas sino a nuevas formas de la sensibilidad, a nuevos tipos de recepción, disfrute y apropiación. Según Canclini, la mayoría de los estudios sobre tradiciones enumeran y exaltan los productos populares sin ubicarlos en la lógica de las relaciones sociales que implican dar cuenta de sus cruces con la cultura urbana, la principal ausencia de estos trabajos es no interrogarse por lo que ocurre a las culturas populares cuando la sociedad se vuelve masiva, esto no quiere decir que exista una expansión modernizadora que borre “lo popular” sino que estos elementos se han encontrado en constante transformación, adaptándose a las culturas urbanas, sobre lo anterior el autor agrega El problema no se reduce entonces a conservar y rescatar tradiciones supuestamente inalteradas se trata de preguntarnos como se están transformando, como interactúan con las culturas urbanas, aun en las zonas rurales, “lo popular” no tiene un carácter cerrado y estable, pues se desarrolla en las relaciones versátiles que tejen con la vida urbana.325 Por tanto, el concepto de “culturas híbridas” se halla en la reconfiguración simbólica a la que deben adaptarse los miembros de una sociedad que reciben nuevas imágenes de otras sociedades. Esto principalmente es lo que se observa en el proceso de migración de comunidades campesinas con culturas tradicionales, locales y homogéneas, hacia zonas urbanas, donde se dispone de 325 Néstor García Canclini, Culturas Hibridas, Op. cit, p. 203 203 una oferta simbólica heterogénea, en constante renovación e interacción de lo local con redes nacionales y transnacionales de comunicaciones.326 Por su parte, los movimientos poblacionales del medio rural hacia los espacios urbanos modifican los usos y consumos que los individuos realizan de las mercancías culturales, por un lado, tienden a conservar todo aquello que desde sus raíces han apropiado como “tradicional” y del mismo modo reciben nuevos elementos que son apropiados de formas diversas e insertos dentro de un sinnúmero de expresiones culturales. En relación a esto, Culiacán se caracteriza por manifestar entre su población una marcada tendencia entre prácticas urbanas y costumbres rurales, lo cual propicia la configuración de gustos musicales compartidos, entre las músicas tradicionales y aquellas que son parte de esta hibridación, y que corresponden a nuestro objeto de estudio. Es por ello que, como expondremos en las páginas siguientes, los consumos y gustos musicales de los habitantes del medio rural se inclinan más hacia las melodías tradicionales, mientras que dichas apropiaciones varían para aquellas personas de origen rural que decidieron trasladarse a Culiacán quienes manifiestan un consumo diferenciado no solo por las músicas de tambora y conjunto norteño sino hacia aquellas que llevan por temática el tráfico de drogas, sus personajes y sus excesos correspondientes a nuestro objeto de estudio. De igual forma, en el siguiente apartado se toma en consideración las experiencias de nuestros entrevistados quienes tienen por particularidad ser oriundos de la capital sinaloense, así como también aquellos radicados en Culiacán, provenientes de otros estados del territorio nacional, quienes nos aportaron diferentes percepciones en cuanto al gusto musical y los consumos hacia estas músicas. Dichas variables nos fueron útiles para encontrar en los testimonios recabados, experiencias que nos mostraran las formas de consumo que existe por parte de los sinaloenses y no sinaloenses quienes escuchan estas músicas con un gusto 326 Ibíd., pp. 204 – 206 204 compartido, todo esto dentro de la temporalidad que comprende esta investigación (1970 – 2000). Por otro lado, según García Canclini, los movimientos poblacionales han hecho que los grupos que están inmersos en los procesos urbanos cambien, a esto se le suma los nuevos medios de información, han desarrollado nuevas formas de pensar del individuo frente a su medio, de la mano del adelanto tecnológico, han propiciado una industria audiovisual que integra o repite la cotidianidad existente.327 Dicho autor, muestra lo que la industria cultural ofrece al ser analizada como parte de las transformaciones que implican los movimientos poblacionales y los cambios y diferencias culturales de la vida urbana que la configuran, ambas ligadas a una experiencia hecha de sedimentaciones, acumulaciones e innovaciones. En relación a lo anterior, en México los desplazamientos de población rural hacia ciudades como el Distrito Federal, Guadalajara, Monterrey, por su carácter industrial fueron una constante desde los años cincuenta a la década de los setenta.328 En el caso de Sinaloa, particularmente Culiacán, es común la afirmación de que las distintas evidencias de esos años nos muestren a una ciudad en franco crecimiento, en mucho debido a la expansión agrícola que ocurre en el valle aledaño a este centro poblacional, así como a las obras hidráulicas que potenciaron las utilidades que arrojó esta rama productiva. Asimismo, se ha destacado sobremanera el proceso de migración que durante estas décadas se presentó en el territorio sinaloense y que adquirió particular énfasis con el traslado de gran número de la población rural a las principales ciudades de la entidad329. En este sentido, de acuerdo a datos proporcionados por el Gobierno del Estado, en ese entonces a cargo de Alfredo Valdez Montoya, 327 Ibíd., p. 269 Gustavo Garza, “Evolución de las ciudades mexicanas en el siglo XX”, en Notas. Revista de Información y Análisis, número 19, INEGI, 2002, p. 11 329 Rosa Yuneiry, Ramírez Topete, Voces del Culiacán ausente. Esparcimiento, idilios y vida familiar, 1940-1960, Tesis de licenciatura, Facultad de Historia, Universidad Autónoma de Sinaloa, Culiacán, 2009. 328 205 hacia la década de los setenta los efectos del desplazamiento de la población se expresaban de la siguiente manera. Confrontamos un incremento demográfico del 5.7 por ciento, superior a la tasa promedio nacional, fenómeno que se agrava en las grandes concentraciones urbanas del Estado, por ser en torno a ellas donde se aposenta la inmigración del medio rural a la ciudad en busca de mejores condiciones de vida330 Conforme avanzaba la década de los setenta, ya durante la gestión de Alfonso Calderón, el desplazamiento poblacional en el territorio sinaloense se hacía presente, ante esto el gobierno carecía de estrategias eficaces para solucionar la demanda de servicios públicos, situación que rezagaba los intentos por convertir una entidad digna de poder recibir a los migrantes venidos de las comunidades rurales lo cual deja entrever que si bien se buscaba proyectar un Sinaloa urbanizado, aún conservaba tintes rurales. La ya importante población urbana de Sinaloa y su acelerado crecimiento de 6.6 por ciento anual, hacen necesario el mayor esfuerzo de las autoridades municipales tendiente a lograr la cooperación de las comunidades, a efecto de que no pospongan por más tiempo la solución de sus problemas de servicios urbanos.331 Aunado a esto, los esfuerzos se concentraban en construir para Culiacán la imagen propia de una ciudad capital, sin embargo, contrario a lo que expresaba el discurso oficial, las labores de urbanización no correspondían a todo el territorio culiacanense, lo cual indica que algunas comunidades pertenecientes al municipio se quedaron lejos de recibir los efectos de las políticas gubernamentales. 330 Alfredo Valdez Montoya, Segundo Informe de Gobierno, Culiacán Sinaloa, Septiembre 1970, [versión digitalizada en CD-ROM], p. 35 331 Alfredo Valdez Montoya, Cuarto Informe de Gobierno, Culiacán Sinaloa, Septiembre 1972, [versión digitalizada en CD-ROM], p. 35 206 El ayuntamiento del municipio de Culiacán, que tiene como cabecera esta ciudad, viene esforzándose por darle a la misma una verdadera imagen de capital del Estado. Para el efecto, su Presidente Municipal y demás regidores que lo integran, han establecido una permanente coordinación con mi gobierno para darle los servicios públicos y las obras de urbanización que se requieren332 Como vemos, las labores de urbanización de un Culiacán que aún conservaba en esencia matices rurales no eran suficientes para darle el cambio necesario, en cuanto a infraestructura se refiere. Ante esto cabe agregar que su población aun manifestaba habitar y sentirse en un espacio eminentemente rural, de esta forma la existencia entre las modificaciones de carácter urbano y las costumbres rurales de su población se mezclan para ofrecerle Culiacán marcadas particularidades. un mundo urbano que se procura presentar como moderno…donde se devela cómo el modelo urbanizador va imponiéndose a todo aquello que se relacione con el mundo rural, tal vez porque lo rural comienza a parecer cada vez más como una clara señal de tradición y atraso…una ciudad que intenta presentarse vestida con un ajuar de progreso y captada con los instrumentos que esta misma modernidad le prodiga …[donde] Naturaleza y edificaciones, áreas públicas y privadas van adquiriendo nuevas dimensiones sociales a partir de los parámetros que marca la evolución material y la condición social de los habitantes de Culiacán, lo que seguramente generó prácticas humanas diferentes333 En este sentido, durante el primer año de gobierno de Calderón Velarde, el objetivo de agrupar todas aquellas actividades consideradas artísticas, promovidas desde la cultura oficial que en la pasada década estaban a cargo por instituciones 332 Alfonso Genaro Calderón Velarde, Primer Informe de Gobierno, Culiacán Sinaloa, diciembre de 1975, [versión digitalizada en CD-ROM] p. 5 333 Samuel Ojeda Gastélum, Culiacán. Colección Miguel Tamayo, Guadalajara, Gobierno de la República-Gobierno del Estado de Sinaloa- H. Ayuntamiento de Culiacán, 2007, p. 17. 207 públicas y privadas, fue motivación suficiente para que el Estado tomara cartas en el asunto y cristalizara una política institucional para la cultura y las artes: la Dirección de Investigación y Fomento de la Cultura Regional del Estado de Sinaloa. El 6 de mayo de 1975, el Legislativo estatal sancionó el nacimiento de esta importante institución, sin embargo es preciso señalar que DIFOCUR llegó para llenar un vacío dentro de las políticas estatales: la de un organismo estatal plenamente identificable que vinculara las artes con el pueblo334 En la época contemporánea, es tarea de singular responsabilidad de los gobiernos revolucionarios y populares, crear y fomentar con vigor y entusiasmo el arte y folklor de nuestro pueblo; con acendrado espíritu nacionalista. En tal virtud y considerando que la investigación y difusión en actividades artísticas y artesanales contiene una promoción de gran trascendencia y que es necesario redoblar esfuerzos para obtener resultados positivos, el Ejecutivo a mi cargo creó la Dirección de Investigación y Fomento de la Cultura Regional del Estado de Sinaloa, un organismo cuyo objetivo principal es motivar a nuestros ciudadanos y que éstos logren la oportunidad de manifestar por los medios que se le faciliten, sus inclinaciones y vocaciones artísticas, en un vastísimo campo de especialidades para que las sociedad, mediante la práctica de actividades artísticas, eleve su nivel cultural y coadyuve a la superación intelectual de nuestra gran familia mexicana.335 La creación de DIFOCUR se realizó sustituyendo el edificio que albergaba la cárcel municipal de Culiacán, esto era pues un mensaje dentro de la política cultural estatal, en el entendido de que la prioridad del gobierno era disminuir el 334 Pedro Pablo Favela Astorga, Un inciso irrelevante. Génesis de una política cultural en Sinaloa, 1966 – 1975, Tesis de licenciatura, Facultad de Historia, Universidad Autónoma de Sinaloa, Culiacán, 2009, pp. 63 – 64 335 Alfonso Genaro Calderón Velarde, Primer Informe de Gobierno, Op, cit. p. 28 208 clima de violencia que se vivía en aquellos años336, pero además era una iniciativa importante para inyectarle esa modernidad y el toque - desde el punto de vista arquitectónico - urbanizador que el gobierno en turno pretendía. Por otro lado, hacia finales de los años setenta el gobierno estatal crea el programa de Desarrollo Integral de la Comunidad Rural, por sus siglas (DICRES) mediante el cual pretendía llevar obras de infraestructura a las comunidades cercanas a Culiacán, poblados y sindicaturas, así como también a la zona de Los Altos337, sin embargo esto no cortaba el flujo migratorio, el cual continuaba dirigiéndose hacia la capital del estado por parte de los habitantes de estas comunidades. Al respecto, Ernesto Alcaraz338, funcionario de la época, nos comenta sobre los intentos gubernamentales de lograr un Culiacán más urbanizado y sus efectos en la población durante los años setenta. La idea era primeramente llevarles la infraestructura, bienes y servicios a donde ellos estaban, pero las familias empezaron a trasladarse a los valles, y en el caso de Culiacán, buscando mejorar sus condiciones de vida, en busca de formas de ocupación, y de esta forma las familias se van ubicando en los espacios que ellos consideran posibles, van creando sus propios asentamientos, donde conservan en ocasiones, sus formas de vida habituales.339 Esta dinámica migratoria no era ajena a las décadas posteriores, fue así como Culiacán se convirtió en un importante asentamiento poblacional el cual debía satisfacer las necesidades de la población y así ofrecer las condiciones aptas para 336 Ernesto Alcaraz [Entrevista] Mayo 2011, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Culiacán Sinaloa. 337 Alfonso Genaro Calderón Velarde, Cuarto Informe de Gobierno, Culiacán Sinaloa, diciembre de 1978, [versión digitalizada en CD-ROM] p. 55 – 57; Quinto Informe de Gobierno, Culiacán Sinaloa, diciembre de 1979, [versión digitalizada en CD-ROM], pp. 22 – 23 338 Estuvo a cargo del departamento de educación extraescolar durante la gestión de Alfonso G. Calderón. 339 Ernesto Alcaraz [Entrevista] 2011, loc, cit. 209 intentar transformar la vida cotidiana de aquellos que aun conservaban sus formas tradicionales. De esto nos habla Canclini al referirse a entornos en los cuales se profundizan las percepciones y análisis sobre la idea de que la sociedad rural y la sociedad urbana no son opuestos y tampoco hay superposición de una sobre la otra, esto se debe a que los cambios sociales y culturales no corresponden solamente a la urbanización en las ciudades, sino que dichos procesos están relacionados a muchos otros aspectos en los que se involucran la adopción y consumo de bienes culturales diversos. Dicho de otra manera, se trata de una disputa constante entre la urbanidad de una ciudad que aún se regía bajo elementos tradicionales; de ahí que no sea extraño que en poblados pertenecientes al municipio, como es el caso de la comunidad de La Noria Imala, misma donde realizamos nuestro trabajo de campo, se manifiesten características de ruralidad, esto a pesar de la cercanía con la capital del estado. Este es uno de los elementos que desarrollan las culturas hibridas, como aquello que esta entre lo tradicional y lo moderno, como interacción inusual de la cultura, esto es, diversas particularidades que distinguen a los individuos en sociedad, en el entendido de que existe una mezcla sociocultural que viene a configurar las formas, usos y consumos que se aplican a las mercancías culturales. En este sentido, las músicas se convertirían entonces en un recurso a través del cual la población Culiacanense, expresaba su necesidad de conservar esas tradiciones que sentía muy propias, de ahí que la tambora venga a despertar la sensibilidad y el recuerdo de aquellos que gustan de éstas340 – que a su vez identifican como parte de su cotidianidad. Mientras que las músicas que versan sobre narcotráfico, narcotraficantes y sus excesos, para los oriundos de la capital sinaloense, representan el contexto de una época, y son consumidos a través del recuerdo que genera dicha melodía, esto se hace más visible hacia la década de los ochenta y finales de los noventa, 340 De acuerdo a los testimonios recabados en los habitantes de La Noria, Imala 210 donde los medios masivos tienen mayor participación en cuanto a la difusión de este fenómeno y de la capital sinaloense como promotora del mismo. En relación a lo anterior, para el caso de Culiacán estos factores que cumplen con el binomio urbano-rural contribuyen a configurar el arraigo de estas músicas, es decir, los consumos que se realizan en torno de las músicas de tambora sinaloense, así como las músicas de narcotráfico, narcotraficantes y narcocorridos se relacionan con el entorno al que aquellos que gustan de escucharlos sienten pertenecer. De este modo, como hemos apuntado en páginas anteriores, las formas en que estas músicas circularon y llegaron hasta aquellos quienes gustan de escucharlas representan un papel importante en cuanto a las formas de apropiación que los públicos realizan, es así como los medios se convirtieron en grandes sustitutivos de otras interacciones colectivas de manera que aquellos quienes conviven entre este espacio urbano-rural se vuelven consumidores de una cultura que les llega a través de estos, entonces la cultura es reestructurada al ceder el protagonismo a las tecnologías electrónicas.341, en este plano encontramos a la industria del disco y radiodifusión. Por otro lado, existen otras formas de hacer circular la música para que esta llegue hacia sus consumidores, nos referimos a la organización de eventos en comunidades de la entidad sinaloense, mismos que propiciaban la diversión y el disfrute de sus asistentes, acompañados de la tradicional tambora sinaloense y con ello la interpretación de las músicas de narcotráfico y narcotraficantes. Es así como, en cuanto al plano musical se refiere existe una vertiente de formas hibridas que tiende a transformar e identificar las interacciones de los ritmos populares, en palabras de Canclini no es posible comprender la tradición, sin que esto conlleve la relación que existe entre productores y consumidores, trasladando esto a las músicas de tambora, tenemos que estas se llevan por tradición en los pobladores de las distintas comunidades de la ciudad de Culiacán, en este caso 341 Néstor García Canclini, Culturas Hibridas, Op. cit, p.270 211 nos referimos a La Noria Imala, de lo que Leoncio Félix, nos comparte su experiencia musical en dicho poblado. Empecé a tocar a los doce años, toco tarola y tambora... Comencé aquí, se llamaba “Banda La Noria”, estaba yo plebe íbamos a las rancherías a ensayar y tocar a quien nos contratara, principalmente recuerdo yo agricultores, gente que manejaba el peso, que tenía la manera, después toque con la “Banda El Pozo”, puros de aquí, éramos de los mismos, este pueblo era muy “bandero” había mucho músico aquí que se fue a Culiacán a probar suerte342 La tradición musical343 permanece en los habitantes sinaloenses que gustan de estas músicas, del mismo modo, aquellos que se encargan de llevar estas melodías hacia donde son demandadas, dedicados a la ejecución instrumental de la tambora sinaloense, favorecen la creación de un gusto que influye en la sensibilidad del individuo, en la apropiación de la melodía se encuentra parte de su apego hacia el entorno rural al que siente pertenecer, así lo manifiesta Jorge Barraza al compartirnos lo siguiente. La banda, la preferida mía se llama “Cuatro milpas”, esa que dice, “Cuatro Milpas tan solo han quedado, del ranchito que era mío”… también los caballos que corrieron. Cuatro milpas me gusta porque cuando yo era niño, mi padre era muy alegre, y pues en aquel entonces tenía la manera, traía la música… yo tenía como ocho diez 342 Leoncio Félix [Entrevista], loc. cit. Eric Hobsbawm utilizó el término ‘tradición inventada’ para significar un conjunto de prácticas, normalmente gobernadas por unas reglas abiertas o tácitamente aceptadas y de una naturaleza ritual o simbólica, el cual busca inculcar ciertos valores y normas de conducta por repetición, que automáticamente implica continuidad con el pasado; asimismo menciona que cualquier práctica social que necesita ser realizada repetidamente tenderá, por conveniencia y eficiencia, a desarrollar un conjunto de dichas convenciones y rutinas, las cuales podrán ser, formalizadas para los propósitos de transmitir la práctica a los nuevos practicantes. Esto se refiere a prácticas familiares entre las que puede caber la enseñanza a la ejecución de instrumentos, así como de gustos musicales compartidos. Al respecto véase, Eric Hobsbawm y Terence Ranger, La invención de la tradición, Barcelona, Crítica, 2002, pp. 1 y 5 343 212 años y yo decía, cuando yo sea hombre esa canción voy a mandar tocar344 Como hemos dicho en páginas anteriores, entre quienes gustan de escuchar estas músicas se configuran consumos diferenciados, mismos que se trasladan generacionalmente, las familias sinaloenses acompañan sus celebraciones con músicas que estos apropian como parte de su identificación regional, estas prácticas – según la opinión de nuestro entrevistado -, corresponden a lo que el mismo definió como tradición, y aquí nos comparte. Pues porque va por generaciones, a mi padre le gustaban, luego a mí, a mis hermanos y ahora a mis hijos también les gustan... Ellos son muy musiqueros, gustosos de la banda como yo, hasta se le enchina la piel a uno, acá en la casa agarramos la costumbre cada que podemos de la música, cuando no vienen mis yernos y en mi cumpleaños me traen la banda aunque sea una hora nomás por el puro gusto, nomás llegamos a tener la música la primera que tocan es las cuatro milpas y los caballos que corrieron345 Las músicas de corridos y su interpretación con “tambora” son parte del consumo de los sinaloenses, asimismo la apropiación que estos realizan tiene que ver con las formas de interpretación instrumental, lo cual impregna en la sensibilidad de aquellos que escuchan estas melodías como parte de un gusto familiar, así lo expresa Alberto Barraza al compartirnos lo siguiente Los pavorreales es un corrido, se trata de eso también, pero lo oigo yo como algo alegre, no porque alguien mató sino que en esa pieza a mí me gusta que “chimalee” la tambora de ese corrido pues el ritmo es el que me gusta, a mi padre le gustaban todos esos corridos, y 344 Jorge Barraza Amarillas, [Entrevista] Marzo 2011, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en La Noria, Imala, Sinaloa, México. 345 Ibíd. 213 canciones, el seguido “jalaba” la música, aquí en el rancho todos mis hermanos crecimos en ese ambiente346 En este sentido, los consumos y gustos musicales de los habitantes rurales se manifiestan a través de prácticas compartidas, en cuanto a las características de nuestros entrevistados como hemos visto su gusto musical se inclina hacia las músicas de tambora, por su parte Jorge Barraza al cuestionarlo sobre las músicas de narcotráfico y narcotraficantes nos comenta lo siguiente. En aquel entonces casi no se escuchaban, no era tan sabido cuando a alguien le componían un corrido, antes lo componían pues porque la gente moría y tenía alguna hazaña, como los corridos esos de “Pancho Villa” ahora lo componen en vida y muchas veces ni es verdad lo que dicen, le inventan muchas cosas que no son ciertas, las canciones de antes eran pues más tranquilas, las escuchaba uno por un gusto, ahora a cualquiera le componen un corrido de esos y lo ponen como un “hombre grande”347 Lo anterior nos indica que hacia la fecha de auge en cuanto a composición de las músicas de narcotráfico348, quienes habitaban en el medio rural mostraban poca aceptación hacia dichas melodías, sus consumos se dirigían en torno a los corridos tradicionales, esto como parte de la continuidad de un gusto musical. Por otro lado, nuestro entrevistado compara las músicas de narcotraficantes con las melodías alusivas a la época revolucionaria, la crítica que hace al respecto nos expresa que los consumos que este realiza se manifiestan hacia el imaginario que se construye en torno a estos personajes, mismo que es apropiado también por quienes comparten este gusto musical destacando aspectos como honor y valentía, caso similar es el de Alfredo Barraza, quien comenta. 346 Alberto Barraza Amarillas, [Entrevista] Marzo, 2011, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en La Noria, Imala, Sinaloa, México. 347 Jorge Barraza Amarillas, [Entrevista], loc. cit. 348 Esto tomando en cuenta la edad de nuestro entrevistado nacido en 1950. 214 Me gusta el corrido de Valentín Félix, ese que habla de valentía, pues porque fueron gentes que la hicieron por su valor, que se mataron frente a frente por rencillas, a toda esa gente que moría y le componían, esos son los corridos que se escuchaban por la gente de antes y a uno se le quedan grabados349 Por otra parte, el gusto por la interpretación de conjunto norteño también corresponde a una tradición para los sinaloenses que gustan de estas músicas, la práctica de este género se manifestaba con naturalidad en el poblado, gracias a la realización de bailes y diversas festividades que eran amenizadas por los mismos habitantes de La Noria Imala, dedicados al oficio musical, según nos cuenta Juan Beltrán Gutiérrez, quien al igual que en el caso anterior, pertenece a una familia con un gusto musical compartido. Me gustaba la música de acordeón porque uno aquí creció con eso, me acuerdo que más antes aquí en el rancho, había un acordeonero, y pues se juntaban varios músicos de acá y formaban un conjunto de “Chirrines” que le llaman, aquí más antes había muchos músicos, las fiestas se hacían en casas o en terrenos grandes de aquí mismo, a veces se cobraba la entrada, en otras ocasiones lo hacían por puro gusto los fines de semana.350 Estos eventos llegan entonces hasta las rancherías aledañas a Culiacán a través de diversos promotores artísticos como una forma de circulación musical en la cual se buscaba llegar a un público consumidor, por su parte quienes acudían disfrutaban de dichas formas de entretenimiento convirtiéndose en una actividad cotidiana del poblado. 349 Alfredo Beltrán Gutiérrez [Entrevista] Marzo 2011, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en La Noria, Imala, Sinaloa, México. 350 Juan Beltrán Gutiérrez [Entrevista] Marzo 2011, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en La Noria, Imala, Sinaloa, México. 215 Emilio leal351tenía muchas amistades aquí en el rancho, en ese entonces venían y organizaban bailes para toda la gente, traían música de conjunto o tambora, como “Los Tamazulas” y el dueto “Diego y Emilio” donde él tocaba. Los bailes eran en fines de semana, cobraban cinco pesos la entrada, esos entrenamientos aquí en el rancho en aquel entonces. eran los 352 Las entrevistas realizadas anteriormente corresponden a personas nacidas en los años cincuenta353, por tanto, recreamos los consumos y gustos musicales de acuerdo a la edad de los mismos durante la temporalidad que corresponde a nuestro estudio. En este sentido, demostramos que durante la década de los setenta, las músicas de narcotráfico no impregnaban en la sensibilidad de los individuos que habitaban en las zonas rurales, quienes presentaban una marcada tendencia hacia el consumo por las músicas tradicionales en la región: tambora y conjunto norteño. Esto coincide con lo dicho en el capítulo anterior, donde mencionamos la poca presencia de las músicas de narcotráfico en los habitantes de la ciudad de Culiacán, hacia la década de los setenta en el entendido de que eran pocos los corridos de narcotráfico que circulaban en aquellos años y aunado también a que la circulación de estas músicas estaba a cargo de disqueras locales las cuales contaban menor proyección. En este sentido, los consumos que se realizaban de las músicas de tambora y conjunto norteño se manifestaban a través de los diversos eventos llevados a cabo en dicho poblado, donde estas músicas eran acompañadas por el disfrute y la diversión de los asistentes, convirtiéndose en las actividades de ocio y recreación para los habitantes de La Noria, Imala. 351 Propietario de discos E.L.A., de quien mencionamos en páginas anteriores. Juan Félix Beltrán [Entrevista] Marzo 2011, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en La Noria Imala, Sinaloa, México. 353 Entre 1950 y 1955, de acuerdo a la información recopilada por los testimonios entrevistados. 352 216 Por otra parte, los consumos hacia las melodías del género norteño y de tambora sinaloense continúan en la generación que comprende hacia la década de los ochentas y noventas, por quienes convivieron con dichas músicas, mientras que las músicas del narcotráfico, narcotraficantes y narcocorridos adquieren poca presencia en el gusto musical de los habitantes del medio rural, esto nos habla de que las músicas que versan sobre el ilícito de las drogas, sus actores y sus excesos surgen dentro de un género musical hibrido, es decir, mezclado entre elementos de tradición y modernidad esto expresado tanto en sus formas de ejecución musical, como en el público que desean alcanzar. Las músicas de tambora y conjunto norteño manifiestan para los habitantes del medio rural una tradición que perdura por generaciones, apropiándolo como algo que se relaciona con el entorno en el que estos conviven, también como parte del disfrute de aquellos que gustan de escucharlos así lo expresa nuestro entrevistado, José Galindo Osuna, al compartimos lo siguiente. Me gusta la música de Banda, esa música es la de uno, cuando ando ya con dos tres cervecitas encima me gusta escucharla, a la rancherada nos gusta toda esa música, aquí en el rancho es muy común, es por el gusto de la gente.354 Las formas de ejecución de estas músicas propician un gusto musical compartido, las melodías interpretadas por tambora sinaloense expresan el goce de aquellos quienes gustan de escucharlas, por su parte, nuestro entrevistado recuerda que el consumo por estas músicas surge como un gusto familiar, sobre ello nos comparte la siguiente anécdota Será por el modo en como la tocan, es una música alegre, que lo mueve a uno, desde que tenía uso de razón escucho la música esa, me acuerdo que mi apa nos decía desde que estábamos chiquillos que para él no había música más bonita que la Banda, y nos decía: 354 José Galindo Osuna [Entrevista] Abril 2011, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en La Noria Imala, Sinaloa, México. 217 “Traigan la banda ahora que estoy vivo porque ya muerto no voy a escuchar ningún ruido”355 Los gustos hacia las músicas de narcotraficantes se asocian hacia su ejecución con conjunto norteño, mientras que los consumos que de surgen están relacionados con elementos que se destacan en torno a los interpretes de las melodías, sobre esto nos comenta José Galindo Higuera, quien tras el parentesco con nuestro anterior entrevistado nos refiere su preferencia por la figura del interprete “Chalino” Sánchez. Los corridos de “Chalino” son los que me gustan, será por la persona, la forma de cantar de él, como vestía, pues la voz, también, es muy parecida al modo de hablar de uno, lo escuchas cantar y haz de cuenta que te estuviera platicando una historia356 La figura de Rosalino Sánchez Félix, contribuye a la construcción del estereotipo del ranchero-urbanizado, la identificación con el personaje hacia aquellos que gustan de sus músicas se manifiesta tanto en su forma de interpretación de la melodía, así como su vestimenta campirana similar a la que se utiliza en el ámbito rural, mas con un aire de ostentación, esto favorece entonces hacia una reapropiación de estos elementos por parte de un público de extracción rural, quienes encuentran en dichas melodías un acercamiento al entorno en que estos conviven. En este sentido, además de las músicas de narcotraficantes, parte del repertorio de dicho interprete aun expresa ciertas características del corrido tradicional, es decir, una crónica cantada en torno a un personaje, mismo que la mayoría de las veces es producto de la invención del compositor, cuya labor se centra en exaltar estas figuras protagónicas del relato en cuestión. 355 Ibíd. José Galindo Higuera [Entrevista] Abril 2011, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en La Noria Imala, Sinaloa, México. 356 218 De tal manera que, los consumos que se realizan de la melodía giran en torno a las supuestas virtudes que se destacan a estas figuras mismas que dentro del relato son parte de un escenario ligado al entorno rural, en relación a esto nuestro entrevistado comenta. Habla de hombres enamorados, alegres, gente de rancho como uno, la del “pela vacas” es mi preferida, por como la canta, por la historia que te cuenta, del hombre que andaba de bandido de rancho en rancho, que tenía sus escondites pa burlar la ley, es la historia, te digo, es lo que hace bonito el corrido357 Tenemos entonces que los gustos musicales del habitante del medio rural continúan siendo en esencia hacia el corrido tradicional, aquella interconexión entre realidad y ficción, contribuye a la construcción de una imagen del personaje o el contenido de la melodía, misma que manifiesta consumos diferenciados, ante esto contamos con el testimonio de Omar Zazueta quien nos comenta. Me gusta el grupo que traía, con norteño tenía corridos muy bonitos, a lo mejor son inventados, la cosa es que a uno le gustan, tú no estás pensando si son verdad o mentira, a uno le gustan por lo que dice de aquel corrido358 Durante la década de los noventa a raíz de la muerte de “Chalino” Sánchez” surgieron toda una serie de intérpretes intentando imitar su estilo musical, tras la búsqueda de aquel público consumidor, sin embargo, el personaje Rosalino, continuaba en el gusto musical de quienes los consumen respecto nos comenta Guillermo Zazueta. Más antes salieron otros cantantes queriendo cantar y vestir “achalinado” como dicen, pero para mi gusto ninguno como él, aquí 357 Ibíd. Omar Zazueta Zazueta [Entrevista] Marzo 2011, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en La Noria Imala, Sinaloa, México. 358 219 en el rancho se escucha mucho, muchas veces te gusta una música por la persona, escuchas la misma canción o cualquier corrido con otro cantante y no es la misma, es el estilo, la forma de cantar alegre lo que a veces te gusta359 Como vemos, las músicas de narcotraficantes y narcotráfico hacia principios de la década de los ochenta hasta finales de los noventa contaban con poca presencia en el gusto musical de los habitantes del medio rural, los consumos que estos realizan se apegan más hacia las músicas que por tradición se interpretan en el territorio sinaloense, mientras que los corridos que estos consumen cumplen con las características del corrido tradicional. Ahora nos ocuparemos de expresar los consumos de los habitantes de Culiacán que gustan de estas músicas, en primer plano tenemos aquellos que han migrado de las zonas rurales, como es el caso del municipio de Badiraguato, de donde son originarios nuestros primeros entrevistados. En un segundo aspecto, tenemos a personas oriundas de la ciudad de Culiacán. Los consumos que se realizan en este caso giran en torno al contexto de la época, durante la década de los setenta existían pocos corridos de narcotrafico en circulación, sin embargo los protagonistas de estas melodías, para el caso de nuestros entrevistados, funcionaron como un vehículo que los conecta a su entorno, contribuyendo a activar el recuerdo personal. Nuestro siguiente testimonio, Alfredo Laija, oriundo del poblado Los Naranjos, Badiraguato, expresa aquellas creencias de la gente que se transmiten de boca en boca generando estereotipos marcados giraban en torno al imaginario construido hacia la figura del narcotraficante que comenzaba a emerger hacia la década de los setenta, tras compartirnos su experiencia al haber emigrado a Culiacán, agrega. 359 Jesús Guillermo Zazueta Zazueta [Entrevista] Marzo 2011, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en La Noria Imala, Sinaloa, México. 220 De esas gentes pues yo no las conocí pero decían que le hacían a la movida, hacían dinero y ayudaban a la gente, cuando yo empecé a trabajar acá en Culiacán, eran muy mentados como gente que no hacía daño a nadie, de ese Rubén Cabada decían que cuando iba pa la sierra traía costales de dinero que repartía a la gente360 Como ya mencionamos en páginas anteriores, eran pocos de estos temas los que existían en circulación, de acuerdo con lo dicho por nuestro entrevistado, y el recuerdo que este hace de la melodía, notamos que estas funcionan como un elemento que los acerca con la imagen del ranchero urbanizado, misma que apropia y asocia con el fenómeno de la migración, de la que fue parte en el Culiacán de aquella época. Por otra parte, la transmisión radiofónica como signo de modernidad impregnaba tanto en la sociedad culichi como en sus nuevos habitantes, considerándolo una novedad de aquellos años, su acceso a esta se manifiesta como una forma de entretenimiento. De los primeros corridos que se empezaron a escuchar y que me gustaron, el de “Rubén Cabada” y “Tanito Martínez361” había pocos en aquel entonces, me acuerdo del corrido de Tanito que decía, “voy a cantar un corrido ustedes lo han de saber, ese Tanito Martínez, si se sabe resolver, cuando vino de su tierra, anduvo por donde quiera ahora vive muy feliz, en la Loma Rodriguera”, los podías escuchar en la radio, ese era el entretenimiento de uno, me acuerdo que había un programa musical por las tardes después de la novela de don Porfirio, ahí se oían de esos corridos.362 360 Alfredo Laija Serrano [Entrevista] Mayo 2011, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Culiacán Sinaloa. 361 Para consultar la letra completa de “tanito” Martínez, véase Anexos, p. 241 362 Ibíd. 221 Por otro lado, las formas de circulación de dichas músicas involucran también los consumos, de manera que el material discográfico llegaba en ocasiones a los hogares sinaloenses y las músicas de narcotráfico se hacían presentes para amenizar los festejos de quienes gustan de escucharla en sus diferentes espacios, al respecto, Javier Laija, de parentesco con nuestro anterior entrevistado, nos comenta sobre estas formas de convivencia. Escuchaba recuerdo, cuando empezó a salir “La Banda del Carro Rojo”, cuando recién salió con Pepe Cabrera ya después con los Tigres del Norte, pero yo la escuché primero con Pepe Cabrera, borracheras que nos poníamos aquí, en la casa con amigos, escuchando los discones con gente de allá del rancho casi cada fin de semana nos juntábamos p’al cotorreo363 Por otro lado, hacia la década de los ochentas y noventas, mientras los medios se encargaron de hacer de los narcotraficantes personajes públicos, para los culichis que consumen las melodías representaban el contexto de una época que presumen recordar con cierta nostalgia. Además de ser parte de las formas de convivencia, las músicas de narcotraficantes contribuyen a externar entre los oriundos del medio rural esa melancolía hacia su entorno, así lo expresa Álvaro Laija, quien al activar el recuerdo sobre la melodía, manifiesta también los consumos que realiza de la misma, además menciona la incursión de la música de banda en la interpretación de estas músicas. Del corrido de Baltazar Díaz fue muy sonado aquí en Culiacán, “estando moliendo caña en su ranchito querido”, con los Intocables, me acuerdo haberlo escuchado en “Los Jacales” por aquellos años, después lo grabaron con los Coyonquis364 363 Javier Laija Serrano [Entrevista] Mayo 2011, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Culiacán Sinaloa. 364 Álvaro Laija Serrano [Entrevista] Mayo 2011, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Culiacán Sinaloa. 222 Esta melancolía se refuerza cuando lo cuestionamos sobre lo que para él sería una de las melodías más significativas, su respuesta encierra el cariño hacia los orígenes que siguen presentes, la ausencia física se compensa pues con los gustos musicales, activando el recuerdo como un acercamiento hacia aquello que despierta sus emociones. Pues corrido que me guste “El Corrido de Badiraguato”, ya te imaginaras porque, yo la he escuchado con “Los Populares del Llano” o con “La Banda Cortijitos”, no hay mejores musiqueros que esos, son de allá del rumbo, pa mi escuchar una música no hay como la banda instrumental, la mera, mera y pues escuchando el corrido, hasta se le enchina el cuero a uno, pa que más que la verdad.365 En este sentido, de acuerdo a lo dicho por nuestros entrevistados podemos decir que los consumos que estos realizan en torno a las músicas de narcotráfico y narcotraficantes se manifiestan hacia la figura del narcotraficante de la época, como el personaje que expresa esa dualidad entre lo rural y lo urbano, muy propiamente ligado con la emigración del campo a la ciudad, característica de aquellos años. Cabe destacar que en el trabajo de campo realizado se tomó en consideración la edad de los entrevistados, nacidos entre los años 50’s y 80’s. Otra característica que comparten es su origen rural, situación que también influye en las formas de consumo pues estas van relacionadas hacia la nostalgia al terruño y los orígenes. Por otro lado, en las siguientes líneas expondremos los consumos realizados por habitantes originarios de Culiacán, si hacemos una diferencia entre las apropiaciones que oriundos de la capital sinaloense y aquellos provenientes del medio rural hacen de las melodías, diremos que mientras los primeros se apegan más al recuerdo adherido a la tierra que los vio nacer y que dejaron tiempo atrás, los culichis manifiestan el recuerdo de una época en la que el narcotráfico se volvió parte de la cotidianidad sinaloense – y que persiste hasta nuestros días -. 365 Ibíd. 223 Nuestros entrevistados se consideran ajenos al fenómeno de las drogas, mas asimilan sus músicas como el reflejo del Culiacán de aquellos años. De esta manera es como se creaba una imagen en relación al narcotráfico y sus personajes que muchas de las veces era basada en relatos construidos por los mismos pobladores, es así como las músicas vienen a reconstruir el recuerdo del acontecer de una época. De esta forma, la melodía sintetiza los acontecimientos versados entre realidad y ficción, pero además recrea una situación cotidiana en el Culiacán del cual se construyó una imagen a nivel nacional en torno al negocio de las drogas. Esta imagen es reapropiada en tanto que contribuye a activar la memoria de quienes gustan de escuchar dichas músicas, así lo expresa Jorge Luis Beltrán Sauceda, oriundo de esta ciudad, quien comparte lo siguiente. Del corrido de “La Mafia Muere”, “Culiacán capital Sinaloense, convirtiéndose en el mismo infierno”, para mi gusto ese corrido expresa realmente lo que estaba pasando en aquellos años, yo recuerdo haberlo escuchado todavía en la radio con Pepe Cabrera, con la “Banda Los Porteños”, fue muy sonado por lo que trataba el corrido366 Esta imagen también se construía hacia los personajes de la localidad que se decían dedicados al ilícito de las drogas, quienes se inmortalizaron a través de las melodías que componían en su honor, más que una exaltación hacia la figura de estos, se destacaban características que podían ser apropiadas por cualquiera que guste de escuchar estos temas. Sin embargo, de acuerdo con el recuerdo que nuestro entrevistado hace de la melodía, notamos que resalta algunos elementos que lo relacionan con el entorno en el cual convive, manifestando ese sentimiento de pertenencia y expresando al tararear los versos un pasaje característico de su ciudad natal. 366 Jorge Luis Beltrán Sauceda, [Entrevista] Mayo 2011, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000), realizada en Culiacán Sinaloa. 224 Es ahí cuando la figura del personaje pasa a un segundo plano y en ocasiones lo que resulta es un apego hacia el entorno local y de esta forma el imaginario se convierte en representación al ser consumida por quienes comparten este gusto musical, sobre esto ponemos el siguiente ejemplo. Hay un corrido de aquellos años, “El Corrido de Lamberto Quintero”, me gusta por la letra, esa parte que dice, “Puente que va a Tierra Blanca, tu que lo viste pasar recuérdales que a Lamberto nunca se le va olvidar... y que dice que hace falta el Culiacán”, me acuerdo haberlo escuchado por los ochentas, de ese Lamberto decían muchas cosas, yo no sé si era tan valiente como dicen, era más la fama que tenía de “cabron”367 Esta es pues la característica de los corridos de narcotraficantes que estuvieran en boga hacia mediados de la década de los ochenta, en este sentido, los gustos y consumos musicales varían de acuerdo a la temporalidad en la que estas músicas se desarrollan, lo que trae como resultado que nuevas generaciones consuman estas músicas que ahora contienen en sus letras mensajes dirigidos hacia el lujo y la ostentación de los protagonistas a lo que aquí llamamos narcocorrido, mismos que salieron a la luz hacia principios de los noventa. En este caso, lo que comenta, Jorge Alberto Beltrán, quien tiene parentesco con el anterior entrevistado, manifiesta que estas músicas se mantienen vigentes en el gusto de la población culiacanense y que además los consumos que se realizan, más que hacer apología a las acciones de estos personajes, surgen para destacar el sentido de pertenencia, lo cual indica la confluencia entre las apropiaciones de los referidos testimonios hacia las melodías. Me acuerdo haber escuchado el corrido de “Los Dos Plebes”, cuando estaba más morro… esos que pistiaban en una cantina, cuando le pregunta uno al otro que si es sinaloense, de esos que no se rajan y que luego se hacen amigos ese corrido habla de esas cosas que tú 367 Ibíd. 225 dices, del narco pero cuando lo escuchas las historias te empiezan a gustar368 Tenemos entonces que de acuerdo a las edades de ambos369, a pesar de encontrar sus gustos musicales en distintas temporalidades los consumos efectuados por estos coinciden en el sentido de que se trata de la asimilación y pertenencia hacia los orígenes. Por otro lado, en el entendido de que – como hemos apuntado en paginas anteriores – los consumos y gustos hacia las melodías versadas entre el tráfico de drogas, sus personajes y ostentaciones, no permean solamente entre los sinaloenses sino que llega a influir en aquellos individuos provenientes de otros estados de la república, quienes una vez habiendo emigrado hacia la entidad sinaloense adoptan una serie de prácticas y conductas relacionadas con la aceptación de dichas músicas. Expondremos a continuación ejemplos que cumplen con estos elementos, con el objetivo de ampliar nuestro panorama de análisis sobre el tema en cuestión. En este caso se trata de los hermanos Manuel y Arturo, Lara Pantoja, provenientes de Salamanca Guanajuato, quienes vinieron a Culiacán con afán de aventurar y encontrar otras formas de ocupación que no hallaban en su entidad, estos se trasladaron a la capital del estado a mediados de los ochentas encontrando además elementos que adoptaron después de algunos años de permanecer en la capital sinaloense, entre los que se encuentra el gusto por las músicas norteñas370 y con ello las músicas de narcotraficantes. De esta forma, los gustos musicales hacia las melodías de género norteño se conjugan e influyen en aquellos que al trasladarse a Culiacán encuentran una 368 Jorge Alberto Beltrán Castañeda, [Entrevista] Mayo 2011, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000), realizada en Culiacán Sinaloa. 369 El padre es nacido en 1951, mientras que el hijo corresponde al año 1986 370 Lo cual no quiere decir que en este municipio perteneciente al bajío guanajuatense no existan agrupaciones que interpreten música de acordeón y bajo sexto, entre estos encontramos a Los Hermanos Banda de Salamanca, sin embargo nuestros entrevistados reconocen que adoptaron el gusto por estas músicas una vez estando en la capital sinaloense. 226 forma de asimilación y adaptación de aspectos que están ligados al entorno, en una época en la cual las músicas de narcotraficantes se expandieron masivamente gracias al papel que jugaron los medios de comunicación. Son los medios de comunicación quienes se encargan de ofrecer a los públicos variedad de géneros musicales, de los cuales nuestros entrevistados mantenían gustos compartidos, así lo expresa Arturo Lara Pantoja, quien nos comenta al respecto. Me acuerdo mucho que estaban de moda las baladas románticas, grupos como “Los Barón de Apodaca”, “Los Zorros”, incluso cumbias, también acostumbrábamos salir a bailar los sábados por la noche, eso era lo que escuchábamos nosotros por allá era la música de aquellos años que se podía escuchar en la radio, en las plazas, al salir de los cines acompañado de la chava... eran bonitos tiempos371 Vemos como los gustos musicales que adquirió en su tierra natal surgen gracias a la influencia de los medios masivos, entre estos la radio, las melodías a las que hace referencia se ajustan al contexto de finales de los setenta donde existía también un gusto por la balada romántica a través de agrupaciones que grababan en la capital de la república y de esta manera distribuían su material hacia otros espacios. Por su parte, los gustos hacia el género norteño surgen gracias a que existían diversos espacios dedicados a la diversión y el esparcimiento de los habitantes de Culiacán donde se interpretaban melodías con el fin de amenizar las noches de baile para los asistentes. Nosotros llegamos a Culiacán como en el 85, me acuerdo que llegamos a rentar ahí en Tierra Blanca, ahí vivimos muchos años, una vez un vecino de ahí nos invito a los quince años de su hermana, una fiesta en el salón “La Estrella”, en ese entonces fue cuando 371 Arturo Lara Pantoja, [Entrevista] Mayo 2011, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000), realizada en Culiacán Sinaloa. 227 escuchamos grupo norteño, tocaban un poco de todo, era fiesta familiar, pero me acuerdo que tocaban mucho el corrido de “El Culichi”, en aquel entonces nosotros no sabíamos ni quien era nomás por su corrido. 372 Fue así como ocurrió el primer contacto con las músicas de narcotraficantes por parte de nuestros entrevistados, lo cual nos indica que en el Culiacán dichas melodías circulaban tanto en eventos públicos y privados formando parte del gusto musical de quienes demandaban estos temas. Mientras que los que recién habían tenido contacto con los temas que hacían alusión a los narcotraficantes comenzaban a percibir lo que quizás fuera para estos – en un principio - una moda más que una apropiación, nos referimos a la indumentaria utilizada para los bailes de ocasión donde se interpretaban músicas tambora, así como de acordeón y bajo sexto que incluían en su repertorio músicas de narcotraficantes. En aquel tiempo ibas a los bailes “embotado” y con sombrero, nosotros empezamos a ir, te digo, por amigos de ahí de la colonia o del trabajo que en aquel tiempo escuchaban norteño y corridos de esos, y de repente nos empezamos a vestir así, nos gustó el estilo, pues la ropa que usábamos en las fiestas.373 En este sentido, los usos de la vestimenta también involucran un conjunto de prácticas específicas e interpretaciones que los producen, es en estas formas de interpretación cuando las modas desencadenan conductas asimiladas por aquellos que las aceptan y le dan un sentido propio, es por ello que no será ajeno el hecho de que alguien que se traslade a una ciudad donde existen elementos culturales diversos, - entre estos las músicas – los adopte como propios, dándole significaciones diversas. 372 Ibíd. Manuel Lara Pantoja, [Entrevista] Mayo 2011, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000), realizada en Culiacán Sinaloa. 373 228 Dichas apropiaciones por parte de quienes ahora adoptarían el gusto por las músicas de narcotraficantes se extenderían gracias al acceso que se tenían a estas por medio de las formas en las que circulaban, entre las que se encuentra el cassete – cinta magnética – cuya adquisición se daba de manera clandestina, así lo comenta Manuel Lara Pantoja. Me acuerdo de los primeros cassetes que compré, como en el 89 o 90 eran de chalino aquí en el centro, te los vendían piratas, los ponían en unas mesitas afuera de los puestos, eran cassetes que los grababan con esas canciones de las grabadoras de antes, así fue como empecé a escucharlos, el corrido de “El Sapo”, “Jorge Cazares”, “El Pelavacas”, cantaba pues corridos de valientes, pero también románticas, un poco de todo. 374 Por otro lado, los consumos y gustos musicales se manifestaban de forma habitual en estos espacios donde se llevaban a cabo los bailes y festejos acompañados de esta expresión musical, sobre esto comenta nuestro entrevistado al compartirnos su anécdota. Me acuerdo que fuimos mi carnal y yo al último baile de Chalino, fue en el “Salón Granada”, así se llamaba, estábamos ahí, nomás por el gusto de escuchar a Chalino, me acuerdo que en ese tiempo fue cuando empezó a pegar mas, nosotros apenas alcanzamos a ir, nomás por el gusto de estar ahí escuchando a Chalino, fue una moda si, pero hay mucha gente que todavía lo escucha entonces yo digo que es algo mas que eso, a mi todavía me siguen gustando y aunque no sea de Sinaloa, los escucho igual.375 De acuerdo a lo anterior, los consumos que manifiestan nuestros entrevistados se construyen a través de la figura de Rosalino Sánchez Félix, “Chalino”, del mismo 374 375 Ibíd. Ibíd. 229 modo que apropiaron sus músicas como parte de la variedad del repertorio de dicho personaje, consumiéndolas dentro de sus actividades de ocio y recreación. De esta forma las prácticas en las que se consumen estas músicas se crean en parte gracias a que los interpretes se convierten en figuras mediáticas, convirtiéndose en instrumentos que intervienen de manera importante en aquellos que se vuelven consumidores de una cultura que les llega a través de estos. La apropiación de estas músicas se da entonces cuando el mercado musical se vuelve un elemento mas de la cultura, es por esta razón que las músicas son capaces de influir y expandir estas expresiones hacia otros espacios donde encuentre igualmente aceptación, así como también en caso particular de nuestros entrevistados impregnar en el gusto de aquellos que adoptan y consumen estas músicas. Por tanto, decimos que , los consumos hacia estas melodías no son exclusivos de los sinaloenses, sino que puede influir en aquellos que - en el caso de nuestros entrevistados - habiendo emigrado hacia espacios donde estas músicas son un reflejo de la cotidianidad, asimilan y conviven con estas expresiones musicales dándole así sus propias interpretaciones. * En el apartado anterior se expusieron una serie de elementos que consideramos importante para explicar el arraigo de las músicas en la capital sinaloense, hablando de la tambora sinaloense, así como de las músicas de narcotráfico, narcotraficantes y narcocorridos; por principio de cuentas diremos que las características urbano-rurales que distinguen a Culiacán representan una razón de suma importancia para que estas músicas estén insertas en el gusto de aquellos quienes las escuchan. Los esfuerzos gubernamentales por ofrecerle a la ciudad una serie de cambios sociales y culturales, con las obras de urbanización realizadas y el implemento de DIFOCUR, como promotor de la cultura oficial no fueron suficientes para lograr los cambios de mentalidad que pretendían, lo cual nos indica que estas 230 modificaciones no se reducen únicamente a la urbanización en las ciudades, sino que dichos procesos deben ser asimilados por los pobladores para que así la adopción y consumo de los bienes culturales que se ofertan surtan efecto. De esta forma las músicas se convierten en un vehículo que contribuye a preservar las tradiciones entre los pobladores que gustan de escucharlas, tal es el caso de nuestros testimonios en el poblado de La Noria Imala, quienes expresan sus gustos hacia las músicas de Tambora sinaloense como parte de una identidad regional que además de ello se ha arraigado por generaciones y se convierte en el reflejo y forma de vida de no pocos habitantes de ese poblado. Por otro lado, hablando de las músicas de narcotráfico, narcotraficantes y narcocorridos, para los oriundos de la capital sinaloense manifiestan el reflejo de una época y son apropiados en torno al recuerdo que se surge al tararear o escuchar dichas melodías, ligados al entorno y cotidianidad de una ciudad que convivía con el fenómeno del narcotráfico – que aun persiste – del cual se enteraban a través de lo que se hablaba entre la misma población culichi, manteniéndose la tradición oral, o bien a través de los medios masivos. En este sentido, los consumos y gustos musicales tienen a extenderse hacia individuos provenientes de otros estados de la república, quienes deciden trasladarse a esta capital, encontrando elementos que asimilan y apropian en formas diversas – como las músicas – que son consumidas a través de un conjunto de prácticas donde se involucran actividades de ocio, como es el caso de los eventos donde se interpretan corridos de narcotraficantes. 231 CONCLUSIONES Las músicas constituyen una manera de expresión propia de los seres humanos, un vehículo a través del cual entienden y asimilan el mundo que los rodea; se trata de un eslabón importante dentro del sinnúmero de manifestaciones culturales que existen y es a través de estas que los individuos interpretan una realidad que les es propia. Sin embargo, las músicas también involucran no solo el reflejo de una realidad sino también aquello que es irracional donde caben sensibilidades y emociones, manifestadas por los individuos en colectividad; hablando específicamente de las músicas de narcotráfico y narcotraficantes a los narcocorridos, estos en su mayoría surgen de construcciones imaginadas, creando figuras, situaciones y relatos en torno a dichas melodías, mismas que son asimiladas y apropiadas por quienes gustan de escucharlos, generando consumos diferenciados. De esta forma, las tres categorizaciones que se realizan en este trabajo: las músicas de narcotráfico, narcotraficantes y narcocorridos, en torno al contenido temático y los de las melodías, fueron con el objetivo de insertarlas dentro de la temporalidad que comprende nuestro estudio (1970 – 2000), en dichas clasificaciones se emiten mensajes que son apropiados y capaces de generar en el receptor – consumidor – expresiones diversas, donde se involucran sensibilidades, como externar su melancolía hacia el terruño y los orígenes y con ello activando el recurso de la memoria motivando el recuerdo personal como también forman parte del goce y entretenimiento de los individuos en sus actividades de ocio y recreación. En este sentido, los consumos que los sinaloenses manifiestan en torno a las músicas de narcotráfico, narcotraficantes y narcocorridos, varían tras la evolución temática de las mismas que se pueden diferenciar temporalmente, a su vez dichas apropiaciones surgen como la continuidad del gusto por un género que adaptaría el tema del tráfico de drogas, sus traficantes y sus excesos a sus acordes musicales. 232 Es así como, en nuestro trabajo analizamos expresiones musicales que se desarrollan dentro de un contexto histórico, gozando de un tiempo y espacio determinados donde mantienen su vigencia y popularidad entre aquellos que gustan de escucharlos y los consumen de tal manera que estas melodías son adaptadas a sus prácticas cotidianas. Otro de los elementos abordados en este trabajo fue el proceso de circulación de las músicas, con ello comprendimos que dicha dinámica sobrepasa los limites geográficos generando diversas formas en las que las melodías llegan a los públicos, en las cuales también influyen otras prácticas dentro del ámbito musical utilizadas para satisfacer el gusto de aquellos que las demandan, donde no solamente se involucra el formato discográfico. Un estudio de las músicas debe comprender los procesos de producción circulación y consumo de la misma, el tema de las músicas sobre narcotráfico, narcotraficantes y narcocorridos a sido abordado en diversas vertientes la mayor parte de los estudios localizados y analizados en ente trabajo se desarrollan desde el ámbito sociológico, seguidos por la etnomusicologia, psicología social, gran parte de estos estudios se centran en explicar los procesos de producción de estos temas ligados a la construcción de modelos, estereotipos y demás ejemplificaciones con las cuales se busca llegar a la explicación de una realidad, en la que se consigue representar solo una parte del escenario del narcotráfico y sus protagonistas, así como los elementos que los configuran. Con el análisis de las letras de los corridos como parte de una elaboración simbólica, lo que dichos autores buscan recrear es aquello que catalogan como “narcomundo” a partir de los alcances que les otorgaban las melodías dedicadas a los narcotraficantes, lo mismo sucede desde el plano musicológico en los cuales encontramos una deficiencia en cuanto a la forma de abordar el contexto histórico de las diferentes épocas y acontecimientos a los que aluden cada uno de los trabajos, este es un punto crucial en la elaboración de trabajos investigativos, y conlleva lo que conocemos como multidisciplinariedad. 233 Otros trabajos apuntan hacia la importancia comercial que representa la participación de los compositores e intérpretes en la recreación de imágenes plasmadas en sus discos y presentaciones con las cuales buscan llegar al público; mientras que realizan un análisis más apegado al plano instrumentista, haciendo énfasis en las notas de las melodías acordes y demás elementos, de igual forma sin tanto énfasis en el análisis histórico. En tanto que los trabajos realizados desde la historiográfica cuentan con ciertos elementos dignos de ser analizados ya que destacan la trayectoria y recuento histórico del corrido marcando distintas etapas, mas en un sentido biográfico destacan elementos que apuntan hacia los compositores e interpretes de estas expresiones musicales. Podemos dar cuenta de que la dinámica de las investigaciones que aquí se expusieron a manera de balance, giran alrededor de una parte de este proceso - producción - haciendo énfasis en la creación de figuras sobre los actores que forman parte de esta actividad ilícita: los narcotraficantes, a través de las letras de los corridos, así como destacar la participación de aquellos que se encargan de realizar dichas composiciones. Por otro lado, de acuerdo a los trabajos desde el ámbito historiográfico se detectó en ellos una ausencia de categorías analíticas en torno a la temática de las músicas de narcotráfico, narcotraficantes y narcocorridos, ante esto nos dimos a la tarea de formular y exponer las herramientas teóricas que nos fueron útiles para la presente investigación, destacando los conceptos de mentalidad, imaginario y representación, atendiendo a aquello que consideramos se encuentra ausente en torno a los estudios de estas músicas, la otra parte que conforma el proceso de las mercancías culturales: circulación y consumo, desarrollándose en tres espacios específicos, Los Ángeles California, Tijuana y Culiacán. Nuestro trabajo abarcó la temporalidad (1970 – 2000) durante este periodo rescatamos elementos importantes: por un lado tenemos que la fecha de inicio de nuestro periodo era considerada la etapa de auge en cuanto a la composición de los temas sobre narcotráfico, mas conforme se desarrollo la investigación nos 234 percatamos de que realmente eran pocos los temas que había en circulación en aquellos años. No fue sino hasta la década de los ochentas cuando los corridos referentes al trafico de drogas y narcotraficantes, fueron objeto de atención de los medios masivos, esto lo demostramos al destacar promoción de las músicas de narcotráfico y en los noventas, narcocorridos, así como también de los espacios de actuación a de los distintos intérpretes que figuraron en la localidad, difundidos a través de la prensa, durante los años que corresponden nuestro estudio. Esto como elementos donde circulan y confluyen dichas músicas, con el fin de satisfacer gustos musicales y consumos diversos por parte de quienes asisten a estos eventos, tanto en cantinas como en espacios abiertos adaptados para su celebración, todo esto a pesar de la aparente censura de los medios masivos. Sin embargo, la producción y circulación de estas músicas siguiera, continuó su curso ahora con el surgimiento de nuevas agrupaciones e intérpretes, con el fin de cubrir una demanda hacia los sinaloenses radicados en otros espacios donde los sinaloenses se hacen presentes. Esto lo confirmamos en la ciudad de Tijuana y los Ángeles California, donde la circulación de las músicas de narcotráfico conviven con la influencia estadounidense, más sin embargo existe una importante demanda por parte de la población sinaloense de tal forma que éstos se encargan de formar agrupaciones cuya característica es interpretar músicas de narcotráfico y narcotraficantes, esto hacia la década de los ochentas con el fin de satisfacer un gusto musical entre los consumidores. Mientras que durante la década de los noventas fueron sinaloenses quienes darían origen a lo que llamamos narcocorrido, por su variación en cuanto al lenguaje y formas de interpretación, mas tarde, bajacalifornianos seguirían ampliando la oferta musical en la ciudad fronteriza de Tijuana con una letra mas explicita, relatando de manera cruda y violenta los enfrentamientos entre cárteles de la droga mexicanos. 235 De esta forma, podemos decir que las formas de circulación, los consumos y gustos musicales se trasladan por generaciones, de tal forma que en los años que corresponde nuestro estudio, las familias sinaloenses residentes en Los Ángeles, Tijuana y Culiacán, comparten anécdotas y experiencias, en torno a las formas en las que estas melodías son transmitidas y apropiadas dentro del gusto musical de nuestros entrevistados. Por ello lo que consistió nuestro tercer capítulo analizamos la intervención de compañías disqueras, y radiodifusoras encargadas de la promoción, circulación y consolidación de diversas agrupaciones y temas de narcotráfico y narcotraficantes. En un principio esta dinámica estaba a cargo de disqueras locales, con producción a nivel regional, años más tarde surge la inquietud de grabar estos temas por parte de otras compañías, con mayor presencia a nivel nacional, debido a estrategias mercantiles; de manera que aquellas que no contaban en su repertorio con composiciones sobre el ilícito de las drogas, lo hacían buscando penetrar en el gusto del público sinaloense, gracias a ello se genera una libre circulación de temas y agrupaciones musicales. La colaboración de la industria musical y radiofónica dentro de la oferta de corridos de narcotráfico y narcotraficantes indicaba la existencia de un gusto musical y un público consumidor; todos estos elementos ayudan a que estas músicas continúen vigentes dentro de la región y temporalidad en la cual centraremos nuestro estudio. Por otro lado, de acuerdo al papel de las empresas radiofónicas en la difusión de corridos de narcotráfico y narcotraficantes, se daría de manera constante y continuaría hacia principios de la década de los 80’s y hasta antes de su prohibición por parte de las instituciones gubernamentales (1987) debido a lo cual las disqueras y los compositores buscan diversas formas de continuar produciendo estos temas, ahora con un peculiar lenguaje, dando origen al narcocorrido (1990), murder corridos (2000), de estos últimos, surgidos en la frontera tijuanense. 236 Elementos como la piratería discográfica y herramientas electrónicas, entre estas internet, han provocado que las formas de circulación se diversifiquen, creándose nuevas formas de comunicación a través de comunidades virtuales donde confluyen gustos y consumos musicales comunes, esto favorece la promoción de los narcocorridos, creando eventos sociales donde los sinaloenses se hacen presentes. Por otra parte, además del papel de los medios masivos en circulación de estas músicas, destacamos aquellas que no tuvieron la fortuna de salir al mercado hacia un publico mas amplio, quedándose entre el gusto de los habitantes de una comunidad, como ejemplo tomamos a ese compositor “anónimo” oriundo de Pericos, Sinaloa, quien se encargo de plasmar en sus letras situaciones cotidianas que se asemejan a lo que sucede en muchos de los poblados que comprenden nuestra entidad sinaloense. De esta forma, la circulación de dichas músicas, además de encontrarse con el formato discográfico y la radiodifusión, se daba también de manera informal por parte de las agrupaciones de tambora sinaloense, así como las que interpretan acordeón y bajo sexto, por medio de Huipas, como llaman a la forma en que ofrecen sus servicios al público y consumidores. Los consumos que se realizan en torno a dichas músicas varían de acuerdo al tiempo y espacio en el que están insertos, es por esa razón que en este trabajo se trató la problemática como un proceso dinámico el cual no es exclusivo de una entidad en particular, sino que se manifiesta en forma diversificada en otras partes del territorio nacional e internacional. Existe pues una diversificación en las formas en las que se da el desarrollo de los consumos y gustos musicales entre los sinaloenses en cada uno de los espacios estudiados, de ello se habla en el cuarto y ultimo capítulo, acerca de los consumos y gustos musicales por parte de los sinaloenses radicados en Los Ángeles hacia las melodías del narcotráfico, narcotraficantes y narcocorridos surge como una forma de externar la melancolía hacia aquellos que se encuentran fuera de su tierra, pero además estos gustos trasladan por generaciones, convirtiéndose en un 237 factor identitario para aquellos que conviven con esa doble cultura Méxicoamericana. Tras los testimonios plasmados, vemos como los consumos se relacionan con factores como la sensibilidad, oscilando entre el goce y la nostalgia, elementos que facilitan la apropiación de dichas melodías; por otro lado, los cambios generacionales también influyen en la diferenciación de los consumos. Así pues, migraciones y músicas se encuentran íntimamente ligadas; esta ultima como una de las diversas expresiones culturales con las que aquellos que dejan su tierra deciden trasladarse, los gustos musicales permanecen, cambian o se mezclan, de acuerdo a expresiones de subjetividad que se manifiestan no solo individual sino colectivamente. De esta forma, las manifestaciones culturales – como es el caso de las músicas que corresponden nuestro estudio - se hacen presentes en aquellos espacios donde encuentran elementos propicios para su desarrollo, uno de estos es el factor migratorio, es decir, la presencia de población inmigrante que asimila y atribuye a las expresiones musicales aspectos con los que busca reencontrarse con aquello que siente propio, generando un conjunto de prácticas y sensibilidades compartidas facilitando la configuración de gustos y consumos diversos. Estos consumos y gustos musicales se expresan como un elemento compartido entre las familias sinaloenses – de acuerdo con los testimonios de los entrevistados; es así como el paso de las músicas de narcotráfico y narcotraficantes a los narcocorridos trasciende entre los sinaloenses, con ello encontramos que los consumos realizados por nuestros entrevistados se manifiestan a partir de las experiencias y anécdotas plasmadas anteriormente, cuyas entrevistas comprenden parte del rango temporal seleccionado para nuestro periodo de estudio. En cuanto a la conformación poblacional de la ciudad de Tijuana, los sinaloenses representan un grupo importante, esto durante el periodo (1980 – 2000), de tal manera que el trabajo de campo se realizó en personas que ahí radican y 238 coinciden en haber llegado durante la temporalidad mencionada, otra parte los testimonios se recabaron en personas que habitan en Tijuana pero acostumbran acudir constantemente a Culiacán. Los testimonios compartidos por las personas entrevistadas nos demuestran que existe en los sinaloenses un gusto musical son a través del cual éstos quienes se encargan de darle apropiaciones diversas, contribuyendo a preservar la memoria colectiva a partir de las experiencias que se manifiestan en torno a dicha expresión musical. Los consumos que se realizan tanto por los que radican en la ciudad de Tijuana y los que viajan constantemente hacia la capital sinaloense, se expresan en relación con las actividades de ocio y recreación llevadas acabo en espacios donde los sinaloenses se reúnen, donde confluyen dichas músicas, aquí se destaca la participación de la industria musical y las compañías de espectáculos en su promoción, con el fin de atraer diversos públicos, entre estos sinaloenses, quienes encuentran en estos espacios una manera de externar su sensibilidad hacia su lugar de origen, además de mantener el contacto con sus paisanos. En cuanto a los consumos y gustos musicales de los sinaloenses en Culiacán, tomando a este último como un espacio donde confluyen una serie de elementos que facilitan la configuración de un arraigo musical presente en su población, mas sin embargo estos consumos se dan de manera diferenciada de acuerdo a distintos factores entre los que se encuentran los contrastes entre lo rural y lo urbano que en la capital sinaloense se manifiestan. Es por ello que para este estudio hemos realizado trabajo de campo en una comunidad que a pesar de su cercanía con la capital del estado sinaloense se caracteriza por conservar aun tintes rurales, nos referimos a los pobladores de La Noria Imala, Sinaloa. Con ello pretendimos dar cuenta de la configuración de gustos en torno a las músicas que estos consideraban como propias de la región: la tambora y conjunto norteño que además de ello se ha arraigado por generaciones y se convierte en el reflejo y forma de vida de no pocos habitantes de ese poblado, es así como las músicas se convierten en un vehículo que 239 contribuye a preservar las tradiciones entre los pobladores que gustan de escucharlas. Por otro lado, hablando de las músicas de narcotráfico, narcotraficantes y narcocorridos, para los oriundos de la capital sinaloense que gustan de escucharlos manifiestan el reflejo de una época y son apropiados en torno al recuerdo que se surge al tararear o escuchar dichas melodías, ligados al entorno y cotidianidad de una ciudad que convivía con el fenómeno del narcotráfico – que aun persiste – del cual se enteraban a través de lo que se hablaba entre la misma población culichi, manteniéndose la tradición oral, o bien a través de los medios masivos. Los esfuerzos gubernamentales por ofrecerle a la ciudad una serie de cambios sociales y culturales, con las obras de urbanización realizadas y el implemento de instituciones encargadas de promover la cultura oficial no fueron suficientes para lograr los cambios de mentalidad que pretendían, lo cual nos indica que estas modificaciones no se reducen únicamente a la urbanización en las ciudades, sino que dichos procesos deben ser asimilados por los pobladores para que así la adopción y consumo de los bienes culturales que se ofertan surtan efecto. Así mismo, los consumos y gustos musicales tienen a extenderse hacia individuos provenientes de otros estados de la República, quienes deciden trasladarse a la capital sinaloense encontrando elementos que asimilan y apropian en formas diversas – como las músicas – que son consumidas a través de un conjunto de prácticas donde se involucran actividades de ocio, como es el caso de los eventos donde se interpretan corridos de narcotráfico y narcotraficantes. 240 ANEXOS “Tanito Martínez” Santos Pérez Armenta (1973) ANEXO 1 Voy a cantar un corrido Ustedes lo han saber Ese “Tanito Martínez” Si se sabe resolver Para decir la verdad No necesito testigos Pa` que sepan las hazañas De Tanito sus amigos Cuando vino de su tierra Anduvo por donde quiera Ahora vive muy feliz En la Loma Rodriguera Ahí vive muy feliz No tiene pensión ninguna Trabajando honradamente Hizo toda su fortuna De México hasta Nogales Anduvo por donde quiera Sin ocupar pasaporte Se cruzaba la frontera Anduvo en el otro lado Con gringos y gachupines Demostrando su valor Ese Tanito Martínez Es un hombre de valor No lo asusta cualesquiera Con su pistola fajada Se sale por donde quiera Ya con esta me despido Y me van a dispensar Ese Tanito Martínez Es un hombre muy legal. 241 “Corrido del Capitán y el Teniente” Maximiliano López Osuna (1975) ANEXO 2 Voy a cantar un corrido Nomás le ponen cuidado Hernán se agarró a balazos Con 35 soldados. Por unos miles de pesos Lo admitieron de teniente Al Capitán le decía Que hasta podía matar gente. Hernán en el pelotón Con su grado de teniente Un soldado le avisó Que para el era la muerte Tres horas echaron bala Los soldados con Hernán Lo querían hacer pedazos Porque mató al capitán Hernán se puso a pesar Que a mi me van a matar Pero antes de que lo logren Dos o tres me voa llevar. Por las lomas y los cerros Todavía lo iban siguiendo Ya no podía caminar De sed se iba muriendo. Llegaron a donde estaba Y el capitán se rajó Hernán sacó su pistola Y tres balazos le dio 242 Domingo Terrazas José Cabrera Alcalá (1975) ANEXO 3 Voy a recordar cantando aun hombre de buena raza que todos lo conocieron como Domingo Terrazas En Culiacán Sinaloa en verdad fue un caballero en Reynosa Tamaulipas azote de pistoleros Se paseaba en la frontera no tenía miedo a la parca al verlo todos decían ahí va el león de Tierra Blanca La federal lo buscaba por orden del alto mando por que domingo era un hombre amo y rey del contrabando Por Juárez y Matamoros Río Colorado y Nogales En Monterrey y Tijuana Hizo correr federales Por fin un día de tantos cuando menos lo esperaba lo sorprendieron a tiros llegando a Guadalajara Murió Domingo terrazas sin demostrar cobardía contrabandista de fama que el gobierno perseguía adiós todos mis amigos decía Domingo Terrazas lograron matar aun hombre pero hay mas en tierra blanca Murió Domingo Terrazas aquel hombre tan mentado a quien le tenían miedo civiles y uniformados. 243 FUENTES ARCHIVOS ARCHIVO HISTÓRICO GENERAL DEL ESTADO DE SINALOA (AHGES) BIBLIOTECA DEL DEPARTAMENTO “CESAR E. CHAVEZ” EN CHICANO STUDIES RESEARCH CENTER, UNIVERSIDAD DE CALIFORNA, LOS ANGELES (CSRC/UCLA) BIBLIOTECA MUNICIPAL “BENITO JUAREZ” DE TIJUANA BAJA CALIFORNIA BIBLIOTECA “JORGE A. BUSTAMANTE”, COLEGIO DE LA FRONTERA NORTE, TIJUANA BAJA CALIFORNIA. (COLEF) CENTRO REGIONAL DE DOCUMENTACION HISTORICA Y CIENTIFICA (CREDHyC) HEMEROTECA DEL INSTITUTO MUNICIPAL DE ARTE Y CULTURA DE BAJA CALIFORNIA (IMAC) HEMEROTECA DE LA UNIVERSIDAD AUTONOMA DE SINALOA (HUAS) HEMEROGRÁFIA El Diario de Culiacán 18 de mayo de 1951 16 de Enero de 1977 El Debate, de Culiacán 13 de Enero de 1984 18 de Mayo de 1984 21 de Mayo de 1984 27 de Mayo de 1984 4 de marzo de 1988 23 de abril de 1988 30 de Septiembre de 1992 244 1 de Febrero de 1997 14 de Abril de 2000 1 de abril de 2000 2 de Junio de 2009 El Heraldo de Baja California 8 de septiembre de 1975 Semanario ZETA de Tijuana N°1689, 11 de agosto, 2006 CENSOS E INFORMES DE GOBIERNO Alfredo Valdez Montoya, Segundo Informe de Gobierno, Culiacán Sinaloa, Septiembre 1970, [versión digitalizada en CD-ROM] ____________________, Cuarto Informe de Gobierno, Culiacán Sinaloa, Septiembre 1972, [versión digitalizada en CD-ROM] Alfonso Genaro Calderón Velarde, Primer Informe de Gobierno, Culiacán Sinaloa, diciembre de 1975, [versión digitalizada en CD-ROM] _________________, Tercer Informe de Gobierno, Culiacán Sinaloa, 15 de diciembre de 1977, [versión digitalizada en CD-ROM] ____________________, Cuarto Informe de Gobierno, Culiacán Sinaloa, diciembre de 1978, [versión digitalizada en CD-ROM] ____________________, Quinto Informe de Gobierno, diciembre de 1979, [versión digitalizada en CD-ROM] Culiacán Sinaloa, INEGI XI Censo General de Población y Vivienda 1990 y XII Censo General de Población y Vivienda 2000 (Baja California Norte) 245 TESTIMONIOS ORALES Alcaraz Ernesto [Entrevista] Mayo, 2011, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo] Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Culiacán Sinaloa. Armenta, Valdez José [Entrevista] Noviembre, 2010, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Tijuana, Baja California, México. Armenta, Russel José Juan [Entrevista], Noviembre, 2010, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Tijuana, Baja California, México. Astorga Almanza, Humberto, [Entrevista] Octubre, 2010, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Culiacán, Sinaloa, México. Barraza Castillo Carolina, [Entrevista], Noviembre 2010, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en, Los Ángeles, California, Estados Unidos. Barraza Castillo Marisela, [Entrevista] Noviembre, 2010, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en, Los Ángeles, California, Estados Unidos. Barraza Amarillas Jorge, [Entrevista] Marzo, 2011, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en, La Noria Imala, Sinaloa, México. Barraza Amarillas Alberto, [Entrevista] Marzo, 2011, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en La Noria, Imala, Sinaloa, México. 246 Barraza Adiel, [Entrevista] Noviembre, 2010, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en, Los Ángeles, California, Estados Unidos. Beltrán Castañeda, Jorge Alberto [Entrevista] Mayo, 2011, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Culiacán Sinaloa. Beltrán Gutiérrez Alfredo [Entrevista] Marzo, 2011, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) La Noria, Imala, Sinaloa, México. Beltrán Gutiérrez Juan [Entrevista] Marzo, 2011, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en La Noria Imala, Sinaloa, México. Beltrán Luna Marcelo [Entrevista] Diciembre, 2010, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Culiacán, Sinaloa, México. Beltrán Luna José Ramón [Entrevista] Diciembre, 2010, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Culiacán, Sinaloa, México. Beltrán Sauceda Jorge Luis, [Entrevista] 2011, Mayo, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Culiacán Sinaloa. Cañedo, Manuel Magdaleno, [Entrevista] Noviembre 2010, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Tijuana, Baja California, México. Contreras Rubio, Olegario [Entrevista] Octubre, 2010, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Culiacán Sinaloa, México. 247 Cueto Díaz Juan José [Entrevista] Septiembre y Octubre 2010, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000), realizada en Culiacán Sinaloa. Duarte Díaz, Cesar Iván [Entrevista] Noviembre, 2010, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Tijuana, Baja California, México. Félix, Leoncio [Entrevista] Abril 2011, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en La Noria Imala, Sinaloa, México. Félix Beltrán Juan [Entrevista] Abril 2011, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en La Noria Imala, Sinaloa, México. Fuentes, José Luis [Entrevista] Septiembre, 2010, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Culiacán, Sinaloa, México. Galindo Osuna José [Entrevista] Abril, 2011, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en La Noria Imala, Sinaloa, México. Galindo Higuera José [Entrevista] Abril, 2011, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en La Noria Imala, Sinaloa, México. García López, José Luis [Entrevista] Septiembre, 2010, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en La Presita, Sinaloa, México. González Luna Jesús David [Entrevista] Diciembre, 2010, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Culiacán, Sinaloa, México. 248 González Páez Marco Antonio [Entrevista] Diciembre, 2010, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Culiacán, Sinaloa, México. Higuera León, Oscar [Entrevista] Septiembre, 2010, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en La Noria, Imala, Sinaloa, México. Morales Benjamín [Entrevista] Mayo, 2011, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Culiacán Sinaloa. Laija Serrano Alfredo [Entrevista] Mayo, 2011, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000), realizada en Culiacán Sinaloa. Laija Serrano Javier [Entrevista] Mayo, 2011, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Culiacán Sinaloa. Laija Serrano Álvaro [Entrevista] Mayo, 2011, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Culiacán Sinaloa. Landeros Alfonso [Entrevista], Abril 2011, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Culiacán Sinaloa. Lara Pantoja, Arturo [Entrevista] Mayo, 2011, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Culiacán Sinaloa. Lara Pantoja, Manuel [Entrevista] Mayo, 2011, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Culiacán Sinaloa. 249 Leyva Armenta, Fernando [Entrevista] Noviembre, 2010, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Los Ángeles, California, Estados Unidos. Leyva Miranda, Fernando [Entrevista] Noviembre, 2010, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Los Ángeles, California, Estados Unidos. López Peñuelas Moisés [Entrevista] Mayo, 2011, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Culiacán Sinaloa. Martínez Dones Andrés [Entrevista] Diciembre, 2010, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Tijuana, Baja, California, México. Martínez López, Jesús Andrés [Entrevista] Diciembre, 2010, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo] Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Tijuana, Baja California, México. Miranda, Gabriel, [Entrevista] Noviembre, 2010, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Los Ángeles, California, Estados Unidos. Miranda, Gustavo [Entrevista] Noviembre, 2010, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Los Ángeles, California, Estados Unidos. Morales Benjamín [Entrevista] Mayo, 2011, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Culiacán Sinaloa. Niebla Salazar, Jesús, [Entrevista] Septiembre, 2010, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000), realizada en Culiacán, Sinaloa, México. 250 Ochoa Valdez, Daniel [Entrevista] Diciembre, 2010, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Tijuana, Baja, California, México. Padilla Velarde, Antonio [Entrevista] Septiembre, 2010, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Culiacán Sinaloa, México Parra Valle, José Luis [Entrevista] Septiembre y Octubre, 2010, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Culiacán Sinaloa, México Parra Sierra, Francisco Javier [Entrevista] Diciembre 2010, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000), realizada en Tijuana Baja California, México. Peraza Barraza Cristal, [Entrevista] Noviembre, 2010, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en, Los Ángeles, California, Estados Unidos. Robles Jesús Alberto, [Entrevista] Diciembre, 2010, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Los Ángeles, California, Estados Unidos. Robles Armando, [Entrevista] Diciembre, 2010, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Los Ángeles, California, Estados Unidos. Salazar, Jesús [Entrevista] Septiembre, 2010, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en La Presita, Sinaloa, México. Wald, Elijah [Entrevista], 2004, por Sergio Negrete [trabajo de campo], Memorias del Archivo Histórico General del Estado de Sinaloa, México. 251 Zamora Medina Guadalupe [Entrevista] Abril, 2011, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en Culiacán Sinaloa. Zazueta Zazueta Omar [Entrevista] Marzo 2011, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en La Noria Imala, Sinaloa, México. Zazueta Zazueta Jesús Guillermo [Entrevista] Marzo, 2011, por Juan Antonio Fernández Velázquez [trabajo de campo], Los sinaloenses: entre gustos musicales, gozos y representaciones. De los corridos sobre narcotráfico y traficantes a los narcocorridos (1970 – 2000) realizada en La Noria Imala, Sinaloa, México. FUENTES ELECTRONICAS Colección Frontera, consultada en [http://frontera.library.ucla.edu/], desde Chicano Studies Research Center, Universidad de California, Los Ángeles Fernández Velázquez, Juan Antonio “Breve historia social del narcotráfico en Sinaloa”, en Revista Digital Universitaria, Volumen 11, número 8, Agosto de 2010[http://www.revista.unam.mx/] Ibarra Guillermo E., “Desarrollo regional de Sinaloa, Empleo y Migración a Estados Unidos”: “El caso de Los Ángeles, California”. 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