Julia Arrivillaga

Tabasco se localiza al Sur del Golfo de México, colinda con Chiapas, Campeche, Veracruz, es frontera con Guatemala. Sin duda, se ubica en una posición privilegiada como puerta de acceso a un mercado regional que comprende siete estados del sureste de México.

En la entidad existen alrededor de 20 Centros de Distribución Regional (CEDIS) de empresas nacionales y extrajeras ubicados en un radio no mayor de 45 kilómetros de Villahermosa. Estos CEDIS dan soporte logístico para carga de mercancía a los estados vecinos del sureste.

El 100% del tráfico terrestre de carga comercial con destino a la Península de Yucatán y el centro del País tiene que atravesar el estado de Tabasco y la ciudad de Villahermosa circulando principalmente por los siguientes tramos:

Carretera Federal 180 (Veracruz – Campeche vía costera)

Carretera Federal 186 (Villahermosa – Campeche vía intra-peninsular)

Carretera Federal 187 (Malpaso Chiapas – Carretera Federal 180)

Carretera Federal 203 (Emiliano Zapata – El Ceibo)

Carretera Estatal Vía corta (Cunduacán – Paraíso)

Quienes tienen necesidad de circular por alguna de estas vías saben la peligrosidad que representan, principalmente la carretera 180 y el tramo Cunduacán-Paraíso. El riesgo no es únicamente de un accidente por las malas condiciones en las que se encuentran, sino que después de sufrir algún percance vienen los actos de rapiña y saqueo, además de los frecuentes asaltos por parte de la delincuencia.

Las carreteras mencionadas conectan la ciudad de Villahermosa con municipios de alta incidencia en delitos con violencia como: Cárdenas, Cunduacán, Huimanguillo, Macuspana y del sur de Veracruz, Coatzacoalcos y Las Choapas. Ruta utilizada principalmente para tráfico de personas, droga y “huachicol”.

En fechas recientes, la Asociación Nacional de Abarroteros Mayoristas (ANAM) advirtió que de no contar con las condiciones adecuadas de seguridad podrían dejar de abastecer alimentos en cinco entidades (Tabasco, una de ellas) por el riesgo que representa circular estas carreteras y los constantes robos de los que son víctimas, mencionan que detectaron aumento del 25% durante el confinamiento por Covid-19. Esta decisión traería graves consecuencias como desabasto, escasez e incremento de precios en artículos básicos, afectando no sólo al estado sino a la región.

Por otro lado, medios locales han exhibido la forma común de operar de los delincuentes, el cual consiste en aventar piedras desde los puentes peatonales para estrellar los parabrisas de los camiones o colocar troncos u objetos para obligar a los conductores a detenerse y cometer los asaltos con arma en mano, regularmente ocurre en la madrugada. Estas prácticas no son nuevas, desde hace tiempo se ha denunciado públicamente que también lo viven usuarios del trasporte público, turistas y particulares.

Revisando la información oficial que se envía al Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), la entidad registra cinco carpetas de investigación por robo a transportistas durante los doce meses del año pasado, 80% se clasificó sin violencia. Durante el primer trimestre del 2020 únicamente en marzo se menciona una carpeta por este ilícito cometido con violencia.

De 2015 a 2018 no existe registro. Indica dos posibilidades: no se denuncia o no se clasifica correctamente este delito. Ambas situaciones preocupan, pues al no existir investigación, no hay sanción, no se desmantelan las bandas, en consecuencia, incrementa la impunidad y el crecimiento de actividades ilícitas de estas características. La ENVIPE estima que únicamente siete de cada 100 delitos que ocurren en la entidad son denunciados.

Otro brote de violencia ocurrió el 24 de abril por la tarde, cuando un grupo de personas intentaron saquear una tienda ubicada dentro de un centro comercial y otra de abarrotes en el municipio de Cárdenas terminando en enfrentamiento con la policía y la detención de 11 probables responsables.

De acuerdo con el informe del Consejo Nacional de Evaluación (CONEVAL) en su último análisis, el 53.6% de la población, es decir, más de un millón de tabasqueños viven en condición de pobreza. Tabasco es la entidad con la mayor cifra de desempleo, una economía estancada durante los últimos años que depende principalmente de la actividad energética.

La población empieza a mostrar desesperación por cubrir las necesidades básicas, como ejemplo, en redes sociales circuló la foto de un ciudadano ofreciendo servicios de ocho horas laborales a cambio de una despensa. Oficialmente se anunciaron apoyos alimentarios para 150 mil familias, pero no fluyen con la rapidez que la necesidad lo exige. ¿Serán suficientes?

En la entidad persisten los problemas de violencia y delincuencia pues se ubica en los primeros lugares del ranking nacional en delitos patrimoniales, secuestro y alta percepción de inseguridad. Todo esto hace una mezcla peligrosa ante una economía colapsada posterior a la pandemia por Covid-19.

Directora de Análisis y Estadística del Observatorio Ciudadano Tabasco
@jarrivillaga

CONEVAL:
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