jueves. 18.04.2024
1

Estar cerca del mar, ser parte del mismo espectáculo, todo lo que sucede debajo del sol se ha convertido con los años en algo tan importante que es imposible abstraerse del entorno que nos circunda. Contemplar el cielo sin los aviones, las calles sin personas, los mares calmos por la falta de embarcaciones, el periodismo ciudadano es el ojo en la tormenta misma. 

La audiencia pasiva, generadora ausente de opiniones ha mutado, la nueva era ha puesto sobre el tablero la misma cantidad de contenido en igualdad de condiciones técnicas para la labor del periodista. Lo que por centurias fue una especie de cancerbero para con la profesión de transmitir los acontecimientos ha tomado una iniciativa distinta, el poder ciudadano ahora tiene la oportunidad de informar más allá de los credos y de sus gobernantes.

El periodista ha puesto en marcha una nueva maquinaria, un entramado de procesos en la recolección de datos, reportar, analizar y diseminar información. Este proceso que parece simplificar la ecuación debe ser nutrido permanentemente con un cierto nivel de educación y entendimiento por parte del periodismo ciudadano.

Tanto Amnesty International como la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), han emparentado este periodismo de ciudadanía activa casi de forma homologa al oficio profesional. Los medios ciudadanos aportan un valor real a sus comunidades, Jeff Jarvis, profesor y director del programa de periodismo interactivo en la Graduate School of Journalism, le infiere el mote de periodismo hiperlocal, otros, en tanto, hablan de los vigilantes del poder, algunos lo asocian con las herramientas de vigilancia electoral y política, pero todos y cada uno de ellos concuerdan en que el periodismo ciudadano está y estará en situaciones de crisis.

Hay grandes medios tradicionales que por desinterés o por falta de recursos, o bien por diferencia de intereses optan por no cubrir determinados acontecimientos, es allí justamente donde se magnifica la labor de estos nuevos periodistas callejeros

Hay grandes medios tradicionales que por desinterés o por falta de recursos, o bien por diferencia de intereses optan por no cubrir determinados acontecimientos, es allí justamente donde se magnifica la labor de estos nuevos periodistas callejeros. El advenimiento tecnológico y la llegada particularmente de teléfonos avanzados abrió el juego hacia las redes sociales, aunque a priori y en ocasiones son recursos limitados en zonas aisladas, es posible optimizarlos para incorporarse a un nuevo hábitat, la globalización transmuta todo pueblo fantasma y lo convierte en una ciudad inteligente. Esta misma tipificación encuentra en el ciberespacio páginas de denuncia que son utilizadas como banco de datos, donde las aplicaciones en los móviles facilitan aún más su utilización.

Uno de los ámbitos más importantes de ayuda del nuevo periodismo es, ni más ni menos, la defensa de los derechos humanos y las minorías. La libertad de prensa es la carta más importante de la baraja, muchos multimedios utilizan esta matriz para abaratar los costos y lo han sumido dentro de sus plataformas. Los mega medios como la CNN, The Guardian, Facebook o el New York Times, entre tantos otros, han creado dentro de sus sitios espacios para alojar los contenidos creados por sus usuarios. Esta colaboración mutua debe estar acompañada por un respeto en la autoría por parte de los medios y sobre todo estar custodiado con una retribución económica si es que el medio hizo un usufructo del material recibido, la sumisión a estas leyes son fundamentales para la evolución del periodismo ciudadano.

Los Reporteros sin fronteras, la Federación Internacional de Periodistas, el National Press Club y las Mujeres en la Red de Noticias son la punta de un iceberg de periodismo abierto y responsabilidad compartida. Una gigantesca masa de hielo digital que lejos de encontrarse a la deriva en este inmenso océano de posibilidades, se encarama sobre el terreno, una especie de Citizen Journalism mapeando las calles.

Citizen Journalism, mapeando las calles