Por qué los políticos besan a bebés (aunque a los bebés no les guste)

'Sólo hay una excusa para besar a bebés: funciona', decía la revista 'Life'

"Un candidato con un bebé es humano y sensible, pero una candidata con un bebé es débil, deja de ser una política y pasa a ser una madre"

Cuenta la leyenda que el primer político que besó (o casi) a un bebé en campaña electoral fue, cómo no, un político americano. Andrew Jackson, séptimo presidente de los Estados Unidos (1829-1837), marchaba de gira por los estados del Este cuando una mujer pobre se le acercó con su hijo en brazos. Jackson lo cogió: "He aquí un hermoso ejemplar de la infancia americana. Creo, señora, que su niño será un buen hombre algún día". Luego se lo acercó a la cara para besarlo pero el pequeño estaba tan sucio que lo cedió a los brazos de su secretario de guerra: "Eaton, bésele".

La historia la recogía la web 'Mother Jones' en un recorrido por la historia de los políticos más besucones.

En 1906, en plena polémica sobre si era o no saludable que los políticos besaran a bebés desconocidos, el diario 'Los Angeles Herald' publicaba una breve reseña del Oficial de Salud Friedrich: "La transferencia de gérmenes es una posibilidad, por supuesto, pero también lo es mi muerte si doy un paseo en coche. ¿Quién quiere acabar con esa tradición de la política? ¿Por qué los bebés de las generaciones futuras deben perderse las adulaciones de los bebés del pasado? ¿Y por qué las madres de hoy no pueden recibir hoy las mismas alabanzas que les hacen sonreír y prometer fidelidad al candidato para siempre? Tonterías. Déjenles besar".

"Un hombre que besa a los bebés de la manera que lo hace él nunca podría romper el corazón del mundo", se decía en 1920 sobre el candidato demócrata James Cox, derrotado luego en las urnas.

La revista 'Life' llegó a publicar a mediados del siglo XX, en clave de humor, algunas reglas para ser un político de éxito que recomendaban cómo besar a un bebé en campaña. "Besar a bebés no es tan sencillo como parece. Los buenos políticos nunca deben dejar al bebé -o cualquier otra cosa- entre su cara y la cámara. Esta técnica es más difícil de aplicar cuando se trata de besar a chicas bonitas".

Richard Nixon siempre se negó: "No voy a ponerme un sombrero estúpido ni a besar a una dama o un bebé. No voy a esquiar cuesta abajo o hacer cualquier estupidez que me haga parecer un idiota".

Ya lo decía 'Life': "Sólo hay una excusa para besar a bebés: funciona".

Luis Arroyo, consultor de comunicación política, pone varios asteriscos a esta afirmación: "¿Funciona la foto de un político con un bebé? Pues depende. Lo primero es que generalmente no son los políticos los que buscan al bebé, sino los padres del niño los que se lo acercan. Un candidato saluda y besa a cientos de personas por la calle, pero es cierto que es noticia cuando la foto sorprende, cuando tenemos a un bebé chillando con un presidente detrás. Ese tipo de imagen funciona cuando es natural, como todo. ¿Sería rentable una foto ahora de Pablo Iglesias con un bebé? Yo creo que no, que sería hasta contraproducente, porque nadie se la creería".

En la misma línea, José Luis Sanchis, considerado el padre de la consultoría política en España y asesor de Adolfo Suárez entre 1977 y 1981, asegura que una foto con un bebé nunca es recomendable. "Siempre puede llorar", avisa.

"Yo nunca lo recomiendo pero es verdad que esa foto no sirve para ganar votos, pero sí sirve para salir en el periódico. Para políticos como Obama o como Rajoy no es imprescindible, no es necesario ni suficiente, pero puede ayudar", explica Sanchis, que mantiene también que esas fotos son más improvisadas que planeadas. "Es verdad que sí se buscan fotos con cierta tipología de personas, por ejemplo con la gente mayor. Un abrazo con una persona mayor da mucha humanidad al candidato".

Un estudio de Nichole M. Bauer, profesora de Ciencias Políticas de la Universidad de Alabama, aseguraba que si bien las fotos de políticos hombres con bebés podían ser beneficiosas para su imagen, en el caso de mujeres políticas el efecto es el contrario. "Los votantes no utilizan automáticamente los estereotipos femeninos para juzgar a las candidatas," escribió Bauer. "Pero la atribución de características femeninas estereotipadas respecto a las candidatas tiende a activar los conceptos de género que reducen el apoyo de la gente a las mujeres en unas elecciones".

"Un candidato con un bebé es humano y sensible, pero una candidata con un bebé es débil, deja de ser una política y pasa a ser una madre", comparten desde el equipo de comunicación de uno de los actuales candidatos a la Moncloa. "Los códigos en España son distintos a los de Estados Unidos. Obama puede resultar natural con un bebé en brazos porque estamos acostumbrados a verle con sus hijos, los utilizan en campaña, pero aquí nadie ha visto a Rajoy o a Sánchez con sus hijos. Aquí los padres te los plantan encima por la calle, pero resulta artificial, es como las imágenes en los mercados. Toda la comunicación política que tenga artificio o no sea creíble acaba siendo contraproducente".