jueves. 25.04.2024
desigualdad
 

La creciente desigualdad social es una amenaza para el planeta. Lo dice el Foro Económico Mundial en su último informe sobre riesgos globales. Los líderes de la economía mundial estiman que en 2030 habrá 51 millones de pobres más que antes de la pandemia. Que los niveles de empleo no se recuperarán o lo harán de forma precaria. Que los conflictos civiles aumentarán y también los movimientos migratorios masivos. Que la crisis climática y el fracaso en la toma de decisiones determinará el futuro de generaciones venideras.

El horizonte no predice nada bueno. Los riesgos sociales y económicos asociados a la pandemia mundial como la que nos ha tocado vivir no han hecho más que acentuar la tendencia de la brecha social en el mundo. La humanidad no se beneficiará de la misma manera de los avances tecnológicos y científicos; se ha visto con la vacuna del COVID-19: el 50% de la población mundial aún no está vacunada con el riesgo que eso supone en la aparición de nuevas variantes y la persistencia de la epidemia.

“El aumento de las disparidades dentro de los países y entre ellos no solo dificultará el control del COVID-19 y sus variantes, sino que también correrá el riesgo de estancar, si no revertir, la acción conjunta contra las amenazas compartidas que el mundo no puede permitirse pasar por alto”, asegura Saadia Zahidi, director general del Foro.

La fragilidad de las democracias, con la polarización ideológica y la privación de derechos; el auge del neoliberalismo, las tensiones geopolíticas y geoecónomicas, los conflictos y las guerras harán aún más vulnerables a los que menos tienen si no se toman medidas contundentes a nivel global. Precisamente, esta misma semana, sindicatos de todo el mundo hacían un llamamiento para un ‘nueva gobernanza global’ en la era post pandemia que garantice los derechos humanos y la justicia social.

El 17º Informe de Riesgos Globales 2022 (Global Risks Report) recoge las principales amenazas a las que se enfrenta el mundo en la próxima década. La “erosión de la cohesión social” es el riesgo que más se ha agravado a nivel mundial desde el inicio de la crisis del COVID-19 y se considera una de las más potencialmente dañinas para los próximos 10 años, según la encuesta realizada a casi 1.000 expertos de 124 países.

“La desigualdad económica, política, tecnológica e intergeneracional, ya estaba desafiando a las sociedades incluso antes de que las disparidades de ingresos aumentaran durante la pandemia. Ahora se espera que estas disparidades se amplíen aún más”, señala el informe.

Según un estudio del Banco Mundial, mientras el 20% de la población más rica habrá recuperado la mitad de sus pérdidas en 2021 debido a la crisis del COVID-19, el 20% más pobre habrá perdido un 5% más de sus ingresos.

“Las disparidades de ingresos exacerbadas por una recuperación económica desigual corren el riesgo de aumentar la polarización y el resentimiento dentro de las sociedades”, advierten los expertos.

La recesión económica provocada por la Covid-19 dejará huella. Se prevé que para 2024 la economía mundial sea un 2,3% más pequeña de lo que hubiera sido sin la pandemia y los riesgos persistirán ante la posibilidad de que surjan nuevas variantes del virus.

La recuperación económica tampoco será igual para todos los países. Para 2024, dice el informe, las economías en desarrollo (excepto China) habrán caído un 5,5 % por debajo del crecimiento del PIB esperado antes de la pandemia, mientras que las economías avanzadas lo habrán superado en un 0,9%.

Los precios de las materias primas aumentaron un 30% a principios de 2021 y seguirán siendo volátiles principalmente por las tensiones entre Europa y Rusia y la escasez de energía en China. También se ciernen nubarrones por los atascos en la cadena de suministros y la transición de combustibles fósiles a energías limpias.

“Tanto en las economías avanzadas como en desarrollo, los precios más altos y la deuda más cara afectarían especialmente a los hogares de bajos ingresos, mientras que las pequeñas y medianas empresas (PYME) que todavía están tratando de evitar la quiebra sufrirían un consumo más débil”, señala el informe.

La deuda soberana también se dispara. La deuda pública a nivel mundial aumentó en 13 puntos porcentuales, hasta el 97% del PIB, en 2020. ‘La crisis de deuda’ figura como una amenaza crítica a corto y mediano plazo para el mundo y uno de los riesgos potencialmente más graves durante la próxima década.

“Los sobreendeudamientos harán que sea más difícil para los países lidiar con los impactos económicos del COVID-19 y financiar una transición socialmente justa y neta cero”, se afirma.

La recuperación del empleo figura como una de las principales preocupaciones. Los jóvenes, las mujeres y los trabajadores menos calificados se han visto especialmente afectados. La encuesta refleja que la economía mundial tardará al menos hasta 2023 en crear los puestos de trabajo perdidos por la pandemia, pero se espera que muchos de ellos sean de baja productividad y mala calidad, según la Organización Internacional del Trabajo.

La “crisis de medios de vida” o 'crisis de subsistencia' es la segunda amenaza más inmediata para el mundo según la encuesta, y la primera a nivel de país: es la amenaza nacional más inmediata en 97 países, incluidos 16 de las economías del G20.

La “migración involuntaria” también se sitúa como una amenaza crítica para el mundo durante la próxima década, especialmente en países como Armenia, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Ucrania y Venezuela.

En su informe, el Foro concluye defendiendo la necesidad de una mayor colaboración a nivel mundial.

“Las luchas de los gobiernos para contener la pandemia y la falta de colaboración global sobre el COVID-19 ofrecen una visión aleccionadora de las perspectivas para gestionar futuros riesgos globales como el clima extremo y para emprender una acción climática más audaz”, afirma.

El Foro Económico Mundial alerta de la creciente desigualdad en el mundo