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a conversación entre mis dos pasantes en edad universitaria y yo fue más o menos así:
Yo: ¿Cuál es la pregunta candente sobre el sexo en la mente de las mujeres en edad universitaria? Camila: “¿Cuál es la línea?” Brenda: ¡Sí! Eso. Camila: La línea es muy delgada. Todo el mundo lo sabe; “No tengas sexo”. ¿Qué significa eso? Brenda: Al igual que con los besos. ¿Cual es la línea para los besos? ¿Qué tipo de besos? ¿Cuántos? Camila: Según lo que escuché en (el colegio cristiano) basarse está bien. Tener sexo no. Todo lo demás depende de ti. Brenda: Igual que ¿está bien acariciarse? Nadie habla de eso. Los nombres en esta historia se han cambiado gentilmente para proteger la identidad. En este artículo voy a usar la verdad de la Biblia para tratar de responder todo lo que siempre quisiste saber sobre la pregunta cada vez más popular: ¿qué tan lejos es demasiado lejos? Sigue leyendo para saber más sobre este tema. Hablemos con sinceridad. Hay mucho sexo por ahí. Aproximadamente, el 75% de las estudiantes de secundaria se gradúa sin ser virgen. Si vas a un campus universitario, aproximadamente el 81% de las estudiantes con las que te encuentras son sexualmente activas.
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¿Cuál es la línea para los besos? Buena pregunta y buen punto de comienzo. Los besos pueden ser dulces e inocentes o peligrosamente seductores. El sistema nervioso autónomo lee instantáneamente la situación y envías señales a tus otros sistemas corporales que te hacen sudar, salivar o inflamarte. Aquí es donde besarse puede volverse peligroso. Proverbios 5:18-19 dice: ¡Goza con la esposa de tu juventud! Se recomienda establecer límites en cuanto a los besos, hasta que seas la esposa de su juventud.
¿Las caricias? Otra buena pregunta, fuiste creada con un gran poder para intoxicar con tu belleza sexual, sin embargo, nota algo: esa seducción ocurre entre una esposa y su esposo. ¿Y cuántas esposas? Dice: “Goza con la esposa”. Una esposa. Dios te llama a ser conocida por un hombre en una relación de amor exclusivo. Esto implica ser desconocida para los demás. Dios quiere que seas exclusiva, no solo en lo que permites que un chico toque con sus manos, ¡sino también en lo que él acaricia con sus ojos! Busquemos vivir una vida donde ni aun se nombre el pecado sexual. ¿Por qué es mejor esperar? Dannah Gresh Pags. 117-128