Día de la Tierra: La voz de las comunidades en la lucha medioambiental

  • En este Día de la Tierra, queremos recordar la importancia de entender cómo los problemas ambientales dañan a la naturaleza, incluyendo a los seres humanos como parte de este conjunto. Te invitamos a leer esta nota para conocer las maneras en que la crisis climática pone en peligro el cumplimiento de los derechos humanos de muchas personas en el planeta y cómo las sociedades están presionando a los gobiernos para que estos derechos se respeten.

Marca un precedente judicial para que cualquier país que reconoce la jurisdicción de la Corte Europea de los Derechos Humanos pueda ser sujeto de una investigación del mismo modo en que las activistas suizas llevaron al banquillo de los acusados a Suiza. Y en efecto, esto podría ser replicado en América Latina.

22 de abril de 2024.- Hace algunos días sucedió un hecho sin precedentes en la lucha medioambiental: El Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) reconoció que Suiza ha violado los derechos humanos de las personas mayores al no adoptar medidas efectivas para enfrentar el calentamiento global. Esto, luego de que la agrupación suiza Abuelas por el clima, conformado por más de 2.000 mujeres suizas mayores de 65 años, presentara una demanda argumentando que se habían violado los derechos fundamentales establecidos en los artículos 2 y 8 de la Convención Europea de Derechos Humanos.

Esta acción es solo una muestra de distintas luchas que están dando distintas comunidades de todo el mundo, que ven como el cambio climático lleva años manifestando sus consecuencias sobre el planeta. El aumento de las sequías y la disminución de las lluvias es sólo un ejemplo de lo que esta crisis ha significado para la vida en la Tierra. Similarmente, el incremento de la temperatura dificulta cada vez más la supervivencia de numerosas especies, un riesgo que se acentuó incluso más durante los últimos años, registrados como los más cálidos de la historia.

Los efectos perjudiciales son tantos que para muchas organizaciones el buscar una forma de enfrentar este problema y encontrar las soluciones se ha vuelto una necesidad urgente.

Esta crisis ambiental no es algo reciente. Por el contrario, fue en la década de 1860 que el físico John Tyndall identificó el efecto invernadero natural de la Tierra, en el que algunos gases de la atmósfera ayudan a retener el calor del sol. Ya en aquellos años, el mismo Tyndall sugirió que los cambios en la composición atmosférica podrían provocar variaciones climáticas.

Desde entonces, aunque se ha investigado mucho sobre el cambio climático y se ha comprobado su efecto dañino, no ha sido hasta las últimas décadas que grupos ambientalistas y activistas han ganado terreno en esta lucha.

En la actualidad vemos como el aumento de la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera es uno de los problemas más graves para la Tierra y el daño que ha provocado y sigue provocando es cada vez es más irreversible. Pese a todo, hay quienes siguen alzando sus voces para generar un impacto positivo y reducir el daño de esta crisis, desde distintas disciplinas, países y organizaciones.

Esta tendencia se ha visto mediáticamente ligada a personas jóvenes y a grupos reducidos de personas que tienen un interés personal por defender el ambiente, como por ejemplo la activista sueca Greta Thunberg y su iniciativa Viernes por el Futuro, movimiento mundial principalmente estudiantil que busca crear conciencia sobre el calentamiento global. Sin embargo, cada vez son más las personas que abogan por esta causa.

Esta fue la misma razón que llevó a la Asociación KlimaSeniorinnen, también conocidas como Abuelas por el clima, a presentar una demanda en contra de Suiza, argumentando que se habían violado el derecho a la vida y a la salud, así como a una vida privada y familiar sin injerencias y el derecho a un juicio justo y a un recurso efectivo presentes en la Convención Europea de Derechos Humanos.

Este grupo de activistas quiso expresar su preocupación por las repercusiones que el empeoramiento de la crisis climática podría tener en su salud y calidad de vida, especialmente en relación con las olas de calor. La iniciativa nació tras una ola de calor en el verano de 2016 en Europa que provocó un aumento de enfermedades cardiorrespiratorias y otras asociadas a una exposición a temperaturas extremas.

Desde sus inicios, esta organización afirma que el cambio climático es la mayor amenaza para los derechos humanos que existe en la actualidad y que el gobierno del país en que habitan ha cometido una falta al no tomar acciones para detenerla.

Frente a eso, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) reconoció que Suiza ha violado los derechos humanos de las personas mayores al no adoptar medidas efectivas para enfrentar el calentamiento global. Este caso corresponde a la primera vez que el TEDH condena a un país por su inacción frente al cambio climático y representa un triunfo nunca antes visto para la lucha medioambiental.

De acuerdo al profesor del Instituto de Filosofía e Instituto para el desarrollo Sustentable y académico de la Pontificia Universidad Católica, Claudio Santander, el juicio que ganó la asociación suiza de activistas medioambientales Las mayores por el Clima, otra de las maneras en que se ha nombrado a esta asociación, ante el Tribunal de Estrasburgo marca un precedente judicial para que cualquier país que reconoce la jurisdicción de la Corte Europea de los Derechos Humanos pueda ser sujeto de una investigación del mismo modo en que las activistas suizas llevaron al banquillo de los acusados a Suiza. Y en efecto, esto podría ser replicado en América Latina.

A inicios del 2023, Colombia y Chile pidieron una aclaración ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos para que se clarificara el alcance de las obligaciones y las responsabilidades de los Estados firmantes en el Tratado de Escazú ante emergencias climáticas, todo dentro del marco legal que otorgan los tratados internacionales respecto a los Derechos Humanos.

Además, la petición pide clarificar cómo los estados pueden y deben garantizar la preservación del derecho a la vida y la sobrevivencia frente a la emergencia climática a la luz de lo establecido por la ciencia y los derechos humanos y cuáles son las obligaciones diferenciales de los Estados con respecto a los derechos de los/as niños/as y las nuevas generaciones frente a la emergencia climática, entre otras cuestiones.

Desde el ingreso de la solicitud, la Corte IDH tiene como plazo el tiempo estimado de un año y medio para tramitarla y responderla. Mientras tanto, casos como el de Abuelas por el Clima aportan a la conversación que organizaciones mundiales, locales y gobiernos están teniendo sobre el tema.

“Lo importante a tener en cuenta es que los Estados pueden tomar decisiones que afecten positivamente a no contribuir al calentamiento global, pero probablemente sea sensato que, ante un problema global, se evalúen caso a caso, las responsabilidades correspondientes”, afirma Claudio Santander, agregando que estos efectos se darán siempre y cuando la sociedad civil esté constantemente demandando el cumplimiento de tales obligaciones.

Karin Nansen, quien forma parte del directorio del Grupo de Acción sobre Erosión, Tecnología y Concentración, estuvo recientemente en el V Seminario Internacional de Agroecología de ANAMURI, la Asociación Nacional de Mujeres Rurales e Indígenas, en donde participó como panelista en representación de su agrupación, que se dedica a la conservación y promoción de la diversidad cultural y ecológica y los derechos humanos a través de tecnologías sustentables y socialmente responsables. Nansen, desde su posición de activista internacional por el medioambiente considera que “está muy relacionada la crisis climática con la violación continua de derechos”.

“Nosotras decimos que la crisis climática, como todas las crisis socioambientales, tiene su origen en la injusticia, en un mundo profundamente injusto y desigual y esa injusticia se reproduce en los impactos de la crisis”, añade la activista uruguaya.

Desde su punto de vista, “hay que buscar la justicia de distintas maneras, pero también pensamos que es fundamental seguir disputando la política y la política pública. O sea, exigir justicia en todos los niveles, en todos los planos, y lograr que haya un cambio radical de la política pública y que esté al servicio de los pueblos”, concluye.

Pero, para imaginar un futuro en el que estos cambios sean posibles, hace falta preguntarse ¿qué tan grave podría ser esta afectación a los derechos humanos?

 

Una crisis que nos afecta a todos

Las condiciones climáticas son esenciales para todas las actividades humanas. Como seres humanos, toda nuestra forma de vida está directamente relacionada a la extracción de recursos del ambiente. Es por esto que, cuando las condiciones climáticas están en crisis, afecta a las sociedades humanas y sus habitantes en diversos aspectos.

Por ejemplo, para la alimentación dependemos de las estaciones y del ciclo del agua en la producción de alimentos, lo cual es básico para nuestra existencia. Sin embargo, el uso no sustentable de recursos como el agua pueden generar sequías que impactan sectores agrícolas y a las poblaciones que habitan cerca. Como un efecto dominó, esto genera problemas sociales y económicos relacionados, por un lado, a la baja de empleo para quienes se dedican a este rubro y, por el otro, a la ocupación de territorios y recursos esenciales para las comunidades cercanas.

“La minería, el agronegocio, la explotación de combustibles fósiles, todas esas actividades extractivas, destructivas que despojan a los pueblos y a la comunidad, a la naturaleza, generan crisis climática, pero además afectan la realización del derecho al agua, del derecho a la tierra, al territorio, a la alimentación, a la biodiversidad, etcétera”, afirma Karin Nansen.

Por su lado, el académico Claudio Santander piensa que el punto importante a considerar es que “si los Estados protegieran la sustentabilidad de los recursos naturales mediante reglas de uso y legislación, eso hubiese instalado incentivos correctos para que empresas, industrias, no afectaran las condiciones medioambientales que a su vez, inciden en no satisfacer el derecho humano a la salud, y a la vida, entre otros”.

Otro problema relacionado a la crisis climática es la aparición de especies de animales e insectos en territorios en los que no deberían habitar. Un ejemplo de este fenómeno es el Dengue, una enfermedad que antes prácticamente no existía debido al clima templado que no permite que el mosquito que transmite el virus se adapte y que ahora, por las altas temperaturas de la zona central, puede hacerlo. Las sociedades deben reaccionar rápido a estos nuevos fenómenos generados por la crisis climática pero no siempre pueden hacerlo con la velocidad requerida.

“Lamentablemente, cómo viene informando hace años el panel de expertos intergubernamental para el Cambio Climático, si las naciones no hacen esfuerzos significativos para mantener el calentamiento global a niveles sustentables, la crisis climática va a generar crisis sociales y económicas y por cierto esto va a impactar en la dimensión política”, concluye Claudio Santander.