Testimonios | Acoso, femicidios y violencia contra la mujer en Venezuela - 800Noticias
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800Noticias | @CrisbelVarela

El abuso, el acoso, los femicidios y la violencia contra la mujer en Venezuela son una problemática que parece pasar desapercibida por los organismos del Estado, que no publican cifras oficiales sobre estos delitos desde 2016.

«Si bien es cierto que tenemos una tipificación del femicidio en la Ley Orgánica de Derechos de la Mujer Libre de Violencia, todavía ese delito no ha sido adecuado a las normas internacionales donde se establece la responsabilidad, por acción u omisión, del Estado», dijo el año pasado en una entrevista para Fe y Alegría, Bibi Borges, directora del Centro de Justicia y Paz (Cepaz).

Hoy son muchas las desagradables experiencias que guardan las mujeres víctimas y que se suman a una lista de historias  que pudieron terminar en trágicos finales. 

No es solo llegar al punto de la agresión física lo que lleva a hablar de violencia contra la mujer y tampoco el femicidio, aunque al parecer es lo único considerado como motivo de alerta. 

Mujeres de distintas edades relataron a 800 Noticias cómo han sido perseguidas en las calles y acosadas por extraños en medio de situaciones cotidianas, donde las autoridades en más de una oportunidad solo rieron y no tomaron atención a las denuncias.

María (*), de 22 años de edad, recorría las calles de Altamira en Caracas a las 7:00 am para buscar transporte y llegar a su casa cuando un hombre de aproximadamente 50 años la comenzó a perseguir y a decir comentarios como: “¡qué bella estás!”, “¿vas a ver a tu novio?”, “¿quieres ir por un café?”. 

«Cuando iba caminando me abordó un hombre con pantalón blue jean azul oscuro y zapatos color café (…) Me comenzó a decir cosas como: eres muy guapa, acéptame un café, vamos a salir, ¿te vas a ver con tu novio? y cuando llegamos al semáforo estoy esperando que cambie la luz y me agarró por el brazo», contó que estos hechos ocurrieron el pasado 10 de marzo.

La intimidación hacia María, quien aseguró ya se comenzaba a sentirse asustada, no se detuvo en palabras. El sujeto logró tomarla por el brazo y entre el forcejeo de ambos la chica pudo darle un golpe en la entrepierna y salir gritando para pedir ayuda, pero el hombre corrió a una camioneta que lo esperaba cerca de la calle. 

La joven aseguró que realizó la denuncia a las autoridades sin que éstas hicieran mayor caso, alegando que ya sabían de la situación en la zona. “La denuncia fue formulada en la comisaría de Chacao cerca del Sambil, pero me dijeron que ya habían muchos casos en referencia a eso y que ellos ya estaban informados”.

Ilustación: ONU Mujeres

Otro caso es el de Susana (*), quien el pasado 5 de marzo mientras caminaba decidió sentarse un momento a descansar en un banco del bulevar de Sabana Grande, también en la capital. Un hombre se le acercó para pedirle la hora, lo que a la joven le pareció extraño porque desde el lugar se podía observar el reloj del edificio de La Previsora. Ella solo se remitió a decir que no tenía hora.

“El sujeto me susurró algo. Realmente no recuerdo qué fue lo que me dijo porque en ese momento me paré para seguir mi camino. Acto seguido me agarra el brazo, me zafo de su agarre, lo miro feo y me voy. Cuando estoy llegando a Chacaíto me empiezo a sentir mareada, el cuerpo pesado y que todo va como muy lento, ahí caí en cuenta de que me habían drogado”, relató y agregó que en ese momento fue cuando notó que el sujeto alto y vestido de negro la estaba siguiendo, por lo que decidió acudir a uno de los negocios de la zona y allí le brindaron ayuda. 

“Hay cosas que no recuerdo y detalles que se me pueden estar pasando, porque perdí la noción del tiempo y realmente cuando entré a la tienda no supe más de mí”, añadió. Dijo que cuando ingresó al establecimiento el hombre se asomó a verla, pero de esto no supo sino hasta que se despertó después de dos horas y se lo contaron quienes estaban en la tienda.

Susana comenta que el sábado 6 le dio miedo salir a la calle y el día domingo fue a poner la denuncia en un puesto policial de Plaza Venezuela. “Me dieron un comprobante de que puse la denuncia, me dijeron que estarían pendientes y el señor que me atendió me dio su número de teléfono. Eso fue todo”.

Mariana (*) esperaba en una cola de transporte en Palo Verde, al este de la ciudad, a que su camioneta de pasajeros llegara, cuando un sujeto (robusto y canoso) que fingió conocerla comenzó a buscarle conversación. Admitió que al momento hasta dudó de si conocía o no al personaje, al ver que éste se mostraba con tanta seguridad como si se conocían. 

La joven de 25 años de edad comenzó a disgustarse cuando, en medio de la conversación que el sujeto intentaba mantener, este comenzó a preguntarle por dónde vivía y trabajaba. Ante la situación Mariana concluyó que definitivamente no lo conocía y es entonces cuando el hombre le ofrece la cola, le muestra una camioneta blanca que tenía estacionada en la acera de enfrente. Al recibir la respuesta negativa, no se retiró, siguió intentando hacer preguntas por un largo tiempo.

“En una oportunidad intentó tocar mi hombro mientras hablaba y lo esquivé”, revela Mariana a tiempo que confesó que tenía miedo de que la rozara e intentara drogarla porque ya había escuchado de casos parecidos. 

“Me daba miedo ser agresiva con él, porque desconocía cómo podría reaccionar o si estaría acompañado de más personas”, expresó.

Finalmente el extraño se fue, no sin volver a pasar en la camioneta por donde ella se encontraba para intentar darle un papel con su número telefónico, que no aceptó. De todas formas dejó el mensaje en las bolsas que tenía en sus manos por si más adelante “le ofrecía la cola”.

Al llegar a casa la joven tiró el papel en la basura y precisó que no realizó ninguna denuncia porque ya conoce la actitud de las autoridades ante situaciones parecidas y comentó a 800 Noticias que prefirió compartir el caso en las redes sociales para que llegara a otras mujeres, en vez de contarlo a las autoridades y que “se rieran o no hicieran nada”.

“A nivel judicial es un chiste” denunciar estas situaciones para prevenir, piensa Mariana, porque alega que si no hay golpes o abuso sexual entonces las autoridades no toman con seriedad el testimonio. “Esperan que pase algo peor para moverse en este tipo de casos, por eso tengo cero confianza al respecto”.

Ilustación: ONU Mujeres

El 3 de marzo fue el turno de Ariana, quien dio a conocer su historia mediante las redes sociales. Salió del Centro Comercial San Ignacio a las seis de la tarde y bajó en dirección hacia el Sambil, donde un hombre alto «de cabello negro y ojos saltones» se le aproximó para hacerle comentarios sobre su cabello. Tratando de no alarmarse la joven dio las gracias y cuando siguió caminando vio que el sujeto la seguía y en esta oportunidad dijo que no se podía ir sin conocerla y siguió insistiendo con preguntas personales como dónde vivía y el lugar de trabajo.

Ariana tomó su celular y pidió que la llamaran para tratar de alejarse del sujeto y que este observara que habían personas escuchando, pero el hombre le comenzó a pedir que colgara la llamada, a lo que ella se negó y pudo irse sin mayor escándalo.

Destacó que al irse hacia la feria de comida en el Sambil y hacer tiempo para que el extraño se fuera, se percató que a los minutos ya se estaba suscitando la misma situación con otra joven, pero al ver que Ariana los había visto buscó alejarse. 

“Pude hablar con la chica y nos dijo lo mismo a las dos, pero gracias a Dios ambas estamos bien y en casa”, indicó en su publicación e invitó a que toda chica que viva este tipo de situaciones lo haga público para mantener las alertas. 

En La California Norte, Ivanyoli vivió una mala experiencia en un taxi y también decidió contarlo en las redes sociales.

El transporte de su trabajo pasa a recoger a los empleados en esa urbanización del municipio Sucre, pero un viernes de este mismo mes a ella se le hizo tarde y se vio en la necesidad de tomar un taxi.

«Yo me monto en la parte de adelante y otras dos personas iban atrás. El conductor como de unos 50 años de edad deja a los dos muchachos primero y al llegar casi a dejarme en mi trabajo le pago y me dice que está incompleto el pasaje. Le di un dólar y dijo que no tenía vuelto y al entrar en discusión el tipo me quería lanzar del carro, pero paró y se metió por otra calle», fue parte del relato de Ivanyoli, quien añadió que cuando el taxista finalmente se detuvo le dio una cachetada. Entonces salió del carro corriendo y otro hombre que pasaba por la zona la vio y la auxilió, acompañándola a un puesto de la Policía, donde solo dijeron: «no podemos hacer nada», solo porque no tenía ningún signo de abuso ni de haber sido agredida. 

Ilustración: ONU Mujeres

Violencia y maltratos

Las desapariciones también se han tornado recurrentes en los últimos días. 

En las redes sociales familiares de mujeres de distintas edades han pedido ayuda, reportando su desaparición. Tal es el caso de Norelys Anelys Cabanelas (15 años) y su prima Claudia Derismar González (13 años), quienes desaparecieron el pasado sábado 6 de marzo luego de decirle a su abuela que irían a encontrarse con un amigo en la estación del metro de Gato Negro, en el oeste de la ciudad.

Posteriormente la familia se comunicó con el mencionado amigo pero él aseguró que no había hablado con ellas. Luego se conoció que ambas habían aparecido en casa del padre de la joven de 15 años, lo que no se sabía entonces era que este abusaba de ella, según un reporte del periodista Joan Camargo.

“La adolescente de 15 años confesó que había sido abusada por su padre. Declaración que fue sustentada por la abuela. Tras interrogatorios y exámenes forenses, el Cicpc determinó que los abusos eran de vieja data, desde hace ocho años aproximadamente”, informó Camargo en redes sociales, agregando que la joven “no tenía un ambiente sano donde refugiarse pues su madre actualmente se encuentra fuera del país y por eso decidió ir a casa de su padre en Curiepe, aún sabiendo que él podría abusar nuevamente de ella”.

Camargo reveló que la prima de 13 años también era maltratada, pero por su madre. 

Por el caso fueron detenidos el padre y la abuela de la adolescente de 15 años, y la madre de la de 13, confirmó Douglas Rico, director del Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas (Cicpc).

Otro caso es el de Geresis Ivana Terán Flores, de 16 años de edad, quien salió de su casa en El Valle, zona popular de Caracas, el pasado 5 marzo, pero no regresó. Reportaron haberla visto  por última vez en La Hoyada, en pleno centro de la capital.

 

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En medio del acoso, las desapariciones y el maltrato intrafamiliar también están los femicidios. Solo entre el 21 y el 28 de febrero se registraron siete femicidios en Venezuela. Tres ocurrieron en el estado Portuguesa. Luego reportaron otros tres casos más en menos de 48 horas, todos en Bolívar.

Aunque el Estado no publica cifras, Cepaz creó un centro de monitoreo de femicidios para llevar un registro, así como otras organizaciones y aunque los números no coinciden, aseguran se debe a que tienen metodologías diferentes para llevar los cálculos. Emitió un informe donde apuntan que en enero de 2021 se registraron 18 feminicidios y en febrero otros 22.

Otros datos ofrecidos son los de Utopix, que reportó en casi un año de cuarentena unos 210 femicidios, 43 de estos entre enero y febrero de 2021.

El Observatorio Venezolano de Conflictos reportó que ante el incremento en el número de femicidios en Venezuela, las protestas avivan la exigencia para que todas las mujeres tengan una vida libre de violencia. “En febrero documentamos 19 manifestaciones exigiendo justicia en estos casos”. 

Los casos actuales de acoso, violencia contra la mujer y feminicidios hicieron que las víctimas comenzaran a exponer sus casos en redes sociales, donde revelaron como en alguna ocasión fueron abusadas incluso sólo verbal o psicológicamente y hasta agredidas por sus parejas con las que habían compartido durante años.

Leonarda contó a 800 Noticias cómo fue su experiencia matrimonial hace siete años, como muestra de que aunque ahora los casos son más visibles con el incremento del uso de las redes sociales, la violencia contra la mujer es un hecho que viene ocurriendo desde hace mucho tiempo atrás. 

Cuando Leonarda tenía dos años de casada su esposo “comenzó a cambiar”, mencionó la entrevistada, quien detalló que la relación de pareja dejó de funcionar y lo que al comienzo parecía ser solo una agresión verbal con malos comentarios y ofensas pasó a lo físico.

Un día el que fue su esposo la comenzó a ahorcar en medio de una discusión y al ir con el Cicpc a poner la denuncia solo se rieron. Con el paso del tiempo el matrimonio continuaba porque asegura no quería que sus familiares se enteraran de la situación y fue así como nuevamente, en otra discusión, su expareja la tomó bruscamente por el brazo dejando marcas que fue a mostrar a la Fiscalía, pero quien la atendió sólo le dijo que eran “problemas de pareja, de enamorados”.

Leonarda dejó  finalmente a su pareja y su mensaje para las mujeres que atraviesan una situación similar es que nunca dejen de denunciar, a pesar de su mala experiencia con las autoridades. 

Nelly Guerra cuenta que hace algunos años salió del Metro en la estación Capitolio, caminaba como a las 7:30 am hacia Quinta Crespo, por la avenida Baralt y se dio cuenta que un hombre la estaba siguiendo. Confiesa que al momento le pareció extraño y hasta dudó al ver que el sujeto estaba muy bien vestido, pero en efecto este le estaba siguiendo el paso. 

Cuando el hombre la alcanzó la tomó por la cintura y le dijo: “sígueme que te estoy apuntado”. Guerra confiesa que en ese momento solo pensó en su hijo y que la iban a secuestrar, pero lo empujó y lo que el sujeto tenía la lastimó, fue cuando escuchó como algo caía al suelo y era un pico de botella. Sin embargo al instante del forcejeo Nelly pudo darle un golpe y escapar.

“Empecé a pegar gritos, corrí, pero la gente aparentemente pensaba que era un problema de pareja”, porque el hombre gritaba haciendo alusión de que era eso.

«A cortos pasos había un taxista y me monté en el carro. Me preguntó a dónde llevarme y se percató de que me estaba desmayando y tenía sangre en el brazo donde me había lastimado. Me llevó a la policlínica la arboleda, donde me tomaron ocho puntos». 

“No había auge de hacer las denuncias por redes sociales y no divulgué la experiencia en aquel momento”, lamentó, respondiendo que tampoco fue ante las autoridades porque ese día llegó a la clínica muy nerviosa y luego se dedicó a guardar reposo.

Nelly todavía tiene la cicatriz de los hechos, sin embargo agradece que no fuera un arma lo que el sujeto tenía en sus manos.

Todas las mujeres coinciden en que exponer los casos es una forma de levantar las alarmas no solo de las autoridades, sino de las mujeres a la hora de estar en las calles ante el incremento de acoso y persecuciones. Piden hermandad y solidaridad para todas las que han vivido una mala experiencia.

(*) Los nombres verdaderos de estas víctimas fueron cambiados para resguardar su identidad

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