“Creemos en un mundo en el que sistemas alimentarios saludables, sostenibles e inclusivos permitan a las personas y al planeta prosperar. Un mundo sin pobreza ni hambre, un mundo de crecimiento inclusivo, sostenibilidad ambiental y justicia social, un mundo resiliente en el que nadie se quede atrás.” Agnes Kalibata, Enviada Especial para la Cumbre sobre los Sistemas Alimentarios de 2021

En 2021, el Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, convocará una Cumbre sobre los Sistemas Alimentarios para sensibilizar a la opinión pública mundial y entablar compromisos y medidas mundiales que transformen los sistemas alimentarios, no solo para erradicar el hambre, sino también para reducir la incidencia de las enfermedades relacionadas con la alimentación y curar al planeta. El Secretario General de las Naciones Unidas insta a todos los ciudadanos a actuar de forma colectiva para cambiar radicalmente

Los alimentos son una fuerza vital para nuestras familias, culturas y comunidades. Sin embargo, el modo en que se producen, elaboran, distribuyen, consumen y desperdician los alimentos ha sufrido profundos cambios en las últimas décadas que hacen peligrar crecientemente la sostenibilidad, la equidad y la seguridad de la alimentación en el futuro.

Los alimentos se conectan con todos los aspectos de nuestras vidas: Agua • Tierra • Energía • Cultura • Empleos • Tecnología • Economías • Políticas • Familias.

Informe de políticas sobre seguridad alimentaria

En el mundo hay alimentos más que suficientes para alimentar a los 7800 millones de habitantes que conformamos la población mundial. Sin embargo, a fecha de hoy, más de 820 millones de personas pasan hambre. Nuestros sistemas alimentarios están fallando, y la pandemia de enfermedad por coronavirus (COVID-19) está empeorando aún más las cosas. Cada vez está más claro que hay una emergencia alimentaria mundial inminente que podría tener repercusiones a largo plazo para cientos de millones de niños y de adultos, señala el Secretario General en su presentación del Informe de políticas sobre las repercusiones de la COVID-19 en la seguridad alimentaria y la nutrición.

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Mensaje del Secretario General de la ONU

Todos formamos parte de los sistemas alimentarios

©IFAD/R. Ramasomanana

  • Los sistemas alimentarios abarcan a todas las personas y a todo el entramado de actores y actividades interconectadas que conciernen a la alimentación de la población: es decir, producción, recolección, empaquetado, elaboración, distribución, venta, almacenamiento, comercialización, consumo y eliminación.
  • Muchos sectores configuran los sistemas alimentarios: infraestructuras, transportes, servicios financieros, información y tecnología. El mundo en todos sus aspectos está implicado: recursos naturales, medio ambiente, economía, preferencias de las personas, cultura, conocimientos indígenas, políticas, política, comercio, reglamentos, etc.
  • Muchos de los actuales sistemas alimentarios del mundo necesitan una transformación: en pro de las personas, del medio ambiente y el clima y de nuestro futuro en común. La pandemia de la enfermedad por coronavirus (COVID-19) ha revelado, además, deficiencias peligrosas de nuestros sistemas alimentarios que suponen una amenaza muy real contra la vida y los medios de subsistencia de personas de todo el mundo, sobre todo las más vulnerables y las que viven en contextos frágiles. Antes incluso de que estallara la crisis actual, la necesidad de transformación era ya más patente que nunca.
  • A pesar de producir más alimentos que en ningún otro momento de la historia, todavía hay 820 millones de personas que pasan hambre y cerca de 2 000 millones tienen sobrepeso o son obesas, lo cual contribuye a la creciente incidencia de enfermedades relacionadas con la alimentación. Una nutrición deficiente en la infancia puede provocar retraso del crecimiento, que a su vez altera las funciones cognitivas y menoscaba el rendimiento escolar y laboral. Y lo que es peor: casi la mitad de las muertes de niños menores de cinco años se deben a la desnutrición.

La salud de las personas se resiente por causa de la alimentación poco saludable, muchas veces porque no tienen acceso en todo momento a alimentos adecuados y aceptables, pero también se ve perjudicada por condiciones de trabajo insalubres, la exposición a contaminantes del agua, el suelo y el aire o el consumo de alimentos contaminados o nocivos. Al mismo tiempo, se calcula que una tercera parte de todos los alimentos producidos en el mundo se pierde o se desperdicia.

El cambio climático está generando más dificultades en la producción de alimentos ligadas a condiciones meteorológicas extremas, como sequías, inundaciones y grandes incendios en todo el mundo. Sin embargo, nuestros sistemas alimentarios también son parte del problema:

  • El 29 % de las emisiones de gases de efecto invernadero procede de la cadena de suministro que lleva los alimentos de la granja a la mesa.
  • El 35 % de todos los alimentos producidos se desperdicia.
  • Representan hasta el 80 % de la pérdida de biodiversidad, el 80 % de la deforestación y el 70 % de toda el agua dulce que se utiliza.

Esta situación debe cambiar.

Por suerte, transformar nuestros sistemas alimentarios para que sean más sostenibles y resilientes nos brinda una de las mejores oportunidades de hacer precisamente eso.

Es fundamental mejorar los sistemas alimentarios para construir un futuro marcado por más salud, más igualdad y más paz. Mejores sistemas alimentarios dan lugar a un mundo de ecosistemas y biodiversidad florecientes, un mundo de personas resilientes y empoderadas.

Para lograrlo, necesitamos ideas nuevas, asociaciones sólidas y un diálogo mundial que nos permitan asumir decisiones y compromisos difíciles pero ineludibles. Tenemos que aprender los unos de los otros, en particular pequeños agricultores, pescadores, pastores, madres, jóvenes, pueblos indígenas, cocineros, propietarios de mercados y todos los demás integrantes de los sistemas alimentarios, como productores, procesadores, elaboradores y consumidores. Todos formamos parte del sistema alimentario y todos podemos ser partícipes de la acción para propiciar el cambio que necesitamos.

La Cumbre sobre los Sistemas Alimentarios y los Objetivos de Desarrollo Sostenible 

La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible es un programa mundial para lograr un futuro mejor para todos: desde Chicago hasta Timbuctú, esta Cumbre es de todos.

La Cumbre sobre los Sistemas Alimentarios de 2021 debe ser más que un instante en el tiempo. Debe constituir un punto de inflexión en la senda hacia el cumplimiento de la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Necesitamos una participación amplia para que sea así.

La Cumbre pretende infundir energía y acelerar nuestro viaje colectivo hacia la erradicación del hambre, la creación de sistemas alimentarios más saludables e inclusivos y la protección de la salud de nuestro planeta.

Cómo lo conseguiremos

La buena noticia es que el proceso ya está en marcha. Hay multitud de ejemplos de comunidades, organizaciones de agricultores, empresas, líderes indígenas y particulares que ya están trazando el rumbo hacia un cambio positivo, y todos debemos aprender de ellos. También hay asociaciones mundiales y líderes de todas las áreas que están tomando la iniciativa para transformar los sistemas alimentarios. Tenemos que dar rienda suelta a las mejores ideas y prácticas, de todo el mundo, para ayudar a abrir ese camino.

El éxito de la Cumbre dependerá de una preparación sólida e inclusiva, pero sobre todo compartida, y del aprovechamiento de los mejores datos empíricos, ideas y compromisos de todo el mundo.

La Cumbre se apoyará en las numerosas actividades y plataformas que ya existen en todo el mundo y en los acuerdos, compromisos y medidas de colaboración resultantes. Las preparaciones para la Cumbre buscarán descubrir sinergias entre las múltiples iniciativas y alianzas regionales y nacionales ya existentes, o que se están conformando, para respaldar la transformación de los sistemas alimentarios. Se hará un esfuerzo deliberado para obtener datos empíricos y conocimientos de dichas actividades, a fin de fundamentar las ideas y recomendaciones generales que se formularán en la Cumbre.

La Enviada Especial colaborará con los Estados miembros de las Naciones Unidas y con otras partes interesadas para establecer consultas ágiles e innovadoras, en particular en los planos regional y nacional. En el proceso de preparación intervendrán la sociedad civil, agricultores, pueblos indígenas, gobiernos, el sector privado, centros de investigación, grupos de reflexión y organismos de ejecución. En la Cumbre se procurará considerar las valiosas percepciones y orientaciones de las personas y comunidades que más tienen que ganar o perder según cómo funcionen los sistemas alimentarios.

La Cumbre será audaz, se basará en datos empíricos y, por encima de todo, estará orientada a la acción.