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TIEMPO LIBRE, LIBERTAD Y EDUCACIÓN FREE TIME, FREEDOM AND EDUCATION
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TIEMPO LIBRE, LIBERTAD Y EDUCACIÓN
FREE TIME, FREEDOM AND EDUCATION
Prof. Dr. Pablo Alberto Waichman
Instituto Supertior de Tiempo Libre y Recreacion
Argentina
Resumo
O artigo apresenta um enfoque denominado “recreação educativa”
que propõe modelo de intervenção com o objetivo de construir
novos modos de leitura da realidade, de compreensão dos outros, de
participar da análise e tomada de decisões em grupos e de
desenvolvimento consciente de democracia. O artigo distingue o
conceito de “recreação educativa” do conceito “educação para o
ócio” e afirma que a educação para o tempo livre pretende não
apenas reduzir os efeitos de tédio e monotonia das rotinas diárias
senão, a partir dela, gerar as condições para atingir uma participação
qualitativamente distinta dos sujeitos.
Palavras-Chave: Tempo livre; Òcio; Lazer; Recreação educativa;
Participação.
En nuestro país, la República Argentina, el término tan usual
en Brasil “lazer” es desconocido. Tampoco es común la terminología
“animación sociocultural”, probablemente porque la influencia
sajona ha sido mayor que en otros países de América Latina. Ni
siquiera es habitual hablar de “animación”, como sí lo es en nuestros
otros vecinos, los uruguayos. Pero esto no significa que las prácticas
del ocio o del tiempo libre son inexistentes sino que la nomenclatura
–y en muchos casos la ideología de sustentación- es diferente. Por
una parte por la influencia del modelo del control de la corporeidad,
materializado primordialmente por la educación física, relativo al
cuidado de la salud con acciones al aire libre generó una concepción
de la recreación o prácticas de ocio lúdico a nivel latinoamericano
consistente en “divertir aburridos”. Por la otra, la necesidad de los
sectores privilegiados de mantener el campo de la cultura a su

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servicio aisló a los grandes grupos humanos de su participación ya
en el consumo, ya en su creación.
Aparece una crucial contradicción entre prácticas sociales
tendientes a la comprensión y modificación de la realidad cotidiana
con participación de las mayorías, por un lado, y el mero
entretenimiento que divierte para obviar que la dificultad permanece,
a modo de “anestesia social”.
Así, el tiempo libre suele ser concebido como aquella
temporalidad disponible, desocupada, residual, entrenada para ser
consumida a través de los medios de comunicación masivos o de
otra modalidad de expectación. La libertad suele ser entendida como
la posibilidad de acceso a determinados bienes de consumo, la
opción de hacer o no hacer, el derecho a poseer trabajo, vivienda,
dignidad, etc. pero no siempre a su concreción. Finalmente, la
educación parece constituirse en un conjunto de contenidos a repetir
antes que al aprendizaje de un pensamiento crítico que opere sobre
una realidad poco satisfactoria que es necesario modificar.
Con abultadísima deuda externa, datos récord de
desocupación, severos antecedentes de desapariciones y represión
por parte de las fuerzas de seguridad en décadas pasadas, la
Argentina aparece en una situación muy difícil. Sin embargo, fuerzas
sociales de distinto origen, concepción política y hasta metodología
de acción diferentes, comienzan a protagonizar cambios relevantes.
Se escuchan términos caros a los oídos de algunos: economía del
tercer sector, desobediencia civil, democracia participativa,
educación popular –encarnada en y con los desocupados-, industrias
culturales, asociativismo, etc. Algunos gobiernos provinciales y
municipales están encarando ambiciosos planes para poner la cultura
al acceso de grandes grupos, para rescatar del olvido intencional las
culturas indígenas. Y no debemos olvidar a los primeros animadores,

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las colectividades extranjeras y sus estructuras de ayuda mutua así
como a instituciones hoy centenarias (YMCA, Scouts) que han
originado modelos de participación aún vigentes.
A partir de considerar el encuadre anterior es menester
entonces aproximarnos a una línea de conceptualización que nos
permita explicitar algunas ideas de modelos de intervención social
que no den continuidad a lo antedicho sino que coloquen a los
sujetos en capacidad de generar cambios cualitativos desde sí y con
y para la comunidad. Dejamos en claro que lo que sigue no pretende
ser universalizado ni mucho menos pero sí que tiene íntima relación
con las realidades latinoamericanas.
Nuestro campo de intervención se sitúa en derredor del
tiempo libre, entendido primariamente como el espacio temporal
disponible que puede ser transformado en tiempo específicamente
humano más que consumido en acciones pasatistas, de olvido y
negación de la realidad. Y esta transformación cualitativa es factible
en tanto aparezcan modelos de intervención educativa que generen
la praxis y apropiación del pensamiento crítico: no sólo hacer lo que
se nos muestra e indica, sino tomar posición en lo que hace a poder
decidir por qué se hace aquello que se practica y poner, luego, otras
condiciones: qué, cuándo, cómo , con quién, etc. Llamaremos a tal
enfoque “recreación educativa”
Como propuesta teórica fundamental trabajamos sobre el
autor catalán F. Munné1 quien en su tesis doctoral propone operar
sobre las nociones de hetero y autocondicionamiento entendidas
como aquellas condiciones generadas por fuera del sujeto pero que
influyen en su existencia y aquellas construidas por el mismo,
respectivamente, y su grado de interrelación constante. Cada ser

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humano nace y crece en un contexto social, familiar, cultural, etc.
que va modelando su personalidad y caracterizando su manera de
participar individual y grupalmente. Tales heterocondicionamientos
–aprendizajes no electivos- pueden ser superados para convertirse en
prácticas de la libertad en tanto el sujeto autocondicione su conducta.
A modo de ejemplo, no es idéntico respetar la bandera nacional
porque así fue aprendido que poder dar razones y fundamentos de tal
respeto; el primero es un respeto “necesario”, el segundo es “libre”.
En este interjuego dialéctico permanente entre lo exterior –
social, cultural, político, educativo- y lo que el individuo puede
desarrollar por sí mismo por su condición de ser histórico,
entendemos que existe un vacío que, de no haber acciones de
concientización –al decir de Paulo Freire2- se condena al humano a
la mera condición de repetidor de aquello que le dijeron que era
valioso, placentero o importante3.
Así, difícilmente alguna persona desee leer, o producir algún
elemento material, o vincularse con otros, si desconoce la existencia
de tales posibilidades o realidades o lo ha aprendido
displacenteramente. La ignorancia sólo conduce al no acceso a la
libertad, independientemente del discurso –heterocondicionamiento-
que se utilice. Por ello planteamos en este trabajo un modelo de
intervención –animación, mediación- de carácter centralmente
educativo –proceso intencional de cambios actitudinales e
ideológicos-.
1 MUNNÉ, F. Psicosociología del tiempo libre: un enfoque crítico. México:
Trillas, 1980
2 FREIRE, P. La educación como práctica de la libertad. Buenos Aires:
Siglo Veintiuno, 1985
3 De alguna manera, la globalización homogeiniza formas de mirar, sentir,
pensar y hacer absolutamente alienadas y provenientes de los países
dominantes.

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Tales ideas vienen siendo practicadas desde hace casi medio
siglo en la República Argentina país desde estructuras recreativas
tales como colonias de vacaciones, campamentos, actividades
extraescolares, centros de jubilados, etc., sin querer indicar que en
otros países no se trabaje de esta manera.
El objetivo central es construir, desde los saberes poseidos
de todo tipo, en un grupo, nuevos modos de lectura de la realidad, de
entender a los demás desde otra visión, de participar
protagónicamente en el análisis y toma de decisiones grupales, de
desarrollar la práctica conciente de la democracia. En síntesis,
propender a líneas autogestivas partiendo de actividades, voluntarias,
grupales y dirigidas exteriormente que tienen lugar en el tiempo
liberado de obligaciones exteriores de los sujetos participantes y a
través de estrategias lúdicas4.
El eje teórico consiste en generar un proceso que, partiendo
de la libertad del tiempo alcance la libertad en el tiempo. Se inicia en
un tiempo desocupado o disponible para el sujeto y, paulatinamente,
tomará forma la práctica de la libertad en el sujeto: pasar del mayor
grado de heterocondicionamiento al mayor desarrollo del
autocondicionamiento. Se iniciará, por ejemplo, en el “me
divierten”, para intentar arribar al “me divierto”.
Entendemos que la libertad como praxis no es otra cosa
que la práctica de las obligaciones interiores, concientes,
comprometidas, que, obviamente, debieron ser construidas desde sus
opuestas. Y, también, entendemos la libertad como la práctica
concreta y su sentido (praxis), no la “posibilidad” de ella. Suele
concebirse –desde muchos diccionarios- como la posibilidad de
4
Ocio dirigido o recreación dirigida según distintos autores europeos o
americanos.

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hacer o no hacer y consistiría en la toma de decisión al respecto;
pero, esa toma de decisión, ¿es instintiva o refleja? Obviamente que
no y que requiere de un aprendizaje constante centrado en otra
visión: la libertad es una construcción histórica en cada individuo,
que se inicia en la toma de decisiones tendientes a su autonomía –
que debe ser estimulada desde la educación- y que se va ratificando
en la medida que las condiciones exteriores se van transformando en
condiciones internas. A modo de ejemplo: ser solidario no consiste
en mostrarse como tal cuando alguien nos está mirando; es serlo en
cada momento de la existencia pudiendo dar razón del por qué de tal
actitud. A ser solidario se aprende y se asume y nos corresponde a
los educadores, como representantes sociales, generar las
condiciones para que ello ocurra.
Es menester entender el autocondicionamiento como el
predominio de las condiciones construidas por la persona en cada
acción más que condiciones exteriores. Y construir condiciones
supone aprendizajes y valoraciones positivas de los mismos. El
enfoque que intentamos describir de recreación tiene que ver no sólo
con “pasar el tiempo de manera agradable” sino acompañar la
construcción del sujeto a través de acciones no obligatorias, de
carácter lúdico y tendientes al desarrollo del mayor grado de
participación real.
Tal grado de participación real intenta señalar que el
protagonista de las construcciones debe ser el propio grupo, en el
proceso de pasar de algún grado de heteronomía a un mayor grado
de autonomía. Y ese resultado no es casual o azaroso sino que
resulta de la intencionalidad de los educadores a cargo de la tarea:
más que la práctica de la expectación de lo que hacen, sienten y

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piensan otros5 es la construcción colectiva y su puesta en la realidad
de las acciones, sentimientos y pensamientos propios.
Aquí corresponde aclarar que propugnar la práctica de la
libertad, el protagonismo, la autonomía, los valores solidarios, etc.
es una necesidad de actuación contrahegemónica (Gramsci)6 ante
sistemas educativos formales reproductivistas. Esto es: entender que
la educación para el tiempo libre –definida en este texto como
“recreación educativa”- puede y debe actuar como espacio de
resistencia ante la “educación bancaria” (Freire) entendiendo
entonces al sujeto como una construcción permanente en conjunto
con los otros. Suele entenderse la educación no formal, o para el
tiempo libre, o “fuera de la escuela”, como compensatoria del
aprendizaje de saberes o actitudes que los establecimientos
educativos no consideran importantes o que no alcanzan a impartir.
Sin embargo, al menos en América Latina, las carencias son
mayúsculas desde las estructuras formales en lo que hace a áreas
completas de la personalidad: el placer, lo estético, los valores
humanitarios, la participación social y política, etc. Por ello, muchas
veces lo “educativo” -desde lo hegemónico- en el tiempo no
obligatorio consiste en inundar con acciones gratificantes que no
hacen sino ratificar la distancia entre los dos sistemas y mantener su
esencia conservadora y contradictoria.
Si bien esta descripción puede asemejarse a algunos
enfoques de la “educación para el ocio” –y este espacio es exiguo
para su análisis en profundidad- debe entenderse que la recreación
educativa intenta poner en crisis la contradicción ocio-trabajo
5 SARTORI, G. Homo videns: la sociedad teledirigida. Buenos Aires:
Taurus, 1999
6 PORTELLI, H. Gramsci y el bloque histórico. México: Siglo Veintiuno,
1995.

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entendiendo al ser humano como un sujeto único e íntegro y al
tiempo libre como una unidad de lo objetivo (la temporalidad) y lo
subjetivo (la libertad). Brevemente, y entendiendo lo que sigue sólo
como líneas tendenciales, podemos contraponer una y otra posición
pedagógica del siguiente modo:
Educación para el ocio
Recreación educativa
Educa para un tiempo
Educa para el tiempo
Ratifica el sistema vigente
Compensa
para
luego
modificarlo
Parte del ocio como acción
Parte del tiempo libre como praxis
Mantiene la esquizofrenia7
Unifica temporalidad y libetad
Opera la “libertad de”
(Fromm)
Parte de ella hacia la “libertad para”
Suele resaltar lo individual
Enfatiza lo colectivo y solidario
La define la práctica
La define el “sentido” de la práctica
Los recursos son el fin
Los recursos son sólo los medios
Educación compensatoria
Educación para la libertad
Heterocondiciona
para
mantener
Heterocondiciona para liberar8
Aprendizaje de técnicas
Aprendizaje de vida desde las
técnicas
Suele ratificar la heteronomía Pretende generar autonomía
El centro es el individuo
El centro es el grupo
7 En este contexto entendemos como “esquizofrenia” el tipo de división de la
personalidad de los individuos cuando participan en actividades
obligatorias exteriormente, por ejemplo el trabajo o la escolaridad, y
cuando egresan de las mismas y se encuentran en el ámbito del ocio: es
diferente su lenguaje, sus camaradas, su forma de vestir, sus intereses, sus
valores, etc. a modo de dos personas más que una.
8 Debemos destacar que todo educador –al igual que la familia y la sociedad
toda- heterocondiciona en tanto establece reglas y normas para el
funcionamiento de su actividad. La diferencia estriba en si esas condiciones
externas que establece tienen como objetivo hacer entender que están allí
para mantenerse o para ser modificadas: para reproducir o para cambiar.
Podemos enseñar un juego para que el educando lo repita porque
así debe ser o para proponerle que lo modifique para hacerlo más
divertido, para que puedan jugar todos y nadie quede afuera, para que las
niñas tengan una participación igualitaria, etc.

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La recreación educativa, en síntesis, no sólo pretende
generar aprendizajes de vida para el tiempo desocupado sino
integrar el tiempo, y por ende la realidad. Ejemplificando: si
los sistemas educativos escolarizados “dividen” la realidad en
sectores llamados asignaturas, la recreación educativa operará
para integrar la realidad, para garantizar su comprensión y
posterior modificación crítica. No sólo trabajará con
contenidos, recursos, estrategias didácticas distintas sino que
sus objetivos serán diferentes: la apropiación de la dialéctica
entre el hombre y su entorno en tanto ser histórico.
Podemos plantear su definición diciendo: recreación
educativa es el tipo de influencia intencional y con algún grado de
sistematización que, partiendo de actividades voluntarias, grupales
y coordinadas exteriormente, establecidas en estructuras
específicas, a través de metodologías lúdicas y placenteras, pretende
colaborar en la tranformación del tiempo disponible o libre de
obligaciones de los participantes en praxis de la libertad en el
tiempo, generando protagonismo y autonomía9.
Para lograr sus objetivos, su única alternativa es comenzar
operando en forma contradictoria con los mismos. Los participantes,
los “recreandos”, suelen acceder más por una situación de
aburrimiento y desconocimiento de qué hacer en ese tiempo
disponible que por una definición conciente de por qué concurren.
Por ello, las primeras tareas consisten en intentar “desaburrir”, de la
misma manera a que los tienen acostumbrados los modelos
hegemónicos de, por ejemplo, los medios de comunicación masivos
9 WAICHMAN, P. Tiempo libre y recreación. un desafío pedagógico.
Buenos Aires: Ediciones PW, 2003. Hay ediciones brasilera por Editorial
Papirus (2000), mexicana (2001) y Colombiana (2001)

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y los entretenedores profesionales. Esto es: ambas concepciones
inician de la misma manera su accionar. Sólo que lo que para unos es
el fin, para la recreación educativa es sólo alcanzar la condición
necesaria para comenzar a lograr sus objetivos; para unos son
acciones divertidas y aisladas, para otros es iniciar un proceso donde
la secuencia de acciones obedece a una planificación específica; para
unos el mejor logro es que sigan consumiendo el “servicio”, para
otros que puedan construir su independencia de las tareas propuestas
y llevarlas a cabo autónomamente. En la segunda opción se
encuentra el “heterocondicionar para autocondicionar”.
De esta manera intentamos comenzar a separar las ideas
habituales en Latinoamérica acerca de la recreación entendida
exclusivamente como un conjunto de actividades placenteras10 que
más que tener fin en sí mismas se constituyen en la compensación
del esfuerzo displacentero cotidiano del trabajo o del estudio. Si el
trabajo es la función social prioritaria y excluyente,
independientemente de su grado de alienación, el “no trabajo”
aparece careciendo de sentido propio y debe agotarse en generar las
condiciones de recuperación física y anímica de sus actores. A esto
denomina Munné11 “contrafunción”: la anulación de los efectos de la
“función” laboral; pero sólo de los efectos, no de su causa; efectos
que día a día deben ser eliminados nuevamente sólo para que
regresen.
Desde esta lectura, la visión de educación para el tiempo
libre que estamos describiendo pretende no sólo reducir los efectos
del aburrimiento, monotonía, rutina, reiteración constante de
10 Placenteras desde la compensación del displacer previo que origina la
necesidad de “ser divertido por alguien o algo”, a diferencia del placer
legítimo –aquel que no surge del displacer anterior sino que se legitima en
sí mismo-

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acciones cotidianas sino, a partir de ello, generar las condiciones
para lograr una participación cualitativamente distinta de los actores.
Y no sólo en el tiempo liberado sino en todo el tiempo: poder
construir una nueva lógica de entender la realidad y la posibilidad
concreta de ser partícipe de su construcción y modificación. Pasar de
la “necesidad” de desaburrirse generada por condiciones externas, a
su posibilidad de manejo, resolución y expresión, a la “necesidad
autocondicionada” –praxis de la libertad- de reconstruir su vínculo
con la realidad siendo actor y protagonista, en comunidad con los
otros, de su construcción como ser humano.
Sin lugar a dudas, un desafío pedagógico para quienes
entendemos que nuestras sociedades pueden construir un mañana
que merezca la pena ser vivido.
11 MUNNÉ, F. op. cit.