No es la inflación, es el temor a que cierren el grifo.
Fuente de la imagen: El Economista

No es la inflación, es el temor a que cierren el grifo.

Es curioso: hace sólo un par de semanas se hablaba del “reflation trade” como algo positivo para las bolsas y ahora, como había que buscar algún motivo para explicar lo que no es más que una corrección normal en un mercado alcista, se le echa la “culpa” a la inflación. Pero lo que hay detrás es algo más profundo: el miedo a que los bancos centrales cierren el grifo.

El “reflation trade” tiene toda la lógica del mundo, tanto desde el punto de vista económico como de las leyes del mercado. Tal vez la traducción más adecuada sería “el negocio de la inflación”. Lo que se quiere describir con el concepto “reflation trade” es que el repunte de la inflación beneficia a determinados activos y se puede ganar dinero invirtiendo en ellos.

La inflación supone un beneficio directo para empresas productoras de materias primas, por ejemplo, pero también puede ser beneficiosa para muchas otras empresas. Concretamente aquellas que puedan subir precios sin incrementar en exceso  sus costes. Por ejemplo, si la empresa puede subir el precio de sus productos o servicios sin necesidad de incrementar sus costes laborales (porque haya un alto nivel de desempleo que les permite no tener porqué subir salarios). No entro en un análisis ético de la cuestión, me limito a describir una realidad y su impacto sobre la cuenta de resultados.

Otro caso clarísimo es la banca, que ve como puede tomar dinero a coste cero vía depósitos y cuentas corrientes y como, al repuntar la inflación, suben también los tipos de interés del mercado y puede colocar mejor ese dinero. 

Por eso en los últimos meses  el mercado está penalizando los negocios tecnológicos, al tratarse de actividades donde resulta difícil incrementar precios. Montar una fábrica lleva mucho tiempo, pero montar un competidor tecnológico muchas veces consiste en crear una app que ofrezca un precio mejor. Y eso es cuestión de meses. En general el sector tecnológico se caracteriza por ser deflacionista, ya que todo se basa en que la digitalización ofrece servicios mejores y más baratos.

Así que, mientras la inflación no se dispare y, sobre todo, mientras se controlen los costes - especialmente los de personal - decir que la inflación es el motivo de la inestabilidad que puedan tener los mercados suena más a búsqueda de una excusa ante una realización de beneficios que algo con base económica o financiera.

Por el contrario, sí que se palpa en el mercado una cuestión de enorme importancia y que podría dar lugar más adelante a un cambio de tendencia bursátil. Se trata de que el repunte de la inflación y de la actividad económica sean la antesala de la reducción del estímulo monetario por parte de los bancos centrales, de que luego lo detengan y que, finalmente, procedan a retirar liquidez del sistema. Y eso son palabras mayores.

Para cualquiera que siga los mercados es evidente que los dos motores de la tendencia alcista actual de las bolsas son el estímulo monetario – la inundación de liquidez que han generado los bancos centrales - y la expectativa y posteriormente realidad de la vacunación contra el COVID.

La vacunación está sobradamente descontada en los precios. El fin del estímulo monetario no tanto. Hay cierto temor a que ocurrirá cuando la mayoría de analistas e inversores asuman lo inevitable. Pero cuidado: si bien está clarísimo el triste destino de los fondos de renta fija  – los de medio y largo plazo -, el de la renta variable no está tan claro: dependerá del nivel que alcance es inflación.

Una inflación moderada es sana para la economía, o al menos para muchos sectores de la economía y, por lo tanto, no provocaría una actuación agresiva de los bancos centrales. Un cierre gradual y previo aviso del grifo, con los beneficios empresariales incrementándose gracias a la recuperación, no es un mal escenario para la renta variable.

Ahora bien, como dijo Paul Volckler, la inflación es como la pasta de dientes: es muy fácil sacarla del tubo, pero muy difícil volver a meterla. Si va a salir poquito a poquito y de forma controlada, no habrá problema, pero si se les de las manos a los bancos centrales, entonces se acabó la fiesta. También en la renta variable. Porque los bancos centrales tendrían que tomar medidas drásticas para evitar tener que volver a meter la pasta de dientes en el tubo. Así que habrá que estar pero que muy atentos no ya a la inflación, sino a los indicadores adelantados que muestran hacia dónde va la inflación. 

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