MAR, 7/5/2024

Soraya echada en el sofa con su prótesis.

Veterinarios españoles implantan una pata biónica a una galga abandonada

Un equipo de veterinarios españoles ha conseguido llevar a cabo una intervención para colocar una prótesis a una galga abandonada después de que tuvieran que amputarle la extremidad tras un injerto fallido

La intervención más común cuando un perro sufre una grave herida en sus extremidades suele ser la amputación, pues la naturaleza cuadrúpeda de estos animales les permite una vida relativamente normal contando con tres patas.

La historia de Soraya, una galga abandonada en Madrid con apenas 3 meses de edad y rescatada por la protectora Perrikus, puede contribuir al cambio de esta concepción, y a poner de manifiesto que existen más opciones, como las prótesis, para rehabilitar a un perro que ha sufrido un traumatismo grave en una de sus patas.

Los hechos se remontan a abril de 2018, cuando una pareja encontró cojeando por las calles de Madrid a una galga que tenía una de sus patas traseras gravemente dañada. Cristina Fernández, que en estos momentos tiene a Soraya en régimen de acogida, explica que lo más probable es que el animal sufriera un atropello, pero no lo saben con seguridad.

La cuidadora llevó después a la perra a Andrés Fraile, que regenta la clínica Vicalcan en el distrito madrileño de Vicálvaro. El veterinario explica que los huesos y tendones de la extremidad estaban muy dañados. “No había mucho tejido viable”, recuerda.

Finalmente consiguieron salvar un dedo y parte de otro. Desde el primer momento, Fraile se comprometió a hacer todo lo posible para que Soraya volviera a caminar a cuatro patas. El primer intento, en octubre, antes de optar por medidas más drásticas, fue un trasplante de almohadilla, que finalmente fue fallido.

La idea era, en un intento “a la desesperada”, quitar uno de los dos dedos viables que tenía Soraya y realizar un trasplante de la almohadilla de ese dedo a la planta del pie. Sin embargo, por alguna razón, el injerto no prosperó. Fraile lo achaca a varios motivos, como la movilidad del animal, falta de vascularización o simplemente que el tejido era demasiado pobre.

El equipo de veterinarios que colocó el implante: Margot Ruiz, Andrés Fraile, Alejandro Cárdenas, Javier Horcajada, Carolina García y Luciana Marcinkevicius
Los tejidos de la extremidad de Soraya estaban muy dañados
En primer lugar trataron de realizar un injerto

LA OPERACIÓN

Tras este fracaso, solo les quedaba una opción antes de amputar: la del implante. “Es una opción, muy traumática, cara, que requiere muchos cuidados e implicación del propietario; no es para todo el mundo”, apunta.

Aunque Fraile no había realizado nunca una intervención de este tipo, contactó con algunos colegas veterinarios que habían realizado este tipo de operación —apunta que en España se ha realizado muy pocas veces— en otras partes del país, y el 25 de noviembre Soraya ya entró a quirófano.

La operación ya había sido perfectamente planeada conjuntamente con la empresa de ingeniería Beta Implants, que diseñó el implante. “Hicieron un diseño perfecto en 3D que explicaba todo lo que había que hacer”, señala, y apunta que incluso contó con un hueso impreso de la tibia de Soraya para preparar la intervención.

Tras realizar un corte en el hueso utilizando una guía, solo tuvieron que insertar la endoprótesis, que estaba personalmente diseñada para el animal. “La endoprótesis va unida al hueso y se comunica mediante un vástago con la exoprótesis, la pieza externa”, indica.

LA REHABILITACIÓN

El 23 de diciembre ya le colocaron el pie protésico, o la "pata biónica", como le llama Cristina. De momento, el que lleva ahora es temporal, para que sea regulable en altura para ir probando las posiciones en las que más cómoda está la perra. El siguiente paso es hacer un pie definitivo.

La fecha estimada por su cuidadora es mediados de febrero, pues “todo está yendo muy deprisa” y Soraya está aprendiendo rápido a apoyar con la pata de la prótesis y a dejar de cojear. A partir de ahí solo le quedaría ganar masa muscular.

Aunque estrictamente Soraya solo está en la casa de Cristina en acogida, admite que “las presiones” de su entorno son muy grandes para que se quede con ella. “La idea es difundir su historia cuando esté totalmente recuperada para que la gente empiece a ver que hay otras opciones en veterinaria”, concluye.

Soraya paseando con su pata biónica
Detalle del implante con el vástago preparado para insertar el pie protésico
Imagen del implante completo