Religión y Creencias


Virgen de Guadalupe de Ayquina


LA LEYENDA DE LA VIRGEN DE AYQUINA

Algunas aisladas viviendas cobijaban a una decena de pobladores en la extensa vega de Turi. El cuidado de los frágiles trigales y del noble maíz ocupaban las quietas horas. Entre la añavía y la champa, se movían ovejas y llamas, las que eran llevadas hasta la cercana quebrada del río Salado.

Un grupo de casas con algunos huertecillos constituían el principal grupo poblacional del sector.

En la segunda mitad del siglo pasado, un día cualquiera, mientas las pastoras hilaban la lana en las domésticas pushkas, sentadas al abrigo de los muros rocosos de la quebrada, sus pequeños hijos -compañeros de caminata y de soledades- jugaban, corriendo y saltando montes, hierbas y acequias. En un pequeño brazo lateral de la quebrada, precisamente donde está ubicada la Iglesia de Ayquina, los niños alegraban el paisaje con sus gritos y sus risas.

En dicho lugar había una vertiente rodeada de abundante vegetación herbácea autóctona, entre esas chilcas y cortaderas, un hijo de Casimiro Paniri, encontró una imagen de la Virgen de Guadalupe. El niño llevó su hallazgo a su padre, el que residía en el caserío del Paniri, ubicado a los pies del cerro de dicho nombre, unos kilómetros hacia el norte.

El hombre ubicó la imagen en un lugar de honor, en un pequeño oratorio existente en el poblado. Mas, al despertar al día siguiente, pudieron comprobar que la imagen había desaparecido.

Toda la familia colaboró en su búsqueda, por todos los rincones de la vivienda, y luego en todas las casas del Paniri. Los vecinos desesperaban ante el significado que tendría para el poblado y sus moradores la inesperada pérdida de la Virgen. Tímidamente, alguien sugirió que ella podría haber regresado a la vertiente donde fue encontrada por primera vez.

Todos dirigieron sus pasos hacia la quebrada. Una vez allí, Casimiro preguntó a su hijo por el sitio donde había encontrado a la Virgen, a lo que el niño respondió:

Aquí Ná.

Efectivamente, en medio de los montes se encontraba la imagen.

Con ella cuidadosamente protegida, regresaron a Paniri. Al día siguiente, por segunda vez, la Virgen había desaparecido. Ahora lo extraordinario fue que ella dejó sus pequeños pasos nítidamente marcados sobre el árido suelo.

Con profundo recogimiento los vecinos salieron hacia la vertiente ahora denominada “Ayquina”. Procedieron a desmalezar el sitio, desecarlo y emparejar el terreno, para luego construir una Iglesia, ante el manifiesto deseo de la Virgen de residir definitivamente en la quebrada.

Los pobladores de Paniri emigraron del abrigo incierto del volcán al calor de Nuestra Señora de Guadalupe, dando vida a un poblado andino.

Muchos vecinos han insistido en señalar que, dentro del corazón de la imagen que actualmente se venera en el Santuario de Ayquina, se encuentra la imagen primitiva.

VIRGEN DE GUADALUPE DE AYQUINA

En la precordillera de la región de Antofagasta corre el río Salado, principal afluente del río Loa. Allí Ayquina se esconde en la quebrada a 3.000 metros de altitud. Impresionan sus terrazas para el cultivo que son regadas con las aguas dulces de una vertiente. Sus territorios para el pastoreo de camélidos y ovinos son extensos e incluyen la vegetación de vegas, riberas de ríos, los tolares de planicies y quebradas y las plantas del cerro.

Ayquina está situada a 75 Km. al Noroeste de Calama. Su población es de aproximadamente 300 habitantes. Es uno de los pueblos altiplanicos más bellos; construido íntegramente en piedra, con techumbre de barro y paja, sin aleros. Las casas agrupadas unas a otras confunden la calle con la techumbre de la casa ubicada más abajo. Estas se ordenan en torno a la Iglesia, emplazada en una hondonada que termina en el mirador sobre el acantilado del río Salado.

El pueblo está casi deshabitado, con sus puertas cerradas con candado; su población vuelve para la gran fiesta de la Virgen de Guadalupe, la cual es celebrada los días 7 y 8 de septiembre, festividad que llega a reunir a más de 12,000 personas, siendo la segunda fiesta religiosa de mayor magnitud después de la Virgen de La Tirana.

Con ocasión de la fiesta de la Virgen de Guadalupe, considerada muy milagrosa por sus devotos, se dan cita en este lugar peregrinos que llegan de los mas alejados rincones como también de países limítrofes. Asisten hermandades de danzantes, luciendo curiosos atavíos de vivos colores con los que bailan en honor a la Virgen reviviendo antiguos ritos paganos. Las fiestas tienen una duración de cinco días y se inician tres días antes de la fecha indicada.

Virgen de La Tira

Las costumbres, en su propio concepto, son aquellas prácticas ceremoniales y rituales que vienen de los "abuelos", de los antepasados", de los "antiguos". A estas costumbres, deben agregarse las formas propias y profundas con que practican la cristiandad. No es extraño que en el ámbito ritual, los aspectos católicos y las costumbres ancestrales formen una sola red, pero al nivel de pensamiento, priman las concepciones heredadas de sus antepasados las que se manifiestan principalmente en sus relatos y en la vida cotidiana.

La población originaria es poseedora de una ciencia que categoriza y ordena los espacios naturales y sus recursos. Pero a diferencia de la ciencia occidental, esta ciencia indígena es también una filosofía. Es un saber que integra los distintos aspectos de la vida cotidiana, una forma de pensar, sentir y percibir el mundo comprendiendo inseparablemente aspectos económicos, sociales y religiosos. El participar de esta tradición, que contiene todas las esferas de la realidad, marca una de las diferencias fundamentales con la sociedad mayor.

Estos valores compartidos se perciben nítidamente en sus ceremonias. Sin duda muchas de ellas tiene un origen prehispánico y no son privativas de estos pueblos, sino parte de lo que genéricamente llamamos el mundo andino. La particularidad estará dada por los matices que le otorga cada comunidad, aspecto que puede observarse por ejemplo en la Limpia de Canales que cuenta con especialistas llamados cantares en Socaire -Salar de Atacama- y purikamani en la subregión de río Salado. Aunque en ambos pueblos se invoca a los cerros tutelares, las plegarias y la lengua difieren, así como también los bailes.

Virgen de Guadalupe de Ayquina

Las leyendas son narraciones de hechos imaginarios consideradas como reales y son el fiel reflejo de la cultura de un pueblo.
Hay temas recurrentes dentro de las leyendas, es decir, se repiten en relatos de diferente y distantes culturas, como es el caso del diablo, ciudades perdidas, tesoros o personajes, sufriendo algunas variaciones en su contenido.

A veces se da una mezcla de hechos reales y de ficción, aunque se parte de situaciones históricamente verídicas. La palabra procede del latín medieval legenda y significa 'lo que ha de ser leído'. En efecto, durante algunos oficios religiosos de la primitiva Iglesia cristiana, se leían en voz alta legendas o vidas de santos. Una colección famosa en la edad media fue La leyenda dorada (Legendi di sancti vulgari storiado), escrita en latín en 1264 por el dominico genovés Santiago de la Vorágine, tratado hagiográfico en el que la exaltación de las figuras de los santos roza en ocasiones lo fantástico. Tal vez ese rasgo haya estimulado en el siglo XIX al escritor portugués Eça de Queiroz a elaborar su Diccionario de milagros, que dejó inconcluso (abarca las letras A y B) y se publicó, póstumamente, en 1900.

La leyenda se sitúa en un lugar y en una época específicas y parte de hechos que fueron reales aunque están idealizados. Se diferencian de la historia propiamente dicha en el énfasis de la narración y en su finalidad, que siempre es de tipo didáctico o nacionalista, para dar confianza a un pueblo en sí mismo en momentos en que se necesita ardor y seguridad para enfrentarse a una situación nueva y peligrosa. Por otro lado, a diferencia del mito, que se ocupa de los dioses, la leyenda retrata en general a un héroe humano, como ocurre en el caso de la Iliada y la Odisea, la Eneida o el Cantar de mío Cid. Son legendarias también las historias que nutrieron muchas novelas de caballería durante la edad media y que han servido de fuente a escritores de épocas posteriores: así ocurre con la leyenda del rey Arturo, con Carlomagno y con el alquimista alemán Fausto.


Chile es un país rico en leyendas. Tierra mágica llena de encantos que muestra las tradiciones de nuestra gente. La mayoría de los pueblos poseen una y los habitantes las han transmitido de generación en generación de manera oral.

 Desierto, pampa, ríos, mar. Contrastes de nuestra loca geografía que distinguen a la zona norte de nuestro Chile. La imaginación de los hombres en estás duras y solitarias tierras han dado origen a leyendas sobrenaturales, reflejo de una cultura que se resiste a desaparecer.

 Mitos y leyendas, constituyen un relato que revela las más arraigadas costumbres y creencias criollas y son un reflejo de la identidad de un país.

“la leyenda responde a los estímulos de la naturaleza circundante, tiene implicaciones diferentes conforme al medio. Puede tener una razón, una verdad y decir relación con la geografía, con un hecho histórico, con un acontecimiento que repetido y exagerado integra el acervo folcklórico, conformando el leyendario. En la leyenda se está a corta o mucha distancia de las fuentes, pero la imaginación popular teje la aventura y la desventura. La imaginación popular teje la aventura y la desventura. La imaginación avasalla y colorea la realidad” (Oreste Plath)

VOCABULARIO

añavia: planta, monte cordillerano.

Champa: vegetación pequeña que crece en los bordes de ríos, acequias, etc.

Chilcas: montes, vegetales herbáceos.

Pushka: huso manual, sirve para hilar.

La ingenuidad del pueblo, crédula e infantil, se manifiesta, literalmente, en los cuentos y en las leyendas.

En todas las latitudes el hombre teje el armazón de la leyenda, recogiendo pormenores, abultando hechos, añadiendo detalles. La leyenda es un amasijo de poesía, de intuición, de recuerdo y de añoranza.

La leyenda tiene un historial valioso. Se monta a la antigüedad clásica y oriental. Grecia nos trasmitió las más bellas leyendas recogidas en su mitología. La fe, la credulidad, la fantasía y el pensamiento se mezclan armoniosamente. La leyenda oriental es más arrogante, con menos trabazón, pero más florida, más rica en fantasía y adornos secundarios. La nórdica bebe su inspiración en la selva, las aguas y su mitología.

La edad media nos ofrece un ramillete de leyendas sugestivas, amorosas. El romanticismo las recogió con avidez envueltas en un desespero melancólico.




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Enviado por:Verena Maso
Idioma: castellano
País: Chile

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