La Generación COVID y su impacto en la sociedad

La Generación COVID y su impacto en la sociedad

El concepto de generación, referido a un conjunto de individuos, se viene usando desde hace cientos de años. Sin embargo, no ha sido hasta el siglo pasado, cuando este término ha tomado mas notoriedad y su uso se ha generalizado. Una de las razones es que hoy, y por primera vez, 4 y hasta 5 de estos grupos están compartiendo un mismo espacio. Esto se debe a la mayor esperanza de vida, a que la gente se retira más tarde y a que el tiempo entre nuevas generaciones se está acortado. El escenario plantea distintos retos, como por ejemplo en el diseño de espacios o en la propia convivencia de los perfiles por sus distintos, llamémoslos, estilos. A esto hay que añadir las nuevas incorporaciones y lo que las va a caracterizar, en especial la que denominamos aquí generación COVID.

Nombres y características

Una generación se refiere a un grupo de personas que han nacido y vivido en el mismo periodo y en la misma región o zona geográfica; esto último a veces se ignora. Su rango es entre 20 y 25 años, el tiempo del denominado “cambio generacional”.

Los Baby Boomers (nacidos entre 1946 al 1964) se dice que están muy influenciados por la guerra de Vietnam (1955, 1975), pero esto sólo aplica en Estados Unidos. Para los que no vivíamos allí, ese hecho no nos ha marcado tanto como a ellos. La región donde se ha crecido es determinante para vincular a alguien a las características de una generación u otra. En Rusia, la generación perestroika (o los niños de la perestroika) o la generación de la guerra fría, se refieren a esos periodos en el país y tienen matices muy propios. Las generaciones robadas en Australia, se refiere a los niños aborígenes y sus descendientes, que fueron separados de sus padres entre 1869 y 1969. En Sudáfrica está la generación nacida libre, para ubicar a los nacidos después de 1994, que fueron las primeras elecciones democráticas tras el apartheid. En Israel se habla de la generación que sobrevivió al holocausto, como la más determinante y que más ha marcado a la población. Cada una tiene su propio carácter, marcado por los acontecimientos que las han rodeado en su evolución.

Aparte de por el lugar, los grupos se definen cuando son influenciados por un suceso o agente común. Así aparece en muchas referencias la generación MTV, para todos los adolescentes que crecimos en los 80 y 90 viendo ese nuevo canal (y que todavía recordamos…). Aquí ya no importa tanto el lugar, sólo hacía falta tener televisión. Las fechas coinciden con la época de la Generación X (nacidos entre 1965 y 1980), lo que no quiere decir que todos los nacidos en esos años vieran lo mismos canales. Vemos que se pueden llegar a solapar nombres y se mezclan influencias, por lo que las características de un individuo pueden ser distintas. Cuando usamos las generaciones para predecir comportamientos, sobre todo en el diseño de espacios, debemos tener en cuenta la edad, pero no olvidar otros aspectos que han podido condicionar el comportamiento de los individuos. Hay que tener en cuenta que las fechas y nombres de los grupos, dependen de las fuentes consultadas y no hay una única respuesta o un año erróneo.

Los condicionantes

Los Millenials (nacidos entre 1981 y 2000), se llaman así porque vivirán en el inicio del tercer milenio. Su principal influencia, aparte del cambio climático o de una gran conciencia sostenible, es tener internet, acceso instantáneo a información. Esto no es geográfico, ya que se da en Europa, Asia, América o África, da igual donde crezcas. Por eso la mayoría de los de este grupo tienen rasgos muy parecidos. El 65% de la población mundial tiene hoy acceso a la red, se estima que para finales del 2021 será del 70% y alcanzará el 90% en 2030 según el CSV. Este puede ser el mayor condicionante, que por sí solo, ha determinado una generación a nivel internacional, hasta ahora...

El acceso a internet fue gradual y aunque ha marcado a toda una generación, no sabemos su influencia real a largo plazo. La pandemia se ha extendido en semanas, algo sin precedentes, y que se ha vivido por igual a nivel global. Si no conocemos el impacto de internet en la sociedad, difícil veo que nos podamos anticipar a las consecuencias sociales del COVID, que nos ha pillado por sorpresa. La actual situación socio-sanitaria, reúne los elementos clave para favorecer un cambio de comportamiento radical y que son por un lado, la intensidad del suceso que hace de punto de inflexión y por otro el tiempo de influencia al que se somete el individuo. Este periodo ha sido especialmente duro para los más pequeños, que sin duda serán los más afectados, aunque no podamos cuantificar cuánto ni cómo.

Los niños del COVID

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Dicen los psicólogos, que un niño recuerda con claridad hechos a partir de los 4 o 5 años. Cuanto más notable, más fácil es que lo recuerde. Pues ese es uno de los elementos mencionados: lo repentino e impactante del suceso. Los más jóvenes se han tenido que adaptar de un día para otro a nuevos hábitos, que van desde sus horarios y actividades cotidianas, a la relación con el espacio y con otras personas. El otro elemento es que llevan meses afectados: No pueden ir al colegio, es más, no han podido ni salir de casa en muchos países. No han visto a nadie aparte de los seres con los que conviven; no han estado con sus compañeros de clase o profesores. Sufren el llamado aislamiento controlado. Pero el regreso a las aulas tampoco será fácil. El no poder saludar o abrazar a sus amigos, no hacer deporte o comer juntos, no compartir juguetes o simplemente no verse las caras, no puede ser nada bueno para su desarrollo. Escuchan como familiares o conocidos fallecen sin entender por qué. Se les dice que la culpa la tiene “un bichito que está en el aire y que te puede matar sino te lavas bien las manos”, como le oí a una mamá el otro día. Estar meses bombardeados por información a veces contradictoria, pero donde sólo se habla del COVID, de enfermos, de contagiados, de ingresados, de muertos, de restricciones y de confinamiento, amplifica el cambio de comportamiento.

Aislamiento, depresión, desconfianza y fobias diversas, son algunas de las secuelas que los expertos apuntan que puede dejar en los niños. En especial, un aumento del estrés latente que pueda traducirse en un mayor índice de suicidios o en el consumo de sustancias estupefacientes, según apunta el CDC . No creo que a los adolescentes de más de 18, que están en época de salir de fiesta, el COVID marque drásticamente sus vidas, pero mi sobrina de 12 años se pone histérica cuando alguien no respeta los dos metros de distancia en los restaurantes. Puede que a los nacidos entre 2005 y 2016 algún día les llamaremos la generación COVID, aunque sea parte de la que ahora se llama generación Z (nacidos entre 2001 y 2020). O puede que las consecuencias sean tan graves que ésta última clasificación se deje de usar. Lo que habrá que ver es como todo esto les afecta. Tenemos la obligación de minimizar ahora, el impacto de lo que puede condicionar su futuro. Debemos controlar el tiempo de exposición al tema COVID. Hay que ser objetivos y no dramatizar más de lo necesario. Se debe reducir el acceso a noticias negativas y ser objetivos en las explicaciones. El ser alarmista y pesimista, no creo que ayude ni que sea la mejor influencia para su crecimiento mental y personal.

Cuando diseñemos espacios de estudio, de diversión o de trabajo, para los niños que hoy tienen de 4 a 15 años, deberemos tener en cuenta que su percepción del entorno o las necesidades sean diferentes. Desde la perspectiva de la arquitectura, del Facility Management o de la psicología, los criterios de toma de decisiones incluirán el comportamiento de personas que pueden ser muy distintas a lo que eran hace unos meses. Quizá sean los de la generación COVID.

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