El 18 de noviembre de 1942, hace hoy 80 años, la Iglesia coronó a la Virgen de Chiquinquirá, la Chinita de los zulianos. La Virgen fue declarada Patrona Principal de la Diócesis cuando Roma concedió elevar a Basílica Menor el templo de San Juan de Dios, morada de la Reina morena

Unas 100.000 personas presenciaron la coronación de la Chinita el 18 de noviembre de 1942, hace hoy 80 años. Ese día, la Virgen del Rosario de Chiquinquirá terminó de consagrarse en el imaginario colectivo del Zulia como la madre, reina y patrona a la que se recurre para pedirle auxilio, protección e incluso justicia política.

El retablo con la imagen de la virgen llegó por las aguas del lago de Maracaibo en el bergantín de unos piratas que lo habían robado en una iglesia de las costas de la antigua Nueva Granada (hoy Colombia). Sin lugar a dudas, este viaje convirtió a la Chinita en la inmigrante preferida de los zulianos.

En relación con este hecho, el historiador hermano Nectario María refiere en una de sus obras, Historia de nuestra señora de Chiquinquirá de Maracaibo, que los corsarios arrojaron al agua el retablo después de despojarlo del marco de oro o plata que llevaba. No se sabe con certeza cuánto tiempo estuvo el cuadro en el lago, pero se cree que fueron muchas horas porque los colores habían perdido su fuerza y la imagen era casi imperceptible cuando fue hallado en las aguas lacustres.

En 1920 el templo San Juan de Dios fue elevado a Basílica Menor y la Virgen fue declarada oficialmente Patrona Principal de la Diócesis | Foto: EFE

Una lavandera encontró la tablita

De acuerdo con la tradición oral que comenzó a correr en Maracaibo desde el siglo XVIII y reseñada más tarde por varios historiadores, una humilde lavandera que se acercó a la playa encontró por azar una tabla blanca y lisa, un poco averiada, que en nada llamaba la atención. La señora llevó la tablita hasta su casa, propiedad de doña María de Cárdenas y demarcada con el número 5, en una calle que más tarde fue bautizada El Milagro.

La vida marabina dio un vuelco el 18 de noviembre de 1709, justo el día en que la lavandera oyó, mientras molía cacao, unos golpes que daba la tabla contra la pared. Cuando se acercó, vio que se iluminaba el cuadro y en él aparecía la imagen de Nuestra Señora de Chiquinquirá. Según el relato del hermano Nectario María, la señora salió a la calle y allí les informó a los vecinos sobre el milagro que acababa de ocurrir.

En los primeros tiempos después de la aparición de la Virgen, la casa de la lavandera se convirtió en un templo de veneración, pero poco después las autoridades eclesiásticas trasladaron la imagen a la iglesia San Juan de Dios. No se sabe con exactitud cuándo ocurrió el traslado, pero fuentes históricas consideran que posiblemente ocurrió entre 1709 y 1723.

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Aquí entre nos, ella es la Chinita

La veneración que ha mostrado el Zulia hacia la Virgen de Chiquinquirá ha sido permanente a lo largo de los siglos, al punto de que ella es parte de la propia conciencia de ser zuliano. Tanto la siente como la generosa y constante compañera, que el habitante de la región la trata como si fuera un miembro más de la familia, advierte el historiador Rutilio Ortega en su libro Virgen de Chiquinquirá, madre y reina de los zulianos. Por eso “no solo le colocó el nombre de Chinita, sino que le dice confianzudamente Chinquita, la China, Chinca, tal como llama a sus hijas y hermanas”.

No por nada, siguiendo la narración del historiador, “en Maracaibo abundan las María de Chiquinquirá y los José Chiquinquirá, llamados simplemente Chincas y Chincos”. Y todavía hay más: con su nombre se consiguen barrios, parroquias, cementerios, colegios, hospitales, negocios y hasta el principal aeropuerto de la capital del Zulia.

Esa identificación no solo es historia de los siglos XX y XXI, sino que también hay antecedentes en el siglo XIX. Por ejemplo: en esos tiempos y debido a su devoción a la Virgen, llamaron Nieto de la Chinita al caudillo zuliano Venancio Pulgar, quien se enfrentó a los gobiernos centralistas.

Chinita, mandalo pa’l infierno

Cuando los creadores del Zulia comenzaron a rendirle homenaje a la virgen zuliana, se destacó la poesía como el principal vínculo afectivo con ella. De acuerdo con Ortega, entre los principales poetas destacaron Udón Pérez, Ildefonso Vázquez, José Ramón Yepes, Emiliano Hernández y Jorge Schmidke. Sin embargo, la gaita fue tomando la delantera hasta que se convirtió en la creación más importante para homenajear a la Chinita.

Ciertamente la gaita se convirtió en el modo de expresión predilecto para honrar a la patrona de los zulianos, pero también en el género musical mediante el cual se ha buscado a la Chinita como la gran oyente de todas las desgracias políticas del Zulia. Ante ella no pocos gaiteros han denunciado vejaciones, discriminaciones, atropellos y diversas violaciones a las elementales reglas democráticas.

Detrás de la denuncia de los gaiteros —quienes en realidad son portavoces de la ciudadanía— viene, como es de esperar, la solicitud de una pena, ya que el Estado se ha mostrado incapaz de ejecutarla. La más conocida es, sin duda, la de Ricardo Aguirre, quien en 1966 compuso La grey zuliana, considerada la más emblemática pieza del folclore de la región. La petición directa del cantautor fue: “Madre mía, si el Gobierno no ayuda al pueblo zuliano / tendréis que meter la mano / y mandarlo pa’l infierno”.

El compositor Marcial Valbuena hizo lo propio en 1966, año en que escribió la gaita Imploración, interpretada también por Ricardo Aguirre, quien fue acompañado por Germán Ávila. La letra, por cierto, no parece haber perdido actualidad en ningún momento histórico: “Virgen de Chiquinquirá / ve bien lo que están haciendo / nos están entreteniendo / con que mañana será / y Venezuela en verdad / de hambre se está muriendo”.

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Se calcula que 100.000 personas presenciaron el acto de coronación de la Virgen del Rosario de Chiquinquirá en 1942 | Foto: EFE

El 18 de noviembre de 1942 la Virgen quedó coronada

El 17 de julio de 1917 el Vaticano aprobó la coronación de Nuestra Señora de Chiquinquirá, petición que había hecho el párroco del templo de San Juan de Dios, Antonio María Soto, el 17 de mayo de 1916. Sin embargo, la ceremonia debió esperar un largo tiempo porque el presbítero Soto solicitó a Roma que la casa de la Chinita fuera elevada a Basílica Menor, lo que se concedió en 1920. Con esta concesión, la Virgen fue declarada oficialmente Patrona Principal de la Diócesis.

Listas las mejoras del templo para adecuarlo a su nueva condición de basílica y elaborada la corona, se escogió el 18 de noviembre de 1942 para el solemne acto religioso. Según el registro histórico del hermano Nectario María, se preparó el campo de la coronación en el sector La Ciega, en el este de la ciudad y en las cercanías de la propia Basílica.

A las 7:00 am sacaron a la Virgen para llevarla en procesión al lugar escogido. Ya en el campo, ante una multitud que se calcula en 100.000 personas y en presencia del presidente de la República, Isaías Medina Angarita, varios de sus ministros y autoridades eclesiásticas, comenzó a las 9:00 am la misa pontifical oficiada por el señor Nuncio.

Al terminar el acto de la eucaristía, el obispo de Maracaibo, Marcos Sergio Godoy, tomó en sus manos la corona de 10 kilos, elaborada con oro de 18 kilates, y subió hasta el templete donde estaba la virgen para coronarla. De inmediato sonaron “sirenas, cañones y campanas”, y en medio de abrazos, lágrimas y aplausos no faltaron las peticiones para la Virgen: “¡Danos la paz! ¡Ilumina a nuestros gobernantes!”.

A las 7:30 pm comenzó el regreso de la Virgen a su templo, a donde llegó a las 11:00 pm. Durante el recorrido, los vecinos de la barriada El Saladillo y quienes se acercaron ese día le iban entonando el coro y las cuatro estrofas del himno que para la ocasión crearon Graciela Rincón Calcaño y Adolfo de Pool.

Hoy los creadores le siguen cantando a la Virgen de Chiquinquirá para celebrar la tradición y la persistencia del zuliano aun con los vientos en proa. Eso hicieron los 410 gaiteros que el 8 de noviembre de este año escogieron interpretar Reina morena frente a la Basílica para optar al Récord Guinness.

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