Los trabajos encaminados a recuperar la antigua muralla medieval de Castalla han sacado a la luz parte de una importante construcción del siglo XIV. La calidad de la edificación lleva a los especialistas a barajar la hipótesis de que perteneció a los Vilanova. El objetivo ahora es continuar con la actuación prevista, consolidar las nuevas estructuras y taparlas con geotextiles para mejorar su conservación.
Los alrededores del castillo de Castalla se han convertido en una caja de sorpresa. Pese a llevar años recuperando parte del patrimonio de la antigua Vila, en cada excavación continúan saliendo a la luz nuevas construcciones u objetos que dejan ver con mayor claridad las diferentes etapas y su composición o forma de vida en cada momento.
El Ayuntamiento inició el pasado mes de enero el proyecto de adecuación de la fachada oeste de la ermita de La Sang y la recuperación de la antigua muralla medieval de Castalla. La actuación forma parte de un plan bianual (2020-2021) que cuenta con un presupuesto de cerca de 143.000 euros.
La concejala de Turismo y Patrimonio, Maite Gimeno, explica la apuesta política del equipo de gobierno «por poner en valor el patrimonio castellut» y la «gran sorpresa» que se han llevado cuando al iniciar las excavaciones para recuperar la muralla «nos hemos encontrado con esta gran construcción».
El técnico de Patrimonio, Juan Antonio Mira, indica que se trata de parte de un edificio del siglo XIV que por el tamaño y la calidad de los acabados «barajamos la hipótesis de que pudo pertenecer a los señores de Castalla, los Vilanova».
En estos momentos han descubierto en torno a «25 metros longitudinales por otros 6 ó 7 hasta llegar a la muralla», según Mira. El técnico, asimismo, destaca el tamaño de cuatro de los pilares que han salido a la luz, lo cual les lleva a plantearse que «la vivienda podría tener una planta baja, una primera y muy probablemente una segunda». El enlucido de las paredes también «es de calidad», por eso se trabaja con la hipótesis de que fue utilizada por una familia importante, en este caso, tal y como insiste, «posiblemente los Vilanova».
Durante la excavación han aparecido restos humanos y numerosos objetos cerámicos de los siglos XV y XVI, pero también otros más recientes. Y es que tras hallar todo tipo de enseres de los años 3o, se ha llegado a la conclusión de que «en esa época fue expoliado» y a través de un agujero fue «utilizado como vertedero».
La construcción linda con la ermita de La Sang y la antigua muralla medieval, pero va más allá de lo que está descubierto, ya que continúa por debajo del camino empedrado de subida al castillo. «Habría que levantar parte del trazado para seguir excavando, pero el presupuesto es limitado y tendremos que dejarlo para otra actuación», explica Maite Gimeno.
En cuanto a la muralla, «se ha consolidado la parte superior e interna, la externa da a una propiedad privada que tendríamos que expropiar o llegar a un acuerdo para poder actuar», detalla la edil. Mientras tanto, «hemos conseguido con solidarla para que no hayan desprendimiento, aunque seguiremos buscando la mejor solución para arreglarla por la parte de fuera y que se pueda ver desde el pueblo».
La adecuación de la fachada oeste de la ermita también está pendiente, ya que «el hallazgo de la construcción nos ha retrasado. No contábamos con esto», insisten tanto la edil como el técnico. Ahora, además de lo previsto, «vamos a consolidar las estructuras nuevas y las vamos a cubrir con geotextiles para evitar que se deterioren», explica Juan Antonio Mira, quien insiste en que es la mejor fórmula de mantenimiento, y la más económica.
