"Los juegos de mesa son un vínculo emocional fantástico y una herramienta fundamental en casa y en el colegio"

Cuando Yoly Pérez habla sobre los juegos de mesa, se intuye que (al otro lado de la pantalla) ha puesto su mejor sonrisa. Ella se define a sí misma como "muy jugona" y, además, tiene una familia en la que todos lo son. Por eso, no cuesta imaginarla rodeada de tableros, fichas y dados tanto en casa como en las aulas. Es profesora de Infantil en el CEIP Foro Romano de Cuarte de Huerva y con sus alumnos, ahora de 5 y 6 años, también utiliza mucho estos pasatiempos porque, asegura, tienen "innumerables beneficios" para los niños: "Los juegos de mesa son un vínculo emocional fantástico y una herramienta fundamental en casa y en el colegio". 

"La parte socializadora y emocional de estos juegos es innegable", cuenta Pérez. Y no solo se refiere con ello a la alegría de jugar que estos producen en cuanto se empieza a montar el tablero o se tira la primera carta -que también-, sino a los momentos de diversión y risas que generan con amigos y familia y cómo ayudan a compartir experiencias y a conocerse mejor unos a otros.

Además, dentro y fuera de las aulas, los juegos "fomentan el respeto de las normas y de los compañeros". Y eso facilita a los docentes "el trabajo de aspectos como la tolerancia a la frustración en los juegos competitivos y la importancia de la colaboración en los juegos cooperativos", añade esta profesora, que en 2019 recibió uno de los galardones de la V edición de los Premios Magister. 

La docente asegura que, en clase, este tipo de juegos ayudan a potenciar aspectos como la atención, la memoria y la psicomotricidad fina o el desarrollo del lenguaje oral. Y también permiten introducir las letras o el conteo de forma divertida. Pérez es partidaria de empezar a utilizar juegos de mesa en la etapa de Infantil, aunque insiste en que es a partir de los 3 o 4 años, y "siempre respetando el momento evolutivo y motivando" a los más pequeños, cuando se pueden generalizar. En su caso, para salvar las dificultades que supone poder utilizarlos con tantos niños por clase, organiza talleres con familias de forma trimestral para que los adultos puedan guiarles.

Aptos para la mayoría de las edades

En las cajas de casi todos los juegos de mesa pone que estos son aptos para jugar entre una edad concreta y los 99 años. Y Yoly Pérez recuerda que no hay una edad tardía para empezar. De hecho, ella misma asegura haber reconvertido su afición de adulta. Y recalca: "En la niñez, preadolescencia o adolescencia son un recurso fantástico por todos los beneficios que tienen y porque permiten compartir momentos juntos y alejarnos de otros recursos como las pantallas. Es importante respetar y encontrar qué tipo de juegos nos pueden gustar a cada uno de la familia para encontrar nexos de unión". 

Cuando se le pregunta sobre cuál es su favorito, asegura que no tiene uno único y que depende del momento y de la compañía. Por eso, en su blog, 'Ordenando mi cajón desastre', comparte con familias y docentes reseñas de muchos de los que va descubriendo. Defiende clásicos como el dominó como un pasatiempo intergeneracional perfecto para que niños y abuelos pasen tiempo juntos. Además, a la hora de elegir qué juego de mesa comprar, la docente recomienda pedir consejo en jugueterías especializadas.  

No obstante, ella da algunas recomendaciones. Para niños de entre 9 y 12 años, 'Aventureros al tren', un juego de tablero y estrategia. 'Azul' o 'Dixit'. Este último lo considera "indispensable" para ella porque une sus dos pasiones, el juego y el lenguaje o los cuentos. En cuanto a juegos rápidos de cartas con estrategia, recomienda algunos como 'Virus', 'El castillo del terror' o 'Fantasma Blitz'.  Para los más pequeños, sugiere juegos más sencillos de cartas como 'Dooble' o 'Serpentina' y, para comenzar con los de tablero, 'Unicornio destellos' o 'El frutalito'.

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